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COLECCION DE LIBROS Y DOCUMENTOS REFERENTES A LA HISTORIA DEL PERU aaderexeae TOMO VI. sxGoene DESCUBRIMIENTO Conquista del Pert oR PEDRO PIZARRO CONQUISTADOR ¥ POBLADOR DE ESTE REINO.-(1571). BEGUIDA DE LA REBACION SUMARIA ACERCA DE bA GONQUISTA Por EL PApRe FR. LUIS NAHARRO, DE LA ORDEN DE LA MERCED Nolas Biogrificas y Concordancias con las Crénicas de Indias POR HORACIO H. URTEAGA SATEDRATICO DR HISTORIA DE LA CIVILIZAGION EN LA UNIVERSIDAD MAYOR DE SAN MARCOS Biografia de Pedro Pizarro POR CARLOS A. ROMERO DEL INSTITUTO HISTORIC DEL PERO, &, & LIMA IMPRENTA Y LIBRERIA SANMARTI ¥ Ca. MCMXVII COLECCION DE LIBROS Y DOCUMENTOS REVERENTES A LA HISTORIA DEL PERU TOMO VI PREAMBULO Completamos las Relaciones de la Conquista del Pert, escritas por Francisco de Jerez y Pedro Sancho, insertas en el tomo V de esta Coleccién, con la Crénica de Pedro Piza- rr0, que forma el contenido de este voltemen. Documento valiosisimo el que hoy insertamos en ‘a serie de las fuentes histéricas, fué intitulado por su au- tor: Relacién del descubrimiento y conquista de los rei- nos del Pert, y del Gobierno y orden que los naturales tenian, y tesoros que en ella se hallaron: y de las demas cosas que en el se han subcedido hasta el dia de la fe- cha, y la fecha hasta donde alcanza la narracién de los su- cesos es el aio 1571, como consta al fin del relato. Fué Pedro Pizarro pariente y leal amigo de los Piza- Tro conquistadores y capitanes en el Pert, vino de Espana con don Francisco después que éste celebré la capitulacion con la Corona para emprender directamente el descubri- miento y conquista del rico Pais del oro. La labor de nues- tro cronista fué desde entonces meritoria en sumo grado, y perspicaz, avisado, inteligente y juicioso, no solamente -w— puso su brazo, valeroso entre los mejores, al servicio de la causa que perseguian sus parientes y honraba a su patria, sino que preocupado del porvenir y del juicio que para la Historia tendrian los acontecimientos de que era actor o testigo, quiso narrarlos con minuciosidad exagerada, sal vando asi para el recuerdo, verdaderos méritos dignos de encomio, y senalando faltas, defectos o crimenes que no podia ocultar una conciencia recta sin hacerse responsa- ble, maxime si habia sido testigo presencial de los sucesos. Avecindads en Arequipa y cuando los azares de tas guerras civiles y las zozobras dela agitada vida de los pri- meros anos de la conquista, lo dejaron en paz, dedicé sus descansos al arreglo de los apuntes que, es seguro, habia cuidadosamente conservado de sus correrias, desde el anio 33; y combinando sus recuerdos y averiguando con testi- gos, presenciales como él, lo que escapaba a su memoria, compuso la interesante relacién de lo sucedido en esa estu- penda accion de la «Conquista», verdaderamente épica por el valor, la audacia y el esjuerzo. No ha de hallarse en la redaccién de su crénica ni la delicadeza del narrador ilustrado, ni elegancias, ni galas de ingenio, ni esos giros y circunloguios sentenciosos tan comunes hasta en los mds rudos: cronistas de la época, como Gutiérrez de Santa Clara, y hasta el indio collagua Salcamayhua; y bien lejos se le encuentra de la brillantés de Herrera y de la severidad de Cieza de Leén. Su len- guaje y su estilo son, como los calificé Jiménez de la Es- pada con verdadera inclemencia, «inculto el primero, des- denado y flojo el segundo», pero como el mismo critico lo confiesa, tuvo el cronista en alto grado la virtud dela sinceridad. «sobre todo en lo relativo a cuanto hizo y pasé ante sts ojos». Hombre al fin, abroquelado, como pocos, de la lealtad, virtud que era la base dela moralidad en esa época, afectuoso y reconocido con sus parientes y benefac- —-v— tores los Pizarro, y demasiado preocupado en paliar los horrores de la conquista y la villania de los que con desme- dro de su frma y deshonor para la madre patria, guerrea- ban en las luchas civiles de entonces, calificé como merito- rios muchos hechos mediocres, pero en los que eran actores sus parciales y amigos, y de intento olvidé muchas de las negras acciones, ingralitudes y crimenes de los pizarristas primero, y de los realistas después; alld en esas famosas gue- rras civiles entre Pizarros y Almagros y en las luchas entre el muy magnifico senor Don Gonzalo y el Rey. Sin duda esta parcialidad en su relato ha motivado la acerba senten- cia que ha pronunciado sobre su veracidad y buena fé Ji- ménez de la Espada, cuando dice: «En la narracién de los sucesos acaecidos desde la muerte del Marqués Pizarro has- ta el completo allanamiento del Pert, los cuales amontona en obra de veinte y tantas paginas, anduvo desmemoriado con jrecuencia y callé alguna vez la verdad, conviniéndole callarlay, No vamos a condenar ni a defender a este soldado rudo e interesado, a quien la maledicencia de la época calificé de cambiabanderas, y no sin causa y razén, sélo queremos dejar constancia del mérito' de su relato, que en la primera parte, sobre todo, es eximio, cuando cuenta, no obstant2 la rudeza de su estilo, usos y costumbres de los indios del Pe- ru, nos traza un cuadro de la admirable administracion imperial del Tahuantinsuyo, intercala de vez en cuando y oportunamente, descripciones de las ceremonias y ritos de los naturales, su manera de combatir y navegar, la primo- rosidad de sus templos, grandeza de sus caminos, recauda- cién de los impuestos y distribucién del trabajo bajo el sis- tema comunista. Nadie como él nos ha conservado un cua- dro mds minucioso y exacto de la vida intima de los sobera- nos en todo lo que alcanzé a observar en la prisién del des- graciado Atahuallpa. Asi, aunque sean muchos los defec- —vw=— tos del narrador, grandes son también sus merecimientos para ocupar un puesto entre los primeros cronistas del an- tiguo Pert. Sigue ala Relacién de Pedro Pizarro la no menos in- teresante Narracion sumaria del padre Ruiz Naharro, a- cerca del descubrimiento y conquista del Pert; nos ha movido @ publicarla aparte su valor historico y documentario, el ser tal vez sintética version de los relatos de los primeros mercedarios que Wegaron al Peri, y quizd si sumaria relacién de la «crénica» de la orden que el autor asegura haber consultado, y que, desgraciadamente, se ha perdido para siempre. Lima. 15 de julio de 1917. foraa’’ Y Wlheaz: (EL LES INDIGHK Pac. Preambulo......... 