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"El análisis institucional''

ReM Lourau. El aa.ilisis instituciooal,l988 ;,

Introducción igual título que el asalariado en el siste­


ma de la familia. A igual título, dice el
l. Usted es asalariado; tiene una fa­ derecho; pero: no en las mismas condi­
milia. Régimen del salario, matrimonio; ciones 1iiateriales e ideológicas, replica
he ahí dos nonnas universales, propias la sÓciologí�. En efecto, las relaciones
de nuestra sociedad. Con ellas se asocia que usted mantiene · con la institución de
todo un cortejo de nom1as, modelos y la familia no son las niismas, según us­
valores de comportamiento. Con el ré­ ted sea un asalariado o no. Digamos que
gimen del salario están ligadas las n ­ � usted acepta la idea o la imagen de la
ciones de oficio, fábrica, oficina, huel­ familia como téluia social universalmen­
ga, sindicato; con el matrimonio, las de te difundida en nuestra sociedad.
propiedad privada, familia, heren cia, Una noriua universal, o considerada
educación. Otras nonnas o modelos son tal, ya se trate del matrimonio, de la
clasificados como sinónimos o antó­ educación, de la medicina, del régimen
nimos del régimen del salario o del ma- del salario, de la ganancia o del crédito,
. trimonio Así, el capital, la ganancia, es designada in�titución .
las rentas, los honorarios, se inscriben El hecho de fundar una familia, el
en un sistema de ingresos del que fom1a acta de matrimonio, así como el fundar
parte el salario, mientras que el celibato, una asociación, de iniciar un negocio,
el divorcio, la viudez, el adulterio y la de crear una empresa, un tipo de ense­
poligamia se inscriben, junto con el ma­ ñanza, un establecimiento medico: tam­
trimonio, en un sistema de relaciones bién estos fenómenos llevan el nombre
·
sexuales. de institución.
Usted es comerciante o agricultor, o En otra época se hablaba de instituir
ejerce una profesión liberal. La nonna a los niños (en el sentido de formarlos)
denomináda <<salario» no le concierne y de instituir un pueblo (en el sentido de
.
directamente;.pero le atañe en la medida darle una ·constitución política).
.
en que tiene empleados a quiénes paga. Por último, formas sociales visibles
En cambio, usted se halla inscripto a por estar dotadas de una organización
El análisis institucional 3
2 René Lpurau

ideología y en la filosofía idealista. Con que no es ni deseable ni obligatorio. Los


jurídica y/o materfal: una empresa, una cambiante de individuos que difieren por ·
esto se anula el tercer momento del con­ modelos de acción posible, l!l-5 normas
escuela, un hospital, el sistema indus­ su origen social, edad, sexo, status. Por
cepto de i.Dstitúción y, lo que es aún más de la acción impuesta . y sancionada y
trial, el sistema escolar el sistema, hos­ IÓ tanto, no se debe confundir la univer­
grave, la acción recíproca de los tres los modos de la acción simplemente de­
pitalario de un país, son denominadas salidad con la totalidad: aquella lleva en
momentos, sin la cual no hay dialéctica. seable constituyen, en .�1 entrecruza­
institUciones. En el lenguaje habitual se si misma su contradicción. Toda idea es
Con la oposición entre· lo particular y lo miento y en las contradicciones de una
emplean sobre todo las expresiones «ins­ tan «verdadera» como su contrario, n o
general, la dialéctica es reemplazada por organización singular, un universo dife­
titución escolar» o «institución religio­ en general, como l o pretende el escepti­
antinomias «racionales», «naturales>> o. rente de los universos definidos por otros
sa». En otros contextos se prefiere ha­ cismo, sino desde que se encama en la
«fatales» entre el individuo y la socie­ ordenamientos, en otra organizaciones.
blar de una organización, un organismo, acción de los individuos y de las colecti­
dad (o el «mundo»);.antinomias·que se Las finalidades y el funcionamiento
una administración·, una sociedad, una vidades.
resuelven acordando preeminencia ya de una cárcel no son idénticos a las fina­
compañía, una asociación. En los tres Y sin embargo, la sociedad funcio­
sea a la sociedad o· al individuo. lidades y al funcionamiento de una plan­
casos que hemos enumerado, el concep­ na, .bien o mal, porque las normas uni­
: Otra confusión, consecuencia de la ta industrial o de una escuela. Sin em­
to de institución no tiene el mismo con­ versales, o así consideradas, no se en­
primera consiste en asimilar las (armas bargo a veces ocurre que los presos son
tenido. ¿Signitica esto que lo abarca carnan directamente en los individuos:
sociales singulares a las normas· univer­ trabajadores (sometidos al régimen
todo, y es por ello confuso e inu­ pasan por la mediación de forn1as socia­
sales, o bien en reducirlas a la mentali­ infantilizante del peculio, es decir, a un
tilizable?. Es más exacto decir que, ana­ les singulares, de modos de organiza­
dad de los individuos. En el primer caso, estatuto particular del régimen del sala­
lizado dialécticamente, se descompone ción más o menos adaptados a una o a
estamos frente a la concepción tradicio­ rio), y que simultáneamente se los
en sus tres momentos: universalidad, varias funciones. El momento de la sin­
nalista, autoritaria, que ve en el orden escolariza o reeduca. El entrecru�mien­
particularidad, singularidad.<1> gularidad es el momento de la unidad
establecido una positividad y una ver­ to de las instancias ergológica, educati­
El momento de la universalidad es el negativa, resultante de la acción de la
dad intocables. En el segundo caso, se va y carcelaria remit� entonces al con­
de la unidad positiva del concepto. Den­ negatividad sobre la unidad positiva de
trata. del psicologismo o del espiri­ junto de un sistema social que, fuera de
tro de ese momento el concepto es ple­ la nonua universal.<!)
tualismo, según Jos cuales todos los pro­ la cárcel, articula de modo singularmen­
namente verdadero, vale decir, verdade­ A menudo se confunde particulari­ ·
blemas sociales son imaginarios, y es te más 1 ibre Jos modos de acción pro­
ro de manera abstracta y general. El sa­ dad y singularidad, y se opone artifi­
preferible «cambiar al hombre>) antes pios del trabajo, de la educación y de las
lario y la familia· son norn1as universa­ cialmente Jo general (lo universal) a lo
de pensar en cambiar el orden social. sanciones. La organizaci6n jurídi"co-téc­
les de la sociedad, hechos sociales posi­ particular, olvidando que esta oposición
Dotada de una organización admi­ nica de la cárcel se sitúa negativamente
tivos en lo abstracto; únicamente · en lo es puramente abstracta, que nunca exis­
nistrativa (por ejemplo, una asociación con respecto a la organización social
abstracto. te en la práctica, sino solamente en la ·
En efecto: el momento de la particu­
basada en la ley de 1901), de una orga­ «normah).
nización material (por ejemplo, una em­ Lo mismo podría decirse de fom1as
laridad expresa la negación del momen­
to precedente. Es así como, en nuestras presa), o. de ambas a la vez, toda fom1a sociales menos «totales)> o «totalita­
l. G. W. F. H<!gdScience de la logiquc, Propédcutiquc social se. define negativamente con res­
sociedades regidas por el régimen del rias»<3> que la cárcel: la escuela, el hos­
philosopbique, Phénoménologie de I"C$priL
salario y el matrimonio, un individuo pecto a. las otras fon11as sociales y con pital, la fábrica el tribunal, el cuartel, la

puede ser no asalariado y soltero sin 2. Cofl3igno aquí t:.rl<! •raum.!n» d<! la dialéctica respecto �l conjunto del sistema social. organización política. Por ejemplo, ¿es
hacerse pasible de sanciones oficiales.
hegeliana, sumamenu esquemático, simplemenu para En efecto, todo . ordenamiento instituye la «escuela-cuartel>> (según la fórmula
Toda verdad general deja de serlo ple­
recordarlo. Sin embargo, su mención indisporsable, en
una ruptura entre lo que se puede y lo de Fernand Oury, ya clásica en Francia)
la mc:diJa qUt: la m.ayoria de los sociólogos conocen
que no se pu�de hacer dentro de la for­
m
namente tan pronto como se encama, se equiparable a un verdadero cuartel? No;
muy mal la dia léctica o la rechazan. El auge del
aplica e n condiciones particulares, posiliyismo, IIJnUJ as sociología como en otros seelore.s ma social considerada. La ruptura con­

circunstanciales y detenninadas, vale


del pensamicúo, es acompaMdo por una declinación cierne también a Jo que es deseable u
del �nsamiento n.cgatiyo (cf. H. Marcuse, Raison el obligatorio hacer y, por otra parte, a lo
decir, dentro del grupo heterogéneo y réyolutioo, París, EJ. de Mitwit, 1968)
3. E. Go/fman, Asikr, París, E dic. dt! MitWit, 1968.·
El análisis institucional 5
4 RenéLourau

lidades creadas por la existencia de rela­ gués. En la escuela, se aprende también


pero tampoco se identifica en medida Toda forma social posee por consi­
ciones continuas entre· determinada or­ a interiorizar el modelo de la fáb.rica. En
mayor con su función educativa. Sus guiente una unidad, un carácter especí­
ganizaciones y las otras organizaciones ella, como en ésta, se aprende a «humi­
funciones de vigilancia médica, de cui­ fico producido por su fmalidad oficial
con diferente función, así como por las llarse» ante los superiores, y en segundo
dados maternales y guarda de los niños, (la producción, la gestión, la educación,
relaciones que la primera m�ntiene con término, o s� es necesario, se aprende un·
de represión, etc., son a tal punto evi­ el control, la ayuda, la protección, etc.),
el conjunto del s�tema social. No basta oficio.
dentes que llegan -al menos ante los finalidad que, tomada en sí misma y
con definir racionalmente una organiza­ Si se consideran las grandes funcio­
ojos de sus usuarios a anteponerse a su aisladamente, recibe el nombre de fun­
ción por los servicios�que esta brinda o nes sociales que son la producción y la
función oficial. Como lugar donde se ción. La finalidad de las empresas in­
que e�tá destinada a brindar. Hay que educación, la transversalidad de dichas
trabaja, la escuela no es una fábrica ni dustriales consiste en producir, si con
tener en cuenta además que la fábrica, o funciones aparece (aunque en niveles
un cuartel; pero la organización de las ello se entiende lo que diferencia la fá­
l a compañía, producen modelos de com­ diversos de _conciencia, lo cual implica
tareas, su control, la sanción de los re­ brica de la escuela o de una administra­
portamiento, mantienen nonnas socia­ cierto tipo de análisis) tanto en la fábri­
sultados, la ideología del esfuerzo, la ción. Si se llama «función» a esa finali­
les, integran a sus usuarios dentro del ca como en la escuela, en el partido
interiorización de normas fijadas por los dad autonomizada, ello se debe tan solo
adultos, todo ello crea por lo menos . �istema total. Por último, se debe consi­ político como en la asociación deporti­
a que ese concepto es. el que mejor ex­
homologías entre el universo del trabajo derar que en la fábrica no se organiza va, en la Iglesia como en la Universi­
plica la existencia de un sistema social
eXplotado y el universo del aprendizaje solamente ni ante todo el trabajo, la pro­ dad. La unidad de una organización con­
racional, profundamente diferenciado,
escolar. Así lo atestigua toda una litera­ ducción, el incremento del rendimiento siste, por un "lado, en un ordenamiento
así como de una división del trabajo
tqra clínica o novelística. y de los servicios, sino un fragmento de específico de las funciones sociales en
«funcional», donde no solamente cada
: En cuanto a la fábrica, ciertos soció­ la clasificación social y de la lucha 'de torno de una función oficialmente prlvi­
individuo está en su justo sitio, sino que
logos de la industria quisieran situarla clases. Es tan poco científico adoptar legiada y, por el otéo, en la exclusión
todos los «Órganos» del cuerpo social
en una categoría completamente ajena a como ténnino de referencia de la inves­ ·oficial de algunas otras funciones, que
ocupan su legítimo Jugar, prestan servi­
la de las instituciones totalitarias. Sin tigación o de la intervención sociológi­ entonces pasan a ser latentes, accidenta­
cios irreemplazables y ejercen un poder
embargo, ella no escapa a esa transver­ cas tal o cual objetivo de rendiiuiento, les o infom1aleS. Agreguemos a ello que
indiscutible. Esto permite al sociólogo
sa:lidad de las instancias y funciones que como lo sería tomar como ténuino de el sistema así fom1.ado se define a su vez
de las organizaciones afirmar tranquila­
h�mos evocado. Al igual que otras for­ referencia del estudio sobre un conven­ globalmente, con respecto a la_. globalidad
mente, cuando estudia las «disfunciones»
mas sociales, es atravesada por lo edu­ to el «servicio de Dios». La fábrica tie­ más vasta que lo subsume: el sistema
de las grandes organizaciones burocrá­
cativo y lo carcelario, pero bajo el signo ne como función producir automóviles social como totalidad de las relaciones
ticas francesas, que emprende «un estu­
del principio de rendimiento, único prin­ o gas natural; pero su prime_ra función entre elementos incluidos en una insti­
dio científico, es decir, funcionalista».<">
cipio de realidad de la sociedad indus­ es producir ganancia: toda su organiza­ tución territorial (la ciudad}, un territo­
trial (según Marcuse). La fábrica es una ción y todas las disfunciones de esta rio nacional o un área de influencia po­
2. La sociología de las organizacio­
escuela, una dura escuela para los indi­ tienen como sistema de referencia real, lítica (imperialismo, Estados coloniales).
nes olvida que si bien toda forma social
viduos a quiénes la sociedad priva de y no imaginario, esa institución casi sa­ Esta última relación -entre una orga­
posee una unidad «funcional», esa uni­
escuela tan pronto abandonan la infan­ grada del modo de producción capitalis­ nización considerada como totalidad y
dad, siguiendo la definición que da
cia. La fábrica es una cárcel, una cárcel ta que es la plusvalía. De igual modo, la la totalidad del sistema socioeconómico­
Hegel del momento de la singularidad,
donde no se obliga a entrar y donde no escuela tiene· como funciones preparar es también negatjva, pero en un sentido
solo puede ser negativa. La finalidad
se retiene a nadie, poro donde ciertos para la vida profesional, proporcionar particular. La pequeña o mediana orga­
más «operatoria» éle la organización (su
individuos se yen obligados a ingresar 1 una cultura general, etc.; pero su fun­ nización debe contar con el Estado-pa­
función oficial) está ligada a otras fina-
por la «lógica» del origen social, de la ción primera consiste en interiorizar las trón, y al mismo· tiempo aprovecha su
herencia cultural y de la selección esco­ normas oficiales del trabajo explotado, libertad relativa frente a ese patrón. Por
lar.
4. M. Crozier, Le phénomene bureaucraratique' París' -:ie la familia cristiana, del Estado bur- el contrario, una gra:1 organización pue-
Ed. J.u Seuil, 1963, pág. 14.
�·':

