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Marco Bruto. Sobre la traición.

Las ideas por encima de todo.

Ignoro si la identidad es un valor a tener en cuenta en la trayectoria de una


compañía pero lo cierto es que Jóvenes Clásicos ha dado un volantazo. De
sus montajes dinámicos, incisivos, veloces, polivalentes han pasado a un teatro
de ideas, discursivo, más estático.

Lo obra narra el calvario de un profesor de instituto tras realizar una similitud


entre nazismo e islam. Y aquí habría que matizar entre islam e islamismo,
diferencia no del todo acreditada en el montaje.

Marco Bruto. Sobre la traición es un hermoso texto que seguro merece la


pena leer. El autor domina el lenguaje, tiene un trastero cultural que
impresiona, sabe exponer con claridad, erudición y riqueza sus ideas, pero
tales virtudes prosísticas le traicionan. Los diálogos resultan a veces largos
“monodiálogos” con carencia de textural oral, inmediatez y verosimilitud.

Como suele ocurrir con Jóvenes Clásicos las actuaciones destacan. José
Carlos Cuevas y Lorena Roncero, se echan la obra a la espalda y salen
triunfantes. Impulsan magistralmente las escenas, aunque precisamente en lo
que a la escena se refiere habría sido preferible una dirección menos
esquemática. Los personajes, apenas se comunican físicamente entre sí más
allá de su elaborado discurso. Pasean, giran, se levantan, se sientan; en un
continuo que parece evitar el encuentro entre ellos. Un tráfico muy estudiado
en el que no se aprecia bien hacia dónde se nos conduce. Oscar Romero, me
dijo una vez, dirigir es algo más que trazar un plano de circulación de los
actores. Y todos sabemos que es un sabio.

De otro lado, el liviano, transparente, poético y brillante lenguaje escenográfico


de anteriores trabajos de la compañía queda reducido a algo funcional, a veces
poco funcional. He visto a esta compañía representar mundos diferentes
moviendo –los propios actores- apenas una cuerda, una tela, dotándolas así de
un gran poder evocador. Ahora nos sorprende con el plegado, desplegado y
traslado sucesivo de una mesa de un lado a otro del escenario, operación para
la que, además, se requiere la intervención de dos técnicos de sala. Tal vez
Brecht, lo aplaudiría.

Marco Bruto. Sobre la traición es un texto hermoso, abre puertas bien


interesantes a la reflexión sobre la libertad y el compromiso, desde luego, pero
a veces el teatro (re)quiere algo más que ideas y palabras, de lo contrario la
palabra deviene en cárcel del espíritu. Contiene idea pero no el ánima.

Paco Bernal.

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