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David Aceituno
[Anne Carson. La belleza del marido, un ensayo narrativo en 29 tangos. (Barcelona: Lumen. 2003).]
La belleza del marido, un ensayo narrativo en 29 tangos (Lumen, 2003) es el primer y único
poemario que la canadiense Anne Carson ha publicado hasta ahora en España. En él Keats juega
un papel importante: además de ser el destinatario de la dedicatoria y de que cada uno de los
veintinueve tangos1 se abran con sus palabras, el poemario toma como idea central una
afirmación suya: beauty is truth. Carson se sirve de esta premisa y explicita otra:
De la lectura narrativa de La belleza del marido podría redactarse una solapa así: “La con-
movedora historia de una pareja desde que se conocen de adolescentes en una clase de latín, hasta
el derrumbamiento de su matrimonio. En medio, desordenados cronológicamente –la autora va
de un capítulo a otro guiada por una voz interior–, los capítulos dulces del principio y los en-
cuentros furtivos, pero también los celos de la protagonista hacia un marido que la sustituye por
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Carson entiende tango como un baile que, al igual que el matrimonio, debe ser bailado hasta el final.
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; o la manera en que en el poema VII arranca con la definición de mito para llevarnos a las
mentiras del marido
Mi corazón.
El corazón de ellas.
A veces me pregunto qué pasó con ella.
La primera
; o las asociaciones que presentan un esquema similar a éste: mentira – su dolor – dolor de
las demás – las demás – una de las demás – el dolor que le provocó a ella una de las demás,
la primera – el recuerdo del dolor a través de ciertas imágenes
Lágrimas.
Carson pasa de una tonalidad íntima (el poema podría interpretarse como la explicación de
su matrimonio a Ray, un amigo del marido) a un dato histórico; de la cálida frase extraída
de la carta que su marido le escribió de joven, al mordaz análisis sintáctico, moral y poético
de su contenido (poema IV). Su atrevimiento la lleva a no dudar en emplear lo que le inter-
esa de cada género. La vemos sirviéndose del dinamismo de la prosa, bien en los diálogos,
de los que la obra está llena, o en el uso de descripciones aparentemente asépticas, y de esa
efectividad para “contar” pasa a la musicalidad del verso blanco, y de ahí al atrevimiento de
ciertas imágenes que sólo la poesía admite, sin olvidar the music of conversation, el tono
ensayístico de algunos pasajes o la intimidad propia del género epistolar o de los diarios
privados. Es atrevida, sí, pero puede permitírselo, sobre todo cuando vemos que logra
articular con éxito los distintos géneros, logrando que el ritmo de su voz poética y de su in-
teligencia hagan invisibles al lector las suturas entre uno y otro. Tanto al biógrafo más
curioso como al hábil crítico, sólo les queda rendirse.