Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
1
Paluca de Perulapán
La Esperanza en
Tiempo de
Alomdra
2
Paluca de Perulapán
3
Paluca de Perulapán
Comentarios:
Álvarez Emmi:
Elizabeth Castaneda:
Perla Maldonado:
4
Paluca de Perulapán
5
Paluca de Perulapán
Dedicatoria:
6
Paluca de Perulapán
Un Cuento Guanaco
7
Paluca de Perulapán
Agradecimientos
8
Paluca de Perulapán
Prólogo
La tierra de La Esperanza es un
surrealismo mágico donde
trascienden las frecuencias de varios
mundos. La idiosincrasia de un
pueblo marginado como aquel y las
luces de un mundo más avanzado
como las de Ragnar Olsen, un
científico de primer mundo que queda
hipnotizado ante el misterio de su
propio cuento. Alomdra, su principal
personaje, cree en el amor y en la
esperanza que encuentra en su propia
tierra, pero para ser feliz en la vida se
verá obligada a salir de ella. Descubre
que el amor no solo es un zarpazo
sorpresivo de las circunstancias, sino
que también que con el tiempo
aprende a encontrarlo con mucha
más paciencia. Ha de regresar a su
tierra empujada otra vez por las
9
Paluca de Perulapán
10
Paluca de Perulapán
11
Paluca de Perulapán
Contenido
Comentarios: ............................................. 4
Dedicatoria: ............................................... 6
Agradecimientos ....................................... 8
Prólogo ...................................................... 9
Capítulo 1 ................................................ 14
Capítulo 2 ................................................ 21
Capítulo 3 ................................................ 28
Capítulo 4 ................................................ 35
Capítulo 5 ................................................ 44
Capítulo 6 ................................................ 52
Capítulo 7 ................................................ 61
Capítulo 8 ................................................ 67
Capítulo 9 ................................................ 76
Capítulo 10 .............................................. 85
Capítulo 11 .............................................. 93
Capítulo 12 ............................................ 103
12
Paluca de Perulapán
Biografía................................................. 109
13
Paluca de Perulapán
Capítulo 1
A
quella tarde de verano, en las
vísperas de la fiesta del
pueblo, Alejandro le llevó la
noticia de la tragedia a Alomdra y, antes que
sus pulmones se le llenaran de aire para
lanzar el grito y que sus ojos se aguaran por
el dolor que precipitadamente le llegaba a su
alma, en un microsegundo sintió detener el
tiempo y recordó las palabras temblorosas en
unos decibeles elevados por el odio y el vacío
de los celos: ¡Nunca serás feliz, ni con él ni con
nadie! – Volvía a escuchar las palabras con
impetuoso estruendo y su mente dibujaba
una vez más la escena del cuerpo que caía del
árbol de pitos paralelo a la ermita. Su amiga
de infancia quedaba colgada frente a la
muchedumbre y ante ella.
- ¡Meme ha muerto!
14
Paluca de Perulapán
15
Paluca de Perulapán
16
Paluca de Perulapán
17
Paluca de Perulapán
18
Paluca de Perulapán
19
Paluca de Perulapán
20
Paluca de Perulapán
Capítulo 2
A
nastasia Martina Joaquín
Vivas había dejado marcado
al pueblo de La Esperanza.
Nadie en la corta historia de este poblado
recordaba un suceso más dramático que el
suicidio de la muchacha de solo diecisiete
años. Había sucedido algunas otras tragedias,
las cuales eran siempre empujadas por la
chicha o el chaparro, sucesos que de alguna
manera se podían conjeturar por los indicios
de la malaleche que algunos creaban, pero la
tragedia de Tina, ni sus más cercanos amigos
ni familiares la vieron venir.
