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Thompson, Andrés. "THINK TANKS" EN LA ARGENTINA.

Conocimiento, instituciones y
política. CEDES, Buenos Aires, Argentina. Julio de 1994. p. 61.
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"THINK TANKS" EN LA ARGENTINA

Conocimiento, instituciones y política

Andrés Thompson

CEDES
Centro de Estudios de Estado y Sociedad

Julio 1994
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INDICE

I. INTRODUCCION

II. EL MARCO DE ANALISIS


1. Generación de conocimiento y toma de decisiones
2. Técnicos-académicos y políticas públicas en Argentina

III. IDENTIFICANDO EL UNIVERSO


1. Qué es un "think tank"?
2. Los modelos institucionales
3. Las variables de análisis

IV. LOS CENTROS ACADEMICOS PRIVADOS


1. Orígenes: universidad y política
2. Situación actual: democratización, crisis y reconversión

V. LAS FUNDACIONES POLITICAS


1. Los motivos fundacionales: prestigio, dinero e ideas
2. Los propósitos y las prácticas
3. Financiamiento: lo público y lo privado en cuestión

VI. UNIVERSIDADES PRIVADAS


1. Antecedentes
2. Perfil actual

VII. ORGANIZACIONES NO GUBERNAMENTALES DE ABOGACIA

VIII. CONCLUSIONES

IX. BIBLIOGRAFIA
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I. INTRODUCCION

El conocimiento, la educación, la investigación y el acceso a la información han


sido señaladas como actividades estratégicas esenciales para la competitividad
internacional en prácticamente todas las agendas del desarrollo mundial (CEPAL, BID,
Banco Mundial, organismos de Naciones Unidas).

La capacidad potencial de los países y regiones para insertarse exitosamente en la


"aldea global" suele ser evaluada, en gran medida, por las inversiones privadas y públicas
que se realizan en esos campos, y por la solidez de sus instituciones. Los rápidos
procesos de reconversión, ajuste y modernización que tienen lugar en los países en
desarrollo van generalmente acompañados por transformaciones más rápidas aún en sus
sistemas de información, comunicación, educación e investigación.

En Argentina, el proceso de democratización ha contribuido a poner de relevancia


estos temas. Más precisamente, la revitalización de las instituciones democráticas y el
regular juego electoral han servido de estímulo para un desarrollo mayor de instituciones
no-gubernamentales dedicadas a la investigación, la elaboración de programas y
proyectos, el intercambio de ideas y la difusión del conocimiento. A pesar de que su
denominación es originaria de los Estados Unidos, estos "think tanks" o usinas de
pensamiento son también una realidad incontrastable en la Argentina. Todo político o
funcionario con aspiraciones, todo tomador de decisiones de alto rango, cuenta con un
"think tank" detrás que lo provee de ideas, lo asesora en propuestas, lo conecta con las
corrientes de pensamiento internacional o lo apoya con datos e información en el debate
político. Aunque este no es un fenómeno exclusivo de la Argentina, adopta aquí rasgos
peculiares derivados de la tradición de vinculación de los técnicos y académicos con la
política y del propio funcionamiento del sistema nacional de ciencia y tecnología.

Este informe es el resultado de un estudio exploratorio sobre los "think tanks" en la


Argentina realizado por un equipo del Centro de Estudios de Estado y Sociedad
(CEDES). Además de esta introducción se discute, en primer lugar, el marco general
interpretativo del fenómeno bajo estudio. Seguidamente, se analiza la conceptualización
de los "think tanks" para el caso argentino, así como algunos criterios utilizados para la
identificación del universo institucional, y las variables principales para su análisis. Luego
se describen y analizan los principales sub-grupos institucionales de "think tanks", para
finalmente concluir con algunas ideas generales sobre su papel en Argentina.
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II. EL MARCO DE ANALISIS

1. Generación de conocimiento y toma de decisiones

La pregunta principal que guía este estudio es la de tratar de entender la


vinculación existente entre la investigación y la producción de conocimiento con las
decisiones de política, en su sentido más amplio. Se trata, sobre todo, de analizar las
instituciones que se dedican a tales actividades y el impacto que estas tienen en el
proceso de toma de decisiones. Corresponde, por lo tanto, una primera advertencia sobre
los resultados de la indagación. Los mecanismos y procesos mediante los cuales se
procesan las decisiones políticas no son lineales, ni directos, ni observables desde una
perspectiva causa-efecto. En ellos juegan múltiples actores y diferentes visiones en
variados espacios de negociación. Ni aún en el caso de los "think tanks" más vinculados a
los partidos o funcionarios de gobierno es posible afirmar que hay una correlación directa
entre el resultado de una investigación y una política en particular.

Un reciente trabajo del sociólogo chileno José Joaquín Brunner -al que nos
referiremos de aquí en adelante- brinda el marco apropiado para entender la complejidad
existente entre el papel de los investigadores y las decisiones de políticas (Brunner,
1993). Según dicho autor, puede postularse la existencia de dos paradigmas con respecto
al papel que cumplen los investigadores sociales -como productores de conocimiento- en
los procesos de decisión pública.

El primero, a partir de un acto de fe en las ciencias, sostiene una actitud favorable


a la ingeniería política y social. El papel de los investigadores sociales sería el de
proporcionar los conocimientos e instrumentos necesarios para racionalizar los procesos
de decisión y coordinación, favoreciendo las políticas como medio para coordinar
sistemas complejos. Consecuentemente, este modelo valora también el papel de los
órganos decisores y ejecutores del Estado.

El segundo es escéptico a estas pretensiones. Sostiene la idea de la


autorregulación de la sociedad, a partir de la existencia de contextos interactivos donde
participan diversos agentes dotados de información parcial y conocimientos locales -entre
los que se encuentra, como uno más, el producido por las ciencias sociales. La coordi-
nación de sistemas complejos, entonces, no buscaría racionalizar procesos decisorios,
sino permitir que los distintos agentes participantes estén en condiciones de indagar por
su propia cuenta en un proceso abierto que lleva a mutuos ajustes y arreglos, y a producir
cambios no previstos ("muddling through", o el "embarramiento" de los procesos
decisorios).

Desde un punto de vista microsociológico, el primer modelo describe una


trayectoria convergente entre la investigación social y la toma de decisiones, por la cual la
primera funda a las segundas. La expectativa es que la investigación proporcione
evidencia empírica, clarifique la situación y reduzca la incertidumbre en que debe tomarse
una decisión para resolver un problema.
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Según los estudios disponibles, estas expectativas sobrepasan la efectividad


empíricamente constatable. Para que ocurra la aplicación directa que este modelo
propone, se requiere un conjunto extraordinario de circunstancias que difícilmente ocurren
en la práctica: una situación definida; un conjunto de actores con responsabilidad y
jurisdicción para hacer la decisión; un problema cuya solución dependa de una mayor
información; una investigación que provea información adecuada a las circunstancias, con
resultados no ambiguos, sólidamente fundados, que lleguen oportunamente a los
decisores, que sean comprensibles y comprendidos y que no entren en conflicto con
intereses políticos fuertes.

El segundo modelo, en cambio, parte de la existencia de una variedad de "arenas


de decisión". La utilización de resultados de la investigación social -cuando se produce-
ocurre en estas "arenas", saturadas de conocimientos locales, informaciones parciales y
capital de prácticas acumuladas, que impulsan los agentes al poner en acción diversas
estrategias. En este contexto, el conocimiento "científico-social" puede llegar a incidir en
la toma de decisiones, limitadamente, al entrar en competencia o imbricarse con el
conocimiento local provisto por los agentes participantes.

La afirmación hasta aquí implícita -de que no existe la pretendida convergencia


entre investigación social y procesos de decisión- pareciera oponerse a la percepción que
los propios investigadores tienen de su trabajo y del uso que reciben los resultados de sus
investigaciones. Esto puede en una investigación realizada en Chile y que implica a
investigadores en educación y decisores en el ámbito del Ministerio de Educación. Los
primeros, a la vez de contestar positivamente acerca de la utilización de sus investigacio-
nes, declararon que muchos decisores no tomaban en cuenta investigaciones que no
coincidían con sus posiciones políticas, que las decisiones se basan más en
conveniencias políticas que en resultados de investigaciones, y que la gran mayoría de
los investigadores desconoce la necesidad de información de las autoridades. A partir de
las respuestas de los segundos, se concluyó en la modestia del uso efectivo de
resultados de investigación, justificada de varias maneras: la falta de equipos estables, la
tendencia de la investigación a autoalimentarse de investigaciones similares, la ausencia
de investigaciones pertinentes, la falta de resultados a la hora de usarlos.

Cuando esta escasa utilización es reconocida, suele adjudicarse a desajustes en el


sistema triangular de utilización de conocimientos: el modo de producción, la difusión y la
recepción o utilización. Con respecto al primero, se ha insistido en la necesidad de
orientar la investigación más nítidamente a las políticas públicas, o de focalizarla hacia
grupos seleccionados. Esto supone el modelo de convergencia, sosteniendo
implícitamente la premisa de que el conocimiento puede ser aplicado directamente a la
solución de problemas mediante un efectivo diseño y orientación en su producción.

En la propuesta del mejoramiento de la difusión, entendida como el medio de


facilitar el flujo de conocimiento desde los productores hasta los usuarios, subyace la idea
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de lograr una trayectoria relativamente simple y directa de convergencia entre los
conocimientos y la toma de decisiones. Con respecto a la utilización, finalmente, las
discusiones giran en torno al conocimiento como representación, como bien simbólico
que busca comunicarse y obtener reconocimiento al interior de la comunidad disciplinaria;
soslayándose el aspecto del conocimiento como destreza que permite a su poseedor una
práctica específica.

En los hechos, el conocimiento que poseen los investigadores sociales se


diversifica aceleradamente, al mismo tiempo que empieza a ser instrumentalizado por una
variedad de agentes que difícilmente se acomodan a la descripción tradicional de
investigador social. Para describir estos cambios Brunner apela a la categoría de
"servicios analítico-simbólicos" desarrollada por Robert Reich. Esta comprende el
conjunto de actividades que tienen que ver con la identificación, la solución y el arbitraje
de problemas materiales mediante la manipulación de conocimiento, que serían llevadas
a cabo por un heterogéneo grupo de personas que usualmente se llaman a sí mismos
científicos (Reich, 1992).

El tipo de trabajo que desarrollan tiene tres características: manipulan símbolos


para lo cual emplean instrumentos analíticos aguzados por la experiencia; sus ingresos
no están ligados al tiempo de trabajo sino a la calidad, originalidad e inteligencia de lo que
producen; sus carreras profesionales no son lineales sino que dependen de su capacidad
de trabajo, prestigio acumulado y participación en redes.

Podría incluirse a los investigadores sociales en esta emergente categoría de


analistas simbólicos. A su antiguo rol de producción de conocimiento para ser usado por
terceros se le están demandando cambios que implican la disposición de producir,
transportar, usar y aplicar conocimientos para la identificación, resolución y arbitraje de
problemas. Todo ocurre como si la distancia entre la producción de conocimientos y su
utilización se estuviese comprimiendo, y como si la importancia del lado práctico del
conocimiento aumentase en detrimento de la cara representacional.

Así, se abren nuevos dominios alternativos a los departamentos universitarios o


centros académicos, donde los analistas simbólicos pueden cumplir sus funciones: think
tanks, oficinas consultoras privadas, grupos de asesoría legislativa, ciertos organismos
internacionales, y en general, redes de analistas simbólicos cuyos miembros se conectan
sueltamente con la estructura de oportunidades que ofrece el mercado en expansión para
los servicios de manipulación de conocimientos. El viejo esquema triangular de
producción, difusión y utilización da paso ahora a un sistema que se asemeja cada vez
más a un contexto de mercado dentro del cual se organizan los servicios desarrollados
por los analistas simbólicos. La investigación, entonces, pasa a integrarse como un
componente más dentro de una noción de servicio que, sin embargo, la desborda,
especialmente en la dirección de lo que Brunner llama "prácticas de análisis simbólico
aplicado".
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Uno de los argumentos en contra de este proceso de cambio, formulado por los
investigadores sociales a partir de las dificultades en la financiación, sostiene que bajo la
presión de los reacomodos del mercado del análisis simbólico, el tiempo para investigar
seriamente se reduce, y la investigación comienza a concebirse como acción contra
demanda, de escaso contenido teórico y sujeta a una agenda de problemas que no serían
los más significativos desde el punto de vista interno al campo de investigación. Como
efecto de esto, se teme que la investigación pierda su carácter crítico.

Sin embargo, el autor citado observa que junto con el estancamiento de las vías
tradicionales de asignación de recursos, se da una multiplicación de demandas públicas y
privadas de servicios prestados por los analistas sociales en nuevos campos, ligados al
desarrollo organizacional, la planificación estratégica, el diseño de sistemas, la formación
y reorientación de recursos humanos, el marketing y la publicidad, la subcontratación de
funciones públicas, la evaluación de productos y conocimientos, etc.

Bajo estas nuevas condiciones, parece como si "la investigación social siguiera
operando al ritmo dictado por la máquina a vapor, mientras a su alrededor los
conocimientos y la información se desplazan a la velocidad de las señales electrónicas".
Se sigue pensando con los viejos parámetros de organización del campo de la
investigación social, cuando muchas veces, más importante que generar lo que suele
llamarse "nuevos conocimientos" -que en nuestros dominios frecuentemente no son tales
sino variaciones sobre el conocimiento dado- es tener la capacidad en el país para
aprovechar efectivamente los conocimientos disponibles. Este "aprovechamiento" suele
ser tan complejo y apasionante, que puede dar lugar a verdaderos "descubrimientos".

Tampoco resulta clara -resalta Brunner- la preocupación acerca del aumento de la


importancia del aspecto práctico en detrimento de la teoría. La tajante separación entre
producción de conocimiento como representaciones ideales, y su puesta en acto
mediante la incorporación de ideas nuevas y nuevas prácticas en los procesos sociales y
políticos tiende a debilitarse y se transforma en un continuo. Con respecto al temor por la
pérdida del carácter crítico de la investigación social, podría arguirse que justamente lo
que se propone es una actividad íntimamente comprometida con la transformación del
mundo social a través de la manipulación del conocimiento. La crítica está llamada ahora
a encarnarse en esas prácticas propias del analista simbólico.

En suma, concluye Brunner, parece haber llegado el momento en que el


conocimiento deja de ser el dominio exclusivo de los intelectuales y sus herederos más
especializados -investigadores y tecnócratas- para convertirse en un medio común a
través del cual las sociedades se organizan, cambian y adaptan. Pareciera que es en las
instituciones que aquí llamamos genéricamente "think tanks" -y particularmente en el sub-
grupo de los centros académicos privados- donde esa adaptación se produce con mayor
celeridad.
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2. Técnicos-académicos y políticas públicas en Argentina

Evidentemente, tanto la definición de lo que es un "think tank" como el análisis de


sus diversas modalidades institucionales y ámbitos de acción nos remite a la temática
más general de la vinculación entre la tarea de los técnicos y académicos con la toma de
decisiones gubernamentales y la formulación de políticas públicas en la Argentina.
Partiendo de las consideraciones del punto precedente, se tratarán aquí muy
sintéticamente las tendencias generales que vinculan a las ciencias sociales con la
política y las políticas en Argentina.

Según algunos analistas, el campo de las ciencias sociales argentinas sufrió un


proceso paralelo de estructuración hacia adentro y desestructuración hacia afuera. Vale
decir que en la medida que las principales disciplinas de las ciencias sociales (sociología,
ciencia política, economía) fueron consolidándose como campo especializado de
investigación y docencia, sus protagonistas fueron a la vez distanciandose en sus
relaciones con la sociedad y el estado. La función de los investigadores de las ciencias
sociales en la política argentina y en los procesos de toma de decisiones
gubernamentales ha estado siempre teñida por un aire de desconfianza y por falta de
reglas claras en cuanto a su participación o incorporación al campo de la política. La falta
de espacios de elaboración de pensamiento y generación de conocimiento en el ámbito
del Estado tuvo su correlato en la escasa absorción de intelectuales en las organizaciones
de la sociedad civil. (Brunner,1987; Debates, 1985)

La inestabilidad política del país en las últimas décadas tuvo también su expresión
en las universidades nacionales, las que fueron intervenidas frecuentemente. Directa o
indirectamente, ello resultó en un proceso de expulsión y de reducción de espacios para
la labor de los científicos sociales en la universidad, impulsando el desarrollo de espacios
alternativos que gozaran de mayor libertad académica y autonomía de la política. Pero
inevitablemente, esta respuesta de algunos sectores del campo intelectual fue
acompañada por una creciente percepción de fragilidad y de creciente falta de
legitimación frente al conjunto de la sociedad. Podría aventurarse, en tal sentido, que
existieron falencias desde ambos campos: los cientistas sociales no supieron (o no
quisieron) participar directamente en la vida política institucional aportando de manera
novedosa sus conocimientos y los políticos (y los militares) no creyeron necesario su
aporte para el ejercicio de sus funciones de gobierno. Los ejemplos donde se produjo esta
conjunción fueron escasos y, en todo caso, no vincularon a las instituciones de
investigación sino que fueron el resultado de iniciativas individuales.

La labor académica que se fue desarrollando por fuera de las universidades fue así
conformando una generación de intelectuales que paralelamente a la generación de ideas
-cada vez más ligadas a los grandes debates internacionales, pero excluida de participar
activamente en la elaboración de políticas- asumió un papel de constructora institucional.

Por diversos motivos, el modelo institucional más extendido adoptado fue el de la


creación de centros de investigación privados. Si bien este proceso de creación
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institucional tiene su pico durante la década del 60, la organización del trabajo en centros
relativamente complejos en lo que hace a información, publicaciones, documentación,
relaciones con el campo académico internacional, etc., estaban presentes desde la
fundación por Gino Germani en 1958 del Instituto de Sociología.

Los largos años de autoritarismo y de decadencia del sistema universitario


nacional contribuyeron a reforzar esta tendencia durante la década del 70, no tanto a
través de la creación de nuevos centros sino mediante la expansión y fortalecimiento de
los creados en los 60. La única excepción serían las instituciones dedicadas
fundamentalmente al análisis y la investigación económica que se crearon y desarrollaron
durante el gobierno militar (1976-1983). Será recién a partir de comienzos de los 80
donde se desarrollarán otras modalidades institucionales que vincularán de forma
novedosa a los técnicos con la política, como ser el caso de las fundaciones políticas, y
en menor medida las universidades privadas y las organizaciones no-gubernamentales de
abogacía.

