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1.

Resumen

El texto pertenece a la obra El príncipe de Nicolás Maquiavelo. La obra a grosso modo trata de
cómo debe actuar el soberano una vez haya ocupado el poder. Maquiavelo a lo largo de los
capítulos va nombrando una serie de atributos que debe tener el príncipe si quiere conservar el
estado y que sus súbditos lo respeten. Por ejemplo, el soberano deberá huir de los aduladores,
será más seguro que éste sea temido por su pueblo a amado y no deberá tener mucho reparo con
su palabra anteriormente dada. Obteniendo u pareciendo que posee estas cualidades, entre otras
más citadas en la obra, Maquiavelo asegura que el príncipe conservará su Estado.

2. Análisis del texto

 Política: en Maquiavelo la política se separa radicalmente de la ética y por consiguiente de


la política tradicional, la nueva política centra sus fines en la eficacia y estará representada
por el mantenimiento del poder. Todo ese poder servirá para la conservación del estado.

 Utopía: representación de un mundo idealizado que se presenta como alternativo al


mundo realmente existente, mediante una critica de este. El termino fue concebido por
Tomas Moro en su obra Dē Optimo Rēpūblicae Statu dēque Nova Insula Ūtopia, donde
Utopía es el nombre dado a una comunidad ficticia cuya organización política, económica y
cultural contrasta en numerosos aspectos con las sociedades humanas de su época.

 Realismo político: principio político según el cual es preciso ceñirse a la verdad efectiva de
las cosas y no perderse en investigar el “como debería ser”.

 Pesimismo antropológico: dentro de este pesimismo, Maquiavelo contempla como dos


ramas. La primera seria un pesimismo mas ontológico ya que se refiere a rasgos
constitutivos que estructuran al hombres y no gobiernan su vida mediante la razón sino
mediante las pasiones. La segunda sería en relación con la ética, Maquiavelo cree que los
hombres tienden más al mal que al bien, solo hacen el bien si son forzados.

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 Historia: Para Maquiavelo hacer historia debe tener una justificación que vaya más allá del
simple saber por el saber; lo que justifica la historia es ante todo su utilidad para el
presente, que se expresa principalmente en dos aspectos: la Historia debe ser a la vez
instructiva y agradable. Maquiavelo identifica el concepto de historia como sinónimo de
conocimiento y experiencia para que, aprendiendo de los errores del pasado, podamos
aplicarlos para prevenirlos en el futuro.

 Fortuna: Nicolás Maquiavelo entiende por fortuna aquello que no depende de la voluntad
humana. Ésta no está sujeta a ninguna finalidad, es caprichosa. Los hombres pueden
secundar pero no oponerse a ella. Tampoco pueden controlarla, vale más el impetuoso que
el precabido. La fortuna es más amiga de los jovenes ya que la dominan con más astucia.

 Virtù: la concepción de la virtù de Maquiavelo tiene cierta similitud con la de virtud de los
griegos. Es un conjunto de capacidades personales dentro de las cuales encontramos
elementos éticos y la fuerza que se tiene por naturaleza. En Maquiavelo aparece como
prudencia, como capacidad de anticipación. Se trata de dejar el menor espacio posible a la
fortuna, al azar.

 Razón de estado: termino empleado para referirse a las medidas excepcionales que ejerce
un gobernante con objeto de conservar o incrementar la salud y fuerza de un Estado, bajo el
supuesto de que la supervivencia de dicho Estado es un valor superior a otros derechos
individuales o colectivos.

 Bien común: El Bien Común hace referencia al bien que persigue una determinada sociedad
para el conjunto de sus integrantes. La política es la ciencia social y practica cuyo objeto es
la búsqueda del bien común de los integrantes de una comunidad, siendo deber del poder
político y la razón de ser de la autoridad política.

 Zorra y león: metáfora que aparece en el texto. Hace referencia a las cualidades que debe
tener un gobernante: fuerza y astucia. “ Es necesario, por tanto, ser zorra para conocer las
trampas y león para amedrentar a los lobos.”