21
Paluca de Perulapán
22
Paluca de Perulapán
23
Paluca de Perulapán
Precisamente el 8 de diciembre de
1940 cuando el pueblo celebraba a la virgen
de la sagrada concepción, la patrona del
pueblo y, que para el padre Gregorio se le era
imperativo oficiar la misa; lo único que no
dijo en latín fueron las amonestaciones en el
anuncio de la boda entre Meme y Alomdra,
anuncio que para una joven Anastasia
Martina Joaquín Vivas fue como un dardo en
el corazón. Por tres años vivió esa fantasía de
sentirse novia del apuesto joven Meme y
aunque algunas veces se le insinuó en ese
transcurso del tiempo, Meme solo tenía ojos
para la espigada Alomdra. En un pueblo
como lo era La Esperanza, las noticias y
rumores internos de esta tierra estaban a la
orden del día y a Tina le cayó como un balde
de agua fría, pues nunca supo del noviazgo
entre ellos. Sintió un enorme desprecio y
odio por Alomdra y, Tina se dejó hundir en el
vacío funesto de la depresión. Dejó de comer,
de comunicarse con el mundo y en ese mismo
mes previo a la vísperas de navidad saltó a la
otra vida desde el palo de pitos.
24
Paluca de Perulapán
25
Paluca de Perulapán
26
Paluca de Perulapán
27
Paluca de Perulapán
Capítulo 3
28
Paluca de Perulapán
29
Paluca de Perulapán
30
Paluca de Perulapán
31
Paluca de Perulapán
32
Paluca de Perulapán
33
Paluca de Perulapán
34
Paluca de Perulapán
Capítulo 4
E
l Chelón Ragnar Olsen había
nacido en la capital cultural de
Noruega, Trondheim. Desde
joven le entró una enorme curiosidad por los
estudios geográficos y geológicos, lo que le
había dado la oportunidad de viajar por el
mundo donde tuvo una estadía prolongada en
Madrid y era por eso de que hablaba un
castellano muy diferente del regional de
aquel pueblo cuscatleco. Quizá hablaba
mejor el idioma local que los nativos, pero su
fonética de la madre patria era una pequeña
barrera que le tomó una par de meses en
sobrellevarla. Nunca se había bajado al
trópico, siempre estuvo en esos paralelos del
norte. Había vivido en Vancouver Canadá y
en Anchorage, una pequeña ciudad en
crecimiento en el estado de Alaska en Estados
Unidos y en todo aquello, en esos impulsos de
su investigación geológica fue que, por suerte,
lo había alejado de las llamas infernales de lo
35
Paluca de Perulapán
36
Paluca de Perulapán
37
Paluca de Perulapán
38
Paluca de Perulapán
Conquistar el corazón de la
muchacha no fue nada difícil para aquel ángel
de genes caucásicos. Alomdra desde el
primer segundo se sintió atraída por él y
aunque lo intentaba disimular este le
provocaba un nerviosismo que le hacía
enfriar las extremidades y sudar las gotas
más frías que sintió recorrer por sobre su
39
Paluca de Perulapán
40
Paluca de Perulapán
41
Paluca de Perulapán
42
Paluca de Perulapán
43
Paluca de Perulapán
Capítulo 5
E
l Chelón no se inmutó o
sorprendió por la nota del
viejo. La siguiente mañana
tomó su mochila y se fue a buscar al
enigmático señor Locadio. Aquel era un viejo
en el camino del génesis de su séptima
década, aunque parecía de ochenta. Sin más
dientes que sus colmillos superiores, siempre
se le miraba masticando entre sus encillas un
ardiente tabaco. No fumaba y cuando
conseguía un puro era simplemente para
devorarlo. La gente siempre lo recordaría
por aquellas constantes escupidas de color
café y por las ironías bien marcadas del
recuerdo de su vida. En cuando joven
siempre se le vio llevar a su rancho a mujeres
maduras, las cuales nadie en La Esperanza
supo nunca de dónde venían y, cuando ya
viejo, lo divisaron siempre llevando del brazo
a inocentes niñas. Todo el mundo sabía en
aquella tierra que Conchita Segura siempre
44
Paluca de Perulapán
45
Paluca de Perulapán
46
Paluca de Perulapán
47
Paluca de Perulapán
48
Paluca de Perulapán
49
Paluca de Perulapán
50
Paluca de Perulapán
51
Paluca de Perulapán
Capítulo 6
E
ra obvio que había sentido la