Frente a un pasado signado por el poder y la influencia de las grandes


corporaciones en las decisiones gubernamentales, el retorno a un régimen constitucional
de gobierno ha permitido abrir nuevos espacios de democratización en los procesos de
toma de decisiones, generando tanto la creación de nuevas instituciones como el
aggiornamento de otras. Observar esta dinámica en los últimos años y sus tendencias
generales, más que detectar quién influencia a quién -tarea imposible, por otra parte- es
el propósito de este trabajo.

III. IDENTIFICANDO EL UNIVERSO

1. Qué es un "think tank"?

Partiendo del trasfondo de la relación entre los técnicos, la política y las políticas en
la Argentina, procedamos entonces a concentrarnos en la identificación y caracterización
del objeto específico de este estudio: los "think tanks".

La propia conceptualización del fenómeno a estudiar resulta en principio algo


ambigua. Se trata de un término relativamente novedoso, surgido en un contexto como el
de Estados Unidos donde los mecanismos institucionales democráticos han sido de una
permanencia y arraigo de larga data, y donde la institucionalidad no-gubernamental, no
lucrativa, es sumamente extendida, abarcando prácticamente todo el amplio espectro de
problemáticas sociales y humanas. Dada dicha complejidad institucional, la
especialización en determinadas tareas o actividades se ha desarrollado prácticamente
sin límites. Por la dimensión que han alcanzado las "nonprofits" (entidades sin fines de
lucro) suele llamarse a este conjunto de instituciones como el "Tercer Sector" y, a los think
tanks en particular, como un "gobierno en las sombras" (shadow government). Otros, más
escépticos,sugieren que los "think tanks" puede ser definidos como "un arreglo mediante
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el cual millones de dólares son extraídos de las cuentas de empresas, el gobierno y los
ricos excéntricos para ser dados a investigadores que gastan gran parte de su tiempo
compitiendo para que sus nombres salgan impresos" (Kelley, 1988).

Algunos analistas (Dickson, 1981) señalan que el origen de los "think tanks" puede
ubicarse durante la Segunda Guerra mundial cuando la marina británica inició una
investigación sobre las funciones del personal en los barcos de guerra y en la descripción
de funciones se encontró que había un "cuidador de caballos". Ello revelaba que la
descripción de funciones en los barcos no había sido modificada en años, por lo que se
procedió a investigar el conjunto de la estrategia de guerra británica con el fin de producir
modificaciones inmediatas. Puede decirse que de esa experiencia surge la idea de
"operations research", como manera de poner en práctica investigaciones directamente
relacionadas con la formulación de políticas estratégicas, en este caso para la guerra.

Rápidamente, los Estados Unidos aplican la idea en 1945 conformando un grupo


de ingenieros y científicos civiles para desarrollar tecnologías para la guerra. El
comandante en jefe de la Fuerza Aérea logra la aprobación de un contrato con la Douglas
Aircraft Company y, de conjunto, forman un grupo estable de investigación llamado RAND
(sigla proveniente de Research ANd Development), asignándole un presupuesto inicial de
US$ 10 millones. Debido a diferentes presiones, finalmente la RAND se separa de ambas
instituciones y se conforma la RAND Corporation como entidad independiente, recibiendo
en 1948 su primer subsidio de US$ 100.000 de la naciente Ford Foundation. Entre los
criterios que llevaron a la decisión de la independencia figuraron la conveniencia de
contar con una institución autónoma por problemas de seguridad y la mayor facilidad y
ductilidad para armar equipos interdisciplinarios que en las universidades tradicionales. La
RAND Corporation sería desde allí en más el ejemplo para los "think tanks" que la
sucedieron, en cuanto modelo de organización con propósitos específicos de influir la
formulación de políticas y de cumplir un papel de "brokers" de tecnología.

El sentido general de los "think tanks" es el de ligar el conocimiento con el poder y


a la ciencia y la técnica con la elaboración de políticas. Algunas de sus características
principales son: 1) utilizan metodologías científicas pero no se limitan a temas científicos;
2) son multidisciplinarios; 3) establecen fuertes lazos más allá de la comunidad científica;
4) poseen un amplio grado de libertad en la definición del problema y en la elaboración de
recomendaciones; 5) se preocupan por una variedad de problemas de amplio interés o
por las implicancias más amplias de una sola problemática, 6) marcan el ritmo de
investigación para el resto de la comunidad investigativa. (Dickson, 1981).

En el campo específico de la política, los "think tanks" en Estados Unidos se han


desarrollado estrechamente vinculados a las actividades de los partidos políticos. En ellos
se fabrican nuevas ideas, modelos y marcos estratégicos, que aunque no son
estrictamente partidarios reconocen más afinidad con un partido que con otro. El
American Enterprise Institute for Public Policy Research, la Hoover Institution for War,
Revolution and Peace , así como la Heritage Foundation, son más bien afines a los
republicanos, mientras que instituciones como el Brookings Institution se identifican más
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con las ideas demócratas. Un poco más a la izquierda se encuentran el Cato Institute y el
Institute for Policy Studies. Por otra parte, cada una de las agrupaciones políticas
mayoritarias tiene un instituto que, financiado con fondos del Congreso, se dedica a
elaborar propuestas y estrategias partidarias, más allá del eventual apoyo científico que
pueda brindarle a uno u otro partido instituciones de investigación abocadas a cuestiones
más específicas (Weaver, 1989). Los principales "think tanks" norteamericanos y el
volumen de recursos que manejan puede observarse en el Cuadro 1.

CUADRO 1
Think tanks norteamericanos, según tamaño
(1987)
(miles de dólares)
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Rand Corporation 77,693
Brookings Institution 14,940
Heritage Foundation 14,300
Hoover Institution 13,900
Urban Institute 13,900
American Enterprise Institute 9,087
Center for Strategic and International Studies 8,576
Hudson Institute 4,943
Resources for the Future 4,485
Cato Institute 2,161
Institute for Policy Studies 2,100
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Fuente: Weaver, 1989

El caso alemán, si se quiere, muestra un ejemplo más claro de identificación entre


"think tanks" y partidos políticos. Así, es posible encontrar una relación directa entre los
social-demócratas y la Fundación Friedrich Ebert, los liberales y la Fundación Friedrich
Naumann, los demócrata-cristianos y la Fundación Konrad Adenauer, la Hans Seibel y el
partido Socialcristiano de Baviera y, más recientemente, la Heinrich Boll vinculada al
partido Verde. Cada una de estas instituciones, aún siendo autónomas, son financiadas
con recursos públicos proporcionales al apoyo electoral del respectivo partido. El accionar
de estas fundaciones se ha expandido también más allá de las fronteras germanas,
teniendo las tres primeras, por ejemplo, una representación estable en la Argentina (Taller
de Cooperación al Desarrollo, 1989). De tal manera, Alemania ha podido, en
relativamente muy corto tiempo, penetrar profundamente en las estructuras decisorias
políticas de los países receptores de ayuda para el desarrollo a través de dichas
fundaciones.
12
Una estructura similar pareciera gestarse también en España, encontrando allí
como núcleo más activo a la Fundación Pablo Iglesias, con mucho peso en la renovación
teórica del socialismo español.

Esta relación entre instituciones privadas generadoras de ideas políticas


estratégicas y determinados partidos políticos no ha sido común en América Latina, o por
lo menos no ha tenido la relación directa como en los países anteriormente mencionados.
Menos aún se ha dado el caso de que estas reciban un fuerte financiamiento estatal. El
caso chileno, por ejemplo, donde esta cuestión ha sido analizada recientemente, presenta
un cuadro de una vinculación mucho más laxa entre los centros de producción de
conocimiento y los actores políticos, restringiéndose prácticamente a la actividad de los
centros académicos privados similares a los de Argentina (Feinberg, 1989).

Frente a esta baja correlatividad entre centros de generación de conocimiento y


decisores políticos característica de la Argentina, parece necesario construir un modelo
basado en las propias características del desarrollo nacional. Dado que la palabra "think
tanks" remite a la idea de tanques o usinas de pensamiento que trascienden las fronteras
del conocimiento en sí mismo y se proyectan a ámbitos de decisión política o económica,
una primer pregunta que surge es acerca de la definición de dichos espacios. En otras
palabras, estamos hablando sólo de instituciones que producen conocimiento o existen
otros espacios que con menor formalidad o grado de institucionalidad (y por ende de
reglas de funcionamiento) cumplen la función de "think tanks"?

En el supuesto de que no nos remitamos solamente a instituciones formales, de


que otros espacios estamos hablando?; y si abordamos solamente las instituciones con
un cierto grado de formalidad, existe uno sólo o varios modelos para los "think tanks"?.
Comenzar por clarificar esta cuestión parece ser el punto de partida necesario para este
estudio.

En principio, podría decirse que los lugares donde se genera conocimiento


orientado hacia la formulación y análisis de políticas no están, en nuestro país, limitados a
algunas instituciones más o menos conocidas o reconocidas. Podría aventurarse que
varios medios de comunicación funcionan como verdaderos promotores de ideas y que su
influencia, aún a pesar de cierta "liviandad" científico-académica, suele ser mucho mayor
que la del pensamiento académico riguroso. En tal sentido, vale la pregunta acerca de
quién ha tenido mayor influencia en el desarrollo de un pensamiento favorable al
desarrollo de economías de libre mercado en la Argentina contemporánea: el programa
televisivo "Tiempo Nuevo" conducido por Bernardo Neustadt o el ya viejo Instituto de
Economía Social de Mercado conducido por Alvaro Alsogaray?. De la misma manera: los
estudios sobre las empresas del sector público desarrollados durante años en algunos
centros académicos privados sirvieron de guía para la implementación del proceso de
privatizaciones o las decisiones tomadas se vincularon más a la necesidad de reducir el
deficit fiscal, idea fuertemente impulsada por las centrales empresarias?
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En la mayoría de los casos, no parece haber respuestas ciertas a tales preguntas
ni una correlación directa entre la generación de conocimiento, la elaboración de políticas
y la toma de decisiones. Las preguntas presentadas arriba apuntan más bien a señalar la
complejidad del tema por sobre las respuestas fáciles. Aunque en el imaginario social, y
también frecuentemente en la mentalidad de los políticos, tales ideas se asocian con
tales instituciones, el proceso de toma de decisiones políticas, sociales y económicas
recorre caminos no siempre identificables. Un paper académico, una revista, un programa
televisivo, una prolongada investigación, una encuesta de opinión, la incorporación de una
persona clave en un gabinete o bien las sugerencias de algún organismo internacional
pueden producir tomas de decisiones o formulación de políticas que no siempre se
corresponden con las opciones racionalmente más provechosas, eficientes o justas.

2. Los modelos institucionales

Partimos entonces por realizar una primer delimitación del campo de análisis.
Dadas las limitaciones de este estudio, que no permiten realizar un seguimiento
exhaustivo de ámbitos informales de influencia política, nos centraremos en el análisis de
aquellas instituciones con mayor grado de formalidad y permanencia y cuyos productos
son claramente identificables en términos de aportes al conocimiento necesario para la
toma de decisiones políticas. Sin negar el peso que puedan tener algunos programas
televisivos o encuestas en volcar la opinión de la ciudadanía hacia una u otra esfera de
decisiones, dejaremos de lado tales "espacios" en la medida que su análisis requeriría un
estudio más focalizado.

Aunque para el caso argentino no puedan aplicarse directamente estas categorías,


algunos estudiosos norteamericanos han tratado de establecer tipologías de "think tanks"
en Estados Unidos a las que haremos referencia. Dickson (1981) señala cinco tipos
diferentes:

1) los contratistas del gobierno federal, que en general han sido creados por el
propio gobierno y que proponen alternativas de políticas de corto plazo;

2) los creados por el gobierno para el planeamiento a largo plazo y el estudio de


alternativas futuras;

3) las organizaciones no-gubernamentales independientes o afiliadas a


universidades y que se dedican a las ciencias naturales y sociales;

4) las organizaciones con fines lucrativos (consultoras privadas que "piensan por
un honorario");

5) los verdaderamente independientes, autónomos y sin fines de lucro y que


reciben aportes individuales y privados.
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Cuáles son entonces las instituciones cuya producción académica, sus estudios e
investigaciones, tienen o han tenido alguna influencia en la formulación de políticas
públicas y en el accionar gubernamental en Argentina?

Para su identificación hemos comenzado por la consulta de diversos directorios y


guías, estudios parciales realizados en distintos ámbitos, bases de datos especializadas,
archivos de prensa e informantes clave. Esta recorrida nos ha permitido identificar cuatro
sub-grupos institucionales, claramente diferenciados entre sí aunque con lazos
comunicantes:

a) Los centros académicos privados: Compuesto por más de una treintena de


instituciones de investigación y estudios de carácter claramente académico. Estos
centros han sido objeto de varios análisis académicos ya que se encuadran en el
proceso de ampliación del mercado de las ciencias sociales en la región. Dentro de
este grupo, aún cuando sus propósitos sean un tanto diferentes, incluimos a otros
centros de investigación orientados a la producción de conocimiento específico,
generalmente con implicancias en el campo de la economía, fundados o
promovidos por las cámaras empresariales o confederaciones de empresarios.

b) Las fundaciones políticas: Sub-grupo conformado por otra veintena de


instituciones, generalmente fundaciones, que responden a un líder o a una
corriente de algún partido político en particular.

c) Las universidades privadas: Instituciones de educación superior que, aunque


con escasa actividad investigativa, sirven de espacio para el debate de ideas y la
formación de cuadros dirigentes para el ámbito político y económico. Estas pueden
ser de carácter laico o confesional.

d) Organizaciones no-gubernamentales de abogacía: Sub-conjunto de reducido


tamaño, pero en proceso de expansión, que centra sus actividades en la
promoción de derechos específicos, el control de las acciones del estado y en la
canalización de la demanda cívica. Se incluyen aquí también aquellas fundaciones,
formadas por la iniciativa de algún dirigente político o empresario, que sin
responder directamente a un partido o tendencia política adopta, por sus posturas
frente a la opinión pública, posiciones claramente políticas.

Aunque toda tentativa de clasificar una realidad -en este caso institucional- peca de
algún grado de arbitrariedad, la clasificación propuesta creemos que responde a los
principales grupos de instituciones que tienen cierta permanencia, que desarrollan algún
conjunto coherente de ideas que influyen las decisiones políticas y que actúan sin
propósitos de lucro (al menos declarado). Hemos excluido deliberadamente de nuestro
análisis a entidades del tipo de las consultoras técnicas y de opinión pública, las que,
aunque no siempre destacables por la calidad del conocimiento generado, proveen de
información actualizada a los partidos, al gobierno y a los decisores económicos sobre
15
tendencias en el pensamiento de la opinión pública. Una clara diferencia con respecto al
resto de los sub-grupos radica en los propósitos de lucro que persiguen las consultoras, a
diferencia del carácter sin fines lucrativo del resto (generalmente, asociaciones civiles no
lucrativas o fundaciones). Igualmente, hemos dejado fuera del universo de análisis a otros
"espacios culturales" del tipo CAyC (Centro de Arte y Comunicación, dirigido por Jorge
Glusberg), los que si bien se mueven en los intersticios del poder, son también
generalmente guiados por propósitos de lucro y no poseen un capital de conocimiento
científico como para ser considerado en cuanto "think tank". O bien, instituciones nuevas
como la Academia del Sur (dirigida por Blanca I. Alvarez de Toledo) cuyo perfil, propósitos
y relevancia aún no aparecen muy definidos y cuya identificación con empresas
comerciales (en este caso, el diario La Nación) es, por lo menos, ambigua.

Cada uno de estos cuatro sub-conjuntos se especializan en una actividad en


particular, pero suelen incorporar también algunas de las actividades en las cuales se
especializan los otros, bien de manera directa o a través de sub-contrataciones. Así, una
organización no-gubernamental de abogacía puede encarar una investigación que brinde
sustento a una acción particular, así como una fundación política puede contratar una
encuesta de opinión para percibir las tendencias del electorado. Estas interconexiones
entre las instituciones, o bien la propia expansión de actividades, nos hablan no tanto de
la capacidad instalada en las propias organizaciones sino más bien de la ductilidad de los
modelos institucionales para adaptarse a situaciones cambiantes. Asimismo, es posible
detectar la múltiple pertenencia institucional de varios de sus miembros.

3. Las variables de análisis

Aún con las salvedades enunciadas, los modelos institucionales brevemente


descriptos en el apartado anterior nos permiten ubicar mejor el universo de análisis. A
partir de allí será posible entonces establecer algunas variables que permitan no
solamente profundizar el análisis de cada uno de los sub-conjuntos institucionales, sino
también establecer criterios comparativos entre ellos.

Con tal propósito se ha procedido a identificar las principales variables que, a


nuestro entender, facilitan la comprensión de la trama institucional y de su proyección
hacia el campo de la política y de la toma de decisiones.

Las variables principales seleccionadas son:

a) La naturaleza jurídica: Aunque suele ser un tema de relevancia menor en el


lenguaje común, el encuadramiento jurídico de los "think tanks" no es un tema
secundario. La fórmula legal adoptada para su funcionamiento ofrece un primer
elemento de valoración para el entendimiento del tipo (s) de institución(es) de que
se trata. A primera vista, parece existir una correlación bastante aproximada entre
la forma jurídica y el tipo de actividades que se realizan.
16
La gran mayoría de las instituciones incluidas en este estudio son de carácter no
lucrativo y no gubernamental. Lo no lucrativo se refiere, principalmente, a que los
ingresos que genera la entidad (sea por venta de servicios, donaciones, subsidios,
etc.) no pueden ser distribuidos entre los miembros sino que deben ser aplicados a
la misión para la cual fue creada (non distributing constraint). Lo no gubernamental
hace mención a que se trata de instituciones totalmente autónomas e
independientes de las estructuras del Estado y del gobierno.

Según el derecho civil argentino, existen dos tipos de instituciones no lucrativas:


las asociaciones civiles y las fundaciones. Las primeras requieren del consenso de
un grupo de personas para su existencia, el que determina la misión de la
asociación y elige sus órganos de gobierno. Generalmente, aunque no
necesariamente, las asociaciones actúan primordialmente en beneficio de sus
propios miembros y, eventualmente, de terceros ajenos a la misma. En el caso de
las fundaciones, basta con la decisión de una sola persona, quien aporta el capital
inicial, para la creación de la fundación. Esa misma persona puede ser quien elija
los órganos de gobierno y determine los propósitos de la institución. Las acciones
de las fundaciones deberán tener siempre como beneficiarios a terceros ajenos a
las mismas.

