Está en la página 1de 4

¿Qué viene a aportar Mari Patxi a este encuentro de familias con

hijos a la catequesis?
Simplemente pretendo compartir con otros creyentes mi inquietud por
contagiar la fe, con ilusión, como propuesta de felicidad para el ser
humano. Creo que la catequesis es una tarea profética que brota de
alguien que tiene experiencia de Dios, y siente la necesidad de
compartirla, para que otros también la disfruten.
¿Qué papel tiene la familia en la catequesis?
Creo que es esencial la transmisión de la fe en la familia, que es un valor
que se contagia en el vivir cotidiano de la vida familiar, desde los
primeros años de la vida de la persona y queda ahí, en los adentros, para
toda su vida. Luego la catequesis complementará la que la familia haya
sembrado en los niños. Claro que, si hay familias que no son creyentes,
es la catequesis la que tendrá que plantar en esos niños la semilla del
conocimiento de Dios y hacerle disfrutar de la experiencia de sentirlo en
su vida. Por eso ser catequista es un trabajo precioso y apasionante,
para el que hay que prepararse y ser una persona que crea en el ser
humano y que se deje dinamizar por el Espíritu, para hacer el trabajo
juntos.

¿Deberían los padres recibir una catequesis de adultos, antes de


que fueran sus hijos a catequesis?
Pues yo creo que sí, porque algunos padres no saben cómo contar a sus
hijos quién es Dios; otros se han quedado en el "Jesusito de mi vida" y
les faltan argumentos para dar razones de su fe; y algunos tienen el
concepto de que ser cristiano es sólo un conjunto de normas y ritos,
vacíos de sentido, en vez de ser una manera de vivir en el amor a uno
mismo y a los demás como hijos de Dios y así construir juntos un mundo
de auténticos hermanos.
¿Una catequesis de adultos debería empezar cuando una pareja se
casa?
No tiene porqué comenzar al casarse, lo que sí puede ocurrir es que el
cursillo prematrimonial, si es actual y atractivo, puede ser una
oportunidad de reencuentro con el Señor, para algunos jóvenes que
abandonaron la fe, que les reentusiasme con el seguimiento de Jesús y
su propuesta de Vida plena.
Yo creo que por eso es algo que tenemos que cuidar mucho para no
perder esa oportunidad de contagiar la experiencia de Dios que ayuda a
vivir mejor a cada persona, en pareja, en familia y en la sociedad. Pero
siempre es buen momento para crecer en la fe, formándose más y
conociendo más el evangelio, para vivir la vida con Dios, que la hace
más fácil y la llena de sentido y de misión.
¿Catequesis familiar paralela, padres e hijos a la vez sí o no?
Pues es una bonita manera de vivir juntos el seguimiento de Jesús,
cuando los niños ven que sus padres siguen planteándose el ser cada
día más cristianos, es decir, más personas, más humanos, más justos y
más felices, según las pistas que Dios nos da a su gente. Yo he
comprobado que los padres, que por los hijos hacen lo que sea, muchas
veces crecen en la fe, al comprobar el tesoro que están ofreciendo a sus
hijos y que, algunos tenían adormilado en el insconsciente, por dejadez,
por las prisas de la vida, o simplemente por que nadie les había hablado
de cómo se vive la vida acompañado de Dios y de su gente.
¿Qué perfil debe tener el catequista de hoy?
Yo creo que el catequista de hoy debe ser alguien que tiene
comunicación profunda con Dios, que está entusiasmado con su
proyecto, que intenta vivir como Jesús y que siente la necesidad de
contarlo a los hermanos, para que también vivan felices. Pero tiene que
ser alguien experto en el ser humano, que hable el lenguaje de hoy y
conozca las nuevas pobrezas, dificultades y situaciones que viven los
hombres y mujeres de 2009, para iluminar su camino con lenguaje actual
y presentar a Dios como historia de salvación y liberación.