competencia del malencarado
Ovidio Guillén y quien era más
conocido por su apodo que por su nombre
oficial. Nadie se atrevía a llamarle Gallina
porque sabían que no lo pensaba para
desenvainar su sampedrano especialmente si
andaba enchichado. De hecho, don Locadio y
don Jesús Alfonso se lo habían advertido al
Chelón: ¡Tené cuidado con ese baboso… que
no se tienta el corazón para zamparle un
machetazo a cualquiera! – La verdad que se
había ganado aquella fama a pulso, pues de la
boca de Alejandro, este le había contado
como Ovidio Guillén había dejado a dos
agentes de la Guardia Nacional moribundos
en lo que eran las fiestas de un pueblo
cercano. Contaban que desde entonces lo
buscaban las autoridades, pero en el poblado
de La Esperanza era bien sabido que los
hermanos Guillén nunca conocieron la
52
Paluca de Perulapán
53
Paluca de Perulapán
54
Paluca de Perulapán
55
Paluca de Perulapán
56
Paluca de Perulapán
57
Paluca de Perulapán
58
Paluca de Perulapán
59
Paluca de Perulapán
60
Paluca de Perulapán
Capítulo 7
E
n aquel tiempo semanas a esa
fecha de mayo se tornaron con
una espesa neblina. Las
cortinas de las brumas eran tan anchas como
las ansiedades de las dudas y de repente
apareció un mundo paralelo a través de sus
sueños que muchas veces la llevó a confundir
la realidad de la fantasía. En los cinco años
oscuros de un religioso luto nunca lo había
soñado y parecía que después de dar aquel
“sí” para una boda, los duendes de la culpa
comenzaron a erosionar la paz de su alma.
Primero, volvía a ver aquel caballo que según
contaban y que ella corroborara por boca de
Alejandro, que el canelo patas blancas y que
desapareció de aquellas tierras jorobadas
desde que Meme caía en aquella tarde fatídica
le aparecía de nuevo en sus sueños. Luego
días después sus sueños la transportaron a
esos días de escuela donde un grupo de cinco
niños, entre ellos Meme, bajaban a caballo
61
Paluca de Perulapán
62
Paluca de Perulapán
63
Paluca de Perulapán
64
Paluca de Perulapán
65
Paluca de Perulapán
66
Paluca de Perulapán
Capítulo 8
S
í al Chelón le hubiesen dado
potestad para nombrar aquella
tierra la hubiese bautizado
como El Paraíso. Se sentía en uno a pesar de
todas esas inconveniencias que encontraba
en ajustarse a este mundo subtropical. Le
había puesto cara dura a la diarrea de los
primeros días, le hizo caso omiso a los
zancudos y los telepates y, ese día que llegaba
por el desayuno a casa de don Jesús Alfonso
Aguilar y Aguilar le llevaba la noticia a
Alomdra como un suceso sin el sentido de la
pena que un macho salvadoreño a toda costa
hubiese evitado reconocer: ¡Tengo piojos! -le
dijo. -quizá la muchacha tuvo más pena que
el propio Ragnar Olsen. ¿Qué diría la gente sí
se diera cuenta que tengo un novio piojoso? -
reía a su cuestionamiento interno. La verdad
que el Chelón no los conocía y había sido la
niña Conchita quien con una vista aguda a sus
setenta y cinco años los había divisado
67
Paluca de Perulapán
68
Paluca de Perulapán
69
Paluca de Perulapán
70
Paluca de Perulapán
71
Paluca de Perulapán
72
Paluca de Perulapán
73
Paluca de Perulapán
74
Paluca de Perulapán
75
Paluca de Perulapán
Capítulo 9
P
or aquellos días hizo el mismo
recorrido sobre una yegua
camino a Suchitoto, pues hasta
allí estaba la mejor costurera de la región, la
misma que había confeccionado el vestido
que un día encargó para la boda frustrada por
las fatalidades del destino con ese amor
juvenil de nombre Meme. Le acompañaba su
padre y dos de sus cuatro hermanos, los
mismos que hicieron el recorrido cinco años
antes. Pasaron por los mismos ingenios a
tomar el vicio espumoso de las cañas y a
cargar los atados envueltos en tuzas que eran
demandados en una tierra de gente dulce
como La Esperanza y, volvería a hacer aquel
mismo recorrido una vez más para ir por los
vestidos ordenados para la más magna
ocasión de su vida.
