Inseguridad Alimentaria

en América Latina y Caribe

Esta lectura es un resumen ejecutivo adaptado de los capítulos 1 y

2 del informe Regional Overview of Food Insecurity Latin America
and the Caribbean 2015 publicado por la Organización de las Naciones
Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

En esta lectura aprenderás, en primer lugar, cómo
la región de América Latina y Caribe (ALC) se ha
movido hacia la erradicación del hambre y ha
cumplido con las metas internacionales relativas
al hambre. Después, leerás sobre las distintas
dimensiones de la seguridad alimentaria y de
nutrición: la disponibilidad, el acceso, la utilización
y la estabilidad, en relación con la región, sus
políticas y sus resultados.
Introducción
La comunidad internacional estableció dos metas
que se debían cumplir en 2015. Las Naciones Unidas
establecieron los Objetivos de Desarrollo del Milenio
(ODM) para erradicar la pobreza extrema y el
hambre, y su objetivo era reducir la proporción de
la población desnutrida a la mitad. La segunda
meta, establecida en la Cumbre Mundial de la
Alimentación (CMA) organizada por la FAO en
1996, era más ambiciosa y buscaba reducir a la
mitad el número total de personas afectadas por
el hambre para 2015, independientemente del
crecimiento de la población.
Cuando ALC se sumó al reto de los Objetivos de
Desarrollo del Milenio en 1990, 14,7% de la población
estaba afectada por el hambre. En 2015, esta cifra
había bajado a 5,5%, con lo que se cumplió con la
meta de ODM relativa al hambre. También se cumplió
con el objetivo de la Cumbre Mundial de la Alimentación
de reducir a la mitad el número total de personas
afectadas por el hambre. Sin embargo, aunque
más de 30 millones de personas han superado el
hambre, el número de personas que todavía la sufre
se encuentra en 34,3 millones. Además, la pobreza
también se ha reducido de forma continuada desde
2002, bajando de 44% a 28%. Con ello, la región se
ha convertido en un ejemplo para el resto del mundo.

