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DOSSIER 60/90

El conceptualismo
como categoría
táctica
Fernando Davis1 rias en el campo artístico argentino y su vin-
culación con la vanguardia internacional. En
e propongo en este trabajo exponer la tercera, sostengo una apropiación y un

M una serie de discusiones y pregun-


tas en relación con el texto del in-
vestigador Jaime Vindel “Los sesenta desde
uso tácticos de la categoría conceptualis-
mo, con el propósito de desarmarla en las
direcciones unitarias que funda en su segu-
los noventa: notas acerca de la reconstruc- ra estabilidad y en los rígidos binarismos
ción historiográfica (en clave conceptualista) que reactualiza en la abstracta oposición
de la vanguardia argentina de los años se- entre el arte conceptual del centro y los
senta”. El presente escrito apuesta a revisar conceptualismos de las periferias.
algunos de los argumentos de ese provoca-
tivo texto, al tiempo que articular ciertas Los “usos” de Buchloh
claves interpretativas para pensar los con- En “El arte conceptual de 1962 a 1969…”,
ceptualismos de las escenas argentina y la- Buchloh escribe: “Desde el principio, el des-
tinoamericana, desde una lectura crítica arrollo del arte conceptual englobó un con-
susceptible de reponer la densidad disrupti- junto tan complejo de enfoques opuestos
va de estas prácticas, aplacadas en su po- que cualquier intento de análisis tiene que
tencialidad disidente en las cómodas con- tratar con extrema cautela las enérgicas vo-
cesiones de un relato que reduce la conflic- ces (en su mayoría procedentes de los pro-
tividad de los conceptualismos en América pios artistas) que exigen que se respete la
Latina a los aplanamientos de sentido de las pureza y la ortodoxia del movimiento. Esta
categorías normadas. peculiaridad del arte conceptual obliga a evi-
Presento esta discusión en tres partes: en la tar la homogeneización estilística retrospecti-
primera, propongo repensar algunas proble- va típica de los análisis que se limitan a un
máticas planteadas por Benjamin Buchloh grupo de individuos y a un conjunto de prác-
en su ensayo “El arte conceptual de 1962 a ticas e intervenciones históricas estrictamen-
1969: de la estética de la administración a la te definidas […] la historia del ‘arte de con-
crítica de las instituciones”, a la luz de los cepto’ […] no puede limitarse a una mera
desarrollos conceptuales en América Latina. enumeración de los autoproclamados prota-
En la segunda parte, pretendo revisar la su- gonistas del movimiento ni someterse acadé-
puesta relevancia de las estructuras prima- micamente a la pureza de intenciones y ope-

1> Es investigador, curador independiente doctoral en elaboración se centra en el sesenta y setenta.


y profesor en la UNLP y la UBA. Su tesis conceptualismo argentino de los años

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raciones que reivindicaron. Estos artistas va de sus prácticas al interior de las institu-
anunciaron sus convicciones con ese tono de ciones3. Su propósito es deconstruir la integri-
superioridad moral –que hoy resulta un tanto dad de un relato cuya ordenación retrospecti-
ridículo– típico de las reivindicaciones hiper- va obtura el reconocimiento de otros desarro-
tróficas que aparecen en las declaraciones de llos del conceptualismo que no encuentran
las vanguardias del siglo XX”2. En sus polémi- una ubicación clara en las categorías regla-
cas argumentaciones, el ensayo de Buchloh das desde las instituciones hegemónicas y
disputa su criticidad en la puesta en cuestión los recorridos unidimensionales de sus meta-
de los relatos canónicos del arte conceptual, narrativas.
cuyos inicios la historiografía ha situado en No pretendo encarar la polémica abierta por
las prácticas lingüísticas y tautológicas del Vindel sobre el presunto dogmatismo con
estadounidense Joseph Kosuth y los británi- que Buchloh aborda la producción de Ko-
cos del colectivo Art & Language. Publicado suth4. Por el contrario, me interesa pensar
originalmente en 1989 en el catálogo de la en qué formas la provocativa lectura pro-
exposición L’art conceptuel: une perspective, puesta en “El arte conceptual…” puede re-
realizada en el Musée d’Art Moderne de la Vi- sultar productiva, en algunas de las claves
lle de Paris, el escrito buscaba intervenir de críticas que articula, para interpretar las
manera estratégica –contrariando incluso los prácticas conceptuales en Argentina y Amé-
principios rectores de la misma exhibición– rica Latina (incluso cuando Buchloh no se
en una escena en la que el conceptualismo refiere a los conceptualismos latinoamerica-
asistía a una pacífica asimilación retrospecti- nos o de otras escenas “periféricas”, que

2> Buchloh, Benjamin. Formalismo e operación lingüística y autorreflexiva y, en (ed.). La idea como arte. Documentos
historicidad. Modelos y métodos en el tal sentido, no admitieron otros sobre el arte conceptual, Barcelona,
arte del siglo XX, Madrid, Akal, 2004, desarrollos del conceptualismo fuera de Gustavo Gilli, 1977, p. 74 [1973]). Más
pp. 168-9. los límites de sus formulaciones. En la adelante observó que existen obras
3> Es importante señalar que esta parte II de “Art after Philosophy” - recientes que “sólo pueden relacionarse
mitificación retrospectiva del conceptual publicado entre octubre y diciembre de con el arte conceptual de modo
tiene lugar en un período caracterizado, 1969 en la revista Studio International y superficial […], no deben ser
asimismo, por una celebrada posteriormente en sus dos primeras considerados arte conceptual en el
recuperación de la gestualidad vitalista partes en la compilación de Gregory sentido más puro de la palabra […] El arte
de la pintura, encarnada en los diferentes Battcock Idea Art. A Critical Anthology, puramente conceptual se expuso por
neoexpresionismos desde comienzos de aparecida en 1973-, sostuvo Kosuth: “la primera vez con la obra de Terry Atkinson
los ochenta. definición ‘más pura’ del arte conceptual y Michael Baldwin en Coventry,
4> Por otro lado, tanto Kosuth como los sería decir que constituye una Inglaterra; y con la obra que yo ejecuté
británicos que integraron Art & Language investigación de los cimientos del en Nueva York, todas ellas alrededor de
entendieron que el arte conceptual sólo concepto ‘arte’” (Kosuth, Joseph. “Arte y 1966” (Ibíd., pp. 75-76).
podía concebirse en los términos de una Filosofía, I y II”, en: Gregory Battcock

