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Gabriel García Márquez

 Biografía

 
 Cronología
 
 Su obra
 
 Fotos
 
 Vídeos
En la última década del siglo XIX, Rubén Darío dio a Hispanoamérica la
independencia literaria al inaugurar la primera corriente poética autóctona,
el Modernismo. Mediado el siglo XX, correspondió al colombiano Gabriel
García Márquez situar la narrativa hispanoamericana en la primera línea de
la literatura mundial con la publicación de Cien años de soledad (1967). Obra
cumbre del llamado realismo mágico, la mítica fundación de Macondo por los
Buendía y el devenir de la aldea y de la estirpe de los fundadores hasta su
extinción constituye el núcleo de un relato maravillosamente mágico y
poético, tanto por su desbordada fantasía como por el subyugante estilo de
su autor, dotado como pocos de un prodigioso "don de contar".

Gabriel García Márquez


El mundo de Macondo, parábola y reflejo de la tortuosa historia de la
América hispana, había sido esbozado previamente en una serie de novelas
y colecciones de cuentos; después de Cien años de soledad, nuevas obras
maestras jalonaron su trayectoria, reconocida con la concesión del Nobel de
Literatura en 1982: basta recordar títulos como El otoño del
patriarca (1975), Crónica de una muerte anunciada (1981) o El amor en los tiempos del
cólera (1985).
Como máximo representante del Boom de la literatura hispanoamericana de
los años 60, García Márquez contribuyó decisivamente a la merecida
proyección que finalmente alcanzó la narrativa del continente: el fenómeno
editorial del Boomsupuso, en efecto, el descubrimiento internacional de
numerosos novelistas de altísimo nivel apenas conocidos fuera de sus
respectivos países.
La infancia mítica

Gabriel García Márquez nació en Aracataca (Magdalena) el 6 de marzo de


1927. Creció como niño único entre sus abuelos maternos y sus tías, pues
sus padres, el telegrafista Gabriel Eligio García y Luisa Santiaga Márquez,
se fueron a vivir, cuando el pequeño Gabriel contaba sólo cinco años, a la
población de Sucre, en la que don Gabriel Eligio abrió una farmacia y Luisa
Santiaga daría a luz a la mayoría de los once hijos del matrimonio.

Los abuelos de García Márquez eran dos personajes bien particulares y


marcaron el periplo literario del futuro Nobel: el coronel Nicolás Márquez,
veterano de la guerra de los Mil Días (1899-1902), le contaba a Gabriel
infinidad de historias de su juventud y de las guerras civiles del siglo XIX, lo
llevaba al circo y al cine, y fue su cordón umbilical con la historia y con la
realidad. Doña Tranquilina Iguarán, su cegatona abuela, pasaba los días
contando fábulas y leyendas familiares, mientras organizaba la vida de los
miembros de la casa de acuerdo con los mensajes que recibía en sueños:
ella fue la fuente de la visión mágica, supersticiosa y sobrenatural de la
realidad. Entre sus tías, la que más lo marcó fue Francisca, quien tejió su
propio sudario para dar fin a su vida.

Gabriel García Márquez aprendió a escribir a los cinco años, en el colegio


Montessori de Aracataca, con la joven y bella profesora Rosa Elena
Fergusson, de quien se enamoró: fue la primera mujer que lo perturbó.
Cada vez que se le acercaba le daban ganas de besarla, y sólo por el hecho
de verla iba con gusto a la escuela. Rosa Elena le inculcó la puntualidad y el
hábito de escribir directamente en las cuartillas, sin borrador.
García Márquez (centro) con parte de sus hermanos (Aracataca, 1935)

En ese colegio permaneció hasta 1936, cuando murió el abuelo y tuvo que
irse a vivir con sus padres al sabanero y fluvial puerto de Sucre. De allí
pasó interno al Colegio San José de Barranquilla, donde a la edad de diez
años ya escribía versos humorísticos. En 1940, gracias a una beca, ingresó
en el internado del Liceo Nacional de Zipaquirá, una experiencia realmente
traumática: el frío del internado de la Ciudad de la Sal lo ponía melancólico
y triste. Embutido siempre en un enorme saco de lana, nunca sacaba las
manos por fuera de sus mangas, pues le tenía pánico al frío.

Durante los seis cursos que pasó en el Liceo de Zipaquirá, hubo de recorrer
al menos dos veces al año, en barco de vapor, el río Magdalena, principal
arteria fluvial del país; esta experiencia, acaso la última remarcable, y
sobre todo aquella asombrada primera infancia en Aracataca hasta los
nueve años, con el incontenible aluvión de historias y leyendas oídas de sus
abuelos y sus tías, configuran el substrato mítico del que García Márquez
partiría para la composición de Cien años de soledad y la mayor parte de su
obras.
En Zipaquirá tuvo como profesor de literatura, entre 1944 y 1946, a Carlos
Julio Calderón Hermida, a quien en 1955, cuando publicó La hojarasca, le
obsequió con la siguiente dedicatoria: "A mi profesor Carlos Julio Calderón
Hermida, a quien se le metió en la cabeza esa vaina de que yo escribiera".
Ocho meses antes de la entrega del Nobel, en la columna que publicaba en
quince periódicos de todo el mundo, García Márquez declaró que Calderón
Hermida era "el profesor ideal de Literatura".
En los años de estudiante en Zipaquirá, Gabriel García Márquez se dedicaba
a pintar gatos, burros y rosas, y a hacer caricaturas del rector y demás
compañeros de curso. En 1945 escribió unos sonetos y poemas octosílabos
inspirados en una novia que tenía: son uno de los pocos intentos del
escritor por versificar. En 1946 terminó sus estudios secundarios con
magníficas calificaciones.

Estudiante de leyes
En 1947, presionado por sus padres, se trasladó a Bogotá para estudiar
derecho en la Universidad Nacional, donde tuvo como profesor a Alfonso
López Michelsen y se hizo amigo de Camilo Torres Restrepo. La capital del país
fue para García Márquez la ciudad del mundo (y las conoció casi todas) que
más lo impresionó, pues era una ciudad gris, fría, donde todo el mundo se
vestía con ropa muy abrigada y negra. Al igual que en Zipaquirá, García
Márquez se llegó a sentir como un extraño, en un país distinto al suyo:
Bogotá era entonces "una ciudad colonial, (...) de gentes introvertidas y
silenciosas, todo lo contrario al Caribe, en donde la gente sentía la
presencia de otros seres fenomenales aunque éstos no estuvieran allí".
Los estudios de leyes no eran propiamente su pasión, pero logró consolidar
su vocación de escritor. El 13 de septiembre de 1947 publicó su primer
cuento, La tercera resignación, en el número 80 del suplemento Fin de Semana
del rotativo El Espectador, dirigido por Eduardo Zalamea Borda. Zalamea,
que firmaba sus columnas con el pseudónimo de Ulises, escribió en la
presentación del relato que García Márquez era el nuevo genio de la
literatura colombiana; las ilustraciones del texto estuvieron a cargo de
Hernán Merino. A las pocas semanas apareció un segundo cuento: Eva está
dentro de un gato.
El 9 de abril de 1948 fue asesinado el líder de la oposición, Jorge Eliecer
Gaitán; los violentos desórdenes que ese mismo día asolaron la capital (en
una jornada de revuelta conocida como el "Bogotazo") fueron la causa de
que la Universidad Nacional cerrara indefinidamente sus puertas. García
Márquez perdió muchos libros y manuscritos en el incendio de la pensión
donde vivía y se vio obligado a pedir traslado a la Universidad de
Cartagena, donde siguió siendo un alumno irregular. Nunca se graduó, pero
inició una de sus principales actividades periodísticas: la de
columnista. Manuel Zapata Olivella le consiguió una columna diaria en el recién
fundado periódico El Universal.
El Grupo de Barranquilla

A principios de los años cuarenta comenzó a gestarse en Barranquilla una


especie de asociación de amigos de la literatura que se llamó el Grupo de
Barranquilla; su cabeza rectora era don Ramón Vinyes. El "sabio catalán",
dueño de una librería en la que se vendía lo mejor de la literatura española,
italiana, francesa e inglesa, orientaba al grupo en las lecturas, analizaba
autores, desmontaba obras y las volvía a armar, lo que permitía descubrir
los trucos de que se servían los novelistas. La otra cabeza era José Félix
Fuenmayor, que proponía los temas y enseñaba a los jóvenes escritores en
ciernes (Álvaro Cepeda Samudio, Alfonso Fuenmayor y Germán Vargas,
entre otros) la manera de no caer en lo folclórico.

Gabriel García Márquez se vinculó a ese grupo. Al principio viajaba desde


Cartagena a Barranquilla cada vez que podía. Luego, gracias a una
neumonía que le obligó a recluirse en Sucre, cambió su trabajo en El
Universal por una columna diaria en El Heraldo de Barranquilla, que
apareció a partir de enero de 1950 bajo el encabezado de "La jirafa" y
firmada por "Septimus".

En el periódico barranquillero trabajaban también Cepeda Samudio, Vargas


y Fuenmayor. García Márquez escribía, leía y discutía todos los días con los
tres redactores; el inseparable cuarteto se reunía a diario en la librería del
"sabio catalán" o se iba a los cafés a beber cerveza y ron hasta altas horas
de la madrugada. Polemizaban a grito herido sobre literatura, o sobre sus
propios trabajos, que los cuatro leían. Hacían la disección de las obras de
Defoe, Dos Passos, Camus, Virginia Woolf y William Faulkner, escritor este
último de gran influencia en la literatura de ficción de América Latina y muy
especialmente en la de García Márquez; en el famoso discurso "La soledad
de América Latina", que pronunció con motivo de la entrega del premio
Nobel en 1982, el colombiano señaló que William Faulkner había sido su
maestro. Sin embargo, García Márquez nunca fue un crítico, ni un teórico
literario, actividades que, además, no fueron de su predilección: siempre
prefirió contar historias.
Álvaro Cepeda Samudio y García Márquez

En la época del Grupo de Barranquilla, García Márquez leyó a los grandes


escritores rusos, ingleses y norteamericanos, y perfeccionó su estilo directo
de periodista, pero también, en compañía de sus tres inseparables amigos,
analizó con cuidado el nuevo periodismo norteamericano. La vida de esos
años fue de completo desenfreno y locura. Fueron los tiempos de La Cueva,
un bar que pertenecía al dentista Eduardo Vila Fuenmayor y que se
convirtió en el sitio mitológico en el que se reunían los miembros del Grupo
de Barranquilla a hacer locuras: todo era posible allí, hasta las trompadas
entre ellos mismos.

También fue la época en que vivía en pensiones de mala muerte, como El


Rascacielos, un edificio de cuatro pisos ubicado en la calle del Crimen que
alojaba también un prostíbulo. Muchas veces no tenía el peso con cincuenta
para pasar la noche; entonces le daba al encargado sus mamotretos (los
borradores de La hojarasca) y le decía: "Quédate con estos mamotretos, que
valen más que la vida mía. Por la mañana te traigo plata y me los
devuelves".

Los miembros del Grupo de Barranquilla fundaron un periódico de vida muy


fugaz, Crónica, que según ellos sirvió para dar rienda suelta a sus
inquietudes intelectuales. El director era Alfonso Fuenmayor, el jefe de
redacción Gabriel García Márquez, el ilustrador Alejandro Obregón, y sus
colaboradores fueron, entre otros, Julio Mario Santo Domingo, Meira del
Mar, Benjamín Sarta, Juan B. Fernández y Gonzalo González.

Periodismo y literatura
A principios de 1950, cuando ya tenía muy adelantada su primera novela,
titulada entonces La casa, acompañó a doña Luisa Santiaga al pequeño,
caliente y polvoriento Aracataca, con el fin de vender la vieja casa en donde
se había criado. Comprendió entonces que estaba escribiendo una novela
falsa, pues su pueblo no era siquiera una sombra de lo que había conocido
en su niñez; a la obra en curso le cambió el título por La hojarasca, y el
pueblo ya no fue Aracataca, sino Macondo, en honor a los corpulentos
árboles de la familia de las bombáceas, comunes en la región y semejantes
a las ceibas, que alcanzan una altura de entre treinta y cuarenta metros.

En la redacción de Prensa Latina (Bogotá, 1959)

En febrero de 1954 García Márquez se integró en la redacción de El


Espectador, donde inicialmente se convirtió en el primer columnista de cine
del periodismo colombiano, y luego en brillante cronista y reportero. El año
siguiente apareció en Bogotá el primer número de la revista Mito, bajo la
dirección de Jorge Gaitán Durán.

La publicación duró sólo siete años, pero fueron suficientes, por la profunda
influencia que ejerció en la vida cultural colombiana, para considerar que
Mito señala el momento de la aparición de la modernidad en la historia
intelectual del país, pues jugó un papel definitivo en la sociedad y en la
cultura colombianas: desde un principio se ubicó en la contemporaneidad y
en la cultura crítica. Gabriel García Márquez publicaría tres trabajos en la
revista: un capítulo de La hojarasca, el Monólogo de Isabel viendo llover en
Macondo (1955) y la novela breve El coronel no tiene quien le escriba (1958). En
realidad, el escritor siempre ha considerado que Mito fue trascendental; en
alguna ocasión dijo a Pedro Gómez Valderrama: "En Mito comenzaron las
cosas".
En ese año de 1955, García Márquez ganó el primer premio en el concurso
de la Asociación de Escritores y Artistas; publicó La hojarasca y un extenso
reportaje por entregas, Relato de un náufrago, el cual fue censurado por el
régimen del general Gustavo Rojas Pinilla. La dirección de El Espectador
decidió que Gabriel García Márquez saliera del país rumbo a Ginebra, para
cubrir la conferencia de los Cuatro Grandes, y luego a Roma, donde
aparentemente el papa Pío XII agonizaba. En la capital italiana asistió, por
unas semanas, al Centro Sperimentale di Cinema.
Rondando por el mundo
Tres años estuvo ausente de Colombia. Vivió una larga temporada en París,
y recorrió Polonia y Hungría, la República Democrática Alemana,
Checoslovaquia y la Unión Soviética. Continuó como corresponsal de El
Espectador, aunque en precarias condiciones, pues si bien escribió dos
novelas, El coronel no tiene quien le escriba y La mala hora, vivía pobre a morir,
esperando el giro mensual que El Espectador debía enviarle pero que se
demoraba debido a las dificultades del diario con el régimen de Rojas
Pinilla. Esta situación se refleja en El coronel, donde se relata la
desesperanza de un viejo oficial de la guerra de los Mil Días aguardando la
carta que había de anunciarle la pensión de retiro a que tiene derecho.
Cuando El Espectador fue clausurado por la dictadura, fue corresponsal de
El Independiente, y colaboró también con la revista venezolana Élite y la
colombianísima Cromos.

La estancia en Europa permitió a García Márquez ver América Latina desde


otra perspectiva. Le señaló las diferencias entre los distintos países
latinoamericanos, y tomó además mucho material para escribir cuentos
acerca de los latinos que vivían en la Ciudad de la Luz. Aprendió a
desconfiar de los intelectuales franceses, de sus abstracciones y
esquemáticos juegos mentales, y se dio cuenta de que Europa era un
continente viejo, en decadencia, mientras que América, y en especial
Latinoamérica, era lo nuevo, la renovación, lo vivo.

A finales de 1957 fue vinculado a la revista Momento y viajó a Venezuela,


donde pudo ser testigo de los últimos momentos de la dictadura del general
Marcos Pérez Jiménez. En marzo de 1958 contrajo matrimonio en
Barranquilla con Mercedes Barcha, unión de la que nacerían dos hijos:
Rodrigo (1959), bautizado en la Clínica Palermo de Bogotá por Camilo
Torres Restrepo, y Gonzalo (1962). Al poco tiempo de su matrimonio, de
regreso a Venezuela, tuvo que dejar su cargo en Momento y asumir un
extenuante trabajo en Venezuela Gráfica, sin dejar de colaborar
ocasionalmente en Élite.

