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CUMBIA NACION, ETNIA Y GENERO EN LATINOAMERICA. PABLO SEMAN - PABLO VILA COMPILADORES: Wax (aa CS") EDITORIAL GORLA Ediciones EPC Pains y Corian Sri i asco en Latinoansn eb Seo Fala Cr aro sndny Plo Vin- te i ea rs ferns del Une See ti Sotp 233m Sede! Pablo Semin; 1) ISBN 978-987.1644-13 1. Ancropologa cult Via Pablo Mace, loka 11 Sein, Pablo. comp. IV, Vila Pablo, comp, ¥Tialo cpp 306 Fecha de emlogpcéin 97/09/2010 isto ydngramactn: Juan Manuel Mleo rimesaediibn DR. 2011 EDITORIAL GORLA, Buenos Ares. Arges amen ediiin DIR. © 201 Faalad de Periods dela Universidad Nacional de Lape. Nogoyh 2448 Deo. "I" Buenos ares (1417) Acgenina “Te (SA11) 4502-2564 swirdioralgocacomer ‘ditrisigor@hotmll.com tes puactn no cesar peda eal en pun of sien ae dana deepen de nfirocin evlnga ms ce nner din mgr cO- aa a ocala id prmia pv pore=nindl ee Hecho el depésivo que previene la Ley 1.723, Derechos reservados ISDN 978-987-1456-11-3 Inmpreso en Argentina Printed in Argento Introduccién I. Mtisica y Sociedad “Todo lo que en nuestra sociedad citcala a titulo de mtisica = “imala’, “buens’, under, de elite, erudia, popular, comercial, artisica— 65, por an lado, un produeto social y, por oto, “produce” efectos sociales. Sin embargo, a diferencia de otras prictias, revulea escasa Ja aparici6n de fa misica en un plano. central en los escudios de las relaciones, conflictos y procesos sociales. En un libzo publicado en 1978, The Sociology of Rock, el musicélogo Simon Frith planes que el Sa h sevsiony la prensa son lige astcams Mov adic papi que ete cen ser estudiados’, los cuales son observados en la acadeinia como medios social y politicamence mas significativos que la inisica. Mas de veinte afios después, el mismo autor todavia no lograba entender como la academia no se he pereatado que quello ques gence escucha o baila, es anto mas importante para su entendimiento sobre “quienes son’, que lo que ven en, Ia elevisién o leen. Los patrones de uso de la misica proveen, lun mejor mapa de a vida social que fos habitos de lectura o de consumo televisive. ‘Recientemente, la miisica ha logrado ser parte de la agenda de lasciencias saciales —no sdlo del folklore 0 del relevamnienco de fas costumbres que siempre le asignaron importancia al fem mésica. Es importante destacar, por ejemplo, que la International Association for the Scudy of Popalar Music (IASPM) tiene menos de 30 afos de existencia y, a la vee, Stres rath Frnt: Y flock. % ( son muy poess las revistas -nacionales o internacionales- que é@ ag ‘exclusivamente al escudio de Iz misica desde un punto de vista socioldgico, antropoldgico 0 etmomusicalégica, Ello ocusre en un contexto que no podia ser més propicio para la misica; si como dice Vidic, esta es una época de enstn- chamienco de la auralidad, no podria ser sino bienvenida una acencién sistemética alas tramas en que lo social ylo musical se constieayen y complican ; Pare del utes a Ta falta de reconocimiento académico de la importancia de la misica popular pase Ios actores que le tasan para diversas earess identicaria, en su cotidianidad, se telaciona con el tigen intclecmual de ia sociologia dela misica como disciplina académica, La escuela de Frankfurt impulsé su estudio, dindoles un papel en la snes ean ‘na impronta en la que el compromiso estético y el analitico se conbien paesteuate Conviene aqui recordar que Adorne estaba particularmente preocupado porlosefectos fetichizanres de la cultura de masas sobre el arte. Segin el cedrico alemin, las caracterfsticas esteucturales del capitalise se presentaban enel campo del arte de forma tal que complementaban y ex cerbaban la alienacidn de Los sujetos: laestrucrura dela produc cién/consumo de arte (y de misica) completaba y reforzaba la expropiacién que el capialismo iniciaba en la fabrica. Una de las grandes diferencias que Adorno encontrabe entre la ‘nisiea erudita ya popular, serelacionaba con lediferencia que suponia entre os eseuchas de una y ota, Adorno sostenia que el consumo de la misica popular era pre-progremado por los producrores de éxtos populares (negenido cualquier agencia & fosescuchas), mientras que la miisica erudica exigia un nivel de conocimiento téenico tal que penmi/obliaba a jeer un cierto nivel de agencia en el placer musical, Siaesto le pecans {gue Adomo pensabs que la misica popular es funcional fe reproduccién de as relaciones capita Inraopuccion 9 liseas de produccién (como forma de distraccién que evita que Jos trabajadores omen conciencia de sus condiciones de explo tacién; y como alivio del aburrimiento y el esfucrzo), podemos encender porque Adorno tenia una vision tan negativa de la miisica popular, Hiacia finales de los aiios sesenta y principios de los seventa, las ideas avanzadas por Adorno en las décadas del creinta y el caarenta comenzaton a ser fuertemente eriticadas, Dela mano dela Escuela de Birmingham, se empieza a imponer la idea de adjudicar a la audiencia de la mésica popular la capacidad de constcuir sentido, no s6lo deabsorberlo pre-digerido. Al mismo tiempo, a escuela inglesa plansea que los usos de la miisica por los sectores populares tienen un potencial conteseatario que vas mds alld de la reproduccién de las condiciones capitalistas de produccién, De ahi que recién podamos hablar de una acep- tacion muy reciente de la mtisica popular como objeto legitimo de la investigacion social, mas allé desu supuesta capacidad de “aletargamiento de las masas" La agenda que se abre a partir de Ja intervencién de la Escuela de Bicmingham es variada: no se trata