Así, una asociación civil sin fines de lucro establecerá una forma más horizontal de
relación entre sus miembros y por lo tanto una mayor pluralidad de las iniciativas
en relación a la política así como distintas formas de injerencia en los procesos de
toma de decisiones. Una fundación, aún cuando comparta también el carácter no
lucrativo de la asociación, habla de por sí de un modelo más vertical de toma de
decisiones y comportamiento, y también de una presencia más homogénea en sus
vinculaciones con el exterior de la organización.

Las fundaciones en particular están exentas del impuesto a las ganancias sobre
los beneficios que obtengan con su gestión, a condición que sus ganancias y el
patrimonio social se destinen ineludiblemente a los fines de su creación. Por tal
motivo esa condición se complementa, también, con el requisito de que en ningún
caso esos beneficios y su patrimonio se trasladen a sus asociados. Para ello, el
art. 20, inc. f) del Código Civil enumera los objetivos que deben cumplir estas
entidades sin fines de lucro y que en general, están dirigidas al interés público y
complementan de manera paralela las que el estado debe atender regularmente,
en lo que hace a la asistencia social, salud pública, caridad, etc. El impedimento de
la distribución de los beneficios y del patrimonio social exige que los estatutos de
creación de cada asociación tengan previsto el destino de sus bienes en caso de
disolución, para lo que es necesario que en ese supuesto los bienes se adjudiquen
a otras entidades exentas del impuesto ya sean oficiales o privadas. Queda claro
que no constituye distribución "directa ni indirecta" entre los asociados las
prestaciones de los servicios o la venta de productos que hacen al objeto de la
institución y que -obviamente- tienen su costo para la entidad, no constituyendo un
traslado de riqueza patrimonial que capitalice al beneficiario desde el aspecto
17
jurídico. Estas prestaciones o ventas tienen a su vez en la jurisprudencia, ciertas
limitaciones en cuanto al ámbito territorial de sus alcances desde que si las
mismas fueran de orden internacional, el control del destino de las ganancias y
bienes sociales escaparía a las autoridades nacionales y, por lo tanto,
habitualmente la Dirección General Impositiva rechaza el reconocimiento de
liberación tributaria de las entidades de orden internacional.

No obstante todo lo señalado, no están comprendidas en la franquicia que otorga


este inciso aquellas entidades que obtienen sus recursos de la explotación de
espectáculos públicos, juegos de azar, carreras de caballos y actividades similares,
a menos que tengan un decreto del Poder Ejecutivo que las ampare. El artículo 33
del Reglamento establece que la exención debe gestionarse ante la DGI y
además, las entidades a las cuales se les haya acordado la Exención no estarán
sujetas a la retención del gravamen. También deberá constar por nota el
compromiso de los miembros del Consejo de Administración de que no enviarán
fondos a otras personas jurídicas que no sean fundaciones.

La admisión de donaciones en el impuesto a las ganancias está condicionada


a determinados requisitos, especificando la propia norma legal quienes pueden ser
beneficiarios del donativo y quienes pueden ser los sujetos beneficiarios del
donativo (ley art. 81, inc. c]; decreto reglamentario, art. 128). En este sentido se
dispone que solo serán deducibles las donaciones efectuadas en favor de ..."las
asociaciones, fundaciones y entidades civiles de bien público comprendidas en el
art. 20 inc. f] de la ley". A fin de que el cómputo de la donación sea procedente, las
entidades e instituciones beneficiarias deberán haber sido reconocidas como
exentas por la Dirección General Impositiva. En cuanto al monto deducible por este
concepto, la propia norma legal dispone que el mismo no podrá exceder del diez
por ciento (10%)1, de la ganancia neta del ejercicio. A efectos de la determinación
del precitado límite los contribuyentes aplicarán dicho porcentaje sobre las
ganancias netas del ejercicio que resulten antes de deducir el importe de la
donación, el de los quebrantos de años anteriores y, cuando se trate de personas
físicas y sucesiones indivisas, las sumas a que se refiere el art. 23 de la ley
(ganancia no imponible, cargas de familia y deducción especial).

Cuando por aplicación del límite establecido se originen excedentes de las


donaciones efectuadas, los mismos podrán ser deducidos hasta su agotamiento
en los dos ejercicios fiscales inmediato siguientes, teniendo en cuenta para cada
uno el mencionado límite máximo. Los importes cuya deducción corresponda
diferir serán actualizados aplicando el índice mencionado en el art. 89 de la ley,
referido al mes de cierre del período fiscal en que se efectuó la donación según la
tabla elaborada por la DGI para el mes de cierre del período fiscal en el cual se
practique la deducción. En el cuadro siguiente se sumarizan los requisitos para las
donaciones:
1    
Por ley 24073 a partir del 1/04/92 la deducción de donaciones pasa del 10% al 5% del resultado
impositivo del ejercicio.
18

CUADRO 2
R.G. (DGI) 3191
Donaciones en efectivo:
Requisitos a cumplimentar para comprobar
la procedencia de su deducción

DONANTE DONATARIO

SUJETOS Personas físicas o jurídicas Incluidos en el art. 20 inc. e) f) y


g).

TRAMITE Depósito en cuenta ban-


caria del donatario.

REQUISITOS Acompañar la DDJJ anual En enero de cada


año
P/LA DEDUC- fotocopias de las bol. presentar nota
simple
CION de depósito, cert. por con detalle de las
el donatario. donaciones recibidas.

Una empresa, por último, se vinculará de manera más mercantil con los decisores
estableciendo mecanismos de contratación de carácter más lucrativo y menos
ideologizado. Las universidades privadas, por ejemplo, suelen moverse en el
medio de estas fórmulas jurídicas aún cuando opten formalmente por alguna de
ellas.

b) La misión o el propósito fundante: Aunque frecuentemente suele no ser muy


explícito, el propósito con el que se organiza una institución intelectual define
también el recorrido en el que se desarrollará su esfera de influencia. El propósito
fundante guarda relación con el destinatario de la acción de la organización y
recorta el espectro de sus recursos humanos. Entre la generación de conocimiento
básico y el accionar de "lobby" sobre determinados temas existe un conjunto
amplio de propósitos.

c) La función intelectual: Dado que las maneras de influir la toma de decisiones y


las acciones gubernamentales ofrecen un abanico amplio de posibilidades, la
identificación de las diferentes funciones que cumplen los intelectuales y técnicos,
a través de sus instituciones, conforma asimismo una variable de importancia. Los
19
"estilos" intelectuales de los "think-tanks" definen también el campo en que sus
aportes suelen ser más destacables.

Específicamente en relación a los centros académicos, Brunner y Barrios,


diferencian analíticamente cuatro tipos resultantes de la apertura democrática:

1) el modelo académico/de influencia, conformado por centros que se


autodefinen por sus funciones intelectuales de conocimiento, los que
podrían ser llamados de "conciencia crítica";

2) el modelo académico/de articulación, caracterizado por centros que se


autodefinen por sus funciones intelectuales de organización y que podrían
ser llamados de "producción de conciencia colectiva";

3) el modelo participativo/de influencia, que define a los centros por sus


funciones intelectuales de intervención en la sociedad, que podrían ser
llamados de "transformación de la conciencia dominada" y, finalmente;

4) el modelo participativo/de articulación, conformado por centros que se


autodefinen por sus funciones intelectuales de promoción social, llamados
de "movilización de la conciencia dominada". (Brunner y Barrios, 1987;
p.170-175).

A su vez, siguiendo a los mismos autores, pueden encontrarse dentro de los "think
tanks" diferentes tipos funcionales de intelectuales, cuyos diferentes perfiles se van
conformando de acuerdo a la segmentación de públicos y productos que se
produce en el mercado de consumo cultural. De acuerdo a como ello se produzca
y de como vayan adecuándose los técnicos/académicos a esos procesos, la
resultante puede dar los siguientes tipos:

* el académico profesional, que vive del trabajo de investigación y


enseñanza y tiene fuertes conexiones con la comunidad internacional de
referencia;

* el nuevo profesional de la política, que se vuelca al trabajo partidario


asumiendo la función de formulador de opiniones expertas y de movilizador
de temas;

* el tecnopolítico en funciones gubernamentales claves, que se caracterizan


por su autopercepción como "modernizadores" de las funciones de gobierno
y por ser identificados como técnicos que llegan a ocupar posiciones de
mando sobre la base de su competencia y experiencia académica previa;

* el tecnoburócrata, que se incorpora de manera permanente a la función


pública en función del ejercicio de políticas sectoriales especializadas;
20

* el intelectual organizador de actividades o instituciones propias del campo


cultural (medios, servicios, publicaciones, etc.);

* el intelectual contextualizador, que opera en el sector de las


comunicaciones y proporciona análisis de encuadramiento de la información
o bien como "crítico" en el campo de las artes;

* el intelectual de movimientos sociales, que orienta y coparticipa en el


desarrollo de un grupo social determinado;

* el tecnointelectual de producción de información estratégica con funciones


decisivas en procesos de mediación social. (Brunner y Barrios, 1987; p.199-
200)

d) El rol institucional: Actividades tales como la investigación, la docencia, la


capacitación, la consultoría, la concientización y la abogacía marcan el campo
específico de actividad a partir del cual los "think tanks" ejercen su influencia. Los
instrumentos elegidos, así como los productos resultantes, marcan claramente el
perfil de las diferentes instituciones y la forma más o menos directa a través de la
cual ejercen influencia.

De acuerdo a las actividades y capacidades de los "think tanks", su rol principal se


puede ubicar en algunos de estos campos:

1) Fuente de ideas: Uno de los roles clásicos asignados a los "think tanks"
es el de explorar y popularizar ideas que pueden no ser factibles a corto
plazo pero que van generando y acumulando conocimiento hasta ganar
gradual aceptación en los "policymakers" (caso de la desregulación de la
economía, las privatizaciones, los estudios sobre la inflación o la reforma de
la seguridad social, etc.);

2) Propuestas y evaluación de políticas o programas: En gran medida, la


actividad de los "think tanks" se centra en la elaboración de propuestas
concretas de políticas o bien en la evaluación de programas
gubernamentales. El producto principal de estos estudios son los
documentos de trabajo o los libros sobre temas específicos de políticas,
siendo más notable la ausencia en nuestro medio de los "libros de
consejos" que producen los principales "think tanks" norteamericanos ante
cada cambio de administración.

3) Fuentes de reclutamiento de personal: La gran rotatividad de los cargos


públicos en un sistema democrático hace que los "think tanks" sean una
fuente de reclutamiento de expertos y funcionarios de gran valor. La
21
experiencia argentina muestra claramente el paso de técnicos y
académicos de los ámbitos intelectuales a funciones de gobierno. Más aún,
algunos "think tanks" (como las fundaciones políticas) se plantean
específicamente esa meta y en otros, como las universidades privadas, es
su actividad principal.

4) Voz experta: Aunque no todos establecen políticas agresivas de


formación de opinión, los "think tanks" son una fuente segura a donde los
medios de comunicación pueden recurrir para obtener opiniones sobre las
acciones del gobierno. La presencia pública de los miembros de los "think
tanks" en vivo (y no sólo a través de los resultados de sus investigaciones)
ha aumentado notablemente en los últimos años, lo que también puede
estar asociado a como ello redunda en mayores posibilidades de
financiamiento individual o institucional.

5) Ambitos de intercambio y negociación: A la manera de "mesas de


concertación privadas", los "think tanks" suelen cumplir un papel de
espacios de diálogo, intercambio y debate entre políticos, empresarios,
dirigentes sociales y académicos que no son generalmente provistos por el
estado. Por los seminarios, reuniones, conferencias y mesas redondas
organizadas por los "think tanks" argentinos han pasado los principales
dirigentes y formuladores de política de todas las areas de gobierno y del
sector privado. Estas es una de las actividades de mayor dinamismo en
Argentina, quizás como consecuencia de los escasos recursos para cumplir
eficazmente los otros roles mencionados anteriormente.

El público consumidor o vinculante de estas instituciones no es un factor de


relevancia salvo en algunos casos específicos, dado que, por el carácter de las
instituciones y de las demandas, todos se han visto forzados a ampliar y diversificar sus
ofertas hacia distintos segmentos del mercado de consumo cultural.

e) Los recursos financieros: Cuestión central a los "think tanks" es su forma de


financiamiento, particularmente en lo que se refiere a sus orígenes, continuidad,
volumen y aplicación. Mientras que los clásicos think-tanks norteamericanos o
alemanes reciben gran parte de su financiación del estado federal, en el caso
argentino los recursos financieros parecen provenir masivamente del sector
privado y de la cooperación internacional. Aunque es el aspecto sobre el que
existen mayores reticencias a brindar información, particularmente en algunos de
los sub-conjuntos mencionados, el aspecto financiero es un determinante clave
que se relaciona en forma directa con el tipo de actividades emprendidas así como
con los públicos vinculantes.

Las fuentes principales de recursos de los "think tanks" argentinos es, en orden de
importancia, la siguiente:
22

1) Donaciones de la cooperación internacional: Las donaciones o convenios


de cooperación internacional para el financiamiento de la investigación
suele provenir de fuentes gubernamentales, intergubernamentales o no
gubernamentales. En el campo no gubernamental, en mayor medida
Estados Unidos, y en segundo lugar Europa, los fondos provenientes de
fundaciones privadas han ocupado un lugar destacable en el financiamiento
de los "think tanks" argentinos. Las cuatro fundaciones privadas principales
de los Estados Unidos (Ford, Rockefeller, Kellog, Mac Arthur) han cumplido
un papel importante en el financiamiento de la investigación en los centros
académicos privados, del funcionamiento de algunas universidades2 y más
recientemente, también de las fundaciones políticas y de las organizaciones
no gubernamentales de abogacía.

Desde el campo intergubernamental, los financiamientos más relevantes


han provenido de los organismos de Naciones Unidas (de población, de
infancia, de medio ambiente, de desarrollo y otros). A nivel gubernamental,
también puede encontrarse la modalidad del financiamiento directo de
instituciones oficiales de apoyo a la investigación social o a la cooperación
al desarrollo que tiene programas directos de financiamiento para entidades
no-gubernamentales de países en vías de desarrollo como la Argentina. Los
casos más importantes son los de Suecia, Canadá y Estados Unidos3.

2) Subsidios o becas gubernamentales: Aunque recién se expandió a partir


de 1983, para luego volver a decaer, el CONICET ocupa también un lugar
de preponderancia en el financiamiento de las actividades de investigación
en ciencias sociales teniendo como destinatario principal a los centros
académicos de investigación. Ello puede darse mediante subsidios directos
(Proyectos de investigación y desarrollo -PID- o proyectos de investigación
anual -PIA-) o bien a través de becas de formación y de salarios para los
miembros de la Carrera del Investigador4.
2    
Ver al respecto el interesante libro de Brian Smith (1991) donde analiza con detalle las motivaciones y
modalidades de la ayuda privada norteamericana.

3    
En Argentina, a diferencia de otros paises de la región, se carece de estudios o investigaciones
cualitativas o cuantitativas acerca del volumen y características de los recursos internacionales que llegan
al país a través de los mecanismos típicos de la cooperación internacional para el desarrollo.

4    
Vessuri señala que "en 1986 los miembros de la carrera del investigador científico y tecnológico del
CONICET en el area de Ciencias Humanas eran 413 (18,9% del total). Las becas internas del CONICET
vigentes al 31-12-87 en el area eran 552 (24,2%)... de los PID para el lapso 1986-1988 solo 32 (2,8%)
correspondieron a Ciencias Sociales, Economía, Educación y Ciencias Políticas, 37 (3,3%) a Historia y
Antropología y a Psicología, Filosofía y Derecho 26 (2,34%), mientras que se nota un incremento en los PIA
de los cuales hubo 73 (12,6%) de las Ciencias Sociales, Economía, Educación y Ciencias Políticas, a los
que se agregaban 66 proyectos de Historia y Antropología (11,4%) y 16 proyectos en el área de Psicología,
Filosofía y Derecho (2,7%). (Vessuri, 1982; p.351-352)
23

3) Contratos con el sector privado: Aunque también desconocido en cuanto


a su volumen, el sector privado empresarial es también un fuente de
recursos, en ascenso, para las actividades de los "think tanks". Es posible
encontrar diversos mecanismos para el financiamiento de sus actividades:
sponsoreo de eventos, contratos para investigaciones puntuales, asesorías
y consultorías, apoyo para la creación de programas de estudio en
universidades privadas, etc. En la medida que el apoyo internacional para
actividades de investigación social tiende a decrecer, junto con el deterioro
de los niveles salariales en el CONICET, es de esperar un incremento de las
fuentes privadas para el financiamiento (y la subsistencia) de las actividades
de investigación en el campo de las ciencias sociales.

4) Recursos propios: Son aquellos generados a partir de venta de servicios


o bienes, tales como trabajos de consultoría, venta de libros y materiales,
inversiones financieras, etc.

IV. LOS CENTROS ACADEMICOS PRIVADOS

Dentro del conjunto de instituciones que ejercen actividades de investigación y


desarrollo en el campo de las ciencias sociales, las que se asemejan más al modelo de
"think tanks" -según ha sido descripto para el caso de los Estados Unidos- son los centros
de investigación en ciencias sociales de carácter no-gubernamental e independientes.

El origen y desarrollo de estos centros académicos privados (CAP) ha estado


fuertemente vinculado a los avatares de la política local y, más en particular, a las
relaciones entre la Universidad y el poder político. La estabilidad democrática consolidada
a partir de 1983, junto con los profundos cambios en la economía, contribuirán a una
crisis y redefinición profunda del papel de los CAPs.

El marco en el cual se estructuraron estos centros de investigación social se ha


caracterizado, según algunos analistas, por "una continua segmentación entre diversos
grupos o tendencias que no logran conformar un sistema de comunicación disciplinario,
una base común de profesionalización y un mercado integrado de posiciones y de
intercambios regidos por una común legitimidad y valorización de los discursos
producidos. En la base de este fenómeno se encuentra la ausencia de un soporte
institucional que hubiese podido proporcionar el 'espacio' material y simbólico para
producir esas condiciones de integración" (Brunner y Barrios, 1987; p. 66).

1. Orígenes: universidad y política


24
Si bien el auge y consolidación de los CAPs tiene lugar en la década del '70, sus
antecedentes se remontan a un par de décadas antes. El hecho de referencia ineludible
mencionado por varios autores es el nombramiento en 1955 de Gino Germani -inmigrante
italiano que había abandonado su país tras el triunfo del fascismo- como director del
Instituto de Sociología de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de
Buenos Aires.