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3. Problemática del texto

El problema principal que quiere resolver Maquiavelo es el problema de cómo organizar el


Estado de modo que quede asegurada su cohesión y permanencia. Este es para Maquiavelo el
problema básico de la política, pues sin Estado no hay libertad ciudadana ni seguridad. Tal
cuestión no es utópica, como lo había sido en Platón, sino una cuestión practica que requiere
partir de lo que hay para reformarlo del modo mas eficaz en vistas de un solo fin: consolidar y
acrecentar el poder del Estado. Por eso, para Maquiavelo, la historia y una observación atenta de
la realidad del ser humano resultan fundamentales para saber como actuar en la política.

De la observación de los hechos obtendremos máximas de experiencias, reglas generales de


comportamiento, que nos serán muy útiles para saber que medios debemos emplear para obtener los
fines que nos proponemos. ¿Y que nos dice la experiencia sobre el ser humano? Sencillamente que
el ser humano no es el animal racional que nos describieron Platón y Aristóteles, sino mas bien un
ser malo, astuto, envidioso, e interesado. Siendo así debe ser tratado con astucia y determinación,
empleando los medios que sean necesarios incluido el engaño y el miedo, para hacerle cumplir con
el Estado y con los demás.

Apoyado en esta concepción pesimista del ser humano, Maquiavelo diseña una moral y una
política completamente distintas a las perfiladas por los filósofos como Platón y Aristóteles. Al ser
humano no hay que pretender reformarle mediante una educación racional e idealista, sino que hay
que tratarle como el animal astuto y pérfido que es. Solo de esta manera lograremos su bien y el
bien del Estado que es, a la postre, el único bien que interesa.

La receta de Maquiavelo es sencilla pero revolucionaria para su tiempo: siempre debe primar
la “razón de Estado”, es decir, el beneficio del colectivo y no el interés individual. Para lograrlo
deben emplearse los medios que sean necesario, independientemente de que sean morales o
inmorales. Solo así sera posible un Estado fuerte, en el que los ciudadanos se sientan libres y
seguros. Pero los Estados estaban configurados, en la realidad histórica que vivio Maquiavelo, de
diferentes formas: unos eran principados, otros repúblicas, otros grandes Monarquías. .Como
hacer los Estados fuertes y permanentes?. En El Príncipe, Maquiavelo aconseja sobre los

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principados, y en los “Discorsi” su consejo va dirigido a las repúblicas. En ambas obras mantiene
Maquiavelo su idea de que “el fin justifica los medios” y que la “razón de Estado” ha de prevalecer
sobre los intereses particulares aunque en cada una de ellas su receta concreta para consolidar y
acrecentar el poder del Estado sea distinta: mas poder para el gobernante en El Príncipe y buenas
y mejores leyes en los Discorsi.

La contribución de Maquiavelo y que resulto fundamental para la doctrina política europea,


fue la separación de la ciencia política de la moral y la religión. Maquiavelo establece que la
conducta practica del político se ha de desarrollar al margen de consideraciones teóricas fuera de
la realidad. La obsesiva persecución del poder y del prestigio costara lo que costara, con
independencia de consideraciones éticas que se posponen a ese fin, ya que el fin importa mas que
los medios. Dicha concepción tiene antecedentes antiguos, especialmente griegos, en las ideas de
Anacarsis el escita y de Trasimaco. El político, para gobernar a los hombres, ha de disciplinarlos.
Para ello debe conseguir prestigio y autoridad mediante el uso la fuerza, lo que exige prescindir de
consideraciones éticas y usarlas solamente como apariencia, de forma que se establece como
principio supremo la razón de estado: el objetivo del Estado es su propia supervivencia, y esta
puede llegar a legitimar un mal menor a costa de evitar un mal mayor. Eso viene a suponer que la
mentira es la conducta política menos mala y que el asesinato político queda autorizado si es
encubierto y con ello se logra que un numero mayor de personas no muera.