RenéLourau ··El análisis institucional


6
· - ..

l, .

de disponer de una potencia igual o su­ mental del objeto de conocimiento: la reformistas. modernistas (antico nser­ Siguiendo los pasos de la organiza­
perior a la del Estado. Tal es el caso de negatividad que actúa en el sistema vadoras, pero . tam bién antirrevo­ ción científica del trabajo y de la psico­
las iglesias, de los partidos políticos y global y en cada uno de los elementos lucionarias). Sin embargo, ella se con­ logía industrial, la sociología de las or­
de las compañías supranacionales. La que lo componen. Como suele ocurrir dena a no captar totalmente el momento ganizaciones aporta un elemento a esta
negatividad· que se vio actuar dentro de en ciencias sociales, el objeto real (en de la organización.. Después de haber r econstrucción, a este New Deal genera­
la organización se reproduce aquí, de este caso, la gran empresa) ejerce una sugerido las razones .teóricas de esta in­ lizado. Para ello tiene que postular l a
manera inversa entre el sistema global y atracción tan grande, que se lo toma de suficiencia, es necesario indicar breve­ racionalidad del nuevo orden social: l a
una organización particular. El objetivo inmediato como objeto de conocimien­ mente sus razones históricas. sociedad industrial. Tiene que con.Side­
pnncipal de la empresa industrial de gran to. Este empirismo, corregido mediante Durante mucho-tiempo, las raciona­ rar como orden de derecho, y no mera­
envergadura y a no es producir automó­ diversas sistematizaciones (subjetivistas lizaciones que se comprueban en la teo­ mente de hecho aquello que más se presta
viles, sino asegurarse una hegemonía en Crozier, acc.ionalistas en Touraine, ría de las organizaciones hicieron estra­ a ser cuestionado, tanto desde el punto
nacional o inte rn ac i onal. Con el in1pe­ psicosociológica s en Merton, estructu­ gos en derecho. Según el Código Civil_­ de vista del derecho encarnado en el
rialismo o con el sistema socialista in­ ralistas en Parsons) o recurriendo a da­ esa clave de las fantasías políticas de la Estado como desde el punto de vista del
ternacional, esa inversión es casi total, tos cuantificables. merece sin duda el burguesía-, nadie puede ignorar la ley. mÓvimiento obrero: la institución eco­
puesto que el Estado mismo ya no es calificativo de «abstracto» que se le asig­ Cien años más tarde, la ciencia de l_os nómica denominada fábrica y más tarde
más que un subsistema dentro de una na a veces. Confundir con la realidad sueños instituye, no ya el saber abstf<!.C­ grandes talleres, empresa, compañía, sis­
globalidad controlada de modo interno­ «objetiva» la ideología pragmática de tamente universal y asequible, sino el tema Imperialista. Tiene que ·reconstruir
externo por el Partido o por otro instru­ los sujetos-clientes del sociólogo atesti­ no-saber universal: nadie puede cono­ lo que construyeron los juristas de la
mento de presión política. gua, en efecto, una abstracción, una . ca,
cer su propio deseo. En la misma ép? época napoleónica, sobre nuevas bases,
Desde un punto de vista dialéctico, autonomización de las funciones «no­ el marginalismo logra legitimar la pero en una idéntica pe·rspectiva ideoló­
hay que tratar entonces de superar la bles>> denominadas crecimiento, desa­ plusvalía psicologizando las bases obje­ gica: la de la autonomizidón de un mo­
teoría de la organización, lo cual nci sig­ rrollo, inversión, servicio social. en de­ tivas de la economía política: la ganan­ mento de la práctica social, que ya no
nilica recusada ni menospreciarla en trimento de las funciones -inconfesadas cia está justificada por la necesidad de será la práctica jurídica, sino la práctica
modo alguno.(S) Cuando postula una e inconfesables, pero perfectamente ob­ satisfacer los deseos, la demanda, las de _la gestión económica. Sin desapare­
especie de unidad positiva de la organi­ jetivas- de las organizaciones. preferencias de los consumidores. Los cer por ello, el jurista, el escribano, el
zación definida a partir de sus funciones La sociología de las. organizaciones ::.
inconvenientes de la anarquía económi­ juez,. el abogado, el filósofo del dere­
(con las correcciones que Merton o tiene el mérito de poner.de relieve los ca, las contradicciones surgidas de la cho, cederiuna parte del lugar que ocu­
Parsons imponen al funcional ismo), el sistemas de poder y decisión, y de no racionalización, son motivo de reflexión paban en el sistema social al economis-
positivismo suprime una parte funda- disimular s u s propias orientaciones para expertos como Taylor o Fayol, y . la, al i ngeniero, ar tecn ó c r a t a , a l
también para teóricos como Durkheim psicosociólogo y a l sociólogo d e las or­
o Weber. El no-saber de la sociedad ganizaciones.
S. Para s.:r complf!tD, la critica d.: la ta�ría d.: la orgimi­
Esun teóricos confund.:n la psico.soci ología y la sociolo­ sobre su producción de riqueza se reve­ Este último abandona ent()nces a la
zación d.:b.:ría incluir un estudio comparativo d.: la
gía d.: ltl.f organizacio11es misma r.:probación,
t.:oría sociológica y de la teoría polilica (l.:ninista y
<m una
la aún con mayor intensidad que duran­ psiquiatría social y a la psicosociología
Las
aunque con ci.:rta indulgencia hacia la segunda. A
anarquista) d.: la orgaiÚzación.lA t.:oría sociológica rú te la época de Ricardo o de Marx. las formas sociales «totales», que en el
menudo s.: amalgaman los ensayos áe análisis
la organización procura sup.:rar tanlo d taylorismo
institucional con los mod.:los tÚ análisis a que nos crisis del capitalismo obligan a encon­ lenguaje habitual siguen llamánclose a
como ID psicologí.a ináu.strial. E n cambio, la t.:oría
hemos referido. Jáúrrica amalgama caracteriza a tdgu­ trar una nueva teoría susceptible de le­ veces instituciones. Sin embargo, las
política preserva en gel'lt!ral dogmáticam.:nte, la
nos sociólogos de la organización y a ID mayoría áe los gitimar la anomia introducida por la em­ «organizaciones» económicas no son un
infAlibilidad de la lt!orí.a circuiiStancial y ambigüa dd ·
comunistas ortodoxos. Esta comprobación, conviene
centralismo democrático, que es colllemporána dd presa industrial, ese foco de negatividad. univers.o ajeno a las instituciones tradi­
precisarlo, no apu11ta a su va a una amalgama. Como
taylorisiTW. 1nvocar cuí a Lcain, contcnporáneo y admi­
comprolxlción emptrica, las observaciones prccd.<:nta Hay que reconstruir un nuevo «código cio.nales; no están reservadas al sociólo­
rador de Taylor, t.:stimoiÚa una actiruá pcuati.sta, que
encontramos aunen teóricos impregnados de trotslcisiTW.
exigen análisis e investigaciones que, cabe esperar, se civil». go de las organizaciones. Los fenóme-
.:fa:tuarán pronto.
;,
El análisis institucional 9
� _8----------------------------------------------��R ne �e�·L�o�u�ra�u
;;
sociología a buscar un instrumento de subsumidas en el conjunto de las formas
� nos de poder los sistemas de acción, de encarnación de una determinada ima­
análisis que permita dilucidar «la serie­ de organizaci6n .que constituyen el sis­
� decisión, de control, de negociación que gen de l a totalidad, refractada por el
dad, el dolor, la paciencia y el trabajo de tema social, pueden·entrar en oposición
las constituyen, no difieren fundamen­ conjunto del sistema social. Se trata de
lo negativo».<6> La clínica sociológica, la absoluta con el sistema. Tomada entre
;J talmente de aquellos que pueden anali­ una unidad negativa, que afirma una o
observación sobre el terreno, la encues­ la negatividad Jprmal y la negatividad
� zarse en las instituciones «no producti- varias �nciones privilegiadas, y que al
_ ta profundizada que se basa en «bancos absoluta,(7) la organización no puede ser
vas». La misma diferenciación spence­ mLSmo tiempo contradice otras funcio­
de datos» cuantificados, no responden considerada como. un, hecho social pu­
� riana, en el plano de la función oficial, nes, otros sistemas de pertenencia y re­
ramente objetivo: una intervención que
enteramente a l objeto del análisis
entre instituciones «reguladoras» (de ferencias que son privilegiados en otras
compromete al 9bservador supone un
_

institucional, porque trabajan sobre da­


;;:/ control social) e instituciones «opera­ fonuas sociales. Estas funciones nega­
tos positivos, sobre hechos perfectamen­ análisis de este compromiso. Tomar por
� tivas» (de producción) no es decisiva das, presentes-ausentes, actúan simbóli­
te exteriores· al observador o al encues­ objeto de conocimiento l a_negatividad
�- cuando se trata de construir un objeto de camente, es decir, por intennedio de ac­
tador. El trabajo de lo negativo, entre fonnal descartada por la sociología de
� conocimiento sociológico. Al igual que tos y de palabras, de no-actos y de silen­
los tres momentos del concepto y entre las organizaciones y _la negatividad ab­
� la se�aración, instituida en el plano aca- cios que no se pueden vincular unívo­
_ _ los momentos y la totalidad, indica que soluta descartada por la psicosociología,
demJco, entre etnolog1a y sociología, la camente con una o varias funciones pri-
¿no significa acaso arriesgar resultados
� �ep�rac!ón entre una

ociología de las vilegiadas.
· no existe un dato positivo (y cuanti­
ficable) en est<'tdo puro, puesto que la negativos, e inclusiv� una operación en­
�- mstttucLOnes y una soc1ología de las or­
teramente «nihilista)) que siembre la con­
� ganizaciones se basa en lo que Althusser 3. Puede decirse que el análisis
unidad positiva no es más que un mo­
·J llama el desconocimiento de lo econó­ mento: el momento de la universalidad.' fusión dentro de la organización, y se
institucional es reclamado por esta ca­
� mico: hay problemas económicos en un Se habla de análisis institucional por­ contente con ello?� Es lo que objetan. no
racterística del sistema social, así como
� organismo «no productivo», así conio por las carencias que revelan los méto­
que las organizaciones sociales de todo solamente clientes potenciales del análi­

�- hay problemas de control social y de tipo, que el sociólogo estudia, no son sis institucional, sino también algunos
d?s d � abordaje sociológicos, psicoso­
�� connotación política en un organismo _
Ciologicos y económicos. Las carencias
reducibles a sistemas positivos que bas­ sociólogos. Sin negar esos riesgos, con­

co?ón ico. La materialidad de todas las taría desmontar, sino totalidades parcia­ viene precisar un punto muy mal perci­
Q� � de la sociología, pero también las del
mshtuctones, tengan o no función eco­ les, y como tales doblemente trabajadas bido en el estado actual de la investiga­
psicoanál�is, las del derecho y de la
� por la negatividad. Por ser totalidi\des, ción. El análisis institucional no preten­

·

nómica, es un hecho sociológico funda­ economía política, procuran articularse


:; me�tal, evid
:�
ciado por la morfología dentro del análisis institucional, que no
presentan la negatividad formal que se de producir un super-saber clandestino

soc1al y tambten por la antropología cul­ . adhiere a todo hecho social positivo, y misterioso, más completo y más «ver­
por ello pretende sustituir cada una de
dado que toda positividad simple e in­ dadero)) que los otros saberes fragmen­
;dtural, cuyo mayor aporte es precisamen­ estas disciplinas, y menos aún englo­
,. te ese. La transversalidad de las más mediata contiene ya su propia negación. tarios. Aspira, simplemente, a producir
barlas a todas. Articular carencias ver
;; diversas funciones dentro de institucio­

relaciones donde solo se veían ele 1en­
Por ser parciales, es decir, por estar una nueva relación con el saber, una
nes en aparie cia tan opuestas como lo conciencia del no-saber que determine
::;¡ � tos coherentes y homogéneos, compro­
• s n un organJSmo deportivo, una igle­ nuestra acción.
? bar un problema donde se creían encon­ 6 G.W.F. Hegtd, Phénornenologie de !'esprit, Paris,
� la, una empresa, un sistema de ense­
trar s luciones, ¿no es acaso lo que ca­
Aubier-MonJ.sigrw; 1939, prqacio, pág. 18. El psicoanálisis, mejor que la socio­
:; ñanza, es tan importante para el sociólo- � logía, penuite captar la importancia del
ct�nza a todo método nuevo, lo que 7 G. W. F.
go � Jlege� Science de lo logique, la. part�,
concepto de no-saber. ¿Qué sé en cuan­
�mo la transversalidad -de las perte­ JUStifica, según la frase de Bachelard la capítulo jiMI •L 'Jd¿e absoluo-. Lo n�gativo formal
:� enctas y de las referencias reveladas
índole polémica de la práctica cient fi­ Í corrapond.: al prima n.:gativo, a decir, al s�gundo
to a lo que detenuina m.i acción y en
por los individuos y los grupos que com­ momenlo de la dialéctica. Lo lll!gativo absoluto corra­ cuanto a lo que obedece, sobre mi de­
ca'!
r

�ponen aquellas diversas formas socia­


La constitución «negativa» deJas for­
ponde al segundo negativo, a decir, al tercer momt:nl.o seo, mis inclinaciones y repulsiones, tan­
:J ies. Por co iguien te, la unidad de las
� _ mas sociales denominadas instituciones
(negación de la negación). Véase, asimismo, H. f4ebvr�
Logique fonnelle,logique dialectiq ue, París,Anthropos,
to en materia política como en materia
fonnas soctales exJSte sin duda: es la
u organizaciones es lo que induce a la .
la .:J., 1969.
de «gustos y colores)). El psicoanálisis


El análisis institucional 11
10 René Lourau.

