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Papa Benedicto XVI: una vida con la “piel en el juego”.

19 de Abril 2005, el anuncio de “Habemus Papam” Cardenal Joseph Ratzinger, despertó el


máximo estado de alerta, y puso a más de uno a echar carreras iniciar la guerra, el “peligroso
anticomunista” políticamente incorrecto, ocupara el trono de San Pedro.
Pero quien es este hombre que despierta tanto temor en los círculos mas siniestros de poder,
globalista-comunista, en este programa les hablare un poco de él, y digo un poco porque su
vida y obra es tan extensa y profunda que es imposible reducirla en un par de minutos, pero
si les permitirá despertar la curiosidad por adentrarse descubrirla.
Nadie conoce mejor el horror de los gobiernos del mal, el dolor del abandono desleal de
algunos individuos y el drama de la Iglesia de nuestro tiempo, que Joseph Ratzinger, el Papa
Benedicto XVI.
Hijo de José y María Ratzinger, nació en una familia profundamente católica, discreto
hombre de origen sencillo, orgulloso y apasionado por su pertenencia al pueblo católico
bávaro, su vida desde el principio estuvo inmersa en el misterio pascual, ya que nació un
sábado santo, el 16 de abril de 1927, siendo así el primer bautizado con el agua nueva de
Pascua de Resurrección.
En el año 1933, para ser más exactos el 30 de enero, von Hindenburg dimite y nombra a
Hitler como Canciller, Hindenburg confió a Hitler, líder del Partido Nacional Socialista de los
Trabajadores Alemanes, el cargo de canciller del Reich, lo que en el lenguaje del partido nazi
se llamó «la toma del poder».

Tal y como reseña el propio Ratzinger en su libro “Mi vida”, cuando hace referencia a las
memorias del historiador de los Concilios, Hubert Jedin de origen hebreo:

“Mi padre veía con incorruptible claridad que la victoria de Hitler no sería una victoria de
Alemania, sino del Anticristo, y que era el comienzo de los tiempos apocalípticos para todos
los creyentes. Y no sólo para ellos”.

En medio de este entorno la Familia Ratzinger, comenzó a experimentar el horror de un


gobierno del mal, la infancia del pequeño Joseph, con tan solo 6 años, estuvo marcada bajo la
sombra del «Tercer Reich».

En toda escuela alemana se implantó la «Hitlerjugend» (Juventudes hitlerianas) y la «Bund


deutscher Mádchen» (Liga de muchachas alemanas), progresivamente fue liquidada la
escuela confesional, el vínculo entre Iglesia y escuela debía ser aniquilado, para que el
fundamento espiritual no fuera la fe cristiana, sino la ideología del Führer, los sacerdotes que
tenían una conducta “hostil al Reich” fueron espiados y estaban bajo control.

Al niño y al joven Ratzinger, no le quedó otra cosa que someterse a todo esto, como le paso a
todos los niños y jóvenes alemanes, y durante su periodo como seminarista fue obligado,
como todos sin excepción, a sumarse a las juventudes hitlerianas.

Durante su viaje Apostólico a Polonia, el 28 de mayo de 2006, el Papa Benedicto XVI visitó el
campo de concentración de Auschwitz y desde allí se dirigió al mundo como representante de
los sufrido por todos los pueblos (incluyendo el alemán) recordándole al mundo que en el
genocidio Nazi, también fueron llevados a Auschwitz-Birkenau personas por el simple hecho
de ser considerados “la basura de la nación” “Abaschaum der”.

