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Los derechos de la ofrecer respuestas y fundamentaciones que re-

fuerzan la validez de esos derechos. El análisis


Naturaleza en serio complementa, y en algunos casos amplía, un
Respuestas y aportes desde examen más detallado sobre la ecología política
la ecología política de la Constitución de Montecristi que se ofrece
en Gudynas (2009). El abordaje no es jurídico,
sino que se lo hace desde la ecología política.

Los derechos de la Naturaleza son mucho


más que una mera adición ambientalista. Como
se verá en las líneas que siguen, esos derechos
Eduardo Gudynas implican un cambio radical en los conceptos de
Secretario Ejecutivo del Centro Latino Americano de Ecología Social
(CLAES). Su trabajo apunta a las estrategias en desarrollo sostenible en ambiente, el desarrollo y la justicia, entre otros.
América Latina, con énfasis en la conservación. Desde 2010 integra el Panel No siempre es fácil comprender las aristas que
Intergubernamental de Cambio Climático.
ofrece esta temática, y por lo tanto un examen
La nueva Constitución de Ecuador ofrece detallado tanto en sus pretendidas limitaciones,
muchas novedades e innovaciones, y entre ellas como en algunas exageraciones, sirve para preci-
se encuentra un claro “mandato” ecológico. En sarlos. Aquí se sostiene que los derechos de la
efecto, el texto constitucional que surgió de los Naturaleza expresan un avance de enorme im-
debates constituyentes en Montecristi dejó en portancia, y que en un futuro estos estarán pre-
claro obligaciones referidas, entre otras cosas, sentes en casi todas las Constituciones. Se insiste
derechos a un ambiente sano, derechos de la en que estos derechos deben ser tomados en
Naturaleza, conservación de la biodiversidad, a serio, y cuando así se hace el ambiente debe ser
la evaluación del impacto ambiental, ordena- valorado en sí mismo, en formas independientes
miento territorial, etc. de cualquier utilidad o beneficios para los seres
humanos. Esto no abolirá los debates sobre
En ese amplio conjunto se destaca la im - cómo utilizar la Naturaleza, ni resolverá todas
pactante innovación de reconocer los derechos las discusiones políticas, sino que las colocará en
de la Naturaleza. Alrededor de esa idea se han nuevos escenarios, con nuevos argumentos y
generado debates, discusiones y aportes de todo otros criterios de legitimidad y justicia.
tipo. Como contribución a esos diálogos, en las
líneas que siguen, se recuerdan algunas de las
tensiones y críticas recientes, para seguidamente

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El mandado de Montecristi Finalmente, los derechos de la Naturaleza
se refuerzan por medio del reconocimiento del
En el conjunto de componentes del derecho a la “restauración integral”. Este punto
“mandato ecológico” que emerge de la Cons- ha pasado desapercibido en varias ocasiones,
titución de 2008, se destacan los derechos de la pero es otra de las innovaciones impactantes del
Naturaleza. Estos son presentados en los artícu- texto de Montecristi. La restauración es la recu-
los 71 y 72, y se complementan con indicacio- peración de ecosistemas degradados o modifi-
nes sobre su aplicación, precaución, restriccio- cados a una condición similar o igual a su esta-
nes, etc., contenidas en los artículos 73 y 74. Es do original silvestre, antes que se produjeran
necesario destacar tres componentes sustantivos impactos de origen humano.
en la presentación de los derechos de la
Naturaleza, a saber: A partir de este brevísimo resumen, en
las secciones que siguen se consideran algunas
El primero se refiere a la presentación de de las principales críticas y objeciones sobre
esos derechos. Se indica que la Naturaleza o estos derechos. Se responde a cada una de ellas
Pachamama “tiene derecho a que se respete ín- fundamentando la validez e importancia de este
tegramente su existencia y el mantenimiento y paso. A su vez, se discuten algunas de las princi-
regeneración de sus ciclos vitales, estructura, pales tensiones y contradicciones implicadas en
funciones y procesos evolutivos”. De esta mane- reconocer a la Naturaleza como sujeto de dere-
ra, la Naturaleza deja de ser un agregado de chos.
objetos, y pasa a ser un sujeto de derechos. Con
este reconocimiento, la Naturaleza queda dota- El debate sobre la fundamentación ecológica
da de valores que le son propios o valores
intrínsecos. Un primer conjunto de cuestionamientos
a considerar, afirma que todavía no es necesario
El segundo aspecto es que la Naturaleza reconocer los derechos de la Naturaleza, en
es presentada como una categoría plural y se la tanto la situación ambiental de América Latina
coloca en el mismo plano, como equivalente, al en general, y la de Ecuador en particular, no es
concepto de Pachamama. Con este paso se arti- grave. De esta manera se apela a lo que podría
cula el concepto occidental de Naturaleza con el calificarse como una “fundamentación ecológi-
tradicional de origen andino de Pachamama. ca”, que entiende que todavía se disponen de
Esto es más que una simple ampliación multi- grandes áreas silvestres, enormes depósitos de
cultural, y abre las puertas a una concepción de recursos naturales y amplios márgenes de
entorno que es amplia y diversificada.

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amortiguación en los ecosistemas. Por lo tanto como Perú (puesto 25), Venezuela (67) o Brasil
todavía no es tiempo de preocuparse, y el reco- (68). Esto se debe a aspectos como la pérdida de
nocimiento de la Naturaleza sería algo así como bosques naturales o el alto número de especies
un alarmismo exagerado. En la misma línea, se amenazadas.
podría argumentar que tales derechos serían
importantes en los países industrializados, pero Considerando un indicador de impacto
no en el sur latinoamericano, donde todavía ambiental absoluto (donde no se lo pondera
son posibles muchas formas de alcanzar un contra los recursos naturales o capacidades
balance entre el desarrollo y la Naturaleza. ambientales disponibles), el país con la peor
performance es Brasil, ocupando el puesto
Frente a esta postura se debe responder número uno a nivel mundial; es inmediatamen-
con claridad que es equivocada. En realidad el te escoltado por Estados Unidos y China. El
deterioro ambiental en los países sudamerica- siguiente sudamericano en la lista es Perú, en el
nos es grave, sigue en aumento, y las medidas puesto mundial 10, mientras que Ecuador apa-
que se intentan para impedirlo o compensar sus rece en la ubicación 21 (que de todas maneras
efectos, son insuficientes. La brecha de deterio- es muy alta para un ranking mundial).
ro ambiental continúa aumentando año a año.
En cuanto a la perspectiva nacional, el
Comenzando por una perspectiva global, más reciente informe sobre el estado del am-
Ecuador aparece como el país con los peores biente, GEO Ecuador (Fontaine et al. 2008),
indicadores ambientales relativos en América también ilustra la gravedad de la situación am-
del Sur. Esos indicadores evalúan la situación biental en varios aspectos. A manera de ejemplo
ambiental en sectores claves frente a las capaci- se pueden mencionar la pérdida de biodiversi-
dades ambientales o stocks de recursos natura- dad (reducción de áreas silvestres y su fragmen-
les de cada país (por ejemplo, la deforestación tación), deterioro de los bosques nativos, diver-
actual en relación a los bosques y selvas del país; sos problemas de contaminación (como son los
véase Bradshaw y colab., 2010, y CLAES, 2010). manejos inadecuados de residuos en las ciuda-
En ese indicador, el país con el peor registro es des, deficiente gestión de las sustancias peligro-
Singapur (primer puesto mundial en el impacto sas, etc.), un orden institucional débil, etc. Algu-
ambiental relativo), seguido por naciones como nos de estos problemas han sido ampliamente
Corea y Qatar. Ecuador aparece en la ubicación destacados a nivel internacional, como sucede
22, lo que significa la peor ubicación de un país con la contaminación petrolera en la Amazonia.
sudamericano, y por encima de otros países

