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CONFLICTO SOCIAL.

SIRIA.

GARCIA QUIROGA ROCIO.


El conflicto social según Durkheim.

La obra de Durkheim ha inspirado en gran proporción a los teóricos funcionales de la


estratificación durante el siglo XX, aunque este sociólogo le haya dedicado una atención
acotada a los conflictos, o divisiones, de clase e incluso a la conformación de una sociedad
estratificada. El enfoque holista adoptado por el funcionalismo deriva en una cosmovisión
donde “las necesidades de un sistema social eclipsan las de los grupos de interés o de las
clases” que componen aquél. Dicho autor consideraba la imperiosidad de reforzar el status
quo, en base a supuestos valorativos no críticos, en pos de la integración moral de la
sociedad, que remite a un modelo de orden: los problemas sociales fundamentales de su
época habrían sido esencialmente morales, no así económicos, y provocaban “alienación,
explotación, desigualdades estructuradas o conflictos de clase”. La solución de esa
problemática centrada en la moralidad requería una reforma ética parcial y relativa, no
apuntando a la creación de una moral radicalmente nueva.

En lo que refiere a los supuestos paradigmáticos, y a los enunciados teóricos


correspondientes, acerca de la estratificación social, ambos remiten al conjunto conceptual
del enfoque durkheimiano, el cual sostiene que “el orden social sólo es posible si la
naturaleza humana queda refrenada por una moral representada por la fuerza colectiva del
sistema normativo dominante”. Por otro lado, este sociólogo francés clásico estimaba que
su propio papel era el de un académico imparcial y objetivo que aportaba un ideario
tendente a concretar su deseo de integrar, desde el punto de vista moral, a la emergente
sociedad industrial de su país.
Un elemento crucial para entender el pensamiento de Durkheim respecto a la estratificación
social reside en su analogía orgánica, cuya perspectiva asimila el funcionamiento de una
sociedad al de un organismo biológico. Este punto de vista conduce a visualizar el sistema
social integralmente, determinando una concepción de carácter “holista”, al priorizar la
interrelación entre sus partes y relegar los intereses contrapuestos vigentes dentro del
cuerpo constituido por la colectividad. La moral representaba entonces el factor de mayor
relevancia, al interior del sistema social, en aras de la conservación de un ordenamiento
integrado, proceso vinculado a cierta idea de la naturaleza humana y de las necesidades
de la sociedad en su conjunto. Durkheim creía en la idoneidad de determinadas
instituciones sociales a fin de regular el conflicto, surgido del egoísmo natural del ser
humano, con el propósito de favorecer el bien compartido: el mantenimiento de una
integración moral sólida podía apoyarse en la religión, la familia, las asociaciones
ocupacionales (corporaciones) y la educación “socializadora”.
De acuerdo al enfoque durkheimiano, las colectividades humanas debían evolucionar
desde la vigencia de la solidaridad mecánica, asentada en el orden moral característico de
las comunidades preindustriales, hasta la consecución de la solidaridad orgánica, típica del
“industrialismo”. Esta última resultaría factible a partir de la reorganización de los grupos
ocupacionales o gremios [en realidad, sindicatos “de patrones y obreros” en la nueva era
industrial], dado que mediante ellos se podían establecer los principios morales referidos a
derechos y deberes de empleadores y trabajadores. De manera semejante a lo acontecido
en las mencionadas comunidades, “este nuevo tipo de orden moral refrenaría los intereses
egoístas en pos del bien de toda la sociedad”. El modelo social orgánico durkheimiano se
encontraba tan condicionado por el holismo que soslayó las divisiones clasistas existentes
o, a lo sumo, les prestó escasa atención. La conceptualización correspondiente a la “teoría
sistémica de la función social de la desigualdad”, elaborada después por Davis y Moore,
registra como antecedente prematuro la perspectiva sociológica funcional del autor francés
que nos ocupa, quien señaló la presencia de dos tipos de desigualdades, externas e
internas. Las primeras de ellas son impuestas a las personas por las circunstancias sociales
que giran alrededor del factor adscriptivo de status, proceso predominante en la fase
histórica que remite a la vigencia de la solidaridad mecánica, característica -como se ha
señalado- de las colectividades anteriores a la emergencia y progreso de la
industrialización. Las desigualdades internas, por otra parte, devienen necesarias en las
sociedades industrializadas, mientras que todas las externas comprometerían el logro de la
solidaridad orgánica, amenazando “el orden social y el funcionamiento adecuado de la
división del trabajo”. La desigualdad interna, en cambio, se basa en el talento individual que
promueve la obtención de status adquiridos: para que el sistema industrial funcionara
adecuadamente debía permitirse que las personas ocuparan posiciones más acordes,
según sus habilidades y grado de capacitación.
Durkheim anticipó del modo expuesto la esencia de lo que sería una sociedad
“meritocrática”, asentada en la igualdad de oportunidades, motivo por el cual existiría una
desigualdad fundada en los diferentes méritos individuales; el predominio de la desigualdad
interna sobre la externa resultaba importante para mantener la solidaridad social. Sin
embargo, la perspectiva durkheimiana apuntaba en mayor medida a la integración moral y
a la cooperación que a la mera eficiencia en la cobertura de los puestos elevados en la
sociedad industrial. A través del encuadre conceptual de del sociólogo clásico francés se
expresaría la esencia del paradigma no crítico del orden en la problemática de la
estratificación social.

