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Las brisas: han hecho se conoce gracias a que los antiguos pueblos prehistóricos dibujaban sobre la

roca figuras y símbolos en los que representaban cómo era su vida y sus costumbres (petroglifos).

Pues bien, en algunas de estas pinturas que se griego Herodoto, del siglo V a.C., cuenta que los
asirios llevaban los sellos de la firma en un estuche abolsado colgado de la cintura. Cuando por
aquel tiempo se extendió el uso de la moneda, se inventó la bolsa de cuello anudado.

Los griegos llamaban birsa a una especie de bolsa o pellejo elaborado con cuero que solía servir de
bolso de viaje. Era pequeña, nace un nuevo modelo de bolso: el bolso estilo cartera. Estaba
fabricado con diversos materiales como la seda o la piel. Originariamente era empleado tanto por
mujeres no superior a los treinta centímetros de largo y algo menos
Han conservado hasta nuestros días, se puede observan imágenes con rasgos femeninos que portan
una especie de bolso colgado del br1
L mismo modo, les gustaba perfumarse con aceites y esencias varias. Pues todos estos elementos
los guardaban en una bolsa.

Según el escritor griego Plinio el Viejo (23 – 79), nos explica en una de sus obras que el pintor
Polignoto de Tasos, en el siglo V a.C., fue el primero en aplicar a las mujeres colores vivos y
floridos os oficios de un escudero, mensajero o servidor.

Era el maletín de antaño, que iba y venía de un sitio a otro pagando oscuros servicios.

Se hizo famoso el bolso misterio cuyo interior tenía compartimentos secretos para: joyas, monedas,
frascos de pomada, perfumes, una flor seca, una hoja de laurel.

Esos mimos tonos de color se aplicarían también a las bolsas empleadas en dicha época que se
portaban bajo la túnica o manto.

En monumentos funerarios grecolatinos se puede observar muy a menudo que las personas portaban
una especie de pequeña bolsa de mano latinizaron el nombre: bursa, y le dieron el mismo cometido.
Mujeres, hombres e incluso niños portaban sus efectos personales en ellas.

Los pobres usaban como bolso un retal de paño, un trozo de tela vieja o un pañuelo con que
improvisaban un hatillo que anudaban a la muñeca o colgaban del cuello cambios que estaba
sufriendo la vestimenta femenina.
Con este fin surgió la primera línea de bolsos diseñados para poder transportar las cosas de la mujer,
pero de acuerdo a la clase social a la que pertenecía. Objetos como utensilios para el maquillaje,
cartas, pañuelos o abanicos. Se convirtieron en un complemento indispensable para las damas de
Inglaterra.

Las primeras bolsas de viaje aparecieron a mediados del siglo XIX. Se trataba de unas maletas de
viaje pero en miniatura y provistas de un práctico y rápido sistema de apertura y cierre, con un
compartimiento “secreto” y llave decorados con diferentes temáticas alusivas inspirados en la
escultura, la literatura, la historia, elementos de flora y fauna o inspirados en pinturas famosas.

Todos ellos fueron muy codiciados entre 1820 y 1860. Algunas de estos bolsos se elaboraban con
trozos de telas bordadas o incluso con tapicería de la pared. Los marcos podrían ser de acero, plata u
oro y con piedra preciosas incrustadas.

Los primeros bolsos con malla de metal y enmarcados con piedras preciosas se comenzaron a
fabricar en 1820 por los orfebres. Pero el gran auge de estos tipos de bolsos fue gracias a la empresa
de bolsos de metal Whiting and Davis Company, que tenía sus instalaciones en Pensilvania

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