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De esta manera, sea desde la mirada glo- presa en rechazos o incomodidades con una
bal como nacional, el viejo sueño de un posible Naturaleza que termina siendo un “sujeto” de
“balance” entre la protección de ambientes derechos, tal como acontece con las personas.
naturales y los usos productivos convencionales Algunos niegan esta postura, e incluso se resis-
se ha roto. Por lo tanto, el reconocimiento de ten a proteger el entorno. Otros, si bien consi-
los derechos de la Naturaleza sea en Ecuador, deran que sólo los humanos pueden ser sujeto
como en los demás países sudamericanos, es de valor, están de acuerdo en extender sus res-
necesario y urgente. Si se toman en serio los ponsabilidades al ambiente. En este caso, la
actuales datos sobre los impactos ambientales, Naturaleza debería ser protegida no porque sea
se debe acordar en la necesidad de dar nuevos un sujeto, sino porque es lo correcto; es la ex-
pasos para proteger el ambiente, ya que las tensión de una compasión moral hacia el entor-
medidas convencionales no están funcionando. no. Pasemos entonces a considerar estos cues-
Es necesario dar un salto cualitativo a un abor- tionamientos y ofrecer algunas respuestas.
daje renovador, y los derechos de la Naturaleza
son la mejor opción. Cuando se reconocen los derechos de la
Naturaleza, se están admitiendo valores propios
La Naturaleza como “sujeto” y los valores o intrínsecos en ella. Tanto estos derechos como
los valores propios son aspectos, a mi juicio,
intrínsecos
inseparables. Los valores intrínsecos reciben esa
El reconocimiento de los derechos de la denominación en tanto son independientes de
Naturaleza/Pachamama implica que ésta posee la valoración que otorgan los seres humanos.
valores que le son propios, independientes de Por lo tanto, si se toman los derechos de la
las valoraciones que le adjudican las personas. Naturaleza en serio, ésta debe estar revestida de
Ese reconocimiento hace que el ambiente deje valores intrínsecos, sea en su conjunto o en sus
de ser un objeto (o un conjunto de objetos), elementos constitutivos, como las plantas, ani-
que sirve como medio para fines humanos, y males y ecosistemas.
para volverse un sujeto.
La defensa de esta postura ha tenido
Esta posición ha sido criticada varias ve- antecedentes que han alcanzado puntos altos
ces, comenzando por quienes rechazan la idea pero también bajos. Ha aparecido de tanto en
de valores propios en la Naturaleza. Ese cuestio- tanto, defendidas en unos casos por científicos e
namiento, promovido por un amplio abanico intelectuales, y en otros por escritores o mili-
de actores, desde académicos a políticos, se ex- tantes. Posiblemente uno de sus antecedentes

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más conocidos fuese la “ética de la tierra” de humana y no-humana en la tierra tiene
Aldo Leopold, propuesta a mediados del siglo valor en sí mismo (sinónimos: valor
XX. Sin embargo, sus posturas tuvieron poco intrínseco, valor inherente)”, y se agrega
eco, hasta que a fines de la década de 1970, fue- que estos valores “son independientes de
ron retomadas por el movimiento de la “ecolo- la utilidad del mundo no-humano para
gía profunda”, liderado por el filósofo noruego los propósitos humanos” (Naess y
Arne Naess (una selección de sus escritos está Sessions, 1985).
disponible en Dregson y Devall, 2008). En 2. Entendido en referencia al valor que un
aquellos años floreció un amplio debate sobre objeto tiene únicamente en virtud de sus
los valores intrínsecos que sumaron a otros propiedades intrínsecas. Se refiere a los
autores, destacándose los aportes de J. Callicott atributos que posee un objeto, y en qué
(por ejemplo, 1989). La nueva Constitución de grado lo posee, y donde esas propiedades
Montecristi está en consonancia con muchos de son independientes de relaciones con el
estos aportes, y aunque en buena medida fue entorno u otros objetos (propiedades no-
redactada en forma independiente de los más relacionales).
conocidos “ecólogos profundos”, son evidentes 3. Entendido como un sinónimo de “valor
los estrechos paralelismos. objetivo”, donde representa los valores
que tiene un objeto independientemente
Existen diversas maneras de entender el de las evaluaciones que hagan evaluado-
concepto de valor intrínseco, tal como indica res. Es una categoría que se coloca por
O’Neill (1993), y que fue resumido en Gudynas fuera del subjetivismo, y donde se acepta
(2009). Ampliando esa argumentación, es posi- que existen valores objetivos, propios de
ble reconocer tres abordajes: cada objeto.
1. Entendido como sinónimo de valor no- Estos tres abordajes aparecen muchas
instrumental. Mientras un objeto tiene veces confundidos y superpuestos, como acerta-
un valor instrumental cuando es un me- damente indica O’Neill (1993). El texto consti-
dio para un fin de otro, en este caso el va- tucional ecuatoriano podría ser interpretado en
lor instrumental sería poseer un fin en sí un sentido o en otro. Por ejemplo, algunos po -
mismo. En esta categoría se encuentra drán insistir en que el mandato de respeto inte-
uno de los preceptos básicos de la “ecolo- gral de la Naturaleza alude a sus valores inde-
gía profunda”, donde se sostiene que “el pendientes de los posibles usos o fines huma-
bienestar y el florecimiento de la Vida nos, correspondiendo a la primera opción. Pero

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también se puede invocar la segunda definición sions, 1985). Esta perspectiva, y en especial
a partir de la referencia constitucional a las pro- debido a que defiende a la vida como un valor
piedades inherentes de los ecosistemas, tales en sí mismo, es también conocida como bio-
como los ciclos vitales y los procesos evolutivos. centrismo (sobre este punto se regresará más
Finalmente, la tercera opción también podría abajo).
ser contemplada, aunque es un caso con mayo-
res dificultades debido a que el texto constitu- Los rechazos a estos valores se basan en
cional otorga la misma jerarquía a la Pacha- sostener que solamente los seres humanos, en
mama, un concepto que se construye explícita- tanto individuos cognoscentes, volitivos y racio-
mente desde el subjetivismo de los sujetos (no nales, pueden generan valores. La valoración es
es posible bajo la Pachamama intentar descu- un acto únicamente humano. Por lo tanto, la
brir valoraciones objetivas ya que en parte se idea de valores propios no tendría sentido, ya
disuelve la dicotomía entre ambiente y socie- que para reconocer valores tendrían que estar
dad). presentes humanos que los otorguen. Allí donde
no existan humanos, no existirían valores.
Por lo tanto, puede convenirse que entre
los posibles abordajes de la idea de valor intrín- Existen varias respuestas a esas objecio-
seco, la opción de valor no-instrumental en pri- nes. La más sencilla es centrarse en la definición
mer lugar, y la que descansa en las propiedades de valor intrínseco como valor no instrumental
intrínsecas en segundo lugar, son las que posi- para los fines humanos. Por lo tanto, no se
blemente se ajustan mejor al mandato constitu- intenta caracterizar ese valor, ni precisarlo deta-
cional. De esta manera, estos derechos recono- lladamente, ya que cualquier movimiento en
cen atributos en la Naturaleza independientes esa dirección nos lleva de regreso a las interpre-
de los seres humanos y que permanecen aún en taciones humanas. Es suficiente reconocer que
ausencia de éstos. Parafraseando a los ecólogos en el ambiente se encuentran valores inherentes
profundos, en un mundo sin personas, las plan- a los seres vivos y los ecosistemas. Esta postura
tas y animales continuarán con su marcha evo- tiene otra ventaja: permite incorporar con mu-
lutiva y estarán inmersos en sus contextos eco- cha comodidad a diferentes cosmovisiones
lógicos, y esa manifestación de la vida es un indígenas, donde se reconocen valores propios
valor en sí mismo. Sea en los seres vivos o en los en el ambiente, e incluso se considera que otros
ecosistemas, estos valores inherentes son inde- seres vivos son agentes morales y políticos aná-
pendientes de cualquier conciencia, interés o logos a los seres humanos.
reconocimiento de los humanos (Naess y Ses -