62.006 ec ete eee eee eee ee ur Biografia de Pedro Pizarro....... Pe ee ents ewes Ix Relacién del Descubrimiento y Conquista de los Reinos del Pert y del Gobierno y orden que los naturales tenian, y tesoros que en ella se hallaron: y de las demas cosas que en 61 han subcedido hasta el dia de la fecha. Hecha por Pedro Pizarro, conquistador y pob ador des- tos dichos reinos y vecino de la ciudad de Arequipa. Afio L571... 00.0.0. .0. ccc e seas 1 Relacién de los hechos de los espafioles en el Pe- ra desde su descubrimiento hasta la muerte del Marqués Francisco Pizarro. Por el Padre Fr. Pedro Ruiz Naharro de la orden de la Merced... .. ss eee cece cece eee e eens seeees 187 EL HISTORIADOR PEDRO PIZARRO El historiador y hombre de armas Pedro Pizarro nacié en Toledo hacia el afio de 1545 y pertenecia a los «buenos Pizarros de Extremadura», lo cual quiere decir que era de origen noble. Fué hijo de un hermano del capitan Gonzalo Pizarro, padre de don Francisco, Her- nando Gonzalo y Juan, y, por consiguiente, primo her- mano de éstos. Nifo atin, cuando apenas contaba quince aiios, le trajo su primo don Francisco, en calidad de paje, en la expedicién que organizo en Espafia para la conquista del Pert. Es por esto que, aunque Pedro Pizarro se ha- Hé en la prisién de Atahualpa en Cajamarca, no figura entre los favorecidos con los tesoros del Inca en el acta del reparto del rescate, y sélo cuando cumplid los diez y acho afos entré a ejercer las funciones de la guerra como soldado dea caballo, en que se distinguiéd no- tablemente, como adelante se vera. En su calidad de paje se hallé siempre al lado del Gobernador desde el desembarque de los espafioles en Tumbes, y le siguié en todas sus correrias hasta la Megada al Cus- —x— co, donde se avecindé. Era entonces Pedro Pizarro un mocetén de diez y ocho afios y dejando de ser paje del Gobernador, se alist en lasfilas de los soldados, lle- gando a ser, con el tiempo, «gran hombre de a caballo», El levantamiento de Manco y cerco puesto por los in- dios al Cusco dieron bien pronto oportunidad a Pedro Pizarro para poner en relieve sus cualidades de hombre de armas, y dar constantemente ejemplos de un valor a toda prueba. Sabido es que sdlo después de algunos meses de heroico batallar alcanzaron los castellanos a verse libres del asedio de los naturales. Durante ese ase- dio, que puede compararse con otro cualquiera en los anales de la Historia, hicieron los sitiados prodigios de valor. Llena esta la Relucién de Pedro Pizarro de anéc- dotas sobre las hazafias alli llevadas a cabo. Relatando las propias, nos cuenta que estando un cierto dia de guardia en un andén grande con otros dos espafoles, vigilando que los indios no pasasen adelante, fueron agredidos por éstos; los tres espaficles cargaron sobre los indios, acuchillando despiadadamente a muchos de ellos hasta que, en el fragor de la lucha el caballo que montaba nuestro cronisla cayé en una trampa cavada en el andén por los naturales, arrastrando en su caida al ginete. Al verle caido,los indios aguijaron contra él, golpedndole fuertemente con palos y piedras. Alli el castellano, a pie, se defendié con una adarga de los gol- pes, tirando cuchilladas a un lado y otro, malando e hi- riendo algunos enemigos, hasta que llegaron sus dos compajieros y le tomaron a volapié, sacindole de las garras de los indios, como vulgarmente se dice, semi- muerto. Naturalmente, en tan larga y encarnizada lucha los incidentes de esta clase se producian a cada instan- te, siendo actor en muchos de ellos nuestro valeroso soldado y cronista. —xu— Cuando D. Diego de Almagro se apoderé del Cusco, levanté ejército y bajé a la costa de Chincha, apresé a Pedro Pizarro y le dejo encerrado en un cubo de la ‘or- taleza de aquella ciudad. Puesto luego en libertad por los partidarios del Gobernador, se enrolé en las filas pi- zarristas y bajé a la costa para unirse a las fuerzas que en Lima tenia el Marqués. Después de la batalla de las Salinas, a la que asistié, y donde fué desbaratado Alma- gro, Pedro Pizarro volvié al Cusco y tomé parte en una expedicién contra Manco, organizada por Gonzalo Pi- zarro, donde los castellanos sufrieron un contratiempo de manos de los indios, sin lograr la captura del rebelde. Fundada la ciudad de Arequipa, Pedro Pizarro traslad6 su residencia del Cusco a la nueva poblacién. Ha- llabase alli cuando estallé la rebelion de Almagro el mozo, tratando de dirigirse en seguida a Lima, pero fué preso por los almagristas, y habiéndose negado a seguir al rebelde, fué despojado de sus indios y desterrado a Charcas, para lo cual se le embarcé en un navio que debia conducirlo, junto con otros dos desterrados, a un puerto del sur. Pedro Pizarro logré cohechar al maestro de la nao y volver en ella al norte, donde desembarcaron los tres en la costa de Trujillo para unirse a Vaca de Castro. Bajo las banderas de éste se hallé en la batalla de Chupas, donde Almagro el mozo fué desharatado y preso. Pedro Pizarro figuré también en la guerra de Qui- to, o sea en la rebelién de Gonzalo Pizarro, pero su ac- tuacion alli no esta muy clara. Cuenta nuestro historiador que Gonzalo Pizarro cuando alz6 bandera contra el Rey, traté de atraerle a su lado, ofreciéndole muchas mercedes, inclusive