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201102-Sala Civil-1-064 08/05/2014

SALACI VI L
Auto Supremo: Nº 64 Sucre: 19 de Febrero de 2011.

Expediente: Nº 110 - 06 - S.
Partes: Rosmery Paz de Urgel c/ Angélica Andía Muñoz

Distrito: Santa Cruz.


Ministro Relator: Dr. Ángel Irusta Pérez.

VISTOS: El recurso de casación en la forma y en el fondo de fs. 154 a 155 vlta., interpuesto por Angélica Andía Muñoz, contra el Auto de Vista Nº 285/2006
de fecha 17 de junio de 2006 cursante de fs. 150 a 151, pronunciado por la Sala Civil Segunda de la R. Corte Superior del Distrito Judicial de Santa Cruz, en el
proceso ordinario de reivindicación, seguido por Rosmery Paz de Urgel, contra la recurrente, la respuesta de fs. 157 a 159, el Auto de concesión de fs. 160,
los antecedentes procesales; y:
CONSIDERANDO: Que, el Juez de Partido 5º en lo Civil de la ciudad de Santa Cruz, pronunció la Sentencia de 15 de diciembre de 2005 de fs. 130 a 133, que
declara probada la demanda de fs. 9 y vuelta e improbada la demanda reconvencional, disponiendo que la demandada Angélica Andía Muñoz, entregue el
inmueble completamente desocupado, a la propietaria Sra. Rosmery Ernestina Paz de Urgel, en el término de quince días, bajo prevenciones de librarse
mandamiento de desapoderamiento, con costas.
Sentencia que es recurrida en apelación por la demandada Angélica Andía Muñoz, mediante memorial que corre de fs. 136 a 138, recurso que fue resuelto por
la Sala Civil Segunda de la R. Corte Superior de Santa Cruz, mediante Auto de Vista Nº 285/2006 de 17 de junio de 2006 cursante de fs. 150 a 151, por el que
confirma la Sentencia apelada, con costas.

Contra la referida resolución de segundo grado, Angélica Andía Muñoz, interpone recurso de casación en la forma y en el fondo conforme a su memorial de fs.
154 a 155 vlta., con los siguientes fundamentos:
1. En su recurso acusa que no se tomaron en cuenta las pruebas de fs. 22, 23 y 34 fotocopias del libro de reconocimientos de la Notaria de Fe Pública, por
otra parte no se habría tomado en cuenta las declaraciones testifícales de fs. 41, 43 y 69 a 71 y de fs. 90 y 91.

2. Asimismo señala que nunca transfirió su derecho propietario y que fuera una maniobra de la oficina de préstamo de Jorge Vargas que aparece como
vendida demostrando el fundamento de nulidad del documento de 9 de febrero de 1999, por no cumplir los requisitos exigidos de validez de un contrato
conforme el art. 452, 548, 549 que no habrían sido aplicados por el Juez de Sentencia.

3. Como fundamento adicional, acusa sobre vicios existentes y omisión de formalidades, como la minuta de transferencia que no hubiera sido elevado a
Escritura Pública y que sólo hubiera sido reconocido cuando debió ser protocolizado existiendo una mala aplicación y omisión del art. 1287 del Código Civil.
Por lo que se habría violado lo establecido por los arts. 3 inc. 1) y 2), 90, 91 y 236 del Código de Procedimiento Civil.

Por lo que finaliza pidiendo, casar el Auto de Vista recurrido dictando un nuevo fallo declarando proba la reconvención e improbada la demanda principal, con
costas.

Sobre la casación en la forma: Si bien es cierto que la parte recurrente anunció la interposición del recurso de casación de forma y fondo, es decir, que
alternativamente planteó tanto el recurso de casación en el fondo, como el recurso de casación en la forma; empero, al efectuar su fundamentación y la
petición final respecto de la acción planteada, únicamente se refirió a los motivos de fondo, omitiendo por completo referirse respecto a los errores in
procedendo en que se sustenta todo recurso de casación en la forma. Resultando por ello improcedente la impugnación de nulidad que dice interponer por
carecer en absoluto de fundamentación.
En relación a la casación en el fondo: Que, entendiendo que su intención de recurrir en el fondo, está expresada en la supuesta infracción de los arts. 452,
548, 549, 1287del Código Civil, que cita, este Tribunal Supremo pasa a resolver en el fondo, obteniéndose lo siguiente:
Sobre la acusación de que el documento objeto de la litis no cumpliría con los requisitos exigidos de validez de un contrato, al respecto la amplia
jurisprudencia de este Supremo Tribunal expresa: que el art. 452 del Código Civil, dispone que son requisitos de formación de los contratos: a) El
consentimiento de las partes, b) el objeto, c) la causa, d) la forma siempre que sea legalmente exigible. En relación con el art. 453 del mismo cuerpo legal,
que prevé que el consentimiento puede ser expreso o tácito; expreso si manifiesta verbalmente, por escrito o por signos inequívoco; tácito si resulta
presumible de ciertos hechos o actos.