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Dando un paso más en la discusión, en exige descifrar ni elaborar las posibles propieda-
general se reconoce que la ponderación de los des intrínsecas en la Naturaleza, ni entender
valores siempre parte desde las personas y dis- cómo se conciben a sí mismos los demás seres
curre en mediaciones humanas. Son antropogé- vivos. Su objetivo no está tanto sobre las disqui-
nicas, en el sentido de originarse en los seres siciones académicas sobre los posibles conteni-
humanos, pero esto no quiere decir que sean dos de esos valores, sino en reconocer que esos
antropocéntricas, en el sentido de aceptar úni- valores propios existen, y que desde allí se fun-
camente valores instrumentales al ser humano damentan derechos que desembocan condicio-
(el contenido del antropocentrismo se precisará nes y obligaciones que nos obligan a nosotros,
más abajo). Atendiendo a este hecho, en ética los humanos.
ambiental, autores como Callicott (1989), dife-
rencian entre el locus del valor, que puede estar Apelando a una imagen conocida, podría
en objetos, plantas, animales, o las personas, y la decirse que así como se defiende el bien común
fuente de la valoración que está en el ser huma- entre los seres humanos, donde se busca el bie-
no. Diversos aspectos en esta postura vienen nestar incluso de aquellos que no conocemos y
siendo debatidos desde hace años, pero esos sobre cuyas particularidades intrínsecas nada
detalles no hacen a la esencia de lo que se trata sabemos, se debe dar un paso más y construir
en el presente capítulo (véase, por ejemplo, los un bien común con la Naturaleza. De esta ma-
ensayos de B. Norton y H. Rolston III, y otros nera, si esos derechos son tomados en serio, se
en Ouderkik y Hill, 2002). generan nuevas obligaciones con el ambiente.

Es más, la defensa de los valores intrínse- Cambian las justificaciones y desencade-


cos puede superponerse con quienes afirman nantes de las medidas ambientales, y ya no será
que los demás seres vivos se valoran a sí mis- imprescindible demostrar que un impacto
mos, aunque lo hacen dentro de sus capacida- ambiental dañará la propiedad de unas perso-
des cognitivas y sintientes, y por lo tanto de nas, afectará la salud de otras, o que impactará
manera distinta a las que empleamos los huma- en la economía, como justificación para actuar.
nos. No tiene mucho sentido intentar concebir- Asimismo, tampoco se dependerá de convencer
se a sí mismo como un cóndor de los Andes, a políticos y empresarios sobre la pérdida inmi-
sino que basta saber que esta ave tiene cierta nente de un lugar hermoso o sobre la posible
forma de entenderse y concebirse a sí misma. extinción de una especie insignia. Estos y otros
desencadenantes seguirán presentes y tendrán
Sea por una vía a por otra, parece claro sus papeles para desempeñar. Pero el cambio
que el mandato ecológico de Montecristi no hacia los derechos de la Naturaleza es que se

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podrá invocar la protección de las especies y los ciertos sitios o especies invocando su utilidad
ecosistemas aún en los casos donde ninguno de económica, como sucede con los llamados a
estos aspectos esté en juego. Se podrá demandar proteger variedades nativas de plantas o cuen-
la protección de sitios cuya desaparición no cas altas de los ríos. En estos casos la Naturaleza
involucren recursos de valor económico, espe- es defendida porque hay una utilidad para los
cies hermosas o la propiedad de individuos o humanos. Siguiendo con los mismos ejemplos,
empresas. unos buscan que el germoplasma deriva en se-
millas que puedan ser comercializadas, y otros
En este punto es importante advertir que esperan cobrar el agua para riego o consumo.
el reconocimiento de los valores intrínsecos y
de los derechos de la Naturaleza, no niega ni No quiero decir que esta perspectiva uti-
altera los contenidos referidos a los derechos litarista y economicista deba ser rechazada en
ciudadanos a un ambiente sano, listados en la todos los casos, y admito que puede desempe-
Constitución de Montecristi (los clásicos dere- ñar cierto papel bajo circunstancias precisas.
chos humanos de tercera generación). Los dos Pero lo que deseo subrayar es que es profunda-
abordajes de derechos sobre el ambiente son mente incompleta. En el ejemplo inicial, no se
válidos, y es una buena cosa que se los mantu- está protegiendo a las plantas por su propio
viera y se los articulara entre sí. Tan sólo es valor como especies vegetales, ni se protege al
necesario tener presente que estos derechos clá- arroyo por su valor como ecosistema con su
sicos a un ambiente sano tienen su foco en las fauna y flora. Por el contrario, el criterio de
personas: son derechos humanos, donde se protección se fundamenta en demostrar que
cuida de la Naturaleza en tanto esto puede afec- habrá una utilidad para el ser humano, y mejor
tar a las personas, y no por los valores propios aún si ella se puede contabilizar desde el punto
de ésta. de vista económico (por ejemplo, el precio de
un recurso natural). Es una perspectiva que se
Utilidad y valor económico encierra dentro de unos límites de hierro dados
por una valoración en función de la utilidad o
En la actualidad, muchas campañas de beneficio personal.
conservación se basan en criterios ecológicos o
La prevalencia de esta postura puede
estéticos, pero la enorme mayoría apela a de-
explicarse por varios factores. Por un lado, se
mostrar la utilidad de los recursos naturales, y
debe a la actual preeminencia de la valoración
por lo tanto son utilitaristas (en muchos casos
económica, como nueva expresión del utilita-
referida a los valores económicos). Se defienden
rismo clásico. Por otro lado, parte del movi-

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miento ambientalista lamentablemente tiene su única escala de valoración, sino que obliga a
cuota de responsabilidad por esta situación, ya reconocerlas como múltiples y diversas.
que partiendo de una preocupación comparti-
ble como es la de demostrar que la conserva- De esta manera, debe quedar en claro
ción también sirve a las economías nacionales, que el aceptar los valores intrínsecos no implica
terminaron por perder el rumbo. Muchos se imponer una escala de valor sobre otras, tal
obsesionaron con esa perspectiva economicista como sucede con el precio. Este es un efecto que
y buscan valoraciones económicas en cada es - podríamos llamar paradojal de los derechos de
pecie o en cada rincón de los ecosistemas. Co- la Naturaleza: obliga a pluralizar las dimensio-
mo hay muchos que sólo entienden el lenguaje nes de valor. De esa manera, algunos podrán
del dinero, sólo se habla del valor económico valuar un árbol a partir del beneficio económi-
(por ejemplo, disponibilidad a pagar o a aceptar co que esperan obtener de su madera, pero
indemnizaciones), y con ellos se renuncia a las otros lo podrán ponderar como especie viva, y
demás dimensiones para valorar la Naturaleza. para algunos será un espíritu del bosque.