Tomo un segmento de sus palabras de ese día, más vigentes que nunca ante la avanzada
global que tiene como objetivo la aniquilación del judeocristianismo, para imponer la
dictadura del relativismo del sacro imperio globalista y la nueva evangelización China:
“En el fondo, con la aniquilación de este pueblo, esos criminales violentos querían matar a
aquel Dios que llamó a Abraham, que hablando en el Sinaí estableció los criterios para
orientar a la humanidad, criterios que son válidos para siempre. Si este pueblo, simplemente
con su existencia, constituye un testimonio de ese Dios que ha hablado al hombre y cuida de
él, entonces ese Dios finalmente debía morir, para que el dominio perteneciera sólo al
hombre, a ellos mismos, que se consideraban los fuertes que habían sabido apoderarse del
mundo. En realidad, con la destrucción de Israel, con la Shoah, querían en último término
arrancar también la raíz en la que se basa la fe cristiana, sustituyéndola definitivamente con
la fe hecha por sí misma, la fe en el dominio del hombre, del fuerte”

Dos años más tarde, durante su viaje Apostólico a los Estados Unidos de América, el 19 de
abril de 2008, en el encuentro con los jóvenes y los seminaristas en el Seminario de San José,
Yonkers, Nueva York, expuso:

“Mis años de teenager fueron arruinados por un régimen funesto que pensaba tener todas las
respuestas; su influjo creció –filtrándose en las escuelas y los organismos civiles, así como en
la política e incluso en la religión– antes de que pudiera percibirse claramente que era un
monstruo. Declaró proscrito a Dios, y así se hizo ciego a todo lo bueno y verdadero. Muchos
de los padres y abuelos de ustedes les habrán contado el horror de la destrucción que siguió
después. Algunos de ellos, de hecho, vinieron a América precisamente para escapar de este
terror.

Demos gracias a Dios, porque hoy muchos de su generación pueden gozar de las libertades
que surgieron gracias a la expansión de la democracia y del respeto de los derechos humanos.
Demos gracias a Dios por todos los que lucharon para asegurar que puedan crecer en un
ambiente que cultiva lo bello, bueno y verdadero […] Sin embargo, el poder destructivo
permanece. Decir lo contrario sería engañarnos a nosotros mismos”.

Demos un salto nuevamente al pasado, tras la segunda guerra mundial, Alemania del este no
solo quedó destruida en todos los sentidos, sino también dividida, unos se encontraron
reconstruyendo sus vidas en libertad, otros por el contrario solo se habían librado del horror
del totalitarismo Nacional Socialista, para ser sometidos a un nuevo horror: el del
totalitarismo de Stalin y la ideología comunista.

Tal y como el propio Ratzinger nos cuenta en su libro “mi vida”


“Comencé mis clases en Tubinga ya al comienzo del semestre estival del año 1966…
…“Los «signos de los tiempos», que en Münster había percibido cada vez más claramente,
asumían ya tintes dramáticos…

Casi fulminantemente cambió el «paradigma» cultural a partir del cual pensaban los
estudiantes y una parte de los docentes Hasta entonces, el modo de pensar había estado por
la teología de Bultmann y por la filosofía de Heidegger; en breve tiempo, casi en el espacio de
una noche, el esquema existencialista se derrumbó y fue sustituido por el marxista…

El existencialismo se desintegraba completamente y la revolución marxista se encendía en


toda la universidad, la sacudía hasta sus cimientos. Años antes se habría podido esperar que
las facultades de teología serían un baluarte contra la tentación marxista. Ahora, sin
embargo, sucedía justamente lo contrario: se convertían en el verdadero centro ideológico.

Como he recordado ya, en mi curso de cristología había intentado reaccionar a la reducción


existencialista y aquí y allá —sobre todo en el curso sobre Dios que había impartido
inmediatamente después— había intentado ponerle contrapesos extraídos del pensamiento
marxista que, precisamente por sus orígenes judeo-mesiánicos, conserva elementos
cristianos
Pero la destrucción de la teología que tenía lugar a través de su politización en dirección al
mesianismo marxista era incomparablemente más radical, justamente porque se basaba en la
esperanza bíblica, pero la destrozaba porque conservaba el fervor religioso eliminando, sin
embargo, a Dios y sustituyéndolo por la acción política del hombre. acción política del
hombre. Queda la esperanza, pero el puesto de Dios es reemplazado por el partido y, por
tanto, el totalitarismo de un culto ateo que está dispuesto a sacrificar toda humanidad a su
falso dios”

Desde mediados de la década de 1970, Joseph Ratzinger sostenía una estrecha amistad con el
cardenal polaco Karol Wojtyla, tal como aparece plasmado en el libro «Junto a Juan Pablo II
– Los amigos y los colaboradores cuentan» de Wlodzimierz Redzioch, donde Joseph
Ratzinger relata su primer encuentro:

