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OBSESION CELESTIAL Sangrante y mancillado

Emerjo de las ruinas de mis años perdidos;


Lo abandoné en la noche y en el día;
En los escombros yace mi juventud doliente;
Lo abandoné en el arco de los años;
Y mis días crujientes, en humo evaporados
Lo abandoné en el ciego laberinto
Se esparcen y se rompen, Como el sol en un río.
De mi propia memoria; y en medio de las lágrimas,
 
Y detrás de las risas me escondía.
La incesante búsqueda se aproxima al final:
 
Esperanzas fugaces vislumbré de lo alto;
Esa Voz me rodea como un mar tempestuoso.
Pero rápidamente me vi precipitado
 
A las sombras siniestras,
Y la voz dice, en conclusión:
A las profundidades abismales
 
Para huir de esos Pies
“¿Está la tierra acaso fragmentada,
Que todas mis jornadas perseguían.
 Sin piedra sobre piedra, destrozada?
 
¡Todas las cosas huyen de tu alcance
Y aquí su descripción de Dios:
Porque de Mí te fuiste! Vil quimera;
 
Acción inútil, vana, lastimera.
Pero en persecución lenta y tranquila,
¡No encontrarás quién quiera prodigarte
Con paso imperturbable, majestuoso,
Un amor que mitigue tus faenas!
Caminaban los Pies, siempre constantes.
¡El vacío será tu recompensa!”.
Y una Voz, más constante todavía
"Para lograr amor es necesario
Que los serenos Pies, me repetía.
Algo que tú nos has hecho: merecerlo.
“Todo a ti te traiciona, porque Me traicionaste".
Barro humano. De todo lo creado
 
La más fútil arcilla. ¿No sabías que
De aquí pasaré a:
No has ganado méritos eternos?
 
¿De quién esperarás amor sincero?
“Nada quiere albergarte, porque tú no Me albergas;
Sólo de Mi; tan sólo Yo lo entrego”.
 Todo de ti se evade, porque tú no Me llevas".
 
 
Y lo siguiente, que nos trae consuelo:
Y la descripción de nuestra vida:
 
 
"Todo te lo quité, no para herirte
En la loca aventura de juveniles fuerzas
Sino porque en Mis brazos lo buscaras.
Sacudí las columnas de mis horas más bellas
Todo lo que creíste
Y entre mi propia vida me sepulté;
Perdido entre tus sueños infantiles,
Lo tengo en Mis moradas.
Levántate. Mi mano te sostiene.
¡Ven a mi casa!".
 
La respuesta del alcohólico (y del no alcohólico) es:
 
A mi lado resuena Su pisada;
¿Es acaso mi sombra, la sombra
De Su mano protectora que
Se extiende cuidando mi jornada?
  OBSESION CELESTIAL
Y la respuesta de Dios:
 
"Ven, tú, el más amado,
El más débil, el más acongojado.
No busques más: ¡Yo soy El que buscabas!".
 
No busques más: ¡Yo soy El que buscabas!".

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