Esta posición se ha extendido en todo el El caso de las especies inútiles y feas


planeta, y una de sus expresiones actuales más
conocidas son la “green economy” de agencias Es importante apelar a otro abordaje so-
de Naciones Unidas, la obsesión por el pago por bre el mismo asunto, para enfatizar la radicali-
bienes y servicios ambientales, y los mercados dad que encierran los derechos de la Natu -
de carbono. Por lo tanto, la protección del am- raleza. Como se adelantaba arriba, muchas de
biente queda rehén de un criterio de valoración las campañas actuales para proteger la Natu -
económica, y como éstos son por excelencias raleza se basan en demostrar la utilidad de algu-
posturas utilitaristas e instrumentales, ya no nos recursos o ecosistemas, su potencial econó-
hay lugar para los valores propios. mico, y en algunos casos, su valor estético. En
este último caso, se utilizan especies insignias,
En cambio, si se toman en serio los dere- como el oso andino o el cóndor de los Andes, o
chos de la Naturaleza, aparecen los valores pro- de ecosistemas, con paisajes de belleza singular.
pios, pero además se rompen las cadenas de una Las campañas de publicidad exhiben fotos
valoración exclusivamente económica. En efec- impactantes que refuerzan esa belleza. Pero una
to, vuelven a emerger como posibles otras vez más el acento está en las personas, ya que es
dimensiones de la valoración tales como la eco- la valoración estética de los humanos la que está
lógica, estética, religiosa, cultural, etc. Los dere- en juego.
chos de la Naturaleza no implican imponer una

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De esta manera, buena parte de la con- que pueden ser completamente inútiles para los
servación tradicional se basa en las valoraciones fines humanos. Todas ellas tienen el derecho a
que los humanos manejan de utilidad o belleza. proseguir sus procesos ecológicos y evolutivos.
Pero qué sucede entonces con las especies que
son “inútiles”, donde por ejemplo no se cono- Este problema es más común de lo que se
cen posibles utilidades económicas como pro- asume. Por ejemplo, poco tiempo atrás, el en-
ductos farmacéuticos o por su germoplasma, tonces presidente de Brasil Lula da Silva, defen-
sea en el presente como en el futuro. De la mis- día la construcción de represas en la Amazonia
ma manera, qué sucede con especies que son por su utilidad económica y productiva, y se
feas o desagradables, como pueden ser cucara- burlaba de quienes defendían los “bagres” (pe-
chas endémicas de una serranía o gusanos pla- ces de fondo de río)1.
nos de un arroyo. En el primer caso la justifica-
Es mucho más sencillo intentar salvar a
ción económica usual se queda sin sustento, y
especies como el cóndor de los Andes, pero
en el segundo no se pueden encaminar campa-
resulta que será mucho más difícil hacer cam-
ñas publicitarias. Otro tanto se repite en el caso
pañas para proteger, por ejemplo, cucarachas
de los ecosistemas.
endémicas de la Amazonia. Pero es justamente
Es más, algunos ecosistemas que poseen en este plano donde queda en evidencia la radi-
baja biodiversidad quedan fuera de las lista de calidad y profundidad de la asignación de los
prioridad de las medidas de conservación, y por derechos de la Naturaleza, ya que obliga a to-
lo tanto allí se llevan a cabo emprendimientos mar medidas de protección para todos los seres
con intensos impactos ambientales. Esta situa- vivos.
ción es muy clara por ejemplo en ambientes
áridos y semi-áridos, y como carecen de espe- Biocentrismo y antropocentrismo
cies llamativas o no tienen clara utilidad econó-
mica, se imponen los proyectos extractivistas. Llegados a este punto es conveniente
abordar un aspecto mencionado en una sección
Pero si se toman en serio los derechos de anterior: los derechos de la Naturaleza por su
la Naturaleza, todas las especies deben ser pro-
tegidas, independientemente de si son hermo-
sas, o si tienen utilidad real o potencial. Se debe 1 Declaraciones a la prensa del 22 de julio de 2009. Lula da
Silva agregó: “Yo me comprometí que cuando deje la presi-
asegurar la conservación incluso de especies dencia compraría una canoa, agarraría los bagrecitos, los
que nos resulten feas y desagradables, o de otras colocaría en la canoa, y los llevaría al otro lado (de los
Andes) y los traería de vuelta”.

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defensa de los valores intrínsecos, y en especial ambiente, donde la Naturaleza es subdividida
al considerar la vida, sea humana como no- en recursos y hasta genes que pueden ser mani-
humana, es un valor en sí mismo, es denomina- pulados, aprovechados, patentados y vendidos.
do biocentrismo. Esta es una visión muy distin- Esa base cultural aparece y reaparece continua-
ta de la actual, la que denominaremos antropo- mente, y posiblemente el presidente Rafael Co-
centrismo. Este término no se usa para indicar rrea ofreció un testimonio dramático al respec-
que las valoraciones son realizables únicamente to. Al tiempo de la sequía de fines de 2009, sos-
por el ser humano (tal como se analizó arriba, y tuvo que si la “Naturaleza se opone a la revolu-
para lo cual se utilizó el rótulo antropogénico). ción ciudadana, lucharemos y juntos la vencere-
En cambio, el antropocentrismo hace referencia mos”.
a un modo de ser en el mundo; es un concepto
más amplio que expresa las relaciones que dis- Es evidente que el biocentrismo de los
curren entre las personas y de éstas con la Natu- derechos de la Naturaleza pone en cuestión a
raleza. Bajo el antropocentrismo todas las me- este antropocentrismo. Aquí se encuentra otro
didas y valoraciones parten del ser humano, y frente de tensiones generados por los derechos
los demás objetos y seres son medios para sus de la Naturaleza, ya que no están acotados a un
fines. Es una postura profundamente cartesia- nuevo ejercicio en políticas ambientales o juris-
na, desde la cual se construyó la dualidad que prudencia verde, sino que ponen en discusión
separa la Naturaleza de la Sociedad. Por lo tanto uno de los pilares de la Modernidad de origen
la Naturaleza sólo puede ser un objeto, y las europeo. Y es justamente por ello que despierta
valoraciones descansan en el beneficio humano, tantas resistencias.
la instrumentalización y manipulación del
entorno. Bajo esta perspectiva no pueden existir ¿Naturaleza intocada o desarrollo
los valores propios y no se acepta a la Natu- sostenible?
raleza como sujeto de derechos.
Otras críticas a los derechos de la Natura-
El antropocentrismo tiene un viejo ori- leza se basan en exagerarlos para denunciar que
gen en el Renacimento europeo, y llega a nues- terminarán imponiendo prohibiciones sobre el
tros días, convertido en uno de los cimientos de uso de los recursos naturales. Algunos agitan el
las ideas actuales de desarrollo, donde se apela a fantasma que los derechos de la Naturaleza sig-
la dominación y aprovechamiento intensivo de nifica prohibir aprovechar el ambiente y por
la Naturaleza. Avanza de la mano con un opti- ello terminaríamos en una pobreza.
mismo científico-tecnológico en la gestión del

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Esta es una posición equivocada. Los capacidades de los ecosistemas de enfrentar y
derechos de la Naturaleza reconocen que cada amortiguar los impactos humanos.
especie debe aprovechar su entorno para llevar
adelante sus procesos vitales, y lo mismo se Se apunta a alternativas al desarrollo que
aplica al ser humano. Es más, la ecología pro- se adaptan y ajustan a la Naturaleza, y no a la
funda siempre ha defendido entre sus postula- inversa, donde se le imponen profundas modifi-
dos centrales el uso de la Naturaleza para asegu- caciones. Este abordaje es posible en el marco
rar la calidad de vida de las personas y erradicar del texto constitucional de Montecristi en tanto
la pobreza. Por lo tanto, no se impide, por se articula con las secciones dedicadas al Buen
ejemplo, continuar con la agricultura o la gana- Vivir y el régimen de desarrollo.
dería.
Concepciones de la Naturaleza
Pero sí es cierto que si los derechos de la y el desarrollo
Naturaleza se toman en serio, surgen nuevas
condiciones de viabilidad a ese aprovechamien- Siguiendo esta línea, los derechos de la
to, en tanto éste debe ser realizado de manera Naturaleza ofrecidos en Montecristi también
que no se destruyan ecosistemas o se extingan implican cambios en nuestras ideas sobre la
especies. Por lo tanto, es necesario discutir vías Naturaleza. Es importante tener presente que el
de sustentabilidad en el desarrollo. concepto de “Naturaleza” es una creación so-
cial, un producto cultural en su más amplio
¿Por qué se puede aprovechar la Natu- sentido, y que ha sido moldeado desde el Rena-
raleza aún si ésta tiene derechos propios? Esto cimiento. La llegada de los conquistadores eu-
se debe a que la perspectiva no está enfocada en ropeos impuso diversas concepciones, y entre
individuos, sino en las “especies” o “ecosiste- ellas sus propias ideas del entorno como una
mas”. Su preocupación es la sobrevida de las Naturaleza que podía ser dominada y manipu-
poblaciones y la integridad de los ecosistemas, lada, y cuya riqueza debía asegurar el progreso.
con lo cual se permite el uso de los recursos
naturales, mientras persistan poblaciones que La postura antropocéntrica nos ofrece
sean ecológica y evolutivamente viables. Es po- una Naturaleza separada del ser humano, que
sible utilizar sosteniblemente los recursos natu- puede ser desmembrada en sus partes, ya que es
rales y aprovechar los ecosistemas ajustándonos una colección de entidades y flujos, y cuyos
a los propios ritmos de la Naturaleza, a las tasas recursos deben ser aprovechados para alimentar
de reproducción de las poblaciones, o a las el crecimiento económico.