significa prec isa ment e el descubrimien­ medida que niegan sus fo rmas mejor ban incluidas en la teoría de Freud. Me permite postular una primacía de siste­
to del no - sab er como regla universal de . establecidas, quedaran p o r desd frar refiero al papel desempeñado por la re­ ma de parentesco simbólico, de la libido
la acción y, por consiguiente, como base quién . sabe qué signos, qué «intluen­ lación de dinero y la relación de poder o del aparato inconsciente con respecto
de toda empresa de conocimiento. El cias>) y qué «ascendientes)) de un zodia­ en la intervención. El tercer aporte del a las connotaciones materiales y socia­
no-saber sobre el deseo y el no saber c o s ocia l ? psicoanálisis, en sus derivaciones más les de la intervención. Si, en la crisis
sobre aquello que funda la sociedad pue actuales, consiste en mostrar que cuan­ instaurada por la institución del análisis,
­
D esde h ac e é:incuen ta años, grande
den te ner un orig en común: esta es una do se «inicia el psicoanálisis>), subjeti­ todo es significante con respecto al de­
es la tentación de establecer un paralelo
seo, está claro también que todo es
entre la revo l ución psicoanalítica y una
hipó te sis pos freudiana , en la medida en vamente, para ver más claro en el pro-
que Frcud y la mayor parte de sus segui­ . p io deseo, se produce objetivamente un significante con respecto al dinero, a la
revolución sociológica, todavía en es­
dores no evitan ver en el ps icoanal i s ta a bozo. Así como Freud r emit ió la clave
reacondicionamiento de las relacio nes autoridad y a las fonnas de poder, es
un « S abi o)) del no-saber, capaz de desci­ que el analista y el cliente mantienen decir, a las relaciones institucionales.
de los sueños al pasado, pero c onser­
frar tanto los meandros de la historia y con el dinero como fonna universal del ¿Quiere decir esto que el análisis
vando al menos la forma del p royecto
de la vida social como los contornos de intercambio, y con el poder como forma institucional, queriendo «hablar>) de los
contenido en el oc ul tismo , también el
una neurosis. habitual de las relaciones de produc ­ materiales dejados de lado o subestima­
sociólogo conservaría, superándolos·, los
La sociología de tendencia positivista, ción. dos por los otros modelos de análisis,
viejos h o rós copos causalist.3s, s urg idos
acuerda una im por ta nc ia peligrosa al fac­
tanto de S a int - S i mon y de Auguste
po r su parte, desconfía del psicoanálisis, En tales condiciones, no basta
en el cual finge no ver sino considera­ orquestar intcnninables variaciones so­ tor subjetivo?. Si el pelig�o ·existe, es
Comte como del ocultismo.
ciones va gas y arbitrarias. O bien, si De estas analog ías tentadoras, reten­
bre el carácter altamente simbólico de p
desde la pers ectiva de una filosofía
admite cJ descubr imien to freudiano, es las prestaciones ex igidas al cliente. Des­ subjétivista, tan discutible como su
gamos al menos l o sigu ie nte : buscar una
para c ircu ns cr ib i rlo : en el nivel del indi­ de el punto de vista del aná li sis del acto opuesto, el objetivismo. La a l te rna t iva
interpretación del presente y de las vías
viduo, fuera del campo sociológico. Para de intervención ;¡nalítica �omo totali­ frente a los desvaríos del positivismo no
del fu turo en los sueños o en l os astros
'
el s oc i ól og o y el economista, así como dad, no es correcto reducir al simbolismo es el subjetiv is mo, como tampoco el ni­
en lo infinitamente pequeño o en Jo infi �
para el fís i co . csl;tría reservada una nitamcnte vasto , en e l microcosmos 0
parental toda palabra y todo aconteci­ hilismo de la intervención destructora y
mient. o referido al dinero y al poder. En salvaje. Ella reside en la cla ra conside­
positividad sio sombras un acto de co­ e n el macr ocosmos , en las entrañas de
nocimiento c.lespojado de toda neg at i­ er acto psicoanalítico, i nscripto objeti­ ración de los límites teóricos y prácticos
aves o en el est udio ue los e nfren­
vic.lad. Sin emb a rgo, la etnología se en­ vamente en un sistema de fonuas eco­ con que tropieza el análisis en situación,
t.Jmientos entre clases sociales, pueb los
''

carga de se i1 a l ar a la soc iolog ía la on­ y razas o en cua l quier otro soporte de
nómicas, así como en un sistema de co­ y que él mismo traza cuando se insti tu­
tingcncia de los sistem:1s de acción «ra­ n ocimientos y un sistema de procedi ­ ye en la prá ctica social. El examen de
interpretación, ¿no es acaso manifestar
cio na l es», que esta cree decodificar en la marca de todo saber'! Cualqui era que
mientos terapéuticos, el dinero y el po­ estos líiuites es inseparable de la con­
los países donde se usa co r ba ta y para­ der no son únicamente materiales útiles ciencia del no-saber que nunca debe es­
sea este, y no solamente d sab er respec­
guas. ¿Hay de recho a la nzar todo el in­ para la elaboración inconsciente del de­ tar ausente del aná l is is. ¿Quién mejor
t o uel deseo, está marcado por un
c o nsc i e n te sociológ ic o al limbo del irreduccible deseo de sabe�: este es, des­
seo, para la articulación de la demanda que Hegel, teórico desgarrado del Saber
predesarrollo y a la humedad de los tris­ ni para el trabajo desordenado del acting­ Absoluto, podr ía ofrecer una idea de ese
pués de la insistencia en el no-saber el
te s trópicos ? ¿Y si el or i ge n común del Out. Lo pr imordi a l en el acto psicoa­ no-saber? «El espíritu conquista su ver­
segundo aporte del psic oaná l isis a la t o­ �
no-s abe r respecto de mi deseo y del no­ n a lí t i co no es sólo la estructu ra libidinal dad solamente a condición de reencon­
ría institucional.
trarse en el desgar ra miento absoluto. El
saber respecto de la historia fuera esa � in_1por ta nc ia asignada por el psi­
del cliente y del analista librados a la
esp íri tu es este poder en cuanto no se
cosa, ni individual ni colectiva, descu­ . il uminación intem1itente de la transfe­
coanaltsts al compromiso del observa­
bierta por Freud? ¿Si. más a l lá del pro­ ·' rencia y la contratransferencia. Nad a - asemeja a lo positivo que se aparta de lo
dor en el objeto de obse rvació n arrastra
·

'
yecto subjetivo, así como de las confi­ salvo una ideología no ana l iza da, una negativo (como cuando decimos de una
al psicoanalista, y trns él al sociólogo , a
guraciones que las sociedades dibujan a ciega contra transferencia ins titucio n al-
c o nsecu en c a si que, en verdad, no esta-
cosa que no es nada, o que es falsa,
12 RenéLourau El análisis institucional 13

entonces, desembarazándonos de ella, Primera parte. ,Hegd responde a l a nálisis de Rou­ caballo corresponde verdadera mente al
pasamos sin más a otra cosa), el espíritu Las teorias institucionales sse�u. Además. eva lúa las consecuen­ modelo del legislador «no d ircctivo)) pro­
es este poder únicamente cuando sabe
ciáS; de la aplicación de su teoría: la puesto por El contfa.w sociaL De hecho,
girar de frente lo negativo y morar en La institución en la filosof'Ja del Revolución Francesa, el reino de l a «li­ responde mejor a l ideal ftlosófico y po­
él» .(S) derecho beitad absoluta», el Terror, l a propaga­ l ítico de Hegel.
ción y negación del concepto de liber­ · Este último interesa a l sociólogo
I. Puntualizaciones tad siguiendo la vía del jefe de Estado como teóricO ··de la institución. Por so­
conquistadot> Entre la aparición de El bre todas las cosas, el método d ia léctico,
Rousseau instituye el anál isis perma­ contrato social j de la Fenomenolog(a la teoría de los tres momentos del con­
nente de las instituciones. Es verdad que del espfritu se interpone medio siglo de cepto (universa lidad, particularidad, sin­
en meta física, en filosofía, en pol ítica, el h irviente historia; en cuyo transcurso gularidad), la potencia luminosa que
problema institucional se había plantea­ nacen el Estado moderno, la gran indus­ Hegel- confiere a la negati�idad, tanto
do mucho antes. Puede decirse, empero, tria y su consecuencia en el dominio del en su Lógica como en sus demás obras,
q ue hay una inversión rousseauniana de saber: las ciencias sociales. Durante esta han orientado sin cesar mis pasos.
la reflexión sobre la institución. Antes fase el concepto de institución fue «tra­ Una génesis del pensamiento institu­
de él, esa reflexión tomaba como siste­ bajado» por los pueblos y hombres polí­ cional exigiría una investigación que par­
ma de referencia implícito o explícito el ticos mucho más de lo que fuera estu­ tiera al menos de l a Antigüedad griega.
estado de hecho, es decir, el Estado apo­ diado por los teólogos y filósofos del Aquí, siguiendo a Hegel, se preferirá la
yado en la Providencia Divina. A partir derecho durante mil años. Allí doncJe el . génesis conceptual a 1�- génesis tempo­
de él , habrá siempre una corriente de filóso fo Rou5seau había actuado como ral, con sus ventajas y sus riesgos. Las
reflexión instituciona l para la cual el Es­ «socioanal ista». ·ífi; · abstracto, sobre el grandes obras del pensamiento griego,
tado ya no será la Providencia de la vida papel, el ciudadano de 1792 -por ejem­ en cuanto registran el trá ns i to del
sociaL Rousseau inaugura esta corriente plo el ex marqués de Sade, secretario de despotismo oriental a la democracia, del
al confiar la legitimidad no ya al estado la Se<:ción de las Picas en vísperas del modo de producción asiático al modo
de hecho, sino al pueblo soberano. Terror- tuvo ocasióñ.de esbozar análisis de producción precapitalista, i lustran en
Rousseau se dis tingue asimismo de institucionales in Vivo el in situ en su el plano mítico la crisis institucional -y
los demás filóso fos de la Ilustración. Por sección, en lós clubes, en las asambleas también el aná l isis institucional- de la
ejemplo, Montesquieu, a q uien tanto revolucionarias· y en otras insti tucio nes cual surgió la civil ización occidental .
Hegel como la filosofía del derecho y la agonísticas (o contra instituciones) �rac­ Edipo y Antígena, esos grandes transgre­
sociología positivista invocan de buen terísticas de todas· las épo�s donde la sores de lo instituido, obsesionan sin ce­
grado, postula una coherencia «funcio­ historia permite. que lo i.nstituy�nte su­ sar el pensamiento de Hege1.<1> Al matar
nal» de las sociedades. Por eso d istribu­ merja a lo · ihstituido. Otro ciudaqano, a la Es finge, Edipo mata a la vieja Asia.
ye las cualidades de cada pueblo en fun­ origin:uio dé esa misma CÓ�c�ga que Y cuando opone su violenta negativa al
ción del régimen pol ítico instituido: la pidió n Rousseau 1.,1n proyecto d·e 'Cbns­ «positivista» Creón; Antígona instaura
virtud es necesaria en una República ... tilución, da a Fr�ncia y ·a una ,parte de la gran oposiCión entre «las leyes de la
E n cambio, Rousseau intenta a islar, me­ Europa la mayoría de sus ac�uales insti­ polis» y «las leyes subterráneas», entre
dia nte el método inductivo, las estructu­ tuciones. Al igual que Sade; Bonaparte la dominación pol ítica y las institucio-
ras constitutivas de todo s istema social a es -al menos cuando joven- un gra n lec­
8 Pbéooméoologie de 1' esprit, prefacio, pág. 29. Se trata partir del modelo nominal (y no real) tor de Rousseau.. Cabe preguntarse, sin
1 G. W. F. Hege� Ph�ooménologic de l'cspri� París,
Jdpasaje ddicaJo al an4lisis.
del contrato. emba rgo, si la figura del legislador a Aubi-Monlaigne, 1941, voL 11; ¡uígs. li·16, 232·49.
":"".:i. ;¡.
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El análisis institucional 15
14 Re11é Lourau

nes como instancias simbólicas, extra­ sino también dentro de los dos campos bio una nueva d ivisión, nuevas fronte­
Fray Jean des Entomeures no pre­
legales. «Estas leyes divinas n o están . tende convertir la Abadía, que él quiere instituidos por la separación: adentro y ras entre categorías y criterios sociales.
escritas, pero son infalibles. No se ha­ fundar de acuerdo con sus sueños de a fuerá. El quinto principio prolonga a la vez
llan en vigencia desde hoy ni desde ayer, monje desviante, en un instrumento de El segundo principio de la contra ins­ el anterior y el segundo: Esta vez, el
sino desde siempre y nadie las vio na­ su poder y de la dominación eclesiásti­ titución ind ica una tra nsgresión más pro­ carácter mixto de la Abadía es presenta­

cer».<2l ca: «¿Cómo podría gobernar a otros - vocativa que la consistente en suprimir do no ya como una posibilidad, sino

� A veces íntimamente mezclada con la clausura. Por lo demás, él es conse­ como una regla o una c'ontrarregla: «Se
decía- cuando no me sé gobernar yo
� el pensamiento mítico (con Platón), a cuencia de esta. Fray Jean desea que se decretó que donde antes no había hom­
mismo?>>. Henos aquí d e lleno -como
veces por su propia cuenta, las filoso fías pennita entrar a las mujeres, y . que se bres, ya no hubiera mujeres solamente»,
más tarde en El contrato social y en el
� griega y romana oponen al «leta rgo» apl ique a los rel igiosos que pudieran y a la r�cíproca. El argumento «psicoso­
Emilio- ante un legislador y un «gober­
As iático el proyecto a na l ítico q ue penetrar en la Abadía el ritual de purifi­ ciológico>) es que la prohibición de co­
n a n te>> (peda gogo) n o d i rectivos.
¡ instaura a la conciencia como juez de sí Rabelais agrega : «Y pidió a Gargantúa
cación q u e ciertos establecimientos municarse instaurada' tradicionalmente
misma y de la regla socialY> Pensar las conventuales apl icaban a las visitantes. entre a mbos sexos prod uce solo encuen-
que instituyera su religión al contrario
� Una vez suprimidas las murallas, el de­ tros clandestinos.
técnicas. pensar el lenguaje, pensar la de todas las demás>> .·
: � � :