Hay dos tipos de príncipes para Maquiavelo: los que escuchan y los que no escuchan. Si el
príncipe es débil, debe recurrir a la astucia mejor que a la fuerza y no ser esclavo de su palabra,
sino de su conveniencia. Afirmo, pues, que "la fuerza es justa cuando es necesaria" y que "si
puedes matar a tu enemigo, hazlo; si no, hazte amigo suyo".

Una de las mayores discusiones o interpretaciones en cuanto al maquiavelismo es la


utilización de la frase “el fin justifica los medios” (nunca pronunciada por el) como estandarte y
filosofía de vida.

4. Localización del texto

Niccoló Maquiavelo (1469-1527) fue el primer filósofo en considerar la política como una

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ciencia, despojándola de toda consideración moral o utópica. En oposición a los humanistas de su
tiempo, consideró que no siempre la virtud triunfa. En ocasiones le conviene al príncipe ser malo,
por el bien del Estado. A esta doctrina se le ha dado el nombre de maquiavelismo, y su influencia
llega hasta nuestros días.

La obra de Maquiavelo hay que situarla en el contexto histórico y filosófico del Renacimiento.
Estamos en los albores de la Época Moderna, tiempo en el que se están implantando en Europa las
monarquías absolutas. Es el momento del nacimiento de los Estados modernos, gracias a la
progresiva concentración del poder en manos de los monarcas y a la consolidación de una
burocracia estatal, encargada de recaudar los impuestos necesarios para financiar ejércitos
permanentes con los que defenderse y extender las fronteras nacionales. Italia, sin embargo, está
aún fuera de este movimiento histórico y permanece dividida en pequeños Estados autónomos e
independientes. Maquiavelo, buen observador de la época que le tocó vivir, se dio cuenta de que el
futuro pasaba por la formación de Estados nacionales como España, Francia o Inglaterra, cuyo
poder y organización crecía a cada instante, mientras que Italia aún estaba muy lejos de la unidad
nacional, permanecía dividida, y eso la hacía más débil ante las monarquías europeas.

Desde el punto de vista cultural, Maquiavelo vivió inmerso en la vuelta al humanismo clásico
típica del Renacimiento. El estudio de los clásicos griegos y romanos era la base de una buena
formación y constituía un mérito indispensable para desempeñar algún cargo político. Maquiavelo,
educado en la lectura de Cicerón, Boecio, Séneca y Tito Livio, logra un caro como secretario de la
cancillería de Florencia que le proporciona una amplia experiencia política.

Pero Maquiavelo no fue un humanista al uso. Aunque aprovechó su cultura humanística para
encontrar buenos ejemplos históricos a los que recurrir para defender lo que pensaba, se apartó en
cierto modo de esta cultura en lo que a moral y política se refiere. Al contrario que los humanistas
de su época (y que los clásicos griegos y romanos), Maquiavelo consideró que no siempre la virtud
triunfa y que en muchas ocasiones es mejor para el gobernante ser inmoral. Éste es el
revolucionario mensaje por el que la obra de Maquiavelo es famosa: si un gobernante quiere
alcanzar sus más altos propósitos, no siempre debe considerar racional el ser moral; por el contrario,
hallará que cualquier intento serio de practicar "todas aquellas cosas por las que los hombres se
consideran buenos" acabará convirtiéndose en una ruinosa e irracional política".

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Maquiavelo también se halla muy lejos del pensamiento utópico propio de la época. Lo que le
interesa no es cómo debemos organizar de un modo ideal el Estado sino qué pueden hacer los
gobernantes en sus Estados para lograr consolidarlos y acrecentarlos. Este realismo político, frente
al utopismo renacentista, constituye otro de los rasgos decisivos de su pensamiento.