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A su vez, esta idea de la Naturaleza fue Si se toman los derechos de la Naturaleza
construida y moldeada en forma simultánea en serio, las aproximaciones clásicas de origen
con las concepciones sobre el progreso, y más europeo no son suficientes. Están atadas a una
recientemente con los modelos sobre el desa- mirada antropocéntrica que llevan la semilla de
rrollo. El aprovechamiento de los recursos natu- la dominación y la manipulación. Es necesario
rales solo es posible si la Naturaleza está más incorporar abordajes más abiertos, como el de
allá de nosotros (dualismo), si puede ser frag- la Pachamama, abiertos a diferentes redes de
mentada en sus componentes, dominada y con- relacionalidad entre humanos, otros seres vivos
vertida en “recursos”. En forma muy resumida, y los objetos inanimados. De esta manera, aun-
puede decirse que las ideas sobre el progreso y que los derechos de la Naturaleza podría decirse
el desarrollo implican una cierta concepción de que es un asunto esencialmente ambiental, hace
la Naturaleza, y a su vez, las ideas de la Natura- que necesariamente se deba incorporar una
leza solo permiten un tipo de desarrollo. Unos y apertura multicultural, ya que otras culturas
otros se determinan dialécticamente. conciben sus “naturalezas” o “pachamamas” de
otras maneras.
Los derechos de la Naturaleza de Ecuador
no sólo generan un cambio sustancial al indicar Pachamama como expresión plural
que ese ambiente ya no es más un conjunto de
objetos, sino que también abre las puertas a Una concepción distinta de la Naturaleza
pensar otras conceptualizaciones sobre el am- es la Pachamama, tal como se la reconoce en el
biente. Esto ocurre en dos niveles: el uso de la texto de Montecristi. Este término está anclado
palabra Naturaleza permite un abordaje plural en los saberes tradicionales y además tiene una
sin fragmentarla en recursos naturales, y muy clara filiación andina. Por lo tanto, encierra di -
especialmente por equiparación con la idea tra- versos significados y usos, cambiando no sólo
dicional y andina de Pachamama2. entre grupos humanos, sino entre distintos
sitios.
2 Se debe señalar que existen diferencias sustanciales en un
abordaje basado en los derechos de la “Naturaleza” y otro
Desde un punto de vista mucho más ge-
enfocado en los derechos de la “Tierra” a escala global. El neral, el término Pachamama es usado con fre-
asunto no se puede discutir aquí por problemas de espacio cuencia para aludir a una relación distinta con
disponible, pero adelantamos que es mucho más fructífero la Naturaleza, rompiendo con el antropocen-
enfocarse en los derechos de la Naturaleza, y promover una
redefinición culturalmente diversa de la idea de “Naturaleza”.
trismo de origen europeo, y apuntando a un
Sobre una declaración universal de los derechos de la tipo de vínculo igualitario con el ambiente. Esto
Naturaleza véanse las primeras ideas en Acosta, 2010.

263 264
ofrece enormes potencialidades para generar La incorporación de la Pachamama no
una visión alterna del ambiente donde los seres resuelve todos los problemas. Consideremos un
humanos no están separados, sino que están caso común: repetidamente se usa la expresión
inmersos dentro de ella. En especial es posible Pachamama como sinónimo de Madre Tierra.
dar cabida a concepciones de ser en el mundo Si ella es “mi madre”, ¿hasta dónde puedo
que no son dualistas (donde se separa sociedad modificarla, alterarla y aprovecharla? La res-
y Naturaleza), y que en cambio son relacionales puesta no es sencilla. Por lo tanto, usar la pala-
(donde por ejemplo, otros seres vivos pueden bra Pachamama no resuelve los problemas, y
ser parte de una comunidad “social”). De esta persiste la necesidad de contemplar sus dere-
manera, si como se desprende de la sección chos, y establecer modos de uso del ambiente
anterior es necesario contar con otra idea de la que no desemboquen en su destrucción (regre-
Naturaleza para permitir otro desarrollo, en- samos al desarrollo sostenible, tal como se indi-
tonces el concepto de Pachamama brinda una có arriba).
excelente oportunidad para ese fin. Pero de
todos modos es necesario advertir que el uso de Tengamos presente que las expresiones
la palabra Pachamama antes que obligar a de Pachamama están ancladas por lo general en
imponer una mirada quichua o aymara, debería paisajes humanizados, pero mucho menos en
ser entendida como una apertura mucho más zonas intocadas o silvestres. Esto es totalmente
amplia, que permitiera incorporar conceptos comprensible en el espacio andino, donde las
provenientes desde varias vertientes. relaciones entre los grupos humanos y el am-
biente están mediadas particularmente por la
En un plano existen diferencias en la for-
agricultura, y ello significa finas, aunque inten-
ma de interpretar la Pachamama, en lo que
sas, intervenciones en la tierra, sistemas de
podríamos calificar como una diversidad “an-
riego, construcción de terrazas, erradicación de
tropológica”. No siempre se la usa en el mismo
malezas, etc. Es un paisaje moldeado por activi-
sentido por ejemplo entre Ecuador, Perú y
dades humanas, agrícolas y ganaderas.
Bolivia, y aún dentro de esos países (véase por
ejemplo las precisiones de Caparó, 1994; Ester- Por otra parte, las valoraciones expresa-
mann, 2006; y los ensayos en van den Berg y das por los pueblos amazónicos son diferentes a
Schiffers, 1992). Pero también debe atenderse la de las culturas andinas. Al estar asentados en
otro plano, permitiendo la articulación y expre- ecosistemas de selva tropical y bajo otros mar-
sión de las posturas de otros pueblos andinos y cos culturales, la vivencia amazónica es de una
amazónicos, e incluso de las hibridizaciones Naturaleza mucho menos intervenida, más sil-
culturales criollas. vestre, y con menor impacto humano.