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probablemente desconoce), fuera de la tran- implica “un reconocimiento de que los mate-
quilizadora homologación como reverso riales y los procedimientos de producción, las
“ideológico” o “político” del conceptual. superficies y las texturas, las localizaciones y
En primer lugar, una de las apuestas principa- el emplazamiento no son sólo cuestiones pic-
les del texto se inscribe en la preocupación tóricas o escultóricas que haya que afrontar
por recuperar la densidad crítica de un con- en términos de una fenomenología de la ex-
junto de prácticas susceptibles de desorgani- periencia visual y cognitiva o mediante un
zar, en su no concordancia con el molde lin- análisis estructural del signo”, sino elementos
güístico-tautológico, la asimilación reduccio- “que se encuentran desde siempre inscritos
nista del arte conceptual al modelo kosuthia- en las convenciones del lenguaje y, por tanto,
no, con el propósito de subvertir el canon en en el seno de las relaciones de poder institu-
la interrogación de los desajustes múltiples cional y de la inversión ideológica y económi-
que abren estas prácticas desde un operar ca”6. Entre los argentinos, esta “crítica institu-
“descentrado” en el “centro”. Un fuera-de- cional” aparece en tempranos planteos con-
centro que trabaja, en el recorrido que diagra- ceptuales de 1966 y 1967. Ana Longoni ha
ma el escrito de Buchloh, no desde la alteri- observado que muchas de las producciones
dad “periférica” de la escena latinoamericana, de estos años –entre las que menciona los
sino desde una ajenidad que, dirigida desde trabajos de Ricardo Carreira, Juan Pablo Ren-
el “centro” mismo, des-ubica las prácticas zi y Pablo Suárez– “traslucen una mirada críti-
hegemónicas del conceptual en la segura co- ca sobre las propias condiciones de produc-
rrespondencia de sus categorías de legitima- ción, circulación y recepción de la obra de ar-
ción5. Ahora bien, si las poéticas conceptua- te, poniéndolas en cuestión o subvirtiéndo-
les en América Latina se validaron en tanto las”7. En este punto, no deja de ser llamativo
otredad “ideológica” respecto de las formula- el hecho de que Vindel limite su comparación
ciones “puras” de las prácticas anglonortea- entre “Una y tres sillas” de Kosuth y “Ejercicio
mericanas, la puesta en cuestión de la sospe- sobre un conjunto” de Carreira, a la afinidad
chosa integridad “lingüístico-tautológica” de que ambas obras comparten en “el cuestio-
los desarrollos centrales del arte conceptual namiento radical del concepto de obra autó-
contribuiría a desarticular las relaciones natu- noma e inmutable”. No discuto la pertinencia
ralizadas entre las poéticas del centro y sus de esta lectura, la que sin duda nos habla de
otros periféricos en su abstracta oposición. ciertas coincidencias en las propuestas esté-
Un segundo problema que encuentro de inte- ticas de los dos artistas (coincidencias que,
rés en el ensayo de Buchloh para abordar las como sugiere Vindel, debieran pensarse fuera
prácticas de la escena local se refiere al con- de los “debates sobre la precocidad de las
junto de intervenciones que el autor describe obras”), pero que no nos dice nada sobre sus
como “crítica institucional”: “una crítica que diferencias. Mientras en el montaje de Ko-
opera en el nivel de la ‘institución’ estética” e suth, la fotografía de la silla en el lugar en que

5> Fuera de su grosera simplificación al 6> Buchloh, op. cit., p. 193. El autor Fundación Espigas, 2006, p. 87. Bajo el
interior de los relatos canónicos, las revisa este tipo de intervención en las subtítulo “Crítica institucional”, Longoni
diversas prácticas del conceptual obras de Marcel Broodthaers, Daniel también se refiere a la exposición
estadounidense y europeo sin duda Buren y Hans Haacke. conjunta del grupo de Graciela
involucraron opciones políticas o 7> Longoni, Ana. “El deshabituador. Carnevale, Noemí Escandell, Tito
“ideológicas” (para utilizar un término Ricardo Carreira en los inicios del Fernández Bonina y Lía Maisonnave, en
asociado tempranamente al caso conceptualismo”, en: Viviana Usubiaga y la Galería Lirolay en 1968 (Ibíd., p. 88).
argentino y posteriormente extendido a Ana Longoni. Arte y Literatura en la
otros países de América Latina). Argentina del siglo XX, Buenos Aires,