� ley: eso pretenden los so fistas, esos seo no es reprimido por la institución. El sexto principio profundiza la críti­
El primero de los grandes principios
� «extremistas» a quiénes la institución de la contra institución de TI1eleme pone El tercer principio no es sino la con­ ca de las modal idades para ingresar en
universitaria, siguiendo a Platón, aún directamente el acento en la clausura dena de todo reglamento; de toda util i­ la institución y salir de· efla. Fray Jean
; condena. Al tratar de «restituir» -como zación del tiempo dividido por campa­ sustituye el compromiso de quedar pri­
institucional do los con�entos para re­
dice Rabelais en el muy simbólico «elo­ chazarla. Ninguna muralla rodeará a nadas: la distribución. de su vida cotidia­ sionero del convento a perpetuidad por
� gio del Pantagruélion»- el saber anti­ Theleme, «y no sin razón: donde hay
na escapa, en genera l.. ·a los individuos la más completa libertad de abandonar
guo a Europa, el Renacimiento marca que dependen de una o de varias institu­ 11re leme. En el capítulo LVII, donde
muro por dela nte y por detrás, abundan
.; ciones y separa las formas posibles de aparece la famosa fómru'la «Haz lo que
una etapa importante en la evolución la murmuración, la envidia y la conspi­
� del pensamiento ins titucional. Mientras actividad, as í como la cla usura sepa ra el q u ie ras>), y h a b l a nd o esta vez d e
ración mutuas». Como buen ana l ista de
que Calvino opone a las instituciones sistema total de la institución del sis te­ Tireleme e n tiempo pasado, Rabelais es­
la institución, Fray Jean ve que la insti­
;> eclesiásticas de la «Babilonia» papal sus ma total de la sociedad. pecifica que, e n la mayoría de los casos,
.. l . •

tución de la separación -en la cual Marx


) «Instituciones cristianas», Rabelais, que El cua rto principio retoma, amplifi­ los jóvenes de a mbos sexos abandona ­
habrá de ver la esencia de la burocracia­
en apariencia no l leva tan lejos el se halla en el origen de muchos de los cándolo irónicamente, el tema del cuer­ ban juntos la Abadía, para entrar en la
� cuestionamiento, ofrece sin emba rgo, fenómenos que los modernos psicoso­ po y de la mujer, presente ya en el se­ vida activa «regularizando» su situaCión
con la Abadía de TI1eleme, un hem1oso gundo principio. Habitualmente se en­ , de pareja . En séptimo y úl timo lugar,
ciólogos y psjcoterapeutas han aprendi­
� ejemplo de utopía crítica. do a conocer. Notemos que no solamen­ viaba a l convento a .las mujeres poco Fray Jean instituye Jos contra�otoS, o la
agraciadas o a quiénes· su famiiíá' ya no ausencia de votos al entrar en la institu­
'

1 En el punto de articulación entre ins­ te se ha aludido a las anomal ías de la


titución religiosa e institución educati- podía mantener. En carubio, fray Jean . ción. A la inversa de las instituciones
comunicación dentro de la institución,
1 va, tenemos aquí una muestra de análi­ q uiere que Theleme sele�ione hermo­ ·
que re¡:)l'(· · >· ·:· :: :t. n: forzándolos, los con­
� sis institucional, que se apoya en una sas mujeres y bellos j óveneS. La fronte­ e ¡ ._:;,j:; ·.:: nue clases o ci tegorías sociales
c rítica i n s t i t u c i o n a l e ideo l ó g i c a . ra, a menudo incie rta, e n t.re I ugar d e y crean impera tivos y sanciones, la
� TI1eleme es la contrainstitución educati­
2 Sófocles, Ailligona, 2 • tpisodio, París, cltJSSiqua Ganri,
retiro y lugar de te ro r i ·: . �'·.' :·; \ . �u.1l», que- .
. contra institución crea
. posib ilidades. Al_
Théatre de Sophocle, vol. /.
va; dicho de otra manera, una institu­ da aquí n ítidame a le ¡narcada. Notemos voto de castidad se opone la pQsibilidad
)
ción verdaderamente educativa en el 3 M. .Ddiame, La maitrcs de verité dans la Grecc de paso que, si bien 1� contrainstit�ción de estar casado (de viv i r juntos a la es­
� sentido que el humanismo del Renaci­ arch<iiq u.; París Maspero, 1967. rechaza la división instituida por las ins­ pera de' .!::1 trimcinio). Al voto de pobre­
miento da a la educación.<4l tituciones habi tuales, establece en ca m- T� , . �fJne la condición de riqueza, lo
4 F.RabeÚJis, Garga ntúa, libro 1, cap;;. Lif-LVIII.
;
RenéLourau El análisis institucional 17
16

la inspiración cuya matriz es el convento : las ins�tu­ tórica, institucionalizada en todas las cul­ familia, entra en confl icto con un siste­
cual no deja d e esClarecer
a. Al voto de ciones hospitalarias y las instituciones turas, cualesquiera que sean las fonnas ma institucional nuevo y que no ha sido
aristocrática d e la utopí
se opone la regla de vivir educativas. Más en general, se p iensa en e n las que se inscriba dicha función. aún institucional izado, fundado sobre la
«obediencia»
todas las « instituciones» mo rfo l ó ­ En el modele rabelaisiano se valori­ preeminencia de la polis. En la sociedad
en l ibertad .
Estos siete p rincipios trazan los con- gicamente separadas e n el espacio y en zan los momentos de la singulari�d y monárquica y eclesiástica posfeudal,
tomos de una institución destinada a el tiempo sociales: cuartel, cárcel, etc� de la universalidad, pero a expensas del donde se sitúa Rabelais, la Iglesia sigue
muchachas entre diez y quince años, y a En todos estos casos se trata de lo que, momento de. l a particularidad. El punto siendo uno de los principales códigos
varones entre doce y dieciocho años. con Goffman, se puede denominar ins­ ciego de la utopía humanista reside, en para descifrar condicionamientos institu­
Subrayemos tres rasgos de la utopía tituciones «to ta l i tarias» o «totales».C5) e fecto, en el modo de reclutamiento de cionales, pero el Estado entra en com­
rabelaisiana, que permiten hacerse una Total itarias porque, encontrándose se- los thelemitas, en los criterios aristocrá­ petencia con ella. Cuando triunfa l a
idea bastante p recisa de lo que aquí se · paradas de las nonnas sociales exterio­ ticos de admisión en la institución y, por ·impugnación -el protesta ntismo-, el sis­
procura fonnular mediante el concepto res, y además fuertemente reglamenta­ co.nsiguiente, en la detenuinación de las tema estatal tennina por suplantar al sis-
de institución. das, ofrecen una analogía con los siste­ fuerzas instituyentes que componen la te ma e c l e s i á s ti co romano, no s i n
. En primer término, la institución es mas pol íticos lla mados totalitarios. Pero sociedad. Es un monje, protegido por reconstituif diaiéctica mente nuevas fo r-.
un espacio singular. Es el lugar clausu­ también «totales», en u n sentido, por­ un jefe pol ítico, quien tiene la capacidad mas singulares -nacionales- de cristia­
rado, marcado, lugar de la represión que encarnan el proyecto -siempre la­ de fundar, de instituir, un establecimiento nismo. En la actualidad, el carácter so­
libidinal� un lugar d ividido en el espacio tente en nuestra cultura-de condensar en «revoluciona rio>• d e enseña nza . Quié­ bre determinante del sistema institucional
y el tiempo sociales� un lugar sometido un espacio el concepto de totalidad, que nes tienen derecho a ingresar en él son global se manifiesta, no solamente a p ro­
a nonnas impera tivas, que refleja en parte constituye siempre la obsesiva aspira­ jóvenes bien nacido . Al considerar este ··p ósito de las instituciones familiares o
las nom13S sociales de la clase dominan­ ción de la filosofía occidental. Conden­ el itismo sociocul tural como algo «na tu­ educativas, sino también de institucio­
te acentuándolas, y en parte instaura nor­ sación y desplazamiento espaciales que ral» y «evidente», la utopía pedagogista, nes cuya función es producir. El «dina­
mas especiales que dan la espalda tanto p resentan, con el tri unfo del racio­ tanto en la actua l idad como en el siglo mismo de la gran empresa nortea meri­
a las reglas juríd icas como a la «ley nal ismo, los ca racteres de una «esquizo­ XVI, deja de lado el drama social. cana no puede ser d isociado de un or­
natural». Un lugar donde las modalida­ frenización» del pensamiento y de la Sobredeterminando las particulari­ den social favorable a la empresa (... )
des de ingreso (de pertenencia) y de práctica social .C6> dades de esta fonua social singular que Esta no puede ser ,reproducida fuera de
egreso (de exclusión) están finnemente En segundo lugar, el modelo' utópico es la institución educativa (abadía, es­ su marco institucional y social».C1)
codificadas dentro de un sistema simbó­ de la Abadía de Theleme acentúa o tro cuela, gothu� p receptorado, etc.), el sis­ El s istema social, con todas las con­
l ico, donde se reconoce una voluntad de «momento» del concepto de institución: tema social fragmenta la aparente uni­ tradicciones, todos los movimientos que
regulación -siempre problemática- del el de la nonua u niversal que busca en­ versalidad d e la educación como fun­ lo hac:;en y deshacen, es el sistema de
ingreso mediante el egreso. El conteni­ carnarse en l as fo rmas s i ngu l a res, ción «natural» de toda sociedad. Para referencia de todo «socioanálisis».
do del concepto designa aquí estableci­ institucional izadas, de sociabilidad. En comprender la interacción de estos tres Si, en nombre del pragmatismo de l a
mientos perfectamente delimitados den­ el caso de 1l1eleme, el momento de la momentos, l a acción de la negativ idad «buena forma» socioeconómica, e l aná­
tro del espacio social, organizaciones o un iversalidad de la institución «Abadía» de que son portadores unos con respec­ lisis institucional subestimara la impor­
grupos definidos mediante una selec­ corresponde al de la educación co mo to a los otros, hay que explorar el siste­ tancia del s istema social global como
ción y/o por las CJracterísticas de una función social pem1anente, transhis- ma oficial y el sistema oculto de las sobredeterminante de las particularida­
clientela, y simbol izados en el espacio normas, valores y modelos que cónst_i­ des de toda institución, no haría más
urbano o rural por una arquitectura «fun­ tuyen la trama de las conductas dentro que repetir el error de la sociología de
cional». Además del convento y de otras 5 S E. Goffman, Asiles, Paris, Ed. J�Minuil, 1968. de toda institución. Ancígona muestra
instituciones re l i giosas, se evocan cómo detenninado s istema institucional,
6 J. Gab.:� La fausse conscieoce, París, Ed. d� MiiiUÍl, 7 FHelmlln, La secrets d es géa n IS américains, Parir,Ed.
infal iblemente dos tipos de instituciones 1962. basado en la p reeminencia oficial de la du Scui� 1969.
18 El análisis institucional 19
RenéLourau

las organizaciones, que consiste e n leza institucional de la famosa Querellá origen de las leirguas reside en «una más instituciones. Podría decirse que,
retomar la visión inconscientemente nor­ de los Universales.<l) institución arbitraria en virtud de la cual en Rousseau, el concepto de institución
mativa que caracterizó a la filosofía del · Un elemento de esta querella es la determinada palabra ha sido voluntaria- · es genérico: encuentra un lugar tanto en
derecho. En consecuencia, las reflexio­ cuestión d e l a índole de las Ideas. Segú n mente el signo de. �eterminada idea>>, a el Ensayo sobre el origen de las len-
nes precedentes permiten abordar, si­ Cassirer, si la idea de justicia es una · Teófilo le cuesta: hallar en la teoría de . guas, como en El contrato social o en el
guiendo los lineamientos de la flloso fi'a pura representaCión, idéntica suerte está ��
l as i d eas i n.11 t s · a l go q u e p u e d a Discurso sobre el origen de la desigual­
del derecho, uno de los más antiguos reservada a toda idea «La idea vale en­ atemperar el no m inal ismo de s u adver­ dad entre los hombres,· tanto en sus es­
contextos del concepto de institución. tonces solamente por institución (thesis) sario: «Yo sé -explica- que en las escue­ critos sobre teatro y música cerno en el
El principio metodológico que valoriza y no por naturaleza (physis); tiene reali-· las y en todas partes se acostumbra decir Emilio.
la génesis conceptual con respecto a la dad solo por institución, y no debe su que las s ignificacio nes de las palabras Las últimas l íneas del último capítu­
génesis temporal invita a aislar de este contenido y su duración relativa más son arbitrarias (ex instituto), y verdad es lo (capítulo XX) del Ensayo sobre el
contexto dos ej emp l os : Roussea u y quo - l a institución)), El siglo XVII ya que no están dete nu inadas por una ne­ origen de las lenguas indican la impor­
Hegel. había percibido las consecuencias jurí­ cesidad natural; pero no dejan de estarlo tancia que Rousseau atribuye a la «rela­
d icas y políticas del problema. Grocio, por razones tanto naturales, donde el c ión entre lenguaje y fom1a de gobier­
11. Rousseau y el derecho subjetivo por ejemp lo, en su Doctrina sobre el azar cumple cierto papel, como ta mbién no)). Retomando una idea del gra mático
origen de la sociedad y del derecho, morales, donde hay elección». Duelos, subraya: «Sería ma teria de un
La tensión e n tre nominal ismo y rea­ relaciona el aspecto lógico del problema Aristotélicos, cartesianos, partidarios examen asaz filosófico observar en los
lismo es u na de las oposiciones funda­ con sus aspectos ético y pol ítico.<9> de Locke, p ie nsa n en general como , hechos, y mostrar mediante ejemplos,
mentales de la filosofía occidental des­ Después de haber revestido formas Condillac, que existen «s ignos insti tu- ' hasta qué punto el carácter, las costum­
de hace ochocientos años. Tras la facha­ d iversas en el transcurso de los siglos, la cionales» y, como Rousseau, que la pa­ bres y los intereses de un pueblo influ­
da intelectual de la d isputa entre dos o p o s i c i ó n nominal ismo-rea l is m o se labra es «la primera institución sociah>.<u) yen sobre su lengua». Esta perspectiva
escuelas, se trata de una verdadera l u­ reaviva a fines del siglo XVII y en el Esto no les impide d isputar acerca d e las socio-l ingüística está presente en el D is­
cha, en el sentido pol ítico del tém1ino. siglo XVIII. La vieja antinomia entre lo determinaciones naturales, sobre natura­ curso sobre el origen de la desigualdad,
Una l ucha donde se enfrentan no solo que pertenece a l orden natural y lo que Jes y sociales de esa ins ti tución . No siem­ cuando Rousseau se contenta con dejar
individuos ávidos de influencia o de se­ ha sido instituido humana o d ivinamen­ pre las oposiciones aparecen claramente . planteado el gran interrogante acerca d e
guridad dentro de las instituciones uni­ te emerge en la cuestión del origen d e de limitadas: cuando Teófilo defensor de q ué es lo que fu nda el concepto de so­
versitarias, sino también clanes, grupos l a s l e n g u a s . Le i b n i z, Cond i l l a c y la tesis teológica, invoca causas natura­ ciedad: « Dejo a quien qu iera empren­
y sectas más o menos institucionalizados Rousseau, y otros, toman posicion a fa­ les, lo hace para recuperar un resto de derlo el análisis de este d ifícil problema :
según el modelo del maestro y del discí­ vor d e una de ambas tesis o las contra­ trascendencia, siguiendo a Descartes y qué ha sido más necesario, la sociedad
pulo. Las universidades, símbolo de la p o nen. Cuando Filaleto (lO) afirma que el rechazando la ti::z bula rasa y el empidsmo ya formada para instituir las lenguas, o
universa lidad del saber:, fueron insti tui­ absoluto de Gassendi o Locke. Cuando las lenguas ya inventadas para estable­
das en el momento en que la separación Rousseau especifica que la institución cer la sociedad».
3 V.:ase Braaier, Histoire de la philosophie; L. Rougie­
entre saber teórico (la aletlteia cristiana) La scolastique et le thomisme, París, Gauúliu- Villars. de la palabra. «solo debe su forma a Lo que el derecho subjetivo a isla es,
y saber filosófico (la doxa racionalista) 1925; Une fai llite: la scolasque (vusión conáou.ula del causas naturales», lo hace sobre todo en verdad, la actividad social institu­
ya no podía ser d isimulada o reabsorbida. anterior), colc:cción Lib.:rtés, JJ. Pauvat, 1966, La para descartar las causas sobrenaturales ' yente. Cuarido Rousseau utiliza el con­
n1étaphysique et le langage, París, Flammarion, 1960
El que tales u nj versidades, sometidas a y «SeculariZar» l a institución del len- . cep.to de institución, parecen deslizarse
la Iglesia y los mona rcas, hayan tenido 9 E Cassira, La philosophie des Lumieres, París, Fayard, guaje, a la espera de seculariza r la s de- tres significados que no dejan de evocar
dificultades en desarrollar la enseña nza 1966, cap. 6. Jos tres momentos del concepto recono­
·