solamence de poner de manifesto como lo social influye en lo musical, ni ‘uucho menos de tratar de hacer evidentes las decerminaciones sociales del genio o de su repercusién, Tambiéa, de alguna manera, se trata de lo contratio: rasweas, subrayar y exponer el modo en que la misica hace sociedad. Y esto a través de imileiples dngalos, todos ellos comprometides en relaciones cambiantes: el de [a produccién de misica, que no puede separatse de las relaciones bajo las cuales se produce miisica (mercados, piblicos, mecenas, estados, gjércitos, etc); y el Angulo que implica, tomando conciencia de la relativided de lh nocidn misica la eficacia social de dos de sus presentaciones, mds regulares, difundidas ¢ inflayences en la sociedad: los bailes y las canciones. Y, ya que abardamos esto, no olvidemos Cumbia villera: una narrativa de mujeres activadas: Pablo Semin y Pablo Vila Introduccién En el presente trabajo moscraremos que un punto apa- rencemente obvio, como el que aficma que la cumbia vllera retrata agresivamente a la mujer, debe ser elaborado mis complejamence y puede dar lager ala percepcién de un patra especifico, no sélo en las relaciones de género y en el campo de los géneros musicales, sino eambign en el de los repertorios relativos ala sexualidad. Como suele ocustir con el andlisis de cualquier fendmeno social, descubrimos diferencias y comple- fidades al contrastar la manera en cémo nos suena a nosotros, {a cumbia villera ~con nuestras eategorias de reptesentacién ¢ incervencién social", y la forma en que les suena a diversos 1 Los datos que dan base «nuestros andlsesurgen de un teabajo de ca po todavia en curso, Enel misme relieamos entevitta con msicas y adeprosa diversos ginetos populares en cl Area Metropolitana de Buenos Altes asf como observaciones de cectales, bile y performencs de gr pos de dichos géneros, Para ello, conamos con la axstencia de Malvina Sila, quien realzd entevisms y observacionesenee jvenes que bilan © escuchan cumbia; Carolina Spararo que eaivg entzevstas st la cola Ae espera de algunos programas televsivos que se eentran en Iacumbia;y Jost Gartga, que efecto las entrevista aoe varones de nuestra mucstn, Pablo Vila quiere agradeeec 2 Temple University por una beca del vecano 2006 que le permieé vant ef le redacciSn de exe eapical, 2 Bsascaregorias en vind de una confusién merodolégica desivada de 30 PABLO SEMAN Y PABLO VHA actores insertos en tejidos y coniceos muy diferentes a los nuestros, Para esto, en primer lugar, analizaremos las letras de cumbia villera desde una épricsinterprecativa deliberadamente invelativizada y, en un segundo momento, indagaremos sobre €l grupo social que sigue a este géneso, con el fin de mostrar como los jovenes de sexo mascatino y femenino, que escuchan y practican el género, tienen apropiaciones plurales que se dis- tancian largamence de la lectura ensayada desde una posicién externa y no sometida a contraste, En esas apropiaciones se perfila una intencién mascufina que violenta la intexpreracién femenina de los contenides de la cumbia villera. Pero esto curre en técminos de un cbdigo en el que las apropiaciones de los hombres y de las mujeres asi como fos confliceos derivados de ese encuentro, se traman a cierta distancia de la descripeién que parte de los supuescos de ls acedémicos, En este contexto, presentaremos elementos que parecen dar cuenta del temor de Jos varones en relacién a fo que aqui denominames como ‘la activacién de las mujeres” en los sectores populares, (es decis, la aparicién de personajes femeninos en este grupo social que adoptan definiciones de su rol que no encajan ni en las expec- ‘ativas masculinas hasta ahora “tsadicionales” ni en las formas ‘ipicas de liberacién femenina). Por esto también abordaremos Inet sl psvsma mir sage lace de sce Seton co ha de cement Jeet a Se jmp preci qe epic machint x coda veri det eds Nr poicin puoi cee conf, Sn igre qu machismo cmpo, condicon i ierpretaciones J recs er terplado ena uae de cbc episligien Y nto “in es debe se inesogue ssl eondcones cules (no sls ies al gnc) ques xn dees centeo- Inerpteatie conionan aves ietioones Ene elas eben fauna may pominee, sy exeepionaes recs itll que cenen macho eta oly, eens por go {Erementar deco, per sb sa ign soda nos nog Un nomenosdntto pain CUMBIA Vite: 31 UNA NARRATIVA DE MUJERES ACTIVADAS Ja maneri en que ls chicas de sectores populares enmarcan, de forma compleja, su activa participacién en un género musical qe seginellas mismas, “les da con un cafio” Activacin sexual ‘dels mujeres en un marco androcéntrico que implica concebir st subordinacién, pero también sus posibilidades y su juego, osu pura negaci ‘Tres referencias iniciales La cumbia villera ha sido descripea y, antes que es0, crticada desde una serie de puntos de vista normatives cuya tafz, en el caso della critica relativa a su sexismo, compartimos. El menea do sexism, la hosilidad verbal conera a policia a neutralidad ya veces la defensa de diversosilegalismas, le han granjeado ‘este género criticas de los medios de comunicacién, de orga- nismos oficiales, y también anilisis que prevendfan subrayar en su desarrollo virtades o embriones de vireudes politicas, Pero ‘ocurte que dicha critica antepone sus reclamos, acusaciones y seivindicaciones, al conocimiento de cémo, por qué y en que sentido la cumbia villera es “violentamente sexista” 0, al mismo tiempo, portadora de un “ethar ancicepresivo". Queremos puntualizar tres'referencias que deben ser tenidas en cuenta para un andlisis empitico de su sexismo: los debates que ori- ginaron géneros parecidos en otros patses, las nociones de uso de la mitsice que cs preciso tener cn cucnta para determinar su significacién, y las cuestiones relativas a la sexualidad en las nuevas gentaciones en Argentina, 3 Svampa, M. Lasocieded excuyonte La Argentina bj el lgna delncos- beraliomo, Banos Aces, Tanrus, 2005. 