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Álvaro Uribe Vélez: 26 años destruyendo trabajo decente

Reformas laborales durante su vida política han causado enorme daño a los trabajadores

Por: Edwin Palma Egea | diciembre 27, 2016

https://www.las2orillas.co/alvaro-uribe-velez-26-anos-destruyendo-trabajo-decente/

Seis años después que Álvaro Uribe salió por la puerta principal de la Casa de Nariño, aclamado
como salvador de la república, gracias a una poderosa estrategia de mercadeo político y al
gasto militar más grande de la historia, un buen número de colombianos, aunque cada vez
menor, entre ellos inocentes trabajadores, creen que él y su corte siguen siendo los únicos que
pueden rescatar a Colombia de la conspiración comunista que, según ellos, encabeza el propio
presidente Santos aliado de las castrochavistas de la “Far”.

La memoria no nos debe fallar, Uribe como senador liberal en los años 90, como presidente y
ahora como jefe de la derecha extrema, nos ha hecho un enorme daño a los trabajadores
colombianos.

El 5 de agosto del 2002 entré a trabajar a Ecopetrol casi al mismo tiempo que el expresidente
comenzaba su ciclo en la Casa de Nariño. Y hoy con conocimiento de causa, sin que nadie me
haya contado, quiero recordar lo que ha hecho el expresidente con los derechos de los
trabajadores en su ya excesivamente larga carrera política.

En 1990 fue ponente en el Senado de la ley 50 de 1990, una reforma laboral que derogó
conquistas de los trabajadores como la estabilidad laboral y con la que los empresarios
pudieron abaratar los costos de producción, aumentar sus rentas y restringir la acción sindical
en el sector privado, en donde hasta hoy los trabajadores sindicalizados son una pequeña
minoría acorralada.

La famosa Ley 50 de 1990 partió en dos la historia de todos los que trabajamos en Colombia.
Se suprimió la retroactividad en el pago de las cesantías, la estabilidad laboral después de los
10 años de antigüedad y se eliminó por 10 años del concepto de unidad de empresa. Crecieron
como la espuma los empleos temporales y el despido masivo de trabajadores con autorización
del ministerio de los empresarios, perdón, del trabajo. Tres años después, Uribe, con su aliado
de casi siempre, Fabio Valencia Cossio, lideraron la ponencia de la otra famosa ley, la 100 de
1993 que privatizó el servicio de salud y hoy deja morir a cientos de colombianos en las
puertas de los hospitales.

En el año 2003, Uribe liquidó y restructuró muchas empresas estatales como Telecom, en
donde fueron despedidos más de 10.000 trabajadores en un día, ahh y se llevó por delante
varias organizaciones sindicales que fueron tratadas como terroristas y sus líderes fueron a
parar a la cárcel. El Instituto de los Seguros Sociales, el Banco Cafetero, Granahorrar, Ecogás
hicieron parte de las 464 entidades del Estado restructuradas o eliminadas. Desmanteló el
estado colombiano, ya bien insuficiente, para entregarlo a empresarios privados casi todos
extranjeros, que no lo han hecho mejor.

A Ecopetrol la escindió en tres partes mediante el decreto 1760 de 2003 y posesionó a Isaac
Yanovich como presidente con el único fin de destruir a la Unión Sindical Obrera —USO— y
masificar la tercerización laboral. En diciembre de 2003 expidió el decreto 3164 de ese año
para abaratar salarios de trabajadores tercerizados y logró que un tribunal de arbitramento
obligatorio modificara la convención colectiva de trabajo USO-Ecopetrol para quitarles
derechos a los trabajadores directos. No pudo acabar con el sindicato, pero se la jugó toda en
el intento.

El día de los trabajadores se extiende hasta las 10 de la noche sin recargo alguno.

El pago por trabajo dominical es insignificante

y los despidos son muchos más baratos

Su aguinaldo del 2002 para los trabajadores fue la ley 789 del 27 de diciembre de ese año.
Gracias a esa reforma el día de los trabajadores de Colombia se extiende hasta las 10 de la
noche sin lugar a recargo alguno. El pago por trabajo dominical es insignificante y los despidos
son muchos más baratos. Ese mismo año con la ley 790 acabó el Ministerio del Trabajo y lo
fusionó con el de salud, demostrando la poca importancia que tendrían los trabajadores
durante su gobierno.

Con la Ley 797 de 2003 o reforma pensional, aumentó la edad y el número mínimo de semanas
laboradas para el retiro tanto para hombres, como para mujeres.

El final de ese mismo año, hizo aprobar por el congreso el “Estatuto Antiterrorista” con el cual
le concedió facultades de policía judicial a las Fuerzas Militares y permitía capturas e
interceptaciones sin orden judicial previa. Por fortuna, la Corte Constitucional en menos de un
año declaró esa ley inconstitucional. Pero por esa y otras decisiones contra su gobierno, Uribe
permeó de figuras como Pretelt a la guardiana de la Constitución.

En el año 2005 tramitó y llevó a norma constitucional la prohibición de que los sindicatos
pudieran negociar normas pensionales y acabó regímenes exceptuados dejando solo el de las
fuerzas militares. En el año 2006 hizo aprobar por el congreso la ley 1118 de 2006 con la cual
abrió a Ecopetrol S.A. al capital privado.

Durante los 8 años de gobierno de Uribe Vélez aumentaron las violaciones a los derechos
humanos contra mujeres sindicalistas, contra docentes sindicalizados, y hoy es mayor la
responsabilidad estatal en todas las violaciones, frente a lo ocurrido entre 1996 y el 2002.
Recordemos el episodio del DAS y sus alianzas con grupos paramilitares que también sirvió
para perseguir sindicalistas. (Ver informe)

En sus dos gobiernos, Uribe Vélez favoreció la violencia antisindical a través de un discurso
sistemático de señalamiento a los sindicatos como organizaciones subversivas o arruina
empresas en los inolvidables Consejos Comunitarios. El gobierno decidió no cumplir la
recomendación de la Comisión de Normas del 2009, que le instó a dar “mensajes del más alto
nivel sobre la importancia de las organizaciones sindicales”.

Los trabajadores y sindicalistas estamos llamados a no olvidar el grave impacto que sobre
todos nosotros ha tenido Álvaro Uribe Vélez a lo largo de su larga carrera política. Tenemos el
reto de convocar a las mayorías explotadas hacia una alternativa diferente al modelo
neoliberal que sigue representando Santos, pero más aún Uribe.

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