Maquiavelo redacto El Príncipe de un solo golpe entre agosto y diciembre de 1513 a partir de
sus lecturas y de su larga experiencia personal. En la obra se distinguen cuatro partes fundamentales
y consta de 26 capítulos
El Príncipe es un tratado del poder que, en distintas situaciones históricas, se ha convertido en
catecismo o vademecum de gobernantes. No es propiamente un espejo de príncipes, al estilo de
los que inundaron la época (Erasmo, Bude, Rosello, Memmo, Toppi, Lucinge, De Guevara,
Mariana, Ribandeneira, Osorio...) y que retrataban al príncipe como espejo de virtudes y modelo
de vida para sus subditos. Pero El Príncipe actuó como una espoleta de efecto multiplicador: la
Edad Moderna está plagada de antimaquiavelos y algún que otro pro-maquiavelo, porque el autor
de El Principe provocaba ora rencor, ora admiración, mas nunca indiferencia.

Maquiavelo acomete la redacción de El Príncipe como antídoto frente a todas la utopías de la


historia. Imbuido de una visión cíclico-degenerativa de la historia y de un cierto pesimismo
antropológico, pues “los hombres se olvidan antes de la muerte de su padre que la de su fortuna”,
es de ilusos gobernar como “Si los hombres fueran todos buenos...”. La tarea suprema, el autentico
fin del gobernante (su modelo confesado era Cesar Borgia, hijo del Papa Alejandro VI, ambos
sobrados de falta de escrúpulos, es el mantenimiento del poder, la conservación del Estado; para
lograrlo, todos los medios empleados serán lícitos; y vanos por contra, si el príncipe es incapaz de
conservar el Estado.

El sometimiento de la religión y de los principios éticos al fin político, que ha sido la autentica
bestia negra deslizada entre las paginas de El Principe, y por la que tantas condenas ha recibido,
no tiene mas lectura que la aristotélica: si la ética es una rama de la política, entonces no hay la
mas remota posibilidad de llevar una vida moral fuera del marco del Estado; y para conservar esa
atmosfera moral, es decir, para hacer posible la vida moral en sociedad, el príncipe esta
legitimado, cuando el Estado se juega su ser y su conservación, a poner entre paréntesis los
principios éticos.

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5. Proyección del texto

La obra de Maquiavelo bebió sobre todo de las fuentes clásicas. Su padre le inculcó una pasión
por los clásicos que no le abandonó en toda su vida. Conocía a los poetas latinos Virgilio y Ovidio, y
tenía predilección por Lucrecia, cuyo poema "La naturaleza de las cosas" le impresionó
sobremanera por la visión que da del ser humano. Frente al pensamiento habitual de su época, el
ser humano no es el dueño de la naturaleza, sino a veces, la víctima de la misma y del propio azar.
Es al mismo tiempo capaz de realizar las mayores vilezas y las mayores hazañas, y en él conviven el
apego a la tierra y el ansia de infinito. Maquiavelo siempre mantuvo estas ideas y las fue
matizando con las enseñanzas que los historiadores antiguos le proporcionaron de la historia.   
El griego Tucídides y los romanos Plutarco y Tácito, pero sobre todo Tito Livio, le enseñaron a
Maquiavelo la vida de la Edad de Oro, que el contemplaba con auténtica admiración frente a la
vileza y la estupidez con la que se conducían los seres humanos de la época moderna.   
Maquiavelo también estuvo influido por algunos maestros modernos, sobre todo Dante, del que
intentó copia el estilo de sus poesías; Boccaccio, del que aprendió el espíritu alegre y burlón de la
vida; y Petrarca, que fue considerado el gran maestro del humanismo.
Como nos cuenta los especialistas Maquiavelo fue reconocido como un cínico y un maestro de
la maldad, lo cual hizo que no tuviera muy buena prensa entre las generaciones posteriores.
Sin embargo, vemos influencias en Montesquieu, en la consideración de las comunidades políticas
y la función de las leyes, así como en la admiración que demostró por las repúblicas antiguas.   
También fue leído con interés por Rousseau, que extrajo del florentino sus ideales sobre la
comunidad cívica y la primacía de ésta sobre los intereses particulares. La defensa del interés
general, porque sólo en la comunidad puede el hombre ser libre y estar seguro, resuena en la idea
de la "voluntad general" de Rousseau. Sin embargo, éste no está de acuerdo en la separación
entre ética y política que realizó Maquiavelo porque, para él, la política siempre tiene que estar al
servicio de la mejora moral de los hombres.   
En el Risorgimento italiano (siglo XIX), Maquiavelo fue interpretado como el antecedente más
claro de la lucha del pueblo italiano por su unidad y la liberación de la dominación extranjera; con
sus ideales se creó el mito del Maquiavelo patriota.   
La interpretación que realizó el marxista Gramsci intentaba subrayar el papel del pueblo en el
gobierno de una comunidad, aunque ello forzase un poco las convicciones "democráticas" de

