Los costes indirectos son aquellos que no son directamente imputables a
la producción de un bien o servicio en particular.
Si quieres aprender a registrar costes, te interesará leer más sobre contabilidad
para emprendedores.
Es decir, los costes indirectos son aquellos costes en los que
la empresa incurre durante el ejercicio de su actividad, cuya asignación es más complicada, ya que no se relacionan directamente con la producción.
Son ejemplos de ello el alquiler de una nave industrial o el salario de los
trabajadores del departamento de finanzas o el de administración.
Tipos de costes indirectos:
Los costes indirectos suelen ser constantes y están directamente relacionados con el nivel de actividad. Se clasifican de la siguiente manera:
Costes indirectos de producción: Costes no implicados en la producción de
manera directa, pero que pueden ser atribuidos a la misma. Un claro ejemplo de esto es la mano de obra indirecta. Costes indirectos generales: Son aquellos no necesarios para la producción. Se suelen dividir en diferentes subgrupos:
Algunos de los ejemplos de costes indirectos más comunes son: alquiler
del local, impuestos, combustibles, factura del teléfono e internet, amortizaciones de la maquinaria, etc.
Los costes indirectos en tu programa de
facturación Los costes indirectos aparecen en la cuenta de resultados. Ahí se separan de los costes directos, de los ingresos y de otros tipos de costes. La mayor parte de programas de facturación cuentan con una función para categorizar los gastos, lo cual permite que se pueda sacar informes, como la cuenta de pérdidas y ganancias.
Es muy importante contabilizar los costes indirectos para poder obtener
una visión general de la situación de la empresa y poder tomar mejores decisiones de inversión.