Con Mercedes Barcha y sus hijos

Pese a tener poco tiempo para escribir, su cuento Un día después del sábado fue
premiado. En 1959 fue nombrado director de la recién creada agencia de
noticias cubana Prensa Latina. En 1960 vivió seis meses en Cuba y al año
siguiente fue trasladado a Nueva York, pero tuvo grandes problemas con
los exiliados cubanos y finalmente renunció. Después de recorrer el sur de
Estados Unidos se fue a vivir a México. No sobra decir que, luego de esa
estadía en Estados Unidos, el gobierno norteamericano le denegó el visado
de entrada, porque, según las autoridades, García Márquez estaba afiliado
al partido comunista. Sólo en 1971, cuando la Universidad de Columbia le
otorgó el título de doctor honoris causa, recibiría el autor un visado, aunque
condicionado.
Recién llegado a México, donde García Márquez residiría muchos años de su
vida, se dedicó a escribir guiones de cine y durante dos años (1961-1963)
trabajó en las revistas La Familia y Sucesos, de las cuales fue director. De
sus intentos cinematográficos el más exitoso fue El gallo de oro (1963),
basado en el cuento homónimo escrito por Juan Rulfo, que García Márquez
adaptó con el también escritor Carlos Fuentes. El año anterior había
obtenido el premio Esso de Novela Colombiana con La mala hora (1962).
La consagración

Un día de 1966 en que se dirigía desde Ciudad de México al balneario de


Acapulco, Gabriel García Márquez tuvo la repentina visión de la novela que
había venido rumiando durante diecisiete años. Consideró que ya la tenía
madura, se sentó a la máquina de escribir y trabajó ocho y más horas
diarias durante dieciocho meses seguidos, mientras que su esposa se
ocupaba del sostenimiento de la casa.

En 1967 apareció Cien años de soledad, novela cuyo universo es una sucesión


de historias fantásticas perfectamente hilvanadas en un tiempo cíclico y
mítico: pestes de insomnio, diluvios, fertilidad desmedida, levitaciones... Es
una gran metáfora en la que, a la vez que se narra la historia de las
generaciones de los Buendía en el mundo mágico de Macondo, desde la
fundación del pueblo hasta la completa extinción de la estirpe, se refleja de
manera hiperbólica e insuperable la historia colombiana desde los tiempos
de la independencia hasta los años treinta del siglo XX.
Cien años de soledad mereció este juicio del gran poeta chileno Pablo Neruda: "Es
la mejor novela que se ha escrito en castellano después del Quijote". Con
tan calificado concepto se ha dicho todo: la novela no sólo es la opus
magnum de García Márquez, sino que constituyó un hito en la historia
literaria de Latinoamérica al ser señalada como una de las mejores
realizaciones narrativas de todos los tiempos. El éxito entre el público
acompañó esta valoración: figura entre los libros que más traducciones
tiene (cuarenta idiomas por lo menos) y que mayores ventas ha logrado,
alcanzando las cifras de un verdadero best seller mundial.
Gabo en los tiempos de Cien años (Barcelona, 1969)
El éxito de Cien años de soledad situó a García Márquez en la primera línea
del Boomde  la literatura hispanoamericana y supuso el espaldarazo
definitivo para aquel fenómeno editorial que, desde principios de los 60,
estaba dando a conocer al mundo la obra de los nuevos y no tan nuevos
narradores del continente: los argentinos Jorge Luis Borges y Julio Cortázar, el
peruano Mario Vargas Llosa, el uruguayo Juan Carlos Onetti y los mexicanos Juan
Rulfo y Carlos Fuentes, entre otras figuras. Tras el aplauso unánime del público
y de la crítica, García Márquez se estableció en Barcelona y pasó
temporadas en Bogotá, México, Cartagena y La Habana.
Durante las siguientes décadas escribiría cinco novelas más y se publicarían
tres volúmenes de cuentos y dos relatos, así como importantes
recopilaciones de su producción periodística y narrativa. De los quince años
que mediaron hasta la concesión del Nobel cabe destacar la colección de
cuentos La increíble y triste historia de la Cándida Eréndira y de su abuela
desalmada (1973), la novela "de dictador" El otoño del patriarca (1975), tema
recurrente en la tradición hispanoamericana, y un nuevo prodigio de
perfección constructiva y narrativa basado en un suceso real y alejado del
realismo mágico: la Crónica de una muerte anunciada (1981), considerada por
muchos su segunda obra maestra.
Varios elementos marcan ese periplo: se profesionalizó como escritor
literario, y sólo después de casi veintitrés años reanudó sus colaboraciones
en El Espectador. En 1985 cambió la máquina de escribir por el
computador. Su esposa Mercedes Barcha siempre colocaba un ramo de
rosas amarillas en su mesa de trabajo, flores que García Márquez
consideraba de buena suerte. Un vigilante autorretrato de Alejandro Obregón,
que el pintor le regaló, presidía su estudio; en una noche de locos, el
artista lo había atravesado con cinco tiros del calibre 38 para zanjar una
disputa entre sus hijos sobre quién lo heredaría. Finalmente, dos de sus
compañeros periodísticos, Álvaro Cepeda Samudio y Germán Vargas
Cantillo, murieron, cumpliendo cierta predicción escrita en Cien años de
soledad.
Premio Nobel de Literatura

En la madrugada del 21 de octubre de 1982, García Márquez recibió una


noticia que hacía ya tiempo que esperaba por esas fechas: la Academia
Sueca acababa de otorgarle el ansiado premio Nobel de Literatura. Se
hallaba entonces exiliado en México, pues el 26 de marzo de 1981 se había
visto obligado a salir de Colombia para eludir su captura; el ejército
colombiano quería detenerlo por una supuesta vinculación con el
movimiento M-19 y porque durante cinco años había mantenido la revista
Alternativa, de corte socialista.

La concesión del Nobel fue todo un acontecimiento cultural en Colombia y


en Latinoamérica. El escritor Juan Rulfo opinó: "Por primera vez después de
muchos años se ha dado un premio de literatura justo". La ceremonia de
entrega del Nobel se celebró en Estocolmo los días 8, 9 y 10 de diciembre;
según se supo después, disputó el galardón con el novelista británico
Graham Greene y el alemán Günter Grass.
En la entrega del Nobel (1982)

Dos actos confirmaron el profundo sentimiento latinoamericano de García


Márquez. A la entrega del premio fue vestido con un clásico e impecable
liquilique de lino blanco, por ser el traje que usó su abuelo y que usaban los
coroneles de las guerras civiles, y que seguía siendo de etiqueta en el
Caribe continental. Y con el discurso "La soledad de América Latina" (leído
el miércoles 8 de diciembre de 1982 ante la Academia Sueca en pleno y
cuatrocientos invitados y traducido simultáneamente a ocho idiomas),
intentó romper los moldes o frases gastadas con que tradicionalmente
Europa se ha referido a Latinoamérica, y denunció la falta de atención de
las superpotencias hacia el continente.

El flamante Nobel dio a entender cómo los europeos se han equivocado en


su posición frente a las Américas, quedándose tan sólo con la carga de
maravilla y magia que se ha asociado siempre a esta parte del mundo, y
sugirió cambiar ese punto de vista mediante la creación de una nueva y
gran utopía, la vida, que es a su vez la respuesta de Latinoamérica a su
propia trayectoria de muerte. El discurso es una pieza literaria de elevado
estilo y de hondo contenido americanista, una hermosa manifestación de su
personalidad nacionalista, de su fe en los destinos del continente y de sus
pueblos. Confirmó asimismo su compromiso con Latinoamérica, convencido
desde siempre de que el subdesarrollo afecta a todos los elementos de la
vida latinoamericana; los escritores de esta parte del mundo deben, por
consiguiente, estar comprometidos con la realidad social total.

Con motivo de la entrega del Nobel, el gobierno colombiano, presidido por


Belisario Betancur, programó una vistosa presentación folclórica en
Estocolmo. Presentó además una emisión de sellos con la efigie de García
Márquez dibujada por el pintor Juan Antonio Roda, con diseño de Dickens
Castro y texto de Guillermo Angulo, a propósito de la cual el escritor
colombiano expresó: "El sueño de mi vida es que esta estampilla sólo lleve
cartas de amor".

Últimos años

Desde que se conoció la noticia de la obtención del premio, el asedio de


periodistas y medios de comunicación fue permanente y los compromisos
se multiplicaron. Finalmente, en marzo de 1983, Gabo regresó a Colombia.
En Cartagena lo esperaba su madre, doña Luisa Santiaga Márquez de
García, en su casa del Callejón de Santa Clara, en el tradicional barrio de
Manga, con un suculento sancocho de tres carnes (salada, cerdo y gallina)
y abundante dulce de guayaba.

Gabriel García Márquez

Después del Nobel, García Márquez se ratificó como figura rectora de la


cultura nacional, latinoamericana y mundial. Sus conceptos sobre diferentes
temas ejercieron fuerte influencia. Durante el gobierno de César Gaviria
Trujillo (1990-1994), junto con otros sabios como Manuel Elkin Patarroyo,
Rodolfo Llinás y el historiador Marco Palacios, formó parte de la comisión
encargada de diseñar una estrategia nacional para la ciencia, la
investigación y la cultura. Pero acaso una de sus más valientes actitudes
fue el apoyo permanente a la revolución cubana y a Fidel Castro, la defensa
del régimen socialista impuesto en la isla y su rechazo al bloqueo
norteamericano, que sirvió para que otros países apoyasen de alguna
manera a Cuba y evitó mayores intervenciones de los estadounidenses.

En el terreno literario, apenas tres años después del Nobel publicó otra de
sus mejores novelas, El amor en los tiempos del cólera (1985), extraordinaria y
dilatadísima historia de amor que tuvo una tirada inicial de 750.000
ejemplares. Deben destacarse asimismo la novela histórica El general en su
laberinto (1989), sobre el libertador Simón Bolívar, y los relatos breves
reunidos en Doce cuentos peregrinos (1992). Tras algunos años de silencio, en
2002 García Márquez presentó la primera parte de sus memorias, Vivir para
contarla, en la que repasa los primeros treinta años de su vida. La
publicación de esta obra supuso un magno acontecimiento editorial, con el
lanzamiento simultáneo de la primera edición (un millón de ejemplares) en
todos los países hispanohablantes.
En 2004 vio la luz la que iba a ser su última novela, Memorias de mis putas
tristes; en 2007 recibió sentidos y multitudinarios homenajes por triple
motivo: sus 80 años, el cuadragésimo aniversario de la publicación de Cien
años de soledad y el vigésimo quinto de la concesión del Nobel. Falleció el 17
de abril de 2014 en Ciudad de México, tras de una recaída en el cáncer
linfático por el que ya había sido tratado en 1999.

Siete cosas poco conocidas de


Gabriel García Márquez
Gabriel García Márquez fue emisario de Fidel Castro durante
negociaciones que sostuvo con el presidente Bill Clinton; además fue
activista de tiempo completo y denunció la dictadura de Pinochet.
17/04/2014 17:43  REDACCION
Gabriel García Márquez fue un emisario del líder cubano Fidel Castro durante negociaciones con
Bill Clinton. FOTO: Archivo/AP
CIUDAD DE MÉXICO, 17 de abril.- El Nobel de Literatura, quien falleció este
jueves en la Ciudad de México a los 87 años de edad, fue uno de los pocos autores
que recibió el máximo galardón de las letras sin que su obra estuviera concluida.
García Márquez inició sus estudios de derecho pero nunca los concluyó al preferir el
periodismo, un oficio que algunas veces no le dio ni para comer.
A continuación te presentamos algunos detalles poco conocidos del autor
colombiano.
FUE UN ACTIVISTA DE TIEMPO COMPLETO
El Gabo, como era conocido, era un activista de izquierda de tiempo
completo, quien se declaró admirador de la revolución cubana.
Fue precisamente uno de sus primeros trabajos como corresponsal de Prensa Latina,
la agencia estatal de noticias de Cuba, lo que lo llevó a viajar a Europa.
Soy un hombre indivisible, y mi posición política obedece a la misma ideología con que
escribo mis libros", dijo en una columna publicada por el diario El País de España el 8 de
abril de 1981.

AYUDÓ EN LAS PLÁTICAS ENTRE CUBA Y ESTADOS UNIDOS.


García Márquez fue facilitador de pláticas que en 1997 sostuvieron en secreto Fidel
Castro y Bill Clinton, quienes negociaban un acuerdo migratorio entre la isla y
Estados Unidos.
El Gabo llevó a Clinton un mensaje de Fidel, quien le proponía colaborar contra un
complot terrorista en contra de la isla que se fraguaba entre los cuadros anticastristas
de Miami.
En 1994, durante la crisis de los balseros, García Márquez fue también emisario de
Fidel ante Clinton a pedido de Carlos Salinas de Gortari.
ESTADOS UNIDOS LE NEGÓ LA VISA EN VARIAS OCASIONES
Por su postura política, Estados Unidos le prohibió a Gabriel García Márquez entrar
a suelo estadounidense en 1963, aunque le permitió la entrada en 1971.
Cuando El Gabo buscó dar un discurso en 1984 en la Universidad de Columbia,
Estados Unidos le volvió a negar la entrada, al vincularlo con comunistas y
anarquistas.
No fue sino hasta 1994 que el gobierno del entonces presidente Bill Clinton le
concedió una visa. Clinton cenó con él, a quien lo consideró su “héroe literario”.
LUCHÓ CONTRA LA DICTADURA DE PINOCHET
García Márquez colaboró activamente, mediante las letras, en la lucha contra la
dictadura de Augusto Pinochet, solidarizando de múltiples maneras con Chile.
Durante la dictadura, anunció que dejaría de publicar ficción hasta que Pinochet
dejara el poder, algo que ocurrió en 1982.
El exiliado cineasta Miguel Littin retornó durante la dictadura con otra identidad a
Chile para grabar un documental, historia que narra Gabriel García Márquez en el
libro La aventuras de Miguel Littín: clandestino en Chile. El resultado fue el
documental Acta general de Chile.
VIVIÓ EN LA EXTREMA POBREZA
Mientras redactaba El Coronel no tiene quien le escriba, vivía precisamente como
su personaje. El diario El Espectador, para el que trabajaba como corresponsal en
Europa, fue cerrado por  el dictador Gustavo Rojas Pinilla (1953-1957), lo que trajo
consigo dificultades económicas al entonces periodista.
El diario decidió enviarle un pasaje de regreso pero García Márquez lo vendió. Y
cuando se le acabó ese dinero sus amigos, en especial el arquitecto Hernán Vieco, lo
alimentaron. Y cuando se les olvidó, pidió limosna, recogió papel periódico y
botellas en la calle a cambio de miserias, y comió de las sobras de basura.
Vivía como un mendigo y en una de sus notas de prensa escribió que una vez se
reconoció en el pellejo de un indigente que caminaba por uno de los puentes que
atraviesan el río Sena.
'CIEN AÑOS DE SOLEDAD', UNA OBRA QUE FUE RECHAZADA
La obra cumbre de García Márquez, considerada una de las obras narrativas más
importantes de nuestra lengua, recibió al principio el rechazo de una editorial.
García Márquez y Mercedes Barcha tuvieron que empeñar joyas para poder
terminarla y enviarla a Editorial Sudamericana, en Buenos Aires. El envío del
paquete de 590 cuartillas costaba 82 pesos, pero ambos solo traían poco menos de la
mitad, así que enviaron solo una parte.
La editorial envió el resto del dinero para que García Márquez enviara la otra mitad
de la obra, y así poder publicarla. Cien años de soledad fue previamente rechazada
por Carlos Barral, fundador del famoso sello Seix Barral.
UN MISTERIO, SU ENEMISTAD CON VARGAS LLOSA
La última vez que García Márquez y Mario Vargas Llosa se vieron fue el 12 de
febrero de 1976, durante la proyección de la película Odisea en Los Andes en la
Ciudad de México.
Vargas Llosa recibió a García Márquez con un puñetazo en el rostro, que le dejó
un moretón visible.
Sobre el acontecimiento, surgieron tres hipótesis. La primera, que ambos eran
discrepaban profundamente de forma ideológica; la segunda, que ambos se pelearon
por un lío de faldas; y la tercera, que García Márquez y su esposa le habían
aconsejado a la esposa de Vargas Llosa que lo dejara, por un supuesto amorío con
una modelo.
Hasta ahora se desconoce el motivo de la enemistad.