Es bajo la conducción de Germani que comienzan a abrirse un espacio importante


las ciencias sociales, particularmente la sociología5. Este desarrollo fue reforzado por el
apoyo otorgado por el recién creado (1956) Consejo Nacional de Investigaciones
Científicas y Técnicas (CONICET) que, como parte de una política general de apoyo a la
investigación científica, comenzó a pagar salarios de dedicación exclusiva al personal de
investigación del Instituto de Sociología de manera de profesionalizar el trabajo
académico. En pocos años, el propio Germani con las teorías de la modernización y Raúl
Prebisch, junto a los economistas de la CEPAL, con sus teorías desarrollistas, "dominaron
el campo intelectual, con lo que sería una variante criolla del estructural-funcionalismo"
(Vessuri, 1992). Durante la década del 60 fueron particularmente los economistas quienes
logran su inserción en espacios de toma de decisiones estatales: durante el gobierno de
Illia en el CONADE (Consejo Nacional de Desarrollo) y también durante el régimen militar
de Onganía a partir de 1966 (principalmente algunos investigadores provenientes del
Instituto Di Tella).

Dentro del campo específico de los CAPS deben mencionarse inevitablemente


algunos casos que fueron vanguardia en el campo de la investigación social durante la
década del '60. En primer lugar debe hacerse referencia al Instituto Di Tella, formado a
iniciativa de un pequeño grupo de representantes del sector industrial nacional y que, en
pocos años, llegó a tener un gran prestigio no sólo en la Argentina sino también
internacionalmente6. A manera de institución "paraguas", el Di Tella fue creando distintos
institutos especializados bajo su patrocinio7.

5    
En 1957 se abrió la licenciatura de sociología de la UBA y en 1959 la carrera de sociología de la
Universidad Católica Argentina (UCA) y la de sociología y ciencias políticas de la Universidad del Salvador.

6    
Según John King, "La idea original era establecer un programa de investigación que reflejara los
intereses de los dos hijos de Di Tella: Guido era economista y Torcuato sociólogo. Conviene subrayar que la
idea de un instituto de investigación independiente fue de Guido antes que de su hermano. El compartía la
opinión de varios académicos, ante todo Gino Germani, de que se servía mejor los intereses del progreso
investigativo y científico en institutos más pequeños, fuera del control de las bulliciosas y cambiantes
universidades argentinas, donde la investigación y la enseñanza era siempre afectadas por cada cambio de
gobierno. El progreso científico, alegaba, podía mantenerse en pequeños centros de excelencia, basados
en el modelo del MIT" (King, 1985).

7    
En el campo de las artes se crearon el Centro de Artes Visuales, el Centro de las Artes de Expresión
Audiovisual y el Centro Latinoamericano de Altos Estudios Musicales; en medicina, el Centro de
Investigaciones Neurológicas; en ciencias sociales, el Centro de Investigaciones Económicas (CIE, 1960)
y el Centro de Sociología Comparada (CSC, 1963), luego rebautizado en 1965 como Centro de
Investigaciones Sociales (CIS). Además, se crearon la Biblioteca de Ciencias Sociales y de Arte, la Editorial
del Instituto, el Departamento de Diseño Gráfico, el Departamento de Relaciones con la Comunidad y el
25

Entre los temas económicos priorizados para la investigación destacaron la


estructura regional de la economía argentina (Brodersohn, Berlinski), industrialización y
localización industrial (Villanueva, Sakamoto, Brodersohn), la política fiscal, la inflación, la
oferta y demanda de recursos humanos universitarios y los problemas de migración de
cerebros (Oteiza), el empresariado industrial y el desarrollo económico, el cambio
tecnológico y los aspectos legales de la promoción industrial. Más allá de la pertinencia
académica de los temas escogidos para la época, era clara la relación entre dichas
investigaciones y los intereses económicos y estratégicos del grupo fundador.

Entre los temas sociales preponderantes figuran la participación electoral (Cantón),


los orígenes del peronismo (Murmis), los cambios en la estratificación social (Sautu), las
migraciones internas e internacionales (Recchini de Lattes y Lattes), los tipos de
conciencia obrera industrial (Sigal), la estructura social (Germani y Sautu), comunicación
(Verón) y la marginalidad en América Latina (Nun, Murmis, Marín).

Además de los dineros iniciales aportados por los fundadores del Di Tella, el
reconocimiento a su actividad lo llevaría a lograr importantes apoyos, como fueron el de la
Fundación Rockefeller y el de la Fundación Ford, que contribuyó a la formación del Centro
de Investigaciones en Administración Pública (CIAP). Este último, centró su atención en
las técnicas de administración pública y la gestión de las empresas del estado8.

La intervención de la Universidad en 1966 encuentra al Di Tella en una etapa de


florecimiento notable, particularmente en el área de Ciencias Sociales donde se
encontraba "el núcleo científico más importante en su especialidad, con 40 investigadores
jefe, con el apoyo del personal auxiliar necesario (todos ellos con dedicación exclusiva)9.
Por ello mismo, el Di Tella es un lugar de acogida para muchos profesores expulsados de
la Universidad.

Destaca entre esos académicos, el grupo liderado por Jorge Enrique Hardoy
(recientemente fallecido), especializados en planeamiento regional y urbano, que bajo el
nombre de CEUR (Centro de Estudios Urbanos y Regionales) se incorporaría al Di Tella,
para autonomizarse nuevamente en 197010.

Departamento de Becas.

8    
En el grupo inicial dedicado a estos temas figuraron Jorge Roulet, Jorge Sábato, Dante Caputo, Oscar
Oszlak y Marcelo Cavarozzi.

9    
Enrique Oteiza y Guido Di Tella, Memoria y Balance 1967, Instituto Di Tella, Buenos Aires.

10    
Los investigadores más destacados del grupo inicial del CEUR eran, además de Hardoy, Alejandro
Rofman, Guillermo Flichman, Romero, Basaldúa, Floreal Forni, Lelio Mármora, César Vapnarsky y Mario
Robirosa, entre otros.
26
En el mismo período surge también, como consecuencia de la intervención militar
al Instituto de Sociología de la UBA, el Centro de Investigaciones en Ciencias Sociales
(CICSO). Este se caracterizó por su concentración en un programa de investigaciones y
formación de investigadores dentro de los parámetros teóricos del marxismo. Los cursos
e investigaciones desarrollados le significaron reconocimientos importantes tanto en el
país como en el exterior, aunque por ello mismo fueron el alvo de ataques por parte del
gobierno militar en los '70, habiendo sufrido varios de sus miembros el exilio y la cárcel.
Sus líneas principales de investigación han sido, precisamente, la agresión militar contra
distintos sectores populares en los últimos quince años, los patrones de votación en el
plebiscito sobre el canal del Beagle y las elecciones nacionales de 1983 y los estallidos
sociales de amplia base, como fueron Córdoba y Rosario en 1969 y 1974.

La Fundación Bariloche fue otros de los centros de investigación de referencia


ineludible en la época. Producto de la iniciativa de un grupo de intelectuales, artistas y
hombres de negocios que habían recibido una donación inicial de 4 millones y medio de
dólares (que, por distintos problemas, nunca se materializaría) y una promesa de
contrapartida de la Fundación Ford, la fundación Bariloche tuvo la originalidad de
convocar bajo un mismo techo a investigadores provenientes de las ciencias sociales, las
ciencias naturales y las humanidades.

Aunque la Fundación Bariloche recibió importantes donaciones extranjeras, lo


central de su financiamiento provino del estado nacional. Ello trajo aparejado una relación
más estrecha con los sucesos políticos y, en consecuencia, problemas de financiamiento
recurrentes, particularmente en el área de ciencias sociales y en el proyecto del Modelo
Mundial Latinoamericano dirigido por Amilcar Herrera11. Acusada indiferentemente de
"imperialista" y "derechista" (comienzos de los 70) y de izquierdista (1976-1977), tuvo que
limitar severamente sus actividades y cancelar varios de sus programas de investigación
y docencia. El Departamento de Ciencias Sociales, creado en 1967, encaró un programa
de sociología del desarrollo con cinco areas: estudios filosóficos y políticos, movimientos
laborales, sociología política y problemas socio-económicos del desarrollo.

La modalidad de trabajo de la Fundación marcó un hito importante en el campo de


las ciencias sociales argentinas, al introducir temáticas novedosas (estudios regionales y
sus desequilibrios, recolección sistemática y generación de datos sociales en contextos
de notable carencia de los mismos) y al introducir la primera experiencia tipo "campus" en
el país, concentrando a jóvenes graduados en ciencias sociales en torno a una estructura
académica de participación intensiva. A partir de 1978, la Fundación Bariloche reorientará
sus actividades -resultado de una reestructuración organizacional- hacia la problemática
del desarrollo humano dentro del contexto sociocultural y natural y la investigación en
temas de calidad de vida y necesidades humanas, vinculadas al Programa de
Investigaciones de la Universidad de las Naciones Unidas sobre el desarrollo humano,
coordinado por Mallman, miembro de la Fundación.

11    
Entre sus primeros investigadores estuvieron Heintz, Mora y Araujo, Hernández, Catterberg y Aznar.
27
Un hecho institucional de significación para las ciencias sociales argentinas, y
particularmente para la vida de los centros académicos privados, es la creación en 1967
del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO). Habiéndose constituido su
Secretaría Ejecutiva en Buenos Aires, CLACSO desarrolló un amplio programa de
investigaciones y relacionamiento regional. Durante los peores años de autoritarismo
militar, CLACSO sirvió de nexo fundamental de los cientistas sociales locales con sus
pares del exterior a la vez que realizó un trabajo de apoyo mediante becas para que
muchos de estos pudieran permanecer en el país. La treintena de comisiones y grupos de
trabajo temáticos y disciplinarios de CLACSO fueron un ámbito primordial para el
mantenimiento y desarrollo del diálogo académico regional en ciencias sociales y para la
preservación de espacios de intercambio en un contexto de fuerte limitación de las
actividades de investigación, característica de la década del '70 en el Cono Sur.

De igual manera, aunque más acotado al ámbito local, fue la creación en 1960 del
Instituto de Desarrollo Económico y Social (IDES), que "serviría más adelante como foro,
punto de encuentro y lugar de enseñanza y difusión, especialmente dentro del campo de
la economía" (Brunner y Barrios, 1987; p. 128)12.

Los años setenta son los del gran auge de los centros privados, en parte como
consecuencia de la alta politización en el ámbito universitario y, a partir de 1974, por la
expulsión de hecho de los académicos de izquierda de la misma. Se crea el CENEP
(Centro de Estudios de Población) en 1974, en parte como desprendimiento del Di Tella,
para especializarse en temas ligados a demografía y población; en 1975 aparecen otros
dos de importancia: el CEDES (Centro de Estudios de Estado y Sociedad) y el CISEA
(Centro de Investigaciones sobre el Estado y la Administración), cuya conformación se da
con el aporte de graduados en universidades del exterior y con una fracción de
investigadores desprendidos del Di Tella. Durante el régimen militar, mientras el CEDES
asume un patrón de alta profesionalización según criterios internacionales, el CISEA
agrupa a intelectuales que tejen relaciones con sectores políticos en el ambito nacional 13.
En 1976 se crea el Programa Buenos Aires de la FLACSO (Facultad Latinoamericana de
Ciencias Sociales), institución integrada a una red regional y con la cobertura de un
organismo internacional.

En el área de economía, se crean también dos centros de investigación cuya


importancia crecerá acorde a los cambios políticos que se irán produciendo en el país. Se
trata del CEMA (Centro de Estudios Macroeconómicos de Argentina) y el IEERAL

12    
Algunos de los nombres más prominentes de los miembros del IDES: Torcuato Di Tella, Bernardo
Kosacoff, Catalina Wainerman, Jorge Balán, Atilio Borón, Alfredo E. Calcagno, Fernando Devoto, José M.
Fanelli, Roberto Frenkel, Jorge Katz, Alfredo Monza, Arturo O'Connell, Lucio Reca, Adolfo Canitrot, Guido
Di Tella, Juan Sorrouille, Aldo ferrer, Gregorio Klimovsky, Oscar Cornblit y Oscar Altimir.

13    
Muchos de ellos pasarán luego a ejercer directamente cargos de alto rango en los gobiernos radical y
justicialista. Tal es el caso de Enrique Groisman, Eduardo Jacobs, Felipe Solá, Dante Caputo, Jorge
Sábato, Félix Cirio y Juan Carlos Del Bello.
28
(Instituto de Estudios Económicos sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana) de la
Fundación Mediterránea.

La Fundación Mediterránea fue fundada en 1977 por el industrial Pedro Astori con
el apoyo de empresarios de gravitación en el interior del país, quienes colocaron a
Domingo Cavallo como director del IIERAL. En el discurso de inauguración del mismo,
Astori señalaba los motivos que llevaron a la creación de la Fundación de esta manera:

"Hemos vivido al borde de la guerra civil y el colapso económico hasta que las
Fuerzas Armadas asumieron la responsabilidad de la conducción de la Nación
para salvaguardar la existencia misma de la Patria. El gobierno ha convocado a la
ciudadanía a participar en el Proceso de Reorganización Nacional mediante un
diálogo constructivo. La decisión de formar la Fundación Mediterránea es nuestra
contestación afirmativa a la convocatoria" (Sup. Revista Estudios, año 1, no. 0,
1978)

Desde sus comienzos se planteó como objetivos mejorar la organización


económica de la Argentina, por lo que los estudios encarados presentaron siempre
propuestas y soluciones a los problemas estudiados. Se quiso también reflejar el punto de
vista de las provincias, para lo que se abrieron sedes en Córdoba, Buenos Aires,
Mendoza, Río Negro, Salta, Misiones y Santa Fe. Durante el gobierno militar, y
particularmente durante el justicialista de Carlos Menem, varios de sus investigadores
ocuparon cargos de alta jerarquía.14

El CEMA, por su parte, combina investigación académica con docencia. Sus


maestrías en economía y finanzas son de las más reconocidas en el país, junto con su
programa de capacitación de ejecutivos15. Gran parte de su staff y cuerpo de
investigadores es egresado de la Universidad de Chicago.

Por la misma época se funda también la FIDE (Fundación de Investigaciones para


el Desarrollo) ligada a sectores del desarrollismo y a otro espectro empresarial. Su
presencia será importante, en particular a través de la elaboración de estadísticas
propias.

Estos tres centros especializados en temas de economía se vienen a sumar a una


de las instituciones que ya había marcado un liderazgo en el terreno de la investigación y
la asesoría a las confederaciones empresarias. La Fundación de Investigaciones
Económicas Latinoamericanas (FIEL) ya había sido creada en 1964 con el apoyo del
14    
Entre ellos: Carlos Sánchez, Aldo Dadone, Edmundo Soria, Carlos Givogri, Roberto Domenech y
Humberto Petrei, además, obviamente, de Domingo Cavallo.

15    
Roque Fernandez, ex-presidente del Banco Central, fue una de sus principales figuras inspiradoras,
contando entre sus filas también a Carlos Rodríguez, Rolf Mantel y Francisco Mondolfo.
29
Mercado de Valores de Buenos Aires, la Cámara Argentina de Comercio, la Sociedad
Rural Argentina y la Unión Industrial Argentina, entre otros16. Los esfuerzos de FIEL se
han centrado en la compilación y el análisis de datos sobre la actividad económica de
corto plazo, el mercado de trabajo, la planificación empresaria y el análisis económico de
sectores específicos de actividad. La información producida y diseminada a través de sus
publicaciones pretende "contribuir al mejoramiento de las discusiones de política
económica en Argentina y proveer un marco objetivo para la toma de decisiones a nivel
macroeconómico y empresarial" (de la presentación pública de FIEL)17.

Durante los años del gobierno militar, los centros académicos independientes
tuvieron lo que se llamó una "mentalidad de catacumbas" que incluía un perfil bajo, poca
difusión de los trabajos a nivel local y temáticas recortadas. Dadas las condiciones
políticas, la investigación empírica, en terreno, tuvo poco desarrollo. Según señala Hebe
Vessuri (1992), "su orientación, dadas las condiciones del contexto, era "privada" en el
más estrecho sentido de la privacidad; su trabajo se realizaba en "circuitos cerrados"; su
público era la misma comunidad académica marginada, a veces la comunidad de ciencias
sociales de la región y, en algunos casos, algunos representantes aislados de la juventud
universitaria que buscaban especializarse".

La misma autora señalada hace notar, sin embargo, que desde otros ámbitos,
definidos como "núcleos de la intelligentsia neoliberal" se intentó ofrecer una propuesta
ideológica para un prolongado período. Por ello mismo, dichos núcleos no desarrollaron la
función de investigación, sino que sirvieron, por sobre todo, como foro de ideas y
plataforma local de difusión (Vessuri, 1992; p. 356-7)18.

En el período mencionado se produce una clara escisión en términos del


financiamiento entre los centros académicos privados independientes y aquellos otros
más ligados al pensamiento económico del gobierno militar. Mientras que los primeros se
sostienen fundamentalmente gracias al apoyo de fondos extranjeros de origen privado y
público (fundaciones americanas como la Ford y Rockefeller, o agencias de cooperación
internacional como la Swedish Agency for Research Cooperation -SAREC-, la
International Development Research Center -IDRC- de Canadá o la estadounidense Inter-
16    
En la actualidad son cerca de 160 empresas las que financian las actividades de FIEL.

17    
La relación de FIEL con el mundo empresarial, sin embargo, ha tenido una serie de altibajos. En 1990,
la Asociación de Industriales Metalúrgicos (ADIMRA) le retira su apoyo, creando su propio centro de
investigaciones, como resultado de la disconformidad de sus dirigentes con la "prédica anti-industrialista"
de FIEL, quien según su entonces titular, Israel Mahler, "pasó de ser una institución de estudio a dar
opiniones y a impulsar el vedettismo de personajes que están en contra de los intereses de la industria".

18    
La autora hace mención específica a la revista Carta Política, la que reunió "alrededor de figuras
como las de Mariano Grondona y Osiris Troiani a colaboradores pertenecientes a lo que había quedado del
Instituto Torcuato Di Tella después de la emigración de los centros, entre otros Ezequiel Gallo, Roberto
Cortés Conde, Manuel Mora y Araujo. Este grupo pretendió constituirse de alguna forma como una nueva
generación del 80...".
30
American Foundation -IAF-), los segundos se sostienen con aportes empresarios locales
y con trabajos de asesoría y consultoría a funcionarios del gobierno de facto.

