Está en la página 1de 15

Salir del duelo 12/21/07 12:07 PM Página 9

INTRODUCCIÓN
EL TRABAJO DE DUELO COMO PROCESO
DE CURA

Todos, o casi todos, tenemos duelos sin reali-


zar que se han ido acumulando con el paso del
tiempo. Se relacionan tanto con la muerte de
un ser querido como con una ruptura amorosa,
la pérdida de un amigo, de la tierra natal, de
una casa, un empleo o una empresa, la llegada
de la jubilación o la renuncia a un ideal profe-
sional (por ejemplo, llegar a ser pintor o médi-
co). También implican duelo la pérdida de una
parte del cuerpo ante una enfermedad o como
consecuencia de un accidente o, incluso, la des-
aparición de un animal doméstico. En todos
estos casos, acompañados de los consiguientes
traumatismos, perdemos nuestra seguridad bá-
sica, las relaciones que mantenemos con el mun-
do cambian y se vuelven frágiles.
“Rumiamos” las pérdidas de las cuales no
hemos hecho el duelo, y eso nos impide vivir.
Cuanto más trabajemos este vasto tema, antes y
mejor lograremos “salir” del duelo. Sin este tra-
bajo, nunca dejamos de encontrar inaceptable lo

9
Salir del duelo 12/21/07 12:07 PM Página 10

ANNE ANCELIN SCHÜTZENBERGER - EVELYNE BISSONE JEUFROY

que nos sucedió. Por lo tanto, es importante


poder enfrentar nuestra pena y sobrellevar el
dolor por las pérdidas que, no lo olvidemos, son
inevitables en la vida de todos los seres humanos.
Sería lamentable que como consecuencia de
ellas nos enfermáramos o nos dejáramos morir.
El primer entierro al que asistimos tuvo lugar,
para una, a los dieciséis años: el de la hermanita
de trece y, para la otra, a los veinticinco años, el
de su segundo hijo, un bebé de seis meses. Ambas
nos encontrábamos indefensas, “no preparadas”
para la muerte y para el duelo. Agravaba los acon-
tecimientos la edad de las dos criaturas fallecidas,
ya que la muerte precoz, la de un niño, no entra
en “el orden natural de las cosas”, es impensable,
injusta, incomprensible. No volveremos a come-
ter el error de no haber buscado ayuda, de dejar-
nos distraer “por nuestro bien”, de no haber sabi-
do despedirnos ni decir suficientemente adiós…
y de haber seguido “viviendo”, si puede decirse
así, con un sufrimiento no expresado. Frente a la
pérdida de lo que queremos, estemos o no acom-
pañados, el dolor y el sufrimiento quizá sean
los mismos, pero los superamos mejor cuando
nos dejamos ayudar. Frecuentemente, estamos
sumergidos en un “mar de lágrimas”. Por sobre
todo, no tenemos que “tragarlas”, ni guardarlas
dentro de nosotros mismos. De todas maneras,
llorar en soledad no impide somatizar. Es necesa-
rio hacer todo un trabajo para limpiar la herida y
empezar a cicatrizarla, el trabajo de duelo.
Con frecuencia escuchamos que no hay pala-
bras para expresar el sufrimiento que acompaña

10
Salir del duelo 12/21/07 12:07 PM Página 11

SALIR DEL DUELO

a la pérdida y el malestar que perdura. La so-


ciedad occidental, reconozcámoslo, no ayuda;
nos pide dignidad en el dolor, que no nos queje-
mos, que enseguida nos comportemos nueva-
mente “como antes” y nos mostremos en buen
estado. Sin embargo, sí hay palabras para hablar
del dolor. Pero es preciso que alguien las oiga,
las escuche, también que podamos pronun-
ciarlas sin que nos distraigan, nos cambien el
rumbo de la conversación o nos interrumpan.*
Asimismo, sin que medien palabras, un gesto
afectuoso puede acompañarnos.
Nuestra sociedad, que sólo tiene ojos para la
juventud, la belleza, la fortuna, el éxito, consi-
dera que la enfermedad, la vejez y la muerte son
tabúes. Nos parece importante que, como dice
Nadine Beauthéac, hagamos “evolucionar las
cosas en ese campo, tan tabú, y que cada perso-
na en duelo pueda vivir sin soledad ni incom-
prensión su gran sufrimiento y su lenta transfor-
mación personal”.** Cada uno debe conocer de
qué está compuesto su sufrimiento, oír que
otros vivieron lo que uno está viviendo, com-
prender mejor los mecanismos del duelo, saber

* Cuando no nos dejan hablar, la expresión de los sen-


timientos se detiene bruscamente y se reprime. Así,
nos taladra durante mucho tiempo, como toda tarea
interrumpida o sin finalizar, y seguirá en la memoria
de los cuerpos y de las mentes. Esto es lo que pasa
con los duelos no elaborados.
** Nadine Beauthéac, Le Deuil. Comment y faire face?
Comment le surmonter?, París, Seuil, 2002.

