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¿Qué ocurre con ALC?

Alrededor del 80% poblacional de todo el mundo habita en territorios en vías de


desarrollo, la mayoría en condiciones de pobreza de vida, incremento
demográfico, escasez de empleos y falta de infraestructura aquejan a los
países en torno al mundo.

Lugares que enfrentan depresión económica crónica

En el extremo más desesperado se hallan los sitios de ALC en agonía o que


afrontan depresión económica crónica. Varios de ellos permanecen
depauperados como consecuencia de décadas de crisis económicas y
reestructuraciones industriales, y carecen inclusive de los recursos internos
necesarios para fomentar una recuperación. Ciertos pueblos y metrópolis
pequeños han perdido sus primordiales industrias o negocios, y en ellos hay un
elevado índice de desempleo, comercios cerrados y características
abandonadas. Por lo cual, la población y los negocios emigran, con lo cual
dejan una base impositiva débil desde la cual se espera que la sociedad
obtenga fondos para escuelas y otros servicios públicos. En Varios casos, la
delincuencia y la drogadicción toman el control de la vida de aquellos sitios y
aceleran todavía más su caída.

La migración de los residentes rurales a las superficies urbanas con


inadecuada infraestructura de apoyo y escasas oportunidades de trabajo crea
inconvenientes extras.

La caída de los costos de los productos agrícolas continúa deteriorando las


condiciones de vida en las zonas rurales de ALC, lo cual fuerza a los individuos
a migrar hacia las enormes localidades.

Lugares con crisis económica

Un creciente número de sitios de ALC experimentan tiempos difíciles. Aun


cuando la mala noticia es que el adeudo y otros inconvenientes continúan
empeorando, la buena noticia es que aquellos sitios tienen valores históricos,
culturales, comerciales e inclusive políticos que podrían ayudar una
recuperación si emergen el liderazgo y la perspectiva correctos. Aun cuando se
hallan en crisis económica, aquellos sitios poseen cierto potencial para revivir

Lugares en Auge

Una intensa dependencia en pocos productos ha puesto en peligro a las


economías de ALC de forma persistente. Los costos mundiales de diversos de
los primordiales productos exportados por las naciones de ALC fluctuaron o
cayeron radicalmente a lo largo de las últimas 2 décadas (véase la tabla 2.1).
El cobre, ejemplificando, representa el 40% de las exportaciones de Chile y
alrededor del 10% del PNB del territorio. En 1998 la demanda mundial del
producto cayó y el metal alcanzó su costo más bajo en 12 años. Las ganancias
conseguidas por el régimen chileno desde las exportaciones de cobre cayeron
de $1,700 millones en 1997 a $450 millones en 1998. De igual manera, el costo
del café, uno de los más importantes productos de exportación para numerosas
economías de ALC, se desplomó en términos reales a lo largo de bastante más
de 50 años. En 2002, la mercancía se negoció a menos de un tercio de su
costo en 1985 (véase el cuadro 2.1). La conclusión es que las economías de
ALC tienen que diversificar sus exportaciones, atraer inversiones y desarrollar
competitividad universal en superficies menos sensibles a las oscilaciones de
costos.
La dependencia desmesurada de industrias de servicio concretas además fue
un problema para las economías de ALC. En las pasadas 2 décadas, el
número de cuartos de hotel en el Caribe —incluido el Caribe mexicano— pasó
de 84,000 a 232,000. Aun cuando los estadounidenses conforman el primordial
mercado del Caribe, favorecen los destinos nacionales como Las Vegas, Hawai
y Florida. Los viajes de estadounidenses al Caribe crecieron a un ritmo del
1.8% anual entre 1994 y 1998, comparativamente con el 7.8% de los viajes a
Europa y el 28% a otros destinos. Las islas caribeñas además afrontan intenso
competencia de las líneas de cruceros que cobran tarifas tan bajas como $60
por día, con alimentos y entretenimiento integrados.16 La fragilidad de los
pequeños territorios caribeños y su alarmante dependencia del turismo se
regresó aún más evidente después del ataque terrorista en USA el 11 de
septiembre de 2001. En los meses que siguieron al evento, las tasas de
ocupación llegaron a niveles bastante bajos.

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