“El primer encuentro consciente que tuve con el cardenal Wojtyla fue en el cónclave en el
que fue elegido Juan Pablo I. Durante el Concilio (Vaticano II), habíamos colaborado ambos
en la Constitución sobre la Iglesia en el mundo contemporáneo, sin embargo, fue en
secciones diferentes, por lo que no nos habíamos visto”. “Wojtyla, había leído mi
Introducción al cristianismo, que había citado también en los ejercicios espirituales
predicados por él a Pablo VI y la Curia, en la Cuaresma de 1976. Por eso era como si
interiormente ambos esperásemos encontrarnos”. “Sentí desde el inicio una gran veneración
y una simpatía cordial por el (arzobispo) metropolitano de Cracovia. En el pre-cónclave de
1978 el cardenal Wojtyla analizó para nosotros de forma asombrosa la naturaleza del
marxismo. Pero sobre todo percibí en seguida con fuerza la fascinación humana que de él
emanaba y de cómo rezaba, advertí cuan profundamente estaba unido a Dios”.

En febrero del 2005, el periódico "Bild am Sonntag” solicitó tener acceso a los archivos del
Ministerio de Seguridad del Estado de la antigua Alemania Oriental, o sea, lo que fue
conocido La Stasi, el periódico quería investigar sobre "La influencia de la Stasi en las
iglesias”.

Fue entonces que los funcionarios que se encargaban de los documentos de la Stasi
encontraron varios documentos, y la directora del archivo le escribió al Vaticano y presentó
todo el material al Papa, de conformidad con la Ley de Documentos de la Stasi. Con su
consentimiento por escrito se entregaron copias de los documentos al periódico.

Ratzinger había sido espiado la Stasi desde 1974, “la Stasi parece haber recopilado
información sobre Ratzinger y la situación política de su iglesia de una manera muy
sistemática…", dijo un portavoz del equipo de investigación. 

El periódico “Bild am Sonntag“cuando publicó extractos de los archivos de la Stasi, admitió


que se había centrado en buscar documentos de la juventud del Profesor Ratzinger que lo
comprometiesen con el “Tercer Reich”, pero todos sus esfuerzos fueron en vano, no
encontraron ninguno, de hecho, fue considerado por la Stasi como "uno de los más fuertes
opositores del comunismo" por los agentes de inteligencia de la Stasi.

Según "Bild am Sonntag" el hecho de que la Stasi estaba bien informada se confirma por el
hecho de que su espía, bajo el nombre en clave "IMV Georg", en 1979 predijo correctamente
el nombramiento de Ratzinger para presidir la Congregación para la Doctrina de la Fe dos
años después. Los agentes también reconocieron el papel destacado del cardenal alemán en
el Vaticano: "Después del Papa y el Secretario de Estado Casarolli, Ratzinger es actualmente
el político y el ideólogo más influyente en el Vaticano", según su ficha de la Stasi en la década
de 1980.

El funcionario de la Stasi especuló que Ratzinger, como secretario de la Congregación para la


Doctrina de la Fe, podría tomar partido más que el propio Papa y asumió que era su tarea
ejercer una influencia creciente en la orientación anticomunista de la Iglesia Católica,
especialmente en América Latina.
El lunes 21 de diciembre de 1981 Joseph Ratzinger, encabezó la marcha de solidaridad con
Polonia después de la imposición de la ley marcial, una procesión silenciosa en la Munich
Odeonsplatz. "Solidaridad y oración por Polonia" - decía la inscripción en una de las
pancartas.

Los manifestantes fueron organizados por Solidaridad de los polacos libres y colaboradores
de la Misión católica polaca allí. Frente a la catedral de Múnich, se dispuso una gran cruz de
flores con las inscripciones: "Kein Kriegsrecht mehr en Polen" - "No más leyes marciales en
Polonia" y "Solidaridad".