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es exhibida, junto al objeto en cuestión, re- diata legitimidad que estas prácticas recibie-
fuerza la autorreflexividad de la obra en una ron de parte de las instituciones y algunos
suerte de repliegue sobre sí misma; en Ca- críticos, para quienes las estructuras mínimas
rreira interpreto una operación cuya com- redundaban en confirmar los vínculos entre la
plejidad toma direcciones críticas que se avanzada local y la internacional, en una ce-
apartan de la reducción analítica del planteo lebrada “puesta al día” que cifraba sus aspi-
kosuthiano. “Ejercicio sobre un conjunto” raciones en la reiterada consigna de convertir
desborda esta clausura autorreferente, para a Buenos Aires en uno de los grandes cen-
proyectar una mirada crítica sobre la apa- tros de la vanguardia. En el contexto de la
rente “neutralidad” del mismo dispositivo de Semana del Arte Avanzado en la Argentina,
exhibición. Al desmontar la sala en los mate- estas prácticas asistieron a una significativa
riales que la componen para luego exhibirlos visibilidad en las muestras Rosario 67 y Es-
como un “muestrario”, Carreira invierte y fisu- tructuras Primarias II, presentadas, respecti-
ra la estructura de relaciones entre la obra y vamente, en el Museo de Arte Moderno y en
la institución que la contiene: la institución la Sociedad Hebraica. Condensadas en un
misma es exhibida a través de la mediación apretado programa organizado por el Institu-
de la obra, pero la obra encuentra su legali- to Torcuato Di Tella, junto con museos y gale-
dad en la sanción que la institución proyecta. rías, las diversas exposiciones que integraron
Carreira “está mostrando deshabituado” el la Semana… fueron preparadas, en su con-
espacio de exposición8, lo des-construye con centrado despliegue, con motivo de la visita
el propósito de alertar sobre la condición de una numerosa comitiva estadounidense,
construida (histórica, contingente) de su falsa representantes de diferentes instituciones,
neutralidad, diagramando su problematismo galeristas y artistas asistentes a la inaugura-
en un tipo de intervención que busca fractu- ción del 5° Premio Internacional Di Tella11. En
rar la lógica de la institución arte en la investi- el desarrollo simultáneo de sus exhibiciones y
gación de “sus parámetros perceptuales y en las intenciones coincidentes de “los direc-
cognitivos, estructurales y discursivos”9. tores de museos, instituciones y galerías de
la ciudad”, el propósito explícito de la Sema-
Mínimas na… fue “mostrar a los amigos del exterior
¿Habrá sido 1967, después de todo, “el año las manifestaciones avanzadas del arte en la
de las estructuras primarias”, así como Argentina, seguros de que les satisfará cono-
1966 fue llamado el año del pop y el del cer lo mejor posible cuanto se crea por aquí”,
happening10? Así parecen atestiguarlo un nú- según lo refería Jorge Romero Brest en el
mero nada desdeñable de planteos cercanos programa del ciclo de muestras12.
al minimal en instancias consagratorias de la Estructuras Primarias II, la exposición orga-
vanguardia, como el Premio Braque o el Ver y nizada por Jorge Glusberg en Hebraica, ha-
Estimar, y en el destacado impulso y la inme- cía evidente la preocupación por validar las
8> Ibíd., p. 86. Sobre la noción de inicios del conceptualismo”, en: Inés Sociedad Hebraica y diversas galerías de
“deshabituación” en Carreira, véase este Katzenstein (ed.). Escritos de vanguardia. Buenos Aires.
trabajo de Ana Longoni. Arte argentino de los años 60, Buenos 12> Romero Brest, Jorge. Semana del
9> Foster, Hal. El retorno de lo real. La Aires, Fundación Espigas y Fundación Arte Avanzado en la Argentina, cat. exp.,
vanguardia a finales de siglo, Madrid, Proa, 2007, pp. 160-179. Buenos Aires, 1967. Véase al respecto
Akal, 2001, p. 22 [1996]. 11> El conjunto de exposiciones tuvo su Giunta, Andrea. Vanguardia,
10> Véase Longoni, Ana y Mariano despliegue entre el 25 y el 30 de internacionalismo y política. Arte
Mestman. “’Después del pop, nosotros septiembre en el Instituto Torcuato Di argentino en los años sesenta, Buenos
desmaterializamos’: Oscar Masotta, los Tella, el Museo de Arte Moderno, el Aires, Paidós, 2001, p. 298 y ss.
happenings y el arte de los medios en los Museo Nacional de Bellas Artes, la

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prácticas locales en su vinculación con la guardia. Relato cuya sospechosa “coheren-


vanguardia internacional, desde la elección cia”, en opinión de Vindel, se vería contra-
del mismo nombre de la muestra, anuncia- riada en sus bases teleológicas por la incó-
da desde el catálogo como un “homenaje” moda presencia de un cuerpo de produc-
a Sculpture by Younger British and Ameri- ción que se resiste a la quietud de los már-
can Sculptors, realizada en 1966 en The Je- genes que funda la supuesta “ineluctabili-
wish Museum de Nueva York y rápidamente dad del proceso de politización y abandono
conocida como “Primary Structures”13. No del arte por parte de estos artistas”.
era la primera vez que Glusberg apuntaba a Llegados a este punto, me importa instalar
señalar estas relaciones. Unos meses antes una sospecha respecto de tal relevancia de
de su contribución a la Semana…, en su las estructuras primarias en la escena local.
crónica del Premio Braque aparecida en el En una dirección que pretende tomar dis-
semanario Análisis, observaba: “el Premio tancia de la provocativa afirmación de Vin-
Braque de este año, que se abre a un mes del, sostengo que el impacto de las estruc-
de diferencia con la gigantesca muestra de turas primarias en el año 1967 obedeció,
Escultura Americana de la Década del Se- fundamentalmente, a una intensa actividad
senta, en el Museo County de Los desplegada desde las mismas instituciones
Ángeles14, refleja tal coincidencia, que otor- del circuito modernizador, como parte de
ga a Buenos Aires una posición de privilegio sus estrategias de internacionalización (ac-
en el ámbito internacional […] Las obras de tividad que no sólo involucró la promoción y
Messil, Bony, Palacio, Favario, Lamelas, visibilidad de estas prácticas en diversas
Melano, Paksa, Sirabo, Suárez y Trotta, cre- exposiciones y su legitimación a través de
an situaciones comunes a lo que en mayo premios, sino también numerosos encar-
de 1966 presentaron en Nueva York cuaren- gos16), más que a una investigación siste-
ta y dos artistas ingleses y estadounidenses mática y sostenida de los propios artistas,
(Estructuras primarias)”15. para quienes estos planteamientos se ins-
Vindel argumenta que las estructuras prima- cribían en el acelerado tránsito que, a lo lar-
rias constituyen un episodio cuya relevancia go de la década, definió el ritmo de la radi-
en el curso de la vanguardia sesentista no calización de la vanguardia, en los cortes
ha sido estudiada en profundidad por la his- intermitentes y las rápidas cancelaciones
toriografía argentina. Si estas prácticas me- que tramaron su deriva experimental. Entre
recen, sin lugar a dudas, una discusión ma- los rosarinos, quienes tuvieron una destaca-
yor, considero sin embargo errónea su hipó- da participación en la Semana…17, este pa-
tesis de que estas lecturas escasas obede- saje por las estructuras primarias diseña
cen a una “maniobra teórica” que pretende contornos imprecisos que se funden en un
encubrir o minusvalorar la importancia de vertiginoso tránsito “del expresionismo abs-
tales desarrollos, con el propósito de forta- tracto al campo del objeto y a partir de un
lecer el relato de la politización de la van- acentuado cuestionamiento de la visualidad

