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Test de Orientación para el abordaje de conflictos y mejoras en las

relaciones desiguales en los adolescentes

En estas últimas décadas para ninguno de nosotros es un secreto que estamos


viviendo en medio de una sociedad que experimenta elevados niveles de cambio
en distintos aspectos de la dinámica social, una sociedad en la que nuestros
protagonistas en la edad escolar son los que sobresalen, día a día, en casa o en
las aulas, de los centros educativos ya sea por sus capacidades de análisis y
visión distinta del mundo que los rodea.

A pesar de tantos esfuerzos por lograr ese clima agradable, nuestra educación en
sus distintos niveles y modalidades, presentan diversos problemas. Uno de ellos
es la violencia, la debilidad comunicacional que manifiestan los estudiantes dentro
y fuera de la escuela, en las aulas de clase.

La violencia es un fenómeno que se ha convertido en un grave problema para la


sociedad, porque no solamente está presente en la escuela, sino también, en los
hogares, sitios de trabajo, en las relaciones interpersonales entre otras.
Atendiendo el ámbito educativo, se puede decir, que son las instituciones
educativas, las que comúnmente enfrentan esta problemática, que por lo general
se escapa de las manos de los docentes y en muchos de los casos acarrea serias
consecuencias tales como: abandono de la escuela por parte de los niños, niñas y
adolescentes; y obstaculización de la función del docente ante tanta violencia.

Así entonces, los conflictos se presentan con una doble cara; en una de las caras
se reflejan las emociones, relaciones, los destructivos y en la otra cara una
catarata de oportunidades creatividad, estímulos, desarrollo personal. Dicho de
otro modo, el conflicto, que es inherente a todo agrupamiento humano, puede
orientar y conducir hacia una comunicación más abierta, hacia soluciones más
dialogantes y creativas a la mejora en general de las relaciones personales.

En otras palabras, la misión será la de formar un estudiante que permita crear,


consolidar hábitos y valores para la convivencia, que desarrolle actitudes para el
trabajo efectivo y, por último, que se adapte de manera exitosa a las exigencias de
una sociedad cambiante y productiva. Se exige también una innovación en el
pensamiento y actitud, para desarrollar su participación, auto confianza,
responsabilidad, compromiso y creatividad.

De allí la importancia de un proceso orientador por parte de las instituciones


educativas, conjuntamente con la participación de la familia que se oriente al
fortalecimiento de la buena convivencia a través del fortalecimiento de valores
como la honestidad, cooperación, colaboración, amor, justicia, equidad y paz, con
el propósito de minimizar los aspectos violentos que incidan negativamente en la
formación de un ciudadano ejemplar.

Estas consideraciones llevan a proponer una Guía didáctica que aporte a los
afectados una forma de enfrentar las situaciones del aula, enfrentar la
incompatibilidad de intereses entre dos o más personas en una experiencia
constructiva con oportunidad de aprendizaje para la vida, lleva consigo
aprendizajes que permita abordar situaciones que le genere dolor o molestia con
otra persona sin recurrir a la agresión ni a la sumisión, y como evitarlas en el
futuro.

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