A lo largo de toda la obra y carrera de Ratzinger expuso al mundo los peligros sobre un
problema muy serio: La teología marxista de la liberación, ya estando al frente de la
congregación para la Doctrina de la Fe, se promulgaron dos Instrucciones sobre este punto:

En 1984 “Instrucción Libertatis Nuntius Sobre Algunos Aspectos De La «Teología De La


Liberación»” en donde señala las «desviaciones y riesgos de desviación, ruinosos para la fe y
la vida cristiana, que implican ciertas formas de teología de la liberación que recurren, de
modo insuficientemente crítico, a conceptos tomados de diversas corrientes del pensamiento
marxista»

Y en 1986 “Instrucción Libertatis Conscientia Sobre Libertad Cristiana Y Liberación”.

Pasado 10 años, para ser exactos el 7 de mayo de 1996, en México durante el Encuentro con
las Comisiones doctrinales de América Latina su discurso se centró “Sobre la situación
actual de la Fe y la teología, exponiendo la crisis de la teología de la liberación” alertando
sobre la crisis de la teología de la liberación y la transmutación de nuevas formas de la
concepción marxista del mundo.

“Y es que cuando la política quiere ser redención, promete demasiado. Cuando pretende
hacer la obra de Dios, pasa a ser, no divina, sino demoníaca”

Muchos de nosotros no habíamos nacido o éramos unos niños cuando ya el joven Profesor
Ratzinger conocía las dos caras de los gobiernos del mal, el Nazismo y el Comunismo, dos
tentáculos de una misma bestia que azota la humanidad: Totalitarismo. Como el mismo
expresa “ He visto sin velos el rostro cruel de esta devoción atea, el terror psicológico, el
desenfreno con que se llegaba a renunciar a cualquier reflexión moral, considerada como un
residuo burgués, allí donde la cuestión era el fin ideológico. Todo eso es de por sí
suficientemente alarmante, pero llega a ser un reto inevitable para los teólogos cuando se
lleva adelante la ideología en nombre de la fe y se usa la Iglesia como su instrumento. El
modo blasfemo con que se ridiculizaba la cruz como sadomasoquismo, la hipocresía con que
se continuaban declarando creyentes —cuando se consideraba útil— para no poner en riesgo
los instrumentos para sus propios fines, todo eso no se podía ni se debía minimizar o reducir
a una especie de polémica académica. He vivido todo esto en mi propia carne, dado que en el
momento de mayor enfrentamiento era decano de mi facultad, miembro del Grande y
Pequeño Senado Académico y miembro de la Comisión encargada de elaborar un nuevo
Estatuto para la universidad.

No es al azar que el Papa Benedicto exponga su preocupación alertándonos que cuando


escucha hoy como en muchas partes del mundo se hace una crítica del
cristianismo como destrucción de los valores culturales autóctonos e
imposición de los valores europeos y occidentales, se sorprende de la analogía
de estos tipos de argumentación con los que se empleaban durante el
comunismo y de lo tristemente familiares que le resultan ciertas expresiones
retóricas, lo dice con autoridad, porque, Joseph Ratzinger es un claro ejemplo de lo que
Nassim Nicholas Taleb denomina “Skin in the Game”, toda una vida con la piel en el juego.
Lecturas recomendadas como complemento para comprender y conocer a Joseph Ratzinger,
el papa con la piel en el juego:
“La Sal de la tierra”
“Mi vida”
“Fe y Razón”
Estos libros son necesarios para introducirnos en sus grandes obras e incansable lucha desde
que era un Profesor Universitario contra la “liberación” marxista y “liberación” relativista,
pero primero debemos conocerlo, el aparato de propaganda global se ha tomado la tarea (por
razones obvias) de la destrucción de su imagen y de su obra, al punto que quieren hacerle
creer a las masas que el Papa Benedicto XVI está a favor de las aberraciones de la Teología de
la liberación y del credo relativista del sacro imperio globalista y la nueva evangelización
China.
No hace falta que se pronuncie en su contra, con su gran obra nos dejó clara su posición,
incluso adelantándose por décadas a los eventos futuros, que hoy son presente, y de
continuar así, será el oscuro futuro de la humanidad.

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