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MANIFIESTO PARA EMPODERAR A UNA HIJA

Formar una niña empoderada requiere cimentar valores de igualdad de oportunidades y derechos.
Es enseñarle a no hacer daño a los demás, sin distinción de género. Y, sobre todo, es demostrarle
que ella es única, responsable de sus decisiones y dueña de su cuerpo. Para ello, es muy
importante transmitirle seguridad y confianza en sí misma.

1. Enséñale que no es una princesa y no lo será nunca, salvo que tú seas una reina y su padre un
rey o que conozca a un príncipe y se case con él y de paso le dices que los príncipes azules no
existen.

2. Que todos los juguetes del mundo son para todos, que no es verdad que haya cosas de varones
y cosas de nenas. Que si le gustan las muñecas y los trastecitos está muy bien pero que también lo
está si prefiere las canicas.

3. No le digas “una nena no hace eso” defiende y apoya sus decisiones para que crezca sabiendo
que los que sostienen divisiones según el sexo tienen cerebros chiquitos y mentes obtusas.

4. No la obligues a saludar de beso o abrazo cuando se niegue a hacerlo porque, al ser


constantemente forzada a aceptar caricias indeseadas, es más fácil que se convierta en víctima de
abuso.

5. Enséñale a ser preguntona, a nunca conformarse con la primera respuesta. A que nunca se
quede con dudas respecto a nada. Despierta e incentiva en ella el amor por la lectura. Enséñale
que el conocimiento es poder.

6. Que aprenda que la violencia no es patrimonio de los hombres, sino que es la herramienta de
los imbéciles.

7. Enséñale que su cuerpo es su territorio y que nadie excepto ella misma tiene derecho a decidir
sobre él y también enséñale a cultivar y ejercitar su cerebro, que al contrario que el trasero, se
pone más firme con los años.
8. Dile que casarse y ser mamá es uno de los destinos posibles, que no siempre van de la mano y
que no es obligatorio. Que su futuro no está escrito en piedra, que es como la arcilla y puede ser
moldeado.

9. Muéstrale que el mundo está lleno de colores bellísimos, que el rosa es sólo uno más, para que
su existencia sea una amalgama de colores, no el merengue de una tarta.

10. Dale la seguridad de que siempre vas a creerle, que si alguien la lastima o la hace sentir
incómoda tú no dudarás de su palabra y la defenderás contra viento y marea, sea quien sea y
trátese de quien se trate.

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