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ANÁLISIS JURISPRUDENCIAL

1. MARCO DECISIONAL

1.1. IDENTIFICACIÓN

Número Sentencia T-398/14

Magistrado ponente MP Jorge Iván Palacio Palacio

Sala Quinta de Revisión de la Corte Constitucional, integrada por


Sala de Decisión los Magistrados Andrés Mutis Vanegas, Jorge Ignacio Pretelt
Chaljub y Jorge Iván Palacio Palacio.

Aclaran el voto NO

Salvan el voto NO

1.2. HECHOS JURÍDICAMENTE RELEVANTES (HJR)

En enero de 2008, el Banco BBVA le otorgó un crédito hipotecario por valor de $120’000.000, el cual fue
amparado con un seguro de vida de la compañía BBVA Seguros de Vida Colombia S.A.

El crédito venía siendo cancelado de manera cumplida desde junio de 2011 al 13 de noviembre de 2012,
cuando su estado de salud se vio afectado por diversas aflicciones.

Los diferentes padecimientos llevaron a que dejara de percibir ingresos desde el 9 de diciembre de 2012, por lo
que no pudo cumplir con el pago de las cuotas del crédito hipotecario.

El 4 de enero de 2013, solicitó a la compañía BBVA Seguros de Vida Colombia S.A., que asumiera el saldo
del crédito hipotecario, quien indicó que “después del análisis de la reclamación presentada, afectando el
amparo de incapacidad total temporal; por Meningitis Bacteria, hecho ocurrido el 13 de junio de 2012,
encontramos que la señora Edith Olivera tenía antecedentes de Hipertensión Arterial desde el año 2003, de
acuerdo con la historia médica de la Clínica Universitaria de Colombia. Teniendo en cuenta que, al diligenciar
la solicitud del Seguro de Vida Grupo Deudores, el día 18 de enero de 2008, se omitió declarar dicha
patología, obligada a hacerlo en virtud del citado artículo. BBVA SEGUROS DE VIDA COLOMBIA S.A. DE
VIDA COLOMBIA S.A., se permite objetar integral y formalmente la presente reclamación, reservándonos el
derecho de ampliar las causales de objeción y/o complementar los argumentos presentados en defensa de
nuestros intereses.”
La accionante alega que los requisitos y condiciones de los contratos firmados fueron establecidos de manera
unilateral por parte del banco BBVA y la compañía de Seguros BBVA, por lo que se trató de contratos de
adhesión, donde no se le practicó ningún examen médico y en consecuencia no se dejó constancia de
preexistencias sobre “Hipertensión Arterial” ni exclusiones del seguro.

Explica que la firma accionada basa su negativa en consultas eventuales donde se registraron picos de
hipertensión arterial, las cuales obran en su historia clínica y constituyen “impresiones diagnósticas” que
corresponden a situaciones hipotéticas las que para poder ser catalogadas como enfermedad deben ser
establecidas mediante exámenes médicos y tratamientos regulares, que nunca fueron ordenados, ni practicados.
Asevera que ningún profesional de la salud le informó que era hipertensa. Al respecto hace alusión a los
diferentes eventos que reporta su historia clínica y el tratamiento dado por los galenos que la atendieron.

En su historia clínica hasta antes del diciembre de 2008, fecha en la que le fue otorgado el crédito hipotecario,
no aparecen registros sobre “diagnóstico de hipertensión crónica”, ni tratamiento médico relacionado con
dicho padecimiento, por lo que en su criterio se trataron de situaciones eventuales de hipertensión atribuidas al
estrés de su cargo como directiva del SENA.

Indica que solamente hasta junio de 2011 le fue diagnosticada hipertensión arterial, momento desde el cual
comenzó a recibir el tratamiento respectivo.

Sostiene que el 4 de marzo de 2013, Colpensiones le comunicó que le había sido determinada una pérdida de la
capacidad laboral del 73.63%, de origen y riesgo común, con fecha de estructuración del 3 de junio de 2011.

El 13 de septiembre de 2013 se celebró diligencia de conciliación, en la cual BBVA Seguros de Vida


Colombia S.A. no aceptó conciliar, por lo que, ante la amenaza de un embargo de su inmueble, se vio obligada
a valerse de la ayuda de sus familiares y amigos para ponerse al día. Sin embargo, al momento de la
interposición de la acción de tutela se encontraba en mora de tres meses.

1.3. PROBLEMA JURÍDICO QUE ENUNCIA LA CORTE

¿Determinar si el banco BBVA y la compañía BBVA Seguros de Vida Colombia, han vulnerado los derechos
al debido proceso, a la vivienda digna y al mínimo vital de la señora Edith Olivera Martínez, al negarse a hacer
efectivas las pólizas de seguro de vida grupo deudores por el riesgo de incapacidad total y permanente que
amparaba la obligación crediticia adquirida por ella, argumentando que había sido reticente al momento de
firmar la declaración de asegurabilidad, al omitir informar una presunta enfermedad que padecía con
anterioridad a la suscripción del respectivo contrato de seguro?