nominalista nos ilustra sobre la natura- cibles en Rabelais; pero siempre acen­
1 OG Leibniz, No uvea us essais sur 1' en tendement humain'
11 JJ. Rousseau, Essa i sur !'origine des langues, cap. 1 tuando el momento descuidado por este:
libro 3¡ «La mots».
,, ... . . ... ..
.
�.
20 RenéLourau El análisis institucional 21

a. El significado universal, «estruc­ d o procuran instituir fonnas de selfgo-· modelo nominal (pero no real), que él necientes a la época revolucionaria: el
tural» o incluso tópico, de la institución, vernment ·en el seno de los grupos que adopta para �nstruir el concepto de so­ Auf/diirer activo Saint-Just y elAufldiirer
se refiere a normas insti�idas, a lo que · dependen fuertemente de las institucio­ ciedad. Dicho en lenguaje hegeliano: el contemplativo Kant El primero decre­
ya se halla establecido. nes. estado de naturaleza no es un ideal ni un ta, un poco somera mente, que «es nece­
b. El significado singular, morfoló­ La paradoja de Rousseau, su «im­ paraíso perdido, sino la negatividad en sario sustituir, mediante las institucio­
gico, de la institución, se refiere a for­ pensado»Pl) procede del contexto teóri­ el corazón de lo social. Esto explica que, nes, la influencia personal por la fuerza
mas sociales visibles, de origen ya sea co en el cual se intenta «pensarla>>. Tras según Rousseau, él signifique la no­ y la justicia inflexible de las leyes»<1.s>
eclesiástico o estatal. la d iscusión sobre el concepto de Natu­ sociabilidad ( «antes» de la propiedad Esto significa quo las instituciones
c. El significado particular, dinámi­ raleza, en el contexto de la oposición p rivada, o más bien «Sin» propiedad pri­ del Antiguo Régimen; basadas en el po­
co, de la institución, se refiere al acto de entre derecho civil y derecho natural, vada); y explica también la elección de der personal, cumplían una función
instituir, de fundar, de mod i ficar el s is­ ¿no se pla ntea acaso el concepto de ins­ u n «gobernante» p a rticu l a r para un opuesta a la verdadera función de las
tema instituido. Aquí reside lo institu­ titución? Rousseau no postula el estado a l umno particular en el Emilio, que es instituciones. Y pocos años antes, el
yente. El contrato social trata de «quien d e natura leza como ideal o co mo pro­ o try modelo nominal . antiterrorista Kant declaraba: «Es fácil
Osa emprend er la tarea de instituir un yecto pol ítico, sino como sistema de re­ b . Que e l contrato no se establece instaurar la· Aufkliirung (Ilustración) en
pueblo», y en varias oportunidades se ferencia de la reflexión sobre e l ori­ entre gobernantes y gobernados, · tal algunos sujetos media nte la educación
indica el problema casi meta físico que gen de la desigualdad, es decir, de la como en la actualidad pretenden, por ( ... ) Pero il ustra r un siglo es tarea extre­
�e p resenta ante el legislador «no direc­ estructura del sistema social .. Quienes ejemplo, algunos sociólogos.<14> Eso se­ madamente larga y penosa, ya que sur­
tivo»: « la d i ficultad co nsiste en com­ invoca n el estado natura l como objeto r ía simple esclavitud, como lo ind icará gen obstáculos exteriores que pueden
prender cómo puede haber un acto de rea l son precisamente los teóricos reac­ un rousseauniano inesperado: Sade. El impedir en parte este tipo de educación
gobierno antes de que el gobierno exis­ c iona rios como Hobbes, a q u ienes contrato se fija entre miembros iguales, o dificultarlo».<16>
ta, y cómo el pueblo, que JIO es sino Rousseau combate. Ellos imaginan un el único contrato es el de la asociación Los tradiciona listas y Hegel se en­
soberano o s úbd ito , puede convertirse estado de natura leza dominado por la (El contrato socia� l ibro 11). En la vo­ cargarán de sistematizar esos obstáculos
en príncipe o magistrado en ciertas cir­ l ucha por la vida, lo cual les pennite luntad general, en el consenso, las vo­ exteriores, a menudo subestimados por
cunstancias». Ya antes Rousseau había deducir la idea de un con trato basado en l u ntades particu ]a res no se confun­ el derecho subjetivo. Al hacerlo, asigna­
� �eñalado esta pa radoja de la institu­ la esclavitud y en lasumisión al orden den con la incli�ación o el capricho de rán a l concepto de institución un signifi­
_cionalización: «Sería necesario que e l existente. Muy por el contrario, Rous­ su representante, sino que se funden, en cado de coerción exterior y legitima que
� efecto pudiera anticiparse a la causa; seau señala: el sentido de fusión ( que no es confu­
que el espíritu social, que debería ser a . Que el estado de naturaleza del sión ) y se fundan en e l sentido de fun­ 141rulllurar IUUJ nt:gociación, irutitucio��alizar los con­
¡ obra de la institución, precediera a la que se habla es, en realidad el úl timo dación. Articulándose con sus semejan­ flictos: att: t:S d proya:to dt: la •sociología dt: la ac­
institución misma». Es una paradoja que estado de degeneración de ciertas socie­ tes mediante un compromiso total, el cióro>. Esta sociología atuw los si.stt:mD.s de acción,

los partidarios del derecho objetivo a tri­ •cuya forma más simplt: a la conlTIUÜcción Ollrc diri­
dades. Así lo conftrma l a etnología.<13l ciudadano descripto por Rousseau al­
g�nJa y dirigidos•. Amlxu cal�gorías, consideradas t:n
buirán con facil idad a ta· visión errónea, Para Rousseau, el estado de naturaleza canza el momento de la universalidad. abstraclll, lftiHilÍt:nDI rdaciona confli.ClilldS, puo cada
¡ demasiado «espo ntaneísta», del derecho es una ficción teórica, un objeto de co­ En lugar de ser, como se verá en Hegel, va: más conlractuala: cEl análisis acciONllislll di.sta
subjetivo, pero que tiene la rga vida: re­ nocimiento (y no un objeto real), un aquel a quien no incumbe saber. el pue­ mucho de rt:prat:lllar a la socít:.dlui como dagarrat!D
' aparece sumamente actualizada en la re­ por una viokncia funJIJmDlÚl/... A. Touril� �ai.son
blo de Rousse au sólo es pueblo en la
d'árt: d'unesociologiede l'aaiotP, Revue Fra�ise de
flexión de Kant, así como en los deba tes conciencia de su actividad instituyente. Sociologie, octubrt:·diciembre de 1966.
de l a Revol ución Francesa y d e las re­ La paradoja y la aporía propias de la
, voluciones siguientes. En un plano más 12 L Aúhu.ss<7, cSur lt: Cootrat sociai>o, Cahiers pour institución dentro d e la concepción del 15Sainl-lust, Fragmentssur !esínstitutioosrépub!icaioes.
modesto, los ps icosociólogos, pedago­ 1' Analyse, n• 8, L' im penst. de Jeao�Jacques Rou.sseau.
derecho subjetivo son esclarecidas de
16 /. Kant, Qu 'at-ce que s'oñeoter daos la pensée?,
gos, psicote rapeutas, la ven surgir cuan- modo viole nto por dos A ufkliirer perte-
13 C. Lévi-Slrauss, Tristes !ro piques, 9a. pa,.te, cap. 38 París, Vrin, 1959.
22 René Lourau
El análisis institucional 23

en nuestra época· tiende a confundirse y contra Rousseau y el derecho subjetív.6


con la definición que de él ofrecen el en particular. Para ellos, más aún que No es sorprenqente que considere a pero en medio de ese fluir es n ecesa rio
sentido co.mún y la ideología dominan­ para. los juristas modernos discípulos de Leibniz como el filóso fo más importan­ hallar un núcleo estable, que garantice
te. Hauricu, no solamente «lo institucional te, aunque el realismo mitigado (a decir una ideología de la estabilidad. Aun an­
precede a lo contractual», s ino que lo verdad, al conceptualismo) de este últi- . tes de que Chateaubriand restabiezca con
111. Hegel y el derecho objetivo institucional debe quedar protegido de mo no impl ique obligatoriamente una ella el valor del cristianismo, la p rueba
toda acción pol ítica o j urídica. «El hom­ ideología reaccionaria. La teoría tradi­ mediante las maravillas de la naturaleza
La querella entre derecho subjetivo bre no puede dar una constitución a la cional ista, anunciadora del positivismo sirve ya a Fabre d 'Oiivet para restablé­
y derecho objetivo no será estudiada aquí sociedad religiosa o política, así como y de la escuela del derecho objetivo (y cer la trascendencia del lenguaje: « ¡Ah!
por sí misma, como no lo fue la que tampoco puede dar gravedad a los cuer­ ta mbién, en pa rte, de la sociología si la palabra fuera un arte mecánico, una
opone nominal ismo y rea l ismo. Se pun­ pos, o extensión a la materia», proclama durkheimiana), se basa solo parcialmente institucion arbitraria, tal. como lo han
tualizarán solamente algunos aspectos Bonald. Las instituciones al igual que en las categorías del realismo. La época a fim1.ado Hobbes, y con anterioridad a
de la reflexión sobre las instituciones las categorías filosóficas de extensión y de la Revolución Francesa produjo una él Gorgias y los sofistas de su escuela,
efectuada por la emigración francesa (ge­ materia, son ideas dotadas de «real idad». confusión muy comprensible en las re­ ¿tendría, pregunto, esas ··raíces profun­
neral mente en Alemania ), antes de pa­ Pretender modificarlas o derribarlas es laciones entre nominalismo y realismo. das que, surgidas de una reducida canti­
sar a una fonualización que es la más atacar la naturaleza, la obra de Dios. Ya La d istinción se hace menos exacta que dad de signos y confundiéndose por un
avanzada ya que intenta superar la opo­ existen cuando el hombre aparece. Al durante los períodos de calma, precisa­ lado con los elementos de ·la propia na.­
sición de lo subjetivo y lo objetivo: nos igual que el lenguaje dentro de la con­ mente porque la sociolingüística de los turaleza, echan por el otro esas ramifi-
referimos a la de Hegel. cepción realista, son de «institución» di­ teóricos pol íticos y de los filósofos so­ .. caciones inmensas, coloreadas por los
vina. Por lo ta nto, la sociología emigra­ ciales no es más que una pieza de sus destellos del genio, que invaden el do­
l. La «sociología emigrada» da nunca podría tener por objeto la so­ construcciones ideológicas, que ellos in­ m inio del pensamiento y parecen alcan­
ciedad en su funcionamiento y en sus tentan legitimar como constru�cio nes zar los l ímites del infinito? ¿Se ve acaso
La «sociología teocrática» o «emi­ movimientos contradictorios; el objeto científicas.{19> Cuando ciertos roussea­ a lgo semejante en fos juegos de azar?
grada» <17) fue e�aborada por los pensa­ de esta sociología es la sociedad insti­ unianos; a rrepentidos a consecuencia de ¿Cuándo han presentado las institucio­
dores de la contrarrevolución. En ma­ tuida. En su Teorla del poder (que me­ �9s acontecimientos revolucionarios, nes humanas, por perfectas que sean,
yor o menoi medida, a utores como reció la aprobación de Bonaparte y va­ readaptan posiciones rea listas pero con­ esa progresión en su forma y en su cre­
Maistre, Bonald, Rivarol, Mall e t d u Pan, l ió a su autor el permiso para regresar a servando parte de la teoría contractual cimiento ?»(ZO)
Sénancourt forman parte de lo que se Francia a fin de ocupar u n cargo impor­ de Rousseau, este repliegue «teórico» Fabre_d ' Ol ivet fundamenta la tras­
denomina escuela tradicionalista fra n­ tante en la Universidad imperial), así acompaña a otro repl iegue hacia la rel i­ cendencia de las instituciones en esa par­
cesa. Esta, q ue ejercería enorme infl uen­ como en otras obras,<18) Bonald · postula gión como garantía de la sociedad «cons­ ticularidad de la institución del lenguaje
cia sobre el pensamiento de Augusto . la particula r ís ima base de su teoría tituida». Saint-Martin, Fabre d'Oiivet (y que los l ingüistas llaman doble articula­
Comte (el cual influirá a su. vez sobre institucional. Dicha base es l inguística. otros gnósticos revoluciona rios), Sebas­ ción. Por una parte, «una reducida can­
los neotradicionalistas de la Acción Fran­ tian Mercier (y otros utopistas apasiona­ tidad de s ignos», «que se confunden por
cesa hasta med iados del siglo XX), pre­ dos p o r la l i nguistica) corrigen la
senta a veces tesis niuy semejantes a la filogénesis rousseauniana invocando un
17 F. BaldCtSperga, Le mouvement des idées dans 19 Después de ID Comuna k 1871 surgen ÍgUilúnenleun
doctrina, más conocida, de la escuela l'émigratioo rrao<;aise, París, Plon, 1914. origen divino de las lenguas y rechaza n­
ciennficismo de derecha y un cientificismc de izquierda.
histórica alemana. A pesar de sus dife­ do la arbitrariedad del signo (en la rela­ Después de los disturbios de mayo de 1968 en Frar.cia
rencias, los tradiciona listas encuentran 18 Bonald, Tbéorie du pouvoir, 1796 ( año m qU<:
ción entre significante y significado a la algunas tendencias del estructuralismo y las ciencias
aparece la obra, mucho más liberal, de otro enügraJo,
su unidad en el movimiento de reacción vez que la relación entre signo y obje­ hu�TU��UJS se descubren una potencialidtul qevo/ucÍOfUl·
Chauaubriand: Essa i sur les révolutions), La législatioa
violenta contra la Ilustración en gene ral, to). Todas las instituciones «humanas»
na;..
primitive, 1802.
son frágiles y están sujetas al cambio; 20 F. d'Oiivd, La langue bebraique rcstituee, l815.
EL análisis institucional 25
24 RenéLourau