El art. 519 del Código Civil, dispone que el contrato es Ley entre las partes contratantes, no puede ser disuelto sino por consentimiento mutuo o por las
causas autorizadas por la Ley.

Por su parte el art. 549 del Código Civil, dispone los casos de nulidad del contrato, a saber:

1.- Por faltar en el contrato objeto o la forma prevista por ley como requisito de validez.

2.- Por faltar en el objeto del contrato los requisitos señalados por ley.

3.- Por ilicitud de la causa y por ilicitud del motivo que impulsó a las partes a celebrar el contrato.
4.- Por error esencial sobre la naturaleza o sobre el objeto del contrato.

5.- En los demás casos determinados por ley.

Dentro de ese contexto legal, se pasa al análisis del caso concreto.

Que, de obrados se evidencia que la recurrente en su demanda reconvencional formulo demanda de nulidad del documento de transferencia y el
reconocimiento de firmas suscrito por Angélica Andía Muñoz, en favor de la demandante Rosmery Ernestina Paz de Urgel, alegando que se trata de una
minuta de transferencia con su firma falsificada como la del Notario, que el documento tuviera defectos de formación exigidos por la Ley del Notariado. Empero
éste aspecto no fue probado conforme dispone los arts. 1283 del Código Civil y 375 de su procedimiento, en efecto en obrados no consta prueba alguna que
de manera concluyente demuestre la afirmación de la parte, en sentido de ser cierta la falsedad de su firma; por el contrario, la documental cursante de fs. 76
a 80 (informe pericial) demuestra todo lo contrario.

Por mandato imperativo del art. 519 del Código Civil, los demandantes consintieron libremente en los términos estipulados en el documento de transferencia,

http://suprema.poderjudicial.gob.bo/Autos%20Supremos/civil/civil-I/2011/as201121064.htm 1/2
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con la concurrencia de todos los requisitos de formación de los contratos previstos en el art. 452 del Código Civil, señalados precedentemente, no habiendo
demostrado la ausencia de ninguno de ellos, por el contrario la recurrente en la cláusula segunda manifestó su consentimiento en forma expresa al suscribir el
documento de 8 de febrero 1999 de venta real y definitiva, con reconocimiento de firmas ante autoridad competente, el mismo que no puede ser resuelto sino
por acuerdo entre partes conforme prevé el art. 519 del tantas veces mentado Código Civil, disposición legal que le otorga el valor de Ley entre partes.

Con relación a mala aplicación y omisión del art. 1287 del Código Civil y violación los arts. 3 incs. 1) y 2), 90, 91 y 236 del Código de Procedimiento Civil,
porque la Minuta de Transferencia seria un simple borrador de documento público que no habría sido elevado a Escritura Pública y que sólo hubiera sido
reconocido cuando debió ser protocolizado, al respecto se deja establecido:

Que, de acuerdo al art. 450 del Código Civil, existe contrato cuando dos o más personas se ponen de acuerdo para constituir, modificar o extinguir entre sí
una relación jurídica patrimonial.

Atendiendo al modo como se forma el contrato, la doctrina los clasifica en: reales, solemnes y consensúales.

El contrato es real cuando se perfecciona con la entrega de la cosa a que se refiere; en este tipo de contratos, a más del consentimiento necesario para todo
contrato, es esencial la entrega de la cosa. Son contratos reales el mutuo, el depósito, la prenda, entre otros.

El contrato es solemne cuando, aparte del consentimiento, requiere, para su perfeccionamiento, la observancia de ciertas formalidades externas, exigidas por
ley, sin las cuales no produce ningún efecto; el consentimiento de las partes no basta no basta para que se perfeccione el contrato, siendo menester que este
se exteriorice en una determinada forma, por ejemplo, que un determinado contrato se celebre mediante documento público, o por escrito. Al respecto el art.
491 del Código Civil, prevé aquellos contratos que necesariamente deben celebrarse mediante Escritura Pública; mientras que el art. 492 del citado Código
Sustantivo, establece qué contratos deben celebrase por escrito, sea por documento público o privado.
El contrato es consensual cuando se perfecciona por el sólo consentimiento de las partes, en cualquier forma que éste se exprese, aunque sea verbalmente,
pues, para su perfeccionamiento basta el acuerdo de voluntades.

La compraventa es un contrato consensual, pues para su perfeccionamiento basta que ocurra el acuerdo de las voluntades, sin importar si éste se expresa en
forma verbal, o si se lo hace en documento público o privado.