32 PABLO SEMAN ¥ PABLO VILA Los impasses ejemplares en el analisis del Rap [A pesar de que los contenidos misbgines y sexistas del rap en general y del gangsta rap, inicialmente fueron pocas las investigaciones empicicas sobre la participacion de las mujeres ‘enn género que las denigra. Los académicos estadounidenses rehufan el cema pos las contradicciones que obligaba a resolver. Si se subrayaba st contenido mis6gino, como sucedié en Is psicologia social, surgian crtieas que desalenraban ese esfuer- zo! La intelectuslidad afro-americana observaba que géneros semejances, pero practicades por blancos, no recibian arencién critica y sefialaban entonces la hipocresia racista como un defectoinsalvable, Académicos de izquierda se negaton a.ana- lizar el sexismo y la misoginia del hip-bop, considerando que la interpretacién literal de las letras misbginas era inadecnada ‘por olvidar sw catdcter satirico (Rosen y Marks comparan lecras del bip-bop y le poesia de a Grecia antigna en un incenco por ubicar al género dentro de la tradicién lirica de las denomina~ das narratives transgresoras’). Otros académicos argumentan aque [as instancias individuales en que algunos raperos llaman a fas mujeres “perras/putas” deberfan ser analizados como he- chos separados que s6lo tienen sentido dentro de un contexto especifico. Yancy propone siuaciones hipotéticas donde el ‘comportamiento de algunas mujeres realmente concuerda ‘con el arquetipo de “persa/puta’. Kicwana avanza con un ar- ‘4 Barongan, Ch-y Hall, G. "The InBvence of MisogynousRap Mascon Sexual Aggtesion Against Women’ en: Piycholagy of Women Quarterly, [NT 19, 1995, pp. 195-207. $ Rosen, Ry Marks, "Comedie of Transgresion in Gangsta Rap and ‘Arient Clasial Poet en: New Literary History, N° 30 (8) 1999. pp. 897-928; y Gates, HL. Jn Zhe Signing Monkey: A Theory of Afar “Arnarcan Literary Crim, New York, Oxford Univesity Press, 1988. 6 Yancy, G. "Consider the Contere Before Attacking the Words en Philadelphia Tribune, 113 (22), 1997, March 18,7-A. CUMBIA VILLERA: 33 UNA NARRATIVA DE MUJERES ACTIVADAS. sgomenco similar afismando que tales eminos son parte de an zeclamo positive, o que no estan dirigidos para nada hacia las nujeres y negros, Este mismo autor encuentra problemétics el rol de esos tLrminos denigrances hacia la mujer en el hecho de la mercantilizacion de lo negro, y diseiemne la responsabilidad de la industria discogrifce y sus intereses por su presencie en Ialiica rapera.? Otros autores argumentan que el deservollo de cesta critica diserae Ia acencién a problemas mucho més setios, que aquejan a la comunidad negra en los EE.UU. tales como la pobreza, la brucalidad policial,el SIDA, la adiccién a las dro- gas y la violencia al interior de la propia comunidad.* Ciertos autores consideran mis prodactivo centrarse en los mensajes positives que emanan del ip-bop’, como un medio para el crecimiento de la concien feminisca!® o, a veces, para poner 2 Kitwana, By The Rap on Gangsta Rap: Who Rum let Gangita Rep and ‘Hiions of Black Violence, en: Third World Pras, New York, 1994, p.27, 8 Rose, T, “Rap Music and the Demonization of Young Black Males: cn; USA Today Magazine, N 122, (2588), 1994 y Ogbat.}, “Slouching ‘Toward Bock: The Caleure Wars and Sa Criiiem in Hip-Hop Musie™ en: Journal of Black Studies, N*30(2), 1999, pp 164-183. 9 Gladney, M., “The Black Ars Movement and Hip-Hop’ en: Afen American Review, N° 29 (2), 1995, 10 Berry V, "Feminine or Masculine: The Conflicting Nature of Female Inages in Rap Music’ co: Cook, S.y Tou. J (ed), Cale Relaimed: Feminist Perpecves on Gender and Mice, Utbana-Chasopaigne, “University of Hincis Press, 1994; Rose, T, "Never Trust « Big Butt ands Smile’ en: Camere Obscure, N*23, 1990, pp. 109-1315 == "Rap, ‘Music and che Demonization of Young Black Male ob, cit; Mocgan, I, Whon Chicenbcads Come Home to Roots My Lif as a Hip-Hop Feminist, New Yo, Simon & Schuster, 1999, Pough, G, "Do the Ladies ‘Run This.2: Some Thoughts on Hip-Hop Femanism’ en; Dicks, R,y DPiepmeies, A. (es), Caching 2 exe: Reclaiming Feminivs fr the 218 ‘Cinsury, Boston, Northeasceen Univesity Press 2003; y Hill Colins, D, Fram Blak Power te Hip-Hop: Racin, Nationalim, and Fein, Philadelphia, Temple University Press, 2006, 4 PALO SEMAN ¥ PABLO VILA de relieve el feacaso del hip-hop a fin de evar a buen puerto dicho potencial.” El andlisis de la bibliografla estadounidense sobre el rap, demuesera que la mitada sociolégica se enpantana en un debate acerca de lo que es 0 no es politicamente correcto, y que c6picos deberian ser estudiados. En a Argentina, el debate sobre fa cumbia vllera, mucho menos intenso, siguié los mismos pai- metros: la proyeccién de exitieas o reivindicaciones politicas se antepuso ala decripcién, la pretensién de que dichas evaluacio- nes politicas pueden hacerse de forma externa y mecénica, sin atencién ala complefidad deo real, lleva aquealgunos vean en ‘ese género sélo misoginia y otros la relativicen para sescacar lo supuestamente contestatario del géneto. ‘Un antecedente que puede ayudar a descentrar el debate de estas coordenadas fo constituye el trabajo de Novaes referido al sap en Rio de Janeico (1999). Bn él puede observarse que no se niegan los aspectos “politicamente incorteccos” del rap, pero tampoco se los estudia