11
Salir del duelo 12/21/07 12:07 PM Página 12

ANNE ANCELIN SCHÜTZENBERGER - EVELYNE BISSONE JEUFROY

que es largo y que hace sufrir muchísimo, que


se puede penar durante toda una vida por una
muerte o una pérdida y que una vivencia de este
tipo vuelve frágil la existencia. Pero también es
conveniente saber que una vez hecho el duelo,
podemos resurgir más fuertes.
Antes teníamos ritos reparadores de la separa-
ción y del duelo: los padres, amigos, vecinos acu-
dían a velar al muerto y a decirle adiós. El ritual
incluía ropa de luto, flores y coronas, rezos, adio-
ses y el entierro. Había ocasiones de reunirse, en
buena convivencia: una comida familiar, un sim-
ple almuerzo en la casa, en un restaurante o en
un café cercano al cementerio. Se trataba de un
momento importante que permitía recuperar las
fuerzas, para no irse del lugar solo, embargado
de tristeza. Se elogiaba al difunto, se visitaba a los
deudos, se enviaban cartas de condolencia y de
agradecimiento, se cumplían los tiempos del luto
y tenía lugar una misa de aniversario. Se hablaba
del que ya no estaba, se recordaban los buenos
momentos pasados junto con esa persona. El
hecho de compartir, de estar juntos, rodeados de
la gente que nos quiere, puede aliviar la tensión
del adiós y traer algún tipo de consuelo. En su
conjunto, estos ritos, que se encuentran en las
sociedades primitivas y tradicionales,* en la ac-
tualidad se practican cada vez menos.

* Véase Louis-Vincent Thomas, Anthropologie de la mort,


París, Payot, 1975. [En español: Antropología de la
muerte, México, Fondo de Cultura Económica, 1983.]

12
Salir del duelo 12/21/07 12:07 PM Página 13

SALIR DEL DUELO

Desde pequeños nos enseñaron que tenemos


que dominarnos, ser reservados, sufrir en silen-
cio y no demostrar nada.* Lamentablemente, lo
que así “entra”, “sale” a menudo de manera psi-
cosomática. Trastornos físicos ocasionados por
factores emocionales y afectivos: asma, eczemas,
úlceras, cistitis, infecciones genitales o intestina-
les, mononucleosis, dolores de espalda, migra-
ñas o enfermedades graves como el cáncer. A
veces uno se enferma y también se muere de
pena, porque no pudo expresar o porque no
pudo aprender a volver a vivir “sin”.
Nos enseñan a ganar, pero no nos enseñan a
perder. Sin embargo, la vida es una sucesión de
cambios y de pérdidas. Según el psicólogo Kurt
Lewin, todo está en un equilibrio precario. No
obstante, la mayoría de la gente imagina que
todo, absolutamente todo, va a durar: la felici-
dad, el amor, la salud, la juventud, la belleza. No

* En Francia, el empleador otorga al empleado dos


días de licencia por la muerte de un hijo o un cónyu-
ge, un día por la muerte del padre o de la madre y
ningún día por un hermano o hermana. En cambio,
el código laboral otorga un día por el casamiento de
un hijo, tres días por un nacimiento o una adopción,
cuatro días por casamiento en primeras o en segun-
das nupcias. Por lo tanto, existe una falta de recono-
cimiento del estado de shock que produce la muerte
y del trabajo que hay que realizar para amoldarse a la
nueva situación y aprender a vivir de una manera
diferente, adaptándose a la ausencia. Antes, se lleva-
ba luto por un año y, a veces, dos.

13
Salir del duelo 12/21/07 12:07 PM Página 14

ANNE SCHÜTZENBERGER - EVELYN JEUFROY

es así. El equilibrio, la serenidad, la salud, la vida


en pareja, la amistad necesitan cuidados y man-
tenimiento frecuentes: hay que reconquistarlos
todos los días. Incluso la fe y el bienestar interior
tienen que ser retrabajados y reencontrados.
“Nuestra gloria mayor no está en no caer, sino
en saber levantarnos nuevamente cada vez que
caemos”, decía Confucio.
Salir del duelo, volver a encontrar la paz inte-
rior y la serenidad: tal es la razón de ser de este
libro, donde, antes de abordar las diferentes
etapas del duelo utilizando ejemplos, propone-
mos técnicas que permiten recuperar las fuer-
zas ante el estrés más importante: la separación,
la ausencia, la pérdida definitiva de lo que ama-
mos. Gracias a estas técnicas, es posible enfren-
tar mejor la adversidad y reaprender a vivir de
una manera diferente.

