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FECHA: 17/0372020
“INSECTOS ALIADOS”
Los insectos, en sus diversas especies y grados de afectación, son unos los protagonistas
más reconocibles de los males que pueden afligir a una plantación. Sin embargo, no todos
ellos son perjudiciales y existen especies que pueden resultar de gran ayuda para combatir
posibles plagas o favorecer la biodiversidad y salud de las plantas. Algunos de estos insectos
beneficiosos suelen estar presentes de manera natural en la mayoría de explotaciones
agrícolas y son perfectamente reconocibles para muchos de nosotros.
Por norma general, existen dos clases de insectos beneficiosos. Los primeros de ellos
colaboran de manera natural con el control de plagas, ya sea alimentándose de larvas y
ejemplares adultos de especies dañinas o actuando como parásitos de las mismas. La
segunda clase responde a los insectos polinizadores, aquellos que favorecen la
fertilización de las plantas. Ambos tipos, cada uno a su manera, pueden ser magníficos
aliados del agricultor y contribuir, junto a otras técnicas sostenibles y el uso de maquinaria
equipada con buenos recambios para tractores, al desarrollo eficiente de su trabajo.
La atracción de estas especies a huertos y explotaciones de mayor tamaño es una técnica
sostenible y económica cada vez más extendida que puede aportar numerosos
beneficios. Además de su colaboración en el control de plagas y la polinización, estos
insectos no se alimentan de los cultivos, por lo que no resultan dañinos para ellos. Su
presencia no supone gastos adicionales de mantenimiento y, si esta es lo suficientemente
elevada, puede conllevar un singular ahorro en fertilizantes y pesticidas. Como ya se ha
comentado anteriormente, muchos de estos insectos beneficiosos se encuentran de
manera natural en numerosos plantaciones. No obstante, su presencia no siempre es
suficiente y muchos agricultores están comenzando a adoptar políticas tendentes a
aumentar su presencia en sus terrenos. Esta técnica, por otra parte, es de carácter más
bien preventivo, por lo que su efectividad no está garantizada en casos donde las plagas
sean ya una realidad.
La diferencia es que en este caso los virus no son dispersados a través de medios
tradicionales, que se monitorizan y controlan con mayor facilidad, sino que DARPA pidió
específicamente que se hiciera a través de insectos.
En su opinión, el enfoque de DARPA refleja
la intención de desarrollar una tecnología
ofensiva. El equipo cree que solo harían
falta sencillas modificaciones en el método
para generar una nueva clase de armas
biológicas de acción rápida, armas que
podrían destruir cualquier cultivo de un
enemigo sin grandes equipos y sin la
necesidad de pulverizar el agente tóxico
directamente. Solo hace falta que los
insectos se posen en los campos.Podría
usarse para causar daños a gran escala y
potencialmente devastadores, señala
Beck. Las plantas morirían o sus semillas
quedarían esterilizadas.
REFERENCIA: http://www.unamglobal.unam.mx/?p=49820