1.5. DECISIÓN

REVOCAR revocará la sentencia de instancia proferida el siete (07) de enero de dos mil catorce (2014)
por el Juzgado Veinticuatro Penal Municipal con Funciones de Control de Garantías de Bogotá y en su
lugar, TUTELAR los derechos fundamentales de la señora Edith Olivera Martínez, al debido proceso, al
mínimo vital y a la vivienda digna.
ORDENAR a BBVA Seguros de Vida Colombia S.A., que en el término de cuarenta y ocho (48) horas
siguientes a la notificación de esta sentencia, efectúe el trámite necesario para pagar al banco BBVA,
como tomador de la póliza de seguro de vida grupo deudores, el saldo insoluto a tres (03) de junio de dos
mil once (2011), de la obligación crediticia adquirida por la señora Edith Olivera Martínez identificada
con cédula de ciudadanía número 51.668.453, con dicho banco.

ORDENAR al banco BBVA que, en caso de que la señora Edith Olivera Martínez haya continuado
cancelando con posterioridad a la fecha de estructuración de su invalidez, esto es, el tres (03) de junio de dos
mil once (2011), las respectivas cuotas del crédito por ella adquirido, se realice la devolución de dichas sumas
a la accionante dentro de los ocho (8) días siguientes a la notificación de la presente sentencia.

2. ARGUMENTOS JURÍDICOS

2.1. PROBLEMA JURÍDICO QUE REALMENTE RESUELVE LA CORTE

 Las aseguradoras son prestadoras de un servicio público y sus usuarios se encuentran en posición de
indefensión respecto de ellas. Por ello, el recurso de amparo puede ser usado como un control judicial,
cuando quiera que con sus acciones u omisiones atenten o pongan en peligro los derechos
fundamentales.

 El análisis de subsidiariedad no se agota con solo verificar la existencia de otro mecanismo; este debe
ser eficaz e idóneo para garantizar la plena vigencia de los derechos fundamentales. En todo caso, la
acción de tutela procederá transitoriamente si se constata la existencia de un perjuicio irremediable.

 El juez de tutela debe establecer: “(i) si la utilización del medio o recurso de defensa judicial existente
tiene por virtud ofrecer la misma protección que se lograría a través de la acción de tutela; (ii) si es
posible hallar circunstancias que excusen o justifiquen que el interesado no haya promovido los
mecanismos ordinarios que tiene a su alcance; (iii) si la persona que solicita el amparo es un sujeto de
especial protección constitucional, y por lo tanto su situación requiere de particular consideración”.

 Los medios de defensa con los que cuentan los sujetos de especial protección constitucional se
presumen inidóneos. Sin embargo, en cada caso, la condición de vulnerabilidad (persona de la tercera
edad, niño o niña, persona en situación de discapacidad, etc.), debe ser analizada por el juez de tal
forma que lo lleve a considerar que efectivamente, por sus características, en esa circunstancia en
particular, se encuentra en imposibilidad de ejercer el medio de defensa en igualdad de condiciones.

 Se ha manifestado a través de jurisprudencia que en algunos casos la negativa de las aseguradoras


puede ser injustificada o negligente, por lo que les corresponde ofrecer una respuesta con razones
suficientes para negar el pago de la póliza.

 La libertad contractual si bien permite a la persona tomar decisiones en el mercado y ejecutarlas, no


puede ser arbitraria, pues como toda libertad está gobernada por el marco axiológico de la
Constitución que incorpora como principio fundamental el de la solidaridad social y la prevalencia del
interés general.

2.2. RATIO DECIDENDI

Respecto al requisito de subsidiariedad la Corte advierte que el juez de instancia aplicó indebidamente el
precedente de esta Corporación, en lo relativo al principio o requisito de subsidiariedad. Lo anterior, dado que
no hizo ningún análisis sobre la idoneidad y/o eficacia de los medios de defensa de la accionante, ni tampoco
señaló con exactitud cuáles eran esos mecanismos con los que contaba. Tan solo se limitó a decir que para el
caso concreto existen vías ordinarias dónde dirimir sus controversias. Es por esa razón que la Sala realiza el
examen de subsidiariedad del caso concreto. Concluyendo que, en el caso concreto, el mecanismo es idóneo,
pero no es eficaz para la señora Olivera Martínez en virtud de sus condiciones. En consecuencia, esta Sala
encuentra que la acción de tutela sí es el mecanismo adecuado para proteger los derechos de la tutelante, al
encontrarse en un estado de vulnerabilidad latente por padecer una discapacidad del 73.63% y aun así
responder por su núcleo familiar.

