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Falta de objetivos

Si le preguntas a cualquiera cuál es su objetivo en la vida, te mirará raro


o te
responderá algo así como «pues yo qué sé». ¿Y si te preguntara yo a ti?
¿Qué dirías? La mayoría de la gente es incapaz de articular su objetivo en
la
vida, el convincente «porqué» que les lleva a despertarse cada día y hacer
lo
que sea para cumplir su misión en la vida.
Más bien, la mayoría de la gente vive la vida día a día y no tiene otras
metas más allá de la mera supervivencia. La mayoría se centra en superar
un día, tomar el rumbo que ofrezca menos resistencia y buscar placeres a
corto plazo por el camino, evitando cualquier dolor o malestar que les
pueda provocar el hecho de crecer.
A lo largo de mis siete años de carrera profesional como vendedor, a
pesar de haber batido varios récords de ventas en la empresa, me pasé los
seis primeros años de esos siete librando una ardua batalla contra la
mediocridad, y perdiendo más que ganando. Mis resultados no eran
constantes y me conformaba repetidamente con mucho menos de mi
máximo rendimiento, hasta que finalmente descubrí el secreto para
superar
la mediocridad: marcarse objetivos en la vida.
Después de entrar en el salón de la fama de la empresa, estaba
preparado para dar un paso adelante y perseguir mi sueño de convertirme
en
escritor, ponente y coach. Sin embargo, aún no había desarrollado todo
mi
potencial en la empresa. Estaba a punto de dejar la empresa con la espina
de
la mediocridad clavada. Seguro que me seguiría a mi siguiente aventura a
no ser que hiciera algo al respecto.
Hasta ese momento no había tenido un objetivo convincente en la vida
que me hiciera levantar por las mañanas incluso cuando no me apetecía
levantarme. No tenía ningún propósito que me hiciera descolgar el
teléfono
para llamar a posibles clientes, y aún menos cuando no necesitaba más
dinero. En ese momento decidí que la meta que me marcaría para los
siguientes 12 meses sería convertirme en la persona que necesitaba ser
para
crear el éxito, la libertad y la calidad de vida que realmente deseaba.
Combiné esto con mi otro objetivo en la vida (sí, puedes tener más de
uno),
el de aportar valor a las vidas de otros desinteresadamente, reuniendo un
equipo de otros 16 vendedores. Cada semana dirigía teleconferencias de
coaching para darles apoyo con el fin de que alcanzaran sus metas,
gratuitamente, durante 46 semanas consecutivas.
El hecho de vivir cada día en sintonía con mis dos objetivos en la vida,
alineando constante y conscientemente mis pensamientos, palabras y
acciones con cada propósito, no solo me llevó a alcanzar mi mayor
número
de ventas en un año (un 94 por ciento superior a mi antiguo récord), sino
que también logré que más representantes sobrepasaran el nivel más alto
de
rendimiento que en cualquier otra etapa en los 50 años de historia de la
empresa.
Para combatir esta fuente de mediocridad, necesitas un objetivo en la
vida. Puede ser el que quieras. Cualquier cosa con la que te sientas
identificado y que te inspire a despertarte cada día y vivir en sintonía con
tu
propósito. A ver, entiendo perfectamente que si te pido que te pienses tu
objetivo en la vida ahora mismo, te parezca un poco abrumador. Solo
recuerda que te lo puedes inventar, y el primero puede ser algo sencillo,
incluso pequeño. (Por ejemplo, «voy a sonreír más para traer un poquito
más de felicidad a mi vida y a la de aquellos que me rodean», o «voy a
pedirle a cada persona que conozco qué puedo hacer para echarle un
cable,
y así poder aportar valor a la vida de más gente».) Ese será tu primer
paso
hacia un mayor objetivo en la vida.
Recuerda que puedes cambiar de objetivo en cualquier momento.
Conforme crezcas y evoluciones, también lo hará tu propósito. Lo
importante es que elijas un objetivo, cualquiera, y dejes que te guíe en tu
vida a partir de ahora. Incluso puedes tomar prestado uno de los que
acabo
de compartir contigo (muchos de mis clientes de coaching lo han hecho).
Piensa que no tienes por qué «descubrir» cuál es tu objetivo en la vida,
sino que eres tú quien se lo inventa, quien lo crea, quien decide lo que
quieres que sea. Matthew Kelly, en su superventas Tú decides: sácale
todo
el jugo a la vida, nos ilumina con un objetivo de vida universal que,
desde
mi punto de vista, todos deberíamos marcarnos: convertirnos en la mejor
versión de nosotros mismos. En otras palabras, concentrarse en crecer y
ser
lo mejor que podamos ser, persiguiendo nuestros sueños e inspirando a
otros a que sigan el ejemplo. Aquí tienes tu objetivo.
Reserva algo de tiempo esta semana para pensar en el objetivo de tu
vida y formularlo. Apúntatelo donde lo veas cada día. De hecho, tendrás
tiempo de hacerlo durante tus Mañanas milagrosas.
Recuerda siempre que cuando te comprometes a vivir una vida con una
meta que va más allá de tus problemas, estos se convierten en algo
relativamente insignificante y los podrás superar con facilidad.

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