265 266
Por lo tanto, si se toman los derechos de Iguales y diferentes en la Pachamama
la Naturaleza en serio, la incorporación de la
Pachamama abre las puertas a una multicultu- En los últimos meses han surgido postu-
ralidad real, que refuerza el reconocimiento de ras sobre los derechos de la Pachamama o Ma-
los valores intrínsecos. En algunos casos esas dre Tierra que llegan a algunos extremos que
culturas encierran prácticas con menores im- deben analizarse. El caso más evidente ocurre
pactos ambientales y más sostenibles en el largo en Bolivia, con el intelectual indígena, David
plazo. Pero esto no siempre ocurre, y por lo Choquehuanca, actualmente ministro de rela-
tanto vuelve a ser necesario tener presente la ciones exteriores, el presidente Evo Morales, y
necesidad de asegurar aprovechamientos soste- otras personas del gobierno.
nibles del ambiente.
Puede tomarse como punto de referencia
Asimismo, si se incorporan distintas estas posturas las siguientes declaraciones de
“Pachamamas” en plural, junto a otras concep- Choquehuanca: “Para nosotros, los indígenas,
ciones del entorno, nos adentramos en un rela- lo más importante es la vida, el hombre está en
tivismo cultural, que de todas maneras debe ser el último lugar, para nosotros lo más importan-
discutido y sopesado para encausarlo en acuer- te son los cerros, nuestros ríos, nuestro aire. En
dos compartidos sobre la protección de los primer lugar, están las mariposas, las hormigas,
demás seres vivos. Nos encontraremos ante están las estrellas, nuestros cerros y en último
concepciones kichwas, shuar, ashuar, etc., y cada lugar está el hombre”3.
una de ellas no solo define el ambiente de una
manera, sino que posee sus propias particulari- Un examen apresurado podría llevar a
dades sobre los usos correctos y aceptados. En pensar que esa es una posición biocéntrica, a
el pasado toda esa diversidad desaparecía bajo tono con los derechos de la Naturaleza. Pero en
las ideas occidentales, mientras que en la actua- realidad, como se coloca a la hormiga por enci-
lidad, esta vertiente multicultural de los dere- ma de las personas, se cae en sentido estricto en
chos de la Naturaleza permite que se expresen. una desigualdad entre los seres vivos. Enfren -
Pero no implica que una sea necesariamente tamos una posición donde algunas especies no-
mejor que otra, sino que es necesario discutir y humanas valdrían más que las personas. Esta no
construir los acuerdos, enfocándolos en la con- es una postura biocéntrica, ni tiene que ver con
servación de los demás seres vivos. Cada tradi-
ción cultural tendrá mucho para aportar, pero
seguramente también serán necesarios cambios 3 Declaraciones de prensa del 21 abril de 2010, Agencia
en ellas. Boliviana de Informaciones ABI.

267 268
los derechos de la Naturaleza, en tanto éstos rriente de pensamiento que sostuviera que vale
asignan derechos a todas las formas de vida, más una hormiga o un virus que una persona.
pero no dicen que unas especies estén por enci-
ma de otras. Los problemas con la postura de Los defensores del biocentrismo, si bien
Choquehuanca son fenomenales: ¿cuál sería la reconocen los valores propios de la Naturaleza y
ética ambiental que sostiene que los seres no- de todas las formas de vida, no afirman que
humanos valen más que nosotros? También se unos valen más que otros, y reconocen que las
dejan abiertas muchas dudas sobre cómo se especies no son iguales entre sí, y no es lo mismo
construyen esas jerarquías (¿cuál es la escala una persona que una hormiga. El sentido que le
donde uno vale más que otro?). dan a la idea de igualdad se refiere a que todas
las especies son “iguales en sus derechos a vivir
Choquehuanca ha reforzado su particu- y florecer y alcanzar sus propias formas de des-
lar interpretación al afirmar que será “más im- plegarse y auto-realizarse….” (Devall y Ses -
portante hablar sobre los derechos de la madre sions, 1985). Una vez más, no es innecesario
tierra que hablar sobre los derechos huma- agregar que tal como ya se indicó, en esta pers-
nos” 4. Pero ni siquiera los defensores de los pectiva el ser humano puede utilizar la Natu-
derechos de los animales (o de la llamada “libe- raleza para satisfacer sus necesidades vitales, de
ración animal”), apoyarían esa postura. donde no puede imponerse que unas especies
son “más importantes”, o que los derechos de la
Podría sostenerse que en realidad Cho- Naturaleza están por encima de los derechos
quehuanca está apuntando a una igualdad esen- humanos.
cial entre todas las especies, donde todas valdrí-
an lo mismo. Tiempo atrás, algunos intelectua- Estas tensiones se vuelven todavía más
les y militantes radicales llevaron una postura complejas en Bolivia, ya que en su reforma
de ese tipo a un extremo, defendiendo por constitucional no se han incluido los derechos
ejemplo virus o bacterias, y no se podría com- de la Naturaleza. En efecto, su nuevo texto
batir por ejemplo las enfermedades infecciosas. constitucional se mantiene dentro de la visión
Pero esa posición nunca fructificó y siempre fue tradicional donde el ambiente aparece entre los
minoritaria; agrego que no conozco que esas derechos humanos de tercera generación, como
posiciones individuales cristalizaran una co - derechos a un ambiente sano. A su vez, también
se incluyen varios artículos donde se establece
que es un mandato del Estado la industrializa-
ción de los recursos naturales (por ejemplo,
4 La Razón, La Paz, 31 enero 2010,

269 270
arts. 9 y 355), lo que genera enormes tensiones. el contrario la administración Morales está pro-
Se contraponen esos objetivos de aprovechar los moviendo por ejemplo el extractivismo minero
recursos naturales por un lado, con la preserva- y petrolero, con sus consecuencias ambientales
ción ambiental por el otro. Se puede llegar al y sociales.
caso donde la protección de un área ecológica
frente a los intentos de explotación petrolera, Este extremo de Naturaleza intocada
podría ser inconstitucional. Y como la Cons- también podría estar en contradicción con la
titución boliviana carece de una sección dedica- propia idea de Pachamama. En efecto, en casi
da a los derechos de la Naturaleza, no puede todas las formulaciones de ese concepto no se
resolver de manera sencilla esa contraposición. alude a ambientes intocados, sino que es una
En cambio, si tales derechos existieran se podrí- Naturaleza con humanos, y humanos que son
an invocar los valores propios de esa área ecoló- parte de ella. Aquí aparece el riesgo de la banali-
gica frente a las utilidades petroleras. Este ejem- zación, pero desde otro frente: algunos podrían
plo deja en claro la importancia de contar con seguir destruyendo la Madre Tierra aunque
derechos de la Naturaleza explícitamente reco- repitiendo las ceremonias de la ch’alla, donde se
nocidos.5 da las gracias o se le retribuye a la Naturaleza
por los bienes que se recibe de ella. Dicho de
La postura de Choquehuanca encuentra otro modo, como en la cosmovisión andina se
otra dificultad en la práctica, ya que si algunos transforma el ambiente, esa ceremonia es para
seres vivos como las hormigas están por encima pedirle perdón o retribuirle por esos cambios,
del ser humano, se llegaría a un preservacionis- pero no para impedirlos. Entonces, una banali-
mo radical de la Naturaleza. Casi todo un país zación que escapa al mandato de los derechos
debería ser declarado un área protegida intangi- de la Naturaleza, sería aprobar proyectos mine-
ble, se deberían suspender todas las concesiones ros y petroleros, con una clara destrucción de la
mineras y forestales, cerrar los pozos de petró- Naturaleza, pero bastaría pedirle “perdón” a la
leo y abandonar las áreas agrícolas. Es bien co- Pachamama para justificarlos. Es claro que esa
nocido que esto no sucede en ese país, y que por postura es insostenible, no asegura ninguna
protección efectiva de las especies vivas, y ter-
mina siendo contraproducente hasta para los
propios pueblos indígenas, en tanto convierte al
5 En parte como reacción a estos problemas y contradiccio- espíritu de la Pachamama en un mero slogan.
nes, en Bolivia se aprobó recientemente una ley general de
los derechos de la Madre Tierra. Se indica que es un adelan- Por lo tanto, se concluye que si se toman
to de una futura ley más detallada. Por lo tanto, es aconseja-
ble esperar a que se complete el proceso legislativo.
los derechos de la Naturaleza en serio, posicio-

271 272
nes extremas como las de Choquehuanca care- énfasis está en asegurar la sobrevida e integri-
cen de sustento, y sus efectos en algunos casos dad de la Naturaleza y la restauración de los
pueden ser contraproducentes. Ese camino no ecosistemas dañados. Esta es distinta y discurre
es aconsejable en Ecuador. en paralelo a la justicia ambiental.

