El proyecto se localiza en Borisova Gradina, una extensa área verde que se extiende desde el

centro de la ciudad de Sofía hacia el sur y su periferia. 

Atraídos por el carácter salvaje de la extensión de Borisova, se pretende proporcionar a estos

vastos jardines la posibilidad de ser atravesados gracias a una actuación puntual que se posa
en la zona de mayor altitud. El edificio se establece por lo tanto como una clara referencia
visual que se eleva entre los árboles y funciona como un observatorio de la ciudad y del
territorio hacia todas sus direcciones. 

El programa, siempre vinculado a los jardines (su estudio, protección y recuperación), se

sucede en altura, alternándose con esta idea de espacios-observatorio que aparecen a lo
largo del recorrido. Una rampa, concebida como un observatorio botánico, da acceso al gran
espacio del aviario, desde el cual se accede a los espacios elevados sobre las copas de los
árboles a través de una escultural escalera de caracol. 

La intervención podría concebirse como un objeto estático y aislado, en claro contraste a la

naturaleza que le rodea. Es, sin embargo, a través de su materialidad y transparencia, su
forma, su estructura, el patio o agujero torsionado que ésta genera, así como de los
elementos generadores del recorrido (rampa y escalera), que el objeto adquiere un nuevo
significado, configurándose en un elemento capaz de hacernos comprender gradualmente y al
mismo tiempo no solo la naturaleza de los jardines que se vienen a visitar, sino la propia
naturaleza del edificio atravesado.