14
Salir del duelo 12/21/07 12:07 PM Página 15

CAPÍTULO 1
CÓMO AYUDAR A LAS PERSONAS EN DUELO

Todo cambio implica una situación estresante


que desestabiliza y, por lo tanto, requiere una
nueva adaptación y un nuevo equilibrio. El
tiempo que sigue a ese cambio es un período de
gran fragilidad en el que no hay que descuidarse.
Distraídos, angustiados, con el sueño perturba-
do, llevamos a cabo a veces, sin darnos cuenta,
acciones autodestructivas: bebemos demasiado,
comemos demasiado, corremos riesgo de herir-
nos, caernos y rompernos un brazo o una pier-
na, tener un accidente automovilístico, etc.
Existe un antídoto para este comportamien-
to de autodestrucción: debemos cuidarnos du-
rante todo el período de desolación.
Estar atentos a nosotros mismos significa por
ejemplo consultar a un buen médico, permitir-
nos cuidados corporales. “Masajes relajantes y
terapias físicas de todo tipo pueden aportar
temporariamente un gran alivio, ya que liberan-
do los músculos y los tejidos conjuntivos de la
presión de las emociones reprimidas disminu-

15
Salir del duelo 12/21/07 12:07 PM Página 16

ANNE ANCELIN SCHÜTZENBERGER - EVELYNE BISSONE JEUFROY

yen las tensiones, lo que permite aplacar el


dolor”, escribe Alice Miller.*
También es válido hacer una psicoterapia
individual o grupal con personas formadas para
la ayuda puntual, integrar un grupo de autoayu-
da, un grupo donde se hable y se comparta y,
además, frecuentar a amigos y parientes elegi-
dos por nosotros, es decir, que nadie nos haya
sugerido o impuesto.
Notemos que es justamente durante el pe-
ríodo de duelo cuando resulta difícil adoptar
nuevas costumbres y, en primer término, reali-
zar elecciones. Y se trate de un divorcio, una
separación, una operación quirúrgica, un fune-
ral, siempre hay que hacer trámites administra-
tivos y tomar decisiones financieras.
Normalmente, ante estos hechos no tene-
mos ni el tiempo ni la energía suficientes, ni
estamos en condiciones de saber qué hacer, y
tampoco contamos con la concentración y la
libertad de espíritu para decidir. Ahora bien,
tomar una decisión positiva en lugar de una
decisión negativa, no “dejar que las cosas
pasen”, puede hacer toda la diferencia. De eso
puede depender cómo hacemos frente a las cri-
sis, a los cambios de la vida, y cómo vamos a
seguir viviendo, o sobreviviendo.

* Notre corps ne ment jamais [en español: El cuerpo nunca


miente, Tusquets].

16
Salir del duelo 12/21/07 12:07 PM Página 17

SALIR DEL DUELO

Crearse una red de apoyo

Es en ese momento cuando los amigos, la


familia, el entorno, las relaciones, los vecinos,
pueden ser un gran apoyo y aliciente. Por lo
tanto, es importante no retirar esta ayuda a la
persona en dificultades demasiado pronto o
sin prevenirla. El apoyo del entorno tendría que
perdurar bastante tiempo después del aconteci-
miento trágico o difícil: operación, internación,
hospitalización, duelo, mudanza, pérdida del
empleo, incendio, etc.
En nuestro trabajo terapéutico, solemos pro-
ponerles a las personas gravemente enfermas o
en crisis que creen una “red de apoyo” y, luego,
que nos ayuden a elaborar para ellas una lista
de personas que aceptarían ir una vez por mes a
su casa o al lugar de hospitalización o interna-
ción. Como es difícil que todas esas personas
prometan y sostengan a largo plazo su compro-
miso, sugerimos que la lista sea larga (varias
decenas de personas) y el compromiso, corto.
Esta lista puede incorporar a la familia cerca-
na o lejana, los amigos íntimos, los compañeros
de vivienda, de la escuela o del trabajo, del club.
También pueden constituirla los vecinos actua-
les o antiguos, algunos colegas, las relaciones
del barrio o del café, o personas de la misma
región, cultura o religión que el sujeto que está
sufriendo.
Para hacer la lista, a veces es útil pedir ayuda a
un asistente social o a una vecina, quienes luego
se encargarán de alertar a esta red de apoyo.