hacer- le su capitan, pero que él todo lo pospuso por su lealtad al Rey, y por esta causa estuvo a punto de que Gonzalo le cortara la cabeza en Lima, lo que no hizo por ruego —x— del Maestro de Campo Carbajal, pero que le desterré alos Chareas y le quité los indios, perdiendo mds de trein- ta mil pesos, «todo por servir a su Rey y Sefors. Pero como muy bien dice Jiménez de la Espada, mal se com- padece esta auto-laudatoria con la siguiente carta: «Al Muy Ilustre Sefior Gonzalo Pizarro: Muy ilus- tre sefior: Andando en esta costa recogiendo algunos hidangos de los de Centeno, por mandado del capitan Silvera, teniente de Vuestra Sefioria, recibi una carta de Vuestra Seforia, la cual tuve en tanto como los Santos Padres la venida de Nuestro Sefor al imbo. Porque aun- que pequé, fué con ignorancia, de miedo mas que con malicia de querer deservir a Vuestra Sejioria, que ha diecisiete aiios que soy Pizarro con el alma y la vida, y sélo un mes de temor me hizo algtin tanto olvidar; y aunque fuera mas, bien creo que trayendo Vuestra Se- foria esto en la memoria, usaré conmigo lo que con to- dos, ques clemencia. Pequé, pido misericordia, pues Dios no quiere del pecador mas que de se conozca con enmien- da, e ésta se habera en mi desde hoy en adelante, pues con esta carta de Vuestra Sefioria soy hecho del precep- to predestinadoa su servicio. Nuestro Sefior la muy ilustre persona de Vuestra Seforia guarde con el acre- centamiento de estado que Vuestra Sefioria desea. Des- ta costa,a 18 de Diciembre.—Criado de Vuestra Sefio- ria que sus muy ilustres manos besa.—Pedro Pizarro. Esta carta fué escrita en la costa de Arequipa en 41546, y parece que cayé a manos del Presidente Gasca, pues se encuentra junto con otras muchas dirigidas tam- bién a Gonzalo Pizarro, entre los papeles que el Licen- ciado se llevé a Espafia. Con todo, Pedro Pizarro no sir- vid con Gonzalo sino que se plegé al estandarte real, pero Gasca no le perdoné Ja humillante misiva al caudi- Ho rebelde, pues cuando Pedro Pizarro, después de des- — xu — baratado Gonzalo en Jaquijaguana, pidié recompensas por sus servicios, dice Lopez de Caravantes, que Gasca puso este breve decreto al pie de la solicitud: Quédese con lo que tiene. Pedro Pizarro se establecié primero en Jauja, fué Iuego vecino fundador del Cusco, y finalmente de Are- quipa. Cuando D. Francisco Pizarro acordé la fundacién de Arequipa nuestro cronista resolvié avecindarse alli, y fué uno de los primeros y principales vecinos, obte- niendo buenos solares y tierras de labranza, pues con- forme a la disposicién dictada por el Gobernador en 21 de Junio de 1540 encomendando al teniente Garci Ma- nuel de Carbajal que distribuyese las tierras vacas en- tre los primeros pobladores de la nueva ciudad, tocaron en el ejido a Pedro Pizarro once fanegadas de tierras. Pedro Pizarro fué rico encomendero, pues su deudo y jefe, el Marqués, no dejé de adjudicarle valiosos repar- timientos, si bien es verdad que el esforzado soldado se lo merecia por sus valiosos servicios prestados a la Co- rona. El 28 de Noviembre de 1538 el Gobernador exten- dié una provision encomendando en Pedro Pizarro «En Ja provincia de Collasuyo un cacique que se llama Cho- queguanca, sefior de Pitomarca, con 500 indios, que son los que fueron de Balboa; y en el pueblo de Tacana, el cacique Istaca, con el principal Quelopana, e otro que se lama Quea, con el principal Quina, e otro Arequipa, e otro Lanchipa con 200 indios...... » Segun el Dean Valdivia, el Gobernador encomen- dé en Pedro Pizarro por provision de 22 de Enero de 1540, un pueblo, Choquehuaya, en Puquina, con 25 indios, «por haber venido a la conquista desta tierra, — xv — haber servido en la defensa del Cusco con sus armas y caballos y en las demas ocasiones del real servicio. . El Licenciado Gasca no dejé sin premio los servi- cios del valeroso y leal soldado y por provision de 10 de Septiembre de 1543 le confirmé en la posesién de la encomienda de Tacana, hoy Tacna, acrecentandosela con otros cuatrocientos indios que tenia en aquel repar- timiento Hernando de Torres. También el Cabildo de Arequipa, en su ayuntamiento habido el 2 de Agosto de 1568, siendo corregidor don Alonso Manuel de Anaya, hizo merced a Pedro Pizarro de veinte fanegadas de tierras de sembradera «abajo del Sitial de Tacana, que son tierras valdias e montafiosas, para hacer en ellas heredades», en atencién a que, durante los treinta afios y mas transcurridos desde la fecha en que le hizo merced de ese reparti iento el Marqués D. Francisco Pizarro, Jos indios del mencionado valle de Tacana habian mer- mado consideranlemente. Nuestro amigo el sefior Cuneo Vidal posée el expediente formado sobre el deslinde y posesion de las tierras mencionadas. Segtin aparece de este expediente, fué él seguido por don Andrés Pizarro a nombre de su hermano Pedro Pizarro; como este An- drés Pizarro no figura nien la conquista ni en las guerras civiles de los conquistadores, Hay que suponer que vino al Perti después del desbarate de Girén. Pizarro declara, ademas, en su Relacién que fué en- comendero cerca del pueblo de Tarapaca, donde poseia unas minas, en las que gastd, infructuosamente, mas de veinte mil pesos. En 1602 el Virrey don Luis de Velasco le concedié la encomienda de los indios de Characari y Paucarpata, en los términos de la ciudad de Arequipa, Y que estaban vacios por muerte de Gerénimo Pizarro. —x— Pedro Pizarro fué casado con dofia Maria Cornejo, natural de Arequipa, hija del Maestre de Campo Miguel Cornejo, que lo fué de Salamanca, y fundador y vecino de la ciudad mistiana. Del matrimonio de nuestro cro- nista con dofia Maria quedé descendencia. Hijo de am- bos fué Martin Pizarro, vecino de Tacna, casado dos ve- ces y fallecido en 1597; de sus dos matrimonios tuvo varios hijos, uno de los