Otra justicia para los derechos Los procedimientos de reparación, resti-


tución o compensación entre humanos son
de la Naturaleza
propios de la justicia ambiental y no necesaria-
Siempre que se aborde el campo de los mente contemplan a la justicia ecológica. Por
derechos, se deberá llegar a considerar las cues- ejemplo, cuando se contamina el predio de una
tiones de la justicia. Bajo la postura clásica de persona, es común que se le pague una indem-
los derechos humanos a un ambiente sano se nización o se le imponga una multa. Pero esos
acepta que están cubiertos por la llamada justi- pagos en dinero no implican la restauración o
cia ambiental. Esto se aplica a casos tales como remediación del daño ambiental.
los daños a la salud de las personas por la con-
En cambio, la justicia ecológica atiende
taminación, o los reclamos de un propietario
los derechos de la Naturaleza, exigiendo que se
cuando arrojan basura en su predio (no se dis-
recuperen los ambientes dañados, y se los regre-
cutirá el grado de oficia de ésta en América
se a su estado original. Su objetivo no es cobrar
Latina).
multas, y la recuperación ambiental debe reali-
La justicia ambiental parte de un conjun- zarse independientemente de su costo económi-
to de derechos humanos atendiendo a cómo co. Seres vivos como plantas o animales no
son afectadas las personas. La comunidad de la necesariamente vivirán mejor si algunos huma-
justicia son los humanos, y éstos discuten sobre nos reciben dinero por el daño en los ecosiste-
lo justo o injusto en cuanto a la situación am - mas en que habitan. El criterio de justicia en
biental. Es por lo tanto una postura acorde con este caso se centra en asegurar que las especies
una Naturaleza objeto de derechos, donde el vivas puedan seguir sus procesos vitales, y no en
acento está puesto en los asuntos humanos. las compensaciones económicas.

Pero si se toman los derechos de la Natu- Esto no quiere decir que esas multas o
raleza en serio es necesario contar con otro indemnizaciones deban ser abandonadas, sino
campo de la justicia. Esta es la justicia ecológica que debe quedar claro que éstas competen a la
y se enfoca en una Naturaleza que es sujeto. Su justicia ambiental. Un ejemplo puede ilustrar la
cuestión: en el caso de los derrames y contami-

273 274
nación por petróleo en la Amazonia ecuatoria- En ese marco, resulta muy interesante dar
na, se debe aplicar por un lado las reparaciones un paso más en las ideas de Nancy Fraser
o compensaciones económicas o de otro tipo, a (2008), quien considera que la justicia se desen-
las personas afectadas, y por el otro lado, simul- vuelve en una dimensión redistributiva (posi-
táneamente se deben asegurar los derechos de la blemente la más conocida en la actualidad),
Naturaleza, limpiando lugares afectados o resti- otra enfocada en el reconocimiento, y una ter-
tuyendo ecosistemas degradados. cera basada en la representación. Estas dos últi-
mas son claves en países como Ecuador, e
En otro artículo se discute con más deta- implican reconocer las expresiones multicultu-
lle las diferencias entre una justicia ambiental y rales en el país, con sus concepciones del am-
otra ecológica, a partir de los derechos de la biente, y permitir su participación efectiva. Se
Naturaleza (Gudynas, 2010c). En esos análisis se puede dar un paso más, y sumarle una dimen-
procura dejar en claro que se puede llegar a una sión ecológica (estos y otros puntos se discuten
justicia ecológica desde diferentes puntos de con más detalle en Gudynas, 2010).
partida, incluidas las perspectivas de quienes no
aceptan que la Naturaleza sea sujeto de dere- Otra crítica usual apela a una pregunta
chos. En efecto, aún en el caso de insistir en que condescendiente: ¿asistirán los árboles o los
solamente los humanos son agentes morales jaguares a los juzgados? También se apela a esta
que pueden expresar y defender sus escalas de pregunta para cuestionar a los derechos de la
valores, de todos modos el campo de la justicia Naturaleza como inviables. Es evidente que ese
se ha ampliado a quienes no cumplen esas con- no es el sentido de la justicia ecológica, ya que
diciones (por ejemplo, con los derechos en hu- esos seres vivos no tienen forma de articular sus
manos no nacidos o con discapacidades menta- demandas frente a la institucionalidad formal
les severas). Otro frente de extensión es pro- de la justicia. La cuestión radica entonces en los
puesto por quienes indican que varios mamífe- procedimientos de representación y tutela de
ros superiores son seres conscientes. Finalmente esos derechos. La novedad de los derechos de la
se encuentran los defensores de los derechos de Naturaleza no está en que mágicamente los
los animales. Los derechos de la Naturaleza árboles asomarán en los juzgados, sino en que
operan en el mismo sentido. De esta manera, se distintos humanos podrán ir ante los jueces
puede fundamentar una justicia ecológica desde invocando la representación de esos árboles. Y
varias fuentes, incluido el liberalismo contem- los jueces deberán atenderlos y escuchar sus
poráneo, como también el biocentrismo. argumentos. Asimismo, esos defensores no
deberán demostrar que talar los árboles signifi-

275 276
ca una pérdida económica o afecta la propiedad Como ya se adelantó arriba, es sorpren-
privada, sino que podrán defenderlos desde la dente que se reclamen los derechos de la Madre
necesidad de asegurar la sobrevida y permanen- Tierra a nivel planetario, pero no se observe la
cia como especie. misma preocupación o similar compromiso
verde dentro de Bolivia. En los últimos meses,
Derechos de la Naturaleza globales y distintas organizaciones indígenas, campesinas
locales y ONG ambientalistas, han venido denuncian-
do un creciente deterioro ambiental en el país,
Pasemos ahora a analizar las implicancias problemas en la aplicación de los mecanismos
de los derechos de la Naturaleza en las escalas de consulta ciudadana y evaluación de impacto
local, nacional e internacional. Esto es necesario ambiental, y una decidida promoción del
ya que en los últimos meses se ha insistido con extractivismo minero y petrolero clásico. La
enfocar estas cuestiones a nivel planetario. Su situación es tan grave que varias organizaciones
promotor más conocido es el presidente boli- indígenas han reclamado una “pausa ecológi-
viano Evo Morales, quien reclama la defensa de ca”. En la conferencia de Cochabamba (abril
la Madre Tierra en el contexto del cambio cli- 2010), organizada por el gobierno boliviano
mático global. para abordar estos asuntos, varios grupos ciu-
dadanas intentaron discutir los derechos de la
Muchas de sus alertas sobre las implican-
Madre Tierra dentro de Bolivia, pero fueron
cias del cambio climático son correctas, y varias
duramente combatidos por el gobierno.
de sus críticas al papel de las naciones indus-
trializadas también son acertadas. Pero en el Este caso es importante ya que por mo -
contexto del presente capítulo es importante mentos se genera una disociación radical entre
atender a las vinculaciones que se hacen entre la derechos de la Madre Tierra a escala global,
defensa de la Madre Tierra y el cambio climáti- pero no a nivel local dentro de Bolivia. La lec-
co. En muchos casos esos reclamos tienen ecos ción para nuestro análisis es que si se toman en
con los derechos de la Naturaleza, pero la escala serio los derechos de la Naturaleza, deberán ser
es otra, ya que el énfasis de Morales está en los
aplicados en todas las escalas geográficas, desde
problemas globales. Es una postura donde se
las comunidades locales a todo el planeta. No
mira a toda la biosfera, e incluso por momento
existen excepciones geográficas a los derechos
el uso de Pachamama recuerda a quienes conci-
de la Naturaleza, y menos dentro de cada
ben que todo el planeta es una unidad viviente
Estado.
autorregulada (en el sentido de la hipótesis Gaia
de Lovelock, 2007).

