Luego del regreso, en época Persa, las dos corrientes principales del Judaísmo son: una laica, formada por escribas y otra formada por la comunidad sacerdotal.
De ahí brotan dos obras completas y coherentes, que por supuesto
hacen uso de materiales preexílicos más pequeños y breves. Se trata de D y P.
En un momento tan delicado, en el que se necesitaba un documento que
diese identidad al Judaísmo naciente, y que fuese aceptado tanto por los judíos del país como por los de la diáspora.
Los sacerdotes compusieron un documento que comienza con la
creación y termina con el Levítico.
Los escribas Deuteronomistas hicieron un documento desde Dt hasta
Reyes.
Una minoría de escribas y sacerdotes propusieron una fusión: el
Hexateuco, que presenta un final lógico, con la conquista de la tierra, prometida en los libros previos; de hecho, en ningún libro de los Profetas Anteriores hay tantos elementos sacerdotales como en Josué.
Pero la mayoría de sacerdotes y escribas no vieron conveniente que el
Pentateuco acabase con el don de la tierra, máxime porque está es presentada como conquista violenta, hecho nada halagador para los benévolos gobernantes persas.
Por eso Josué debió separarse de los libros previos y Deuteronomio se
adaptó para convertirse en el final del Pentateuco.
Se respondía así mejor a los judíos de la diáspora:
- Moisés no pisa la tierra prometida.
2
- Lo importante es la Torá, que se convierte en una “patria portátil”.