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Nº 65
Marzo 2014
ZONAS NO INTERCONECTADAS
ELÉCTRICAMENTE EN COLOMBIA:
PROBLEMAS Y PERSPECTIVA
Resumen
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Estudiante Economía, Universidad Nacional, jfbustosg@unal.edu.co
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Estudiante Economía, Universidad Nacional, alsepulvedap@unal.edu.co
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Estudiante Economía, Universidad Nacional, lktrivinoa@unal.edu.co
* Con el apoyo del profesor de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Colombia,
Raúl Ávila Forero.
Abstract
The non-interconnected zones (NIZ) in Colombia prevent to the population living in these
regions to access to constant and quality electricity, which directly affects the quality of
life, restricting opportunities for education, productivity and access to ICT .The context in
the financial and environmental constraints impede the connection to the national grid, the
aim of this work is to show the current state of the NIZ, and the implications it has on
quality of life, in order to explore opportunities for the application alternative energies.
Subdirectora
Vilma Narváez
Contenido
Introducción…………………………………………………………………………………6
Energías Alternativas………………………………………………………………………18
Conclusiones……………………………………………………………………………….24
Referencias Bibliográficas…………………………………………………………………25
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Introducción
La amplitud del territorio colombiano, la diversidad de climas y altitudes, y la dificultad de
acceso a muchas áreas de la accidentada geografía colombiana, impide que muchas zonas
tengan acceso a suministro de energía eléctrica debido a los costos que acarrea la
interconexión eléctrica en la totalidad del país y los impactos ambientales que tendría la
instalación de la infraestructura necesaria para la prestación del servicio. Esta situación ha
permitido que el país se encuentre con un área sumamente representativa del territorio
colombiano con deficiente o nulo servicio de energía eléctrica, lo que impide el acceso a
tecnologías de diversos tipos que permitirían mejorar la calidad de vida de las personas que
allí habitan, y esto a su vez, ayuda a la perpetuación de la desigualdad regional que afecta el
país.
En este contexto, el objetivo de este trabajo será presentar un marco general que permita
analizar el estado de las Zonas no Interconectadas (ZNI) y observar de manera adecuada las
implicaciones que esto conlleva en la calidad de vida de las poblaciones marginadas. Este
análisis permitirá presentar de manera general las respectivas soluciones al problema del
suministro eléctrico que se han tomado en el país y las consecuentes políticas realizadas,
además de presentar de manera específica la implementación de energías alternativas tanto
en asentamientos colombianos como en casos internacionales.
Debido a la poca inversión por parte de los particulares en pro de las ampliaciones
requeridas en el sector, durante la década de los 30 el estado hace una fuerte y creciente
intervención en la infraestructura necesaria para la prestación de electricidad en las
principales ciudades. Para 1938, se declara el suministro de energía eléctrica como un
servicio público fundamental, con lo cual se amplían los márgenes de financiamiento y
desarrollo de los entes públicos asociados al sistema energético (Sandoval, 2004).
En el año de 1946 y con el fin de impulsar la electrificación del país, se crea el Instituto de
Aprovechamiento de Aguas y Fomento Eléctrico – Electroaguas, el cual se convertiría en el
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Si bien la década de los 40 fue clave para la consolidación del sector eléctrico a nivel
departamental y regional, donde jugó un papel clave relación entre el ICEL y las
electrificadoras, sólo hasta la década siguiente se pudo empezar a considerar una
interconexión entre los sistemas regionales. Para el año de 1967 se crea la empresa de
Interconexión Eléctrica S.A. (ISA), la cual surge como el resultado de las negociaciones
entre las principales empresas regionales y con el fin último de interconectar sus sistemas.
Con el ingreso de CORELCA a ISA en 1976, se configura un sistema que modificaría la
autonomía regional, consiguiendo así una mejora en el nivel técnico integrado, así como
también en la programación de inversiones y en la operación de los sistemas existentes.
(IPSE, 2008).