¿Cree que la comunidad parroquial vive y celebra sus eucaristías


teniendo en cuenta a los niños?
Pues hay de todo. Algunas eucaristías de niños son tan fantásticas que
producen un encuentro con Dios profundo a toda la familia, porque
buscan signos, símbolos y palabras que hagan entendible la celebración
y los textos y la vivencia festiva de la misa, como algo atractivo, cercano,
profundo y familiar. Pero también, desgraciadamente, hay otras
celebraciones de niños que resultan aburridas porque el lenguaje litúrgico
es demasiado serio, las posturas y gestos son de adultos y no se cuida el
clima y los signos, para hacerlos entendibles a los niños a los que se
pretende ir inoculando la presencia de Dios en su vida, para que les dure
para toda su historia personal. Creo que, a veces, desaprovechamos
oportunidades "sagradas" que la vida parroquial nos presenta, para hacer
llegar el mensaje de Jesús a muchas personas y se lo transmitimos gris,
aburrido, monótono, rígido y sin pasión, en una celebración sosa,
incolora, inodora e insípida, en vez de aprovechar que tenemos delante a
un montón de gente para intentar que se encuentren con el Señor que ha
venido para que tengamos vida y Vida en abundancia. 
¿Vivimos en una sociedad laica, religión en las escuelas sí o no?
No entro en el debate. Simplemente creo que la religión hay que
transmitirla en la familia, en la parroquia, en los grupos, con unas buenas
catequesis y ofertas de formación para que los cristianos sean gente
adulta, que sabe en qué cree y experimenta la presencia liberadora de
Dios en su historia personal. Y, luego, que sea nuestra manera de vivir lo
que haga atractivo a los demás el Espíritu que nos dinamiza y facilita la
vida. Que, como decía Jesús, en eso debería conocer que somos su
gente, en cómo amamos?

¿Si la religión es competencia de las familias y la comunidad


parroquial, estamos preparados para llevar a cabo esta misión?
Pues unos más y otros menos, pero uno se va haciendo cristiano con los
años, creciendo en la fe, en el amor a los demás y en la relación con
Dios. Y para eso necesita una comunidad en la que comparta la vida, la
fe y el compromiso y que la parroquia sea la comunidad de comunidades,
y un espacio abierto a los creyentes y a los que tienen otros dioses,
donde todo el que llegue se pueda encontrar bien, con gente que ama,
respeta, es ecuménica, tolerante, alegre, festiva, solidaria y constructora
del reino de Dios, ese mundo más humano y fraterno que es obra de
todos, creyentes y no. Tenemos que ser buenos compañeros de camino
de todos los seres humanos de la tierra, crean en lo que crean y sean de
la nacionalidad que sean.
¿Puede que la catequesis de hoy tenga mucha teoría y le falte
testimonio?
Yo creo que la experiencia de Dios la contagia el que la vive, no el que
tiene muchos conocimientos teológicos. Igual que la enfermedad no la
contagia el médico más sabio sino el que tiene dentro el virus; la fe la
transmite el que vive una historia de relación con Dios que le dinamiza
por dentro y le envía a los hermanos. Esa persona que ama al estilo de
Jesús, alegre, actual, viva y profunda, será un estímulo para los que le
rodean y contagiará su fe mucho mejor que el teórico que sabe todo
sobre Dios, pero que al no hacerlo vida, se le queda en discurso vacío de
contenido.
¿Cuál sería la catequesis ideal?
El catequista ideal sería una persona absolutamente normal, terrícola,
feliz, intensa en su vivir, alegre, universal, optimista, ecuménica, sensible,
empática, comprometida y solidaria, que vive una historia de relación con
Dios que le dinamiza, fortalece, descansa y le lanza a los hermanos a
contárselo.
¿Hoy casi todo está en crisis, está también la fe en crisis?
Cuando yo era joven todos éramos católicos? Hoy hay menos, pero
algunos más auténticos, son personas que se sienten llamados por Dios
a vivir en Él y les llena la vida de sentido y de misión. Los cristianos de mi
comunidad, de mi parroquia, de mi entorno, no están en crisis, están más
fuertes que nunca. Pero los que tenían una fe infantil, sólo de ritos vacíos
de sentido, esos la han abandonado, porque no les aportaba nada
positivo a sus vidas. Igual tenemos la responsabilidad de contarles que lo
de Dios no es un rollo que te estropea la vida, sino una historia
apasionante de amor que te llena la vida de sentido y de misión.
¿Qué modelo de Iglesia y familia necesita la sociedad de hoy?
Yo creo que hace falta que seamos gente normal, actual, alegre y
dinámica, austera, justa y comprometida, que dinamizada por Dios
trabaja por construir un mundo fraterno y celebra y comparte su fe con
otros hermanos, para ser cada día más persona, más libre y más al estilo
de Jesús.

Vivimos en una sociedad pluralista, ¿cuál ha de ser la postura del


cristiano ante las otras religiones con las que convivimos?
Es importante que tengamos una postura de respeto, diálogo y cercanía,
porque creo que a Dios lo que le importa son todos sus hijos de la tierra,
le llamen como le llamen.

¿Dentro de esta sociedad en crisis, desorientada y sin rumbo, qué


consejo optimista y esperanzador nos daría?
Que Dios nos ha soñado, a todos, felices y plenos y que no perdamos
tiempo en buscar discrepancias (religiosas, políticas, sociales, familiares
o personales), sino que celebremos juntos las coincidencias y,
disfrutando, construyamos entre todos un mundo en el que todo el
mundo viva bien. Y que contemos con el impulso de Dios que tiene más
interés en nuestra plenitud, que nosotros mismos. 

También podría gustarte