17
Salir del duelo 12/21/07 12:07 PM Página 18

ANNE ANCELIN SCHÜTZENBERGER - EVELYNE BISSONE JEUFROY

Las “torpezas” que no hay que cometer

Hay que cuidarse muy bien de dar consejos a


quien no nos los pide. Quizás esos consejos le
vengan bien a algunas personas, pero nada ga-
rantiza que se apliquen a las demás. Un cenicero
bretón que fue muy vendido tenía la siguiente
inscripción: “No me dé consejos. Sé equivocar-
me solo. Gracias”. Sólo la persona que está en
duelo sabe qué es lo que le conviene en ese
momento. Al respecto, en su investigación prin-
cipal sobre dinámica de grupos en relación con
el cambio, Kurt Lewin mostró que los cambios
de comportamiento duraderos eran los que las
personas decidían por sí solas, o con “pares” o
amigos, y que, incluso en este caso, sólo el 30 por
ciento aplicaba y ponía en marcha su decisión.
Sin embargo, es muy importante no dejar a la
persona sola después del shock y sumergida en
el abatimiento. En efecto, muchos van al entie-
rro y después desaparecen, dejando que la fami-
lia en duelo se las arregle sola, conviviendo con
la ausencia o la discapacidad. Pero es en esos pri-
meros tiempos cuando en realidad necesitan
más ayuda, cuidados y acompañamiento.
Sobre todo, hay que evitar expresiones de
consuelo desafortunadas: esas palabras hieren.
Primero, demuestran hasta qué punto no se
comprende lo que el otro siente. Luego, ponen
a la persona fuera de sí, la distancian de su inte-
rioridad. He aquí algunos ejemplos: “Ya vas a
ver, vas a superarlo...”; “Tienes que rehacer tu vi-
da”; “Con el tiempo, todo va a volver a su lu-

18
Salir del duelo 12/21/07 12:07 PM Página 19

SALIR DEL DUELO

gar”; “Ya había cumplido su tiempo sobre la


Tierra”; “Lo conociste tan poco… No es lo mis-
mo que perder a un hijo más grande…”; “No te
preocupes, piensa en un nuevo embarazo”;
“Cuando tengas otro hijo te vas a olvidar”.
También se dicen cosas como éstas: (a una
hija que acababa de tener un aborto espontá-
neo) “Piensa en tus amigas que han tenido pro-
blemas más graves”. A la madre de un suicida:
“Él lo quiso así”. A una viuda reciente: “No tie-
nes derecho a mostrar tu tristeza ante los
niños”. A alguien que perdió su trabajo: “¿Qué
haces durante todo el día?”.
Si no sabemos qué decir, recordemos que
una presencia, incluso silenciosa, produce un
efecto benéfico: estar juntos es lo que ayuda. Si
de todas maneras queremos decir algo, es con-
veniente hablar con sinceridad; aunque no se
encuentren las palabras, la intención es lo que
cuenta. Podemos manifestar nuestro senti-
miento diciendo, por ejemplo: “Es tan terrible
que no sé qué decir, pero te quiero mucho (o
‘estoy contigo’)”. Es crucial ser sincero, auténti-
co, si no, las “fugas del comportamiento” (el
tono de la voz, la sonrisa, la mirada) le darán
información contradictoria al otro, y se sentirá
herido.

¿Matar al muerto que llevamos dentro?

“Matar al muerto que llevamos dentro”, escri-


bía Freud en Tótem y tabú. Pero no estamos de

19
Salir del duelo 12/21/07 12:07 PM Página 20

ANNE ANCELIN SCHÜTZENBERGER - EVELYNE BISSONE JEUFROY

acuerdo con esa formulación. En efecto, nos pa-


rece de mucha más ayuda poner al muerto en su
justo lugar en nuestro recuerdo, desanudar lenta-
mente los vínculos a su tiempo y de uno en uno.
Como ha dicho acertadamente Nadine
Beauthéac, “este lugar sólo se encuentra des-
pués de haber explorado y, por lo tanto, vivido
intensamente, todas las emociones dolorosas. Si
se las reprime, se evita el duelo, y esto puede
darle a la persona la ilusión de que está mejor:
es un estatus precario que puede dejar entrever
fallas en el momento de otra muerte de menor
importancia”.* Éste es el caso, por ejemplo, de
un hombre que se mostraba inconsolable luego
de la muerte de su perro. Su entorno, conster-
nado, consideró que como el hombre no había
llorado ni la muerte de su padre ni la de su her-
mano, ocurridas hacía poco tiempo, esa pena
estaba “desplazada”.
Hay que recordar a las personas en duelo que
“el trabajo de duelo hecho con cuidado es el ga-
rante del no-olvido”.** Lo cierto es que uno pue-
de, como propone la Annick Ernoult-Delcourt,
“reemplazar la ausencia exterior por una presen-
cia interior”.*** A un niño al que se le haya muer-

* Nadine Beauthéac, Le Deuil. Comment y faire face?