Durante las décadas del 70 y el 80, cabe resaltar la asignación que se le da al Ministerio de
Minas y Energía con el fin de proponer y adelantar la política nacional en materia de
electricidad, a través de las diferentes entidades adscritas o vinculadas al mismo; así
mismo, es importante mencionar hechos internacionales tales como la recesión mundial de
los 80 y el aumento en el precio del petróleo, los cuales tuvieron repercusiones en la
situación financiera del sector (Sandoval, 2004).
Gracias a un diagnóstico realizado a las empresas estatales del sector eléctrico a comienzos
de la década de los 90, fue posible identificar resultados desfavorables y falencias
relacionadas a la eficiencia administrativa, operativa y financiera de las mismas, debido a
tales fallas en el sector, entre los años de 1991 y 1992 no es capaz de resistir una sequía
atípica generada por un fuerte fenómeno del niño, produciendo el racionamiento energético
más grande de la historia reciente colombiana (IPSE, 2008).
eficiencia en los servicios públicos, haciendo posible la libre entrada de cualquier agente
interesado en la prestación del servicio. Así mismo, mediante la promulgación de las leyes
142 y 143 de 1994, se genera un nuevo referente con respecto a la prestación de los
servicios públicos domiciliarios, en particular el de la energía eléctrica. Éste marco
institucional logró concentrar y regular la globalidad del negocio, en donde se incluye la
generación, transmisión, distribución y comercialización, con lo cual se buscaba, un grado
superior de desarrollo en materia de cobertura y calidad en el Sistema Interconectado
Nacional (SIN), donde además se señaló y delimitó la existencia de las Zonas no
Interconectadas (ZNI). (IPSE, 2008).
Así mismo, durante esta década se crean las tres unidades administrativas especiales
relacionadas con el sistema eléctrico colombianos, estas serán: La Comisión de Regulación
de Energía y Gas (CREG), la Unidad de Información Minero Energética (UIME) y la
Comisión de Planeación Minero Energética (UPME). Además, se transformó el ICEL
mediante el Decreto 1140 de 1999 en el Instituto de Planificación y Promoción de
Soluciones Energéticas (IPSE).
Finalmente en el 2004 mediante el Decreto 257 del 24 de enero del mismo año, el IPSE es
restructurado y pasa a ser el Instituto de Planificación y Promoción de Soluciones
Energéticas para las Zonas No Interconectadas,
hidroeléctrica, la más utilizada en el país), la fuerza del aire (energía eólica), la luz
solar (energía solar) o también, el poder energético de los combustibles (energía
térmica), entre otros.
Distribución: Dado que la transmisión del STN sólo llega hasta un punto de entrada
de los grandes centros de consumo, la tercera etapa del proceso tendrá que ver con
el transporte de ésta energía hasta las instalaciones del consumidor final. Este
proceso, al igual que el de la transmisión se realiza mediante cables especiales, de
menor tamaño y con características distintas adecuadas a las menores cantidades de
energía eléctrica requeridas para el consumo de cada usuario.
carácter privado.
Con la entrada en vigor de las leyes 142 y 143 de 1994, se garantiza la calidad y
disponibilidad de los servicios públicos domiciliarios; además, se busca la ampliación
permanente de la cobertura, así como también la prestación continua e ininterrumpida de
los servicios.
Igualmente, gracias a las leyes mencionadas se obtiene una separación de las actividades
para la prestación del servicio, la participación de agentes privados, y principalmente la
creación de la Comisión de Regulación de Energía y Gas (CREG).
[1]4
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Donde:
G: Costos de producción; relacionado con los costos en los que se incurren al momento de la
generación eléctrica.
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T: Costos de transporte asociados al STN; hace alusión a los costos de transporte asociados a la
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transmisión eléctrica desde las centrales, hasta los puntos de entrada de los grandes demandantes.
D: Costos de distribución; costos de transporte entre los puntos de entrada y las instalaciones del
consumidor final.
De la ecuación [1] es posible inferir que sin importar la ubicación física de los usuarios, la
tarifa corresponderá a una relación de costos iguales para cada usuario, versus un consumo
correspondiente.