2. Situación actual: democratización, crisis y reconversión

La restauración de la democracia a partir de 1983 significó un hito fundamental en


la actividad de los CAPs. El cambio principal radicó en la reorientación de las actividades,
desde un perfil "hacia adentro" propio de los años de autoritarismo a otro "hacia afuera".

Cuáles fueron las consecuencias principales de esta reorientación? Por una parte,
los CAPs ya no se limitaron a la presentación de proyectos a las agencias internacionales
de cooperación sino que también comenzaron a "atender demandas" internas. Las
oportunidades comenzaron a surgir paralelamente a la apertura política: organizar cursos
y conferencias en el interior del país, brindar apoyo técnico a los sindicatos, organizar
"cátedras paralelas" o cursos de verano para la comunidad universitaria, ensayar la
realización de encuestas sin ser sospechados o denunciados, ampliar el mercado de
distribución de las publicaciones, anunciar públicamente los seminarios, convocar a
dirigentes políticos para el debate y la discusión, así como satisfacer la demanda de
opiniones "expertas" por parte del periodismo.

Por otra parte, y como consecuencia de lo anterior, se vieron obligados a producir


fuertes reestructuraciones internas. Así, se incorporaron nuevos investigadores, se
diversificaron las fuentes de recursos, se expandieron las temáticas de investigación y se
reorientaron y diferenciaron las funciones intelectuales.

Aunque algunos CAPs adoptaron perfiles más marcados que otros, la


diferenciación mayor se dió a nivel de los propios investigadores, los que según sus
historias personales e intereses, se ubicaron en roles diferenciados en relación al estado
y la política. Así, señalan algunos autores, "de ser agentes activos de la apertura y
beneficiarios de los procesos de liberalización, en la nueva etapa muchos de sus
miembros pasan a ocupar variados roles, ya sea como 'intelectuales de la nueva
ciudadanía', ligados por tanto a movimientos sociales y organismos de base; como
'intelectuales en la política' dentro del esquema partidario y parlamentario de
gobierno/oposición; o como 'intelectuales del Estado', en posiciones tecnoburocráticas
dentro de los sectores más dinámicos de la redemocratización" (Brunner y Barrios, 1987;
p. 183).

Un hecho fundamental que asemeja a los CAPS a la figura de "think tank" más que
ningún otro modelo se da por el fenómeno del pasaje de muchos de sus miembros al
aparato del gobierno alfonsinista y al establecimiento de relaciones de asesoría con
organismos oficiales, conformando una "masa crítica" de conocimientos como no se
había conocido anteriormente en la historia argentina19.
19    
Algunos de los nombramientos más notorios fueron: Carlos Borsotti como Director de Planeamiento
Educativo del Ministerio de Justicia, Cultura y Educación; Adolfo Canitrot como Secretario de Coordinación
31

La apertura democrática tiene también efectos en cuanto a la densidad


institucional. Se crean nuevos centros de investigación aunque ahora más focalizados en
temáticas específicas o vinculados a tendencias políticas20. Posteriormente, y a raíz del
cambio de gobierno en 1989, muchos de los equipos de trabajo que se conformaron
durante el gobierno alfonsinista se retirarían del estado, dando lugar a una nuevo oleada
institucional21.

Si bien este fenómeno de los CAPs es fundamentalmente porteño, un movimiento


similar aunque de menor alcance se da en las grandes ciudades del interior del país. El
mapa del interior, sin embargo, reconoce un "mix" mayor entre institutos universitarios y
centro privados de investigación, habida cuenta de las dificultades de las instituciones
privadas del interior del país para acceder a financiamiento internacional22.

Económica; Eduardo Rabossi como Subsecretario de Derechos Humanos; Norberto Rodríguez


Bustamante como Decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA; Jorge Sábato como vicecanciller
de la República; Juan Sorrouille como Ministro de Economía; Oscar Yujonvsky como Subsecretario de
Cooperación Internacional del Ministerio de Relaciones Exteriores; Francisco Delich como Rector de la
UBA; Oscar Oszlak como Subsecretario de Estado de la Función Pública y Dante Caputo como Canciller.

20    
Entre ellos el CIPES (Centro de Investigación y Promoción Educativa y Social), desprendimiento del
CIE (Centro de Investigaciones Educativas) que funcionaba bajo el "paraguas" del CIAS (Centro de
Investigación y Acción Social) fundado por la Compañía de Jesús; el CEPNA (Centro de Estudios para el
Proyecto Nacional) a partir de un grupo de intelectuales ligados al peronismo y de las figuras de Eduardo
Vaca y José Luis Manzano; el CEDREI (Centro de Estudios de Desarrollo y Relaciones Económicas
Internacionales), fundado por sectores ligados a organismos internacionales y la universidad católica; el
CLADE (Centro Latinoamericano para el Análisis de la Democracia), que nuclea a intelectuales
provenientes del exilio (José Nun, Carlos Altamirano, Juan Carlos Portantiero, entre otros) y con fuertes
vinculaciones con el campo académico internacional; el ILET (Instituto Latinoamericano de Estudios
Transnacionales) vinculado a la red regional del mismo nombre y conformado por intelectuales de la
izquierda peronista (Alcira Argumedo, Nicolás Casullo, Héctor Schmukler, Eduardo Jozami, entre otros) y el
EURAL (Instituto de Investigaciones Europeo-Latinoamericano), liderado por el actual vice-rector de la UBA
Atilio Borón y dedicado a la promoción de relaciones entre Europa y América Latina.

21    
Tales como CENTRO (Centro de Estudios Sociales y Ambientales) dirigido por Hilda Herzer y centrado
en las cuestiones ambientales y de desarrollo local; el CIPPA (Centro de Investigaciones sobre Pobreza y
Políticas Sociales en Argentina) dirigido por Jorge Carpio y el CIEPP (Centro Interdisciplinario para el
Estudio de Políticas Públicas) dirigido por Susana Lumi y que nuclea a investigadores especializados en
políticas sociales como Aldo Isuani, Emilio Tenti y Laura Golbert.

22    
Cabe mencionar entre los más importantes al CESS (Centro de Estudios Sanitarios y Sociales), creado
en el seno de la Asociación Médica de Rosario, que se ha destacado por sus investigaciones y asesorías
en el campo de la salud y que cuenta con investigadores como Carlos Bloch, Zulema de Quinteros, Susana
Belmartino, María del Carmen Troncoso y Hugo Mercer; el CIS (Centro de Investigación Social) de la
Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Misiones que contó, entre
otros, al antropólogo Leopoldo Bartolomé quién años más tarde fundaría el CESYDE; el CIPAC (Centro de
Investigación y Perfeccionamiento en Administración Cooperativa) y el CIPEAP (Centro de Investigación y
Perfeccionamiento en Ciencias Económicas y Administración Pública) ambos de la Universidad de Córdoba
que contaron con un fuerte financiamiento de la Fundación Konrad Adenauer de Alemania, así como el
Centro de Perfeccionamiento en Administración de Empresas y el Instituto de Economía y Finanzas (IEF)
de la misma universidad; CRICSO (Centro Rosario de Investigaciones en Ciencias Sociales) de Rosario; el
32

En el nuevo escenario democrático se replantea la ambigua relación entre los


centros académicos privados y la universidad. Producto de años de intervenciones y
desfinanciamiento, las tareas de investigación en el area de ciencias sociales o economía
académica en la universidad se encuentran prácticamente desmanteladas. Si bien se
establecen nuevos lazos, la relación centros-universidad se limita en un primer momento
al paso de muchos investigadores a tareas docentes -prácticamente ad honorem-,
reteniéndose la investigación en los centros privados, particularmente en los casos de la
sociología, la ciencia política, economía e historia. Esta tendencia se ve reforzada por que
los centros consiguen acercar nuevos recursos estatales para la investigación,
fundamentalmente vía subsidios y becas del CONICET (Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Técnicas) y mediante convenios con distintos niveles del
sector público.

Como ha sido señalado, los centros académicos privados pudieron gestarse,


subsistir y desarrollarse sobre la base de un gran apoyo financiero internacional. Si bien
lograron diversificar sus fuentes de recursos a partir de la apertura democrática ello no
logró compensar la paulatina pero firme retirada de la Argentina de las más importantes
agencias de financiación. Sobre la base de la consideración de que la Argentina no es
uno de los países más necesitados de recursos externos en una perspectiva comparada
con otros países en vías de desarrollo, algunas de las más grandes agencias de
cooperación internacional comenzaron a mediados de los 80 a reorientar sus recursos
hacia otras areas mas "calientes" del planeta.

Esta caída del financiamiento internacional, junto con una paralela merma de los
recursos provenientes del sistema de ciencia y técnica, via CONICET, tuvo (y tiene)
consecuencias difíciles para los centros privados. Muchos han tenido que reducir
notablemente sus actividades (CISEA, EURAL, CEUR), cuando no cerrar directamente
sus puertas (CLADE, CEPNA). En el resto, si bien logran subsistir gracias a su mejor
inserción en el "mercado de proyectos" internacional se han visto forzados a plegarse al
clima de época: reconversión, ajuste y achicamiento.

Combinando los recursos que poseen junto con el peso académico, los contactos y
el impacto que tienen, una revista de negocios clasificó (en escala de 1 a 5) a los mejores
"think-tanks" de la Argentina (Cuadro 3)

CUADRO 3
Principales think tanks argentinos

INSIECO (Instituto de Investigaciones Económicas) de la Facultad de Ciencias Económicas y el IPDU


(Instituto de Planeamiento y Desarrollo Urbano) de la Facultad de Arquitectura, ambos de la Universidad
Nacional de Tucumán.
33
Peso académico Contactos Recursos Impacto

FLACSO 4 3 3 3
Di Tella 5 4 4 4
FIEL 4 5 5 5
CEDES 5 4 4 3
CISEA 4 3 3 3
Mediterránea 5 5 4 5
CEMA 5 4 4 3

Fuente: Mercado, julio de 1992

Por último, es necesario hacer mención a la cuestión de los posgrados en ciencias


sociales. Es en este campo donde el deficit en formación de recursos humanos es más
notorio. Según algunos datos disponibles para el año 1979, sólo el 0,97% de los
graduados universitarios en ciencias sociales habían concluido un curso de posgrado23. Si
se discrimina entre universidades públicas y privadas, se observa que el 77,5% de los
títulos de posgrado en ciencias sociales fueron expedidos por universidades privadas, lo
cual, en cierta manera, refleja el grado de marginalidad de estas disciplinas desde el
punto de vista estatal.

A comienzos de los años 70, el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales


(CLACSO) realizó un esfuerzo importante para desarrollar los posgrados en la región,
pivotando alrededor de las ciudades cuyo clima intelectual era el más favorable y
estimulante para ello: Buenos Aires, México, Rio de Janeiro-Sao Paulo y Santiago.
Basándose en las capacidades de la UBA, el Instituto Di Tella y el CEUR, el Grupo de
Trabajo de la sede Buenos Aires había planificado programas en varias disciplinas, a los
que luego se incorporarían un Programa de Economía Agraria (convenio UBA,
Universidad de La Plata, INTA e IICA), así como una reorientación del doctorado de la
Universidad del Salvador, para ligarlo con la iniciativa CLACSO 24. Las conmociones
políticas en Argentina y Chile en los años siguientes imposibilitaron la concreción de esta
iniciativa, quedando prácticamente en manos de la Facultad Latinoamericana de Ciencias
Sociales (FLACSO) el único posgrado en ciencias sociales del país, con un mayor grado
de reconocimiento que algunos programas de formación más reducidos implementados
en centros privados como el CEDES25.

23    
Ministerio de Educación, "Egresados de la Educación Superior Universitaria", Buenos Aires, 1979.

24    
CLACSO, "Bases para un Programa Latinoamericano de Estudios de Posgrado en Ciencias Sociales",
Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, Buenos Aires, 1973.

25    
Algunos de los investigadores y docentes más reconocidos de FLACSO son Cecilia Braslavsky, Hugo
Nochteff, Roberto Russell, Adriana Marshall, Carlos Strasser, Rosalía Cortés, Mario Robirosa, Roberto
Bouzas y Mónica Hirst. Su actual director, Daniel Filmus es un investigador destacado en el campo de la
educación y ha servido en varios cargos públicos durante la gestión presidencial de Carlos Menem.
34

Más recientemente dos nuevas iniciativas, una pública y otra privada, se destacan
en el campo de los posgrados en ciencias sociales. La privada, resulta de una interesante
combinación entre la Fundación del Banco Patricios y un grupo de académicos con
amplio reconocimiento internacional para la formación de una Escuela de Altos Estudios
en Ciencias Sociales, a la parisienne, liderada por José Nun. Con el objetivo de
establecer una Maestría en Ciencias Políticas, la Fundación Banco Patricios agrega así
una importante actividad en el campo académico que complementa el fuerte impulso que
ha dado a su intervención en el campo cultural en sentido más amplio. Este
emprendimiento, que viene a cubrir una carencia notable en las ciencias sociales en
Argentina, se inscribe en un movimiento más amplio de involucramiento empresarial en
cuestiones sociales y culturales. A la manera de una moderna "filantropía corporativa"
varias empresas comienzan a asumir una mayor responsabilidad social -ligada a nuevas
estrategias de imagen empresaria y marketing-, más allá de sus tradicionales propósitos
de lucro (Thompson, 1992).

En el ámbito público, desde hace ya aproximadamente tres años, se ha


conformado un Area de Posgrado en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA.
Inicialmente mediante la modalidad de cursos de posgrado sobre temáticas específicas y,
posteriormente, con un programa más estructurado de Maestría, la UBA intenta volver a
ocupar el papel que le cabe a la universidad en este importante terreno de formación de
recursos.

V. LAS FUNDACIONES POLITICAS

Dentro del conglomerado de instituciones que hemos identificado como


adscribiendo de alguna u otra forma a la categoría de "think tanks", las entidades ligadas
a los partidos políticos, o a algunos de sus líderes más prominentes, han sido las que han
tenido mayor desarrollo y crecimiento en los últimos años. La gran mayoría de ellas, sino
la totalidad, adoptan la forma jurídica de fundación.

1. Los motivos fundacionales: prestigio, dinero e ideas

Los motivos que están por detrás de este auge son varios. En primer lugar, existe
una tendencia global en el sistema político argentino a que los partidos políticos adopten
formas más "privadas" de hacer política, en detrimento de acciones más públicas. Vale
decir que, a diferencia de décadas pasadas donde la acción territorial de los partidos
adquiría un carácter de "acción política de masas" -por ejemplo, a través del trabajo
movilizador y organizativo que desarrollaban las unidades básicas peronistas o los
comités radicales-, en el presente, los partidos resuelven sus discusiones de estrategia y
táctica en ámbitos más cerrados donde participan solamente los dirigentes. La restricción
de hecho a la participación del afiliado en la toma de decisiones de su partido ha tenido
como consecuencia la necesidad de crear otros ámbitos privados por fuera de las
35
estructuras partidarias desde los cuales pensar y actuar en política y que no estén
sometidos a la estructura burocrática del aparato partidario.

Ligado a lo anterior, puede aventurarse en segundo lugar que debido a que la


trascendencia de los dirigentes dentro y fuera de su partido no se ata hoy tan
directamente al consenso que estos tengan entre sus afiliados sino a los espacios de
poder que logren conquistar en la escena política y social más amplia, muchos dirigentes
políticos que se han visto relegados de las estructuras partidarias y gubernamentales
busquen conservar -y aún ampliar- su esfera de influencia a través de la creación de
"institutos" o "fundaciones" ligadas directamente a sus propósitos. Desde ellos pueden
desplegar múltiples actividades -más adelante, veremos cuáles son las principales- que
estarían imposibilitados de ejercer en el caso de limitarse exclusivamente a las
estructuras del partido. Así, muchos dirigentes que han quedado fuera de los primeros
planos de la acción política, sea por derrotas electorales o retiro de la función pública,
evitan pasar al ostracismo y se "rearman" desde instituciones privadas. Como tituló un
periódico tiempo atrás, "es un modo elegante de seguir teniendo despacho"26.

En tercer lugar, y para nada menos importante, se encuentran las motivaciones


económicas como impulso al desarrollo de las fundaciones políticas. Este aspecto tiene
varias facetas que se relacionan con el financiamiento de los partidos políticos. La ley
argentina de partidos políticos (23.298) adopta un sistema mixto de aportes privados y
públicos y hace referencias específicas al control patrimonial (Rubio y Goretti, 1993).

En cuanto a los aportes privados, dicha ley no establece limitaciones en cuanto a


los montos de las donaciones que pueden recibir los partidos; se prohíben las donaciones
anónimas, con excepción de las colectas públicas, aunque se autoriza a los donantes a
imponer que sus nombres no sean revelados, debiendo los partidos conservar la
documentación correspondiente por el plazo de 3 años. La ley, por otra parte, describe
claramente que no pueden aceptarse contribuciones de gobiernos o entidades
extranjeras, entidades autárquicas o descentralizadas del Estado nacional o las
provincias, empresas concesionarias de obras o servicios públicos, entidades o empresas
que exploten juegos de azar, asociaciones sindicales, patronales o profesionales y
personas que hayan sido obligadas a efectuar la contribución por sus superiores
jerárquicos o empleadores.

En el caso de que los partidos reciban una contribución ilegal deberán abonar una
multa igual a dos veces el valor de la donación, mientras que el donador deberá oblar diez
veces el monto donado en calidad de multa. Las personas que intervengan en la
maniobra serán pasibles de la sanción de inhabilitación para el ejercicio de los derechos
políticos y de los cargos públicos. Evidentemente, los mecanismos de control para que
dicha ley se cumpla suelen ser muy débiles, por lo que dichas disposiciones suelen no
pasar de la letra escrita.

26    
Página/12, 26-7-92.
36
En lo referido a los aportes públicos, la ley creó el Fondo Partidario Permanente
que se integra con recursos provenientes del presupuesto nacional. Básicamente, existen
dos tipos de financiamiento público a los partidos políticos. Uno, es el financiamiento
directo mediante la entrega de dinero. Otro, el indirecto a través de franquicias que
permiten la posibilidad de utilizar gratis, o a precio reducido, algunos servicios.