Gabriel García Márquez, su vida, su historia


Foto archivo
COLPRENSA | PUBLICADO EL 03 DE ABRIL DE 2014
Gabriel García Márquez nació el 6 de marzo de 1927, en Aracataca, un pueblo de la costa atlántica
colombiana. Gabo, como se le conoce cariñosamente, es el mayor de una familia numerosa de doce
hermanos, que podríamos considerar de clase media: Gabriel Eligio García, su padre, fue uno de los
numerosos inmigrantes que, con la fiebre del banano, llegaron a Aracataca en el primer decenio del siglo
XX. 
 
Su madre, Luisa Santiaga Márquez, pertenecía, en cambio a una de las familias eminentes del lugar: era
hija del coronel Nicolás Márquez y de Tranquilina Iguarán, que no vieron con buenos ojos los amores de
su hija con uno de los aventureros de
la hojarasca (como se llamaba despectivamente a los inmigrantes), que desempeñaba el humilde oficio
de telegrafista. Por eso, cuando tras vencer múltiples dificultades, Gabriel Eligio y Luisa Santiaga
consiguieron casarse, se alejaron de la 
familia y se instalaron en Riohacha. Sin embargo, cuando tenía que nacer su primer nieto, sus padres
convencieron a Luisa Santiaga de que diera a luz en Aracataca. Poco después Gabriel Eligio y Luisa
Santiaga regresaron a Riohacha, pero el niño se quedó con sus abuelos hasta que, cuando tenía ocho
años, murió el abuelo, al que García Márquez consideró siempre “la figura más importante de mi vida”.
 
De esos primeros ocho años de “infancia prodigiosa” surge lo esencial del universo narrativo y mítico de
García Márquez, hasta el punto de que, con alguna exageración, ha llegado a decir: “Después todo me
resultó bastante plano: crecer, 
estudiar, viajar... nada de eso me llamó la atención. Desde entonces no me ha pasado nada interesante”.
 
Lo que sí es cierto es que los recuerdos de su familia y de su infancia, el abuelo como prototipo del
patriarca familiar, la abuela como modelo de las “mamas grandes” civilizadoras, la vivacidad del
lenguaje campesino, la natural convivencia con lo 
mágico... aparecerán, transfigurados por la ficción, en muchas de sus obras (La hojarasca, Cien años de
soledad, El amor en los tiempos del cólera...) y el mundo caribeño, desmesurado y fantasmal de
Aracataca se transformará en Macondo, que en realidad era el nombre de una de las muchas fincas
bananeras del lugar y que según unos alude “a un árbol que no sirve pa un carajo” y según otros “a una
milagrosa planta capaz de cicatrizar heridas”.
 
Como el propio novelista explica: “Quise dejar constancia poética del mundo de mi infancia, que
transcurrió en una casa grande, muy triste, con una hermana que comía tierra y una abuela que adivinaba
el porvenir, y numerosos parientes de 
nombres iguales que nunca hicieron mucha distinción entre la felicidad y la demencia”.
 
En la universidad
En 1947, García Márquez se instala en Bogotá y empieza a estudiar derecho. Sus impresiones de Bogotá
no son mejores que las de Zipaquirá: con sus “cachacos” que siempre “andaban de negro, parados ahí
con paraguas y sombreros de coco, y bigotes”, la capital le parece “gris y yerta”, “asfixiante”, sinónimo
de “aprehensión y tristeza”. Con estros rasgos describirá a Bogotá cuando raramente aparezca en su
mundo ficción.
 
Aunque estudia los cinco cursos de Derecho –algunos en Bogotá y otros en Cartagena, donde se había
trasladado su familia y donde se hace amigo del poeta Álvaro Mutis- no llega a graduarse, porque, según
confiesa, “me aburría a morir esa carrera”. 
Lo más importante de ese periodo es el encuentro con alguna de las personas más decisivas de sus vida –
especialmente, Camilo Torres, el que luego será cura guerrillero cruelmente asesinado y Plinio Apuleyo
Mendoza, desde entonces uno de sus amigos más íntimos.
 
Inicio en el periodismo
Otra circunstancia importante es que, en Bogotá, empieza a escribir, para el periódico El Espectador, sus
primeras obras: Diez cuentos, de los que renegó después, que constituyen su “prehistoria” como escritor.
También es remarcable que García Márquez participase, como otros muchos estudiantes, en las
manifestaciones surgidas a raíz del “bogotazo”: el asesinato en 1948 de Jorge Eliecer Gaitán, político
progresista aspirante a la presidencia de la república. El asesinato de Gaitán desencadena una
escalofriante y larga oleada de violencia (casi trescientos mil muertos entre 1948 y 1962) que tendrá su
reflejo en la literatura de García Márquez y de otros escritores, como Fernando Garrido y Álvaro Mutis,
hasta el punto de que la narativa colombiana de estas décadas ha sido designada como “literatura de la
violencia”.
 
Pronto, García Márquez abandona los estudios de Derecho: en un viaje a Barranquilla conoce a un grupo
de periodistas  y decide instalarse allí y orientar totalmente su vida al periodismo, por lo que empieza a
trabajar de columnista en El 
Heraldo, y a la literatura: se instala en un cuartucho ínfimo de un bloque de cuatro piso llamado El
Rascacielos y allí empieza a escribir su primera novela, La hojarasca.
 
Intelectuales
Gabo se integra en el llamado Grupo de Barranquilla, que se reúne en el Café Happy y el Café
Colombia. Miembros del “Grupo de Barranquilla” son: Germán Vargas, Álvaro Cepeda y Alfonso
Fuenmayor, periodista de El Heraldo de gran formación 
intelectual, al que García Márquez le debe el descubrimiento de los autores que más tarde se convertirán
en sus modelos literarios: Kafka, Joyce y, muy especialmente, Faulkner, Virginia Woolf, y Hemingway.
A las tertulias del Café Colombia 
acude también Ramón Vinyes, un viejo catalán republicano, escritor, ex-librero y profesor de un colegio
de señoritas, junto a sus tres amigos, en las últimas páginas de Cien años de soledad.
 
Su amor
En Barranquilla, García Márquez conocerá a Mercedes Barcha, quien más tarde se convertirá en su
compañera de toda la vida. En 1954, convencido por Álvaro Mutis, García Márquez regresa a Bogotá.
Allí, de nuevo para El Espectador, trabaja como reportero y crítico de cine. Ese periodo de apasionada
dedicación al periodismo, dejará posteriormente huella en su literatura. 
 
Como señala Vargas Llosa, de allí proviene en buena medida su fascinación “por los hechos y
personajes inusitados, la visión de la realidad como una suma de anécdotas” y “las virtudes de concisión
y transparencia de estilo” de sus mejores libros, en los que narra con la precisión de un cirujano. Esta
simbiosis de literatura y periodismo es clara en algunas sus obras narrativas publicadas, Relato de un
náufrago (1955), Crónica de una muerte anunciada (1981), Noticia de un secuestro (1997).
 
Desde ese momento, García Márquez no abandonará nunca su actividad periodística y posteriormente
será colaborador habitual en periódicos de Colombia, Venezuela, México, España y Estados Unidos.
 
Descubrir el mundo
En 1955, García Márquez va por primera vez a Europa como corresponsal de El Espectador. El que tenía
que ser un breve viaje para alejarlo de las iras gubernamentales desencadenadas por la publicación de El
relato de un náufrago, se convierte en una estancia de más de cuatro años: Ginebra, Roma –donde,
además de cubrir la información de la enfermedad de Pío XII, se matricula en el “Centro Sperimentale
de Cinematografía”- y finalmente París. Al poco de llegar a Francia, recibe la noticia de que El
Espectador había sido clausurado y un cheque para el pasaje de regreso. 
 
Pero García Márquez, que había decidido seriamente ser escritor, decide quedarse en París. Afrontando
grandes penalidades económicas (“Estuve viviendo durante cuatro años de milagros cotidianos”) y
trabajando, como explica Vargas Llosa, “a diario, con verdadera furia, desde que oscurecía hasta el
amanecer”, escribe La mala hora (1961) y paralelamente, a partir de un episodio que se le desprendió de
esa obra, una de sus mejores novelas: El coronel no tiene quien le escriba (1958).
 
En 1958, tras una estancia de dos meses en Londres, decide regresar a América, entre otras cosas porque
sentía que se le “enfriaban los mitos”. Primero se instala en Venezuela, donde su amigo Plinio Apuleyo
Mendoza le había conseguido trabajo de redactor en la revista Momentos. Al poco de llegar a Caracas,
es testigo del bormbardeo aéreo y del asalto al Palacio presidencial, hechos que concluirán días después
con el derrocamiento del dictador Pérez Jiménez.
 
Estos hechos, especialmente la imagen, según cuenta Vargas Llosa, de la huida de “un oficial con una
ametralladora bajo el brazo y con las botas embarradas” y la entrevista que le hizo al que, durante 50
años, había sido mayodormo de Palacio, 
sirviendo a varios presidentes y dictadores, serán decisivos en la gestación de un proyecto literario que
empieza a obsesionarle: escribir una novela de tiranos, que reflexione sobre “el misterio del poder” y la
capacidad de fascinación hipnótica de los tiranos. Otras experiencias recientes se imbrican con las que
está viviendo en Venezuela y le ayudan a entender los mecanismos de la dictadura: el poder supremo del
sumo pontífice en Roma, la fanática pervivencia del culto a Stalin que, cuatro años después de la muerte
del dictador, había palpado en Moscú... Tardará 17 años en hacer realidad ese proyecto en la quinta de
sus novelas: El otoño del patriarca (1975).
 
En un viaje relámpago a Barranquilla, se casa con su novia Mercedes Barcha, con la que pronto tiene
dos hijos, Rodrigo (que nació en Bogotá en 1959) y Gonzalo (que nacería en México tres años más
tarde).
 
Cien años de soledad 
La revelación tuvo lugar un día de enero de 1965 mientras conducía su Opel por la carretera de México a
Acapulco. Inesperadamente para el coche y le dice a Mercedes: “¡Encontré el tono! ¡Voy a narrar la
historia con la misma cara de palo 
con que mi abuela me contaba sus historias fantásticas, partiendo de aquella tarde en que el niño es
llevado por su padre a conocer el hielo!.
 
García Márquez decide encerrarse a escribir su novela de Macondo y los Buendía. Logra reunir cinco
mil dólares (los ahorros de la familia, las ayudas de sus amigos, especialmente de Álvaro Mutis) y le
dice a Mercedes que mientras tarde en escribir su novela se ocupe de todo y no lo moleste bajo ningún
concepto. Cuando después de 18 meses de duro trabajo concluye Cien años de soledad, Mercedes le
espera con una deuda doméstica que sobrepasa los 10.000 dólares.
 
A las librerías
Cien años de soledad aparece en junio de 1967. El éxito es fulminante: en pocos días se agota la primera
edición y en tres años se venden más de medio millón de ejemplares. Según Vargas Llosa, “el éxito
resonante deja a García Márquez mareado y algo incrédulo”, aunque feliz porque por fin puede
dedicarse exclusivamente a escribir.
 
De 1968 a 1974 vive en Barcelona: quiere alejarse –aunque inútilmente- de la persecución cada vez más
agobiante de la fama y palpar el ritmo de la vida cotidiana en una dictadura (aquí se viven los últimos
años del franquismo), pues se ha decidido por fin a convertir en novela esa imagen que le persigue desde
hace diecisiete años: un déspota viejísimo se queda sólo en un palacio lleno de vacas.
 
En 1975 aparece por fin El otoño del patriarca, que, escrita según la técnica del monólogo múltiple
(voces diferentes que cuentan, desde perspectivas diferentes, la misma historia) es para García Márquez
“mi libro más experimental y el que más me interesa como aventura poética. También el que me ha
hecho más feliz” .
 
Entre Cien años de soledad (1967) y El otoño del patriarca (1975) escribe algunos cuentos y un guión de
cine, a partir de un episodio desgajado de Cien años de soledad, que finalmente se convierte en una
novela breve: La increíble y triste historia de la cándida Eréndida y de su abuela desalmada (1972).
 
Desde 1974, García Márquez alterna su residencia entre México, Cartagena de Indias, La Habana y
París. Desde esos años, tan difíciles para América Latina, García Márquez es consciente de su
resposabilidad como intelectual de prestigio: estrecha lazos de amistad con mandatarios de tendencia
progresista (Fidel Castro, Torrijos, Carlos Andrés Pérez , los sandinistas, y hasta el fallecido Hugo
Chávez), se convierte en embajador extraoficial del continente, lucha activamente en defensa de los
derechos humanos.
 
En 1981 escribe Crónica de una muerte anunciada, novelando unos hechos reales acaecidos en Sucre
durante su juventud y asumiendo por primera vez el papel de narrador. Al escribir Crónica de una
muerte anunciada, García Márquez contraria a su madre que le había pedido que no escribiera una
historia en la que intervenían tantos parientes, al menos mientras la madre del hombre que inspiró a
Santiago Nasar siguiera viva.
 
Ese mismo año, en pleno lanzamiento de Crónica de una muerte anunciada, el gobierno conservador lo
acusa de financiar al grupo guerrillero M-19. García Márquez se ve obligado a pedir asilo político en la
embajada mexicana y abandona Bogotá en medio de un gran escándalo. Meses después, ya en 1982, le
conceden el Premio Nobel de literatura.
   
Legado a periodistas
En 1986 cumple una vieja deuda con la tercera de sus pasiones: promueve la Fundación del Nuevo Cine
Latinoamericano y funda -con la ayuda del director argentino Fernando Birri, al que conocía desde sus
años en Italia- la Escuela de cine de San Antonio de los Baños, en Cuba. Allí cada año, García Márquez
dirige un taller de guión, donde diez jóvenes inventan conjuntamente una historia. A los mejores
alumnos se los lleva a México para trabajar en otro taller de guiones, éste 
profesional: realizan guiones para la televisión y, con parte de los beneficios, consiguen fondos para
financiar la Fundación y la Escuela.
 
En Cómo se cuenta un cuento (1995) relata una de las experiencias del taller de guión: inventar una
historia que pueda ser contada en formato de media hora. El guión “Me alquilo para soñar” -que primero
fue uno de los doce Cuentos peregrinos 
(1992)- es uno de los frutos de ese taller de guión, que fruto del trabajo conjunto de García Márquez, el
cineasta brasileño Doc Comparato y diez jóvenes enamorados del cine y de la literatura.
 
En 1989 escribe El general en su laberinto, una nueva novela histórica donde cuenta el camino hacia la
muerte de Simón Bolívar a los 47 años, por el río Magdalena de su infancia. El origen de esta novela es
una frase de su manual escolar de 
historia, que guardaba en su memoria: “Al cabo de un largo y penoso viaje por el río Magdalena, murió
en Santa Marta abandonado por sus amigos”.
 
En 1992 escribe Doce cuentos peregrinos. En 1994 publica, Del amor y otros demonios , una novela
ambientada en la Cartagena de Indias del siglo XVIII, que cuenta los amores imposibles entre un cura de
treinta años y una marquesita 
criolla de doce, a la que debía exorcizar.
 
En 1996 publica Noticia de un secuestro, un reportaje novelado de un secuestro colectivo, de diez
personas (ocho de ellas periodistas), a manos de la banda de narcotraficantes de Pablo Escobar. García
Márquez, que trabajó duramente en este libro tres años, definió “esta tarea otoñal como la más difícil y
triste de mi vida” y como “una experiencia humana desgarradora e inolvidable”. A finales de 1995,
cuando acaba de concluir Noticia de un secuestro y el país vive pendiente de otro secuestro –el de Juan
Carlos Gaviria, hermano del ex presidente- lee un insólito comunicado en la prensa: los secuestradores
ofrecen la liberación de Juan Carlos Gaviria si García Márquez asume la presidencia del gobierno en
lugar del actual mandatario, Ernesto Samper. 
 