cuales, D. Francisco Pizarro y Casillas, formé familia en Tacna, y de quien desciende en linea recta el general de nuestro ejército D. J. Ramén. Pizarro. Tuvo en sus mocedades nuestro cronista una hija natural, a quien dié por nombre Isabel Pizarro; casdse ésta en 1561 con Alonso de Trujillo, pero anulado el matrimonio por causas canénicas, contrajo segundas nupcias dofa Isabel con Miguel de Entrambasaguas, mercader de Potosi, donde su descendencia se ha per- petuado hasta nuestros dias. Pedro Pizarro escribié su relacién en Arequipa y la termin6 en 7 de Febrero de 1574, en la tranquilidad del hogar, cuando la paz que al fin reinaba en el pais le per- mitia gozar tranquilamente de la bienadanza ganada a costa de tantos peligros y tantos esfuerzos, Es la Re- lacién de Pedro Pizarro un modelo de método, claridad y sinceridad, escrita en estilo Hanisimo y sugestivo, ajus- tada a la verdad, porque era ¢l hombre incapaz de apar- tarse de ella, aunque no puede ocultar sus marcadas simpatias a favor de D. Francisco Pizarro y contra Al- magro; cosa muy explicable por cierto, dados los vincu- los de sangre y afeclo que le unian al Gobernador. La Relacién de Pedro Pizarro se halla impresa, por vez pri- Jnera, en el tomo quinto de la Coleccién de documentos —x— inéditos para la Historia de Espana, publicado en Ma- drid en 1844 por Navarrete, Salva y Baranda. De alli la tomé D. Eugenio Larrabure y Unanue para reprodu- cirla en El Ateneo de Lima, y también de alli la hemos tomado nosotros para reproducirla aqui. En el tomo vi- gésimo sexto de la misma coleccién, continuada por Salv& y el Marqués de Pidal, se halla la Relacién del mercedario Naharro, que va incluida asi mismo en este tomo. El cronista Herrera se aproveché de la Relacién de Pizarro, sin citarlo, como tenia por costumbre. El General D. J. Ramén Pizarro conserva como valiosa reliquia de familia, trasmitida de padres a hijos, Ja espada de guerra de Pedro Pizarro, su antecesor, es- gtimida en cien combates y tefiida con la sangre de innu- merables indios y espaiioles. Lima, Julio de 1947. filer O. Hi RELACION DEL DESCUBRIMIENTO Y CONQUIS- TA DE LOS REINOS DEL PERU, Y DEL GO- BIERNO Y ORDEN QUE LOS NATURALES TENIAN, Y TESOROS QUE EN ELLA SE HALLARON: Y DE LAS DEMAS COSAS QUE EN EL HAN SUBCEDIDO HASTA EL DIA DE LA FECHA. HECHA POR PEDRO PIZA- RRO CONQUISTADOR Y POBLADOR DES- TOS DICHOS REINOS Y VECINO DE LA CIUDAD DE AREQUIPA. ANO 1571. A la Sacra Gatélica Real Majestad del Rey D. Felipe nuestro Sefior, Pedro Pizarro su menor pasallo. Muchos son, catolicisimo y clementisimo Principe, los que han escrito las cosas destos vuestros reinos del Peru, ansi lo de la conquista dellos como de las cosas acontecidas después que se poblaron de vuestros vasa- los; mas como los escritores no escriben lo que vieron sino lo que oyeron, no pueden dar clara ni verdadera noticia de lo que escriben, y ansi yo, el menor de vues- tros vasallos, acordé sacar a luz lo que hasta agora ha estado escuro y en tinieblas, como persona que se ha ha- Mado en estas provincias desde el principio de la con- quista hasta la fin, y después en todos los succesos va- trios que ha habido. Y aunque las cosas bajas y peque- fias son indignas de ser ofrescidas a los grandes y altos Principes como V.M., todavia me atrevi a dedicar y di- rigir la presente y pequefiuela obra para que con su fa- vor y amparo sea hecha grande, por ser de reinos y sefio- —+b— rios de V. M. y tan remotos y apartados de su Real pre- cencia, espero enel Hacedor de ellos y de todo daré gus- to a V. M. y también porque sea causa que sea nuestro Sefior loado y se le den muchas gracias por las maravi- las que obré en sus fieles el tiempo que duré la conquis- ta destos reinos y atin después, los cuales nuestro Se- for deje gozar a V. M. por largos afios y después le dé los que no tienen fin. COMIENZA LA RELACION — DEL — DESCUBRIMIENTO Y CONQUISTA DEL PERU En Tierra Firme en la ciudad de Panama hubo tres compéiieros que fueron conquistadores y pobladores en aquella tierra, D. Francisco Pizarro, D, Diego de Alma- gro, y el padre Luque, los cuales tenian compania en las haciendas e indios que tenian encomendados. Des- tos el mayor y mis principal de ellos era D. Francisco Pizarro, que como 4 tal siempre le hacian capitan en la conquista de Tierra Firme los gobernadores della. El Don Diego de Almagro era muy buen soldado, y tan gran peén que por los montes muy espesos seguia a un indio solo por el rastro, que aunque le llevase una legua de ventaja lo tomaba. Fl padre Luque era vecino en Pa- nama en aquel tiempo, y eran los hombres mas ricos que 4 la sazon habia (4). En aquel tiempo en Tierra Firme tu- (1) D. Remand» Luque, dice Mendiburu, fué clérigo natural de Ol- vera en Andalucia. Salié de’San Lucar el 11 de abril de 1514 y llegé a Terra Firme el 20 de junto ,con el primer Obispo de Santa Maria de Ia Antigua del Darien D. Fray Juan de Quevedo, y el Gobernador nombra- do, Pedro Arias Davila. Luque obtuvo la dignydad de Maestre-escuela de Ja Catedral que aliise erigiO, y asi mismo el Cargo de Provisor. Después —6~— vieron noticia de una provincia que se llama el Pert, obra de doscientas leguas de Tierra Firme la costa delante pa- ra esta tierra que laman agora el Pert, que por el nombre que tomaron de esta provincia que digo que esta mas abajo de las Baruacoas hécia Panama, pusie- ron el nombre 4 esta tierra, de Pert; la cual provincia de el Pert no la pudieron conquistar por estar entre mon- taflas y ser gente muy belicosa y que tienen yerba en las flechas: es gente que se vela de noche y truecan los cuartos con atambores; y la provincia es poca y en mala tierra. Asi que estos tres compafieros ya dichos acorda- ron de ir a conquistar esta provincia ya dicha. Pues con- sultandolo con Pedro Arias de Avila, que 4 la sazén era gobernador