AGRIMONITOR
El principal organismo regional de integración
económica y política, la Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), estableció
el Plan de Seguridad Alimentaria, Nutrición y
Erradicación del Hambre 2025, sobre el que se
asienta el compromiso político de la región para
luchar contra la inseguridad alimentaria, que se
sustenta en la implementación de políticas públicas
dirigidas a las familias más vulnerables: programas
de transferencias condicionadas de efectivo (TCE),
el apoyo a la agricultura familiar, las mejoras del
mercado laboral y los programas de alimentación
en las escuelas, entre otras.
A. Movimiento hacia la erradicación del hambre
en ALC
ALC es, junto a Asia, la única región en desarrollo
que cumplió con el reto de los ODM. ALC consiguió
reducir el porcentaje de desnutrición desde un
14,7% en 1990 a 5,5% en 2015. Esta cifra es
prácticamente la mitad que la media mundial: 10,9%
de la población del planeta está desnutrida.
Existen, no obstante, diferencias a nivel subregional.
65,6% de la población de la región se encuentra
en América del Sur, la cual ha jugado un papel
principal en la reducción exitosa de la desnutrición
en la región. El progreso llevado a cabo por América
Central ha sido más lento y el hambre se redujo de
10,7% a 6,6%. El Caribe es la región más lenta,
reduciendo de 27% a casi 19,8%; sin embargo, se
Progreso hacia la meta relacionada con el hambre de los ODM:
Mundo, América Latina y Caribe, y otras regiones
Mundo
ALC
Asia
África
Oceanía
Progreso hacia la meta
Fuente: Oficina Regional de la FAO para América Latina y Caribe en base a información de la FAO, IFAD y WFP (2015).
debe mencionar que tres cuartas partes de la
población desnutrida en esta subregión proceden
de Haití. Por tanto, “gran parte de la agenda regional
en este ámbito se centrará en facilitar los mecanismos
que permitan la integración completa de Haití en
el proceso de erradicación del hambre, la desnutrición
y la pobreza en América Latina y Caribe”.
Aunque la región cumplió con la meta global de
los ODM, algunos de los países no tuvieron éxito
en cumplir con la meta. Sin embargo, con la excepción
de Haití y Guatemala, cuyos niveles actuales son
más altos que en 1990, todos los países han
progresado hacia la meta de los ODM relacionados
con el hambre. Igualmente, 11 países cumplieron
con las metas de la Cumbre Mundial de Alimentación.
Haití es un caso excepcional: a pesar de la mejora
en la proporción de la población que sufre de
desnutrición, el número total de personas que
padecen hambre ha crecido.
A pesar de estos logros, aún siguen existiendo 34,4
millones de personas que padecen desnutrición
en la región. Por tanto, se deben realizar esfuerzos
para seguir consolidando el progreso que se ha
llevado a cabo hasta ahora en la erradicación
del hambre.
Con el apoyo de la FAO, la Comisión Económica
para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la
Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI),
Meta
AGRIMONITOR
los 33 países que conforman CELAC aprobaron el
Plan de Seguridad Alimentaria, Nutrición y Erradicación
del Hambre 2025.
El plan supone un nuevo punto de partida para
conseguir una región libre de hambre, pobreza y
desnutrición, basado en cuatro pilares que se
implementan a través de “áreas específicas de
acción que respetan la diversidad de proyecto
políticos y sociales que se llevan a cabo en los
países de la región en la actualidad”.
Cualquier área de acción considerada en el Plan
deberá tener en cuenta la contribución de las
mujeres al desarrollo rural. Los estudios realizados
por la FAO y CEPAL estiman que la producción
agropecuaria en tierras cultivadas por mujeres es
entre 2,5% y 4% más alto que el de las tierras
cultivadas por lo hombres, y que este aumento
podría reducir la desnutrición en todo el mundo
entre 12% y 17%. La Declaración de Brasilia sobre
Mujeres Rurales en América Latina resalta la
desigualdad social y política que aún sufren las
mujeres, y busca fomentar las estrategias que
empoderan a las mujeres rurales de forma efectiva
a través de medidas legislativas y administrativas.
Cualquier acción deberá también dirigirse a los
pueblos indígenas específicamente para mejorar
las tasas de desnutrición e inseguridad alimentaria,
teniendo en cuenta sus conocimientos, tradiciones
y valores.
B. Dimensiones de la seguridad alimentaria y
de nutrición en ALC
1. Disponibilidad
El hambre y la desnutrición en la región no está
vinculada a una disponibilidad insuficiente, ya que
en la región se produce más comida de la necesaria
para alimentar a su población. En los últimos 25
años, las calorías disponibles por persona por día
en la región aumentaron 13% de media. El crecimiento
de la producción fue mayor que el crecimiento de
la población, con lo que la oferta alimentaria
excedió la demanda. La tasa anual de crecimiento
de la producción agropecuaria fue positiva desde
1990 e incluso sobrepasó la media mundial en los
últimos cuatro años. En la actualidad, la región
contribuye con el 10% de la producción agropecuaria
global. Sin embargo, hay lugar para mejorar, ya
que los resultados de la producción en la región
continúan siendo bajos en comparación con otras
regiones del mundo. Los aspectos clave para

Esquema del Plan de Seguridad Alimentaria, Nutrición y Erradicación del Hambre 2025 de CELAC

Pilar 1: Estrategias de seguridad

alimentaria coordinadas a través de
políticas públicas nacionales y
regionales, con atención al género y
al respeto de los derechos humanos.

Contribuir a erradicar la pobreza

Pilar 3: Bienestar nutricional y
garantía de nutrientes respetando la
diversidad de hábitats alimentarios.
y la pobreza extrema, y
garantizar la seguridad
alimentaria y de nutrición, con
atención a la cuestión de género
y el respeto a la diversidad de los
hábitats alimentarios.
Pilar 4: Producción estable de
alimentos y gestión adecuada de
los desastres naturales y causados
por el hombre que puedan afectar
la disponibilidad alimentaria.

Pilar 2: Acceso oportuno y

sostenible a alimento seguro,
adecuado, suficiente y nutritivo
para todos.