La respuesta de García Márquez es contundente: “Nadie puede esperar que asuma la irresponsabilidad
de ser el peor presidente de la República (...) Liberen a Gaviria, quiténse las máscaras y salgan a
promover sus ideas de renovación al amparo del orden constitucional.”
 
Después de 10 años publica una nueva novela, ya en 2004 sale a la luz Memoria de mis putas tristes, un
homenaje de Márquez a La Casa de las Bellas Durmientes de Kawabata. Pero antes en 2002 publicó su
autobiografía, llamada Vivir para contarla. Lo último que se conoce del Nóbel fue publicado en 2010, se
trató de una recopilación de 22 textos escritos llamados Yo no vengo a decir un discurso.

Frases celebres del padre del realismo majico

Gabriel García Márquez


Gabriel García Márquez 
García Márquez en 2002.

Información personal

Nacimiento 6 de marzo de 1928
 Aracataca, Colombia

Fallecimiento 17 de abril de 2014 (87 años)
 Ciudad de México, México

Causa de muerte Cáncer y neumonía 

Nacionalidad Colombiana

Lengua materna Español

Religión Agnosticismo 2

Familia
Cónyuge Mercedes Barcha Pardo

Hijos Rodrigo y Gonzalo

Educación

Alma máter Universidad Nacional de Colombia

Información profesional

Ocupación Escritor, periodista, editor y guionista

Años activo 1947-2010

Seudónimo Gabito, Gabo

Lengua de
producción Española
literaria

Género Novela, cuento, crónica, reportaje

Movimientos Boom latinoamericano, realismo mágico

Obras notables Cien años de soledad


Crónica de una muerte anunciada
El coronel no tiene quien le escriba
Relato de un náufrago

Distinciones Premio Nobel de Literatura (1982)

Firma

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Gabriel José de la Concordia García Márquez (Aracataca, 6 de marzo de 1927nota 1 -Ciudad
de México, 17 de abril de 20143), más conocido como Gabriel García Márquez (  escuchar),
fue un escritor, novelista, cuentista, guionista, editor y periodistacolombiano. En 1982 recibió
el Premio Nobel de Literatura. 4
Fue conocido familiarmente y por sus amigos como Gabito (hipocorístico guajiro de Gabriel),
o por su apócope Gabo, desde que Eduardo Zalamea Borda, subdirector del diario El
Espectador, comenzara a llamarlo así.5
Está relacionado de manera inherente con el realismo mágico y su obra más conocida, la
novela Cien años de soledad, es considerada una de las más representativas de este
movimiento literario e incluso se considera que por el éxito de la novela es que tal término se
aplica a la literatura surgida a partir de los años 1960 en América Latina.6 7 En 2007, la Real
Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española lanzaron una
edición popular conmemorativa de esta novela, por considerarla parte de los grandes clásicos
hispánicos de todos los tiempos.8
Fue famoso tanto por su genialidad como escritor como por su postura política.9 Su amistad
con el líder cubano Fidel Castro fue bastante conocida en el mundo literario y político.10

Índice
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 1Biografía
o 1.1Infancia
 1.1.1Educación y adultez
o 1.2Matrimonio y familia
o 1.3La fama
o 1.4Enfermedad y muerte
 2Carrera literaria
o 2.1Periodismo
o 2.2Sus primeras y principales publicaciones
o 2.3Últimos trabajos
 3Estilo
o 3.1Temas importantes
 3.1.1La soledad
 3.1.2Macondo
 3.1.3Violencia y cultura
o 3.2Influencias literarias
o 3.3Realismo y realismo mágico
 4Premios, reconocimientos y homenajes
 5Legado y críticas de Gabriel García Márquez
 6Actividad política
o 6.1Militancia e ideología
o 6.2Amistad con Fidel Castro
o 6.3Mediaciones y apoyos políticos
o 6.4La política en sus obras
 7Obras
o 7.1Novelas
o 7.2Cuentos
o 7.3Obra periodística
o 7.4Memorias
o 7.5Teatro
o 7.6Discurso
o 7.7Entrevista
o 7.8Talleres de cine
o 7.9En la pantalla
o 7.10En el teatro
 8García Márquez en ficción
 9Véase también
 10Notas y referencias
o 10.1Notas
o 10.2Referencias
 11Enlaces externos

Biografía[editar]
Infancia[editar]
Hijo de Gabriel Eligio García y Luisa Santiaga Márquez, nació en Aracataca, departamento
del Magdalena, Colombia, «el domingo 6 de marzo de 1927 a las nueve de la mañana...»,
como refiere el propio escritor en sus memorias.5
Cuando sus padres se enamoraron, el padre de Luisa, el coronel Nicolás Ricardo Márquez
Mejía, se opuso a esa relación, pues Gabriel Eligio García, que había llegado a Aracataca
como telegrafista, no era el hombre que consideraba más adecuado para su hija, por ser hijo
de madre soltera, pertenecer al Partido Conservador Colombiano y ser un mujeriego confeso.5
Con la intención de separarlos, Luisa fue enviada fuera de la ciudad, pero Gabriel Eligio la
cortejó con serenatas de violín, poemas de amor, innumerables cartas y frecuentes mensajes
telegráficos. Finalmente, la familia capituló y Luisa consiguió el permiso para casarse con
Gabriel Eligio, lo cual sucedió el 11 de junio de 1958en Santa Marta. La historia
y tragicomedia de ese cortejo inspiraría más tarde a su hijo la novela El amor en los tiempos
del cólera.5
Poco después del nacimiento de Gabriel, su padre se convirtió en farmacéutico y, en enero de
1929, se mudó con Luisa a Barranquilla, dejando a Gabriel en Aracataca al cuidado de sus
abuelos maternos. Dado que vivió con ellos durante los primeros años de su vida, recibió una
fuerte influencia del coronel Nicolás Márquez, quien de joven mató a Medardo Pacheco en un
duelo y tuvo, además de los tres hijos oficiales, otros nueve con distintas madres. El coronel
era un liberal veterano de la Guerra de los Mil Días, muy respetado por sus copartidarios y
conocido por su negativa a callar sobre la Masacre de las bananeras, suceso en el que
murieron cientos de personas a manos de las Fuerzas Armadas de Colombia durante
una huelga de los trabajadores de las bananeras, hecho que García Márquez plasmaría en su
obra.5
El coronel, a quien Gabriel llamaba "Papalelo", describiéndolo como su «cordón umbilical con
la historia y la realidad», fue también un excelente narrador y le enseñó, por ejemplo, a
consultar frecuentemente el diccionario, lo llevaba al circo cada año y fue el primero en
introducir a su nieto en el «milagro» del hielo, que se encontraba en la tienda de la United Fruit
Company.5 Frecuentemente decía: «Tú no sabes lo que pesa un muerto», refiriéndose así a
que no había mayor carga que la de haber matado a un hombre, lección que García Márquez
más tarde incorporaría en sus novelas.5 1 11
Su abuela, Tranquilina Iguarán Cotes, a quien García Márquez llama la abuela Mina y
describe como "una mujer imaginativa y supersticiosa"1 que llenaba la casa con historias de
fantasmas, premoniciones, augurios y signos, fue de tanta influencia en García Márquez como
su marido e incluso es señalada por el escritor como su primera y principal influencia literaria,
pues le inspiró la original forma en que ella trataba lo extraordinario como algo perfectamente
natural cuando contaba historias y sin importar cuán fantásticos o improbables fueran sus
relatos, siempre los refería como si fueran una verdad irrefutable. Además del estilo, la abuela
Mina inspiró también el personaje de Ursula Iguarán que, unos treinta años más tarde, su
nieto usaría en Cien años de soledad, su novela más popular.5 12
Su abuelo murió en 1936, cuando Gabriel tenía ocho años. Debido a la ceguera de su abuela,
él se fue a vivir con sus padres en Sucre, población ubicada en el departamento de Sucre,
donde su padre trabajaba como farmacéutico.
Su niñez estaba relatada en sus memorias Vivir para contarla.5 Después de 24 años de
ausencia, en 2007 regresó a Aracataca para un homenaje que le rindió el gobierno
colombiano al cumplir sus 80 años de vida y los 40 desde la primera publicación de Cien años
de soledad.
Educación y adultez[editar]

Gabriel García Márquez en 2009.

Poco después de llegar a Sucre, se decidió que Gabriel debía empezar su educación formal y
fue mandado a un internado en Barranquilla, un puerto en la boca del Río Magdalena. Allí
adquirió reputación de chico tímido que escribía poemas humorísticos y dibujaba tiras
humorísticas. Serio y poco dado a las actividades atléticas, fue apodado El Viejo por sus
compañeros de clase.11
García Márquez cursó los primeros grados de secundaria en el colegio jesuita San José (hoy
Instituto San José) desde 1940, en donde publicó sus primeros poemas en la revista
escolar Juventud. Luego, gracias a una beca otorgada por el Gobierno, Gabriel fue enviado a
estudiar a Bogotá de donde lo reubican en el Liceo Nacional de Zipaquirá, población ubicada a
una hora de la capital, donde culminará sus estudios secundarios.
Durante su paso por la casa de estudios bogotana, García Márquez destacó en varios
deportes, llegando a ser capitán del equipo del Liceo Nacional de Zipaquirá en tres disciplinas,
fútbol, béisbol y atletismo.
Después de su graduación en 1947, García Márquez permaneció en Bogotá para
estudiar derecho en la Universidad Nacional de Colombia, donde tuvo especial dedicación a la
lectura. La metamorfosis de Franz Kafka «en la falsa traducción de Jorge Luis Borges»13 fue
una obra que le inspiró especialmente. Estaba emocionado con la idea de escribir, no
literatura tradicional, sino en un estilo similar a las historias de su abuela, en las que se
«insertan acontecimientos extraordinarios y anomalías como si fueran simplemente un
aspecto de la vida cotidiana». Su deseo de ser escritor crecía. Poco después, publicó su
primer cuento, La tercera resignación, que apareció el 13 de septiembre de 1947 en la edición
del diario El Espectador.
Aunque su pasión era la escritura, continuó con la carrera de derecho en 1948 para complacer
a su padre. Después del llamado «Bogotazo» en 1948, unos sangrientos disturbios que se
desataron el 9 de abril a causa del magnicidio del líder popular Jorge Eliécer Gaitán, la
universidad cerró indefinidamente y su pensión fue incendiada. García Márquez se trasladó a
la Universidad de Cartagena y empezó a trabajar como reportero de El Universal. En 1950,
desiste de convertirse en abogado para centrarse en el periodismo y se traslada de nuevo a
Barranquilla para trabajar como columnista y reportero en el periódico El Heraldo. Aunque
García Márquez nunca terminó sus estudios superiores, algunas universidades, como
la Universidad de Columbia de Nueva York, le han otorgado un doctorado honoris causa en
letras.11
Matrimonio y familia[editar]
Durante su etapa de estudiante, y cuando visitaba a sus padres en Sucre, conoció a Mercedes
Barcha, también hija de un boticario, en un baile de estudiantes y decidió enseguida que tenía
que casarse con ella cuando terminara sus estudios.11 En efecto, García Márquez contrajo
matrimonio en marzo de 1958 en la iglesia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro
de Barranquilla con Mercedes «a la que le había propuesto matrimonio desde sus trece
años».5 14
Mercedes es descrita por uno de los biógrafos del escritor como "una mujer alta y linda con
pelo marrón hasta los hombros, nieta de un inmigrante egipcio, lo que al parecer se manifiesta
en unos pómulos anchos y ojos castaños grandes y penetrantes".11 Y García Márquez se ha
referido a Mercedes constantemente y con cariño orgulloso; cuando habló de su amistad con
Fidel Castro, por ejemplo, observó, «Fidel se fía de Mercedes aún más que de mí».10
En 1959 tuvieron a su primer hijo, Rodrigo, quien se convirtió en cineasta, y en 1961 se
instalaron en Nueva York, en donde ejerció como corresponsal de Prensa Latina. Tras recibir
amenazas y críticas de la CIA y de los disidentes cubanos, que no compartían el contenido de
sus reportajes, decidió trasladarse a México y se establecieron en la capital. Tres años
después, nació su segundo hijo, Gonzalo, actualmente diseñador gráfico en la capital
mexicana.11
Aunque García Márquez poseía residencias en París, Bogotá y Cartagena de Indias, vivió la
mayor parte del tiempo en su casa de la Ciudad de México, donde fijó su residencia a
principios de los años 60 y en donde escribió Cien años de soledad en el número 19 de la
calle La Palma de la colonia San Ángel.15 1 16
La fama[editar]

Placa conmemorativa en el Hôtel des 3 Collèges en París (Francia), donde García Márquez vivió en


1956.

La notoriedad mundial de García Márquez comenzó cuando Cien años de soledad se publicó


en junio de 1967 y en una semana vendió 8000 ejemplares. De allí en adelante, el éxito fue
asegurado y la novela vendió una nueva edición cada semana, pasando a vender medio
millón de copias en tres años. Fue traducido a más de veinticuatro idiomas y ganó cuatro
premios internacionales. El éxito había llegado por fin y el escritor tenía 40 años cuando el
mundo aprendió su nombre. Por la correspondencia de admiradores, los premios, entrevistas
y las comparecencias era obvio que su vida había cambiado. En 1969, la novela ganó el
Chianciano Aprecia en Italia y fue denominado el «Mejor Libro Extranjero» en Francia. En
1970, fue publicado en inglés y fue escogido como uno de los mejores doce libros del año
en Estados Unidos. Dos años después le fue concedido el Premio Rómulo Gallegos y
el Premio Neustadt y en 1971, Mario Vargas Llosa publicó un libro acerca de su vida y obra.
Para contradecir toda esta exhibición, García Márquez regresó simplemente a la escritura.
Decidido a escribir acerca de un dictador, se trasladó con su familia a Barcelona (España) que
pasaba sus últimos años bajo el régimen de Francisco Franco.11
La popularidad de su escritura también condujo a la amistad con poderosos líderes,
incluyendo el ex presidente cubano Fidel Castro, amistad que ha sido analizada en Gabo y
Fidel: retrato de una amistad.10 En una entrevista con Claudia Dreifus en 1982, dice que su
relación con Castro se basa fundamentalmente en la literatura: «La nuestra es una amistad
intelectual. Puede que no sea ampliamente conocido que Fidel es un hombre culto. Cuando
estamos juntos, hablamos mucho sobre la literatura». Algunos han criticado a García Márquez
por esta relación; el escritor cubano Reinaldo Arenas, en 1992 en sus memorias Antes que
anochezca, señala que García Márquez estaba con Castro, en 1980 en un discurso en el que
este último acusó a los refugiados recientemente asesinados en la embajada de Perú de ser
«chusma». Arenas recuerda amargamente a compañeros del escritor homenajear por ello con
«hipócritas aplausos» a Castro.10
Gabriel García Márquez firmando una copia de Cien años de soledad en La Habana (Cuba).