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nuestro autor.   
La ambivalencia de su pensamiento y la fuerza de sus afirmaciones, así como el sutil
conocimiento del alma humana, son las ideas que han llevado a las interpretaciones tan dispares
de su obra y, por eso mismo, actualmente se le sigue considerando un clásico.
El objetivo de toda la obra maquiavélica era dar las pautas para la construcción de un nuevo
Estado que sacase a Italia de la deplorable situación en que se encontraba. En "El príncipe",
consideraba que este nuevo Estado necesitaba, en su fundación, del poder de una sola persona
(pues la incorporación de distintas opiniones acarrearía más problemas que ventajas), que fuera
capaz de crear instituciones y formas de vida cívicas y libres en la comunidad, al mismo tiempo
que estuviera capacitado para hacer frente a las fuerzas de la reacción y las ambiciones de los
poderosos.
Este poder unipersonal es también terriblemente frágil, ya que está amenazado por la avidez
de otros que quieran hacerse con él con los mismos medios y por el propio riesgo de despotismo
que podría despertar el malestar del pueblo generando su caída. Por ello, es preciso que el
gobierno unipersonal se haga plural y dé paso a una República en que las distintas fuerzas sociales
están representadas y se establezca el imperio de la ley, que es la expresión más objetiva de la
voluntad colectiva.   
Maquiavelo era consciente de que esta forma de gobierno tampoco era eterna, porque la
naturaleza corrupta de los hombres conducirá a su perdición. Sin embargo, la aspiración de todo
Estado era la de perdurar y, para ello, ha de servirse de una serie de medios de los que destacan el
uso del ejército y la guerra, el apoyo del pueblo y el empleo de la religión.
El uso de los ejércitos propios era una exigencia derivada de la observación de que la
debilidad de Italia se debía, en parte, a depender de tropas mercenarias que lo mismo servían a un
señor que a otro. En un mundo marcado por la guerra, el pueblo sólo puede ser defendido si el
Príncipe toma las riendas de un ejército que se mueve por motivaciones patrióticas más que
económicas. Era necesario, pues, que el Estado nuevo estuviera bien pertrechado para defenderse
tanto de los enemigos exteriores como de los nobles remisos a perder su poder e influencia. Ésta
era la única manera de garantizar su autonomía.   
Las doctrinas de Maquiavelo fueron universalmente reprobadas por todo tipo de monarquías,
especialmente la española y se escribieron numerosos tratados para rebatirla, de los cuales
destacan los de padres jesuitas como Pedro Ribadeneyra o Claudio Clemente. Pero fueron leídas y
practicadas de forma unánime, siguiendo el principio hipócrita que propugnaba el mismo

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Maquiavelo, quien para componer su libro se fundó solamente en lo que había visto en vez de
preconizar vanas especulaciones moralizantes. La crueldad inteligente, para Maquiavelo, puede
ser un atributo del buen gobierno cuando el monarca necesita asentar su autoridad, a fin de evitar
el mal mayor del desgobierno. Goethe o expresó con una famosa máxima: "Prefiero la injusticia al
desorden".

La acción política de Maquiavelo.