confundiendo Ia descripeién con el combate del fendmene. Novaes incerroga en dicho trabajo canto la ausencia selativa de las mujeres en el movimiento bip bop como la signifcacién de las expresiones peyorativas drigi- dasa ellasen lasleras de un grupo clave en el hip hop brasilefio. Mostraré, efectivamente, que el movimiento es sexista, pero eso no le impediré describitlo sociolégicamente en todos sus satices (sa relacién con la religién, con elerimen, con la politi- ca), yen los matices especificas de susexismo. ¥ de a asuncién de esa complejidad surgiré una evaluacién mucho més precisa de su relacién con diversas arenas de conflicto. En el mismo, puede discernirse una intencién de describir en qué contexto, qué relaciones de fuerza, qué supuescos eulcarales tiene y en Reber, Tay Coker, A Hip-Hop Nation Divided’ en: sence N* 25 A), 1994, pp, 2-56: y Roberts, Ty Ulen, E, “Sets Spin Talon Hip Fo’ en: Mi N° 102), 2000, p. 69-74 Cumbia VILLERA. 35 UNA NARRATIVA DE MUERES ACTIVADAS qué posibles rambos se sitta lo que, en la aplicacién mecinica de la mirada feminisea (y en la aislacién abstractiva y, por lo tanto, distorsiva de las prdcticas), surge como una tinica forma de misoginia. Tanto esta abstraccién, como la suposicién de ‘que todo tiene un significado polftico univoco inmediatamen- ce inceligible (sobe todo si el analista se cree inteligente y en. posesign de las atmas de la critica), son practicas en las que Ja ‘critica se anticipa a la deseripeién y da lngac « los posiciona mientos que, con justicia, temen quienes no atacan al rap por semor a las consecuencias, Pues si no eriticarlo por su sexismo puede rsultarfalso e injusto, también lo es violar la singular dady la totalidad de una fénomeno, proyectar acusaciones bajo Ia forme de descripciones que no s6lo refuerzan los estigmas, sobie un grupo débil (lo que, ademds, inhibe la posiblidad de ‘encontrar los reales caminos de cambio que ofrece la situacién}. ‘Queda despejado un dilema entonces: :Habré alguna manera de analizar el fendmeno més alld del temor y de la denuncia simplificadoras? Es lo que intentamos en este artical Miisica: de la recepeién al uso a postura de Novaes esté relacionada con una defincién rebrica que nos interesa subrayar como marco. La solucién ¢s convextualizar; pero otorgamos a este término un sentido especifico que radicaliza la presencia en las concepciones etno- agrificas. En la concepeién de DeNors, la misica es concebiday descripta como elemento crucial de un dispositive habilitante Su materialidad permite unas cosas y no otras; por lo cual, DeNora propone “una aproximacién pragmética ala euestién del significado musical’. Una aproximacién que estime cémo fanciona le musica en una sicuacién dada, y esquivando la dicotomia texto/contexto “a favor de una nocién de la masica tal como esté sumergida en y convertida en un recurso para la 36 PABLO SEMAN ¥ PABLO VILA accion, el sentimienco y el pensamiento"®, Ast, se cata canto: de atender a la inverpreracién musical como a su apropizcién, pero en la dindmica en la que existen imbricadas, teniendo en ‘cuenta su capacidad de afeccar el mundo vital en el que esté centramada y actuante. Ya no se trata s6lo de la légica subversiva de las apropiaciones, del desvio que las pricticas le imponen a las prescripciones de uso oficial, sino de algo que implica esta idea, pero la desplaza radicalmence. Trasladar la interprecacién, sociologica del plano de le comprensién de un mensaje a tun plano que es el de la accién misma: una cosa es que, en produccién, como dectan los analiseas del discurso, se desile tan sentido mistico de una letra de rock. Orra cuestion es que, al oitla, se viva esa cancién como oraci6n y eso resulte descrito. De tal modo, para la autora, fa misica “no ¢s meramente un medio ‘significance’ o ‘expresivo™ En el plano de la vida cotidiana “la miisica estd involucrada en muchas dimensiones del agenciamiento social, en sensaciones, percepciones, en la cognicién y conciencia, en la identidad y Ia energla”®, Axi, la “miisica estd en relacién dindmica con la vida social, ayudando a invocar, estabilizar y cambiar los modos de agencia, ye sea individual o colectiva"™. Nunca estamos investigando musica ‘como una variable dependiente independiente, sino como tun uso situado (y es por eso mismo que resulea tan doloroso al ldo escuchar que se refiera al “contexto” como al “accidente” cen filosofla ariscotélica), En este contexto, la nocién de miisica de uso (Vila), se cconecca con nuestro aso mas allé de Ia homofonia. El hecho seiialado, entre otros, por Martin, de que la cumbia villera es parte en la construcctén de la experiencia de wn grupo que vive 12 DeNorm, T, Music in Bueryday Lif, Cambridge, Cambridge ‘University Pres, 2000, p. 49, 13 Ibidem, pp.16-17. 