También debido a su fama y a sus puntos de vista sobre el imperialismo de Estados Unidos,


fue etiquetado como subversivo y por muchos años le fue negado el visado estadounidense
por las autoridades de inmigración.12 Sin embargo, después de que Bill Clinton fuera elegido
presidente de Estados Unidos, éste finalmente le levantó la prohibición de viajar a su país y
afirmó que Cien años de soledad «es su novela favorita».17
En 1981, el año en el que le fue concedida la Legión de Honor de Francia, regresó a Colombia
de una visita con Castro, para encontrarse una vez más en problemas. El gobierno del
liberal Julio César Turbay Ayala lo acusaba de financiar al grupo guerrillero M-19. Huyendo de
Colombia solicitó asilo en México, donde hasta su muerte continuaba manteniendo una casa.10
Desde 1986 hasta 1988, García Márquez vivió y trabajó en México D.F., La
Habana y Cartagena de Indias. Después, en 1987 hubo una celebración en Europa y América
del vigésimo aniversario de la primera edición de Cien años de soledad. No sólo había escrito
libros, también había terminado escribiendo su primera obra de teatro, Diatriba de amor contra
un hombre sentado. En 1988 se estrenó la película Un señor muy viejo con unas alas
enormes, dirigida por Fernando Birri, adaptación del cuento del mismo nombre.18
En 1995, el Instituto Caro y Cuervo publicó en dos volúmenes el Repertorio crítico sobre
Gabriel García Márquez.18
En 1996 García Márquez publicó Noticia de un secuestro, donde combinó la orientación
testimonial del periodismo y su propio estilo narrativo. Esta historia representa la onda
inmensa de violencia y secuestros que Colombia continuaba encarando.19
En 1999, el estadounidense Jon Lee Anderson publicó un libro revelador acerca de García
Márquez, para lo cual tuvo la oportunidad de convivir varios meses con el escritor y su mujer
en su casa de Bogotá.19
Enfermedad y muerte[editar]
Artículo principal: Muerte y funeral de Gabriel García Márquez

En 1999 le fue diagnosticado un cáncer linfático. Al respecto, el escritor declaró en una


entrevista en el año 2000 a El Tiempo de Bogotá:
Hace unos años fui sometido a un tratamiento de tres meses contra un linfoma, y hoy me sorprendo yo
mismo de la enorme lotería que ha sido ese tropiezo en mi vida. Por el temor de no tener tiempo para
terminar los tres tomos de mis memorias y dos libros de cuentos que tenía a medias, reduje al mínimo
las relaciones con mis amigos, desconecté el teléfono, cancelé los viajes y toda clase de compromisos
pendientes y futuros, y me encerré a escribir todos los días sin interrupción desde las ocho de la
mañana hasta las dos de la tarde. Durante ese tiempo, ya sin medicinas de ninguna clase, mis
relaciones con los médicos se redujeron a controles anuales y a una dieta sencilla para no pasarme de
peso. Mientras tanto, regresé al periodismo, volví a mi vicio favorito de la música y me puse al día en
mis lecturas atrasadas.20
En la misma entrevista, García Márquez se refiere al poema titulado La marioneta, que le fue
atribuido por el diario peruano La República a modo de despedida por su inminente muerte,
desmintiendo tal información.20 Negó ser el autor del poema y aclaró que «el verdadero autor
es un joven ventrílocuo mexicano que lo escribió para su muñeco», refiriéndose al ventrílocuo
mexicano Johnny Welch.21
En 2002, su biógrafo Gerald Martin voló a México, D.F. para hablar con García Márquez. Su
mujer, Mercedes, tenía gripe y el escritor tuvo que visitar a Martin en su hotel. Según dijo,
Gabriel García Márquez ya no tenía la apariencia del típico sobreviviente de cáncer. Todavía
delgado y con el pelo corto, completó Vivir para contarla ese año.11
A principios de julio de 2012, por comentarios de su hermano Jaime, se rumoreó que el
escritor padecía de demencia senil, pero un vídeo en que celebra su cumpleaños en marzo de
2012 sirvió para desmentir el rumor.22
En abril de 2014 fue internado en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición,
en México, D. F., debido a una recaída producto del cáncer linfático que le fue diagnosticado
en 1999. El cáncer había afectado un pulmón, ganglios e hígado. García Márquez falleció el
17 de abril de 2014.23 24 El presidente de Colombia Juan Manuel Santos señaló que el escritor
fue «el colombiano que, en toda la historia de nuestro país, más lejos y más alto ha llevado el
nombre de la patria», decretando tres días de duelo nacional por su muerte.25

Carrera literaria[editar]
Periodismo[editar]

Gabo en 1984 luciendo un sombrero vueltiao, típico del Caribe colombiano

García Márquez comenzó su carrera como periodista mientras estudiaba derecho en la


universidad. En 1948 y 1949 escribió para el diario El Universal de Cartagena. Desde 1950
hasta 1952, escribió una «caprichosa» columna con el seudónimo de «Septimus» para el
periódico local El Heraldo de Barranquilla.11 García Márquez tomó nota de su tiempo en El
Heraldo. Durante este tiempo se convirtió en un miembro activo del grupo informal de
escritores y periodistas conocidos como el Grupo de Barranquilla, una asociación que fue una
gran motivación e inspiración para su carrera literaria. Trabajó con figuras como José Félix
Fuenmayor, Ramón Vinyes, Alfonso Fuenmayor, Álvaro Cepeda Samudio, Germán
Vargas, Alejandro Obregón, Orlando Rivera «Figurita» y Julio Mario Santo Domingo, entre
otros.19 García Márquez utilizaría, por ejemplo, a Ramón Vinyes, que sería representado como
un «sabio catalán», propietario de una librería en Cien años de soledad. En esa época, García
Márquez leyó las obras de escritores como Virginia Woolf y William Faulkner, quienes le
influyeron en sus técnicas narrativas, los temas históricos y la utilización de localidades
provinciales. El entorno de Barranquilla proporcionó a García Márquez una educación literaria
a nivel mundial y una perspectiva única sobre la cultura del Caribe. Con respecto a su carrera
del periodismo, Gabriel García Márquez ha mencionado que le sirvió como una herramienta
para «no perder contacto con la realidad».18
A petición de Álvaro Mutis en 1954, García Márquez regresó a Bogotá para trabajar en El
Espectador como reportero y crítico de cine. Un año después, García Márquez publicó en el
mismo diario Relato de un náufrago, una serie de catorce crónicas sobre el naufragio del
destructor A. R. C. Caldas, basándose en entrevistas con Luis Alejandro Velasco, joven
marinero que sobrevivió al naufragio. La publicación de los artículos dio lugar a una
controversia pública a nivel nacional cuando en el último escrito reveló la historia oculta, ya
que desacreditó la versión oficial de los acontecimientos que había atribuido la causa del
naufragio a una tormenta.5 Como consecuencia de esta controversia, García Márquez fue
enviado a París para ser corresponsal extranjero de El Espectador. Escribió sus experiencias
en El Independiente, un periódico que sustituyó brevemente a El Espectador, durante el
gobierno militar del general Gustavo Rojas Pinilla y que más tarde fue cerrado por las
autoridades colombianas. Poco después, tras el triunfo de la revolución cubana en 1960,
García Márquez viajó a La Habana, donde trabajó en la agencia de prensa creada por el
gobierno cubano Prensa Latina e hizo amistad con Ernesto Guevara.
En 1974, García Márquez, junto con intelectuales y periodistas de izquierda,
fundó Alternativa que duró hasta 1980 y marcó un hito en la historia del periodismo de
oposición en Colombia. Para el primer número, García Márquez escribió un artículo exclusivo
sobre el bombardeo al Palacio de La Moneda durante el Golpe de Estado en Chile de 1973, lo
que garantizó que se agotara la edición. Luego sería el único que firmaría los artículos.26
En 1994, junto con su hermano Jaime García Márquez y Jaime Abello Banfi, Gabriel García
Márquez creó la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), que tiene como
objetivo ayudar a jóvenes periodistas a aprender con maestros como Alma
Guillermoprieto y Jon Lee Anderson, y estimular nuevas formas de hacer periodismo. La sede
principal de la entidad está en Cartagena de Indias y García Márquez fue el presidente hasta
su muerte.27 En su honor, la FNPI creó el Premio Gabriel García Márquez de Periodismo, que
se otorga desde el año 2013 a lo mejor del periodismo iberoamericano.
Sus primeras y principales publicaciones[editar]
Su primer cuento, La tercera resignación, fue publicado en 1947 en un periódico liberal de
Bogotá llamado El Espectador. Un año después, empezó su trabajo de periodismo para el
mismo periódico. Sus primeros trabajos eran todos cuentos publicados en el mismo periódico
desde 1947 hasta 1952. Durante estos años publicó un total de quince cuentos.19
Gabriel García Márquez quería ser periodista y escribir novelas; también quería crear una
sociedad más justa.19 Para La hojarasca, su primera novela, le llevó varios años encontrar un
editor. Finalmente se publicó en 1955, y aunque la crítica fue excelente, la mayor parte de la
edición se quedó en bodega y el autor no recibió de nadie «ni un céntimo por
regalías».5 García Márquez señala que «de todo lo que había escrito, La hojarasca fue su
favorita porque consideraron que era la más sincera y espontánea».19
Gabriel García Márquez tardó dieciocho meses en escribir Cien años de soledad.19 El martes
30 de mayo de 1967 salió a la venta en Buenos Aires la primera edición de la novela. Tres
décadas después se había traducido a 37 idiomas y vendido 25 millones de ejemplares en
todo el mundo. «Fue un verdadero bombazo, que hizo explosión desde el primer día. El libro
salió a las librerías sin ningún tipo de campaña publicitaria, la novela agotó su primera edición
de 8000 copias a las dos semanas y pronto convirtió el título y su realismo mágico en el
espejo del alma latinoamericana».28 Cien años de soledad ha influido en casi todos los
novelistas importantes en todo el mundo. La novela hace una crónica de la familia Buendía en
el pueblo de Macondo, que fue fundado por José Arcadio Buendía. Puede ser considerada
una obra de realismo mágico.29
El amor en los tiempos del cólera se publicó por primera vez en 1985. Está basada en las
historias de dos parejas. La historia de la joven pareja formada por Fermina Daza y Florentino
Ariza está inspirada en la historia de amor de los padres de García Márquez.5 Sin embargo,
como García Márquez explica en una entrevista: «La única diferencia es que mis padres se
casaron. Y tan pronto como se casaron, ya no eran interesantes como figuras literarias».17 El
amor de los ancianos se basa en una historia que leyó en un periódico sobre la muerte de dos
estadounidenses, de casi ochenta años de edad, que se reunían todos los años en Acapulco.
Estaban en un barco y un día fueron asesinados por el barquero con sus remos. García
Márquez señala: «A través de su muerte, la historia de su romance en secreto se hizo
conocida. Yo estaba fascinado con ella. Estaban cada uno casado con otra persona».17
Últimos trabajos[editar]
En 2003, García Márquez publicó el libro de memorias Vivir para contarla, el primero de los
tres volúmenes de sus memorias, que el escritor había anunciado como:
Empieza con la vida de mis abuelos maternos y los amores de mi padre y mi madre a principios del
siglo, y termina en 1955 cuando publiqué mi primer libro, La hojarasca, hasta viajar a Europa como
corresponsal de El Espectador. El segundo volumen seguirá hasta la publicación de Cien años de
soledad, más de veinte años después. El tercero tendrá un formato distinto, y sólo serán los recuerdos
de mis relaciones personales con seis o siete presidentes de distintos países.20
La novela Memoria de mis putas tristes apareció en 2004 y es una historia de amor que sigue
el romance de un hombre de noventa años y su pubescente concubina. Este libro causó
controversia en Irán, donde se prohibió después de 5 000 ejemplares impresos y vendidos.
En México, una ONG amenazó con demandar al escritor por hacer apología de la prostitución
infantil.30

Estilo[editar]
Si bien hay ciertos aspectos que casi siempre los lectores pueden esperar encontrar en la
obra de García Márquez, como el humor, no hay un estilo claro y predeterminado, de plantilla.
En una entrevista con Marlise Simons, García Márquez señaló:
En cada libro intento tomar un camino diferente [...]. Uno no elige el estilo. Usted puede investigar y
tratar de descubrir cuál es el mejor estilo para un tema. Pero el estilo está determinado por el tema, por
el ánimo del momento. Si usted intenta utilizar algo que no es conveniente, apenas no resultará.
Entonces los críticos construyen teorías alrededor de esto y ven cosas que yo no había visto. Respondo
solamente a nuestro estilo de vida, la vida del Caribe.31
García Márquez también es conocido por dejar fuera detalles y eventos aparentemente
importantes de tal manera que el lector se ve obligado a cumplir un papel más participativo en
la historia desarrollada. Por ejemplo, en El coronel no tiene quien le escriba de los personajes
principales no se dan nombres. Esta práctica se ve influida por las tragedias griegas,
como Antígona y Edipo rey, en el que ocurren eventos importantes fuera de la representación
que se dejan a la imaginación del público.12
Temas importantes[editar]
La soledad[editar]
El tema de la soledad atraviesa gran parte de las obras de García Márquez. Pelayo observa
que «El amor en los tiempos del cólera, como todos los trabajos de Gabriel García Márquez,
explora la soledad de la persona y de la especie humana... retrato a través de la soledad del
amor y de estar en amor».32
Plinio Apuleyo Mendoza le preguntó: «Si la soledad es el tema de todos sus libros ¿dónde
debemos buscar las raíces de este exceso? ¿En su infancia tal vez?». García Márquez
respondió: «Creo que es un problema que todo el mundo tiene. Toda persona tiene su propia
forma y los medios de expresar la misma. La sensación impregna la labor de tantos escritores,
aunque algunos de ellos pueden expresar lo inconsciente».1
En su discurso de aceptación del Premio Nobel, La soledad de América Latina, se refiere a
este tema de la soledad relacionado con América Latina: «La interpretación de nuestra
realidad con esquemas ajenos sólo contribuye a hacernos cada vez más desconocidos, cada
vez menos libres, cada vez más solitarios».33
Macondo[editar]
Otro tema importante en la obra de García Márquez es la invención de la aldea que él
llama Macondo. Él usa su ciudad natal de Aracataca (Colombia), como una referencia
geográfica para crear esta ciudad imaginaria, pero la representación del pueblo no se limita a
esta área específica. García Márquez comparte: «Macondo no es tanto un lugar como un
estado de ánimo».1
Este pueblo de ficción se ha vuelto notoriamente conocido en el mundo literario y «su
geografía y los habitantes son constantemente invocados por profesores, políticos y agentes»
[...] que hacen «difícil de creer que es una pura invención».34 En La hojarasca, García
Márquez describe la realidad del «auge del banano» en Macondo, que incluye un período
aparente de «gran riqueza» durante la presencia de empresas de los Estados Unidos, y un
período de depresión con la salida de las empresas estadounidenses relacionadas con el
banano. Además, Cien años de soledad se lleva a cabo en Macondo y narra la historia
completa de esta ciudad ficticia desde su fundación hasta su desaparición con el último
Buendia.35
En su autobiografía, García Márquez explica su fascinación por la palabra y el
concepto Macondo cuando describe un viaje que hizo con su madre de vuelta a Aracataca:
El tren se detuvo en una estación que no tenía ciudad, y un rato más tarde pasó la única plantación de
banano a lo largo de la ruta que tenía su nombre escrito en la puerta: Macondo. Esta palabra ha atraído
mi atención desde los primeros viajes que había hecho con mi abuelo, pero sólo he descubierto como
un adulto que me gustaba su resonancia poética. Nunca he oído decir, y ni siquiera me pregunto lo que
significa... me ocurrió al leer en una enciclopedia que se trata de un árbol tropical parecido a la ceiba"5
Según algunos académicos, Macondo —la ciudad fundada por José Arcadio Buendía en Cien
años de soledad— solamente existe como resultado del lenguaje. La creación de Macondo es
totalmente condicionada a la existencia de la palabra escrita. En la palabra —como
instrumento de comunicación— se manifiesta la realidad, y permite al hombre lograr una unión
con circunstancias independientes de su entorno inmediato.36
Violencia y cultura[editar]
Mural sobre García Márquez en Aracataca, Colombia.