13> El catálogo de Estructuras Primarias II Análisis, N° 326, Buenos Aires, 12 de vanguardia que “La familia obrera”?
data erróneamente la exposición en The junio de 1967. Aunque no está firmado, el 17> Además de Rosario ’67 en el MAM
Jewish Museum en 1965. Giunta también artículo fue escrito por Jorge Glusberg, (que curiosamente aparece mencionada
equivoca la fecha en su libro Vanguardia…, entonces crítico de la revista. en el programa como Pintores Rosarinos),
op. cit., 2001, p. 301. El mismo error 16> Si en 1968 Romero Brest podía varios artistas del Grupo de Vanguardia
aparece en el texto de Jaime Vindel. encargar a Bony una obra que de Rosario participaron en la mencionada
14> Se refiere a la exposición American respondiera “a la moda de lo político”, Estructuras Primarias II: Aldo Bortolotti,
Sculpture of the Sixties, realiza en Los ¿por qué no sospechar que un año antes Graciela Carnevale, Noemí Escandell,
Angeles County Museum of Art entre los alentaba con igual intensidad la Eduardo Favario, Tito Fernández Bonina,
meses de abril y junio de 1967. producción de estructuras primarias, un Carlos Gatti, Lía Maisonnave, Norberto
15> S/a. “Arte mínimo en el Premio tipo de obra que, por otro lado, resultaba Púzzolo y Juan Pablo Renzi.
Bracque. Más búsqueda que hallazgo”, menos incómoda para el pope de la

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al arte conceptual”, en la apuesta de “ela- miento en la quinta edición del Premio Inter-
borar un arte radicalmente nuevo en el que nacional Di Tella. ¿Utilizó Bony el trabajo de
está en juego una transformación de la vida Morris como motivo de inspiración para su
cotidiana y, en sintonía con las situaciones propia obra? El hecho de que el premio
históricas, el advenimiento de una sociedad abriera sus puertas dos días después de la
alternativa”18. En 1967, la radicalidad crítica exhibición en Hebraica22 no necesariamente
de tal empresa no podía cifrarse en la per- parece resolver la disyuntiva “a favor” del ar-
manencia en los planteos minimalistas, sino gentino, porque el conocimiento que Bony
en la rápida sustitución de las formas estéti- podía tener en 1967 de la obra de Morris sin
cas, en la apertura de diversas y simultáne- duda trascendía la presencia de éste en la
as líneas de experimentación. Un claro institución más prestigiosa de “la manzana
ejemplo de esta deriva es la muestra colec- loca”. Ahora bien, me interesa desplazar el
tiva O.P.N.I. (Objeto Pequeño No Identifica- eje del interrogante sobre la posible influen-
do), que el grupo presentó en la Galería cia (que no descarto) de la obra morrisana
Quartier de Rosario poco después de finali- en Bony, porque entiendo que, planteada en
zada la exposición en Hebraica. Caracteri- tales términos, la discusión no nos dice de-
zada desde un semanario porteño como masiado sobre un conjunto de prácticas que
“una catarata de invención que acaba con desborda, en su complejidad, su sola filia-
la paciencia de casi todo el mundo”19, ción con la avanzada del centro. En tal senti-
O.P.N.I. evidenciaba el abandono de las es- do, la pregunta inmediata es qué lecturas
tructuras primarias y la introducción de pro- críticas está obliterando un esquema inter-
puestas de corte conceptual. pretativo que persiste en abordar las relacio-
¿Y qué hay de Oscar Bony? En mayo de ese nes de intercambio de la vanguardia en el
mismo año, Bony había recibido el Gran Pre- período en términos de un flujo Norte-Sur de
mio otorgado por la Asociación Ver y Estimar los repertorios estéticos23. A mi juicio, no se
por “Sinusoide”, “una curiosa indagación de trata de concluir si efectivamente Bony en-
los espacios virtuales que deja una serpiente contró en la producción de su colega esta-
de madera, pintada de amarillo”20. Es intere- dounidense un motivo de inspiración, sino
sante reparar en esta analogía formal que de pensar otros costados problemáticos de
habilita la obra, desmarcándose de toda esta (conflictiva) filiación que la hipótesis de
quieta confinación al dominio de las estruc- la influencia encubre o desatiende, al limitar
turas primarias. “Sinusoide” vuelve a ser ex- su pregunta al recorte unidimensional de la
hibida en Estructuras Primarias II, junto con semejanza de la forma. En este sentido,
“Relación Cerrada, 60 m2”21, una obra que Juan Pablo Renzi ha discutido la vinculación
Vindel examina en su potencial filiación con que la crítica propuso entre su obra y la de
los planteos minimalistas de Robert Morris, Sol Lewitt –también participante del Premio
quien entonces recibía el máximo reconoci- Di Tella en 1967 y uno de los artistas que en-