en Tierra Firme, vino en ello haciendo com- pafifa con los dichos compajieros, con condicién que Pe- dro, Arias no habia de contribuir entonces con ningun dinero ni otra cosa, sino de lo que se hallase en la tierra de lo que 4 él le cupiese por virtud de la compafiia, de alli se pagasen los gastos que 4 él le cupiesen. Los tres compajieros vinieron en ello por haber esta licencia por- que de otra manera no la alcanzaran. Pues habida la li- cencia hicieron a D. Francisco Pizarro capitan general, y 4 D. Diego de Almagro segunda persona; los cuales se embarcaron y siguieron su viaje costa 4 costa, donde del Desoubrimiento del mar del Sur y estando fundada la ciudad de Pa- namé ,se avecind6 en ella por habérsele encomendado el Curato de esta parroquia con mas el cargo y funciones de vicario. Dicen los antiguos es- critores que era sefor de ta isla de Taboya; més no hemos encontrado ninguna noticia delsigniticado se tal titulo o sea del origen y adjudica- cidn que le diera derecho o propiedad sobre dicha islas.Dic. Blo. Hist. del Pera, T.V -p. 106 La aseveracion de Pedro Pizarro de que los tres soclos eran los hombres mis ricos que entonces habia en Panamé, es 4 todas lu- ces exagerada, y aun el mismo Luque, 4 juzgar por el documento de que habla Prescott, no fué el socio capitalista sino tezta o interme- diario del rico vecino don Gaspar de Espinosa. Véase Prescott Conquis- fa del Perg Lib. 1. ¢ 111. Megado a la provincia dicha del Peri no pudieron con ella por lo ya dicho, y ansi subieron costa 4 costa donde pasaron muchos trabajos y muriéd mucha gente, por ser tierra de manglares y de pocos indios y de algunos que viven (2) en barbacoas hechas encima de arboles, y en esta tierra se ocuparon dos afios y mas donde pasaron ex- cesivos trabajos y murieron mas de trescientos hombres(3) de hambre y de enfermedades. Pues 4 cabo deste tiempo vinieron a aportar a la Isla del Gallo y a la de la Borgona (4), tan destrozados y destruidos que ya no podian pasar adelante. Acordaron de enviar 4 D. Diego de Almagro en una nao que tenfa, a Panama porque los habia enviado a llamar Pedro de los Rios que habia ve- nido por gobernador a Tierra 'irme y 4 tomar residen- cia 4 Pedro Arias de Avila; y puesto esto por obra de- terminaron que se quedase D. Francisco Pizarro en la Borgona temiendo que si todos iban no los dejasen vol- ver como ansi fuera. Pues quedandose el Marqués D. Francisco Pizarro en la isla ya dicha con doce hombres, el uno de ellos escribié una carta metida en un ovillo de algodén para el gobernador Pedro de los Rios en que le decia: Muy magnifico Sefior: sabedlo bien por entero, que all va el recogedor y ac’ queda el carnicero (5). (2) que vienen, en el original. (8) Exagera Pedro Pizarro al decir que losmuertos durante las dos expediciones de fines del afio 27 y principios del 28, fueron mas de 300 hombres, pues es sabido que este fué ,poco mas o menos el total de los expedicionarios en estos primeros viajes, de los cuales la mayor parte regresaron con Juan Tafur, después dela famosa arenga de Francisco Pizarro en la isla del Gallo. (A) Gorgona, debe leerse. (5) El autor de la copla que fué entonces tan popular se Hamaba Juan de Sarabia natural de Trujillo. Cieza de Leon la da en su+Cronica del Peri» pero con el primer verso distinto a la trascrita por Pizarro, di ce asi: 14h sehr Gobernador, Mirelo bien por entero, Allé va el recojedor Acé queda el carnicero. —s8s— Llegado pues que fué Almagro 4 Panama con la gente que se quiso ir, vista la carta el gobernador Pedro de los Rios no quiso dar licencia para que volviese gente adon- de estaba D. Francisco Pizarro, y visto esto D. Diego de Almagro y su compafero el padre Luque le hicieron muchos requerimientos al gobernador, protestando las vidas de los que habian quedado en la isla, 4 cuya causa el gobernador vino a dalles licencia para que enviase gente a D. Francisco Pizarro, y que dentro de cuatro meses que la gente Ilegase donde estuviese D. Francisco Piza- tro, diesen la vuelta no hallando tierra para poblar. Pues habida esta licencia D. Diego de Almagro aderezé la nao y proveyé de bastimento, y con algunos espafio- les la despaché con Bartolomé Pérez (6) piloto que habia andado en la conquista y descubrimiento de los Man- glares. Pues llegado que fué 4 la Borgona donde hallé al Marqués D. Francisco Pizarro con los compafieros que alli quedaron, con mucha alegria que los que esta- ban en la isla hobieron, porque estaban a punto de per- derse de hambre, que tenian determinado de meterse en una nao para irse 4 Panama, porque habia cinco me- ses que estaban ahi padeciendo 4 mucho riesgo de in- dios que les habian dado muchas batallas, y el dia que habian de salir Jlegé el navio, y Negado se metieron en él, y costa 4 costa descubrir lo que habia adelante; y ansi hecho y puesto por obra fué nuestro Senor servido (6) Es error del cajista, y debe leerse, Bartolomé Ruiz. Este fué el Piloto que acompai 4 Pizarro en el segundo viaje. Se cree que Ruiz na- ei en Moguer(en Ja provincia de Andatucia,vino 4 America quiz si en la expedicion de Ojeda. A principios de 1525se hallabajen Panama cuan- do regresaba Pizarro después de su primera tentativa de descubrimien- to del Perit. La pericia con que Ruiz navegé en ese desconocido mar del Sur induce 4 creer que hubiera viajado antes y conociera la ruta, Proba- blemente acompané A Andagoya en sus correrias del afio 27. Véase Montesinos. Anales det Pert T. 1. p. 50. que dieron en buena tierra: toparon con la provincia de Puerto Viejo y de alli fueron al puerto de Tumbes y pasaron poco mis adelante donde tuvieron noticia des- ta tierra, aunque no de todo lo que después se hallé y descubrié; vieron algunas ovejas que les dieron; y en al- gunas balsas que tomaron andando en la mar hobieron cintos de chaquira de oro y de