14 Ibid. p20, (CUMBIA VILLERA: a7 UNA NARRATIVA DE MUJERES ACTIVADAS tuna transicién social especifia (lade la sada de una sociedad integrada en base al pleno empleo, al valor de la educacion y ala postbilidad de la movilidad social), indica que uno de los, usos posibles, en el sentido apuncado por DeNora, es el que apunte a la estuccuracién de aspectos de la moralidad de un sgropo social (mas alld de que esto tenga 0 no, luego, destino de’movimiento social”). En efecto, la cumbia vllers, en varios, planos, entre otros el.de las sexuslidades y genericidades, es interesante porque en su carSeter de misicade uso de un grupo social nos ayuda a incerrogar y comprender una época, Sexualizacion Una de las caracteristcas de la época en que se desatrolla 1 uso de Ja cumbia villera es algo que debemos mencionar sintéticamente, pero resultaclave cuando se observa lasicuacidn argentina con una extrafeza deliberads. Cuestiones morales y sexuales han cambiado de forma abrupta en las dltimas décadas, El pais pasd, en weinta afos, de ser una nacign en que la iglesia «catélica presionaba con éxico coneralalegalizacién del divorcio, 2 ser el primer pais de América latina en que se ha legalizado cel matrimonio igualitario. A ese proceso histérico no es ajena una dimensién de activacién, objetivacién e intensificacién de la produccidn y visibilidad de los discucsos y las précticas sexnales. El placer sexual es motivo de preocupacién y cultivo cn las mds diversas expresiones medidtiess, Lo que en términos de los que se escandalizan es coneebido como “procacidad’ y “procacidad decadente’, domina en los horarios centrales de la televisidn piblica. La legitimidad acordada a a posibilidad de ‘que sea la mujer la que come lainiciativa; la pérdida del carder de valor dela virgindad donde lo tenia; la relativizacién, sobre todo juvenil, de exclusividad sexual -incluida la perspectiva 38 PABLO SEMAN ¥ PABLO VILA femenina-; el valor de la experiencia, el grado en que el sexo ids alld de a reproduccién, la familia y el ator se rorna parte de una preocupacién asistida por todo tipo de profesiones y saberes, es nororio. La cumbia villera es hija de una época en que la revista Cosmopolitan, o cl suplemento Oblal2, interrogan sin prejuicio ni negativas necesarias ta posibilidad del sexo xépido, los juguetes semualesy las escenas sexuales con mds de dos actores, “También es hija de una época en que en el circuspecto diario La Nocién, donde escribe una tal Amanda Hot, y en la ze Francella, ademas de actuar con Alfredo Aleén, puede secomendar a su partenairerelevisiva una cécnica pata facilicar ser iuminadora si aplicamos sus principios reflexivamente. Si esa era una forma de represi6n, que puede sex mentada : irénicamente como “investigacién-accién’, ¢s porque muchas _ de las airibuciones psendosagaces que se reivindican como investigacién son, aunque no lo admitan, policiales. Todas (> estas maniobras, y otras mds de las que no ¢s posible dar cuenta aqui, se anteponen a algo que serfa més ldgico: asumir que esta. activacién implica grados y formas en status arcendi que, como por ahora las vemos desde afueta,suscican Ia impresién de see snasculinas (en vez de tanto ferminismo declarativo, yen ven de 33 Sobre l rock evangiico, ver Semin, . y Gallo, G, “Rescate y sus ‘onsecucneias, Gleura yreligign: s6lo en singular, ens Cencias Socies Religiae, 2008. CUMBIA VILLERA: or UNA NARRATIVA DE MUJERES ACTIVADAS anto moralismo social, deberien investigarse esas formas en su singulasidad) Un buen ejemplo de lo que es ceputado como “masculiniza- cidn’esla cancién "Se hacen los pialas en donde la nateadora _ geivindiea como propios los excesos que habitualmente son §udjudicados alos hombres (comar desenfrenadamente alcohol, robar, comercalizar drogas, et.) YY esta es la cumbia de las pibas/para todos los giles que se hacen los piolas/Con mis amigas, vamos al baile y nos ‘queremos romar/toda la biera, bailando cambia, toda la no- che sin parar/Porque nos gustan todos los grupos/cumbia villeraen especial /Y la locura se hace mds grande/cuando ‘empiezan a tocar/Y en la villa ya se comenea que hay une banda sensacional/somos las pibas que todas juntas/a la ‘gente le venimos a cantar/Y los pibes se hacen los piolas/ ‘porque son fos tinicos que toman/Y los pibes se hacen los pillos, y no saben que les robamos el ladsillo/Ojo que en la villa también nos cabe la nueva fiera. Sila letra de la cancién plancea que las chicas pueden cor- petir con fos varones en el mundo del deco y la diversién, es porque se esté reivindicando un poder del que ances estaban ‘cxcluidas. Todo esto no contradice el hecho posible de que esta forma de actividad, al proponerla masculinidad como modelo, no les deja caminos propios. Pero mis alld de ese debate no pitede dejar de concluirse que el temor mascilino a la pérdida de prevalencia que intuimos més arriba, no deja de tener sus razones. 34 Sobre este punto puede deciese algo mas: fas mismas concadicciones ‘gue assten a los informanteserabajan alos analists: el androcenttismo lleva en un casos que los varoneserean que las chicas, porque se activan son pura, y 2 que ls analistas, varone,o mujeres andrecéntics,exean (que por la misma a6 as chicas se masclinizan, 68 PABLO SEMAN Y PABLO VIL S ‘Asi, tratando de textwalizar, los hombres dan cuenta de una. feminidad que seles capa. Insulean, humillan yburlanaquello = que irrumpe al mismo tiempo como novedoso y,amenazante, Silas mujeres nolo hacen desde una voz plena y definida, silo hacen subvirtiendo el simbolismo que era, por su contenide y por el monopolio de su produccién, masculino-céntrico, no ‘quiere decir que, de codas maneras, y de alguna manera, no Jo hagan, ‘fal vez estos hombres que se burlan de las mujeres sexualmente activadas, no hagan més que revelat aquellas preocupaciones que son menos posibles de ser reconocidas pot ellos mismos. No los acompafiemos en su engafio con nuestro. anilisis. Ya hemos visto que algunos jévenes que escuchan cumbia villera registran la potencial violencia de su incerpretacién de cicreas performances femeninas, pero, al mismo tiempo, mu cchas veces no pueden sustraerse a la posibilidad de escablecer clsentido mas violeato de la cumbia (que hemos discernido en los puntos anteriores). Si en el segundo apartado de este tra- Ibajo esto pudo impurarse alas condiciones en que realizan sus interprecaciones, lo que decimos