18> Fantoni, Guillermo Augusto. 21> Este es el título que la obra de Bony entre el 27 de septiembre y el 21 de
“Rosario: opciones de la vanguardia”, en: recibe en el catálogo de Estructuras octubre, mientras que el 5° Premio
VV. AA. Cultura y política en los años ’60, Primarias II, y no “Relación cerrada”, Internacional Di Tella tuvo lugar entre el
Buenos Aires, Oficina de Publicaciones como es mencionada en el texto de 29 de septiembre y el 29 de octubre.
del CBC – UBA, 1997, pp. 289-90. Vindel. La aclaración no es menor, ya que 23> Incluso cuando la mención de Dan
19> Así es mencionada en la revista el título completo sugiere alguna relación Graham en el trabajo de Vindel pareciera
Primera Plana. Citado en Norberto con “Sesenta metros cuadrados y su inclinar la balanza en el sentido contrario,
Puzzolo. Antológica, cat. exp., Rosario, información”, la propuesta de Bony en me importa dejar claro que, a mi juicio,
Museo Municipal de Bellas Artes Juan B. Experiencias Visuales 1967, también no se trata de “invertir el mapa”, sino de
Castagnino, 2004, p. 30. inaugurada en el curso de la Semana…, pensar la complejidad de estos
20> S/a. “Ruido máximo y arte mínimo”, dos días antes de la exposición en intercambios fuera del estable binarismo
Primera Plana, N° 227, Buenos Aires, 2 Hebraica. que funda el esquema Norte-Sur.
de mayo de 1967. 22> Estructuras Primarias II se extendió

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tonces visitó Buenos Aires–, “ya que existían se de madera. La triple intervención de Bony
parecidos exteriores pero no de conceptos, da cuenta de la preocupación del artista por
de fondo”24. Para cuando la Semana… fue in- posicionarse estratégicamente en varios fren-
augurada, Renzi –aunque participó con sus tes críticos al mismo tiempo: si por un lado
estructuras mínimas sobre “espacios vací- las obras coinciden en la noción de “disconti-
os”, exhibidas al mismo tiempo en Hebraica nuidad” en tanto categoría susceptible de
y en el Museo de Arte Moderno– ya había pensarlas en términos de “unidad”, por el
iniciado sus “proyectos de agua” –que en- otro, el conjunto de trabajos que Bony exhibe
tonces mostró a Sol Lewitt–, y lo que expo- en la Semana… es problemáticamente dis-
nía en el celebrado ciclo de muestras, inclu- continuo. En tal sentido, el interés del artista
so cuando se trataba de obra reciente, se- en las estructuras primarias pareciera obede-
gún él mismo señaló, no le interesaba dema- cer a una apropiación táctica de la forma mi-
siado25. Esta referencia ejemplifica el modo nimalista, más que a su adopción sin conflic-
en que entonces era experimentado el pasa- to (idea que parece sugerir la lectura de la in-
je por las estructuras primarias en los mis- fluencia), en tanto las formas mínimas le sir-
mos artistas: rápidamente sustituidas o su- ven a Bony para abordar la discontinuidad
perpuestas en la provisionalidad de su des- como problema de su obra. Examinar esta
arrollo a otras opciones de la forma, estos categoría en sus contornos e intensidades
planteos mínimos participaron, en el acotado críticas quizás posibilite pensar este comple-
(pero intenso) recorrido que tramaron en su jo cuerpo de producción en las tensiones y
transitoriedad, de las exigencias de un pro- desajustes que abre y moviliza en su conflic-
grama estético-crítico cuya apuesta radical tiva vinculación con las estructuras primarias.
concentró estrategias poéticas y tácticas in-
terlocutorias de diverso signo. Posiciones tácticas
Bony, por su parte, no limitó su presencia en La preocupación por revisar los relatos ca-
la Semana… a la intervención en Estructuras nónicos del conceptualismo puede seguirse
Primarias II, sino que, convocado por Romero en una visible producción crítica e historio-
Brest, participó al mismo tiempo en las Expe- gráfica en la que sin embargo las prácticas
riencias Visuales del Di Tella con “Sesenta latinoamericanas, cuando aparecen mencio-
metros cuadrados y su información“26. Como nadas, no siempre son interpretadas en una
si fuera poco, ya impreso y difundido el pro- complejidad susceptible de evitar la recep-
grama del circuito de exposiciones, el artista ción fetichizada (y potencial canonización)
propuso a Álvaro Castagnino, director de la de un corpus acotado de casos ubicados
Galería Arte Nuevo, la realización de un pro- (llamados al orden) al interior de un nuevo
yecto en el que entonces venía trabajando27: relato: un relato otro que se configura como
aunque fuera de programa, Local y su des- alteridad sin conflicto, respondiendo a la de-
cripción se inauguró como parte de la Sema- manda de los circuitos metropolitanos por el
na…y consistió en la detallada descripción arte de las periferias y su diferencia.
sonora de la galería, mediante un grabador La legitimación de las prácticas conceptua-
funcionando en loop, ubicado sobre una ba- les en América Latina forma parte de una

25> Ibíd., p. 46. Ese mismo año exhibió 26> Luego también conocida como “60 artista, en: Oscar Bony. El mago. Obras
dos trabajos que forman parte de la serie metros2 de alambre tejido y su 1965/ 2001, cat. exp., Buenos Aires,
del agua, en la mencionada O.P.N.I. y en información”. MALBA – Fundación Costantini, 2007,
El arte por el aire. Sobre estos proyectos, 27> Lo refiere Victoria Giraudo en su p. 2008.
véase Fantoni, op. cit., pp. 50-52. minuciosa “Cronología biográfica” del