Fuente: Oficina Regional de la FAO para América Latina y el Caribe

AGRIMONITOR
mejorar la producción agropecuaria son “la inversión
en tecnología, infraestructura y el abastecimiento
de recursos”.
Los cereales son la principal fuente de calorías.
Desde 1990, la producción de grano en la región
ha aumentado 3,5% anual de media. La oferta de
cereales aumentó más rápidamente que su utilización
y, por tanto, la región no depende tanto de las
importaciones. No obstante, el resultado global de
la región refleja principalmente el desempeño de
Argentina y Brasil, que representan dos tercios de
la producción regional.
En general, ALC es un exportador neto de productos
agroalimentarios. En los últimos cinco años, las
exportaciones crecieron a un ritmo anual de 7%.
Desde 2005, el exceso comercial aumentó a una
tasa de 8,4% anual, aunque con grandes diferencias
en toda la región.
Según la FAO, ALC contribuye con el “55% de las
exportaciones mundiales de soya, 45% de las
exportaciones de azúcar, 39% de las exportaciones
de café, 27% de las exportaciones de pollo y
aproximadamente una quinta parte de las ventas
mundiales de maíz y carne, además de proporcionar
casi 10% de las exportaciones mundiales de trigo
Balance del comercio agroalimentario, en millones de dólares, 2013
Brasil
Argentina
Chile
Ecuador
Paraguay
Uruguay
Perú
Bolivia (E.P.)
Colombia
Venezuela (R.B.)
-10,000 30,000 70,000
Fuente: Oficina Regional FAO para ALC en base a GTA (en línea)
*La información para el Caribe se basa en los datos contrarios (informados por sus socios comerciales).
y arroz”. El maíz y el trigo son los principales
productos alimentarios importados por ALC.
40% de las importaciones en ALC proceden de la
propia región, y le sigue Estados Unidos (37%).
Varios de los productos comerciados dentro de
la región son importantes en términos de su
contribución calórica (maíz, aceite de soya y
derivados, y trigo), y algunos países vecinos
comparten dieta y cultura; por tanto, “el desarrollo
del comercio intrarregional de alimentos puede
contribuir significativamente a la seguridad alimentaria
y de nutrición en la región”.
2. Acceso
Los países de ALC se han adaptado con éxito a los
vaivenes de la economía global en los últimos 25
años, con un crecimiento continuado de 3% anual
de media, por encima del crecimiento anual global
de 2,7%. Este crecimiento estable del PIB ha tenido
un impacto positivo en el bienestar general de la
población, reduciendo la pobreza y mejorando los
ingresos de las familias. Sin embargo, desde 2012,
el crecimiento en la región está más en línea con
el crecimiento global lo que, a su vez, ha disminuido
la tasa de reducción de la pobreza.
En cualquier caso, la expansión económica de la
región que comenzó en 2002, llevó a una reducción
Guatemala
Costa Rica
Honduras
El Salvador
Panamá
México
Caribe
-4,000 -2,000 0 2,000
AGRIMONITOR
continuada de la pobreza durante los diez años sobre la producción agropecuaria y las economías
siguientes, reduciéndose desde casi 45% (más de locales al fomentar las inversiones en la producción”.
200 millones de personas) a 28%. Desde entonces,
los niveles se han estancado y en 2014 había 167 3. Utilización
millones de personas viviendo en la pobreza. Las mejoras en la reducción de la pobreza y el
Estos cambios han beneficiado principalmente hambre se ven reflejadas en la nutrición. En particular,
a los menos pobres, ya que la pobreza se observan progresos en la medición del retraso
extrema ha aumentado en los dos últimos años y en el desarrollo: los niños menores de 5 años que
ahora afecta al 12% de la población. sufren retraso en su desarrollo se redujeron de
24,5% en 1990 a 11,6% en 2015. Sin embargo, como
La clara tendencia a la baja en cuanto a pobreza en el resto del mundo, las dietas de bajo valor
de largo plazo en toda la región va acompañada nutricional, los estilos de vida sedentarios y los
de un aumento en la media de los ingresos, aunque excesos de calorías han contribuido a que el
la distribución de los ingresos en la región continúa sobrepeso y la obesidad sean un reto en ALC, que
siendo extremadamente dispar y el progreso en afecta al 7,1% de los niños. Este fenómeno se conoce
mejorar la redistribución es limitado. Según las en la FAO como “la doble carga de la mala nutrición”.
cifras de CEPAL para 2013, “el primer quintil (los
más pobres) recibió solo el 4% de todos los ingresos
Esto ha llevado a una mayor preocupación sobre
generados por las economías las deficiencias en
de la región, mientras que micronutrientes, también
el quinto quintil (los más conocido como “el hambre
ricos) reciben más de la El hambre y la desnutrición escondida”, que puede
mitad de los ingresos”. a f e c t a r s e r i a m e n te e l
en la región no están desarrollo físico, intelectual
Se implementaron varios y social. Por ejemplo, la
programas para aliviar la vinculadas a una anemia y la deficiencia de
pobreza o para contrarrestar hierro afectan al 44,5% de
los eventos externos, como disponibilidad insuficiente, los niños.
son el aumento de los precios
d e l o s a l i m e n to s y e l ya que en la región se El gasto sanitario público
combustible o la es un indicador claro del
desaceleración de la produce más comida de la nivel de compromiso de los
economía y la inflación países de ALC con la nutrición.
alimentaria tras la crisis necesaria para alimentar a A pesar de una clara
financiera de 20 0 8 . El tendencia a la baja en el
aumento en los precios de su población. gasto público global en la
los alimentos y la inflación región y de un contexto de
tuvieron un fuerte impacto estabilidad macroeconómica,
sobre las familias más el gasto público en salud
vulnerables, ya que una mayor proporción de sus aumentó, lo que llevó a la mejora de las cifras
ingresos se dedican al consumo de alimentos, lo sociales y sanitarias. En general, el gasto público
que afecta a la cantidad y calidad de los alimentos sanitario por persona ha aumentado en todos los
a los que tienen acceso. países de la región, excepto en Haití, con un aumento
desde el 3% del PIB en 1995 a más del 4% en 2012,
Para atajar este problema, “uno de los instrumentos aunque algunos países incluso doblaron el gasto
más comúnmente usados en los países de ALC en ese periodo.
para superar la pobreza han sido los programas
de transferencias condicionadas de efectivo (TCE)”, Igualmente, existe una relación directa entre la
dirigidos a la población más vulnerable “para pobreza extrema y el retraso en el desarrollo de
garantizar unos niveles mínimos de consumo y los niños, y entre la pobreza extrema y la desnutrición.
bienestar”. Estos programas, que en la actualidad Los niveles más bajos de pobreza extrema y
benefician al 13% de la población de la región, desnutrición (menos de 5%) se encuentran en
“contribuyen a construir capital humano, aumentan Argentina, Chile y Uruguay.
la cantidad de alimentos consumidos por las familias
beneficiarias y permiten una mayor diversidad El gasto público es “clave para mejorar las condiciones
dietética, a la vez que tienen un impacto positivo socioeconómicas de la población, ya que tiene

