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JUDICIALES

EN LA HABANA
PUBLICADOS

MADRID:
JMPKENTA BE D. E . AGUADO, BAJADA DE SANTA CHUZ.
P a r a instruir á la Nación, á las Cortes, al
Gobierno y y á los Tribunales supremos de cier-
tos abusos que en la Habana aflijen la admi-
nistración de justicia, publicamos los adjuntos
documentos que nos lia remitido una persona
respetable. L a esclavitud de la prensa en aque-
lla isla no tiene, como otros recursos judiciales,
ningún seguro respiro sino en la península. A
tanta distancia es forzoso venir para exhalar
una queja, ó invocar el auxilio de la opinión.
También daremos á luz sucesivamente los de-
mas trámites y resoluciones que recaigan sobre
este altercado. Pío queremos fascinar ni preve-
nir el juicio de nadie: los hechos y los com-
probantes hablaran por sí solos. Esta conducta
circunspecta no nos salvará todavía de que se
nos imputen ideas subversivas, conspirado-
r a s , ó de rebeldía, como no ha mucho era la
usanza en aquel pais de paz y de sin par fide-
lidad.

Madrid 1 3 de A g o s t o de 1 8 4 1 .
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D o n José P é r e z de A l d e r e t e , en la causa que el caba-


llero Síndico procurador jeneral p r o m o v i ó sobre n u l i -
dad de la venta del negro José, del modo mas c o n f o r m e
á d e r e c h o , d i g o : Q u e por una feliz casualidad todavía
no ha llegado á pronunciarse la sentencia definitiva, no
obstante haberse satisfecho ha largo tiempo las costas
q u e se han causado. El actual Síndico procurador del
c o m ú n creyó conveniente pedir los autos, á fin de i n s -
truirse de los derechos que se han supuesto al siervo, y
sin duda n o los encontró esclarecidos ni justificados, t o -
da la vez q u e solicitó la suspensión del fallo definitivo,
promoviendo la celebración de una concurrencia, con el
propósito de terminar en ella este mal intentado p r o c e -
dimiento, lo que á mi entender no es tan fácil de reali-
zarse.—Basta la simple lectura del proceso para c o n v e n -
cerse de q u e debe su orijen á pasiones mezquinas y
miserables, y q u e los derechos del esclavo han sido el
pretesto á q u e se ha acudido para satisfacerlas. Deseo
que V . E . no pierda de vista esta reflexión, con el fin
de que se penetre de la exactitud que contiene la q u e
paso á h a c e r . = C o n o c e en estos autos c o n el carácter de
asesor el Sr. Majistrado de la Real Audiencia Pretorial
D . Jaime María de Salas, Majistrado en mi concepto
acreedor á la buena reputación de que goza, c o m o lo
acredita el hecho de haberlo yo consentido cuando p u -
de recusarlo. A ú n puedo hoy usar del remedio de la r e -
cusación, mas no inspirándome la mas leve desconfianza
el Sr. Salas, quien juzgaria conforme á lo alegado y p r o -
bado por las partes, y siendo tan claras y completas las
pruebas q u e he suministrado, al paso que las promovidas
á n o m b r e del siervo carecen de este m é r i t o , pare'ccme
innecesario aquel r e m e d i o . Los temores q u e tengo p r o -
vienen de otro motivo. Colocado el Sr. Salas en u n T r i -
bunal superior, y celosas nuestras leyes y el Reglamento
de justicia de que los Majistrados q u e se hallan en
igual caso no intervengan en mas asuntos sino en aque-
llos q u e corresponden á la Audiencia, dados los elemen-
tos q u e han concurrido á la formación de este j u i c i o , y
la malicia de los litigantes, es de presumirse q u e c o n -
sultada la sentencia por su Señoría al establecer las p a r -
tes recursos contra ella para ante el Tribunal superior
de este Juzgado especial de la Real Casa y Patrimonio,
es de presumirse, r e p i t o , q u e usen del de nulidad, n o
obstante haber consentido al dicho Señor Salas. Este ó
cualquiera otro recurso emanado de semejante causa m e