La importancia que Maquiavelo dio a la guerra nos enseña que los estados no nacen del
derecho, de la naturaleza o el consenso entre los hombres, sino del enfrentamiento de los
distintos intereses, tanto de los grupos sociales como de las naciones, y éste sólo genera violencia
porque tales intereses son irreconciliables. De esta manera, el florentino estaba alumbrando (con
una cruda luz) el nacimiento de los estados modernos.
Asegurar el poder político también exige el consentimiento del pueblo, el apoyo popular. Esta
búsqueda del favor popular no se asienta en un principio moral o en la soberanía nacional (que en
este momento no existe ni como idea ni como realidad), sino en el convencimiento utilitarista de
que el gobernante sólo puede durar si tiene el favor de su pueblo.
El "nuevo Príncipe" ha de saber manejar la voluntad y la opinión del pueblo, valiéndose para
ello de todo tipo de medios: la persuasión y el convencimiento, pero también la manipulación y el
engaño, sobre todo sabiendo que el pueblo es más proclive a creer en engaños que en la realidad,
que siempre es más dura.

La religión en Maquiavelo (religión civil).

La religión fue contemplada por Maquiavelo desde una perspectiva puramente política. A él no
le interesaba si las creencias en las que se basa la religión eran ciertas o falsas, y era bastante crítico
(a veces con un terrible e inteligente sarcasmo) con las formas de vida clericales. También es
verdad que admiró a ciertos personajes cristianos, como san Francisco y santo Domingo, cuyo
ejemplo de pobreza y honradez revivían el mensaje cristiano. Lo que le interesaba era la religión
como instrumento del Estado. (religión civil)
Maquiavelo observó que el sentimiento religioso y el temor a Dios estaban presentes en los
seres humanos y, por tanto, podían ser utilizados por el estado para persuadir al pueblo y educarle

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en ciertos valores con el apoyo de la religión.
En esta perspectiva se inscribió su crítica al cristianismo. Al contrario que las religiones
paganas, el cristianismo ha ensalzado una serie de virtudes, ajenas a los valores terrenales, como la
contemplación, la humildad o la obediencia. Con ello, ha hecho a los hombres y a los pueblos
sumisos y los ha convertido en presa fácil de todo aquél que quiera dominarlos con "chácharas y
supersticiones".
Además, para Maquiavelo, la Iglesia de Roma era la culpable de la desunión y la debilidad en
que se encontraba Italia. Efectivamente, la iglesia no sólo domina las conciencias de los pueblos y
los dije espiritualmente, sino que es también un importante poder terrenal; por estas dos
circunstancias, la Iglesia estaba en una situación privilegiada para unir a la patria. Es considerado
como el propulsor de la unidifacíon italiana. Tanto éste como Dante fueron redescubiertos como
profetas de la independencia.
Sin embargo, las luchas internas y la falta de coraje de los papas se lo han impedido. Y no sólo
ha sido capaz de hacerlo, sino que, por su propia ambición, ha impedido que otros estados tomaran
la iniciativa para hacerlo.
Maquiavelo y el Leviatán.

Tanto Maquiavelo como Hobbes no hacen una teoría del poder, eso es claro, pues ninguno de
ellos es un académico propiamente. No obstante, ambos figuran el poder, pues éste aparece no
sólo en un discurso panfletario, sino bajo un argumento muy bien definido como para sentar las
bases de la teoría política. Maquiavelo encarna el poder en un príncipe de carne y hueso, para lo
cual es menester estilizarlo. En cambio, Hobbes construye el poder en la figura del Leviatán como
el Estado, diciendo que éste es un ente artificial y necesario para el bien común. Uno encarnado y
otro construido, pero a pesar de ello el poder reside y se objetiva en el mundo, se manifiesta pues
se muestra en alguna figura, y se ejerce, pues es una relación entre dos partes.

El poder reside y se objetiva en el mundo, pues en Maquiavelo encontramos una idea más
secularizadora que en Hobbes. El primero opta por irrumpir en la tradición religiosa para arrebatar
el poder que subyacía en la idea de la elección divina, para figurar el poder en un príncipe que con
sus solos méritos debía tener el poder, por ello hay una serie de consejos en la forma de hacer uso
de él. En Hobbes, quien aún en su escrito subyacen ejemplos religiosos, el poder no se seculariza
del todo, pero si comprende dos niveles; en el cívico el poder se otorga mediante un pacto, lo cual
hace que se visibilice, no son méritos propias lo que le da el poder soberano, sino la evidencia

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concreta de un pacto entre los individuos.