Comment le surmonter?, ob. cit.
** Christophe Fauré, Vivre le deuil au jour le jour, París,
Albin Michel, 2004.
***Annick Ernoult-Delcourt, Apprivoiser l’absence. Adieu,
mon enfant, París, Fayard, 1992.

20
Salir del duelo 12/21/07 12:07 PM Página 21

SALIR DEL DUELO

to la madre habrá que decirle, por ejemplo: “Tu


madre siempre estará en tu corazón”.
“Al transformar nuestra relación con el di-
funto, nos transformamos a nosotros mismos”,
explica el psiquiatra Christophe Fauré. Se trata
de una evolución profunda de toda nuestra per-
sonalidad. “No se olvida al difunto; al contrario,
su recuerdo estimula. A pesar de la nostalgia,
no es un ausente cuyo nombre hay que callar,
sino un presente interiorizado al que se puede
recurrir cuando uno lo desea.”

Crear los propios rituales

La incineración laica es una práctica cada vez


más común. Pero nuestra sociedad carece de
ritos específicos y personales asociados a esa me-
dida. Veamos algunos ejemplos de lo que podría
hacerse para crear ceremonias reparadoras.
Cuando el conocido antropólogo Louis-
Vincent Thomas fue incinerado y, luego, ente-
rrado, sus amigos decidieron colectivamente
leer recuerdos y poemas y, después, cenar jun-
tos en uno de los restaurantes favoritos del
difunto. Un padre hizo una suelta de globos en
el entierro de su hija. Una mujer colocó un arco
de rosas alrededor de la futura tumba de su
madre. Otra, después de haber dispuesto un
“árbol de la vida” del que colgaban algunos
objetos preferidos de la persona fallecida, le
sacó fotos y las repartió. Algunas personas pidie-
ron a artistas contemporáneos que diseñaran la

21
Salir del duelo 12/21/07 12:07 PM Página 22

ANNE ANCELIN SCHÜTZENBERGER - EVELYNE BISSONE JEUFROY

tumba. Otros propusieron que todos tiraran


rosas a la fosa abierta. Unos amigos ingleses eli-
gieron dispersar las cenizas en un parque públi-
co y donar un banco con el nombre del ausente.
Lo importante es que la ceremonia tenga el
mayor sentido posible. Es importante que los
familiares y las demás personas cercanas partici-
pen, que se conviertan en actores de los funera-
les. Hacer un dibujo, ejecutar música que el di-
funto amaba, leer un poema o llevar flores del
propio jardín (cosas sencillas que puede hacer
un niño) es crear un ritual de separación perso-
nalizado.
Asimismo, los niños tienen que poder ente-
rrar su mascota o animal doméstico.
Mucha gente se lamenta de no haber hecho
lo que había que hacer en la ocasión precisa, o
de no haber estado presente en el momento de
la separación. En este caso, es posible hacerlo
después; es lo que los psicoterapeutas que utili-
zan el psicodrama llaman un “excedente de
realidad”, es decir, se vuelve a actuar simbólica-
mente el adiós o la separación. Algunas per-
sonas apelan a estos recursos por sí mismos, sin
guía terapéutica.
Sea cual fuere el caso, es fundamental recor-
dar en el momento del adiós tanto los buenos y
bellos momentos pasados con el difunto como
los malos. Se trata de una ocasión privilegiada,
con una fuerte carga simbólica, en la que hay
que “decir la verdad”, lo que verdaderamente
sentimos. Es la oportunidad de decir adiós de
otro modo. O de saldar las cuentas pendientes,

22
Salir del duelo 12/21/07 12:07 PM Página 23

SALIR DEL DUELO

de expresar el amor vivido a pesar de las dificul-


tades, o de contar los secretos de familia o de
confesar una “doble vida” y hablar de los hijos
naturales. O, simplemente, es el momento de
perdonar.

23

También podría gustarte