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Él les responde: ‘¿Quién es mi madre y mis
hermanos?’ Y mirando en torno a los que estaban
sentados en corro, a su alrededor, dice: ‘Estos son
mi madre y mis hermanos’ (cfr. Mc 6,-6).
Este y otros textos son objeto de discusión en las confesiones
cristianas, pues tomados literalmente, en el sentido más riguroso,
contradicen el dogma de la virginidad de María.
Desde antiguo, las interpretaciones del término ‘hermanos’ son
tres.
-Hegesipo y Tertuliano, no tienen dificultad en considerar a
Santiago, Judas, etc. como hermanos carnales de Jesús, hijos de José
y María.
-San Epifanio y otros, distinguen entre hermanos de Jesús
nacidos de un matrimonio anterior de José, y Jesús hijo de José y
María. Así se salva la virginidad de María.
-Para San Jerónimo (s. IV) y otros muchos, se trata de primos
hermanos.
La palabra griega que crea dificultad es ‘adelfos’, hermano;
este término se usa entre los orientales de ayer y de hoy, y se refiere
a las personas muy relacionadas con el protagonista del que se esté
hablando. Así los cristianos se llamaban mutuamente hermanos.
Pueden incluirse entre esas personas a los ‘primos’, pero la
relación pariente-primo suele expresarse más bien con el término
‘anepsios’.
Por tanto, la cuestión filológicamente queda abierta, pero con la
advertencia o salvedad de que en la cultura mediterránea del siglo I,
que es patrilineal, dos personas eran ‘hermanas’ por el mero hecho
de proceder del mismo padre. En ese sentido, no hay oposición a la
posible virginidad de María al concebir a Jesús.