Los fondos en dinero, para actividades permanentes, se aportan anualmente en


función de los votos obtenidos en la elección anterior y del número de bancas que el
partido ocupa. Además, el Ministerio del Interior reparte cada año un 20% del dinero
disponible a todos los partidos por partes iguales, mientras que superen determinada
cantidad de votos en la elección anterior y que tengan representación legislativa en el
Congreso. Merece destacarse que dicho decreto ordena que parte de los fondos
recibidos por los partidos deberán destinarse al sostenimiento de los centros de
investigación, formación y capacitación política.

Por último, para la oportunidad de las campañas electorales, los partidos reciben
sin cargo espacios de radio y televisión y un aporte para la campaña consistente en una
suma de dinero por cada voto obtenido en la elección anterior27.

Como podrá apreciarse, aún cuando los controles no se cumplan con frecuencia,
las restricciones para el financiamiento de los partidos obligan a muchos dirigentes a
encontrar canales alternativos para el financiamiento de la actividad política. Uno de los
temas cruciales que se busca abordar mediante la creación de fundaciones es justamente
el de servir de canales de financiamiento alternativo para las mismas y, por lo tanto,
pueden dirigirse mucho más específicamente hacia la labor de algún dirigente o
funcionario en lugar de hacia el partido in totto.

Esto se ha visto con bastante claridad en lo que respecta al financiamiento


internacional. Durante los primeros años de la democracia, las principales tendencias
políticas internacionales buscaron la forma de influenciar el proceso político argentino a
través del apoyo y la promoción de determinados candidatos o corrientes. Fue notorio, por
ejemplo, el apoyo de la fundación Friedrich Ebert (social democracia alemana) hacia
ciertas fundaciones vinculadas a dirigentes de la Junta Coordinadora del radicalismo
(FUCADE, comandada en su época de esplendor por Enrique "Coti" Nosiglia, Luis
Stuhlman y Luis Aznar)) y la renovación peronista , tanto a nivel político (FUDEPA y
FUNDECO vinculadas a Carlos Grosso y Antonio Cafiero) como sindical (CEDEL, centro
de estudios del sindicato de empleados del Tabaco comandado por Roberto Digón).

Mediante dicho financiamiento, tales fundaciones pudieron convocar a debates,


organizar investigaciones y ofrecer actividades de capacitación para sus militantes. La
labor de estas fundaciones contribuyó decididamente al fortalecimiento de tendencias
internas en los partidos afines a las ideas políticas de sus financiadores28. De igual
manera, las fundaciones políticas sirven también para disputar y/o captar los recursos que
27    
La ley de Presupuesto para 1993 fija dicha suma en un peso.
37
para capacitación e investigaciones se adjudican por ley a los partidos. Es bien sabido
que aquél dirigente que logre estructurar equipos más coherentes y serios y pueda poner
a disposición, aunque sea parcial, del partido dichas capacidades tendrá mejores
posibilidades de obtener parte de dicho financiamiento oficial. Estos fondos cada vez son
de menor relevancia, dado que la proliferación de fundaciones e institutos políticos
aumenta la competencia por los mismos y, por lo tanto, las posibilidades de su distribución
discrecional.

Por último, otro de los motivos que está en la base de la proliferación de las
fundaciones políticas radica en la necesidad de conformar o resguardar equipos de
investigación sobre temáticas específicas que permitan desarrollar propuestas serias de
políticas públicas. La importancia de generar conocimiento científico para actividades
directamente relacionadas con la política va ganando aceptación en un núcleo cada vez
más amplio de dirigentes. Ello se da particularmente en el caso de ex-funcionarios
públicos que precisan conservar cierta capacidad de actuación para retornar a la escena
pública en mejores condiciones.

Demás está señalar el caso de Rodolfo Terragno (Fundación Argentina Siglo XXI) y
la importancia que le asigna a la educación. Pero su caso no es el único. Otros dirigentes
han señalado su preocupación en igual sentido. Declaraciones como las siguientes no
resultan extrañas en algunos dirigentes o ex-funcionarios:

" Hacer política es hoy elaborar políticas y para eso hay que elaborar
conocimiento. Las sociedades avanzan con la distribución del conocimiento
disponible y esos es también algo capaz de determinar una política".29

"La tesis toffleriana se está imponiendo a pasos agigantados: se necesita de las


ideas y de los conocimientos de un modo desesperado..."; "Hay que generar
nuevos recursos de pensamiento para que se deje de pensar en la política en
términos puramente coyunturales"30.

28    
Los resultados, sin embargo, no siempre fueron los esperados. Funcionarios de la fundación alemana
mencionada señalaron repetidas veces que el financiamiento a grupos sindicales pocas veces tuvo
correspondencia con las orientaciones y estrategias que estos luego adoptaron.

29    
Ginés González García, ex-ministro de Salud bonaerense durante la gestión de Antonio Cafiero y
creador de la Fundación ISALUD, especializada en investigación y difusión de temas de salud, medio
ambiente, economía y sociedad. Página/12, 26-7-92.

30    
Osvaldo Pepe, periodista, cientista político y ex-vocero de Antonio Cafiero. Pepe ilustra además con el
caso de José Bordón, titular de la Fundación Andina, quien "elige pasarse seis meses en Estados Unidos
para acumular conocimientos en lugar de acumular cargos".
38
"El que se dedica a la política está abocado a la lucha por el poder pero en el
momento en que necesita hacer política debe sumar inteligencia y proyectos"31.

Esta tendencia a vincular lo técnico con lo político se expresa también, además del
fenómeno fundacional, en, por una parte, una capacitación mayor de los dirigentes con
respecto a la adquisición de conocimientos científicos y, por otra, en la mayor aceptación
de técnicos asesores por parte de los políticos, aunque distinguiendo claramente ambas
atribuciones. Expresión del primer fenómeno es la apertura de carreras de ciencia política
en distintas universidades32.

El segundo aspecto se ve reflejado en la incorporación de técnicos a los equipos


de los principales políticos, asignándoles tareas muy específicas. Sin embargo, esta
relación entre técnicos y políticos al interior de los partidos nunca ha sido fácil ya que en
esa relación suelen confundirse los roles. Según las opiniones de dos reconocidos
cientistas políticos, la diferencia entre el papel del técnico y el político radica en que el
técnico posee una visión muy específica y recortada de la realidad -en este caso de las
políticas públicas, como ser economía, educación o defensa-, en tanto que el político
debe tener una óptica arquitectural del gobierno de una sociedad33.

Por qué generar conocimiento desde las fundaciones y no desde otros ámbitos,
como por ejemplo las universidades? Los mismos ex-funcionarios opinan al respecto:

"Cuando uno trabaja en la administración pública se generan equipos y llegado el


final de la tarea se siente la necesidad de continuar juntos. Para el mantenimiento
eficaz de uno o varios equipos de trabajo el de una fundación es un escenario
posible34" (G. González García).

"...la gente que pasó por la función pública sufrió algo equivalente a una sensación
adictiva y todos sueñan con volver. Una forma de prepararse es ponerse en un
lugar para pensar la realidad nacional... Una fundación puede constituir un centro
de actividad política disimulado en un envase atractivo" (J. Romero).
31    
Carlos Bruno, ex subsecretario de Asuntos Económicas de la Cancillería durante la gestión radical.
Fundador en 1989 del Centro de Investigaciones para la Transformación (CENIT) que se dedica a elaborar
proyecciones económicas en torno al Mercosur.

32    
Actualmente, la carrera de ciencia política se dicta en la siguientes instituciones: Universidad de
Belgrano, Universidad Católica Argentina, Universidad del Salvador, Universidad de San Andrés,
Universidad Torcuato Di Tella, Universidad de Morón, Universidad John F. Kennedy, Universidad Católica
de San Juan, Universidad Católica de Córdoba, Universidad de Buenos Aires y Universidad Nacional de
Rosario.

33    
"Los políticos y los técnicos, dos formas de ver el árbol y el bosque" en La Nación, 1/11/93.

34    
Este ha sido el caso también de la Fundación de Buenos Aires la que, comandada por Facundo Suárez
Lastra, agrupa a algunos ex-funcionarios de la gestión municipal radical.
39

"...el Estado perdió la capacidad para diseñar estrategias a mediano y largo plazo
porque lo que se consigue, y no siempre, es dar respuesta a lo de todos los días.
Para eso, en cambio, sirven las fundaciones" (C. Bruno)35.

En síntesis, las motivaciones que están por detrás de la creación y gran auge de
las fundaciones políticas son varias: preservación de espacios de reconocimiento de ex-
funcionarios alejados de cargos públicos; conformación de equipos de trabajo e
investigación; canalización de recursos privados para actividades partidarias; lobby en
políticas públicas; introducirse en la pelea política aún sin contar con fuertes bases
partidarias; elaborar ideas y proyectos de gobierno, y otras tantas más.

Las prácticas de estas entidades reflejan claramente estos propósitos fundantes,


aunque muchas veces las actividades se alejan de dichos propósitos -discutibles de por
sí- para entrar en terreno de franca ilegalidad. Estos temas serán tratados a continuación.

2. Los propósitos y las prácticas

El relevamiento de información realizado para este estudio acerca de las


fundaciones políticas denota la concentración de actividades en tres campos principales36:
formación de recursos humanos (militantes y equipos técnicos), relaciones públicas y
formulación de políticas. La investigación científica ocupa un lugar de poco destaque en
las fundaciones políticas en cuanto actividad específica y sistemática, aunque tiene un
espacio preponderante en las declaraciones de principios de cada una o en sus
propósitos institucionales.

La descripción de los propósitos de las fundaciones políticas suele ser, salvo


excepciones, sumamente abarcador. Ello les permite moverse en un amplio campo de
acción sin contradecir sus principios fundacionales y reorientar sus actividades de
acuerdo a las circunstancias políticas. Entre los propósitos declarados públicamente por
las fundaciones políticas es perceptible un mayor énfasis en las cuestiones vinculadas a
la democracia y el sistema republicano en aquellas ligadas al radicalismo; las
relacionadas con el justicialismo, por el contrario, intentan presentar un perfil más técnico
-y por ende menos político- aludiendo a los cambios estructurales de Argentina y su
inserción en el mundo.

35    
Las tres citas corresponden al artículo El discreto encanto de fundar, Página/12, 26-7-92.

36    
El análisis de los distintos grupos institucionales de "think tanks" está basado en la información pública
puesta a disposición por las propias instituciones.
40
Así es posible ver en las fundaciones allegadas al radicalismo declaraciones de
propósitos tales como:

"...el estudio científico y técnico del fortalecimiento de la concepción democrática,


de la acción política y de la administración de gobierno en la República Argentina...
proporcionando un ámbito adecuado para el análisis y discusión de áreas
temáticas para el tratamiento y la solución de los problemas nacionales"
(Fundación Jorge Esteban Roulet)

"...el objetivo general de estudiar los temas de significación para la vida política,
económica y social de la Nación; y como una manera de responder a la necesidad
de formación de ciudadanos activos y partícipes de la problemática nacional, como
medio de asegurar el sistema democrático y republicano" (Fundación para el
Estudio de los Temas Nacionales Dr. Sergio Karakachoff)

Mientras que en las vinculadas al justicialismo pueden leerse declaraciones de


objetivos del tipo siguiente:

" ...generar respuestas adecuadas a los problemas económicos, políticos y


sociales a partir de un diagnóstico lo más exacto posible de la realidad nacional"
(Fundación Andina)

"...contribuir al conocimiento de la problemática nacional, al proceso de cambio y


superación que viene realizando la Argentina, y a su reinserción en el mundo"
(Fundación Integración)

Algunas otras, por el contrario, especifican más sus propósitos, los que
generalmente hablan respecto al posicionamiento del grupo político que tomo la iniciativa
fundacional. Hay, por una parte, quienes explicitan claramente su vinculación partidaria:

"...el objetivo general de generar herramientas de acción y gestión para la acción


política de la Unión Cívica Radical, orientada a la defensa del republicanismo y la
democracia" (Fundación Arturo Illia para la Democracia y la Paz)

O bien, otras que hacen referencia a su pensamiento ideológico, el que es


traducido en sus propósitos fundacionales:

" ...estimular la reflexión, promoción y difusión de este pensamiento de raíz


humanista, y de las políticas que lo hagan operativo" (Fundación del Sur)

Como se señaló, aún a pesar de los diferentes enfasis puestos en las


declaraciones de principios de las fundaciones políticas, las actividades concretas que
realizan no difieren mucho entre sí: seminarios, talleres de discusión, estudios puntuales,
jornadas de capacitación, etc. Sin embargo, lo que podríamos llamar el "perfil" de las
actividades suele diferir. Las fundaciones radicales concentran gran parte de su actividad
41
en formación de militantes y técnicos sobre temas vinculados tradicionalmente a la
agenda de preocupaciones del partido37. Las actividades de las fundaciones justicialistas
suelen estar más volcadas hacia afuera, generando seminarios o jornadas de alta
visibilidad y contando con participación de figuras destacadas de la vida política (por ej. ha
sido frecuente la presencia del Dr. Menem y el embajador norteamericano en los actos de
la Fundación Integración)38.

Más que vincular las ideas surgidas de las fundaciones con la toma de decisiones
en el campo político o económico, estas parecen especializarse en la organización de
campañas electorales. Este fenómeno, más común en el justicialismo que en el
radicalismo, tiene como consecuencia la alta tasa de "mortalidad" de las fundaciones
políticas. Muchos candidatos suelen organizar sus propias fundaciones momentos antes
de las campañas electorales y desde allí generan ideas y estrategias de captación de
votos, frecuentemente auxiliados por consultoras de opinión pública. De acuerdo al
resultado de la elección, pueden continuar viviendo o bien declararse en receso39.

Pero también han logrado tener una influencia directa sobre algunos ambitos del
poder local. Los ejemplos más claros son la estrecha vinculación entre la Fundación
Andina y el gobierno provincial mendocino durante la gestión de José Bordón (diseño y
preparación de proyectos integrales de cambio estructural y crecimiento con equidad) o
entre lo que en su época fueron FUDEPA y FUNDECO con la gestión municipal porteña
de Carlos Grosso (varios funcionarios de las fundaciones pasaron a engrosar las filas del
gobierno).

Por último, es posible encontrar fundaciones políticas que encaran sus actividades
con un propósito de influir algunos ámbitos de manera más directa que con conferencias,
seminarios, coloquios o publicaciones. Un caso que merece ser mencionado es el del
Centro de Estudios para la Nueva Mayoría comandada por Rosendo Fraga. Las
constantes encuestas de opinión y estadísticas sobre cuestiones políticas y sociales,
37    
Además de los temas comunes a todas las fundaciones como educación, cultura, ciencia y tecnología,
las fundaciones radicales han organizado cursos y seminarios sobre temas tales como formación cívica,
participación ciudadana, sistemas electorales, sistemas políticos, historia de las ideas (Fund. J.E. Roulet); o
bien mucho más específicas para la militancia: organización partidaria, campañas electorales desde el
comité local, historia del pensamiento radical, funcionamiento del comité, etc. (Fund. A Illia).

38    
Los dos hechos sobresalientes de la Fundación Integración fueron los seminarios sobre "Corrupción y
crisis socio-económica" y "Narcotráfico y su impacto en la década del 90", los que contaron con la
presencia del Presidente Menem.

39    
En la investigación realizada para este estudio logro detectarse más de una docena de fundaciones
políticas que se habían mudado sin dejar domicilio conocido, que habían cerrado sus puertas y cancelado
sus actividades o bien otras en que los porteros de los edificios o casas informaban que se encontraban en
receso. Algunos ejemplos: Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas, Fundación para el Rearme
Moral, FUCADE, Siglo XXI, Fundación para el Estudio de los Problemas Argentinos, Fundación América,
Fundación Carlos Pellegrini, Fundación para el Progreso en Libertad.
42
difundidas generalmente a través del diario La Nación, se han convertido en una
referencia ineludible para muchos decisores políticos. Otro caso, quizás en el extremo
opuesto, es el de la Fundación del Sur cuyo inspirador es el otrora democristiano Carlos
Auyero. Esta última desarrolla proyectos, junto con otras instituciones, de autopromoción
comunitaria (microemprendimientos productivos rurales y urbanos, formación de agentes
de cambio social, acciones de promoción de la salud, etc.), medio ambiente y calidad de
vida en asentamientos de población en situación de extrema pobreza, tanto en areas
urbanas como periféricas. Por último, el Centro de Estudios para la República, liderado
por Fernando de la Rúa, desarrolla una activa tarea de asistencia parlamentaria,
influyendo directamente en los proyectos que surgen del Congreso Nacional40.

Dado que, como se señaló anteriormente, los propósitos de las fundaciones suelen
ser muy abarcativos y poco específicos, una modalidad recurrente es la de crear bajo el
paraguas de la fundación diversos "institutos" especializados, con nombres generalmente
pomposos pero con escasa actividad en la práctica. Así tenemos, por ejemplo, el Instituto
de Estudios e Investigaciones sobre el Medio Ambiente (IEIMA) de la Fundación J. Roulet;
el Instituto para el Análisis de la Realidad (INSTAR) y el Instituto de Estudios Económicos
y de Organización (INSTECO) de la Fundación Andina; el Instituto de Participación
Popular y Acción Municipal (IPPAM), el Instituto de Medio Ambiente y Habitat Popular
(IMAHP), el Instituto de América Latina y Relaciones Internacionales (IIALRI), todos
dependientes de la Fundación del Sur.

3. Financiamiento: lo público y lo privado en cuestión

Bastante similar al resto de las instituciones objeto de este estudio, la cuestión del
financiamiento de las fundaciones políticas suele ser uno de los puntos donde existen
mayores reticencias a brindar información. Ello se debe a varios motivos, que van desde
el ocultamiento de quienes los financian por consideraciones de tipo ideológico hasta la
escasa transparencia en el manejo de recursos por cuestiones impositivas. Seguramente,
la vinculación mencionada entre la actividad fundacional y el financiamiento de los
partidos políticos originado en fuentes privadas también influye en la escasez de
información.

De cualquier manera, al observar las vinculaciones institucionales de algunas


fundaciones políticas, así como sus publicaciones, es posible detectar, por lo menos, las
principales fuentes de su financiamiento.

Más que financiamiento institucional, la mayoría de las fundaciones políticas


apelan a la elaboración de proyectos pasibles de financiación a través de los mecanismos
propios de la cooperación internacional. Las fundaciones políticas alemanas suelen ser
40    
En el período 1984-1989 el Centro participó asesorando en 197 sesiones, 142 debates, 300
dictámenes de la comisión de asuntos constitucionales, 30 proyectos de ley, 50 leyes reformadas, 10
audiencias públicas informativas, 9 comisiones ordinarias del Senado y 9 comisiones especiales.
43
las que han estado más activas en el financiamiento de sus pares argentinas. En el caso
de la Fund. J. Roulet y el Centro de Estudios para la República ha sido la fundación F.
Naumann; en el caso de la Fund. Karakachoff el financiamiento de varias actividades
provino de la Fund. F. Ebert.