El poder se manifiesta en una figura. Para Maquiavelo el príncipe es la esfinge que hay que
estilizar, guiar y aconsejar para que este ejerza la soberanía, es una especie de mesías salvador.
Para Hobbes, el Estado emerge como ese gran Leviatán, donde el poder del soberano es absoluto
y necesario por encima de las decisiones individuales. El poder se ejerce, ya que valdría poco la
pena hablar del poder si no se encuentra inherente a él el ejercicio de tal. Por ello, Maquiavelo
dedica con sumo interés un sinfín de recomendaciones, pues una de sus preocupaciones es saber
cómo conseguir la soberanía y mantenerla, ambos ejes que ya hemos apuntado más
detalladamente párrafos atrás. Por su parte, también Hobbes dedica gran parte de su obra –sobre
todo la parte referida al Estado– en cómo debe ejercerse la soberanía, recalcando siempre que
ésta es total.

Maquiavelo:
Subyace en él una idea secularizada, el poder debe residir en la historia humana, no en la sacra.
Se encarna en la figura de un príncipe concreto, situado en una determinación histórica. Ilustra
una serie de recomendaciones para el ejercicio de la soberanía del príncipe.
Hobbes:
Para él, la construcción emerge de la necesidad de los hombres de salir del estado anárquico de
naturaleza, el poder se otorha mediante un pacto. Se construye en la figura del Leviatán, en el
Estado, que representa la muestra más clara del pacto establecido.
Establece los derechos que tiene el soberano para con los súbditos.
Hay que añadir que Maquiavelo piensa en un individuo como la respuesta ante la situación que
atraviesa Italia. Y hobbes, por su parte, se preocupa por el ambiente político de Inglaterra, por la
estabilidad del Estado, independientemente que la soberanía resida en un hombre o en una
asamblea.

Maquiavelismo.

El concepto del maquiavelismo procede de las éticas inmorales o acciones consideradas


negativas en la sociedad en general. Sin embargo, su origen es mucho más extenso y amplio,
derivando este de la doctrina política e ideas de Nicolás Maquiavelo  a través de sus obras. El

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principe y los discursos. El florentino, es considerado padre de las padre de las ciencias políticas y
filósofo, es el autor de esta gran polémica al desligar la política del dominio de la moral la religión.
En definitiva, todo aquello que favorezca al Estado sera bueno y todo lo que lo perjudique o merme
su poder sera malo. En esto consiste el maquiavelismo cuyas ideas basicas son:
1. La idea de “razon de Estado”: lo conveniente para el Estado es siempre bueno y debe
hacerse por encima de los intereses particulares.

2. La idea de que “el fin justifica los medios”. Si para lograr un fin bueno tenemos que
emplear medios malos, podemos y debemos emplearlos.

6. Bibliografía

 Copleston Frederick. Historia de la filosofía de Ockham a Suarez. Ariel filosofia. Barcelona


2011.

 Ferrater Mora, José. Diccionario de Filosofia. Nueva edición revisada, aumentada y


actualizada por el profesor Josep Maria Terricabras (Univ. De Girona). Ariel Filosofia.
Barcelona 2009.

 Jesús Luis Castillo Vegas.Fortuna, virtù y gloria. Consideraciones sobre la moral republicana
de Maquiavelo. Facultad de Derecho, universidad de Valladolid, España.

 Rafael Braun. Reflexion política y pasión humana en el realismo de Maquiavelo.

 Rafael del Águila. Tragedia e ironía en la teoría política de Maquiavelo. Universidad


autónoma de Madrid.

 Tomás A. Chuaqui. La ética política de Maquiavelo: gloria poder y usos del mal.

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Fabiola Cano Hernández.

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