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¿Qué fue el caso Dreyfus?

Por
Julián Schvindlerman
3 de Septiembre de 2019
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Alfred Dreyfus (Shutterstock)
Una polémica emergió en el Festival de Cine de Venecia a partir de la
inclusión del film Un oficial y un espía, del director Roman Polanski. La
cineasta argentina que preside el jurado, Lucrecia Martel, no objetó la
exhibición de la película en sí, pero repudió a su director, quien es un prófugo
de la justicia estadounidense por cargos de violación de una menor de edad en
1978. Polanski, por su parte, se comparó con el personaje central de su
película, el capitán Alfred Dreyfus, quien fue injustamente acusado de
espionaje a fines del siglo XIX. Si las películas del director polaco ya eran
motivo de inquietud en los círculos cinéfilos antes de la era del Me Too, ahora
resultaba evidente que las sensibilidades se potenciarían. Pero más allá de
Polanski y su pasado, ¿qué se conoce como el caso Dreyfus que él retrata en
su film?

Alfred Dreyfus nació en Alsacia (zona de Francia bajo ocupación


alemana) en 1859 en el seno de una familia judía. Ingresó a la École
Polytechnique, una academia militar de la que se graduó en 1880. Habiendo
obtenido el rango de capitán, contrajo matrimonio con Lucie Hadamard, una
joven pianista de una acaudalada familia judía, y ambos se asentaron en un
departamento en una zona residencial parisina. Dreyfus hizo una destacada
carrera llegando a graduarse en el noveno lugar de su clase de 81 oficiales y
fue premiado con la designación en el Estado Mayor General del ejército
francés en 1892. Su éxito profesional como judío, en el ámbito militar de una
nación católica y nacionalista, era visto como una prueba de la integración de
los judíos a la sociedad europea en general. Pero lo que debió haber sido un
símbolo de la adaptación se terminó convirtiendo en una seña de los
obstáculos todavía existentes para la plena afiliación de los judíos europeos de
fines del siglo XIX.
En septiembre de 1894, el servicio de contraespionaje francés interceptó una
misiva con secretos de estado enviada al agregado militar alemán en París. El
mayor Hubert Henry falsificó pruebas para involucrar en el caso al único
judío miembro del Estado Mayor General. En octubre, el capitán Dreyfus
fue arrestado y acusado de espiar para Alemania. El 1 de noviembre, el
periódico antisemita La Libre Parole informó acerca del arresto con el titular
"Traición". El juicio comenzó a puertas cerradas el 19 de diciembre y tres días
más tarde Dreyfus fue hallado culpable. Condenado a cadena perpetua, fue
enviado a la notoria colonia penal la Isla del Diablo en la Guayana francesa,
donde pasó a ser el único prisionero entonces.

Antes, en la ceremonia pública de degradación, un suboficial arrancaría las


insignias y los botones del uniforme del acusado, le quitaría la espada y la
quebraría contra su rodilla. Mientras cruzaba el patio, Dreyfus insistía en su
inocencia: "Mi único crimen es haber nacido judío". Afuera, una
multitud enfurecida gritaba: "¡Muerte a Dreyfus! ¡Muerte a los judíos!".

Un año y medio después, el coronel Marie-Georges Picquart, jefe de los


servicios de inteligencia, halló evidencia inculpadora que indicaba al
verdadero espía, el comandante Ferdinand Esterhazy. Hubo exigencias de un
nuevo juicio, que fueron rechazadas, aunque Esterhazy fue investigado y
sobreseído y Picquart apartado del caso y encarcelado (años más tarde será
rehabilitado y llegará a ser Ministro de Guerra). A fines de 1896, el joven
escritor judío Bernard Lazare publicó un ensayo titulado Un erreur judiciaire:
la vérité sur l´affaire Dreyfus en el que denunciaba: "Fue arrestado porque era
judío, y condenado porque era judío, y porque era judío no se elevaron a favor
de su persona las voces de la justicia y la verdad".

Estimulados por Lazare, muchos jóvenes judíos asumieron como propia


la causa, entre ellos Marcel Proust, que lograron interesar en el tema a
personalidades no judías. Entre estas últimas se hallaba el escritor más
popular de Francia, Emile Zola, quién escribiría el artículo que alteraría el
rumbo del caso. Publicado el 13 de enero de 1898 bajo el título "¡J
´Accuse…!" en el recientemente fundado L´Aurore editado por George
Clemenceau, la columna causó un revuelo mayor. L´Aurore tenía una
distribución de 300.000 ejemplares que debía batirse con la misma cantidad de
ejemplares que editaba la prensa antisemita, más las publicaciones populares
tales como Le Petit Journal (1.100.000), Le Petit Parisien (750.000) y Le
Journal (500.000), que -al menos al principio del caso- adoptaron una postura
favorable al orden establecido.