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operación retrospectiva que, de manera tem- proyectaba Dorfles, el rosarino exhibía en


prana, subsume las múltiples y diferenciadas Medellín su “Panfleto No. 3” –presentado un
opciones críticas articuladas por las produc- año antes en Arte de Sistemas, muestra orga-
ciones conceptuales en el continente, bajo la nizada por el CAYC en el Museo de Arte Mo-
rúbrica unificadora del “conceptualismo ide- derno de Buenos Aires–, en el que impugna-
ológico”. Monolíticamente contrapuestas, ba enfáticamente la “nueva moda” del arte
por efecto de esta práctica nominalista, a las conceptual y la asimilación de los trabajos de
formulaciones “centrales” del conceptual, las los “ex-grupos de artistas revolucionarios de
poéticas de la “periferia” reprimen su opera- Rosario y Buenos Aires”, a los parámetros
tividad crítica en la abstracta nivelación que trazados por tal categoría29.
funda la categoría que las nombra. Un año después, en el texto que escribió pa-
En 1972, Leonel Estrada, director de la Bienal ra el afiche de la exposición de Anteproyec-
Coltejer, con sede en Medellín, Colombia, in- tos de Horacio Zabala en el CAYC, Glusberg
vitó a Jorge Glusberg a presentar una exposi- sostuvo en un curioso primer párrafo: “Entre
ción de “Arte de Sistemas” en el contexto de los antecedentes del conceptualismo ideoló-
la tercera edición del evento. El voluminoso gico que desarrolla el Grupo de los Trece, po-
envío del Centro de Arte y Comunicación a la demos comentar las dos Experiencias Visua-
Bienal –no una, sino tres exposiciones– no les llevadas a cabo en el Instituto Di Tella en
pasó desapercibido. El crítico italiano Gillo 1967 y 1968, la experiencia colectiva ‘Tucu-
Dorfles, uno de los jurados del certamen, mán Arde’ (habría que unificar el formato pa-
preparó un artículo para un periódico milanés ra esta “experiencia colectiva”, no sé cuál
(luego publicado parcialmente en el catálogo conviene ) en 1968, capitaneada por el rosari-
de la Bienal) en el que, tras una rápida reseña no Juan Carlos [sic] Renzi, el ‘Catálogo’30 de
de los diferentes envíos, señaló: “Un solo as- Carreira y la rotura de la imagen de J. Ken-
pecto me ha parecido significativo en esta nedy de Ruano, presentadas en el Museo de
Bienal, que no obstante sus muchos defec- Arte Moderno, las propuestas de Carballa en
tos es el único intento serio de dar una posi- ‘Nuevos Materiales, nuevas técnicas’31, el en-
bilidad de expansión al sub-desarrollo del ar- vironment periodístico de Pablo Suárez en
te latinoamericano, sin recurrir a los medios una galería comercial de la calle Corrientes,
de distribución y de información europeos: el el Túnel Subfluvial en un local en construc-
de la presencia de un nutrido grupo de artis- ción presentado por Lea Lublin y la actitud
tas conceptuales, de proveniencia prevalen- de Carballa en ‘Information’, en el Museo de
temente argentina”, cuyas propuestas consti- Arte Moderno de Nueva York”32. En estos tér-
tuyen “casi un documento de denuncia políti- minos, el director del CAYC trazaba una línea
ca”28. La mención de Renzi como parte de es- de continuidad entre las prácticas radicaliza-
te grupo de “conceptuales” no deja de ser das de la vanguardia de los sesenta y el cuer-
paradójica: en contraste con la lectura que po de producción del Grupo de los Trece,
28> Dorfles, Gillo. S/t, en: Tercera Bienal El Cielo por Asalto, 2000, pp. 230-231. Anteproyectos, cat. exp., Buenos Aires,
de Arte Coltejer, cat. exp., Medellín, 30> Seguramente se refiere a la obra CAYC, 1973. En 1974, el esteta español
Colombia, 1972. Publicado originalmente Muestrario y objeto señalado, presentada Simón Marchán Fiz utilizó la categoría de
en el Corriere della sera de Milán, 7 de por Carreira en el Premio Braque de “conceptualismo ideológico” en la
mayo de 1972. Las cursivas en la cita 1967, realizado en el Museo de Arte segunda edición de su libro Del arte
son mías. Moderno. objetual al arte de concepto, Madrid,
29> Véase al respecto, Longoni, Ana y 31> El título correcto de la exposición es Akal, 1997, p. 269 [1972/ 1974]. Glusberg
Mariano Mestman. Del Di Tella a Materiales, nuevas técnicas, nuevas retoma los términos del relato de 1973 en
‘Tucumán Arde’. Vanguardia artística y expresiones. su libro Del Pop-Art a la Nueva Imagen,
política en el ’68 argentino, Buenos Aires, 32> Glusberg, Jorge. S/t, Horacio Zabala. Buenos Aires, Gaglianone, 1985.

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constituido a finales de 1971 en el marco de del 68” se resistieron a la temprana interpre-