Respecto al análisis de fondo realizado en este caso concreto, observa la Sala que la posición asumida por la
compañía de seguros es evidentemente errónea desde un punto de vista probatorio, al afirmar que la señora
Edith Olivera Martínez tenía antecedentes de hipertensión arterial desde el año 2003, de acuerdo con la historia
médica de la Clínica Universitaria de Colombia, situación que omitió declarar estando obligada a hacerlo. Lo
anterior si se tiene en cuenta que, en la historia clínica, solo se registran consultas eventuales con picos de
hipertensión arterial, sin que ningún galeno le informara que era hipertensa. Es así como en su historia clínica
hasta antes del diciembre de 2008, fecha en la que le fue otorgado el crédito hipotecario, no aparecen registros
sobre “diagnóstico de hipertensión crónica”, ni tratamiento médico relacionado con dicho padecimiento.

En tal medida, la actitud de la entidad aseguradora, en el sentido de objetar la reclamación sin sustento fáctico
y probatorio, y en contra de los elementos de convicción que reposan en el expediente, resulta abiertamente
caprichosa y, en el marco del caso concreto, comporta no solo un desconocimiento del debido proceso, sino
también una lesión al derecho fundamental al mínimo vital de una persona en condición de debilidad
manifiesta.

3. COMENTARIO

Esta sentencia es consecuente en la protección de asegurados en Pólizas Vida Grupo Deudores y especialmente
cuando la cobertura a afectar es la de incapacidad total y permanente, invalidez e incluso la muerte,
involucrando la posible vulneración de derechos fundamentales tales como la vida, mínimo vital, vivienda
digna, igualdad, debido proceso y seguridad social.

En nuestro concepto desequilibra las cargas contractuales, pues deja en desigualdad a los demás integrantes del
grupo asegurado que sí dan a conocer su estado de salud y que por ende trasladan el riesgo real a asegurar
asumiendo el costo pertinente.
También, se accede al seguro, impidiendo a la aseguradora conocer el estado real del riesgo que va a asumir y
por ende generando un desequilibrio económico del contrato de seguro, al no poder calcular y cobrar la prima
adecuada.
Se contradicen los principios del contrato de seguro, pues se termina otorgando cobertura a hechos ciertos, que
por lo tanto desmaterializan el hecho de que exista una obligación condicional, la cual no es otra que asegurar
la eventual ocurrencia de un riesgo futuro e incierto en cabeza del asegurador y se desconocen otros derechos
fundamentales de un grupo de asegurados por proteger a una minoría, lo cual también puede considerarse
desproporcionado.

Finalmente concluimos, primero, que la libre actividad aseguradora, tiene como límites, principalmente,
cuando se encuentre involucrado en ella valores y principios constitucionales, la protección de derechos
fundamentales o en pro del interés general, al igual que la falta de declaración de cualquier preexistencia
médica no constituye en sí misma reticencia, puesto que para que pueda hablarse de esta última es necesario
probar la mala fe del tomador.
La Aseguradora debe verificar la información suministrada por el Tomador o Asegurado al momento de
solicitar el seguro, especialmente en la declaración de asegurabilidad, es deber de las Aseguradores cerciorarse
que la condición de salud declarada por el cliente, sí corresponde a la realidad practicando o solicitando, entre
otros, exámenes médicos.

Ahora bien, frente a fallos de tutela de sujetos de protección especial con el fin de lograr un equilibrio entre
esta protección y la seguridad jurídica del contrato de seguros de cara al resto del grupo asegurado, en las
Pólizas de Vida Grupo nos cuestionamos que:

En que queda la función social del seguro, si se termina haciendo efectiva la póliza vía tutela en beneficio
exclusivo de unas personas que son sujetos de protección especial y sin contemplar que existen otros
asegurados claramente legitimados para reclamar.

Existe Inseguridad Jurídica del contrato de seguros, debido a que, bajo el argumento de la protección de
derechos fundamentales y el desarrollo del principio de solidaridad constitucional, se desconocen principios
tales como: buena fe (bilateral), autonomía de la voluntad, igualdad, equilibrio contractual al igual que se dejan
de aplicar algunos elementos necesarios para la existencia del contrato de seguros como lo son, el Riesgo
futuro e incierto, la Obligación condicional.

Esta tendencia a la protección excesiva del consumidor o del sujeto de protección especial, conlleva a que se
deba considerar por parte de las Compañías de Seguros, crear un producto Vida Grupo con cobertura de
Invalidez con una serie de limitaciones claras y a un precio más alto del usual, pues se debe recibir una prima
acorde con el riesgo a asumir.

Hacer efectiva una póliza vía tutela, prevaleciendo el derecho sustancial sobre el procesal, conlleva a
desconocer normas propias del Código de Comercio que “sancionan” las actuaciones u omisiones de una de las
partes, tales como aquellas que regulan la reticencia y prescripción, desmaterializando en algunas ocasiones el
contrato de seguro por condenar al pago de reclamaciones derivadas de hechos ciertos.

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