Zola fue enjuiciado bajo cargos de difamación y debió huir a


Inglaterra. Cuatro días después de la publicación, estallaron disturbios
antisemitas en Nantes y se propagaron a Nancy, Rennes, Burdeos, Tournon,
Montpellier, Marsella, Lyon, Tolouse, Angers, El Havre, Orleáns y otras
ciudades llegando hasta Argel. La sociedad francesa se partió en dos bandos.
Hubo treinta y dos duelos entre dreyfusards y anti-dreyfusards. En la Cámara
de Diputados hubo una riña a puñetazos. En 1899, el precursor del cine
Georges Mélies rodó 11 films breves sobre el caso Dreyfus que en cada
una de sus exhibiciones terminó la audiencia a los golpes. En este contexto
se acuño el término "intelectuales" que refería a los dreyfusards; hoy en día
consideraríamos intelectuales al escritor Paul Valéry y al pintor Edgar Degas,
pero en aquel entonces ambos eran anti-dreyfusards.

En agosto de 1898, el mayor Henry admitió haber falsificado pruebas


contra Dreyfus y se suicidó en vísperas del arresto. Una corte de
apelaciones llamó a un nuevo juicio que ocurrió a mediados de 1899 luego de
que Dreyfus fuese traído desde Sudamérica, enfermo de malaria. La
reputación del ejército estaba en juego y los militares estaban más decididos
que nunca a sostener su posición. La junta de oficiales que presidía el
jurado votó a favor de una nueva condena contra el capitán judío, pero la
injusticia a estas alturas era tan evidente que el presidente de la república
Émile Loubet ofreció el perdón a Dreyfus, quien, presionado por el
entorno, lo aceptó. Ese mismo año fue liberado de la prisión y finalmente, en
julio de 1906, cuatro años después de la muerte de Zola, la alta corte de
apelaciones (una corte civil) anuló la segunda condena y su inocencia quedó
reivindicada.
Dreyfus fue reincorporado al ejército y promovido al cargo de mayor.
Luchó en la Primera Guerra Mundial en el frente pero el ejército se rehusó a
otorgarle algún reconocimiento por ello. En 1931, documentos alemanes
demostraron de manera definitiva la culpabilidad de Esterhazy pero el ejército
francés continuó renuente a admitir la verdad de su crimen. Aún en 1994, en
ocasión del centenario del arresto del capitán Dreyfus, el ejército francés
publicó un estudio en el que se presentaba como la víctima de una
confabulación y lo más que pudo afirmar respecto de Alfred Dreyfus fue
que "su inocencia es la tesis ahora más generalmente aceptada por los
historiadores". Este año se infrmó que el capitán Dreyfus sería ascendido al
rango de General.

El capitán judío murió en la capital francesa en 1935. A cinco años de su


fallecimiento, los nazis ingresaron a París precipitando la fuga de
alrededor de un millón de parisinos, con decenas de miles de judíos entre
ellos. Para entonces su esposa Lucie, de 71 años, huyó a Toulouse y de allí a
Valence donde encontró refugio en un convento católico en el que pasó los
años de la guerra oculta bajo otro nombre. Aun cuando su identidad verdadera
fue desconocida por las monjas del convento, gracias a ellas una de las
mujeres judías más famosas de Francia de la época sobrevivió al Holocausto.
Lucie murió el 14 de diciembre de 1945. Una nieta de Dreyfus, Madeleine, de
22 años, permaneció en Toulouse donde se unió a la resistencia francesa y
colaboró en organizar rutas de escape hacia España. Fue arrestada y enviada a
Auschwitz en noviembre de 1943, lugar en el que murió tres meses más tarde.

Este 2019, la saga trágica de Alfred Dreyfus recobrará vida en la película


de Polanski. Una controversia histórica dentro de otra controversia
contemporánea. Aunque en rigor, y a pesar de los esfuerzos del director
polaco en crear un paralelismo, ambas situaciones son histórica y moralmente
incomparables.

El autor es escritor, analista polític

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