las actividades auspiciadas en el centro por- tación de “Tucumán Arde” como una obra
teño. Así, el nuevo “conceptualismo ideológi- conceptual, sino que, al mismo tiempo, des-
co” encontraba, desde la lectura propuesta atendía la apropiación desigual que los artis-
en el texto, sus “antecedentes” inmediatos tas del Grupo de los Trece hicieron de la ca-
en los planteos críticos de la avanzada se- tegoría “conceptualismo” en los primeros se-
sentista. Pero la categoría de Glusberg no tenta, cuando el término asistía a una exten-
sólo apostaba a validar las obras conceptua- dida circulación. En 1972, en el marco de una
les del Grupo de los Trece, sino que, de ma- charla sobre el tema “El arte como concien-
nera retrospectiva, pretendía extender sus cia en la Argentina”, presentada en el CAYC
efectos a una serie de producciones que re- en ocasión de la exposición Hacia un perfil
conocía como precursoras de estas prácticas del arte latinoamericano, Luis Pazos y Juan
“ideológicas”. En la construcción de este re- Carlos Romero se refirieron al conceptualis-
lato, lo que estaba en juego era, sin lugar a mo como “un arte fronterizo, nada definitivo
dudas, el lugar del CAYC en el campo artísti- aún”, susceptible, sin embargo, de utilizarse
co argentino de los primeros setenta: desde como “instrumento o acción apropiados para
la referencia a las prácticas sesentistas, invertir el proceso político cultural que atañe
Glusberg apostaba, de manera implícita, a a la realidad nacional”34. Así, lejos de ceñirse
posicionar al centro porteño en “continuidad” a los márgenes de una operación intelectiva
con el interrumpido proyecto de Romero o proceso mental, la propuesta conceptual
Brest de la anterior década33. En su sospe- era interpretada como potencial plataforma
chosa coherencia, en la pacífica articulación de intervención desde donde activar una to-
que proponía entre dos escenas artísticas ma de conciencia crítica respecto de las con-
cuya complejidad desborda la segura unifor- tingencias sociales y políticas del propio con-
midad de la categoría “conceptualismo ideo- texto. La idea del conceptualismo como “arte
lógico”, el sintético recorrido de Glusberg re- fronterizo” habla de un desplazamiento de la
paraba en un corpus disímil de obras, llama- categoría normada desde el centro, de una
das a integrar (sin conflicto) el relato del arte apropiación táctica que la desmarca del níti-
conceptual argentino, fuera de la trama de do registro de su enclave hegemónico y la
tensiones y discontinuidades, aceleraciones reutiliza en formas que la vuelven porosa en
y retornos, contradicciones y quiebres que su pretendida completitud.
estas prácticas encendieron a lo largo del pe- En los relatos canónicos del conceptualismo,
ríodo (y más allá de éste) en la pugna por el “centro” y “periferia” constituyen posiciones
sentido. Las tensiones entre la lectura de inconciliables, diametralmente opuestas en el
Dorfles y la propuesta crítica de Renzi contri- orden binario de sus enclaves respectivos y
buyen a pensar la complejidad de un proceso excluyentes: mientras el centro se (auto)re-
en el que se dirimen muchas veces discursos presenta como el lugar de emergencia e irra-
de signo contrario. Pero el relato glusbergia- diación del arte conceptual en sus formula-
no no sólo pasaba por alto el hecho de que ciones “puras” y “analíticas”, la periferia apa-
algunos de los protagonistas del “itinerario rece como su reverso tardío, como un Otro

33> Esta estrategia puede pensarse En From Figuration Art to Systems Art in 34> Monzón, Hugo. “Dos muestras de
asimismo en relación con la temprana Argentina, presentada en el Camden Arts arte conceptual exhiben divergentes
inclusión de algunos referentes de la Centre de Londres en febrero de 1971, propuestas”, La Opinión, Buenos Aires,
vanguardia de los sesenta en por ejemplo, participaron Bony, Jorge 19 de julio de 1972.
exposiciones organizadas por el CAYC. Carballa y Renzi.

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cuyos desvíos de la norma contrarían la iden- preexistente, se configura problemática-


tidad mesurada del conceptualismo estadou- mente en la disruptividad de su potencia
nidense y británico, con los desórdenes de “diferenciadora”, en tanto “proceso múltiple
una diferencia des-medida, “contaminada” y relacional de negociadas y conflictivas
por las contingencias sociopolíticas de la es- reinscripciones de la tensión identidad-alte-
cena latinoamericana. En su duro binarismo, ridad en cada nuevo contexto de discursos
este esquema reproduce una división del tra- que habla sobre la diferencia”37.
bajo en la que el Norte se autoasigna la ca- Estas consideraciones nos llevan a la pre-
pacidad intelectual de análisis y abstracción, gunta sobre lo político en los conceptualis-
mientras que el Sur aparece vinculado a la mos de América Latina. Me interesa reparar
espontaneidad de la vivencia inmediata, a la en la lectura que hace Ana Longoni a propó-
inevitable transitoriedad de la experiencia. En sito del pasaje a la política en el artista rosari-
la falsa incompatibilidad de los términos que no Eduardo Favario, en los potentes (e in-
lo integran, el esquema centro-periferia, cita quietantes) interrogantes que abre al pensar
Nelly Richard, “pone a Latinoamérica en el lu- este tránsito. Longoni interpreta la decisión
gar del cuerpo, mientras el Norte es el lugar de Favario de ingresar a la guerrilla en 1969
que la piensa”35. Al mismo tiempo oblitera, en –un año después de su participación en “Tu-
su ordenación naturalizada, el hecho de que cumán Arde”– como una “opción coherente
la emergencia y desarrollo de los conceptua- dentro del imaginario que alentaba expectati-
lismos en América Latina fueron simultáneos vas de un cambio radical (en el arte, en la so-
(y en algunos casos los antecedieron) a los ciedad)”. En tal sentido, la autora apuesta a
gestados en los países centrales, situación leer esta decisión no como “mera interrup-
que “obliga a repensar el vínculo entre cen- ción” de una producción artística brusca-
tro-periferia partiendo de parámetros muy di- mente cancelada en 1968, sino como una
ferentes a los de irradiación o difusión desde elección “consecuente” con un programa es-
la metrópolis a los márgenes de tendencias tético (y político) radical en el que Favario ya
artísticas internacionales”36. estaba involucrado. En tal sentido, este “pa-
Ahora bien, “centro” y “periferia” no desig- saje a la política se inicia, de alguna manera,
nan localizaciones estables y definitivas, si- en el proceso de radicalización artística”38, en
no relaciones móviles, históricamente cons- la apuesta crítica de la vanguardia sesentista
truidas. En tal sentido, las prácticas con- por problematizar la esfera del arte para inter-
ceptuales de uno y otro escenario no cons- venir en las dinámicas de transformación so-
tituyen dominios cerrados y mutuamente cial. La lectura de Longoni propone examinar
excluyentes –consideración que parece ex- las problemáticas tensiones entre arte y polí-
tenderse en la oposición entre el conceptual tica, en una clave crítica muy diferente a la
“lingüístico-tautológico” y el “ideológico”– que entiende lo político en el arte como una
sino posiciones en conflicto, donde la “dife- dimensión preexistente, mero contenido que
rencia” latinoamericana, lejos de ceñirse a la obra incorpora o comenta en respuesta a
los recortes de sentido de una alteridad una solicitación externa. Incluso cuando tal
35> Jean Franco, citado en: Richard, globalización en debate), México, Miguel 38> Longoni, Ana. “El pasaje a la
Nelly. “Intersectando Latinoamérica con Ángel Porrúa, 1998. política”, en: Garciela Carnevale,
el latinoamericanismo: discurso 36> Longoni, Ana. “Otros inicios del Guillermo Fantoni y Ana Longoni.
académico y crítica cultural”, en: conceptualismo (argentino y Eduardo Favario: entre la pintura y la
Santiago Castro-Gómez y Eduardo latinoamericano)”, Papers d’Art, N° 93, acción. Obras 1962-1968, cat. exp.,
Mendieta (eds.). Teorías sin disciplina Girona, 2° semestre de 2007, p. 156. Rosario, Centro Cultural Parque de
(latinoamericanismo, poscolonialidad y 37> Richard, op. cit. España, 1999.