plata y alguna ropa de la tierra, la cual guardaron para llevar por muestra 4 Espafia 4 S.M., y ansi mesmo hubieron tres o cuatro muchachos indios de la tierra dellos que captivaron en las balsas y otros que los indios les daban, para que co- miesen, creyendo que comian carne humana. (7) Y da- das muchas gracias a Dios nuestro Sefor por las merce- des que les habia hecho en habelles mostrado tierra tan rica y poblada, determinaron la vuelta a Tierra Firme para ir 4 dar noticia 4 S. M. de lo que habian descubier- to; y Hevando las muestras de lo que habian hallado, ya que se querian partir se les quedé un espafiol en la tie- rra huido que se decia Morillo, y otro se qued6 con licen- cia que se decia Bocanegra (8). FE] mayor pueblo que ha- laron entonces fué Tumbes, y este levaron por princi- pal en la noticia y relacion que llevaron y dieron; y vis- to esto dieron la vuelta para Panama, donde hallaron 4 Pedro de los Rios por gobernador, porque Pedro Arias Davila que antes era era ido a Nicaragua, provincia (7) Aseveracién a todas luces denigrante para los naturales, y falsa, por cuanto est probado que los indios tumbecinos no eran anttopéfa~ Bos, por Jo demas le afirmacyén de Pedro Pizarro no la trae ninguno de los cronistas que relatan las expediciones del aio 27. (8) Pedro Pizarro los llama Morillo y Bocanegra, otros cronistas los nombran Molinay Ginés. Aionso de Molina fué uno de los 13 de la isla del Gallo. Aislados de sus companieros fe asegura que Molina y Gines fueron Nevados 4 presencia de Huaina Capac en Tumibamba, y més tarde in- molados en los altares de los dioses; otros aseguran que los _indios les dieron muerte, indignados por la conducta sensual y arbitraria de los extranjeros, —i0 — que en este tiempo se habia descubierto; y en esto tuvie- ron ventura D. Francisco Pizarro y D. Diego de Alma- gro en no estar Pedro Arias alli y haber ido donde ten- go dicho porque si alli estuviese les quitéra la empresa y la toméra para si. Llegados pues que fueron los di- chos dos compajieros, acordaron entre si con el padre Lu- que que D. Francisco Pizarro fuese a Espafia 4 pedir la gobernacién para si y para don Diego de Almagro, y pa- ra el padre Luque el obispado (9); y puesto por obra el dicho D. Francisco Pizarro se partié llevando consigo Jas muestras que de la tierra habian traido. y dos indios de los que tengo dichos que les daban para que comie- sen. Esto hasta aqui digo de oidas, y lo demas vista (40). Ido pues que fué su viaje, fué nuestro Sefor servi- do de Nevalle en paz 4 Espafia donde luego fué 4 besar los pies 4 S. M. del Emperador nuestro Sefior, que esta en gloria, que entonces estaba en la ciudad de Toledo, y habiéndole dado relacién de lo que habia descubierto, S. M. lo remitié 4 su Consejo de Indias, que 4 la sazén era presidente el Conde de Osorno de Consejo de Indias, y D. Francisco Pizarro pidié conforme & lo que Nevaba capitulado y ordenado con sus compafieros ya dichos. En el Consejo se les respondié que no habia lugar de dar gobernacién 4 dos compafieros 4 causa de que en Santa Marta se habia dado ansi 4 dos compameros, y el uno habia muerto al otro, y pluguiera 4 Dios nuestro Sefor que ansi se guardara siempre, que después que se did 4 (9) Elobispado de Tumbes debia darse 4 Luque, segin la promesa de 1a Corona, en 1a capitulacion que celebro con Pizarro en 26 de junio de 4529. Véase Documento referente en Col. UnTEAGA Romero. T. V apendice A. (40) Como testigo presencial. Los indios a los que se refiere el cronis- ta son los bautizados con los nombres de Felipe y Francisco, conocidos por Filipillo y Francisquillo,habiendo desempefado el primer papel im- portantisimo en la conquista. —ii— D. Diego de Almagro gobernacién, se mataron el uno al otro, y han sucedido las batallas y guerras que en es- te reino ha habido (11). Pues pedido, como digo, muchas veces por D. Francisco Pizarro se les hiciese la merced & ambos compafieros, se le respondié la pidiese para si, sino que se daria a otro. Visto que no habia lugar lo que pedia y queria, pidid se le hiciese la merced 4 él, y ansi se le hizo; y capitulado con S. M. lo que debia hacer se vino a la ciudad de Sevilla donde se fleté en dos navios y una zabra (12) para traer la gente que le era mandado trujese, que habian de ser trescientos hombres: despues de aparejados los navios se embarcé con alguna gente, aunque no toda la que le era mandado pasase. Estando pues ansi en el puerto de Sant Lucar aguardando tiem- po para salir, avisaron 4 D. Francisco Pizarro cémo ve- nian 4 tomarle alarde de la gente que traian, y que si no venia la copia que le era mandado traer, que le estor- basen el viaje: sabido pues D. Francisco Pizarro esta nueva se embarcé en la zabra ya dicha, y contra tiempo salid por la barra de Sant Lucar y nos fué 4 aguardar a la isla de la Gomera. Venidos pues los que venian 4 to- mar el alarde, visto que era partido D. Francisco Piza- rro tomaron los dos navios que habian dado, y se les hizo entender que en la zabra habia ido la demas gente que faltaba: y dende pocos dias con buen tiempo salimos Por la barra de Sant Licarlos que habiamos quedado en los dos navios con Hernando Pizarro su hermano, al cual habia dejado por capitan dellos, y siendo nuestro Sefior servido de darnos buen tiempo, como nos lo did, Negamos 4 la isla de la Gomera donde hallamos 4 D. (14) Se refiere el cronista a os luctuosos sucesos de afio 38 que ter- minaron con la batalla de las Salinas y muerte de Almagro. (12) Zabra, buque de dos palos; de cruz, que se usaba en los mares de Vizcaya. — 12 — Francisco Pizarro, y de alli todos juntos partimos con buen tiempo y fuimos 4 tomar puerto para Sancta Mar- ta donde estaba por gobernador Pedro de Lerma, y nos sonsacaron alguna gente de la que traiamos echando fama que veniamos a una tierra tan mala