277 278
Política, ambiente y desarrollo guayo José Mujica. Esta postura es todavía más
clara en los gobiernos conservadores, y posible-
La llegada de los derechos de la Natu- mente su expresión más conocida sea “El perro
raleza también tienen impactos en los escena- del hortelano” de Alan García en Perú.
rios políticos, y entre ellos en este capítulo
abordaremos especialmente las estrategias de Por lo tanto, desde diferentes justificacio-
desarrollo. Un primer flanco de tensiones se nes ideológicas, y reconociendo las diferencias
encuentra entre los estilos actuales de desarrollo notables que hay entre esos gobiernos en cuan-
en América Latina, que dependen de un intenso to al papel del Estado, la captación de exceden-
aprovechamiento de recursos naturales. Por lo tes, etc., de todos modos se repiten estilos de
tanto, muchos rechazan los derechos de la desarrollo claramente insustentables con inten-
Naturaleza debido a que interpretan que ello sos impactos ambientales (este punto se analiza
impedirá el crecimiento económico. con más detalle en Gudynas, 2010a). Está claro
que los derechos de la Naturaleza imponen un
Para evitar un rechazo frontal, algunos cambio de rumbo en el desarrollo actual.
los rodean para dejarlos en suspenso: se dice
que primero se debe crecer económicamente, Si se los toma en serio, es indispensable
que los impactos ambientales son inevitables, y que países como Ecuador, comiencen a modifi-
que una vez que se despegue económicamente, car el desempeño en varios sectores, como la
se resuelvan los problemas de pobreza y equi- agropecuaria, forestal o pesquero. Pero es posi-
dad, podríamos comenzara a preocuparnos por blemente en los sectores extractivistas, como
el ambiente. Este es un problema creciente en hidrocarburos y minería, donde estos cambios
varios gobiernos, incluyendo las administracio- son más urgentes, debido a sus implicancias
nes progresistas, las que propulsan el crecimien- sociales, económicas y ambientales. El desaco-
to económico como la forma privilegiada de ple del sendero extractivista, para enfocarse en
desarrollo, y apelan a minimizar o flexibilizar lo la calidad de vida y la conservación, permitiría
que consideran como obstáculos ambientales. atender de mejor manera los derechos de la
Naturaleza. Es además necesario salir de la
Tan solo a manera de ejemplo, este abor- trampa en la que se están encerrando algunos
daje ha sido defendido por las administraciones gobiernos progresistas, donde se apela al extrac-
Correa en Ecuador, Morales en Bolivia (espe- tivismo para financiar programas de lucha con-
cialmente su vicepresidente Álvaro García Li - tra la pobreza y bonos de asistencia social. En
nera, quien dice que su país no será un “guarda- ese extremo se debilitan la posibilidad de discu-
bosques”), el brasileño Lula da Silva, o el uru-

279 280
siones sustantivas sobre justicia social, con lo Para dejar este punto en claro es oportu-
cual hay muchas menores oportunidades para no aludir a las propuestas de moratoria petrole-
encarar las justicias ambiental y ecológica ra en los campos petroleros conocidos como
(véase Gudynas, 2010b). ITT, en la zona del Parque Yasuní. La pretensión
de recibir una “compensación” económica por
Esta orientación está contemplada en la no explotar esa área carece de sustento desde el
Constitución de Montecristi al asociar los dere- punto de vista de los derechos de la Naturaleza.
chos de la Naturaleza, con los demás derechos En efecto, esa biodiversidad amazónica debe ser
humanos, y colocar a todos ellos en una articu- protegida en tanto así lo demandan los dere-
lación con un régimen de desarrollo orientado chos de la Naturaleza, y las compensaciones que
al Buen Vivir. De esta manera, sea por la vía de pueda recibir el Estado, u otras personas, es una
los derechos de la Naturaleza, como el mandato cuestión ajena a la fauna y flora de ese sitio. Pe-
por el Buen Vivir, queda en claro que es necesa- ro además, es como si se reclamara a la comuni-
rio comenzar a explorar transiciones post- dad internacional una compensación de los
extractivistas. Este postura aparece como un gastos en que se incurren por asegurar otros
objetivo final en el actual Plan Nacional del derechos, como pueden ser la educación o la
Buen Vivir, elaborado por SENPLADES, aun- salud.
que es necesario dotarla de contenidos más pre-
cisos. En esa línea se está trabajando en CLAES Se ha iniciado un nuevo camino
en cooperación con varias organizaciones en los
países andinos, donde se discuten transiciones Estoy convencido que el reconocimiento
posibles para ir más allá del extractivismo, hacia de los derechos de la Naturaleza no es una
desarrollos de nuevo tipo con un menor consu- moda pasajera, o producto de una casualidad
mo de materia y energía, y cimentados en otra política. Será un atributo que terminará estan-
ética de relación con el ambiente. do en casi todas las constituciones latinoameri-
canas. Por ello, también creo que Ecuador ha
Finalmente, los derechos de la Naturaleza marcado el rumbo con ese paso innovador. Es
retiran los temas ambientales de la creciente posible que los vaivenes políticos partidarios
obsesión actual por convertirlos en mercadería o desemboquen en avances y retrocesos, pero
demostrar que su conservación es un buen nego- finalmente se implantarán como una necesidad
cio. Los derechos de la Naturaleza reposicionan a indiscutible.
los temas ambientales como una política pública,
independientemente si es rentable o no. El punto de partida actual, con la Consti-
tución de Montecristi, es envidiable. Ecuador se

281 282
encuentra en ese sentido muy por delante de los Bibliografía
demás países, y estas cuestiones recién comien-
zan a discutirse por ejemplo en Bolivia y Perú; Acosta, A.
más alejados están Argentina, Brasil, Colombia 2010 Hacia la declaración universal de los dere-
y otras naciones. chos de la Naturaleza. ALAI-América Latina
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Es cierto que dentro de Ecuador existen Bradshaw, C.J.A., X. Giam y N.S.Sodhi
divergencias y debates sobre estos derechos, 2010 Evaluating the relative environmental impact
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pero es por demás importante tener presente
Callicott, J.B.
que la “polis” aceptó un nuevo contrato social 1989 In defense of the land ethics: essays in envi-
donde reconoce los derechos de la Naturaleza. ronmental philosophy. State University New
La discusión ya deja de estar centrada en la vali- York Press, Albany.
dez de estas ideas, sino que ahora se debe expre- Caparó, R.L.
sar en cómo concretarlas. Este nuevo acuerdo 1994 Racionalidad andina en el uso del espacio,
no implica desconocer o rechazar a quienes Pontificia Universidad Católica del Perú,
descreen de la Naturaleza como sujeto de dere- Lima.
chos, pero obliga a considerar esos derechos CLAES
junto a otros en los debates y la administración 2010 Tendencias en Ambiente y Desarrollo en
de la justicia. Tampoco se renuncian a los clási- América del Sur. Cambio Climático, Bio-
cos derechos humanos, incluidos los de tercera diversidad y Políticas Ambientales. CLAES
(Centro Latino Americano de Ecología
generación referidos al ambiente, sino que
Social), Montevideo. Disponible en: http://
actuarán en paralelo a los de la Naturaleza. www.ambiental.net/reporte2010/Tendencia
sAmbientalesClaes10.pdf
Está claro que los derechos de la Natura-
Devall, B. y G. Sessions
leza encierran enormes desafíos que van de la
1985 Deep ecology: living as if Nature mattered.
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tión. Es un nuevo camino donde se están dando Dregson, A. y B. Devall (eds.)
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tiempo atrás estuvo presente en la Asamblea Estermann, J. 2006. Filosofía andina. Sabiduría indí-
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