De acuerdo a la Tabla 2, las tarifas de los consumos para los estratos 1, 2 y 3 reciben un
subsidio, mediante una ayuda económica otorgada para el pago de la tarifa del servicio.
Vale mencionar además que son los estratos 5 y 6, así como el sector industrial, los
encargados de generar los aportes subsidiarios mediante el ítem correspondiente a
Contribución.
PR: Pérdidas reconocidas; costos de pérdida irrecuperable de energía presentada durante todo su
proceso.
R: Restricciones; asociadas a eventos inesperados que alteren el correcto funcionamiento el sistema,
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Las Zonas no Interconectadas están definidas en Colombia por el Artículo 11 de la Ley 143
de 1994 y delimitadas y categorizadas por la resolución 18 2138 de la CREG en 2007,
como las zonas “donde no se presta el servicio público de electricidad a través del Sistema
Interconectado Nacional”, caracterizadas por la gran distancia hasta los principales centros
urbanos, una muy baja densidad poblacional, en donde la accidentada geografía, la
diversidad de climas y la espesa selva tropical, para el caso del Amazonas, la Orinoquía y la
región del Pacífico, hace muy difícil la instalación de infraestructura. Esta situación hace
que los costos tanto financieros como ambientales, hagan sumamente difícil la conexión al
SIN, no obstante, las oportunidades de proponer alternativas energéticas a esta zona
abundan debido a la abundante variedad y cantidad de recursos naturales que poseen
(Flórez , Tobón, & Castillo, 2009).
En las Gráficas 3 y 4, podemos observar que los departamentos incluidos en esta tabla
pertenecen efectivamente a regiones del país alejadas de las principales ciudades con baja
densidad de población, y en general correlacionadas con la baja producción e ingreso per
cápita, y especialmente corresponden a departamentos con los más altos niveles de
necesidades básicas insatisfechas según datos del DANE y el DNP.
Las ZNI en el país ascienden a aproximadamente 66% del territorio colombiano incluyendo
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más de 1.500 localidades de la zona rural, sin embargo corresponden a una porción de tan
sólo 1.8 millones de habitantes, lo que corresponde a aproximadamente un 3% con respecto
a la población total del país (Franco, Dyner, & Hoyos, 2008). No obstante, el problema
central del acceso a la energía eléctrica radica en que esta permite a las comunidades e
individuos que lo tienen, obtener oportunidades para mejorar la calidad de vida, pues las
zonas de no interconexión mantienen niveles de pobreza, acceso a la educación, acceso y
calidad de la vivienda, acceso a las TIC, entre otros indicadores, muy relegados a los
niveles promedio nacionales y aún más de los niveles de las ciudades principales ciudades.
La gráfica 4, realizada por Franco et al., muestra los flujos que interfieren en el desarrollo
de las comunidades sin acceso a la energía eléctrica, que llevan a círculos viciosos y
trampas de pobreza, que impiden el progreso de dichas zonas (Franco, Dyner, & Hoyos,
2008)
No obstante es importante mencionar que muchas de las poblaciones que viven en las ZNI,
tienen cosmovisiones diferentes a las del desarrollo, en las que las prioridades para su
bienestar se centran en otros aspectos y no en el acceso a servicios públicos como la energía
eléctrica, que ponen de presente que organizaciones económicas comunitarias no coloniales
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y modelos de vida diferentes a los propuestos en la cultura occidental, que contrastan con el
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bienestar propuesto por los modelos de desarrollo tradicionales (de Sousa Santos, 2012).