AGRIMONITOR
efectos positivos en términos de ingresos, salud y
nutrición”. Por ejemplo, los programas de alimentación
escolar se implementan habitualmente en toda la
región; en primer lugar, para prevenir el hambre,
aunque ahora también se dirigen a evitar el sobrepeso
y la obesidad causados por la mala alimentación;
a fomentar una cultura saludable al aumentar la
ingesta de verduras y frutas en los comedores
escolares, y a la creación de huertos escolares.
Además, estos productos se obtienen localmente
de los productores de subsistencia, lo que les ayuda
a obtener ingresos más estables. El alcance de
estos programas varía de país en país: por ejemplo,
en Bolivia cubre al 89% de los estudiantes con
edades entre 4 y 12 años; en Guatemala, al 95% de
los estudiantes con edades entre 5 y 12 años; y en
Nicaragua, a toda la población infantil.
Otro ejemplo del compromiso regional con la salud
a través del gasto público es el “progreso en cuanto
al acceso al agua y a instalaciones de depuración,
que son fundamentales para garantizar las condiciones
adecuadas para la utilización de los alimentos”.
Este progreso varía ampliamente entre países, y
en especial entre zonas urbanas y rurales: 100%
de la población de Barbados, Belice, Chile y Uruguay
tiene acceso a una fuente de agua y 90% a
instalaciones de depuración. Bolivia, República
Dominicana, Nicaragua y Haití están al otro lado
del espectro: solo el 62,4% de la población haitiana
tiene acceso a una fuente de agua y un 25% a
instalaciones de depuración, con pocos avances
en los últimos 25 años.
4. Estabilidad
La mejora que ha llevado a cabo la región en la
lucha contra el hambre, la pobreza y la mala
alimentación en los últimos 25 años “podría verse
comprometida seriamente por una serie de retos
estructurales como son el uso insostenible de los
recursos naturales, la pérdida y desaprovechamiento
de alimentos, y la creciente presencia de desastres
naturales, entre otros”. El aumento de la población
y la urbanización, además del incremento de los
ingresos, añaden di icultades para los sistemas
agropecuarios y alimentarios, y la producción
alimentaria debe ser suficiente y lo más diversa
que sea posible para cubrir la creciente demanda.
Para hacer frente a estos retos, se deben realizar
esfuerzos hacia el desarrollo de sistemas agropecuarios
y de alimentación sostenibles, además de la
adaptación al cambio climático, requisitos
fundamentales para ofrecer seguridad en la nutrición
y estabilidad alimentaria a largo plazo. Para ello,
hace falta involucrar a los consumidores y productores
en los procesos de toma de decisiones.
Desde el punto de vista de la producción, los
métodos de producción actuales tienen efectos
negativos sobre el medioambiente y los recursos
naturales, que deberían reducirse al enfrentarse al
impacto del cambio climático. Se deben mejorar
la eficiencia e inclusividad de los sistemas
agroalimentarios a través de modelos de producción
y provisión eficientes, y de una mejor gestión de
los recursos naturales.
Desde la perspectiva de los consumidores, hace
falta un mayor conocimiento sobre el consumo
responsable de alimentos: se debe entender la
huella medioambiental de los alimentos, la pérdida
y desaprovechamiento de alimentos y también el
consumo excesivo de alimentos, además de adoptar
dietas más nutritivas y variadas. La interacción y
la coordinación son especialmente necesarias en
cuanto a la pérdida y desperdicio de alimentos, y
también en la mejora de las cadenas de suministro
donde tienen lugar estas pérdidas.
La FAO estima que “cerca de 15% de los alimentos
que se producen en la región se pierden o
desperdician. [...] Los alimentos desperdiciados y
perdidos cada año en la región podrían alimentar
a 300 millones de personas (casi diez veces el
número de personas desnutridas en la región en
la actualidad), lo que es una clara indicación del
