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Declaraciones de Andrés Cánovas en la presentación del proyecto de la

Plaza del C.I.M. y de remodelación de la Calle Real.(transcritas del


video publicado por el Ayto de Cartagena en su web)

Cartagena 4-3-2009.

El proyecto de la Calle Real parece más de ingeniería y el de la


Plaza del C.I.M. más de Arquitectura, aunque una ambición oculta de
los arquitectos siempre ha sido el llegar a ser ingenieros, en este
caso me hubiese gustado más trabajar en estos términos.

Cartagena es una ciudad curiosa, porque los grandes procesos de


transformación urbana y de la ciudad siempre se han producido después
de la crisis de fin de siglo, y coincide que este gran proceso de
renovación que estamos acometiendo en este momento tiene su parangón
en el proceso de renovación del principio del siglo XX. Conviene
recordar que la última vez que la ciudad se abre al mar de manera
significativa es a principios del siglo XX con la apertura de la Calle
Gisbert. En ese sentido el proceso de apertura al mar de la Calle Real
a través de la nueva plaza del C.I.M. cierra ese círculo de los cien
años y en ese sentido tiene también un interés no solo urbano y
arquitectónico sino también de condición sentimental.

Este es un proyecto que se remite a un concurso internacional


que convocó el Ayuntamiento de Cartagena hace unos ocho años y que por
distintas situaciones tienen que posponer su ejecución hasta este
momento.

El tema fundamental es abrir la Calle Real al mar, pero también


generar un circuito que desde el muelle nos pueda comunicar con la
plaza del Cuartel de Instrucción, y por tanto no sólo dar una nueva
imagen al fondo de perspectiva de la Calle Real sino también cerrar el
círculo de las líneas del cantil del puerto de Cartagena.

El proyecto por otra parte intenta ser un acompañamiento a los


edificios formidables que hay en ese lugar, por un lado el antiguo
Cuartel de Presidarios, que luego fue Centro de Instrucción de
Marinería y que ahora se va a convertir en centro universitario y en
parte de sus bajos en Museo Naval, y lo por otro lo que eran las
Atarazanas, antiguo taller de calderería del Arsenal, que eran además
la puerta a la imagen del Arsenal. Este, que es un edificio
interesantísimo desde el punto de vista arquitectónico, va a ser
también sede del futuro Museo Naval.
El proyecto por tanto no es más que ese acompañamiento y por
ello consta de una pavimentación y una jardinería un poco especiales.
En la pavimentación se trabaja con los modelos que han funcionado ya
en la ciudad, dando una imagen de continuidad a las pavimentaciones y
a los mobiliarios urbanos que se están ya utilizando, por lo tanto se
utiliza la piedra del cabezo, acompañada de un sistema de jardinería
formado por palmeras, para lo que se han estudiado desde el punto de
vista fitosanitario las condiciones de plantación, habiendo observado
que la Phoenix canariensis es más proclive al ataque del picudo rojo
que otras especies como la palmera datilera, que podemos considerar
autóctona. Por ello el proyecto trabaja con tres especies de palmeras,
por una parte la palmera datilera y por otra las dos especies de
washingtonias.

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