En varias de las obras de García Márquez, entre ellas El coronel no tiene quien le escriba, La
mala hora y La hojarasca, hay sutiles referencias sobre «La Violencia», esa guerra civil entre
conservadores y liberales que se prolongó hasta los años sesenta, causando la muerte de
varios cientos de miles de colombianos. Son referencias a situaciones injustas que viven
diversos personajes, como por ejemplo el toque de queda o la censura de prensa. La mala
hora, que no es una de las novelas más famosas de García Márquez, destaca por su
representación de la violencia con una imagen fragmentada de la desintegración social
provocada por la violencia. Se puede decir que en estas obras «la violencia se convierte en
cuento, a través de la aparente inutilidad de tantos episodios de sangre y muerte».18
Sin embargo, aunque García Márquez describe la naturaleza corrupta y las injusticias de esa
época de violencia en Colombia, se niega a usar su trabajo como una plataforma de
propaganda política. «Para él, el deber del escritor revolucionario es escribir bien, y el ideal es
una novela que mueve al lector por su contenido político y social, y al mismo tiempo por su
poder para penetrar en la realidad y exponer su otra cara».35
En las obras de García Márquez se puede encontrar también una «obsesión por captar la
identidad cultural latinoamericana y particularizar los rasgos del mundo caribeño».37 Asímismo,
trata de deconstruir las normas sociales establecidas en esta parte del mundo. Como ejemplo,
el carácter de Meme en Cien años de soledad puede ser visto como una herramienta para
criticar las convenciones y prejuicios de la sociedad. En este caso, ella no conforma a la ley
convencional que «las jóvenes deben llegar vírgenes al matrimonio» porque ha tenido una
relación ilícita con Mauricio Babilonia.18 Se puede ver otro ejemplo de esta crítica de las
normas sociales a través de la relación amorosa entre Petra Cotes y Aureliano Segundo. Al
final de la obra —cuando los protagonistas son viejos— se enamoran más profundamente que
antes. Así, García Márquez está criticando la imagen mostrada por la sociedad de que «los
viejos no pueden amar».18
Influencias literarias[editar]
En su juventud, al asociarse al grupo de Barranquilla, Gabriel García Márquez comenzó a leer
la obra de Ernest Hemingway, James Joyce, Virginia Woolf y, más importante, de William
Faulkner de quien recibe una trascendente influencia reconocida explícitamente por él mismo
cuando en su discurso de recepción del premio Nobel menciona: "mi maestro William
Faulkner".33 En la obra de Gabriel García Márquez titulada Nabo, el negro que hizo esperar a
los ángeles publicada en 1951, ya aparecen elementos similares a los de Faulkner como la
ambigüedad deliberada y una pintura temprana de la soledad.35
También emprendió un estudio de las obras clásicas, encontrando enorme inspiración en la
obra de Edipo Rey de Sófocles de quien, en muchas ocasiones, Gabriel García Márquez ha
expresado su admiración por sus tragedias y utiliza una cita de Antígona al principio de su
obra La hojarasca cuya estructura se ha dicho también que tiene la influencia del dilema moral
de Antígona.35
En una entrevista a Juan Gustavo Cobo Borda en 1981, García Márquez confesó que el
movimiento poético iconoclasta denominado "Piedra y cielo" (1939) fue fundamental para él,
afirmando que:
"La verdad es que si no hubiera sido por “Piedra y Cielo”, no estoy muy seguro de haberme convertido
en escritor. Gracias a esta herejía pude dejar atrás una retórica acartonada, tan típicamente
colombiana... Creo que la importancia histórica de “Piedra y Cielo” es muy grande y no suficientemente
reconocida... Allí no sólo aprendí un sistema de metaforizar, sino lo que es más decisivo, un entusiasmo
y una novelería por la poesía que añoro cada día más y que me produce una inmensa nostalgia."38

Realismo y realismo mágico[editar]


Artículo principal: Realismo mágico

Como autor de ficción, García Márquez es siempre asociado con el realismo mágico. De
hecho, es considerado, junto al guatemalteco Miguel Ángel Asturias, figura central de este
género. El realismo mágico se usa para describir elementos que tienen, como es el caso en
los trabajos de este autor, la yuxtaposición de la fantasía y el mito con las actividades diarias y
ordinarias.
El realismo es un tema importante en todas las obras de García Márquez. Él dijo que sus
primeros trabajos (con la excepción de La hojarasca), como El coronel no tiene quien le
escriba, La mala hora y Los funerales de la Mamá Grande, reflejan la realidad de la vida
en Colombia y este tema determina la estructura racional de los libros. Dice: «No me
arrepiento de haberlas escrito, pero pertenecen a un tipo de literatura premeditada que
ofrecen una visión de la realidad demasiado estática y exclusiva».1
En sus otras obras ha experimentado más con enfoques menos tradicionales a la realidad, de
modo que «lo más terrible, lo más inusual se dice con expresión impasible».35 Un ejemplo
comúnmente citado es la ascensión espiritual y física al cielo de un personaje mientras está
colgando la ropa para secar, en Cien años de soledad. El estilo de estas obras se inscribe en
el concepto de lo «real maravilloso» descrito por el escritor cubano Alejo Carpentier y ha sido
etiquetado como realismo mágico.39 El crítico literario Michael Bell propone una interpretación
alternativa para el estilo de García Márquez, por cuanto la categoría de realismo mágico ha
sido criticada por ser dicotomizadora y exotizadora: «Lo que está realmente en juego es una
flexibilidad psicológica que es capaz de habitar nada sentimentalmente el mundo diurno
mientras se mantiene abierta a las incitaciones de aquellos dominios que la cultura moderna
tiene, por su propia lógica interna, necesariamente marginalizados o reprimidos».32 García
Márquez y su amigo Plinio Apuleyo Mendoza discuten su trabajo de un modo similar, «El
tratamiento de la realidad en tus libros... ha recibido un nombre, el de realismo mágico. Tengo
la impresión de que tus lectores europeos suelen advertir la magia de las cosas que tú
cuentas, pero no ven la realidad que las inspira. Seguramente porque su racionalismo les
impide ver que la realidad no termina en el precio de los tomates o de los huevos.1
García Márquez crea un mundo tan semejante al cotidiano pero al mismo tiempo totalmente
diferente a ello. Técnicamente, es un realista en la presentación de lo verdadero y de lo irreal.
De algún modo trata diestramente una realidad en la que los límites entre lo verdadero y lo
fantástico se desvanecen muy naturalmente.35
García Márquez considera que la imaginación no es sino un instrumento de la elaboración de
la realidad y que una novela es la representación cifrada de la realidad y a la pregunta de si
todo lo que escribe tiene una base real, ha contestado:1
No hay en mis novelas una línea que no esté basada en la realidad.
Premios, reconocimientos y homenajes[editar]

Casa Museo de Gabriel García Márquez en Aracataca, Colombia.

Centro Cultural Gabriel García Márquez, en Bogotá, Colombia.

 Premio Nobel. García Márquez recibió el Premio Nobel de Literatura en 1982, según la
laudatoria de la Academia Sueca, «por sus novelas e historias cortas, en las que lo
fantástico y lo real son combinados en un tranquilo mundo de imaginación rica, reflejando
la vida y los conflictos de un continente».40
Su discurso de aceptación fue titulado La soledad de América Latina.33 Fue el primer
colombiano y el cuarto latinoamericano en ganar un Premio Nobel de Literatura, después de lo
cual declaró: «Yo tengo la impresión de que al darme el premio han tenido en cuenta la
literatura del subcontinente y me han otorgado como una forma de adjudicación de la totalidad
de esta literatura».
García Márquez ha recibido muchos otros premios, distinciones y homenajes por sus obras
como los relacionados a continuación:18

 Premio de la Novela ESSO por La mala hora (1961).


 Doctor honoris causa de la Universidad de Columbia en Nueva York (1971).
 Premio Rómulo Gallegos por Cien años de soledad (1972).
 Premio Jorge Dimitrov por la Paz (1979).
 Medalla de la Legión de Honor de Francia en París (1981).
 Condecoración Águila Azteca en México (1982).
 Premio cuarenta años del Círculo de Periodistas de Bogotá (1985).
 Miembro honorario del Instituto Caro y Cuervo en Bogotá (1993).
 Museo: El 25 de marzo de 2010 el gobierno colombiano terminó de reconstruir la casa
en que nació García Márquez en Aracataca, pues había sido demolida 40 años atrás, e
inauguró en ella un museo dedicado a su memoria con más de catorce ambientes que
recrean los espacios en los que transcurrió su niñez.41
 En el Este de Los Ángeles (California), en el municipio de Las Rozas de Madrid y
en Zaragoza (España) hay calles que llevan su nombre.
 En Bogotá el Fondo de Cultura Económica de México construyó un centro cultural que
lleva su nombre, inaugurado el 30 de enero de 2008[6].
 En 2015, el Banco de la República de Colombia anunció una nueva serie de billetes en
donde aparecerá su imagen, más exactamente en el billete de $50.000 pesos que iniciará
su circulación en el 2016.42

Predecesor: Sucesor:
Premio Nobel de
Elias Canetti William Golding
Literatura
1982

Legado y críticas de Gabriel García Márquez[editar]

Gabriel García Márquez con Jorge Amado (a su derecha) y Adonias Filho.

García Márquez es una parte importante del Boom latinoamericano de la literatura. Sus obras
han recibido numerosos estudios críticos, algunos extensos y significativos, que examinan la
temática y su contenido político e histórico. Otros estudios se enfocan sobre el contenido
mítico, las caracterizaciones de los personajes, el ambiente social, la estructura mítica o las
representaciones simbólicas en sus obras más notables.29
Mientras que las obras de García Márquez atraen a una serie de críticos, muchos eruditos
elogian su estilo y creatividad. Por ejemplo, Pablo Neruda escribió sobre Cien años de
soledad que «es la mayor revelación en lengua española desde el Don
Quijote de Cervantes».17
Algunas críticas arguyen que a García Márquez le falta la experiencia adecuada en la arena
literaria y que solamente escribe de sus experiencias personales e imaginación. De esta
manera, dicen que sus obras no deben ser significativas. En respuesta a esto, García
Márquez ha mencionado que él está de acuerdo que a veces su inspiración no viene de libros,
sino de la música.17 Sin embargo, según Carlos Fuentes, García Márquez ha logrado una de
las mayores características de la ficción moderna. Eso es la liberación del tiempo, a través de
la liberación de un instante a partir del momento que permite a la persona humana recrear a sí
mismo y a su tiempo.43 A pesar de todo, nadie puede negar que García Márquez ha ayudado a
rejuvenecer, reformular y recontextualizar la literatura y la crítica en Colombia y en el resto de
América Latina.44 Al este del Atlántico Cervantes, al oeste García Márquez, dos baluartes
captaron la realidad honda de su momento y dejaron una visión encantada de un mundo no
soñado, a flor de tierra45

Actividad política[editar]
Militancia e ideología[editar]
En 1983, cuando se le preguntó a Gabriel García Márquez: «¿Es usted comunista?» el
escritor respondió: «Por supuesto que no. No lo soy ni lo he sido nunca. Ni tampoco he
formado parte de ningún partido político».46 García Márquez contó a su amigo Plinio Apuleyo
Mendoza: «Quiero que el mundo sea socialista y creo que tarde o temprano lo será».47 Según
Ángel Esteban y Stéphanie Panichelli, «Gabo entiende por socialismo un sistema de progreso,
libertad e igualdad relativa» donde saber es, además de un derecho, un izquierdo (hay un
juego de palabras que ambos autores utilizan para titular el capítulo de su libro: "Si saber no
es un derecho, seguro será un izquierdo").10 García Márquez ha viajado a muchos países
socialistas como Polonia, Checoslovaquia, Alemania Oriental, la Unión Soviética, Hungría, y
después escribió algunos artículos, mostrando su «desacuerdo con lo que allí ocurría».48 En
1971, en una entrevista para la revista "Libre" (que patrocinaba) declaró: «Yo sigo creyendo
que el socialismo es una posibilidad real, que es la buena solución para América Latina, y que
hay que tener una militancia más activa».49
En 1959, García Márquez fue corresponsal en Bogotá de la agencia de prensa Prensa
Latina creada por el gobierno cubano después del comienzo de la revolución cubana para
informar sobre los acontecimientos en Cuba. Allí «tenía que informar objetivamente sobre la
realidad colombiana y difundir a la vez noticias sobre Cuba y su trabajo consistía en escribir y
enviar noticias a La Habana. Era la primera vez que García Márquez hacia periodismo
verdaderamente político».10 Más tarde, en 1960, fundó con su amigo Plinio Apuleyo Mendoza
una revista política, Acción Liberal, que quebró después de publicarse tres números.50
Amistad con Fidel Castro[editar]
Gabriel García Márquez conoció a Fidel Castro en enero de 1959 pero su amistad se formó
después, cuando García Márquez estaba trabajando con Prensa Latina, viviendo en La
Habana y se vieron de nuevo varias veces. Después de conocer a Castro, «Gabo estaba
convencido de que el líder cubano era diferente a los caudillos, héroes, dictadores o canallas
que habían pululado por la historia de Latinoamérica desde el siglo XIX, e intuía que solo a
través de él esa revolución, todavía joven, podría cosechar frutos en el resto de los países
americanos».10
Según Panichelli y Esteban, «ejercer un poder es uno de los placeres más reconfortantes que
el hombre puede sentir», y ellos piensan que eso es el caso con García Márquez «hasta una
edad madura». Por eso, se ha cuestionado la amistad entre García Márquez y Castro y si es
un resultado de la admiración de García Márquez por el poder.10
Jorge Ricardo Masetti, exguerrillero y periodista argentino, piensa que Gabriel García Márquez
«es un hombre a quien le gusta estar en la cocina del poder».10
En opinión de César Leante, García Márquez tiene algo de obsesión con los caudillos
latinoamericanos. También dice que «El apoyo incondicional de García Márquez a Fidel
Castro cae en buena parte dentro del campo psicoanalítico […] cual es la admiración que el
criador del Patriarca ha sentido, siempre y desmesuradamente, por los caudillos
latinoamericanos brotados de las montoneras. Verbigracia, el coronel Aureliano Buendía, pero
sobre todo el innominado dictador caribeño que como Fidel Castro envejece en el poder».
Dice Leante que García Márquez «es considerado en Cuba como una especie de ministro de
cultura, jefe de cinematografía y embajador plenipotenciario, no del Ministerio de Relaciones
Exteriores, sino directamente de Castro, que lo emplea para misiones delicadas y
confidenciales que no encarga a su diplomacia».51
Juan Luis Cebrián ha llamado a Gabriel García Márquez «un mensajero político», debido a
sus artículos.48
Según el británico Gerald Martin, quien publicó en 2008 la primera biografía autorizada del
novelista, García Márquez siente una «enorme fascinación por el poder». Señala que «Él ha
querido ser siempre testigo del poder y es justo decir que esa fascinación no es gratuita, sino
que persigue determinados objetivos» y menciona que muchos consideran como excesiva su
proximidad al líder cubano Fidel Castro.11 Martin recuerda que también se ha relacionado
con Felipe González (expresidente del Gobierno español) o con Bill Clinton (expresidente de
Estados Unidos) pero «todo el mundo se fija sólo en su relación con Castro».52
Por otra parte, el diplomático, periodista, biógrafo y compadre del Nobel, Plinio Apuleyo
Mendoza señala que «Él es amigo de Castro, pero no creo que sea partidario del sistema,
porque nosotros visitamos el mundo comunista y quedamos muy desencantados».53
Mediaciones y apoyos políticos[editar]
García Márquez participó como mediador en las conversaciones de paz adelantadas entre
el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el gobierno colombiano que tuvieron lugar
en Cuba y entre el gobierno de Belisario Betancourt y el grupo Movimiento 19 de abril (M-19);
igualmente participó en el proceso de paz entre el gobierno de Andrés Pastrana y la guerrilla
de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) que sin embargo fracasó.54
En 2006, García Márquez se unió a la lista de prominentes figuras de América Latina
como Pablo Armando Fernández, Ernesto Sabato, Mario Benedetti, Eduardo Galeano, Thiago
de Mello, Frei Betto, Carlos Monsiváis, Pablo Milanés, Ana Lydia Vega, Mayra Montero y Luis
Rafael Sánchez que apoyan la independencia de Puerto Rico, a través de su adhesión a la
"Proclama de Panamá" aprobada por unanimidad en el Congreso Latinoamericano y Caribeño
por la Independencia de Puerto Rico, celebrado en Panamá en noviembre de 2006.55
La política en sus obras[editar]
La política desempeña un papel importante en las obras de García Márquez, en las que utiliza
representaciones de varios tipos de sociedades con diferentes formas políticas para presentar
sus opiniones y creencias con ejemplos concretos, aunque sean ejemplos ficticios. Esa
diversidad de maneras con que García Márquez representa al poder político es una muestra
de la importancia de la política en sus obras. Una conclusión que puede ser derivada de sus
obras es que «la política puede extenderse más allá o más acá de las instituciones propias del
poder político».9
Por ejemplo, en su obra Cien años de soledad tenemos la representación de un lugar «donde
no existe todavía un poder político consolidado y no hay, por lo tanto, ley en el sentido de
precepto votado por el Congreso y sancionado por el presidente, que regule las relaciones
entre los hombres, entre estos y el poder público y la constitución y funcionamiento de este
poder».9 En contraste, la representación del sistema político en El otoño del patriarca es la de
una dictadura, en la que el líder es grotesco, corrupto y sanguinario y con un poder tan grande
que alguna vez preguntó qué hora es y le habían contestado la que usted ordene, mi
general».9
Una de las primeras novelas de García Márquez, La mala hora, puede ser una referencia a la
dictadura de Gustavo Rojas Pinilla y representa la tensión política y la opresión en un pueblo
rural, cuyos habitantes aspiran a la libertad y la justicia pero sin éxito en conseguir ninguna de
las dos.
IDEOLOGIAS

Qué nos dice Gabriel García Márquez..