tara precisamente explicar «CÓmo la so­ El objetivismo de la escuela histórica


un lado con los elementos de la natura­ organizan bajo las fonnas de Dios, me­ ciedad se encuentra ya cons tituida», no es la «Verdad» que Hegel opondrá
leza»: aquí se reconocen los materia les diádor, creyente. Idéntica estructúra Hegel ofrece una respuesta que influirá luego al derecho subjetivo. La justifica­
del lenguaje (el significante es mate­ ternaria se aplica al conjunto de las cate­ durante mucho tiempo en la filosofía c i ó n a pa r t i r de los o rígenes, e l
rial), Jos fonemas, cuyo número es 1 inti­ gorías sociales: las mujeres, los niños y del derecho: el Estado de hecho consti­ historicismo, olvida tener e n cuenta la
tado. Por otra parte, la serie infinita de los trabajadores manuales componen el tuye la base de todas las instituciones. legislación «como un elemento condi­
los morfemas, «esas inmensas ramifica­ «estado doméstico», mientras que el ser­ cionado dentro de una totalidad>�; Por
ciones», «que parecen alcanzar los lími- vicio público se compone de sacerdo­ 2. Ei concepto de institución en Hegel eso, «Cuando el intento de legitimación
. tes del infinito». De esta posibilidad no tes, magistrados y guerreros, etcétera. a partir de la historia confunde génesis
fmita nace la idea según la cual e l len­ La índole especula tiva de esta teoría En oposición a los «embrollones del temporal y génesis conceptual, tem1ina
guaje y las demás instituciones «regula­ del poder no pasó del todo inadvertida libre arbitrio», que pretenden agrega r haciendo inconscientemente lo contra­
res» son de origen divino, es decir, su­ para los contemporáneos del autor, dis­ una teoría d e l Esta d o a la que es rio de lo que se p ropone». La continua­
peran las débiles posibilidades de las puestos, sin embargo, a aceptar cual­ convalidada «por el carácter formal de ción parece indicar que semejante con­
instituciones humanas. Basando su teo­ quier racional ización que pudiera legiti­ ser válida en el Estado», Hegel estable­ fusión es pcopia tanto de los tradiciona­
ría del poder en una gram.atología bas­ mar la vuelta al o rden. Ni siquiera un ce un «derecho positivo)), una «ciencia l istas como d e l derecho subj etivo:
tante somera, Bonald extraerá las últi­ pensador tan próximo a Bonald como filosófica del derecho [que] tiene por <<Cuando el nacimiento de una institu­
mas consecuencias de e s ta v i s i ó n fue Joseph de Ma istre pudo .seguir esta objeto la idea del derecho, es decir, el ción aparece, dentro de c ircunStancias
preorganicista y natural ista de las insti­ concepción hasta el fin. Este úl timo pro­ concepto del derecho y de su rea l iza­ detenuinadas, plenamente adaptado y
tuciones como estructuras existentes des­ pone la trascendencia de la institución ción»<2::!J necesario, llenando así la fu nción exigi­
de siempre y para siempre, y a las que a teniéndose al punto de vista estricta­ El derecho subjetivo no posee otro' da por el punto de vista histórico, enton­
basta reactua l izar,«revelar» en el senti­ mente meta [JSico: «El hombre no puede fundamento que e l conferido por la mo­ ces, si se general iza este tipo de justifi­
do químico del término. hacer una constitución, n i se pod ría es­ ralidad objetiva. «Se puede oponer a l cación, el resultado es el opuesto; no
Bonald afinua que una revelación, cribir ninguna constitución legítima; derecho positivo y a las leyes e l senti­ siendo iguales las circunstancias, la ins­
incluida en el lenguaje, actua de modo nunca se ha escrito y nunca se escribirá miento del corazón, la inclinación y el titución pierde su sentido y su derecho»
perpetuo en la sociedad. Lo atrae hacia a priori la recop ilación de las leyes fun­ l ibre a rb itrio. Pero que al menos no sea (Hegel analiza el ejemplo de los con­
el lenguaje su valor in.Stitucional dejan­ damentales que deben constituir una so­ la filoso fía la que reconozca tales auto­ ventos).
do tota lmente de lado su valor contrac­ c iedad civil o rel igiosa . Solo cuando la
. ·:·�
ridades, el hecho de que la v iolencia y la Habiendo descartado desde el co­
tual, visible en la palabra. «La lengua sociedad se encuentra ya constituida sin tiranía puedan constituir un elemento mienzo la moralidad subjetiva como fun­
francesa habla como se debe pensar y que pueda decirse cómo, es posible ha­ del derecho positivo es un suceso acci­ damento suficiente del derecho, y sin
expresa lo que debe ser». Por lo tanto, la cer declarar o explicar por escrito algu­ dental que no se relaciona con la natura­ ocultar las críticas que merece la escue­
frase y el discurso franceses expresan el nos artículos particulares; pero tales de­ leza de este». Esta declaración, no des­ la histórica del derecho cuando se aban­
discurso y la modulación de la verdade­ claraciones son casi siempre el efecto o provista de violencia, será retomada por dona al camino fácil de la génesis tem­
ra sociedad. As í como .existe una estruc­ l a causa de inmensos males, y siempre tradicionalistas y por positivistas, tanto po ral olvidando la génesis concep tual,
tura ternaria de la frase modelo (suje­ cuestan a los p ueblos más de lo que juristas comci sociólogos o pol íticos, y Hegel plantea los criteri.os objetivos de
to,verbo,atributo o complemento), ex is­ valen» <21>. Ya antes de que la sociolo­ no requiere comentario alguno. la institución. Para comprender el lugar
ten también las tres categorías de causa, gía, por medio de Comte y después d e que ocupa este concepto, debemos
medio y efecto, y tal principio debe ser Spencer y s us d�cípulos hasta llegar a reinstalarlo dentro del sistema de refe­
«aplicado a toda sociedad, en las perso­ l a escuela francesa de sociología, inten- rencia <<Sociológico» de Hegel. La so­
nas sociales de poder, ministro y súbdi­ ciedad civil abarca los :res momentos
22. G. W.F. Hege� Principes de la phi/csophie du droit,
to». Esto, en cuanto a las instituciones siguientes:
21 J. de Maistre, Principe générateur des constitutions 1821
estatales. Las instituciones religiosas se
poUtiques el des a utres iostitutions bumaines, /809
27
. '

El análisis institucional
.. .

26 · - ·
RenéLourau

a. La mediación de l a necesidad y la porque es pluralista. Según Hegel, "el grados de la estratificación social, tal aquí, una doble articulación presidiera
como se la considera en la sociología la institución de las relaciones socialesJ
satisf�cción del individuo mediante su � njuntó colectivo es «Una reunión y
trabajo y mediante el trabajo y la satis­ una diferenciación de grupos generales>>, moderna. Puesto que la única clase <<Sus­ como ya lo había sugerido la visión de
facción de las necesidades de los demás; «Un organismo formado por sistemas tancial>) es la que se caracteriza por la Fabre d 'Olivet E l «material de la reali­

es el sistema de las necesidades. particulares de necesidades, de técnicas propiedad privada del suelo, en su defi­ dad finita» (excelente defmición de la
b. La real idad efectiva del elemento y de trabajos, de formas de sa tisfacer las nición de la clase . industrial Hegel des­ materia constituida por los fonemas) es

universal de Ja l ibertad, contenido en necesidades, de cultura teórica y prácti­ carta el criterio de posesión de· los me­ distribuido o repartido po r el «espíritu

este sistema; es la defensa de la propie­ ca, sistemas a que los individuos están d ios de producción (capital y saber) que real infm ito» (« inmensas rami ticaciones
dad mediante la justicia. asignados, de donde surge la diferencia adoptará luego Marx. del ·dominio d e l pensamiento», decía
e La preca ución contra el residuo de de clases>). Esas clases son tres: 3. La clase universal, que «Se ocupa ·
Ol ivet) que cara cteriza a la primera arti­
contingencia que estos sistemas conser­ de los intereses generales de la vida so­ culación, la de los morfemas. Esta ope­
van y la «defensa del inte rés particula r l. La clase sustancial o inmediata: cial», «debe estar liberada del trabajo ración transfonna el «material» finito
como algo común, iuediante e l poder d e la que integran los propietarios del sue­ directo que se realiza para satisfacer las en materia signi ficante y en el caso de la
policía y la corporación». lo, basada en la agricultura y el matri­ necesidades, ya sea media nte su fortuna sociedad, da al individuo la ilusión d e

monio. Fundadores de la institución es­ privada o med iante una indemnización poder reinventa r e n todo momento el

El sistema de las necesidades y e l tatal, la p ropiedad privada y �l matrimo� del Estado que solicita su actividad, de lenguaje, y de encontrar l ibremente su

sistema de defensa d e l a propiedad, que n io (que equivalen a una «restricción de ta l manera que el interés priv�do en­ p ropio lenguaje, para pensar lo que le
representa «el elemento universal de li­ la vida sexual» y una restricción al uso cuentre su sa tisfacción en su tra bajo para ocurre.

bertad» contenido en el primer sistema, del suelo) representa n la esencia de l a lo universal». Se advierte aquí una ima­ Sin embargo, Hegel parece reservar
no constituyen un todo perfecto, _ una institución: « La seguridad, la consolida­ gen de la burocracia, en el sentido doble este con tacto inmediato con el «espíritu
racionalidad que funcione por si misma . ción, la pennanencia en la satisfacción y ambiguo del térm.ino: a la vez clase infinito», con «la idea real exacta», a la
El tercer momento existe, por co nsi­ de las necesidades, todos estos rasgos d irigente (personal pol ítico, una parte clase susta ncial o agrícola y a la clase
guiente, para recuperar «el residuo de que constituyen las v i rtudes más evi­ del cual proviene de las dos primeras universa l : la prime ra «tiene inmediata­
contingencia» y <:onferir una positividad dentes de esas instituciones, no son más clases) y clase de los funcionarios de mente en sí misma su universal concre­
a aquello que en los dos momentos an­ que fom1as de lo universal y o tras ta ntas todos" los órdenes. to», y la segunda tiene en su destinación
el universal para sí, como objetivo, como
'·- .

teriores seguía siendo abstracto. La ar­ encarnaciones en que el fin último de la


monía, en efecto, no está dada en cada racional idad se afirma e n esos objetos». La familia y la sociedad civil (cuya terreno y fin de s u actividad».

momento, aunque sea p reestablecida Volveremos a encontrar casi textualmen­ «sus tancia)> deriva de la institución fa- Por el contra rio, «el medio entre a m­
como algo consustancial a la sociedad te esta definición de la institución en la mil iar) son dos esferas . - «que tienden a bas; la clase industrial está orientada

civiJ .<23J filosofía del derecho fra ncés del siglo salir de su idea lidad para sí y a·:-devenir esencialmente hacia lo particular, y por

Como debe « funcionar>>, la sociedad ;xx, bajo la pl uma de Hauriou y sus espíritu real infinito». El espíritu-o «idea eso le es propia la corporacióil».

civil exige o admite ·¡a p lura lidad de discípulos. real en act.o», en cuanto infin'ito," es· lo Por lo tanto, la clase industrial debe
sistemas de p ertenencia y d referencia 2. La clase industria� reflexiva o for­ que «d istribuye en estas esferas el iuate- . · b uscar su universal den tro de una encar­
en su principio único y universal. Y, mal subdivide su actividad en «trabajo rial de esa real idad finita, e:s deCir,' _re- . nación de la idea e'� acto, mientras que
correlativame n te, puede « funcionar» p a ra las necesidades i n d u s t r i a l e s » parte tanto los individuos como las-Iim- las o tras dos clases lo �ncuentran · ya�

(artesana do) y trabajo para u n a «deman­ sas, de modo tal que esa asignación apa- ahí, sea en su origeri a· en su fin. :La

da más universal» (la fábrica). Aquí, rece, a cada particÍ.dar, como producida corporación, en el sentido hegeliano del
23 clA sustancia es, esencialmenJe la relación d.! acci·
como en el caso de la clase sustancial por la acción de las circunstancias, el ténnino, es el p urgatorio de la clase in­
Jen�es corLSigo mismos», aplica H<!gd aa la Encyclo­ )

l ibre arbitrio y la «lección personal del d us tria l Mientras que las clases sustan­
pédie Y, nueo.>amt:n.lt; ufiriéndose a la familia, en los hay que tener en cuenta d ivisiones en .

