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UNIVERSIDAD LAICA ELOY ALFARO DE MANABI

Asignatura: Instrumento del conocimiento

Profesora: Psi. Cli. Luciana Mero

Nombre: Sebastian Camilo Ayovi Guerrero

Título: Las Consecuencias y Límites de nuestras acciones


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ÍNDICE DE CONTENIDO

1. INTRODUCCIÓN ..........................................................................4
2. DESARROLLO ..............................................................................5
3CONCLUSIONES…………………………………….……………..7
4.APENDICE………………………………………………………….9

4. BIBLIOGRAFÍA ...........................................................................9
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Introducción

En lo que se refiere a nuestras acciones, lo primero que salta a la vista es que la

conducta humana no es mecánica, es decir, no está regida únicamente por leyes

físicas, pero tampoco por un conjunto de respuestas uniformes a los estímulos que

el medio le proporciona como podrían serlo los reflejos. Mientras que los animales

se comportan de la misma manera en las mismas situaciones de acuerdo con su

especie, el ser humano presenta una variedad de comportamientos que sobrepasa la

previsión, hasta el punto de que, por muy bien que conozcamos a una persona, no

podemos predecir con exactitud qué va a hacer ante una situación determinada. Es

cierto que los seres humanos somos predecibles en términos estadísticos, pero

nunca en términos individuales.


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Desarrollo de la investigación

Para esto hay que pensar en que la acción humana, se manifiesta porque está en

la búsqueda de remover sus malestares y las normas son limitaciones al hombre

mismo en su acción para las buenas convivencias, a primera instancia parece ser

que una norma limita la acción del hombre y por lo tanto su libertad, pero hay que

pensar en una serie de circunstancias que no necesariamente hacen cierto esta

primera impresión o que lo confirman.

Esto genera el problema de que muy probablemente no logre conjuntar en sus

normas los

deseo de toda la gente sin que haya sido escuchada e inevitablemente al menos un

grupo de personas se verá afectado en esta sociedad. El mundo hubiera sido muy

distinto si muchas más personas “normales” en posiciones de responsabilidad

hubieran anticipado las consecuencias de sus acciones, particularmente en estados


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totalitarios como la Alemania de Hitler o la Unión Soviética de Stalin.

Este pensamiento me viene a la mente después de leer el fascinante libro de Mary

Fulbrook, A Small Town near Auschwitz: Ordinary Nazis and the Holocaust (“Una

pequeña ciudad cerca de Auschwitz: los Nazis corrientes y el Holocausto”)

publicado esta semana por Oxford University Press.

El libro relata la vida de Udo Klausa, un Landrat (el principal administrador civil)

de Bedzin una ciudad polaca a 40kms de Auschwitz y en manos de los Nazis

después de la invasión de Polonia en septiembre de 1939. Su esposa fue la mejor

amiga de la madre de Fulbrook y la madrina del autor.

Klausa era un representante típico de los funcionarios alemanes que pusieron en

práctica las políticas Nazis y que sostuvieron el sistema sin verse involucrados

directamente en actos de violencia o atrocidades y que, después de la guerra,

intentaron denegar o quitar importancia a sus responsabilidades en este terrible

pasado y negar que hubieran sido “Nazis verdaderos”. Ojos que no ven, corazón

que no siente.

Seis millones de polacos murieron en la Segunda Guerra Mundial, tres millones de


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ellos judíos. Klausa no fue un “verdugo voluntarioso” pero sí un “funcionario

voluntarioso”, sin muchos de los cuales es probable que el holocausto no hubiera

sido posible. Como Landrat, era responsable de la gendarmerie, una fuerza

paramilitar involucrada en las deportaciones de judíos y en las represalias.

Antes de la invasión Nazi casi la mitad de la población de Bedzin eran judíos.

Formaban una comunidad vibrante. La masacre de varios cientos de judíos que

murieron en la quema de la Gran Sinagoga y de algunas casas, poco después de la

invasión y seis meses antes del nombramiento de Klausa como Landrat, fue una de

las primeras atrocidades en un proceso que culminó con el holocausto.

El gueto de Bedzin, establecido en la época de Klausa, era el más grande de la Alta

Silesia. Los más de 20.000 judíos de B?dzin, junto con otros 10.000 procedentes de

diferentes lugares, vivieron en el gueto durante su corta historia. La mayoría de

ellos fueron obligados a trabajar en las fábricas militares alemanas como esclavos,

antes de ser deportados al campo de concentración de Auschwitz donde fueron

exterminados.