Si bien evidente que la jurisprudencia ha establecido que la minuta es por definición un borrador que se pasa al Notario de fe Pública a fin que éste sobre la
base de aquella, extienda la correspondiente Escritura Pública, en cuyo mérito, en tanto esa minuta no haya sido protocolizada no puede ser considerada
Escritura Pública; no es menos evidente que esa consideración reviste importancia únicamente respecto de aquellos contratos que deben celebrase mediante
documento público, pues como se señalo anteriormente, en estos contratos el consentimiento no basta para que se perfeccione el contrato, siendo menester
que éste se exteriorice en una determinada forma; así por ejemplo, no puede haber contrato de anticresis, de hipoteca o de donación, si éstos se celebraron
en una minuta y no mediante documento público. Empero, en aquellos contratos consensúales, en virtud a que en ellos no interesa la forma en que se
expresa el consentimiento, no reviste mayor trascendencia si éste se materializó en una minuta, debiendo entenderse esta como una constancia documental
del consentimiento expresado por las partes; pues, por definición la minuta es también la anotación o constancia de una cosa para tenerla presente.
Es habitual, en nuestra practica jurídica, que muchos de los contratos consensúales se redacte o documente a través de una minuta, dejando así la
constancia escrita respecto del contrato celebrado entre partes y del consentimiento expresado por ellas, sin que ello suponga la infracción de ninguna norma
legal, ni motive su invalidez por la nulidad o la anulabilidad, pues, si un contrato consensual, como es la compraventa, puede celebrase incluso en forma
verbal, no existe ningún óbice legal para que el acuerdo de partes y el consentimiento de ellas respecto a ese contrato se lo documente a través de ese
medio, sin que ello suponga causal de nulidad ni anulabilidad del contrato, toda vez que, al tratarse de un contrato consensual, la ley no exige una
determinada forma para que se exteriorice el consentimiento.
Pretender la nulidad de un contrato de compraventa porque éste documentó se haya realizado a través de una minuta resulta a todas luces ilegal, pues, al ser
un contrato consensual, el consentimiento de las partes bien pudo exteriorizarse por cualquier medio, incluso a través de la minuta, máxime si esta se
encuentra suscrita por las partes y cuenta con el reconocimiento de firmas, como en el caso sub lite.
Finalmente, en relación a que no se habrían valorado las pruebas como las fotocopias del libro de reconocimientos de la Notaria de Fe Pública y las
declaraciones testifícales, en cuanto a la valoración de los medios probatorios, debemos anotar que conforme las previsiones contenidas en los arts. 1286 del
Código Civil, 397 y 476 de su Procedimiento, los tribunales de grado se hallan facultados para valorar la prueba de acuerdo a su prudente criterio o sana
crítica, en el sub lite se evidencia que los de instancia han realizado una correcta valoración de las pruebas aportadas, con la facultad incensurable que les
confiere los artículos mencionados supra, normas legales que facultan a los tribunales de grado a valorar la prueba de acuerdo a su prudente criterio o sana
crítica, facultad privativa que es incensurable en casación, a menos que hubieran incurrido en error a tiempo de su valoración.

En el caso específico de la valoración de la prueba testifical, debemos inexcusablemente remitimos al art. 1330 del Código Civil, que al fijar la eficacia
probatoria, señala que este medio de prueba en lo que hace a su apreciación y valoración, no le es aplicable el régimen legal de la prueba tasada, quedando la
apreciación de su eficacia, dentro de los marcos y reglas de la sana crítica, entendiéndose por ésta como una categoría intermedia que no tiene la rigidez de
la prueba legal ni la excesiva liberalidad de la conciencia y en actuados, la valoración de la prueba testifical realizada por el Ad quem ha sido correcta. Por lo
que se concluye que la prueba aportada a obrados ha sido valorada en su conjunto, sin que los Tribunales de instancia hubieran infringido o vulnerado ninguna
norma legal.

Por todo lo mencionado y no existiendo violación, interpretación errónea o aplicación indebida de la ley; corresponde aplicar lo establecido por los arts. 271
num. 2) y 273 del Código de Procedimiento Civil.
POR TANTO: La Sala Civil de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en aplicación del art. 58 num. 1) de la Ley de Organización Judicial y los arts. 271
num. 2) y 273 del Código de Procedimiento Civil, declara IMPROCEDENTE el recurso de casación en la forma e INFUNDADO el recurso de casación en el
fondo de fs. 154 a 155 vlta., presentado por Angélica Andía Muñoz, contra el Auto de Vista Nº 285/2006 de fs. 150 a 151; con costas.

Se regula el honorario de abogado en la suma de Bs. 500 que mandará hacer efectivo el Tribunal A quo.
Regístrese, notifíquese y devuélvase.

Fdo. Ángel Irusta Pérez


Fdo. Teófilo Tarquino Mújica
Proveído.- Amelia J. Mújica Santalla. Secretaria de Cámara de la Sala Civil

Libro Tomas de Razón 1/2010

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