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I. Introducción
II. Desarrollo
1. Barrera lingüística
1.1. Elaboración de leyes y sus reglamentos en diferentes idiomas
1.2. Aceptación de estos grupos por el estado
1.3. La aplicación de normas o practicas jurídicas
2. Barrera económico-social
2.1. Gastos directos que incluyen los servicios de abogacía,
aranceles judiciales, entre otros.
2.2. Gastos indirectos que incluyen transporte y mantenimiento
del proceso judicial.
2.3. Los costos de oportunidad que señalan a los impedimentos al
agraviado debido al alargamiento del proceso.
3. Barrera geográfica
III. Cierre
IV. Conclusiones
V. Referencias
I. Introducción
El objetivo que se trazó para este ensayo consiste en analizar algunas de las
principales barreras que impiden a sectores considerados excluidos acceder a la
justicia para encontrar solución a sus problemas que históricamente no han sido
tomados en cuenta.
II. Desarrollo
1. Barrea lingüística
La pluralidad cultural del Perú genera que numerosos pueblos o grupos étnicos
tengan diferentes maneras de comunicarse por ende existe una barrera, esta
impide que la justicia se logre llevar a cabo.
Según Javier Albo, en unos de sus estudios que realizo sobre comunidades
andinas, logra reunir tres grandes campos que suscitan problemas de la
dimensión lingüística en contextos pluriculturales y estos campos son:
1.1 La creación de leyes y sus reglamentos en todas las lenguas que se hablen
en el Perú: se refiere al “procesos para llegar a una plena coherencia entre los
nuevos principios constitucionales y toda nuestra legislación, incluida su
reglamentación”
1.2 La aceptación por parte de las autoridades del Estado de los usos de
costumbres de los diversos grupos sociales y culturales del país. Se sabe que el
reconocimiento oficial a logrado avanzar, pero todavía queda por definir “¿Quién
debe aplicarlo e interpretarlo? ¿Los jueces? ¿Las autoridades comunales? ¿La
asamblea comunal? ¿Con que alcances?”
1.3 En la aplicación de normas o practicas jurídicas. Según Albo, por dos motivos
principales:
“Primero, porque la base de todo el derecho positivo son textos escritos no sólo
en lengua castellana, ajena a muchos de sus destinatarios, sino también en una
jerga jurídica llena de tecnicismos (a veces en latín) comprendidos solo por los
especialistas. Segundo, porque en la administración misma de la justicia no
siempre las partes manejan adecuadamente el castellano ni los jueces la lengua
de los demandantes o querellantes. ¿Cómo combinar estas graves lagunas con el
rigor lingüístico de la ley? ¿Cómo asegurar que la letra en idioma ajeno no mate el
espíritu de la ley?”.
Como se logró ver en esos tres campos se confirmar la complejidad que están
sujetos los grupos sociales y culturales en nuestro país para acceder al sistema
de justicia.
2.1 Los gastos directos: Se refiere a aquellos gastos que se realizan por el
solo hecho de comparecer en el juzgado. Incluye los gastos por
servicios de abogados, por cédulas de notificación, aranceles judiciales,
entre otros.
2.2 Los gastos indirectos: Son aquellos gastos realizados por la sola
relación de gestión con el juzgado u oficina del sistema de justicia
donde se desarrolla el caso o resolución del conflicto.8 Incluye los
gastos en transporte, alimentación, permiso de trabajo, entre otros.
2.3 Los costos de oportunidad: Surgen o se constituyen “a partir de la larga
duración de los procesos, que da lugar a la reposición de derechos
cuando su sola suspensión ha ocasionado ya perjuicios irreparables”.
Es el caso de una persona que siendo inculpada en un proceso penal
es detenida con una orden judicial y luego de un año, tras el desarrollo
del proceso, es encontrada inocente y liberada. Los costos de
oportunidad se encuentran en el solo hecho de haber sido detenida y
encarcelada. Al suspenderse indebidamente la libertad individual a una
persona, se produce perjuicios irreparables. El monto de una
indemnización no puede reparar esos perjuicios.
Este caso involucra a una parte que sufre daños materiales o personales y a otra
parte propietaria y/o conductor de un vehículo que es con el que se produce el
daño a la primera persona. Se busca ante todo la reparación de los daños, lo que
se pide a través de un proceso judicial civil o penal ante un juez especializado. El
despacho de este juez puede estar sobrecargado por la cantidad de accidentes
de tránsito que ocurre en la ciudad. El hecho que el proceso demore 2 años para
conseguir la indemnización por los daños es un referente general.
De otro lado, los gastos indirectos también se incrementan: aumentan los costos
de alimentación y transporte por cada visita al juzgado o a la oficina del abogado.
Igualmente, los costos de oportunidad aparecen y se incrementan desde que las
partes se atrincheran en sus respectivas posiciones en el proceso judicial (el solo
hecho de demandar o ser demandado genera costos de oportunidad).
El Perú es uno de los países más extensos de América Latina, pero según datos
del INEI se tiene una densidad poblacional baja en la mayoría de departamentos y
un territorio sumamente abrupto.
Esta barrera es una de las dificultades propias de un país centralista donde las
sedes de los organismos de justicia sólo se encuentran en las capitales de las
provincias, lo que genera serios perjuicios para la población, que muchas veces
debe trasladarse desde la zona rural hasta el área urbana durante varios días e
invertir muchos recursos para llegar a las sedes de dichas instituciones dada la
pobre infraestructura vial. Además, hay que considerar que los medios de
trasporte son pocos y rudimentarios o en la mayoría de casos es nulo, lo cual
resulta un riesgo para las personas de la tercera edad, mujeres embarazadas y
niños.
II Cierre
IV Conclusiones