Sin embargo, estos modelos no son contrarios a la entrada de la electricidad como vehículo
y herramienta para conseguir objetivos de desarrollo comunitario y de hecho, si se trabajan
en conjunto con las comunidades beneficiarias podrían ayudar a la economía local y
mejorar la calidad de vida de los habitantes (Comisión para la Cooperación Ambiental,
2010)g
Según datos de la OMS se estima que más de 3.000 millones de personas no tienen un
acceso efectivo a la electricidad y utilizan como sustitutos leña, estiércol, carbón y otros
combustibles fósiles para cocinar o calentarse, lo que es responsable de la muerte de más de
1,5 millones de personas al año, en países en desarrollo. Además, en más de 30 países
africanos, por ejemplo, el crecimiento del PIB puede verse frenado en más de 2% debido al
escaso acceso a electricidad (AIF, World Bank, 2008). Los datos del Banco Mundial (2010)
muestran que Colombia alcanza un cubrimiento superior al 97% en el acceso a la
electricidad lo que no afecta en gran medida el crecimiento nacional, sin embargo, en
departamentos periféricos de la Amazonía, la Orinoquía y el Pacífico el acceso a la
electricidad puede convertirse en un factor importante en el crecimiento local.
La calidad del servicio en las ZNI es sumamente menor al mostrado por el resto del país.
Tomando como punto de referencia la capacidad instalada del sistema interconectado
nacional (SIN), para el año de 2011 según la UPME se contó con un valor cercano a los
14.450 MW y una prestación del servicio las 24 horas; en cuanto al rubro correspondiente a
las ZNI se mostró que para el 2011 la capacidad instalada se encontraba alrededor de los
165 MW con horas de prestación de servicio entre las 4 y las 24 horas, dependiendo de la
zona. (UPME, 2011).
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A diferencia de muchos países en el mundo, Colombia tiene una riqueza enorme en fuentes
de agua en gran parte de su territorio, lo que permite tener la ventaja de contar con un
enorme potencial para el aprovechamiento de energías renovables en el campo
hidroeléctrico. Al punto de que hoy en día, cerca del 80% de su sistema de generación
proviene de la generación hidroeléctrica, lo que le permite disponer de una energía
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almacenable, económica, firme y confiable, asegurando este recurso para su desarrollo, hoy
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Sin embargo, de las 12.852 zonas no interconectadas que posee el país, más de 7400 no son
conectables al SIN (Cifras del UPME para el periodo 2010-2014) y se hace imposible
aprovechar de manera eficiente el potencial hidroeléctrico debido a los altos costos
relativos y la dificultad de construir centrales hidroeléctricas para poblaciones de escala
menor, pues las poblaciones se encuentran sumamente dispersas y por tanto los costos por
KW producido son mucho mayores que en el resto del país e incluso mucho mayor al
promedio mundial (CREG, 2013). Por tanto la implementación en las ZNI de energías
alternativas para la generación de electricidad debe ser un proyecto prioritario en la política
pública concerniente, no sólo para proveer energía eléctrica a dichas zonas, sino para evitar
la dependencia de la energía hidroeléctrica como vemos en el siguiente gráfico
Energías Alternativas
Las energías alternativas tomaron relevancia alrededor del mundo después de la década del
80 cuando empezaron a estudiarse los efectos del cambio climático, y rápidamente se
desarrollaron y retomaron investigaciones aplicadas a otras áreas en la generación de
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energía eléctrica, lo que redujo significativamente su costo sin esto lograr reducir los
precios para ser competitivas a los combustibles tradicionales. A continuación se
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mencionarán las distintas fuentes de generación eléctrica utilizadas a lo largo del territorio
con especial interés en las energías alternativas para aplicación de estas en las ZNI.
Así mismo, vale tener en cuenta que al momento de realizar las inversiones en estos
tipos de generadores, según datos de 2013 de la CREG la vida útil promedio de los
equipos, las obras civiles y la infraestructura mecánica rondará alrededor de los 30
años, sin importar el combustible utilizado en el proceso.
Debido al difícil transporte de los combustibles hacia las ZNI, se han planteado en
algunos lugares el aprovechamiento de la energía geotérmica, en donde se vienen
realizando estudios por parte de las Empresas Públicas de Medellín en el volcán
Nevado del Ruiz, en donde se han realizado las primeras exploraciones de pozos
con resultados aún inciertos (EPM, 2010), además, de tres sitios que han sido
identificados por el IPSE como estratégicos para la producción de energía: El
Volcán Azufral en Nariño, el Cerro Negro también en Nariño y Paipa en Boyacá
(Energy Sector Management Assistance Program, 2010)
como también su idoneidad para la aplicación en las ZNI debido a que la radiación
media, en Colombia es de 4.5 kWh/m2 (el área con mejor recurso solar es la La
Guajira, con 6kWh/m2 de radiación, seguida de San Andrés y Providencia y
Magdalena) (IPSE, 2013).