que no habia, que comer en ella sino culebras y lagartos y perros, la cual nueva puso harto temor 4 toda la gente que venfa- mos; y ansi se nos huyeron algunos y se quedaron alli; y de alli Llegamos al puerto del Nombre de Dios donde sabido por D. Diego de Almagro la venida de su compa- fiero D. Francisco Pizarro le vino a rescibir alli, y en- tendido no traia la gobernacién para ambos como lo habjan capitulado, no obstante que D. Francisco Piza- tro les dijo las diligencias que habia hecho en ello y te- nido, y que S. M. no habia querido dalla 4 entrambos sino al uno, como esta dicho, el D. Diego de Almagro se amotind, y se alz6 con el dinero y hacienda que tenia recogida, y no quiso’ayudar al D. Francisco Pizarro para hacer el armada y pasar 4 estas partes diciendo que pues no habia negociado lo que habian capitulado y ordena- do, que aquel dinero y hacienda que tenia era suya por- que ‘D. Francisco Pizarro habia gastado su parte y mu- cho mas en la ida 4 Espafia, y lo mismo hizo el padre Luque porque no le trujo negociado el obispado, y que ansi mesmo no se lo quiso dar S. M. hasta informarse de qué hombre era; y por esta causa se padescié mucha ne- cesidad y murié alguna gente de la que el Marqués D. Francisco Pizarro habia pasado; que por no tener posi- ble no se hacia la jornada: y algunas veces por terceros se conformaban Pizarro y Almagro, y Almagro se sa- 1ié afuera y una vez destas que digo que se conforma- ron, estando Hernando Pizarro enfermo, Almagro le fué 4 visitar, y tratando entre si en cosas para su jorna- da, Hernando Pizarro le dijo questaba congojado de 1g que no podia dar 4 dos escuderos suyos que habia traido caballos, para que pasasen 4 estas partes, y Almagro le dijo que no tuviese pena, que procurase para si, que & Juan Cortés y Toro que ansi se llamaban los escude- ros, 61 les daria 4 cada uno un caballo y que le daba su palabra de hacello, Ja cual palabra no cumplié, y por esta causa Hernando Pizarro traté mal de palabra 4 D, Diego de Almagro llaméndole de vaquiano, y démele vaquiano (13) y darte lo he bellaco, y otras palabras afren- tosas. He querido dar cuanta desto para que se entien- da el origen de donde fueron las pasiones y rencores en- tre Pizarro y Almagro, de donde han resultado en esta tierra tantas batallas, muertes de hombres y desaven- turas, y los desdichados de los dos compafieros Pizarro y Almagro no tener en este reino un terrén de tierra ninguno dellos, y haber muerto tan desventuradas muertes como murieron. Pues estando ansi los ne- gocios en este estado sucedié que Hernando Ponce de Le6n vino de Nicaragua con dos navios cargados de es- clavos de Nicaragua 4 vender 4 Panama, dél y de su companero Hernando de Soto. Pues visto Hernando Pi- zarro la llegada deste Hernan Ponce traté con él le fle- tase los dos navios que hab{a traido para pasar la gente 4 esta tierra, por que la mayor necesidad que tenian para hacer la jornada era de navios. El Hernén Ponce vino en ello sacando muchos partidos en su provecho Y su compafiero Soto, que Hernando Pizarro y su her- mano D. Francisco Pizarro se obligasen a los fletes que si la tierra fuese buena, 4 su compahero Hernando hi- ciesen capitan y teniente de gobernador en el pueblo mas principal que se poblase, y que al dicho Hernan Ponce le diesen un repartimiento de los buenos hobiese (43) Vagutano, arcaismo que equivalia a perito en viajes. —14— en el reino: todo lo cual el Marqués D. Francisco Piza- ro y su hermano le concedieron y cumplieron. Visto D. Diego de Almagro como habian hecho este concierto, y con 61 podian hacer la jornada, acordé hacer amista- des él con D. Francisco Pizarro y Hernando Pizarro su hermano, las cuales se hicieron, aunque manchadas y con ruines intenciones como parescié siempre (14). Hecho pues esto que ya esté dicho, D. Francisco Pizarro con la gente que pasé de Espafia y con algunos que en Tierra Firme se juntaron, que serian por todos hasta doscientos hombres poco mas 6 menos, se embarcd y siguiendo su viaje tomé tierra en la bahia de Sant Ma- teo, donde echando alguna gente en tierra, los navios costa 4 costa fueron 4 dar en un pueblo que se decia Coaque, que fué nuestro Sefior servido topasen con él, porque lo que en él se hallé se acredit6 la tierra, y vino gente a ella como adelante se dird. Pues llegados 4 este pueblo de Coaque dieron de stipito sin sabello la gente dél por que si estuvieran acusados, no se tomara la can- tidad de oro y esmeraldas que en é] se tomaron; ansi que tom6 el pueblo, los naturales huyeron, que muy po- cos se pudieron haber por estar este pueblo junto 4 muy grandes montafias y muy espesas, dejando todos sus ha- beres y haciendas: los espafioles las recogieron y junta- ron el oro y la plata porque ansi estaba mandado, y or- denado so pena de la vida el que otra cosa hiciese, por- que todos los habian de traer a monton para que de alli el gobernador lo repartiese, dando 4 cada uno conforme 4 su persona y méritos de servicios, y esta orden se guar- dé en toda esta tierra en la conquista della, y al que se le hallara oro o plata escondido muriera por ello, y des- (14) Las ruines intenciones estuvieron seguramente en el Animo de los Pizarro, como le probaron los acontecimientos posteriores. ~ 41s te modo nadie osé escondello 4 lo que se ha entendido. En las esmeraldas hubo gran yerro y torpedad en algu- nas personas por no conocellas; aunque quieren decir que algunos que las conocieron las guardaron; pero fi- nalmente muchos hubieron esmeraldas de mucho valor; unos las probaban en yunques dandolas con martillos, diciendo que si era esmeralda no se quebraria: otros las despreciaban diciendo que era vidrio; el que las conos- cia se las guardaba y callaba como dicen que hizo un Frai Reginaldo (15) que se las hallaron en Panaméa yen- do que se iba 4 Espafia, dominico