Al paso de los años las cosas van cambiando en todos los sentidos. 

En la liga 

http://www.kueichstaett.de/Sprachenzentrum/projekteesf/periodismo_online/home/int
roduccion/vorlage/hitext.de

Nos cuenta Grabiel García Márquez, un estilo de preocupación por la falta de entrega
en la profesión específicamente del periodista. Y tal cómo nos cuenta García, pareciera
que era mejor no haber tenido estudios y tecnología para ejercer esta profesión. Me
refiero a que él nos dice que antes las personas que se dedicaban al periodismo daban
su vida por ello, se relajaban entre si, no había ninguna competencia de quien podía
conseguir la mejor noticia, no había horarios, pero todos se ponían de acuerdo para
que todos saliera de la mejor manera, sin tensiones y usando siempre las mejores
fuentes confiables. 

Y ahora, dice, que los que nos preparamos en ese ámbito no estamos totalmente
comprometidos en el profesionalismo que deberíamos tener al momento de poner en
práctica lo aprendido, jóvenes que no aprovechamos al máximo el privilegio de que los
veteranos nos impartieran conocimiento a través de sus experiencias. Salimos poco
preparados pero más bien yo diría que mas que salir preparados o no, es dependiendo
de cada individuo el placer de hacer las cosas bien, con derecho y legalidad,
con entusiasmo y entrega, es entonces que podemos generalizar si hoy en día estas
cualidades son aplicadas al trabajo del periodismo.

Un ejemplo sería cómo las televisoras le dan la libertad a cualquier persona de que con
su celular o cámara personal puedan "captar" la noticia desde dónde estuvieran
parados, ¿qué es lo que está haciendo? Gabriel, tiene mucha razón en mencionar que
las grabadoras que hoy en día se usan no sean totalmente confiables.
Me pregunto si ya no hay más personal capacitado para cubrir acontecimientos en los
diferentes partes del mundo. 

 Su Vida 
AL PRINCIPIO DE LA
PÁGINA
      Parece que un hombre nacido en la pobreza en Aracataca, Colombia en
1928 y criado por sus abuelos no tendría el buen origen suficiente para tener
gran éxito en la vida.  Pero no fue el caso de Gabriel García Márquez.  Al
contrario, García Márquez  sacará provecho de la influencia de sus abuelos
y la tradición oral de las leyendas caribeñas y llegó a ser un periodista y
novelista maravilloso.  Como figura sobresaliente del movimiento del
realismo mágico en la literatura, García Márquez produjo una colección de
obras tan distintas que logró un lugar entre los premiados cuando recibió el
Premio Nobel de Literatura en 1982.

    Había dos factores importantes que formaron la vida y los pensamientos
de García Márquez.  El primero es el hecho de que pasó su juventud con sus
abuelos en la costa de Colombia, donde pudo experimentar los aspectos de la
cultura del Caribe.  Con esta cultura, el niño García Márquez escuchó la
tradición oral de las historias verdaderas y las leyendas colombianas.  La
tradición oral ha cambiado de generación en generación porque los
narradores siempre añadían u omitían algo que cambiaba la historia.  De
otra manera, las leyendas que él escuchó además de los cuentos que
escribiera tuvieron personajes y temas exagerados.  También, en la cultura
del Caribe había una mezcla de elementos africanos, españoles, e indígenas
en la costa.  Este aspecto tropical trajo un elemento de fantasía a la vida de
García Márquez.  La fantasía, las personajes y temas exagerados mostraron
la influencia del realismo mágico no sólo en las leyendas que él escuchó, sino
en las novelas que escribiría en el futuro.

    Su carrera como periodista fue el segundo factor que ayudó a formar la
vida de García Márquez.  Después de estudiar leyes y periodismo en la
Universidad Nacional de Colombia en Bogotá y la Universidad de
Cartagena, empezó a trabajar como periodista en 1948.  Durante su carrera,
trabajó en diferentes lugares desde Nueva York a Roma y París para «El
Espectador», el diario de Bogotá, y también en Cuba para la agencia de «La
Prensa».  En los años cincuenta García Márquez fracasó en su trabajo y
tuvo que ir a la ciudad de México para encontrar trabajo como escritor por
cuenta propia.  Aprendió mucho en sus viajes como periodista, y el estilo que
usa como novelista fue influido por la manera concisa que se encuentra en
los periódicos.

    García Márquez siguió a Miguel Ángel Asturias no sólo en el mundo del
realismo mágico, sino también en sus esfuerzos por dar énfasis global a la
literatura latinoaméricana.  Vemos este énfasis en la creación del pueblo
ficticio de Macondo, que apareció en su primera publicación La hojarasca en
1955.  Macondo se repitió en su obra para representa al pueblo de
Latinoamérica, como la raza de la novela condenada a cien años de soledad.

    Los motivos políticos de García Márquez le hizo un miembro influyente


de la alza rápida de la literatura latinoamericana, y a la vez su obra refleja
su perspectiva política del continente. García Márquez escribe por, para, y
del pueblo, y cuando aceptó el Premio Nobel en 1982, dijo que como autores,
“we, the inventors of tales, who will believe anything, feel entitled to believe
that it is not yet too late to engage in the creation of the opposite utopia.  A
new and sweeping utopia of life, where no one will be able to decide for
others how they die, where love will prove true and happiness be possible…”
(García Márquez, The Solitude of Latin America).  Se justifica con los
mejores autores latinoamericanos, y por decir esto, muestra la gran
influencia que un autor puede tener sobre el pueblo de Latinoamérica.   
 

AL PRINCIPIO DE LA
PÁGINA
 

Su Obra 
 AL PRINCIPIO DE LA
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TEMAS PROPÓSITOS  RASGOS ESTILÍSTICOS

TEMAS
Al principio de Su Obra

    García Márquez puede ser llamado un gran cuentista porque sabe los
temas populares y más convincentes para los lectores e incorporarlos en
toda su obra para que los lectores lleguen a ser comprometidos con los
personajes y sus acontecimientos.  Así, se reconoce la obra de Gabriel García
Márquez por sus temas repetidos y agradables, y el hecho de que en gran
parte de su obra, García Márquez hace un nexo, o sea, un laberinto entre
varios temas que existen dentro del argumento.

    Quizás el tema que aparece más en su obra, aunque de formas diferentes,
es el tema del amor.  Sin duda, el amor es un tópico interesante para los
lectores, pero García Márquez tiene la habilidad de crear amores atípicos en
sus novelas por medio de dar características anormales a las situaciones y a
los personajes que están enamorados.  En El amor en los tiempos del
cólera y Del amor y otros demonios se destaca el tema del amor, pero se
representa el amor con cosas malas y aun grotescas a veces.  Parece que
Florentino Ariza tiene los síntomas del cólera, y todo el mundo cree que la
niña Sierva María está poseida por los demonios, pero en realidad ellos
solamente están enamorados de otra persona.  En ambas novelas, el amor es
contrariado dentro de los límites sociales, como las clases diferentes de
Fermina y Florentino y el viejo sacerdote Delaura que ama a la niña
poseida.  A la vez, Delaura y Sierva María demuestran otro tema repetido
del amor entre la persona que confiesa algo y la persona que recibe la
confesión.  Siempre hay un obstáculo que los personajes tienen que superar
para que puedan enamorarse.

    El tema del amor contrariado dentro de los limites sociales que a García
Márquez le gusta usar también refleja otro tema, un comentario social que
aparece siempre en su obra.  Comenta las diferencias entre personajes sobre
la raza, la cultura, la clase, y la religión, como la crítica del médico
Abrenuncio en Del amor y otros demoniosporque es portugués y además
judío, pues es el diablo.  Otro comentario social llega de la influencia de la
cultura del Caribe.  Esta influencia le lleva a García Márquez a escribir
sobre el papel de los esclavos, los negros, y los aspectos de su cultura en
relación con otras.

    En las descripciones detalladas de las ciudades viejas y los personajes


complejos, nos revela el tema de la nostalgia y la decadencia.  Los personajes
siempre quieren recuperar el pasado de su juventud y amores perdidos, y
por eso García Márquez retrata escenas que muestran la decadencia
corporal, social, y emocional de las personas y los lugares.  Se manifiesta el
tema de la nostalgia y la decadencia más en las descripciones de Fermina, el
doctor Urbino, y su ciudad después de que todos se hacen muy viejos y
quieren volver a los tiempos más tempranos, más limpios, y más felices del
pasado.
     Los temas de García Márquez se añaden al laberinto de su obra porque
se repiten los temas del amor contrariado, la decadencia, y el comentario
social en sus libros para crear un nexo entre los personajes, el ambiente, y el
lector.  Quizás los temas agradables y populares que García Márquez
destaca le ayudan a ser tal cuentista fantástico.

  
PROPÓSITOS

Al principio de Su Obra

    Como figura central del movimiento del realismo mágico, uno de los
propósitos más importantes para García Márquez es infundir lo mágico y lo
fantástico con elementos realistas para confundir al lector, al narrador, y a
los personajes sobre lo que es verdadero y lo que es falso.   Trata de
convencernos con descripciones específicas y detalles históricos de que la
historia que cuenta es verdadera, porque es sencillamente el propósito del
realismo mágico, y si un autor no puede hacerlo, no ha logrado desengañar
al lector.

    A veces García Márquez engaña al lector con el suspenso y la psicología


contraria, como en Del amor y otros demonios cuando los personajes que
creen que el amor es un demonio tienen más características demónicas que
los que piensan que el amor no es una cosa demónica.  La estructura
compleja de sus novelas y a veces los cuentos pequeños dentro de sus cuentos
y los temas intercambiados crean una mezcla de tiempo, lugar, y acción que
confunde al lector con el engaño del suspenso y la intratextualidad.

    El tema de la nostalgia ayuda a demostrar el propósito de recubrir el


pasado y el siglo de oro para los personajes en su obra.  Para lograr este
propósito, García Márquez muestra como los personajes llegan a ser viejos y
decrépitos en ciudades que no funcionan como en el pasado, mientras todos
piensan y esperan que estarán en los días de su juventud.  Su atención en las
descripciones de sus personajes es uno de sus mejores talentos estilísticos. 
 

RASGOS ESTILÍSTICOS

Al principio de Su Obra

    Quizás la razón por la cual García Márquez es tan renombrado con los
premiados es su habilidad de contar una historia de ficción como si fuera
verdad, y puede hacer esto fácilmente porque los rasgos increíbles de su
estilo único le ayudan a crear historias ficticias con detalles específicos y
exageraciónes mientras el argumento parece verdadero.

    Los detalles específicos que se atribuyen a los personajes parecen tan
vivos y verdaderos que el lector puede asociarse con ellos, y sabe sus
pensamientos y lo que ellos harían en ciertas situaciones.  Las descripciones
detalladas y a veces exageradas de los personajes, el ambiente, y la acción
ocurren porque son partes del realismo mágico, el aspecto más notable del
estilo de García Márquez.  Hay cosas que son actuales y realistas mientras
que parecen mágicas e imposibles a la vez, como la exageración de los 622
asuntos amorosos que Florentino Ariza tiene mientras salvando su
virginidad para su amante verdadera Fermina Daza.  Aunque cosas como el
cabello de Sierva María que mide veintidos metros, el hielo en Cien años de
soledad que parece un diamante grande al hombre, y las mariposas
amarillas que siempre siguen a los novios en Cien años de soledad parecen
muy extrañas a los lectores, los narradores, y los personajes, porque cuando
están infundidas con elementos realísticos todos pueden creer que son
verdaderas.  García Márquez, “el viento” del realismo mágico, añade hechos
innecesarios pero específicos sobre personas y lugares de la época para dar
crédito a sus novelas que solamente García Márquez puede tener.

    García Márquez cambia entre épocas dentro de una novela para
confundir al lector y mostrar la idea del eterno retorno y el tiempo circular. 
Hay escenas retrospectivas donde la obra empieza con el fin, como en Del
amor y otros demonios. Sabemos al principio que la niña ha estado muerta
hace casi doscientos años, pero luego nos cuenta de la niña cuando está viva. 
La estructura de sus novelas junto con el concepto del eterno retorno, las
descripciones verosímiles, y la exageración del realismo mágico son algunas
de las razones por las que Gabriel García Márquez puede ser llamado un
gran cuentista. 

Del amor y otros demonios


AL PRINCIPIO DE LA PÁGINA
  
    Se manifiestan los elementos más típicos del estilo, tema, y propósito de
García Márquez en su novela fantástica, Del amor y otros demonios, que
trata de la niña Sierva María y la cuestión de si ella está poseida por los
demonios o no.   Después de un mordisco de un perro rabioso, la familia de
Sierva María piensa que ella tiene una enfermedad demónica y que necesita
un exorcismo, pero el sacerdote designado Cayetano Delaura piensa de otra
manera.  Delaura piensa que la niña turbada sufre más de sus padres y la
decisión de hacer el exorcismo que sufre de la herida en el tobillo izquierdo. 
Por medio de un comentario social de la familia, una crítica de la iglesia, y la
cuestión del amor como demonio, García Márquez nos muestra que las
percepciones sobre el amor pueden ser tan diferentes y confundidas que al
final, nadie puede entender el sufrimiento verdadero de una niña
enamorada de solamente doce años.

    Sierva María llega de una familia de clase alta y rica, pero no existe
ningun forma de amor entre ella y sus padres ni entre sus padres mismos, el
marqués de Casalduero Ygnacio y su esposa segunda Bernarda Cabrera. 
Por la falta de amor con su esposo el marqués, Bernarda odia a su hija
porque ella es un producto de su matrimonio con él.  Pues durante su
juventud, Sierva María tiene que pasar todos los días con los esclavos de su
familia, y ciendo a su criado personal Dominga de Adviento y a otros con
quienes aprende música, religión, y la manera de mentir a los dueños. 
Sierva María llega a ser un producto de la cultura de los esclavos negros, y
no de sus padres, pero Dominga de Adviento “que gobernó la casa con puño
de fierro hasta la víspera de su muerte, era el enlace entre aquellos dos
mundos” (García Márquez, Del amor y otros demonios,18).  Sin este enlace,
no hay nexo entre la niña y el mundo de sus padres, y ella puede hacerse
invisible cuando anda con los esclavos.  Por las mentiras que aprende del
mundo de los esclavos, la niña confunde a todo el mundo, aun el lector, sobre
la cuestión de si ella está poseida o no.  García Márquez utiliza esta
característica de Sierva María para añadir el elemento de misterio sobre la
niña demónica. 
  