Para entender mejor lo que es un conflicto social: Según datos de la Organización de


las Naciones Unidas (ONU) el conflicto social es una falta de acuerdos entre dos o
más personas siempre y cuando, dicha falta de acuerdo persista en el tiempo,
afectando, de esta forma, a un gran grupo de individuos a los que dicha situación
llega a generarles efectos negativos. Además, puede llevar aparejados signos de
violencia.

Este tipo de conflictos, al igual que los conflictos armados, tienen repercusiones en
una determinada población. De hecho, un conflicto llega a considerase social
cuando dicho conflicto afecta a un gran grupo de población, al que genera
situaciones desagradables que pueden ser devengadas del propio malestar
generado.

A través de dicho conflicto, se han ido desarrollando lo que se conoce como “las
teorías del conflicto social”.
Estas promueven, entre otras cosas, la necesidad de una intervención estatal que,
por un lado, corrija dicha situación, a la vez que, por otro lado, logre una auténtica
integración social.

Un conflicto social se da cuando se producen situaciones en países o regiones que


pueden dar lugar a circunstancias desagradables para la convivencia y la
integración social. Entre estas situaciones podríamos destacar las siguientes:

• Corrupción.
• Desigualdad social y económica.
• Ausencia del Estado y falta de legislación y marco institucional.
• Crisis económicas.
• Crisis naturales.
• Pobreza.
• Racismo, machismo, homofobia, etc.

Los conflictos sociales, de la misma forma que se originan, tienen consecuencias


en la sociedad que deben ser destacadas.

Entre estas consecuencias cabría citar las siguientes:

• Migración ilegal.
• Delincuencia y vandalismo.
• Corrupción y narcotráfico.
• Pobreza.
• Malestar social.
• Falta de recursos.

De acuerdo con la ONU, 65,6 millones de personas se han visto obligadas a


desplazarse y 22,5 millones son refugiadas. Casi 20 personas de media deben
abandonar sus lugares de residencia cada minuto debido a un conflicto social.

Siria y su conflicto social.

Uno de los conflictos sociales que mayor impacto ha tenido en esta era, es la guerra
civil Siria; Esta es un conflicto armado que se inició en Siria tras las protestas anti
gubernamentales de 2011. Dichas protestas derivaron en enfrentamientos entre
las Fuerzas Armadas del país y la denominada oposición siria, la cual incluye varios
grupos terroristas. Posteriormente, se transformó en un conflicto internacional entre
varios países, incluidos las dos mayores potencias nucleares, así como otras
regionales. Además de acabar con la vida de entre 300 000 y 470 000 personas, el
conflicto ha desencadenado una crisis humanitaria. Para 2016, de los 22 millones
de habitantes del país más de la mitad se vieron obligados a huir (13 millones y
medio de estos desplazados internos necesitan ayuda urgente en la actualidad).
Además, 4,8 millones llegaron a huir a países vecinos; Turquía acogió a 2,7 millones
de sirios; Líbano a cerca de un millón y otros 650 000 fueron a Jordania. Tres cuartas
partes de los refugiados son mujeres y niños. Según cifras de Unicef, al menos 652
de estos últimos fueron asesinados: un 20 % más que en 2015. Además, han sido
reclutados casi mil niños soldados para luchar directamente en primera línea.

Los más vulnerables son los 2,8 millones que se encuentran en zonas de difícil
acceso. De ellos, 280 000 vivieron bajo asedio, casi completamente aislados de la
ayuda humanitaria. Por otra parte, 338 centros médicos fueron devastados en 2016.
En pocas palabras, El conflicto sirio comenzó en marzo de 2011 y ha dado lugar a
la mayor crisis humanitaria del mundo de los últimos años. La situación en el país y
las condiciones de los refugiados en los países vecinos siguen empeorando.
Actualmente casi 13,1 millones de sirios necesitan asistencia y 6,1 millones de ellos
se encuentran desplazados dentro de su propio país, de los cuales la mitad son
niños, luchando por sobrevivir y hacer frente a la crisis.

Este conflicto social afecta a decenas de miles de personas, incluidos niños; Los
afectados de han visto obligados a salir de su país y llegar en calidad de refugiados
a paises vecinos, sin embargo, estando “seguros” en paises vecinos, la situación no
es del todo buena pues se ven en la necesidad de aceptar jornadas de trabajo
bastante estrictas y con sueldos muy bajos. Los niños no reciben la educación
correspondiente y en cuestiones de salud, la problemática es la misma.

Referencias:

- CEAR “Informe 2019: Las personas refugiadas en España y Europa”, Madrid, 2019,
obtenido de https://www.cear.es
- ACNUR, “El futuro de Siria: La crisis de los niños refugiados”, obtenido de
https://eacnur.org/blog
- “Siria: La primavera Arabe” de BBC NEWS, 17 de Diciembre 2020, obtenido de
https://www.bbc.com/mundo/topics
- ACNUR, “Guerra civil siria: situaciónactual”, Enero 2020, obtenido de
https://eacnur.org/blog
- UNESCO, “Crisis en Siria”, 2017, obtenido de http://www.unesco.org
- ONU Noticias, “SIRIA”, sin año, obtenido de https://news.un.org/es/focus/siria
- Zofío, Ricardo y Bonavena, P. La perspectiva de Emilio Durkheim Conflicto Social,
Año 1, N° 0, Noviembre 2008

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