El financiamiento institucional parece provenir del campo empresario. Las formas


pueden ser varias. Una modalidad muy común es el auspicio de eventos o la compra de
espacios de publicidad en las revistas o publicaciones de las fundaciones41. Otra manera
es la adhesión a los propósitos de la fundación a cambio de la participación de
funcionarios de la empresa en las diversas actividades42. A través de esta modalidad, las
empresas logran tener abiertos canales de comunicación con los principales líderes y
corrientes de opinión de los grandes partidos sin la necesidad de hacerlo directamente
con el partido. Ello les evita mantener una posición equidistante con respecto a uno u
otro.

Otra tercera vía de financiamiento es a través de distintas formas de relación con


entidades oficiales o semi-oficiales. Por los mismos circuitos que los dineros empresarios,
algunas dependencias estatales contribuyen con publicidad, convenios de cooperación y
hasta subsidios, para el funcionamiento de las fundaciones políticas. Evidentemente, las
relaciones con el sector público suelen ser cambiantes ya que dependen en gran medida
de la situación del dirigente partidario o su corriente en las estructuras de gobierno.

Han sido precisamente las vinculaciones entre algunas fundaciones políticas y


organismos oficiales las que han levantado las suspicacias de la prensa y, a su vez, han
contribuido a que se vea a algunos dirigentes políticos usufructuando de sus cargos
públicos para propósitos privados. Los casos pueden ser claramente escandalosos o bien
recubiertos de un carácter tal que aparecen como gestiones realizadas en bien de los
"intereses nacionales".

Dos pequeñas notas publicadas hace un tiempo en el diario La Nación son un


ejemplo del último "estilo" mencionado, que sin embargo no llamó mayormente la
atención de los medios de comunicación. La primera de ellas hablaba acerca de un
convenio de cooperación firmado entre la Fundación Integración de Argentina y el estado

41    
La revista de la Fundación Integración, por ejemplo, incluye en sus páginas grandes avisos publicitarios
de Esso, Inca Seguros, Bridas, IPAKO, PUMA, Cable Visión, Tutelar Compañía Financiera, Banco Mildesa
y Aerolíneas Argentinas. Dicha revista, de cuidada presentación, es impresa en el Brasil y no posee registro
de propiedad intelectual ni referencias a los depósitos que marca la ley para las publicaciones.

42    
Tal es el caso del la Fundación Centro de Estudios para la Nueva República que cuenta con la
categoría de "socios adherentes". Entre otros figuran en esa calidad la fundación Banco de Galicia,
Bodegas Santa Sylvia, Unibanco, Dycasa Dragados y Construcciones, Destilería Argentina de Petróleo
S.A., Invictus SA, Arcor S.A., Arfinsa Argentina Financiera S.A., Ferrosider S.A., Astra S.A., Iveco Argentina
S.A., Alpargatas SAIC, Análisis y Desarrollo Económico S.A., Industrias Metalúrgicas Pescarmona, Editorial
Médica Panamericana, Indupa, Finca Flichman S.A., Banco Merccantil S.A., Estancias del Oeste S.A.,
Impreglio S.A. y Laboratorios Bagó S.A.
44
de Iowa de los Estados Unidos. Por medio de dicho acuerdo, el estado de Iowa se
comprometía a apoyar financiera y científicamente actividades de capacitación que
ejecutaría dicha fundación argentina. Días después, una nueva noticia (2-10-93, sección
Educación) daba cuenta de un nuevo convenio entre la Fundación Integración, la
fundación Caja de Ahorro de Mar del Plata y el Community College de Miami. Mediante
ese nuevo convenio, la última institución se compromete a dar asistencia técnica y
financiera para establecer un Community College en Mar del Plata cuyos títulos habiliten
para proseguir estudios en universidades de los Estados Unidos.

Si bien resulta muy positivo el establecimiento de relaciones de cooperación


internacional entre instituciones no-gubernamentales sin fines lucrativos para fomentar el
desarrollo, sea este social, científico-tecnológico, etc. lo que sorprende es que la
fundación Integración de la Argentina es una creación y depende directamente del
recientemente nombrado embajador argentino en Washington, Dr. Raúl Granillo Ocampo.
Más aún, el segundo convenio mencionado fue ratificado por el propio embajador en un
acto realizado en la mismísima sede de la embajada argentina.

Dado que las fundaciones son entidades privadas, el involucramiento directo del
embajador argentino en la realización de convenios con instituciones gubernamentales o
no-gubernamentales de los Estados Unidos (o de donde fuere) no parece ser la manera
más apropiada de representar los intereses del país en el extranjero. Mucho menos
cuando la fundación argentina involucrada lo tiene al mismo embajador como máximo
exponente.

Otro caso, mucho más burdo, ha sido el que vinculó a la asesora presidencial, con
cargo de secretaria de Estado, Yanet Bouzón, con la promoción desde su despacho en la
Casa Rosada de dos fundaciones pertenecientes a un tal José Luis Cora, quien a su vez
es presidente de siete partidos políticos y de otras tantas fundaciones y entidades de bien
público43.

VI. UNIVERSIDADES PRIVADAS

A semejanza de las fundaciones políticas, pero quizás con mayor perspectiva de


estabilidad institucional, las universidades privadas reconocen un auge importante
durante la última década en Argentina. Su papel se perfila claramente como el de
formadoras de recursos humanos, aunque son crecientes los esfuerzos para moverse
también al terreno de la formación de opinión en las elites dirigentes mediante actividades
de extensión, del tipo seminarios, foros, conferencias, debates, etc.

43    
Las andanzas de José Luis Cora y las maniobras realizadas mediante el uso discrecional de los
partidos políticos y las fundaciones ha sido descrita con detalle en la revista LA MAGA, 2 de diciembre de
1992.
45
Aunque de mucho menor importancia en cuanto al vínculo generación de
conocimiento/toma de decisiones que las fundaciones políticas o los centros de
investigación privados, su inclusión en el estudio se justifica en cuanto existe una
tendencia hacia su promoción por parte del sector público y a su financiamiento por parte
del sector privado empresarial.

1. Antecedentes44

El sistema de educación superior en la Argentina ha sido tradicionalmente


administrado y apoyado por el estado. Hasta 1958, la totalidad del sistema era
responsabilidad del estado. A partir de ese año se autoriza la extensión de títulos
universitarios reconocidos legalmente a las universidades privadas, momento que marca
el comienzo del crecimiento de las mismas. Hacia 1990, de las 52 universidades
existentes en el país, 23 eran privadas. La matrícula total era de 800.000 estudiantes para
el conjunto del sistema, correspondiendo un 10% al sector privado.

El sistema universitario privado se desarrolló desde sus inicios como una


alternativa a la oferta de educación superior proporcionada por el estado, aunque nunca
dejó de reclamar el derecho a su apoyo financiero. Originariamente impulsadas por la
Iglesia Católica y por grupos católicos laicos, las universidades privadas no lograron
concretar sus aspiraciones sino hasta el mencionado año de 1958, poco tiempo después
del derrocamiento del gobierno del General Perón. El marco legal dictado ese año, con
las modificaciones realizadas en 1967, continúa siendo el válido hasta el presente. Un
decreto de 1973 suspendió la acreditación de universidades privadas indefinidamente y,
aunque parcialmente modificado años después, hasta 1990 no se otorgaron nuevas
autorizaciones.

Los rasgos principales de este marco legal son el alto grado de autonomía
académica y administrativa y la carencia de subsidios oficiales o ayuda financiera por
parte del estado, más allá de los que les corresponden en cuanto instituciones no
lucrativas exentas de impuestos. Sobre esta base, las universidades privadas sólo
pueden crecer y desarrollarse en la medida que reciban importantes aportes privados
iniciales y encuentren un mercado estudiantil dispuesto a pagar de sus propios bolsillos
los no siempre baratos aranceles. De allí que las primeras en fundarse tuvieran su origen
y apoyo en el seno de la Iglesia Católica o de algunas de sus órdenes (los Jesuitas), o
bien gozaran del financiamiento de algún grupo empresario, sector de las Fuerzas
Armadas o una asociación profesional.

2. Perfil actual
44    
El análisis y la información correspondiente a esta sección se basa extensamente en los trabajos
desarrollados en el CEDES por Jorge Balán sobre el sistema de educación superior argentino y
latinoamericano.
46

Todas las universidades privadas tienen el mismo status frente a la ley, la que
también estableció el Consejo de Rectores de Universidades Privadas (CRUP) como
mecanismo coordinador pero con muy poca autoridad frente a cada una de las
universidades consideradas individualmente. El Ministerio de Educación también tiene
poder de control sobre la administración y las finanzas de las universidades privadas,
pero al igual que en otras instituciones no lucrativas (aunque sea formalmente) la
capacidad de ejercerlo es muy débil.

El grado de autonomía de las universidades privadas con respecto al estado es


bastante alto, y ello se debe fundamentalmente a que no reciben subsidios de este. Ellas
pueden elegir sus propios órganos de gobierno, su organización académica y desarrollar
sus programas con total independencia, aunque en última instancia debe obtener el
reconocimiento oficial para sus títulos.

Pero, evidentemente, no todas poseen la misma importancia. Una de las grandes


diferencias existentes al interior del conjunto de las universidades privadas se refiere a su
tamaño, el que se expresa claramente en la diferenciación regional. El cuadro siguiente,
donde se las clasifica en católicas y no católicas, muestra claramente dicho panorama.
47
CUADRO 4
Universidades argentinas
Por tamaño de matrícula y gobierno

Matrícula Católica No católica

5.000 a 10.000 Pontificia U. Católica U. de Morón


(promedio 1983-1987) Argentina U. de Belgrano
U. del Salvador U. J.F. Kennedy
U. Argentina de la
Empresa

menos de 5.000 U.C. de la Plata U. del Museo Social


(promedio 1983-1987) U.C. de Córdoba U. Notarial
Argentina
U.C. de Cuyo Centro de Altos Estudios
en Ciencias Exactas
U.C. de Santa Fe Instituto Tecnológico de
U.C. de Santiago del Buenos Aires
Estero U. de Concepción del
Uruguay
U. Santo Tomás de Aquino U.C. de Salta
U. Juan A. Maza**
U.C. de Mar del Plata* Instituto Superior
Aconcagua**
U. de la Marina Mercante

* Seminario Teológico solamente


** Ubicada en Mendoza

Fuente: República Argentina, 1988. Citado en Balán (1990)

Como puede apreciarse, las seis universidades más grandes están ubicadas en el
area metropolitana de Buenos Aires, encontrándose sólo una fuera de la Capital Federal;
dos de ellas son católicas. Todas ellas, con excepción de UADE que es una escuela de
negocios con varias ramas, ofrecen una amplia gama de carreras.

Entre las más pequeñas se encuentran una gran cantidad de instituciones


católicas provinciales en las principales ciudades fuera de Buenos Aires las que compiten
con las universidades nacionales. Si bien sus programas de estudio no difieren
sustancialmente, si se diferencian por el contenido ideológico de los mismos. Las
universidades privadas de menor tamaño son más bien escuelas especializadas, como es
el caso del Museo Social (trabajo social y humanidades), CAECE (ciencias exactas) y el
Instituto Tecnológico y la de la Marina Mercante (tecnología e ingeniería).
48

La distinción fundamental entre las católicas y las no católicas es más una cuestión
de gobierno que de función. Las universidades católicas, aún cuando administradas por
laicos, reciben la protección de la Iglesia, lo que les facilita los contactos intelectuales así
como el acceso a fuentes de financiamiento. Las no católicas, por su parte, deben
desarrollar mayores esfuerzos en ese sentido. En ambos casos, la financiación es de
origen privado, siendo los ingresos por aranceles una de las fuentes principales, aunque
su dimensión es desconocida. De cualquier manera, la administración de ambas se
caracteriza por la falta de participación de los estamentos académicos en su
administración y en las decisiones de políticas, aún cuando este factor es más acentuado
en las católicas.

A partir del cambio de gobierno en 1989 se autorizó el funcionamiento de un nuevo


grupo de universidades privadas sin hacer muy transparente los mecanismos por los
cuales se evaluaba su capacidad. Entre junio de 1990 y diciembre de 1992 se autorizó el
funcionamiento provisional de trece nuevas universidades privadas, algunas de las cuales
habían comenzado su trámite antes de 1989 mientras que otras esperaron sólo unos
pocos meses para ser autorizadas45.

Las nuevas universidades cuentan con distintos tipos de apoyos, avales o


patrocinios. Esto pueden provenir de comunidades religiosas (adventista, católica, judía) o
bien de grupos específicos dentro de una religión, como es el caso de la Universidad
Austral vinculada al Opus Dei; de grupos empresariales como la Asociación de Dirigentes
de Empresas; de sectores académicos o docentes con trayectoria que a través de apoyos
empresariales lograron transformarse en universidades (Favaloro, Barceló, Di Tella, San
Andrés), o bien de proyectos vinculados fuertemente con instituciones o personalidades
del país o el exterior (Universidad de las Naciones Unidas, Manuel Antín) (Balán y García
de Fanelli, 1993).

En los últimos años, ha habido un crecimiento de la matrícula en las universidades


privadas, lo que contrasta con una fuerte caída en las públicas como consecuencia del
desfinanciamiento oficial, lo que generó una sensación de quiebra del sistema. Pero aún
las diferencias siguen siendo grandes ya que la matrícula promedio es de 20 mil alumnos
en las públicas y de casi 3 mil alumnos en las privadas.

La matrícula de las universidades privadas se concentra en el área de las ciencias


sociales, destacándose los cursos de pregrado y posgrado en Administración y Ciencias
45    
Las nuevas universidades creadas a partir de 1989 son las siguientes: 1) Buenos Aires y Gran
Buenos Aires: Instituto Universitario de Ciencias Médicas, Instituto Universitario de Ciencias de la Salud,
Universidad de "Maimónides", Universidad "Torcuato Di Tella", Universidad Austral, Universidad de Ciencias
Empresariales y Sociales, Universidad de Palermo, Universidad de San Andrés, Universidad del Cine; 2)
Córdoba: Universidad "Blas Pascal"; 3) Entre Ríos: Universidad Adventista del Plata; 4) Mar del Plata:
Universidad de las Fraternidades y Agrupaciones "Santo Tomás de Aquino"; 5) Mendoza: Universidad
Champagnat.
49
Económicas. Los posgrados suelen tener una articulación bastante directa con el
mercado de trabajo, resultado de que las propias empresas demandantes del personal
calificado egresado de las mismas financian a sus empleados la realización de dichos
cursos. Es de destacar también el crecimiento que han tenido las carreras en el area de
medicina, lo que ha aumentado la competencia entre las instituciones del área. Sólo
algunas de las universidades privadas, sin embargo, han alcanzado un grado de
excelencia académica reconocido ya que las actividades de investigación son aún muy
escasas y los salarios docentes no se diferencian demasiado de los del sector público.

Ahora bien, en qué medida las universidades privadas tienen influencia sobre la
toma de decisiones a nivel político? Así como son reticentes a someter a debate
académico sus programas y formas de funcionamiento, más difícil aún es establecer
cuales son sus ligazones con los tomadores de decisiones. Resulta bastante evidente que
hasta el momento las universidades privadas han sido bastante efectivas en influir en el
área educativa, habiendo logrado una mayor flexibilidad para el reconocimiento legal de
las mismas. Su voz en defensa de la educación privada, sea basada en valores religiosos
superiores o en la oferta de alternativas ideológicas, ha contribuido sobremanera a crear
un clima favorable a la gran expansión de este sector.

Pero su grado de influencia política no parece ir más allá de esa área. En la


medida que sus políticas docentes y de investigación no se han desarrollado aún lo
suficiente para conformar equipos de alta calidad, lo que surge de ellas en cuanto "nuevos
conocimientos" aplicables a políticas deja bastante que desear. Más bien, su actividad
principal se centra en la formación de recursos humanos para la satisfacción de la
demanda empresaria, y en mucho menor medida, para el sector público. Esta vinculación
con el mundo empresario de las universidades privadas puede ser que las lleve en el
futuro a tener que invertir más recursos en investigación y desarrollo y, en consecuencia,
a poder proveer de nuevas ideas al ámbito político.

Dado que la dimensión del sector universitario privado sigue siendo pequeña en
relación al público, la oferta de nuevos conocimientos resulta proporcionalmente reducida.
También están en desventaja en relación a los centros académicos privados ya que la
calidad de los académicos y la producción investigativa de estos es mucho mayor. En
este sentido, no responden ni al clásico modelo de "universidades sin estudiantes" de los
Estados Unidos (studentless universities) ni tampoco tienen capacidad académica para
establecer contratos con el gobierno. A mitad de camino entre los distintos modelos, las
universidades privadas tienen aún un camino que recorrer para ser generadoras de ideas
y conocimientos que puedan influir en las macro decisiones. Su papel más fuerte, por el
momento, parece limitarse a propiciar un cambio de clima de opinión en las elites.

VII. ORGANIZACIONES NO-GUBERNAMENTALES (ONGs) DE ABOGACIA


50
Un cuarto conjunto de organizaciones analizables en cuanto "think-tanks" está
conformado por aquellas cuyos propósitos fundamentales son la formación de opinión
pública y la incidencia en alguna problemática específica. Sin llegar a conformar un
conjunto con cierta "identidad" como los centros académicos o las fundaciones políticas,
estas instituciones son más bien portadoras de "ideales" y "misiones" que de
"conocimientos". No producen investigaciones, no asesoran a organismos de gobierno,
no generan información básica ni tampoco forman recursos humanos para puestos
decisorios; pero sí ejercen presión -más o menos directa según las circunstancias- en los
momentos en que se toman las decisiones. Este es un fenómeno muy desarrollado en los
Estados Unidos, donde las "advocacy organizations" suelen conformar verdaderos
lobbies en los pasillos del poder. Más aún, abundan las coaliciones de entidades que se
nuclean para tal fin.

Sus orígenes pueden ser diversos, así como sus perfiles ideológicos. Sus formas
de actuar también: grupos de concientización, campañas públicas, foros, solicitadas y
varias otras. El impacto de sus acciones es muy poco medible, en la medida que no es
posible detectar la acción específica de una de estas organizaciones dentro del cúmulo de
otros actores que se movilizan en torno a esta temática.

