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NELSON MANDELA

Nelson Rolihlahla Mandela nació el 18 de julio de 1918, en Mvezo (Sudáfrica). Perteneciente a


la etnia xhosa, fue uno de los 13 hijos que tuvo su padre con cuatro esposas diferentes. Tuvo
una infancia feliz escuchando historias de su pueblo, cuando éste era libre, antes de la llegada
de los blancos.

Cursó los estudios de secundaria y bachillerato, y finalmente ingresó en la Universidad de


Witwatersrand (Johannesburgo), donde se graduó, en 1942, como abogado. Compaginando
los primeros trabajos de abogacía en un estudio jurídico, Mandela se unió al Congreso
Nacional Africano (CNA); una organización que llevaba a cabo campañas pacíficas contra la
discriminación y excesiva explotación que sufrían los negros sudafricanos. Así comenzaría su
andadura política.

En el año 1943 fundó la Liga Juvenil y organizó cuantiosas protestas en contra de la


segregación racial denominada como ‘apartheid’. Mediante huelgas y otras protestas no
violentas, su nombre comenzó a escucharse cada vez más. Por su parte, el gobierno reprimía
los manifestantes con sangre y violencia, y entonces fue cuando Mandela recurrió a la lucha
armada.

Al año siguiente fue capturado y condenado a cadena perpetua. Allí pasaría 27 años de su vida
en condiciones precarias; solo se le permitía recibir una visita y una carta cada seis meses. En
1969 el servicio secreto sudafricano preparó el asesinato de Mandela dentro de la misma
cárcel; simularían un intento de fuga donde sería asesinado en apariencia de una recaptura.
Gracias a un agente del Servicio de Inteligencia Británico se impidió tal operación.

Aun estando en la cárcel, su lucha no cesó. Su nombre cada vez se oía más y la lucha contra la
‘apartheid’ era constante. Llegó ser conocido como el líder negro más importante de Sudáfrica.

En el año 1990 el presidente moderado Frederik de Klerk liberó a Nelson Mandela, que ya
tenía 71 años, y juntos negociaron y derogaron la ‘apartheid’ un año después. Por ello en 1993
fueron galardonados ambos con el Premio Nobel de la Paz.

Las primeras elecciones multirraciales de 1994 dieron la victoria al ANC (Congreso nacional
africano) con el 63% de los votos. Días después el parlamento designó a Mandela presidente
de Sudáfrica. Trabajó durante su mandato por instaurar la democracia en un país donde la
violencia, la discriminación y la injusticia dominaron durante muchos años. Gobernó hasta
1999 y entonces decidió retirarse de la vida política.
TITUS BRANDSMA

En Bolsward, pueblo holandés de 10.000 habitantes. venía al mundo el 23.2.1881 el quinto de


los seis hijos del matrimonio Tito y Postma, bautizado como Anno Sjoerd Brandsma. Holanda
era un país de aplastante mayoría protestante (los belgas flamencos y los holandeses hablan
un idioma común pero les separa la religión mayoritaría, católica la de unos y protestante la de
los otros). Procedente de una familia tradicional católica, Brandsma se incorporó a la orden de
los carmelitas el 17 de septiembre de 1898, donde recibió el nombre religioso Titus (Tito).

Ordenado sacerdote en 1905, Brandsma fue un estudioso de la mística carmelitana, disciplina


en la que se doctoró en filosofía en Roma en 1909. Entre sus logros en este campo se
encuentra una traducción de las obras de Santa Teresa de Ávila al holandés. En Roma también
se especializó en Sociología, Espiritualidad y Periodismo. A su regreso a Holanda fundó
bibliotecas, escuelas y la Unión de Escuelas Católicas. Aunque en esa época su patria tenía
mayoría absoluta protestante, Tito consiguió que el Parlamento aprobara una iniciativa suya
para que el Estado otorgara ayuda económica a los colegios católicos.

La Universidad Católica de Nijmegen, la primera de su especie dentro de la joven historia de


Holanda, fue fundada en 1923. Tito fue allí catedrático de Filosofía y de Mística. En 1932 le
eligieron Rector por un año. Con ocasión de su nombramiento como Rector de la Universidad
de Nimega (el 17 de octubre de 1932), expresaba en su discurso la preocupación por el olvido
de Dios por parte del hombre moderno. Un olvido basado en el deseo de ocupar el lugar de
Dios, de erigirnos nosotros mismos en dioses y, en consecuencia, en dueños de la vida de los
demás. No obstante, la universidad era sólo una pequeña porción de la muy amplia realidad
nacional y había que influir también en todos los que vivían fuera de las instituciones
académicas. Para servir mejor a su patria, se hizo periodista activo. Fundó varias revistas y fue
redactor-jefe de varios periódicos. Pero su impacto en el medio periodístico rebasó el ámbito
profesional. Muchos colegas encontraron en él a un confidente discreto, consejero y amigo
sincero, siempre dispuesto a compartir penas e infundir esperanza.

En el año 1933 Adolf Hitler obtuvo el poder en Alemania. En mayo de 1940 los nazis invadieron
Holanda y comenzaron a apoderarse de la enseñanza y la prensa católicas para someter al
pueblo. Tito Brandsma, nombrado entonces Asistente de la Unión de Periodistas Católicos,
alzó la voz para denunciar la persecución contra los judíos de las escuelas católicas y el
atropello total de la libertad religiosa por parte del nazismo. Los periodistas, animados por él,
formaron un frente común contra el enemigo. Pronto empezaron los arrestos de sacerdotes. El
26 de enero de 1941, los obispos holandeses declararon (el mismo Tito había colaborado en la
elaboración de la Carta Pastoral) que el nacional-socialismo era lo más opuesto a la enseñanza
de la Iglesia Católica, y ello provocó una nueva ola feroz de persecución hacia católicos y
judíos.

Fue detenido en enero de 1942, cuando trataba de persuadir a los periódicos católicos
holandeses para que no incluyesen propaganda nazi en sus ediciones, contraviniento la ley
nazi para los territorios ocupados. Después de haber sido prisionero en Scheveningen,
Amersfoort, y Cléveris fue trasladado a Dachau el 13 de junio. En este campo de concentración
vivían unos 110 mil prisioneros, de los cuales 80 mil encontraron la muerte. Tito llegó a
conocer toda la brutalidad de régimen nazi: puñetazos, azotes con tablas y palos, patadas y
otras torturas. Allí los sacerdotes católicos eran tratados como hombres de segunda clase; en
las tres barracas que formaban este bloque habría aproximadamente 1600 eclesiásticos. En
total se calcula que Hitler llevó a la muerte aproximadamente a unos 4 mil sacerdotes
católicos.

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