    Hay otro aspecto del comentario social que se centra más en las
diferencias y los prejuicios sociales que afectan a las decisiones sobre el
exorcismo.  Tiene que ver este comentario con el personaje de Abrenuncio,
el médico que examina a Sierva María después que recibir el mordisco del
perro rabioso.  Él es judío y portugués, y por su origen tiene una larga
historia de maldad con que la iglesia y la gente lo asocian con el diablo. 
Bernarda demuestra estos prejuicios porque “prefería morirse como estaba,
sola y desnuda, antes que poner su honra en manos de un judío agazapado”
(43).  También el  caballo de Abrenuncio que muere con cien años no es
natural, y por eso parece del diablo.  García Márquez empieza su crítica a la
iglesia aquí porque sus prejuicios sobre el médico Abrenuncio les hacen
abogar por un exorcismo innecesario.

    Se ve la actitud que García Márquez tiene sobre la iglesia de esta época
por la crítica de las monjas, el arzobispo, el convento, y todo lo que se asocia
con la religión cristiana en la novela.  Se destaca el conflicto entre la iglesia y
el gobierno con el hecho de que el poder y la riqueza de las monjas está
creciendo demasiado, y muestra esto con el poder que la iglesia se impone
sobre la familia de Sierva María y su exorcismo.  El padre de Sierva María
teme que su hija tenga un mordisco rabioso, y piensa que es necesario
ponerla en un convento para que pueda purificarse.  Se describe la parte del
convento donde encierra a Sierva María como “un pabellón solitario que
durante sesenta y ocho años sirvió de cárcel a la Inquisición, y seguía
siéndolo para clarisas descarriadas” (89).  La pobrecita tiene que quedar en
el espacio reducido de su cuarto que parece a una cárcel, sin cosas cómodas
ni mucha luz.  La única cosa que alivia su solitud y dolor es la visita del
sacerdote Cayetano Delaura, el que debe hacer el exorcismo, pero creo que
no es necesario para una niña que solamente sufre de una familia paranoica
sin amor.

    Las visitas del sacerdote comienzan el amor entre los dos, un amor
profundo que crece durante la novela y el tiempo que ella pasa en el
convento.  Este tema de una relación amorosa entre un sacerdote y alguien
que se confiesa a él se repite mucho en la obra de García Márquez.  Nadie
toma nota del amor creciente entre la niña y el sacerdote porque todos están
preocupados por la cuestión del exorcismo.  Casi todas las personas en el
convento, especialmente las monjas y el arzobispo que temen los poderes
demónicos de la niña, parecen paranoicas sobre la traición de su religión.  A
la vez, por esta crítica de la iglesia, da respeto a la religión de los esclavos,
porque no había problemas como estos cuando Sierva María estaba con
ellos.  Mientras el tiempo pasa cuando Sierva María está en el convento con
las monjas locas y el arzobispo obsesionado con el exorcismo, dos cosas
siguen ocurriendo: ella parece más y más demónica para los que no la
conocen, pero parece más y más inocente, dulce, e ingenua a Delaura, que
está enamorada de ella.

    Ambos Abrenuncio y Delaura aman a Sierva María, y por eso no creen
que necesite un exorcismo.  En realidad, Abrenuncio piensa que el
exorcismo es un demonio.  Quizás el exorcismo es uno de los “otros
demonios” del título.  Sin duda, hay un demonio que la familia y la iglesia
piensan que llega de la rabia, pero García Márquez emplea su técnica del
realismo mágico para crear una historia que sugiere muchas posibilidades
de los demonios que existen en el mundo de Sierva María.  Los demonios son
las cosas que la evitan ser feliz, o sea, cosas que provocan su dolor y soledad
que finalmente le vuelven loca y causan su muerte.  Pueden ser los
problemas de su madre Bernarda y su pasado, el exorcismo, o el amor en sí
mismo.  Estas cosas en realidad no pueden ser demonios, pero con elementos
del realismo mágico, aunque nosotros no comprendemos, García Márquez
hace ideas imposibles y mágicas como si fueran verosimiles, y tenemos que
aceptar la historia.  Presenta la posibilidad que no es el amor el que es el
demonio, sino que es la falta de amor la que es el demonio.  Los que creen
que el amor es el demonio son los que tienen características demónicas, pero
Sierva María admite a su amiga en el convento, Martina, que “Tengo
adentro un diablo” (118).  Está diciendo lo que sus padres han declarado, y
no sabemos si tiene demonio o no, pero sabemos que está poseida por algo, y
probablemente es su amor para Delaura.

    García Márquez se centra en la familia cruel de la niña, la iglesia, y el


realismo mágico que describe los demonios posibles del título hasta el fin de
la novela.  Solamente al final nos damos cuenta de que el autor nos ha
engañado, porque ahora revela que el amor inmenso entre Sierva María y
Delaura es el tema central que no ha mencionado mucho antes.  La técnica
del suspenso sirve para la cuestión sobre la posesión demónica.  En toda la
novela, García Márquez nunca contesta abiertamente a esta cuestión de que
ella está rabiosa, poseida, o ambos.  Sin embargo, logra sus propósitos de
exponer los comentarios sobre los métodos conservadores y severos de la
iglesia y una familia de clase alta que no tiene el amor que solamente
empeora su situación con el tratamiento de los demonios.  De una manera
muy irónica, García Márquez muestra que las personas sin amor en la vida
parecen más demónicas que la niña, acusada de ser poseida, y Delaura, el
que se opone al exorcismo, los únicos dos que tienen el amor veradadero. Y
después de terminar confundiendo al lector con la cuestión de los demonios,
García Márquez presenta una cuestión nueva que combina cosas mágicas
con elementos realistas para confundirnos aun más.  Concluye la novela con
el principio: la guardiana nota que “los troncos de los cabellos le brotaban
como burbujas en el cráneo rapado, y se les veía crecer” (201) hasta
veintidos metros, cuando su cuerpo es descubierto doscientos años después.

  
1.1 INFLUENCIAS IDEOLÓGICAS EN SU FORMACIÓN. El ambiente familiar, educativo, social y
cultural, en el que se desarrolló García Márquez influyó de una manera decisiva sus posturas
ideológica y política. Su admiración y reconocimiento por la contribución del abuelo materno en su
temprana formación, lo manifiesta cuando afirma: “Yo diría que la relación con mi abuelo fue el
cordón umbilical que me mantuvo unido con la realidad hasta los ocho años”.11 Situación que
permite destacar el papel protagónico que desempeña la familia, cuando estimula adecuadamente
la formación de buenos hábitos en la instrucción y educación de los hijos. Su alta estimación del
protagonismo social y cultural de la mujer, estuvo estimulada desde la infancia al manifestar “(…)
Creo que la esencia de mi ser y de pensar se la debo en realidad a las mujeres de mi familia y a las
muchas de la servidumbre que pastorearon mi infancia”.12 Por lo que logró desarrollar
sentimientos de respeto y reconocimiento, contrarios al desconocimiento de género muy
comunes para la época. El escritor reconoció la importancia y necesaria participación de las
mujeres en las transformaciones sociales “(…) Son ellas las que sostienen el mundo, mientras los
hombres lo desordenamos con nuestra brutalidad histórica”.13 Su madurez, estuvo mediada de
una manera más estrecha con su abuelo por lo que manifestó “(…) en medio de aquella tropa de
mujeres evangélicas, el abuelo era para mí la seguridad completa. Solo con él desaparecía la
zozobra y me sentía con los pies sobre la 11 Martín, Gerald. Una Vida, Reino Unido Bloomsbury
Publishing Plc. Primera edición: octubre de 2009, Impreso en Colombia, p. 73. 12 García Márquez,
Gabriel. Vivir para contarla, Editorial Diana, S.A. de C.V. México, Primera Edición: octubre de 2002,
Impreso en México, p. 86. 13 Ídem. p. 89. 17 tierra y bien establecido en la vida real”.14 Lo que
posteriormente, le permitirá un acercamiento de mayor compromiso con la sociedad, cuando tuvo
la oportunidad de ejercer el periodismo. Su paso por el bachillerato, le permitió tener una
predilección por la literatura y agradeció a su colegio por cimentar importantes bases que serán
sus derroteros. Por eso su biógrafo autorizado señala: “(…) la base que le dio en historia
colombiana y latinoamericana. Sin embargo, como no podía ser de otro modo, la literatura era su
asignatura predilecta, y estudió todo desde los griegos y romanos hasta las obras españolas y
colombianas recientes.”15 Lo cual constituye un elemento primordial en la enseñanza ya que el
conocimiento profundo de su historia, establece lazos de unión y enaltece los sentimientos de
identificación y amor de patria, que lo llevaron a no tener ningún desarraigo por su país. La
versatilidad y calidad de sus maestros le permitieron conocer, comprender e integrar el
conocimiento, no solo con una práctica educativa para adquirir diversos saberes, sino con la
convicción de poder asumir una postura política que influenciaría permanentemente en su vida. Al
referirse a algunos de sus docentes destaca: “(…) el profesor de ciencias sociales, tenía en su
cuarto una buena biblioteca política que circulaba sin malicia en las aulas de los mayores, pero
nunca entendí por qué El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado de Federico Engels
se estudiaba en las áridas tardes de economía política y no en las clases de literatura, como la
epopeya de una bella aventura (…) Tal vez estos cambalaches ideológicos contribuyeron a la mala
fama del liceo como un laboratorio de perversión política. Sin embargo, necesité media vida para
darme cuenta de que quizás fueron más bien una experiencia espontánea para espantar a los
débiles y vacunar a los fuertes contra todo género de dogmatismos”.16 Esta experiencia del liceo
fue fundamental en el sentido de fomentar el espíritu de rebeldía y el deseo de experimentar a
través de tres habilidades sus aptitudes y posibilidades: literatura, crítica de cine y periodismo17 .
14 Ídem. p. 97. 15 Martín, Gerald. Una Vida, Reino Unido Bloomsbury Publishing Plc., Edición
citada, p. 109. 16 García Márquez, Gabriel. Vivir para contarla, Ed. Cit., p. 232. 17 Según Gerald
Martín su biógrafo, García Márquez se ha dedicado “a tres pasiones culturales a lo largo de una
vida muy intensa y comprometida: sus obras de ficción (novelas y cuentos), que le ha abierto las
puertas de la posteridad; el cine (guiones, adaptaciones, producciones); y, lo que nos ocupa aquí,
su periodismo (con muchos géneros y estilos diferentes, desde crónicas hasta trabajos de
reportero investigativo, desde comentarios políticos hasta crítica de cine), en el cual ha trabajado
desde hace más de sesenta años. Y todo esto sin discutir otros entusiasmos, como su amor a la
música y a las artes plásticas”. (Gerald Martín Antología de textos periodísticos de Gabriel García
Márquez Gabo periodista. Gabriel García Márquez, periodista: una visión panorámica. Fundación
Gabriel García Márquez para el nuevo periodismo iberoamericano (FNPI), Editorial Maremágnum.
Impreso en Colombia, Primera edición, noviembre de 2012, p. 29). 18 El clima de efervescencia
que se respiraba en el liceo complementaba y sustentaba aún más su formación ideológica, ya se
percibía de alguna manera acercamiento a proyectos de los partidos políticos. Al respecto señala:
“(…) la política entró a golpes en el liceo. Nos partimos en grupos de liberales y conservadores, y
por primera vez supimos de qué lado estaba cada quién. Surgió una militancia interna, cordial y un
tanto académica al principio, que degeneró en el mismo estado de ánimo que empezaba a pudrir
al país.”18 La escuela, en ningún momento lo desvinculó con el análisis de la realidad del país y
aunque sus directrices eran contrarias a este tipo de educación y manifestaciones, profesores
como estudiantes, lograron asimilar los conocimientos de manera integral y asumir posturas
críticas, que permitieron en el escritor una fundamentación de su conciencia ideológica. El sistema
educativo nacionalista fue uno de los instrumentos principales de la transformación educativa en
la que se inspiró en 1934 el presidente Alfonso López Pumarejo declarando “la revolución en
marcha”19. Aunado a ello, en el liceo se implementó en la academia la forma de estar analizando
todas las corrientes de pensamiento, inclusive la socialista20 . Un hecho de gran significación en la
vida del Nobel lo rememoraría su madre, quien le mencionó el suceso de la matanza de los
jornaleros del banano en 1928 por parte del ejército,21 acontecimiento que quedaría en su
memoria en el entendido que el ejército, había sido el responsable de la matanza de aquellos
trabajadores y el origen de las desgracias de muchos obreros. Posteriormente, de las historias
contadas por el abuelo sumado a la experiencia de su vida, describiría sobre la matanza de las
bananeras como una de las formas en que se pretendía acallar y distorsionar la memoria histórica,
en momentos en que Colombia atravesaba por situaciones históricas complejas, que marcarían el
derrotero de toda una época de violencia, durante la segunda década del siglo XX. Para Mauricio
Archila ““Tal vez no exista en la historia del país un hecho tan doloroso y al mismo tiempo tan
sometido a los vaivenes de la ficción como lo ocurrido en la noche entre el 5 y 6 de diciembre de
1928 en Ciénaga, Magdalena (...). Las demoledoras caricaturas de Ricardo Rendón, las vehementes
denuncias de Jorge Eliécer Gaitán en el parlamento, y luego las magistrales piezas literarias de
Álvaro Cepeda Samudio (La casa grande) y Gabriel García Márquez (Cien 18 García Márquez,
Gabriel. Vivir para contarla, Ed. Cit., p. 249. 19 Martín, Gerald. Una Vida, Reino Unido Bloomsbury
Publishing Plc., Ed. Cit., p. 107. 20 Ibíd. p. 108 21 Según García Márquez durante el recorrido
realizado con su madre el 18 de febrero de 1950, cuando la acompañó desde Barranquilla hasta
Aracataca para vender la casa que era de sus abuelos, debido a la difícil situación económica por la
que atravesaban cuando llegaron a Ciénaga municipio del departamento del Magdalena cercano a
Aracataca, ella le comentó lo sucedido allí en el año de 1928. García Márquez, Gabriel. Vivir para
contarla, Ed. Cit., p. 22 19 años de soledad), junto con la perdida escultura del maestro Rodrigo
Arenas Betancourt, son lo más destacado de ese recuerdo. Pero nada de esto sobreviviría sin las
historias que aún circulan por la zona bananera. Como dijo el mismo García Márquez en 1986, “La
peligrosa memoria de nuestros pueblos [...] es una energía capaz de mover el mundo””.22 Estos
hechos quizá le permitieron consolidar su actitud de no ser indiferente, ni asumir posiciones
neutrales ante las circunstancias. En sus recuerdos de la matanza de 1928, García Márquez
consideraba que esta “(…) fue la culminación de otras anteriores, con el argumento adicional de
que los dirigentes fueron señalados como comunistas, y tal vez lo eran”23 y la cifra de muertos fue
de aproximadamente tres mil. La zona bananera se derrumbó como consecuencia de la represión
desatada después de la huelga. García Márquez fue desde sus primeros pasos en su vida
profesional como periodista, no solo un destacado intelectual, sino orgánicamente un activista
social, y esto se manifiesta en que fundó su propia institución de periodismo (Fundación Nuevo
Periodismo Iberoamericano, FNPI), además de dirigir varias revistas en diferentes épocas, fundar,
junto a otros destacados intelectuales, Alternativa en los sesenta y adquirir la revista Cambio a
finales de los noventa con el objetivo de producir en ella una significativa transformación. De las
lecturas iniciales de los clásicos de la literatura, transitó hacía los “libros de historia, psicología,
marxismo ─sobre todo Engels─, e incluso las obras de Freud y las profecías de Nostradamus”.24 En
su formación ideológica intervinieron muchos factores que le ayudaron a formarse como una
persona integral, escritor consagrado y pensador político comprometido, ya que su labor la
desempeñó con un sello auténtico de ética y responsabilidad social. Sus vínculos familiares
forjadores de una gran versatilidad para adquirir conocimiento universal, su educación mediada
por estar a la altura de los grandes cambios y acontecimientos que se presentaban en el mundo y
su formación cultural fomentaron su convicción por trabajar y contribuir como un ser político en el
desarrollo no solo del país, sino de quienes necesitan de su palabra.

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