«especies>>, que abarcan s i n duda los destino>�. Todo ocurre como si, también cial y universal pueden reivind ica r in-
Prinápes.
28 . . RenéLourau
El alUÍlisis institucional 29

mediatamente, identificándose con las de haber formalizado e l conceptó de ins­


instituciones, el «derecho de lo singu­ titución en el sentido d e instancia fu�­ luego \lna actividad y una -ocupación--a: paétir- del" inodelo . -;esp iritual» d e l a

lar», los individuos que componen la dadora de la sociedad (propiedad p riva­ . orientada hacia· un objetivo unive�l». corporación. Si en Hegel la institución
es una mediación, se trata de una media-
·

clase industrial permanecen en lo parti­ da, matrimonio, Estado, etc.). Será más
cular mientras no pasen por la media­ legítimo asombra rse v i e ndo cómo Para la clase industrial, la consuma- ción «inco�de-nte>), interiod2ada. La
ción de la corporación. La corporación Durkheim, un siglo más tarde, vuelve a ción dt a mbas «esferas» (individuali- corporación> por el contrario, ·� . una
es la foilna singular que pennite com­ caer en la trampa de una concepción dad y universalidad) se opera en el tra-=-- mediación c;xterior, impuesta solamente
pensar el handicap «espiritual» consis­ demasiado morfológica y cosista de la bajo: CS:te es un punto importante para la -
. a detenninada clase de individuos.
tente en la ausencia de la «cultura» y de institución, cuando propone combatir la teoría de la institución, ya que aquí Hegel -�- La fórmula aplicada particularmente
la propiedad privada. «La institución de amenaza de la anomia mediante un re­ se sepa� totalmente de sus contemporá- a l concepto de institución en el pasaje
la corporación corresponde al punto de torno a las corporaciones. neos tradicional istas, partidarios del de-- citado nos interésa no tanto por la se­
vista de asegurar la riqueza, a l a intro­ recho abstracto, y para quiénes l as insti- - cuen<;ia principal -que no es sino una
Dejemos de lado entonces el discuti­
ducción de la cul tura y de la propiedad tucioncl ni siquiera necesitan ser consu- repetición casi textual (celo que hay de
ble sistema de referencia sociológico (el
privada en otra esfera». Para Hegel, tan­ madas, puesto que existen desde siem: . virtualmente universal en sus intereses
«Sistema de las necesidades») que pro­
to como para los fisiócratas del siglo pre. S in: embargo, queda en pie una im--- particulares�>)- como por la secuencia -
pone Hegel. En la sección consagrada al
XVIII, tal introducción s igue siendo portante distinción entre las clases sus- siguiente: med iante la institución, ccad­
Estado, definirá de manera más general
eminentemente sospechosa a unque re­ tancial y universal por un lado, y p-or ·- quieren la conciencia de sí». Esto remite
«la universalidad objetiva», «la poten­
conozca que los defectos de la clase in­ cia de la razón en la necesidad», «en
otro la <Hase industria l . Lo que todas las a la crítica del derecho subjetivo y de la­
dustrial se deben no solo al «lujo», el una palabra, las instituciones» (pará­
clases alcanzan inmedia tamente, es «la ,noción misma de subjetividad. Ya en la
individúal idad ex trema consciente y vo- introducción, Hegel hablaba de «esta
«despil farro» y la «aparición de una ple­ grafos 263, 264, 265).
be», sino también «a la continua meca­ luntaria>>. La universal idad, en cambio, fuga ante todo contenido corno ante una
nización del trabajo». En sus obras ju­ «Los individuos de la colectividad como yá se ha visto, no se da inmediata- l imitación», asimilándola a «la l ibertad
veniles, Hegel percibió la func ión que son a su vez seres espirituales, por lo mente s�no a las dos clases que partid- negativa>) « l a l ibertad del vacío». Para
cumplía la «mecanización continua del cual contienen los dos elemen tos: la in­ pan d irectamente en la vida del espíritu, s�pera.r este momento_de la l ibertad abs-
trabajo» dentro de la esfera industrial. dividua l idad extrema consciente y vo­ a través: de la pertenencia a las institu:- .tracta, conviéne «Concebir la ñegatividad
Veinte a ños más tarde, no ve en ese luntafia, y la extrema u n iversalid ad que ciones Y, la identificación
con ellas. La-- - inmanente en lo universa- l- o· en -io idénti­
fenómeno una «sustancia>>, ni siq uiera conoce y quiere la realida d sustancial, y clase industrial debe pasar por las cor- co, como en el yo». ·«La autode-termi­
un accidente, porque no relaciona la por consiguiente alcanza n la justifica- · poraciones. nación del yo consiste é n ponerse a sí
mecanización con otros accidentes para ción de ambos aspectos solame nte si son Aunque Hegel parece ·indicar aquí mismo en un estado que es la negación
descubrir la <<Sustancia» de la actividad activos, tanto como personas privadas que tanto la institución como la corpo- del yo, por ser determinado y l imitado,
industrial . Sus reflexiones sobre la legi­ cuanto como personas sustanciales. Por ración son un «medio», una mediación, y en seguir siendo sí-mismo (... ) El yo
timidad de l a corporación percibida ello, en las dos esferas mencionadas no se debe olvidar que la relación con se detenuina en = tanto· es relación de
las instituciones no es la misma cuando negatividad consigo mismo». Más ade­
como la única cosa <<establecida», por­ l legan a la primera rea l idad en fo nru: se es agricultor o funcionario que cuan- lante, al estud iar el paso de la moralidad
que está «reconocida legalmente>>, per­ inmediata, por una parte y por la otra, a
miten que se manifieste el conservadu­ la segunda merced a dos medio s: en las do se es miembro de la clase industrial. subje tiva a la moralidad objetiva, Hegel'
rismo que orienta su obra. Sin embargo, instituciones, que son l o virtual mente E l trabajo de la tierra y el servicio del establece que la universalidad y la obje­
el hecho de que Hegel haya visto en la �niversal de sus intereses pa rticulares, Estado llevan a comunicarse d irectamen- tividad son totalidades relativas, que de­
corporación una encarnación del espíri­ tienen la esencia de su conciencia de sí, te con lo universal el trabajo industrial ben ser integradas en la totaiidad, como
tu infinito en l a materia finita de la pro­ es solamente una ; «ocupación dirigida constitutivas de la volur.!:ad subjetiva:
y en la corporación ellas l es procuran
ducción industrial no le quita el mérito hacia un objetivo un iversal», a condi- «La. integración de esta'?. dos total idades
ción de que ese trabaj o esté organizado relativas en la identid�d absoluta está ya
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El análisis institucional 31


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es el acto de salir del p unto de vista del yentes entre sí y con la divinidad. En el
cumplida en sí cuando, justam ente, la con la madre, y como «manteniéndose
Estado hegel iano tiene, por el contrario,
-
contrato -que es el de la persona a_utóno­
· certidumbre subjetiva de s� desvanecién­ igual a sí mismo», en tanto se le 4<3tribu­
ma, en su individual idad propia- para la función de garantizar «la conciencia
dose en la vanidad, ha deveni do idénti- yó» ser a su vez el objeto de identifica­
d ca a l a universa lidad abstracta del bien». ciones, y en tanto le resulta imposible superarlo. El matrimonio es, junto con de lo inmutable», «en medio del cambio
í la propiedad del suelo, la base de la universal y del desvanecerse de los ob­
El sujeto no está dado antes de la no aportar él mismo .respuc;:stas, como
� . sociedad civil, aquello mediante lo cual jetivos correspondientes a los intereses
institución ni a pesar o en contra de ella, sujeto, al deseo del otro. Revoltijo de

� sino que se da en tanto. es insti tuido. El identificaciones»: aquí es casi aplicable esta queda instituida de manera penua­ y a las prop iedades reales». Su función
. nente en el marco del Estado. transpol ítica es p roporcionar una garan­
ejemplo del matrimonio y de _la CamiJia esta definición del yo que da un ·psicoa­
� l. .
,
sirve para probar, contra las teo nas con­ nal ista. Desde la perspectiva hegeliana, · El Estado mismo, « instituido por la tía trascendente a la propiedad p rivada
. exigencia de la necesidad subjetiva» y como base «real» de la sociedad .
,,� tract1:13les que consideran «la persona diremos que el yo no es la suma indeter­
«razón realizada>>, nunca podría tener Las sectas o ideologías no instituidas
1 autónoma en su individualidad», que minada de las identificaciones sino el
sola ii1ent.e la familia es una persona sus- proceso pem1anente -por siempre incon­ como base un contrato social. Su legiti­ comparten el infierno hegeliano con los

��

· f
tancial «cuyos miembros son los acci-
.
dentes». Pero, ¿cuál es el vínculo social
cluso, indetenninado- que consiste, no
en negar esas identificaciones, s ino en
midad trasciende tanto las formas de la
justicia como los avatares del consenso.
«embrollones del l ibre arbitrio» y los
«Caballeros andantes» que pretenden
La Constitución no es u n acto contrac­ cuestiona r lo instituido para conferirse

�s
que liga esos accidentes para cons tituir ponerlas ·en un estado que es la nega­
una sustancia? Es la identificación de ción del yo. El yo es l a nega tividad que tual que liga al soberano con los súbdi­ una función insti tuyente. «El &tado no
"-- tos, n i tampoco -como sostiene Rous­ cuenta con las prestaciones volunta rias


las persona lidades», que no es sino «el opera dentro de la institución como sis­
espíritu moral objetivo». tema simból ico de relaciones consigo seau- un acto que l iga al sobcra.no (el y arbitrarias (por ejemplo, la jurisdic­
pueblo) cons igo mismo. L1s «instilu- ., ción ejercida por los caballeros andan­

Este proceso de identificación, que mismo (entendemos por sistema simbó­
da su fundamento a la fa milia, dándose­ lico los diversos grados o momentos de ciones forman la Constitución, es decir, tes))), porque d ichas prestaciones son

¡�
• ...J

lo al mismo tienipo a los miemb�os- de la estructura l ibidinal dentro de un siste­ la razón desarro llada y real izada en lo «vol untarias» y «subjetivas», y por lo

esta como vol unlades subjetivas, no deja ma de fo mms sociales, donde la famil ia particular y son, por consiguiente, la base ta nto susceptibles de p roducir un proce­
[::J de evocar el proceso de identificación es a la vez el núcleo s ubjetivo e imagi­ firme del Estado>>. La rel igión es una de so contractual. «En cuanto a l servicio
que Freud util iza. para establecer la exis­ nario). El yo es un revoltijo de institu­ . estas . instituciones a condición de q ue del Estado, el extremo opuesto de los
,,::J tencia de una �<estructura · l ibidinal».<24> ciones . acepte p recisamente su papel de institu­ caballeros andantes sería el caso del ser­
...._,
Más en general, nos sugiere la ·idea se­ La util ización del concepto de insti­ ción en la estruétÚra general o «Consti­ vidor estatal que estuviera ligado a su
-�
gún la cual las instituciones reproducen tución y la existencia en Hegel de un tución». El Estado, «cuya organización servicio por - la necesidad subjetiva, sin
J s imbólicamente en los momentos del modelo institucional (a fal ta de una ver­ está consumada», «no tiene que ocupar­ verdadero deber, y de igual modo sin
� · Estado y de la sociedad civi� el sistema dadera teoría de las instituciones) per­ se del contenido [de la religión], ya que derecho». Es que el «Servicio del Esta­
de parentesco objetivado en el momen­ este se refiere a la intimidad de la repre­ do ex ige sacrificio y ..da el derecho" de
mite comprender la querella entre el de­
to de la familia. El lugar que Hegel asig­ recho subjetivo y el derecho o bjetivo: la sentación». Las formas de vida rel igiosa encontrar sa tisfacciones "en el cumpli­
� que «Creen poseerlo todo irunediatamen­ m iento del deber, pero solo en él">>. Por
na a la negatividad en la constitución respuesta de Hegel a Rousse au es, para
J del yo es aquí esenciaÍ: «relación de utilizar tém1inos que empleara Renard te, en vez de imponerse el trabajo de úl timo, «la s ituación de funcionario no
� negatividad consigo mismo», e l yo se más de cien a ños después, que «lo elevar su subjetividad al conoc imiento es una situación contractual, aunque háya
constituye, en la estructura libidinal, institucional tiene primacía sobre lo con­ de la verdad y al saber del derecho y del un doble consentimiento y una presta­
� como_ ·«determinado y limitado» a la vez tractual». deber objetivos» no son más «que abo­ ción de ambas partes». En esto se debe
por las identificaciones con el. padre, Hegel experimenta « horror» ante la minación y necedad>>. La religión nada interpretar que el consentimie nto nada

. manera en que Kant establece una rela­ tiene que decir en cua nto a la política. tiene de contingente, y que las p resta­