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solicitación existió (en el primeros setenta, la al término “conceptualismo”: éste no es po-


creciente politización del campo cultural ar- testad exclusiva del centro. Al fin y al cabo,
gentino desde la anterior década, se tradujo un término depende de los “usos” que haga-
en las exigencias –cada vez más intensas– mos de él. El problema es, entonces, ¿cómo
por dar respuesta desde el arte o fuera de él usarlo? Mediante un desamarre táctico de
a las urgencias de la política) esta considera- sus rígidas ataduras significantes, suscepti-
ción de lo político como una dimensión ajena ble de interpelarlo en las asignaciones de
a la obra –su tema o motivo– no permite ex- sentido móviles y cambiantes que tramaron
plicar la complejidad de sus intercambios. sus sucesivas (y simultáneas) reinscripciones,
Así, no se trata de pensar el arte y la política haciéndolo entrechocar (tensionando sus
como ámbitos mutuamente excluyentes (sólo bordes) con las categorías otras que artistas
conciliables en tanto hay un afuera-del-arte y teóricos propusieron, fracturando su estabi-
que lo exige o reclama), sino de interrogar lo lidad desde un trabajo crítico de la escritura
político en el arte en las múltiples estrategias que apueste a darle densidad y, al mismo
poéticas y en los artificios retóricos que la tiempo, sea capaz de sostenerlo en una per-
obra enciende y moviliza en la interpelación turbadora no-definición, sin clausurar sus
de la escena en la que proyecta (y negocia) problemáticos contornos. Se trata de abrir
sus efectos de sentido39. los relatos instituidos a sus accidentes y po-
¿Cómo abordar el potencial crítico de los rosidades, con el propósito de desmantelar-
conceptualismos de los sesenta y setenta, los en la explicitación de los mecanismos de
sin despojar a las obras de la conflictividad poder que estas metanarraciones naturalizan
que articuló, en cada contexto, su produc- y encubren en la cuidada geografía que dia-
ción y circulación, sin desactivar su producti- graman en sus recorridos preestablecidos.
vidad disidente? ¿Cómo construir nuevos re- La vanguardia de los sesenta y setenta re-
latos susceptibles de interpelar estas prácti- quiere del trazado de “nuevas genealogías
cas en su espesor disruptivo, fuera de su có- […] que compliquen su pasado y den apoyo
moda canonización al interior de narraciones a su futuro”41. Si las prácticas conceptuales
cristalizadas, como mera “marginalidad des- no constituyen un episodio cerrado y definiti-
obediente”? Estas preguntas percuten en vo dentro del arte argentino y latinoamerica-
aquella que se interroga sobre los límites y no, sino abierto a la apuesta conflictual de
los alcances de la misma categoría “concep- sucesivas relecturas e interpelaciones, intere-
tualismo” a la hora de pensar estas propues- sa asimismo preguntarnos por los modos en
tas. Me importa señalar que, incluso cuando que este problemático legado extiende sus
comparto la preocupación de Vindel por pro- efectos al presente para, lejos de confinarlo
fundizar en las nociones que los mismos ar- al pasado, recuperarlo en su posibilidad de
tistas elaboraron para reflexionar sobre sus embestir el hoy (todavía) con nuevas e in-
prácticas40, no se trata de renunciar, sin más, quietantes resonancias de sentido.
39> Lo político en el arte designa, así, Consejo Nacional de la Cultura y las Contemporânea da Universidade de São
“una articulación interna a la obra que Artes y Universidad Arcis, 2005, p. 17). Paulo, abril de 2008): “Prácticas
reflexiona críticamente sobre su entorno 40> Me he referido a algunas de estas ‘revulsivas’. Edgardo Antonio Vigo en los
social desde su propia organización de categorías en relación con el trabajo del márgenes del conceptualismo”. Ana
significados y su propia retórica de los artista platense Edgardo Antonio Vigo, Longoni también ha discutido la
medios, desde sus propios montajes “señalamiento”, “poesía para y/o a importancia de recuperar estas
simbólicos” (Richard, Nelly. “’Arte y realizar”, “(in) obras”, etc., en la ponencia categorías otras en su potencialidad
política’; lo político en el arte”, en: Pablo que presenté recientemente en el crítica, en op. cit., 2007.
Oyarzún, Nelly Richard y Claudia Zaldívar seminario internacional “Conceitualismos 41> Foster, op. cit., p. 7.
(eds.). Arte y Política, Santiago de Chile, do Sul/ Sur” (Museu de Arte

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