aci,reficze alo que aporean Jas mujeres (canto las que texcualizan como las textuaizadss) 4. esas condiciones. Cuando las mujeres eextualizan, no ceden la iniciativa, y dan cuenta con ello (y con pricticas que acom- ppaiian estos textos), de un potencial motivo de la agresividad exacerbada de los hombres, una agresividad que se comprende también por los pardmestos dominances en el grupo social. Lo aque parece una batalla abusivamence ganada por fos hombres, tiene matices en reconocimiencos no queridos ni directos, peto no por ello nulos. De la misma manera que un agujeroen un muro de marmol da cuenta tanto de la dureza del material como de algo que pudo horadarlo, los ceconocimientos indi- zectos dan testimonio de una relacin de fuerzas en proceso. CuMBla VILLER: Co) UNA NARRATIVA DE MUJERES ACFIVADAS Laselacién de fuerzasy la activcién de las mujeres que pue- ‘den inewirse en las leras,aleanzan mayor visibilidad y riqueza en Ia serie de entrevistas y observaciones que realizéramos con seguidoras de cumbia. En las mismas, euvimos acceso a pricticas de apropiacién de las leeras y la misiea del género. Si hasta ahora hemos podido ver e6mo el sentido de las letras iti habitado por censiones que remiten a una perspectiva mas- ‘elina y femenina especificas y en confeontacién, veremos que el panorama se complejiza junto a fo que nuestras conjecuras ~ confirma sobre la activacién de las mujeres y sobre la trama cul- rural que se impone a las apropiaciones de los hombres, agre- sindose datos que muestran que la pluralidad de fas posibles ‘dentificaciones femeninas se opone alas diversas intenciones amasculinas desde un punto de partida que ne necesariamente ‘casstiona sus premisas. 4-“Puca capturada er © no set, Entre el recato sin vor y la voz Como cualquier género musical, [a cumbia villera media ‘causes y efectos en procesos de conscruccién identitaria, $i fo ~ que hemos dicho hasta ahora habla més bien de algunas siewa- clones sociales que se hacen presentes en las letras, es necesatio hacer notar que dichas letras se hacen presences en situaciones sociales, al menos en las de recepciin de la misica, Siguiendo lo que plantea Vila®, el efecto de la cumbia villera en los pro- esos de conscruecién identitaria s6lo puede confirmarse en la formaen que los seguidoresy seguidoras de este género musical lo incorporan en sus propias y diversas tramas nareativas™, La 35 Vila Pablo, ob. 36 Aqui es preciso antcipar una elaboracibn que permite desechar un malencendido: como hemos mostado pitesfos aera, e posible adjudi- cc alas letras de la cumbie villera una incencidn peyoraie respecte de 70 PABLO SEMAN Y PABLO VILA. exposicién que hacemos aqui sigue eses indicaciones y, tam- bin, progresa por los caminos que hemos allanado hasta aqui atitalo de conjecura: que decris de la agresivided de las leuras late conficto que implica la activaci6n dela mujer. Alo latgo de las pginas que siguen esperamos que la conjecara adquiera ciertos visos de validacién. [La pluralidad de posiciones implicadas en la recepcién de Ja cumbia ville, en su enorme variacibn, su necesaria com- plejidad y sus soxprendentes articulaciones, viene a desmentiz cualquier pretensién de deseribir sus leras como nos suenen. a nosotros los analiseas. Muchas de las posibilidades podrian agruparse dentro deo que Andrade” obtavo como respuestaa tuna pregunta que hizo a un grupo de chicas de Fuerte Apache, acerca de su opinién sobres este tipo de letras. La respuesta fae casi undnime: “Cuando vamos a bailar las cantamos igual, para divertimnos. Pero en ef fondo, nos da mucha bronca lo que las mujeres. Bsa convccdn no slo nace de una posible Inerpresaci6n de is eras, sno tambidn de fas ques de algunas oyente dl géncso. En consecuenca, es necesaio precisa que el sentido de reco fente «la denigraci6n no es el mismo que podria exablecer ef cxtco culueal ‘comprometido con lo poltcamence coreseto. No tod at nner gue ‘ntrevistamos connotan dea misna manera "ladenigrcién para ale ‘unas es ofensivo que no ge referan a lls en términos amorosos, para ‘otras lo es Jo excarolgico de la expresign o la fale de gulantels,y no necesuriamente a intencién subordinance basa en una cancepelén je rquica de os génesos, la privacién de la vor femenina, ola reduccin de | mujer ala categoria de objeto, Enel mismo seneido, el teslamienco de las mujeres come putas no desencedena, neceserlamente, una revindlcas ‘in dea libertad de la précticasemul sing, muchas veces, na reacciéa ofendida por el desconocimiento del satus dehonra que corcespondera ‘esas mujeres Asimismo noes claro, y debe eclarecerseen cada azo, que ‘sl que se est afiumando cuando se llama. auna chica puts, qué e810 que dtacechaza acepea dese clifesive, 37 Andrade, J, "Cuando en evils sobieran el volumes en; El Monitor de la Educaiin, Miiserio de Educicio, Ciencia y Tecnologia de le "acid, N°5(3},2005, pp. 10-2. CUMBIA VILLERA: a LUNA NARRATIVA DE MUJERES ACTIVADAS dicen, porque hablan mal de todas las mujeres” (s/A). El punco serd obsecvar algunos elementos posibilidades de arciculacién que esta conjuncién ambigua y contradictoria puede albergat El rechazo y sus particularidades En primer lugar, se encuentra aquella articulacién que con- camina todas las demés posiciones, como una presencia bésiea _ que rige la recepcién o es simplemente el pao de fondo contra el cual se recorcan otros modos de identifcacién, Hay un elemento de rechazo a las leras de la cumbia villera por parce de las mujeres que siempre, en algtin grado, encuentran como tun espejo deformante de su dignidad -que es lo que indican como “denigrante’, como negativo, como ofensivo, cuando afieman, entre otras cosas, que esas letras “les dan con un cao” les hacen sentir vergiienza. Estas formas del rechazo serin expuestas junco con diversas formas de clativa acepeacin con las que conviven, Para desccibir y denunciar lo que sienten ‘como agravio las chicas, afizman que las letras ls “bardean’ en dl sentido de faltarle el respeco a una persona, desconocer su Ingat y el ato que le corresponde, o sea su estatus, ¥ qué esto _ que las jévenes senten que ha sido “bardeado"? En principio (luego veremos de que manera esto no estan asi) su Aguea de ‘mujeres honorables. Esto, y no la individvalidad, el deseo, la posibilidad de expresarse libremente como quieran y donde guieran es lo que las chicas siensen cucstioniado y amenazado. Laidea de que en la cumbia vllesa hay denigracién no tiene Ja misma connotacién que podtla tener para los hombres y ‘mujeres vinculados al universo trabajado por los efectos del feminismo individualise, para los profesionales psi, y produc- totes de mensajes aceptados y celebrados en nuestro univers de valores, pricticas y regla igualtarias (Por ello es que toda n PABLO SEMAN ¥ PABLO VILA, referencia negativa alas letra serd realizada, de agai en mis, de acuerdo a significaciones y cérminos propuestos por los nativos ys por ello, entrecomilladas). B- Ambigtiedades y tensiones en la recepcién La relativizacién conseruida en clave humoristica, la vergitenza aunada a la aceptacién parcial de la interpelacién de la cumbia villera, y la disociacién de los compromisos, conforman una segunda dimensién de la xecepei6n que se alza sobre la superficie del rechazo, pero deja ver otras formas de vincularse ala musica. Veamos brevemente las caracterfsticas de estos vineulos Delamor negado al humor acordado Una de las formas més recurrences de la recepeién es la que adjudica a estas letras una intencién o una posibilidad e&rnica,, suns relatividad que es la nica condicién bajo la cual muchas _mujeres aceptan estos enunciados (algo que también enconts6 Jan Fairley en el caso de regerén cubano), Para sefalar une posible significacién general que tiene este uso, puede ser pertinente retener lo que afirma Aparicio, al comentar lo que ‘ocurte entre las seguidoras de salsa: [..] las latinas, que son oyentes y consumidoras aetivas de a mtisica de salsa, continnamente rcescriben los textos pa- triarcales y misbginos del género. Se embarcan en lo que se dio en lamar ‘placer productivo™, un placer que les perme 38 Failey,Jan, obit, 39 “Placer productive" es un concepto de ise, De acuerdo a este autor (CUMBIA VILLERA: B UNA NARRATIVA DE MUJERES ACTIVADAS 4 fas mismas, en tanto receproras culcuralmente alineadas, Ia oportunidad de reproducir sentidos y significaciones que son relevantes para st vida cotidiana.!® En wdeminos de los procesos identificatorios, que muchas -cces estin en la base del dsfrute de la musica y del baile, esto puede significar que en el contexzo del espacio de diversién {la bailanta), el posicionamiento que oftecen las letras de “fa cumbia villera (aquellas que “bardean” a las mujeres) es acepeado como una expresién humoristies (‘en oda’, dicen las entrevistadss). Sabemos que esas letras, cuando son escuch2- das fuera del contexto lédico del baile, cobran un contenido ofensive que origina una “bronea” y una “yergiienza” que las centrevistadas declaran. Silas chicas quisieran evicar el malestar ‘que implica la aceptaciSn relasiva de esas leas, deberfan ex- cluisse parcialmente del baile y slo aceptarlas canciones cuyas Jenras les oftecen posicionamientos aceprables: como objetos ‘de amor, de sensualidades indirectas, de sentimientos de aban dono dectarados por hombres rendidos y melancdlicos, etc. Tal vezaceprarian posicionamientos que narren su realidad social, aunque en muchas entcevistas nos hemos encontrado con que las chicas rechazan tanto lo que las “bardea” como lo que las, identifica con la villa y sus “males” Asi, en vez de aceprar la ex- -clasin que las cesguardarfa de aceptar una identificacién gue Techazan, efectiian una concesién en el proceso de conseruc- ign identicaria:incexpretan la ofervas de identificacién en las {que no se rcconocen invirtiendo su valor, oméndolas como un chiste. Es preciso agregar que esta operacin se faciliea porque “ese ipo} de placer que resolea de fa mezcla de prodactiviad,televane ‘lay funcionalidad, lo que quiere deci que los sensidos que yo consteuyo den texto son placenteros cuando seni que sn mis sentidosy que es {in relacionados con mi vida cotidiana de tna manera practic, directa” Fiske), Understonding Popular Culture, Boson, Unsvin Hyman, 1989. 40 Apatcl,F, obscit, 4 PABLO SEMAN Y PABLO VILA la cumbia se propone a si misma como miésica “para la joda’ y zno como discurso normmativo de los géneros y sus relaciones, Sentimientos ambiguos y contradictori disociacién y horroradmirado rergiienza gjena, ‘Ocra reaccién muy extendida, esla“vergitenza’ quelas letras les prodicen por sus alusiones directas ala prictica sexual: ‘Carolina:Respecto de las mujeres, gre acordds de alguna [ecra de la cumbia villera? Mariana:No, se re zarpan. Son de terror. No, te dejan re mal. Ana quelo escucha ce da re vergitenza. Carolina:¢Por qué? ¢Qué te acordés? Mariana:Por las letras, €50, que le chupan la verga y codas, esa cosas [risas]. No digo mis porque me da vergilenza. ‘A Mariana nole da “bronea’ la formaen que lacumbia villera retrataa la mujer (como acontece con otras entrevistadas), sino aque le da “vergitenza’. Una vergiienza que puede interpretarse como el posible efecto