Los valores de la democracia, en cuanto régimen político y forma de gobierno ha


sido uno de los temas fundamentales -aunque no el único- encarado por estas
organizaciones, aunque desde perspectivas muy diversas y, quizás, poco afines entre sí.

En un extremo, podrían situarse organizaciones como la Fundación Carlos


Pellegrini, liderada por el ucedeista y ex-asesor del ex-ministro de Economía Emilio
Mondelli, Ricardo Zinn, y la Fundación Acción para la Iniciativa Privada, comandada por el
empresario mercantil Osvaldo Cornide. Levantando y proclamando algunas de las
problemáticas vinculadas a la democracia liberal, ambas fundaciones fueron muy activas
años atrás en proclamar la necesidad del respeto a la propiedad privada.

En otro extremo, pueden encontrarse instituciones tales como Poder Ciudadano y


Conciencia. La primera, que se define como "empresa de servicios ciudadanos sin fines
de lucro" tiene como principales exponentes a Marta Oyhanarte, Manuel Mora y Araujo,
Teresa Anchorena, Luis Moreno Ocampo, Mona Moncalvillo, María Miguens y Victor
García Laredo. Conciencia, por su parte, se constituyó en 1982 y está liderada por Maria
Rosa Segura de Martini y Sofia Laferriere de Pinedo. Tiene su oficina central en Capital
Federal y más de 30 sedes en el interior del país.

Los propósitos de este tipo de organizaciones suele ser muy vagos. A manera de
ejemplo, la Fundación Carlos Pellegrini define su tarea de la siguiente manera:

"...la fundación concentra su esfuerzo, destinado a defender y acrecentar la


libertad, en difundir que los sistemas políticos y económicos libres
obedecen a la ley natural; reflejan la condición óptima para el desarrollo
51
espiritual e integral del ser humano y son los que generan mayor riqueza y
garantizan su distribución más equitativa."

Mientras que Conciencia se organizó en calidad de...

"...movimiento cívico no partidario, para promover y divulgar los principios


republicanos y democráticos y para que la ciudadanía participe con
responsabilidad y eficacia en la vida política y comunitaria del país".

La operacionalización de tales propósitos revela con mucho más claridad el tipo de


actividad encarada. La Fundación Carlos Pellegrini, por ejemplo, se plantea que

"...la enseñanza de los valores y la prédica de las virtudes no se realiza con


plena eficiencia restringidas a la cátedra o al pulpito religioso. Es necesario
que los mensajes sean múltiples e integrales y se refieren a todos los
aspectos de la vida y actividad. De manera expresa, tácita y aún
subliminal".

Acorde con esa visión, dicha fundación se dedicó a publicar extensas (y costosas)
solicitadas en el diario La Nación sobre la "ética de la responsabilidad" y a editar diversos
informes, correspondientes a sus áreas de acción (marco externo, análisis y perspectivas,
cuadernos, etc.). "Acción para la iniciativa privada", en cambio, actuó directamente en la
arena política adoptando posiciones muy claras, como fue el caso de la oposición a la
reforma de la constitución de la provincia de Buenos Aires durante la gestión de Antonio
Cafiero. Ambas fundaciones han dejado de funcionar (al menos momentáneamente).

Conciencia y Poder Ciudadano, al querer promover los valores de la participación


ciudadana en los asuntos públicos, vuelcan sus actividades hacia el acercamiento de las
personas y la elaboración de sus problemáticas. Así, Conciencia informa a los ciudadanos
(folletos, radio charlas, mesas redondas) acerca de los sistemas electorales y las pautas
para autoridades y fiscales; ofrece cursos de capacitación cívico política a la ciudadanía y
de formación de dirigentes; promueve las relaciones del sistema educativo con la
ciudadanía y, en menor medida, desarrolla acciones en defensa de la calidad de vida.
Poder Ciudadano, por otra parte, ha puesto en marcha Foros de Interés Ciudadano; ha
implementado con la FLACSO y el Instituto Nacional de la Administración Pública (INAP)
un curso de posgrado de "Control de Políticas Públicas"; ha conformado una base de
datos sobre el perfil y patrimonio de los candidatos electorales durante los comicios de
1993; brinda cursos de formación de jóvenes para la participación y organiza talleres y
seminarios sobre el problema de la justicia en la Argentina.

Pero como señalamos, más allá de las actividades concretas, los estilos son
diferentes. Aquellas más ligadas a sectores empresarios (Carlos Pellegrini, Acción para la
Iniciativa Privada) se mueven fundamentalmente en el terreno de "crear clima" a favor de
la liberalización económica, el respeto a la propiedad privada y a todos aquellos aspectos
52
que ligan los principios liberales con la actividad económica, tales como la libertad de
comercio, de inversión y acumulación de capital, etc.

Las originadas desde el campo de líderes cívicos o intelectuales (Poder Ciudadano


y Conciencia), en cambio, intentan ser vigías de algunos actos de gobierno mediante la
presión o el sometimiento al debate de la clase política, o bien trabajando "desde abajo"
en la concientización de los deberes y derechos ciudadanos y la formación para la
participación.

Además de estos dos grupos de instituciones, representativas de otras similares,


otro número importante de ONGs realizan actividades similares pero en campos mucho
más específicos de las políticas públicas. Muchas veces su conocimiento no proviene
tanto del campo de la investigación sino que es el resultado de sus propias prácticas en el
campo, por ejemplo, de la promoción social o los derechos humanos. Organizaciones
feministas, de promoción del habitat popular, de temas de sexualidad u homosexualidad,
de derechos humanos y ecologistas son algunos de los campos en que estas
organizaciones está más desarrolladas. Aunque más restringida, su capacidad de presión
ha sido a veces muy notoria.

VIII. CONCLUSIONES

El universo de los así llamados "think tanks" en la Argentina se ha diversificado y


reestructurado notablemente en los últimos años. Este fenómeno es parte de otro de
carácter más amplio, cual es el reconocimiento y la legitimidad para actuar desde el
campo de las organizaciones no-gubernamentales sin fines de lucro. En comparación con
el estado y con las empresas, las entidades privadas no lucrativas poseen la ventaja de
poder actuar con menos trabas burocráticas, mayor ductilidad institucional, capacidad de
captación de recursos privados e internacionales y escaso control estatal sobre sus
actividades.

Sin embargo, como hemos visto, aunque genéricamente sean entidades similares
se diferencian entre sí notablemente. Como se señaló, la adopción de una u otra fórmula
jurídica ofrece un primer e importante punto de referencia para el análisis de los "think
tanks". Tomando los cuatro sub-grupos mencionados algunas diferencias grandes
aparecen claramente. Los centros académicos privados, en su gran mayoría, adoptaron
la fórmula de "asociación civil sin fines de lucro". Ello revela que por detrás de su proceso
de conformación existió un conjunto de voluntades -aún cuando pueda haber habido
líderes- cuyos propósitos eran los de cooperación para la conformación de una institución
y que, por lo tanto, se sometían a adoptar mecanismos internos de decisión más
democráticos -asamblea- y a elegir colectivamente la orientación de la misma.
53
En el caso de las fundaciones políticas también está claro el porqué de la fórmula
"fundación". Se trata en general de la iniciativa de un dirigente -aún cuando pueda
representar una tendencia partidaria o una corriente de opinión- que invierte recursos
propios para la creación de una institución que vuelque todas sus energías a servirle a su
carrera política. De tal manera que es el fundador quien decide prácticamente todo con
respecto a la vida de la institución y, en consecuencia, sus procedimientos son más
arbitrarios y están menos sometidos al control de los miembros. En la medida que la
capacidad del estado de controlar el funcionamiento de las fundaciones es sumamente
precaria, la discrecionalidad en el manejo institucional es aún mayor. La resultante de tal
combinación parece obvia en cuanto al manejo de los recursos.

Las universidades privadas funcionan también, en su gran mayoría, en calidad de


fundaciones, según lo requiere la legislación. Como se vió, ello les limita el acceso a
fondos públicos, aunque paralelamente les permite mayor movilidad en cuanto a la
obtención de fondos privados. Las deficiencias en el funcionamiento de estas entidades
se asemeja bastante a los ya señalados para las fundaciones políticas.

Las ONGs de abogacía, finalmente, pueden optar entre una u otra fórmula, lo que
revela su origen (individual o grupal), aunque también se relaciona con la facilidad legal
para escoger entre una u otra fórmula jurídica. Hasta hace poco tiempo, el procedimiento
legal para formar una fundación era mucho más simple y barato que para el caso de una
asociación civil. Recientemente, el monto inicial a ser depositado para conformar una
fundación ascendió de $200 a $12.000. Ello explica en gran medida el auge de las
fundaciones durante la década pasada, cuyo número actual asciende a cerca de 3.000
entidades.

La misión o el propósito fundante revela también el tipo de actividades en el que


cada sub-grupo de instituciones va a concentrarse durante su desarrollo.

En el caso de los CAPs, su propósito principal fundacional fue el de mantener


espacios democráticos de investigación en un marco donde el ámbito natural para el
trabajo académico, la universidad, se veía sometida a recurrentes intervenciones. En este
sentido, se preocuparon por conservar el rigor académico, aunque no tuvieran el ejercicio
diario de la docencia y el contacto con estudiantes. A la manera de lo que los
norteamericanos llaman "studentless universities", los centros académicos fueron, con el
tiempo, diversificando su función básica y originaria de investigación, incorporando
algunos de ellos una relación más estrecha con la política.

Las fundaciones políticas, por el contrario, nacen con el propósito explícito de


intervenir en política, aún cuando no estén afincadas fuertemente en la investigación. Esta
aparece como una necesidad en la medida que el fundador y líder político quiera
apoyarse para su acción en argumentos científicos, o bien conformar equipos que
eventualmente puedan acompañarlo en la función pública.
54
Las universidades privadas, como se vió, se originan con el fin de ofrecer
alternativas ideológicas -religiosas o laicas- al sistema universitario oficial. En tal sentido,
se proponen ampliar la oferta educativa orientando la formación de recursos humanos
hacia el campo de la empresa. Las organizaciones de abogacía, finalmente, se
proponen intervenir en cuestiones públicas apelando a tareas de lobby y de presión sobre
el gobierno y el sistema político. La diferencia con las fundaciones políticas radica en que
aquellas actúan principalmente a través de los partidos, mientras que estas últimas
procuran canales alternativos de influenciar las decisiones políticas apelando a la
concientización y organización de la sociedad civil. Para ello suelen utilizar la
investigación social ya producida, poniéndole el "acento" a determinadas cuestiones que
les interesan en particular, tratando de facilitar ese conocimiento a los decisores46.

La función intelectual es, en la práctica, lo que más los diferencia. Los cambios
ocurridos en la Argentina en los últimos años, en todos sus niveles, ha producido
modificaciones en las funciones intelectuales de muchos de los "think tanks". Los aquí
llamados centros académicos han concentrado fuertemente sus actividades en la
investigación, luego de un período donde diversificaron sus actividades con grupos o
movimientos sociales y partidos políticos.

En la medida que los partidos y sus líderes fueron armando sus propias
fundaciones y que los movimientos sociales no pueden recurrir a contratar investigadores/
ciones por falta de recursos, es visible un cierto retorno hacia sus actividades
fundacionales: la generación de conocimiento científico. En todo caso, como el Di Tella,
han ampliado su campo de acción hacia la docencia. Podría decirse que los centros
académicos privados son un claro ejemplo de lo que anteriormente llamamos el modelo
académico de influencia. Ello no quita, sin embargo, que algunos miembros de estos
centros estén activamente envueltos en política (ej. Atilio Borón en la Democracia
Avanzada), aunque sin implicar al conjunto de la institución, como fue el CISEA en su
momento. La incapacidad de algunas instituciones para continuar financiando sus
actividades de investigación llevó asimismo al cierre o al achicamiento extremo.

A diferencia de otros países de la región, los modelos de articulación, tanto


académicos como participativos, son un fenómeno prácticamente inexistente. No
obstante, deben destacarse algunos casos como el CIPES volcado a la temática de la
educación popular, el CELS (Centro de Estudios Legales y Sociales) en el campo de los
derechos humanos o, más desdibujadamente, el CEUR en el campo del habitat popular.

Todos ellos comparten, sin embargo, la gran debilidad de la difusión. Por lo


general, salvo escasas excepciones como los estudios puntuales del Centro de Estudios
Unión para la Nueva Mayoría de Rosendo Fraga (que no puede ser considerado
estrictamente un centro académico), las publicaciones y estudios producidos por los "think
46    
La Heritage Foundation de los Estados Unidos, por ejemplo, produce una serie de "policy issue papers"
lo suficientemente resumidos de manera que puedan ser leídos en un viaje de limusina entre el aeropuerto
nacional de Washington y el Capitolio (Weaver, 1989).
55
tanks" no sólo tienen escasa difusión sino que tampoco son tomados por otros medios de
comunicación más masivos que pudieran ser portadores de su mensaje. Como se señaló
al comienzo, una buena política de difusión no garantiza per se una mayor influencia en la
toma de decisiones de políticas, aunque puede suponerse que su alcance sería mayor, lo
que redundaría en una visibilidad más extendida, con el beneficio que ello otorga en
términos de financiamiento.

En cuanto a los tipos funcionales de intelectuales, en la medida en que es un


fenómeno más individual, no es posible hacer generalizaciones. En todos los sub-grupos
aquí estudiados, con excepción quizás de las universidades privadas, es posible
encontrar varios de los tipos mencionados al comienzo. Lo que sí es destacable es la falta
de intelectuales organizadores y productores de información estratégica. Si bien el perfil
de los intelectuales y académicos es atribuible en gran medida a su formación
universitaria y a su práctica de graduado, es notable en ambitos diversos (desde la
empresa hasta el mundo de las fundaciones) la escasez de técnicos con capacidades de
entender, más allá de las declamaciones, los cambios que ocurren en el mundo, las
implicancias en el país y las estrategias necesarias de adaptación. Así, es perceptible la
dificultad para encontrar en el campo de los "think tanks", intelectuales capaces de
planificar estratégicamente, diseñar proyectos y evaluarlos, actuar en redes y vincular
actores diversos a partir de intereses divergentes.

El rol de las instituciones es posiblemente la variable más claramente definida.


No cabe duda que los lugares donde se producen ideas y se genera conocimiento (aparte
de la universidad, aún con sus limitaciones) es en el mundo de los centros académicos.
Una simple revisión de su producción intelectual de los últimos años revela una constante
preocupación por indagar en algunos aspectos claves de la realidad argentina, aunque
también se notan las limitaciones para expandirse a nuevas areas del conocimiento,
como el caso notorio de las cuestiones ecológicas, medioambientales y las teorías del
desarrollo sustentable. Los CAPs de más reciente creación (ver notas 22 y 23) se han
concentrado, a diferencia de los anteriores, en áreas más específicas vinculadas al
estudio de políticas públicas, particularmente en el área social. Su producción está más
directamente relacionada con la evaluación y propuestas alternativas de políticas macro
(seguridad social, pobreza, empleo).

Tal como se apuntó anteriormente, el papel de fuentes de reclutamiento ha sido


cumplido sobremanera por las fundaciones políticas para el nivel de técnicos en los
rangos medios de la administración pública y por los CAPs en los más altos. Esto en un
sentido directo, ya que no puede obviarse el papel de las universidades privadas en
cuanto a la formación de recursos, aún cuando sea difícil el seguimiento y la ubicación de
los graduados de dichas instituciones en los distintos niveles de gobierno.

Las ONGs de abogacía, por su parte, han cumplido su papel más importante es
cuanto voz experta sobre problemáticas específicas (caso Poder Ciudadano y los temas
de justicia) como así también en la "creación de clima" favorable a determinadas ideas.
Dentro de los CAPs, evidentemente, cada investigador es también experto en su tema
56
particular, siendo una fuente de consulta permanente para los medios de comunicación,
funcionarios y legisladores.

Finalmente, las universidades privadas, de acuerdo a su capacidad de


convocatoria, han asumido un papel creciente como espacios de debate, restándole
espacios a los centros académicos.

Relativo a la cuestión del financiamiento, por último, quienes mejor ubicados


están en el mercado son las universidades privadas. Estas se sostienen
fundamentalmente con los aranceles que cobran y con donaciones específicas de
particulares. La desregulación estatal para su funcionamiento ha favorecido su
crecimiento, así como la supuesta calidad (aún no demostrada) en cuanto al nivel
educativo, en comparación con la universidad pública. Mientras tanto, los centros
académicos, las ONGs y las fundaciones políticas se debaten en el mercado de proyectos
y subsidios internacionales, compitiendo por los fondos para investigación y de promoción
del desarrollo. En este marco, los más perjudicados son las fundaciones políticas ya que
su capacidad de colectar fondos externos depende en gran medida de vinculaciones
políticas y del grado de popularidad del político/líder en determinada circunstancia.

El incremento de fondos internacionales, via créditos o subsidios de las


organizaciones financieras (Banco Mundial, BID) orientados hacia el area social abre
perspectivas favorables para los centros académicos, aunque, para aprovecharlos
deberán recurrir a contactos políticos, terreno en el que han perdido espacio. A su vez,
implicará, en la medida que puedan asumir roles de consultoría o asesoría, readecuar sus
prácticas institucionales y metodologías de trabajo ya que deberán competir con
empresas privadas del tipo de las consultoras especializadas. Por el lado de las empresas
-fuente de financiamiento para la investigación social aún poco explorada- todo
dependerá de cómo estas cambien sus estrategias de imagen corporativa y den más
peso a su función social, para poder entablar nuevos diálogos y formas de cooperación
con las instituciones que generan conocimiento básico y estratégico para su accionar.

Para concluir, no cabe duda que los desafíos para el fortalecimiento de la


capacidad de investigación social -básica, aplicada y operacional- en el campo no-
gubernamental son enormes. Estos incluyen, antes que nada, cambios en las
concepciones de los liderazgos en cuanto a cuales son las formas de cooperación
posibles y a la identificación de qué es lo que puede dar cada uno de los actores, sus
ventajas comparativas. En la medida en que no se ven cambios fundamentales a corto
plazo en el sistema nacional de ciencia y tecnología, parece llegada la hora de generar un
nuevo impulso privado de apoyo hacia las areas estratégicas del desarrollo, colocando a
la educación, el conocimiento y la investigación en primera instancia. Algunos signos
positivos ya pueden avisorarse, aunque sin una fuerte iniciativa estatal que de un marco
de sentido y que oriente, los esfuerzos no pasarán de ser marginales.
57
IX. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

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