ción entre matrimonio y contrato. Se­ No debe dejar ningún lugar a una visión ciones recíprocas tienen «Un valor abso­
24 Vease infra, segunda parte, Vinculo social y vinculo
gún él, por el contrario, el matrimonio contractual de las relaciones de los ere- luto»: a d i ferencia de lo que ocurre en
lividi a.al en F!eud. _ .
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El análisis institucional 33
F 32 René L our au
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fo del Estado y en otros «servidores» y res industriales), no se ve claro de qué que se reprocha a los judíos se habría
u n contrato, no son objeto de negocia­
«funciona rios» que encuentran en ella manera el pueblo -o el servidor- logra­ conservado, en cambio, convirtiéndose
ción ni de transacción. La idea absoluta
su única sa tisfacción legítima. De igual ría otra condición que la de la animalidad, con toda razón en una responsabilidad y
no se rebaja a regatear con lo particular.
l a perpetua infancia, el salvajismo o la un oprobio para el Estado que los hu­
Solamente el Estado posee el saber, in­ modo, el amo necesita de su servidor,
locura. biera excluído, porque este habría nega­
cluso ante la religión. El pueblo, por su así fuera solamente para ponerse como
parte, <<representa la parte que no sabe amo «del otro yo como de un yo supri­ Ahogado en la negatividad pura que· do entonces su principio, la institución
lo que quiere». «Saber lo que se quiere mido»,<U> amo de su propio deseo con­ no equivale a la «Nada» de Heidegger<l7) objetiva de· su poder». Esta frase, grávi­
( ...) no corresponde al pueblo»: en tales siderado como «destructor» («en senti­ -el individuq sería incapaz de a lcanzar da de resonancias históricas, inspira al­
condiciones, ¿cómo podría el p ueblo es- do absoluto», precisa Hegel). Más allá siquiera la finitud de su particularidad gunas observaciones:
• tablecer un contrato con la «pa rte que de las antinomias que no amenazan la (como suma de detemiinaciones, pero
· sabe» (el poder), y menos aún consigo existencia de la institución filosófica ni detemlinaciones humanas). En los con­ a. La Separación (segregación), se­
mismo en cuanto «soberano», en el sen­ la existencia de la institución estatal , el fines de la animal idad, «en los confines gún Hegel, tiene una real idad de la que
tido de Rousseau y del derecho subjeti­ paso de la negación a la contradicción de lo inno mbrable», el individuo sería a veces resulta dificil detenninar si es
vo? El pueblo es lo inconsciente, es el permitirá a Marx invertir el sistema «lo que plantea a Ed ipo su problema, el subjetiva u.objetiva. ¿No pertenece aca­
deseo (puede reconoce rse la influencia hegeliano para hacerle decir lo contra­ lugar de donde surge el enigma que con­ so, en cuanto estereo tipo étnico mante­
1
de la ética protestante, cuya filiación rei- rio de Jo que estaba destinado a expresar vierte a es te en el elegido del destino nido en la psicología colectiva por una
. vindica Hegel, y que Weber relacionará ( . . .) la imagen heteróclita de la Esfin­ falta de «responsabil idad» y un «opro­
1 según la intención de su creador.
luego con el espíritu del capitalismo); ¿En qué sentido la lógica hegel iana ge» .(::!&) bio» del Estado, al dominio de lo insti-
1 pero entonces, el pueblo es también la se v incula con el concepto de institu­ Esto es lo que Hegel ha percibido en .. tuido? Al mismo tiempo, el contenido
nega tividad actuante en la h istoria y en ción? En el sentido de que la relación de el análisis que ded ica a los cuáqueros, a del concepto de institución ya no sería
el Estado. Con esto entendemos, desde negación del yo consigo mismo, con sus Jos anabapristas y sobre todo a los j u­ precisamente el que Hegel le asigna en
la perspectiva h egeliana, que el Estado determinaciones -relación constitutiva díos, en tanto comunidades rel igiosas los pasajes antes c itados. El j ud ío no
necesita de su negación -el pueblo- para del individuo según Hegel- supone que que no cumplen, en apariencia u objeti­ posee el «derecho a lo singular»;<29l ni
' ponerse como razón, como saber. el concepto de negatividad debe ser con­ vamente, sus deberes hacia el Estado. siquiera a lo particular. Es el hombre sin
Si las instituciones ya están dadas, s i siderado en su relación con la universa­ Las p ro testas que se elevan contra cualidades: no tiene las determ inaciones
el Estado está ya-ahí, constituido, y no l idad: si la constitución del individuo no los judíos como grupo extranjero dentro que pemliten reconocer en algo particu­
como objeto de una actividad institu­ fuera universalmente «negativa», habría del Estado, subraya Hegel, «olvidan que lar la postulación de lo universal .
yente y consti tuyente, es porque la con­ una parte de la sociedad compuesta por en p rimer l ugar son hombres, y que esto Mejor dicho, tiene una sola particu­
ciencia, y la filosofía como una con­ individuos, y otra parte (a la que «no no es una vana cualidad». Otorgar dere­ laridad, que lo «singulariza» y destruye
ciencia más amplia, solo se instauran en corresponde saber») que nunca podría chos civiles a esta .comunidad es, sostie­ las demás detenuinaciones: es judío. Es
la negatividad. Pero si la conciencia de alcanzar la condición de individuo, y ne, el «gem1en infinito que, indepen­
sí se pone por negación de la alte­ menos aún la condición de «persona au­ d ientemente de cualquier otro, produci­
ridad,<25l e l Estado no podría ponerse a tónoma». rá la deseada asimilación en el pensa­ 27 «Porq� la NadJt es la negación de la to��Jlidad de lo ·

miento y en los sentimientos». aistclk lo o:istt!llle puro y simple ( ) La Nada es


su vez en la negación de su al teridad (el
rw
S i n esta referencia o pertenencia uni­
•..

originariamente anlerior al "no" y a la negacióO». M�


«pueblo»), porque el saber absoluto no versal inmed iata (y no mediada a través Prescindamos de la ilusión -típica del Ht!idegger, Qu'est-ce que la métapbysique, París,
se piensa a sí m ismo, sino que está obli­ de la corporación, como parece preten­ derecho positivo- que l leva a Hegel a GallinUJrd, 1951, págs. 26-27.
gado a delegar esta tarea ... en el filóso- derlo Hegel cuando menciona la par+.e formular una profecía desmen�ida por
de la sociedad compuesta por trabaj;,do- hechos horribles. Dejemos en cambio 28 R. Ortiga, CEdipe afri01in París, PIOfl, 1966.

q ue él m ismo establezca los limites de


25 Propédeutique philosopllique, 11 curso, parágs. 25- 29 Pllénoménlogie de !'esprit H�gcl utiliza esta fórmula
28: eLe JJ.sir». su s istema del Estado: <<La separa ción respecto JeAn.tígotlll .
26 !bid., parág 35.
El análisis institucional
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__ ____

1
.,

·� Ia negativ idad pura, que no actúa sobre faz ocul ta de la institución, de donde se
Aparece aquí una imagen invertida Desde el punto de v ista teórico, l a
de la p aradoja «subjetivista» de Rous­ . querella ideológica dirigida eontra Hegel
·��; ninguna positividad, gira eil el vacío y h� eliminado el derecho subjetivo, pero '
1 seau: e n Hegel no se sabe, en definitiva, se resume en los dos problemas siguien­
está excluída de la dialéctica. El Estado sin que se lo reemplazara por una visión
� mismo se encuentra entonces, paradój i- coherente. Hegel tiene el mérito de ha­
\ si l a existenCia del Es tado legitima l a tes:

existencia del filósofo del derecho, o l a a. La · distinción entre · objeto real y




camente, e n l a posición reservada al ber definido, con más fuerza que nadie
\
\
ftlosofía del derecho legitima l a existen� objeto de conocimiento. Tanto los de­
«pueblo», <<que no sabe lo que quiere», el momento de la universalidad del con­
cia del Estado. . fensores como los detractores del Esta­
ya que conserva en sí elementos extra- cepto de institución. Sin embargo, a fuer­ \
� �� La filosofía del derecho de Hegel ha . d o hegel iano aprovechan la confusión
'

ños, negándose simultáneamente a ex- za de querer destruir el gern1en mismo



1,);_ 1 cluirlos y a int�grarlos. La contradic­ del derecho subjetivo (responsable de la
dado lugar a interpretaciones desfavora­ e ntre a mbos conceptos: aquellos niegan
bies. En estudios realizados en Francia q u e Hegel describa el Estado prusiano,
'�l ción es flagrante: eljudío, como el de- Revolución Fra ncesa y de futuras ame­
se ha intentado dar u n viraje. recordan­ o b ien aseguran que el autor hizo obra
seci, es «destructor» del Estado en cuan­ nazas para las bases socioeconómicas
'� do que Hegel describe un objeto rea l, el «positiva» sin pretensiones de idealizar
to real ización de lo universal. EI I;.stado del Estado); a fuerza de ocul tarse que
¡
Estado, sin por ello formula r un juicio lo real, limitándose a describir lo que
� a n tise m i ta , o q u e to l era ta n to e l esta «abominación» roussea uniana era
\'l .
de valor sobre él, y también que sus veía. Por su parte, los de tractores pre­
a ntisemitismo como la comunidad ju-
\
parte i ntegrante y nonnal de la evolu­
tomas de posición suelen ser muy libe­ tenden que Hegel hipostasía las institu­
·� � d ía , es el enigma, la &tinge que in terro­ ción de la sociedad burguesa, es decir,
i rales para su época. No obstante, cabe ciones del Estado burgués . (prop iedad
ga a la filosofía hegel iana del Estado.
'? b. El principio del Estado, «la insti­
la nega tividad propia del sistema socia l
de l a burguesía (lo que más tarde Marx
señalar que Hegel consideró la corpora­
ción como la fonna singular donde po­
privada, herencia, fa milia, burocracia,
e tc.), o bien le reprocha n no haber visto
;.� tución objetiva y su poder», es derrota­ denomina rá. contrad iccio nes inherentes
d ía encarnarse la idea universal, lo cual.. con suficiente claridad lo que tenía de­
! do por la aparición y la persistencia de al modo de producción capita l ista, con­
no constituye una «descripción objetiva lante el cuestionamiento de las institu­
:.� las comunidades no integradas, y por la tradicciones que en la época de Hegel
del Estado positivo (las corporaciones ciones tradicionales mediante la in�rusión
J:J respuesta que el Estado ofr�c� a este era n todavía poco perceptibles), Hegel
. habían sido suprimidas por la Revol u­ de las nuevas formas económica y so­
1 problema. S u «poder» llene l umtcs, y la no advirtió que, para «real izarse», c·l con­
c ión Francesa), sino una evaluación ciales (la manufactura y la fábrica). En
·::� institución estatal, en su objetividad, no cepto de institución debía a rticula rse ple­
práctica, para utilizar el vocabulario de v e r d a d , como s ucede res p e c to d e
1. s iempre logra reqnir los tres momen tos
..,_
, namente en sus tres momentos, y por
1 '� de su concepto. La teoría del derecho consiguiente incluir la singularidad y la
Max 'Weber. Además, la integración del Ro usseau (y de Marx), l a d i ficultad para
momento de la particularidad en el con­ i nterpretar el sistema hegeliano consiste
:.� o bje tivo encuen tra aquí una de sus 1 particularidad ta nto como la u niversa l i­
i aporías. Aunque Hegel agregue, de ma­ cepto de institución supone una acción e n q ue, para entrar en su d iscurso, para
dad. Ahora bien, es demasiado evidente
:� nera tranquil izadora, que «la conducta instituyente de todos los miembros de la percibir en él algo más que una adtilira­
que, al hipostasiar la «ins titución objeti­
j ::;de los gobiernos se ha manifestado sa­ va» del Estado y «Su poder», la génesis
sociedad civil, incluyendo a los proleta­ ble construcción, el le�to r . debe estar

i '' � bia y digna>>, sabemos que, más allá del rios y a los judíos, pero Hegel al con­ fuertemente comprometido en el pro­
conceptual de la -institución queda des­
,��problema judío, muchos Es tados mo­ fund ir el poder instituido del Estado con blema que Hegel ha «resuelto» positi­
virtuada por una génesis temporal im­
� demos no logran absorber detenninadas la única acción social legítima, arroja la vamente la cuestión de la legitim idad
pli'cita y totalmente arbitraria, donde se
\\'-.isegregaciones raciales, ideológicas, na­ masa del pueblo á l infierno de la pura del Estado. .
considera al Estado como origen y como
� iona les, etc., en las fonnas modernas negatividad. Esta masa no tiene espe­ b. Las relaciones entre lo que Weber
fin en nombre de una visión seudohis­
'' � de la ideología esta ta l (democracia, igual­ ranza de alcanzar la universal idad si no l l ama «valoracio nes lógicas» y «valora­
tórica de la génesis institucional, y de
"�ad de derechos cívicos, patriotismo, es sometiéndose al orden instituido bajo cio nes prácticas»: Las primeras se refie­
una visión ideológica que identifica el
-oa rticip ación , e tc.). La conce pción las fo nnas in tangibles de las institucio­ ren � la coherencia del objeto de conoci­
hecho (los sensibles progresos del poder
"�egeliana del derecho, cuya base y cul­ nes burguesas y de la organización capi­ miento, las segundas, a la coherencia
del Estado en la época de Hegel) con el
,,�ninación es la teoría del Estado, deja al talista del trabajo. del objeto real . La valoración lógica es
derecho.
�descubierto una gran oscuridad, toda una una crítica « i nmanente» que se mantie-
\ '-.�
�� }
y�;�t�� : =
;
· ; '_ : ·
�� René Lourau

1 . .
.
- · - ------ .
.

a del La crítica d e Marx y los marxistas a .


' ne dentro del sistema de referenci
1 ració n prác tica Hegel subraya esa «astucia» d e la razón,
objeto estudiado; la valo
se sítúa dentro del sistema de referencia que ya fue señalada: si el fdósofo del
de quien evalúa. La d istinción entre am­ Estado hace existir al Estado como con­

• . bas clases de valoración es ind ispensa­ cepto, también es el Estado l o que ase­

ble, pero suma mente difícil. Hemos vis­ gura la existencia del filósofo del Esta­
to, a propósito d e los judíos, que Hegel do (y del filósofo de Estado) como es­
� pro.Po nia, a guisa de valora ción lógica
·
pecialista patentado.
! sobre la actitud racional del Estado con
.

� respecto a esta minoría, una apreciación La filosofía del derecho en general,


1r .
.

«liberal» q ue la convierte en aprecia- y en particular l a filoso fía del derecho


: ción práctica . Cabe decir que la valora­ de Hegel, señalan uno de los problemas
l . c ió n l ógica corre e l riesgo d e ser que debe plantear el análisis institucional
1 identifica toria," en la medida en que se como cuestión p revia a toda construc­
t
.

· «adhiere» a l sistema de referencia del ción teórica y a toda apl icación práctica.
t objeto e s tu d ia d o . Es así como e l Esta cuestión -que la sociología institu­

1: . racionalis mo mórbido cree hablar e n


nombre de una razón universa l, intem­
. pora l y d ese nca rna da, como si l a
cional isL1 y también las demás escuelas
sociológicas se esfo rzará n por resolver­
es la del (<misterio de la institución»,
¡· racional idad no hubiera entrado, en todo como d ice Gco rges Renard. El misterio
� momento, en lo institucional y lo in- de l a institución, más tarde explorado
1 consciente. A la inversa, el rea l ismo por la a ntropología, queda i ntacto en la
1 n órbido acecha a q � iénes � centúa. el
� .
reflexión hegeliana. ¿Es la institución
� • vmculo e ntre valorac10n log1ca y valo­ según Hegel un objeto real o un objeto
! : ración práctica : al valorizar las rclacio­ de conocimiento? ¿Una forma social o
J. . nes entre práctica teórica y práctica so­ una fonna de la rcprcse'htación? ¿Un
j cial, se p ierde de vista la necesaria - elemento de la ideología, como persis­
l aunque muy rela ti�a- autonomía de l a ten en pensarlo la mayoría de los mar­
l razón frente a los detenuinismos socia­ xistas, o una «cosa», un «hecho social»,
l les. En situaciones lú11ite, se observa una en el sentido durkheimiano?
1 identificación total de la racional idad con Como se verá, la filosofía francesa
11 las instancias institucio1_1ales cuya fun- del derecho propone, con Hauriou y
1 ción es representar la universal idad (gran Renard, una tenta tiva de síntesis e ntre el

1
¡ parte de l a investigación científica con- derecho subjetivo y el derecho objetivo,

ji
temporánea es legitimada y/o financia­ entre Rousseau y Hegel.
da solo por intem1edio del poder esta­

!
¡ blecido), o un rechazo de la identifica-
ción tan grande que la identificación se
i. desl iza hacia l a incoherencia y el
' autismo.

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