impacto potencial que podría tener reducir la
pérdida y desperdicio de alimentos sobre la
seguridad alimentaria y la desnutrición”.
El nivel de pérdida y desperdicio de alimentos
refleja el uso ineficiente de los recursos productivos:
desde el desperdicio de los insumos de producción,
agua y tierras a las emisiones y residuos que se
generan en la cadena de provisión. Esto supone
un obstáculo directo a la sostenibilidad de los
sistemas alimentarios, además de a la seguridad
alimentaria y la nutrición. Todos los sectores
involucrados en dicha cadena deben abordar esto:
los productores, distribuidores, consumidores y
políticos, además de la sociedad civil y el mundo
académico. Para ello, en ALC se está desarrollando,
en la actualidad, la Alianza Regional para Reducir
la Pérdida y Desperdicio de Alimentos, con la
finalidad de coordinar las acciones y políticas
públicas que ayudarán a reducir la pérdida y
desperdicio de alimentos.
El cambio climático ha formado parte de la agenda
de los países de todo el mundo durante algún
tiempo. Los desastres naturales de los últimos años
han causado estragos sociales y económicos en la
región, especialmente en áreas vulnerables donde
AGRIMONITOR
la carencia de planificación territorial, el crecimiento
de la población y la fragilidad de la subsistencia
aumentaron la exposición que sufre la seguridad
alimentaria y de nutrición al impacto del clima
extremo. Además, es probable que el impacto del
cambio climático se intensifique con el tiempo, lo
que entre otras cosas afectará a la agricultura, el
agua, la biodiversidad, la salud, el turismo, la pobreza
o la desigualdad. No obstante, los efectos en la
región serán variados y asimétricos según los países.
Las estimaciones establecen que “un aumento de
la temperatura de 2,5°C supondrá unos costes que
oscilan entre 1,5% y 5% del PIB regional” cada año.
Por tanto, la adaptación al cambio climático no es
solo necesaria, sino que supone una inversión
pública sensata. El sector agropecuario es el más
vulnerable a los eventos climáticos y esto es de
vital importancia en ALC por su calidad de gran
productor y exportador de alimentos. Por tanto,
la adaptación es fundamental para garantizar la
producción y el acceso sostenibles a los alimentos
de cara al futuro.
Para más detalles, puedes leer el informe Regional Overview of Food Insecurity Latin America and the
Caribbean 2015 publicado por FAO al completo, aquí.
Aunque se realizaron grandes progresos en
toda la región para reducir el hambre y la
pobreza, y se han cumplido tanto los Objetivos
del Milenio de Naciones Unidas como los
objetivos de la Cumbre Mundial de Alimentos
de la FAO, los resultados son heterogéneos y
varían de país a país. No obstante, todavía se
puede mejorar. El hambre y la seguridad
alimentaria siguen liderando las agendas
políticas de la región. Paradójicamente, ALC
no solo hace frente al hambre, sino también
a la creciente obesidad y sobrepeso. Esta
“doble carga de la mala nutrición” deriva en
que los gobiernos implementen lo que han
aprendido en sus esfuerzos por alcanzar el
hambre cero. Las inversiones públicas en
tecnología, infraestructura y el abastecimiento
de recursos son esenciales para mejorar las
condiciones socioeconómicas de la población,
además de tener efectos positivos en términos
de ingresos, salud y nutrición.
La producción sostenible de alimentos y la
seguridad alimentaria y de nutrición involucran
a todas las partes de la cadena de suministro,
desde los productores hasta los consumidores.
Reducir la pérdida y desperdicio de alimentos
en la cadena de suministro, y la adaptación al
cambio climático a través de modelos de
producción y suministro más eficientes, así
como una mejor gestión de los recursos
naturales, son clave para la estabilidad a largo
plazo de la seguridad alimentaria en la región.
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