Según la Resolución 182138 de 2007 del Ministerio de Minas y Energía, los valores
de capacidad y demanda por usuario de este tipo de energía corresponderán a los
datos de la tabla número 3.
estimado eólico de más de 21 GW que serviría para satisfacer más de dos veces
la demanda interna (EPM, 2010).
En la gráfica 6 puede notarse cómo en los lugares del Cesar y Norte de Santander
los vientos presentes pueden ser una alternativa que si bien no será un satisfactor
completo, sí puede ser parte de una generación híbrida que supla las necesidades
de la población del lugar.
Conclusiones
Por tanto, es importante que los proyectos de electrificación no sólo brinden el servicio
eléctrico a los habitantes, sino que estos proyectos brinden empleos temporales y fijos que
permitan un desarrollo comunitario y la inclusión de los diversos actores locales que lleven
de la mano el desarrollo local y el proyecto a realizar. Para ello es necesario que exista un
papel fundamental e integral del estado que permita reducir la brecha tecnológica, social y
económica en que viven los pueblos sin electricidad, respetando y rescatando sus
cosmovisiones, culturas y construcciones sociales.
Debido a las restricciones presentes para llevar a la interconexión de las ZNI al SIN, es
importante que se ponga especial atención y destinación a investigación y desarrollo en
energías alternativas que permitan un acceso a la energía eléctrica a costos razonables y sin
tener impactos permanentes en el medio ambiente, pues el país apenas ha empezado a
interesarse por estas energías. Para esto es necesaria la intervención pública y privada en las
empresas prestadoras de servicio eléctrico en las ZNI, para hacer atractivos y seguros las
inversiones en el sector.
Así mismo, entender el papel que juega el planeador al momento de buscar soluciones
razonables y aplicables en cada una de las ZNI es una tarea compleja, debido no sólo a la
creciente oferta de nuevas alternativas, sino además, a la complejidad del territorio
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Referencias bibliográficas
[1] AIF, World Bank. (2008). Servicios de energía para reducir la pobreza y promover el
crecimiento. Nueva York: Word Bank.
[6] Congreso de la República. (2003, 18 de diciembre). Ley 855 de 2003. Para todos los
efectos relacionados con la prestación del servicio público de energía eléctrica se
entiende por Zonas No Interconectadas a los municipios, corregimientos,
localidades y caseríos no conectadas al Sistema Interconectado Nacional, SIN.
Diario Oficial No. 45.405.
[8] Constitución Política de Colombia. (1994, 11 de julio). Ley 142 de 1994. Por la cual
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[9] Constitución Política de Colombia. (1994, 11 de julio). Ley 143 de 1994. Por la cual
se establece el régimen para la generación, interconexión, transmisión, distribución
y comercialización de electricidad en el territorio nacional, se conceden unas
autorizaciones y se dictan otras disposiciones en materia energética. Diario Oficial
41.434.
[11] Flórez, J., Tobón, D., & Castillo, G. (2009). ¿Ha sido efectiva la promoción de
soluciones energéticas en las zonas no interconectadas (ZNI) en colombia?: un
análisis de la estructura institucional*. Cuad. Adm. Bogotá (Colombia), 22 (38),
219-245.
[14] EPM. (2010). Energías Alternativas: Jepírachi una experiencia con la comunidad
indígena Wayuu en la Guajira colombiana. Revista EPM: Jepírachi.
[15] Franco, C., Dyner, I., & Hoyos, S. (2008). Contribución de la energía al desarrollo
de comunidades aisladas no interconectadas: un caso de aplicación de la dinámica
de sistemas y los medios de vida sostenibles en el suroccidente colombiano. Dyna,
Año 75, Nro. 154, 199-214.