76
Paluca de Perulapán
77
Paluca de Perulapán
78
Paluca de Perulapán
79
Paluca de Perulapán
80
Paluca de Perulapán
81
Paluca de Perulapán
82
Paluca de Perulapán
83
Paluca de Perulapán
84
Paluca de Perulapán
Capítulo 10
L
a conmoción de aquella noticia
comenzó después de todos
esos días nublados y que
finalmente, la borrasca infernal de la última
noche escampara. Tendría que regresar esa
misma tarde, pues con Chicho Joaquín
intuyendo que el tiempo mejoraba habían
acordado en comenzar a hacer una enramada
para ese gran día de la fiesta. Chicho llegó
cuando el sol estaba sobre él y se admiraba
que el Chelón quien era el único hombre con
un reloj que siempre se le miraba llevar
colgado en su porta cincho, no apareció en
toda aquella tarde. El siguiente día, Chuy, el
hermano de Alomdra se daba a la tarea de ir
a buscarlo al pueblo e indagar con el padre
Gregorio Macanche. Encontró la respuesta
menos esperada, pues al igual el padre estaba
sorprendido por la falta de seriedad de un
hombre como lo era de responsable Ragnar
Olsen. Había visto el viejo vehículo de carga
85
Paluca de Perulapán
86
Paluca de Perulapán
87
Paluca de Perulapán
88
Paluca de Perulapán
89
Paluca de Perulapán
90
Paluca de Perulapán
91
Paluca de Perulapán
92
Paluca de Perulapán
Capítulo 11
L
a sensación de aflicción y
angustia estaba en toda la
familia Aguilar y Aguilar, pero
esta se miraba más reflejada en el viejo Jesús
Alfonso, el padre de Alomdra. Aquel día había
comenzado con la rutina como siempre,
atizando la hornilla junto a su prima Lola.
Hicieron todos los quehaceres de la mañana
con esa inercia que conllevaba el afán hacia
las tareas de la tarde y Lola solo la vio entrar
a su cuarto, pero nunca la vio salir. Le buscó
por toda la casa y los corrales de los animales
hasta que la delgada Lola había entrado en
aflicción y se fue en busca de su prima a los
tulares que por aquellos tiempos cultivaban
su familia. Don Jesús Alfonso sintió que algo
andaba mal… tenía ese frío presentimiento
cuando Lola se apareció por los cercos. Se fue
junto a su sobrina y comenzaron a preguntar
de casa en casa. Nuevamente llegó al rancho
de los Guillén porque siempre le despertaron
93
Paluca de Perulapán
94
Paluca de Perulapán
95
Paluca de Perulapán
96
Paluca de Perulapán
97
Paluca de Perulapán
98
Paluca de Perulapán
99
Paluca de Perulapán
100
Paluca de Perulapán
101
Paluca de Perulapán
102
Paluca de Perulapán
Capítulo 12
A
l igual que no dudó en salir de
La Esperanza, tampoco
dudaría en regresar a dar los
últimos respetos a su amado padre. Llegaban
a los linderos de un arenal, pues ya no era el
mismo río de dos décadas atrás. Estaba seco
a pesar de que era un tres de mayo, la época
de lluvias en estas zonas del hemisferio.
Subió la cuesta serpentina hoy mucho más
ancha que el camino aquel que bajó por
última vez veinte años atrás. Pero a pesar de
que los caminos se ensancharon la
perspectiva era que todo se había reducido.
La ermita estaba cambiada, la habían
emblanquecido con cal y las láminas podridas
se habían reemplazado con tejas. El palo de
pitos ya no estaba ahí, pues después le dirían
que en una de esas borrascas electrizantes un
rayo lo había pulverizado. Divisó la cruz y
todas las cruces del poblado adornados con el
colorido papel crepe y frutos colgados. Desde
103
Paluca de Perulapán
104
Paluca de Perulapán
105
Paluca de Perulapán
106
Paluca de Perulapán
107
Paluca de Perulapán
108
Paluca de Perulapán
Biografía
109