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Cuando los cielos contaron su gloria.

Los Cielos estaban un día contando la gloria de Dios, y los hombres no vieron hacia arriba sino que
se sumergieron en lo que están acostumbrados, en sus diferencias y en las consecuencias de sus
actos, por su indiferencia al creador del Universo tuvieron que llorar impotentes ante la poderoso
estruendo de los cielos sobre los montes y los valles.

Algunos pocos pudieron ver los grandes actos de su misericordia, muchos, decidieron convertirse
en verdaderos constructores del reino, y otros acostumbrados a ser parásitos espirituales, se
dedicaron a lo de siempre, a derribar, a renegar, a vivir sin perdonar, dejaron de disfrutar cada
detalle de la gloria de Dios sobre ellos y sobre los demás y en lugar de dar gracias por ser
bendecidos, alzaron la voz de serpiente para lanzar veneno, destruyendo al que podría convertirse
en un constructor y reparador de vidas en un ser más contaminado por su veneno.

Al ver la gloria de Dios venir, las águilas alzaron vuelo, y se dejaron notar para los que vieron hacia
arriba, contemplando por la fe los cielos abiertos, guiaron a los ciegos hacia el horizonte, llenando
de esperanza al que la perdió, los misericordiosos dieron pan al hambriento y abrigo y techo al que
no tenía.

De en medio de la oscuridad, en el mundo no visible, surgieron los atalayas y los que hacen
vallado, los que laboran en la intimidad del monte del Altísimo, defendieron la causa, sufrieron en
silencio, quebraron saetas, limpiaron a muchos, y a muchos ayudaron a llegar al rio, su voz llego al
cielo y lograron despertar a muchos de los que ya se había perdido la esperanza de verlos levantar
su estandarte.

El orgullo hizo de las suyas por muchos días, pero también fue estrellado al ser lanzado desde lo
alto del monte y con él a los que se deleitaban en sus malicias, los violentos, volvieron a ponerse
de pie, aun con miedo, con muchas interrogantes en el alma, volvieron sus espadas contra las
tinieblas, y la vergüenza de su pasado, y vieron caer a muchos enemigos de la manifestación de la
Gloria de Dios.

Así también el vientre de los que dudaban de la providencia divina fue saciado de maneras
milagrosas, y los que sembraron por años en justicia vieron su misericordia surgir en cosecha de
bendiciones para sus vidas y su entorno, se volvieron como árbol que atrae la lluvia, lluvia que
bendice y hace productiva la tierra.

Y lo que pareció un acto de abandono, para unos, para otros se volvió la posibilidad de
encontrarse en la soledad con aquel que es un verdadero padre, amigo y compañero fiel, haciendo
que lo hostil se convirtiera en el tiempo de aprender nuevas estrategias, y búsqueda de nuevas
posibilidades para dar y no para esperar, para producir antes de esperar recibir.

Bendita la Gloria de Dios que cayo para quedarse y someter al hombre que solo piensa en sí
mismo, y fortalecer al que conoce los propósitos de su llegada sobre si y sobre los hombres de la
tierra, porque vivirá con esperanza, disfrutara el proceso, y será agradecido de llegar al final de su
camino por no vivir en ignorancia y haber invertido su vida en decisiones que trascendieron para la
eternidad.

01-06-2020 2.21 Pensamientos desde la Casa de Esteban, Por el distinguido señor Luis Esteban
Barrera Figueroa.

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