Para ser Landrat, era necesario apoyar si no simpatizar con las políticas racistas de

los Nazis. Klausa, que siempre se consideró a si mismo un “hombre decente” se


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unió al partido nazi tres semanas después del nombramiento de Hitler como

canciller, probablemente para avanzar en su carrera. Un católico creyente

consideró la llegada al poder de Hitler como “la única alternativa a una guerra civil

creciente.”

Debido a su cercanía a la famila de Klausa, Fulbrook, catedrática de historia

alemana en University College, Londres, y cuya madre, de ascendencia judía, dejó

la Alemania Nazi, pudo penetrar, vía cartas, memorias, testigos y entrevistas, en la

vida privada y la mentalidad de esta persona representativa de toda una generación.

Klausa dejaba su puesto de Landrat de vez en cuando para cumplir misiones

militares, representándolo (en sus selectivas memorias) como una fuga a un bastión

de decencia en un régimen de otra manera insoportable. Sin embargo, nunca tuvo

el coraje de abandonar el puesto de Landrat, a pesar de un conflicto interno que

Fulbrook cree se formó a raíz de la creciente comprensión de Klausa de la

naturaleza sanguinaria del régimen Nazi, en particular cuando Auschwitz-Birkenau

empezó a funcionar como un campo de exterminio. Comprendió que corría el

riesgo, como él mismo dijo varias veces, de “inocentemente llegar a ser culpable”

Es imposible que no supiera la verdadera función de Auschwitz (no lo menciona en


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sus memorias) ni de las políticas de genocidio practicadas en el Frente Oriental

donde él y uno de sus cuñados lucharon. El olor dulzón de carne humana quemada

en los crematorios de Auschwitz podía detectarse a muchos kilómetros del campo.

Fulbrook indagó las discrepancias entre sus memorias y lo que realmente pasó.

Klausa vivía en Bedzin en una casa grande que había pertenecido a una familia

judía (el esposo murió en Auschwitz) y que estaba a solo 100 metros de la estación

de trenes desde donde los judíos eran transportados a Auschwitz.

El libro suscita muchas preguntas pertinentes e incomodas, algunas de las cuales

son aplicables a la burocracia franquista.

Klausa fue investigado después de la guerra pero nunca llevado a un juicio. Logró,

con la ayuda de sus conexiones, ser clasificado como “exonerado”, a pesar de su

pasado y disfrutó de una carera sólida en la burocracia de la Republica Federal de

Alemania.

Conclusiones

1. Por los cambios tan acelerados que se han experimentado en las últimas

décadas, como consecuencia de los avances tecnológicos y la promocióndel


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libre mercado, todo evaluado bajo la perspectiva

de competitividad, eficiencia, eficacia, rentabilidad y economicidad, se han

deteriorado las relaciones humanas, debido a la nueva jerarquía de valores

que se basan más en un bienestar material individual y se descuida la

dignidad de la persona.

2. Comprendimos que los valores son un conjunto de creencias que nos dictan

la forma de conducta más aceptada socialmente.

3. Los valores determinan las normas morales, es decir que los valores

establecen un modelo de conducta aceptable en una sociedad y para

garantizar que este modelo sea observado por los miembros de esa sociedad

se emiten las normas que regulan la actuación del individuo dentro de la

sociedad.

4. La relación entre ética y los valores es que la primera es el estudio de los

actos humanos o costumbres y los valores son en sí esos actos o costumbres

preferidos o aceptados por una sociedad.

5. Solo el ser humano tiene conciencia moral porque solo él tiene capacidad o

conciencia de si mismo, de valorizarse y poder juzgar su conducta.

6. Es importante utilizar la brújula de la "conciencia emocional", para evaluar

si la actividad que vamos a emprender vale la pena. Como conciencia

emocional se entiende como la capacidad de reconocer el modo en que


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nuestras emociones afectan a nuestras acciones y la capacidad de utilizar

nuestros valores como guía en el proceso de toma de decisiones.

Apéndice
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Bibliografía

27/05/2019. Cómo citar: Coelho, Fabián (27/05/2019). "Noticia".

En: Significados.com. Disponible en: https://www.significados.com/noticia/

Consultado: 27 de octubre de 2019, 07:20 pm.

“Tipos de noticias” (s/f.). En Hay Tipos. Disponible en:

https://haytipos.com/noticias/ [Consultado: 27 de octubre de 2019].

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