que murié, uno de tres que el Marqués D. Francisco Pizarro pasé de Es- paia, el mas principal dellos, porque estas no venian & montén como cosa que no la conoscfan ni la tenian en- tendida entonces, hasta que adelante se vinieron 4 co- noscer lo que era aqui: se hallé mucha chaquira de oro y de plata, muchas coronas hechas de oro 4 manera de imperiales, y otras muchas piezas en que se avaleé mon- tar mas de doscientos mil castellanos. Dentro deste pue- blo de Coaque donde esto se hallé, hasta Caxamalca no se hallaron dos mil pesos de oro y plata juntos, por la (15) Se refiere Pedro Pizarro A fray Reginaldo de Pedraza que se embared con Pizarro en su primera espedicién para el descubrimiento del Pera. Fué después a Fspafa, acompaiando al Gobernador y fué su concejero ante la Corte. Recibid de esta el encargo de reunir un grupo de dominicos para la evangelizacién del Pero. y cumpliendo lo or- denado junté 4 seis sacerdotes de su orden /que pasaron con 61 4 América; estos Meron Fr. Tomas de San Martin, a quien se tiene por fundador de Ia Universidad Mayor de San Marcos de Lima; Fr Vicente Valverde, céle- bre en las escenas de la conquista y captura de Atahuallpa; Fr. Martin de Esquivel.|F'r. Pedro de Ulloa, Fr. Alonso de Montenegro y Fr. Domingo de Santo Tomas. La aseveracion de Pedro Pizarro de que Pedraza se- apropiase de las esmeraldas halladas en San Mateo,la desmiente el cro- nista Melendes, cuyo testimonio tiene poca fuerza por tratarse de un pa negirista de la'Orden dominicana Pedraza fué mas tarde elevado 4 la Categoria de «Defensor de los Indioss y de «Vicario general de la Orden en el Pers En el aio de 1534 se embareo de regreso & Espafia y no se su- oO més de ¢] —10 — cual causa desmayaba mucho la gente y .andaba muy descontenta. Habido pues este tesoro, D. Francisco Pi- zarro despaché 4 Nicaragua con Garcia de Aguilar en un navio de los de Hernan Ponce de Leén con algunas coronas destas que digo que se hallaron de oro, y otras piezas para que vista la muestra que habian hallado y riqueza, pasase gente de Nicaragua 4 estas partes, Como fué asi vista la riqueza que llevé el navio, Hernando de Soto ya dicho, armé sus indios y 4 la nueva se junté al- guna gente hasta en cantidad de cient hombres, que en aquel tiempo no daban los capitanes ni gobernadores ayuda de costa 4 nadie, sino cada uno 4 la suya pasaba sin que nadie le ayudase, y aun pagaban los fletes 4 los sefiores de los navios ansimesmo, no como en este tiem- po que con dalles ayuda de costa no se disponen 4 ir 4 buscar tierras nuevas ni 4 las guerras. En este Goaque se hallaron muchos colchones de lana de ceyua (16) que son unos arboles que la crian, que ansi se Ilaman. Acon- tecié pues que algunos espaiioles que en ellos se echaban amanescian tullidos; que si el brazo estaba doblado 6 le pierna al dormir, no la podian desdoblar sino era con muy gran trabajo y beneficios; esto acontescié 4 algu- nos y aun se entendid que esto fué el origen de una en- fermedad que dié de berrugas (17), tan mala y congo- (46) En iss regiones ecuatoriales de América crece una especie de cactus llamado satvo que produce un capullo parecido ala flor del algodo- nero, de fibras suaves y finas, aunque cortas, de color castafo o amarillo claro, las que se Utilizan para la fabricacién de colchones reemplazando a la lana de obeja, quizas si fut este producto el que observé el cronista, pues hasta hoy son los indios del Ecuador y del norte del Pert los que més utilizan el satvo. (17) Véase respecto a la descripcién y efectos de esta enfermedad el estudio del Dr. Pablo Patron en el BOLETIN DE LA SocIEDAD GEOGRA- FICA DE LIMA ao V. p. 436. _Véase asi mismo Gomara Historia de las Indins, c, cx ed. Barvia. Zarate Historia det Pert, Lib. c.1ed. Bareia ¢. 1p. 18. Herrera Década IV L. vic. 1x p. 144.0. xp. 145. Garcilaso. Comentarios Reales Lib. 1.0 Xv. —17 — josa que tuvo 4 mucha gente muy fatigada y trabajada con muchos dolores como si estuvieran de bubas, hasta que les salian grandes berrugas por todo el cuerpo, y al- gunas tan grandes como huevos, y rebentado el cuero le corria materia y sangre que tenian necesidad de cor- tarselas y echarse en la llaga cosas fuertes para sacar la raiz; otras habia tan menudas como sarampién de que se hinchian los hombres todo el cuerpo. Pocos escapa- Ton que no las tuvieron, aunque 4 unos did mas que & otros. Otros quisieron decir que se causé esta enferme- dad de unos pescados que comieron en la provincia de Puerto Viejo, que los indios dieron de malicia 4 los es- pafioles. Pues estando ansi como digo en este pueblo de Coaque, aderezando para pasar adelante, lleg6 Benal- cazar con obra de ireinta dombres en un navichuelo de que el Marqués D. Francisco Pizarro y la gente que con 61 estaba, rescibieron mucha alegria, y ansi se apres- taron més presto y empezaron 4 caminar por la tierra de Puerto Viejo adelante, y ansi por sus jornadas fue- ron hasta tener noticia de la isla de la Puna, y embar- cAndose en los navios entraron en ella, y el cacique de- lla salié de paz y hizo buen rescibimiento 4 los espafio- les y estuvo ansi algunos dias después de los cuales acor- dé alzarse y matar los espafioles, y usd un ardid, que so- lia venir con gran taqui, cuando venia 4 visitar al Mar- qués D. Francisco Pizarro; este taqui se entiende dan- zando: y asi lo hizo viniendo con sus armas, y al fin se vino 4 entender, y hobieron su batalla con los espafio- Jes donde hirieron 4 algunos soldados, entre los cuales 4 Hernando Pizarro le pasaron una pierna. Prendieron al cacique de la isla con algunos principales, el cual se lamaba Tumala, los cuales estuvieron presos algunos dias: sabida esta nueva por los indios de Tumbes, vinie- ron de paz fingida por vengarse de los de la isla de la

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