de an compromiso complicado, porque implica al sujeto en una relacién contradictoria. Esto habla de cierta moralidad desde la cua, para ella que la acepta, ls lecras serian bochornosas. No se siente agredida por las letras, sino «su moral, Es decit, Mariana hace referencia aun limite que las letras transgreden, que queda claro en la nocién de que “las Jecras se zarpan’.En ese “se zarpan’esté dicho que, iin cvando hay un exceso crticable, no es necesaciamente la direecién de dicho exceso. Mucho mas cuando la critica a las letras afirma que se “zarpan’, o se "zarpan mucho" (aceptando que algin grado de transgresién no esta necesariamente mal), Lo que también traen a colacién estas entevistadas es la dicotomia baile/escucha a que hici¢ramos referencia mis CUMBIA VILLERA: 7s UNA NARRATIVA DE MUJERES ACTIVADAS arriba, on toda la ambigiiedad en selacién a la cumbia villera quello implica: Carolina Te acordés de alguna lcra? Lorena:No sé, pelorudeces vise, dicen que las pibas mucs- tran el rajo, cosas ast, Viste, onda. A mi me da vergitenza, pero esté bueno [.. a cumbia villera tienen un par de lecras zarpadas pero bueno. A veces hay cosas que ce da vergienza. Las letras son re-zazpadas. Mariana:Claro, mas que nada eso: por ahi la misica est buena pero lo que dicen, viste... Lorena: .. en realidad eso para escuchar no es; es mas para baila. Para escuchar, no por as leras. Es mas pata bailar. Se zarpan macho con las letras. EL "a mi me da vergitenza, pero esté bueno” de Lorena, daria indicios de que "Lorena" (la que baila y isfruta en labailanca) acepta los posicionamientos de la cumbia ville tal cual son cexpresados en la mulsca y el ritmo del género, mientras que Lorena (“hija/novia/mujer”) que escucha musica en sn casa, ‘no se identifica con los posicionamientos de género presences cen las letras, Esta serfa una forma tipica de “modos de escucha selectives” que tienden a "borrar 0 minar aquellos elementos inconcilizbles con la narrativa del sujeto (en este caso, las lecra) y aceneuar los aspectos musicales (cl ritmo y el arreglo musical) y el valor de la cancién como afirmacién cultural"! ‘Al mismo tiempo, esta estrategia permitiria una conciliacién centre los elementos que nuestra informante percibe como separados pot una brecha a la vez que contrapuestos. Aparicio, que describe esta estrategia al referirse a la ambigiiedad con la ‘que sus entrevistadas se relacionaban con los cextos de la salsa (que la autora considera miséginos), afirma: “Esta eseeategia les 4 Apaticio,B, ob et, pp. 226-227. 7% PABLO SEMAN Y PABLO VILA permite conectarse con sus respectivos placeres productives | {..] Como consecuencia de esca brecha entre la misica y hs letras, los consumidores, de forma estratégica, eligen modos de escucha y contextos sociales especificos en los cuales co- nectarse con una cancién particular (..] (las mujeres pueden, repetir las letras balarlas, pero al momento de analizarlas, es, objerarian)®. 42 fem. ‘Api encontr respuests muy snares las nuesms ener fo see dovesde sal, aneo ence los hombres come ene ls mujeres Al ablar de no de sus eneevisaos varones, Apa dice lo siguiente: fee tasreisado] sceonodi su conexén feta y su patcpacidn en este Alscaso pata «peste de su disdeneia deen en lain os aspects senoicos y at politica de ner. Asi se vela 3 nso dir Feacando los plecres de a cine, #0 aseny su smo, sin presale sha avencisn alas plabas: “Me puedo imagiar bailando ea can- cién,Podrablogues ls palabras. Puedo va como indo pare de una buena noche” (ep 214) En relacgn ass enteviselas mujeres, Apu nos cuenta gue algunas de els le dijeron; “Exec ipo de ane que la gente no le presa mucha atencnals fetes ala gene le gusabullal [9 qu lagen ro eache la etre, puedes cance algo simplemente yno dare ning peongleac alo que el deers deem imple lea que exis ecu Ehando. [+] porque a sepa cantar no quire deci que ti compat es epinisn (] gue le gusta la eancién pore emo y no por lo que dice" (Ibid p.227), “Teniendo en consideacign ests mana an divers de eseacharlascane clones, Aparicio plates qe: “Tanto los honibres como las mujeres consstntemente se efron 2 cea forma de esac dsciminadoea como una peta ties qu les pecmicedisrra dela misca sin ditonanla seats. Estas obsera- ‘iones hblan de ls necesdad que nen ls invesigadores de dentine ls dsinos tpos de pesca de esacha que son desplegades por au- dinciaspaciclaresy moldesdss pos fos espacios en Jos cuales la ms- cues exchada. La entrovisada latina que mencions..que ella ende a cscuchat as etras de bolero mis que ls textos de las ancones de saa, ‘seb atexiguand as foros en qu a forma musi east mismasicmpre ‘guile un proceso de diss de clemencos parle ences subse © nulfca oto. Adsonaieren, ef particular eonteto social ambido Cunsia ViLUERA 7 UNA NARRATIVA DE MUJERES ACTIVADAS ~~ Cuando volvimos a preguntar sobre las letras de cumbia sillera, Mariana calificé negativa, pero ambignamente, a los [eeristasdel género: “Son de terror, sezarpan, ‘ac ls pibas cho- ras. Quéhijos de pura! La lecheza.” Silasletrasson malas, “de tert’, sus aatores reciben un "gue hijos de pura” que mixcura [os matices del insulco y la admiracién. Al momento de tratar - de encontrar una justficacién a la contradiccién que estas ‘ujeres perciben (que a una mujer le pueda gostar a cumbia ville con lecras que les “pegan con un caf’ dicho esto dkkimo ‘con cierta admiracién) vuelve a aparecer la fragmentacién de ~ “aidentidad como posibilidad de cerrar la brecha que abre ese contradiccidn, Vemos como se produce esa disociaci6n en la

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