ocasionarla graves perjuicios q u e quiero evitar en t i e m -
p o ; y para lograrlo = A V . E. suplico que se sirva d e -
clarar espresamente si el Sr. D . Jaime María Salas, por
su carácter de Majistrado de la Real Audiencia, debe
continuar consultando en este asunto, á fin de evitar
en lo sucesivo dudas y contiendas perjudiciales; por ser
de justicia, que p i d o , jurando no proceder c o n m a l i -
cia, &Lc.=Jose Pérez de Alderete.—Licenciado José Ma-
ría de la Paz Morejon. — Presentado ante m í por la
misma parte hoy después de las doce del dia. Habana y
Marzo veinte y seis de mil ochocientos cuarenta y
u n o . — Ferrety. = Habana y Marzo veinte y siete de mil
ochocientos cuarenta y u n o . = P a s e al Sr. Oidor Asesor
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general del Juzgado para lo que corrresponda. — Val-
de's.— Martin de. Ferrety. mEsCMO. S R . r r D e l i c a d o es el
recurso que antecede del Sr. G e n t i l - H o m b r e de Cáma-
ra D . José Pérez de Alderete, y para m í m u y sensible,
aunque f o r z o s o , consultar á V . E . sobre la nulidad ó
irregularidad de asesorar los Sres. Ministros de esta A u -
diencia en Juzgados inferiores ó de primera instancia,
c o m o el de la Real Casa y Patrimonio de q u e soy t i t u -
lar. P e r o antes q u e todo debo satisfacer la exijencia de
V . E. y de mi ministerio, dejando á u n lado las consi-
deraciones personales q u e tan respetables togados m e
m e r e c e n . — E n todos tiempos las leyes, asi de Castilla c o -
m o de Indias, prohibieron á los Oidores, por el alto d e -
coro é independencia de la toga, descender á otro c í r c u -
lo de negocios q u e los distrajese ó rebajase, y por eso
los dotaron suficientemente. E n el dia, por los p r i n c i -
pios constitucionales del Reglamento de Justicia de 2 6
de Setiembre de 1 8 3 5 , mandado observar aqui en todo
lo posible por el artículo 7 del real decreto de 18 de
J u n i o de 1 8 3 8 que erijió la Audiencia de la Habana,
es mas incuestionable que sus Ministros, aunque n o
fuesen en tan escaso n ú m e r o , n o deben salir de su es-
fera superior y única de juzgar en segunda y tercera
instancia las apelaciones de los Juzgados ordinarios de
su distrito y algunos m u y marcados asuntos, y m u c h o
menos complicarse en responsabilidades con otros letra-
dos subalternos, á quienes se asocian en los Juzgados de
f u e r o , tal vez c o n m e n g u a de la libertad que esos l e -
trados n o p u e d e n contar en compañía de sus superiores.
E l sublime sacerdocio de la toga n o debe desempeñarse
sino en su templo, q u e es la A u d i e n c i a , y el buen s e n -
tido basta para conocer la disonancia q u e trae la aseso-
ría de los Sres. Majistrados de ella en otros Tribunales
o comisiones. A u n á los mismos Sres. Presidentes p r e -
viene la ley 11 del título 16 del libro 2 de la R e c o p i -
lación indiana, n o encargar á los Jueces de las Audien-
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cias de comisiones ni oirás ocupaciones, si no Juese en
casos de macha importancia y que convenga no fiarlos
de otras personas. P o r eso desaprobó S. M . la Asesoría
de la Presidencia que el E s c m o . Sr. antecesor de V . E .
confirió al Sr. Oidor D . Pablo P a z , devolviéndose los
negocios á los Sres. Asesores del Gobierno. = El m e n -
cionado Reglamento de Justicia, desde su artículo 1.°, ya
fija ese espíritu esclusivo respecto de los Jueces ordina-
rios y Oidores: ninguna comisión, encargo ni i n t e r v e n -
ción les permite fuera de su precisa y determinada e s -
fera judicial. 3Ni ¿ c ó m o podría sin ilegales y perniciosas
consecuencias relajarse esa escrupulosa circunspección
de los Sres. Oidores, cuando directa ó indirectamente
han de influir c o m o superiores hasta en las c o m p e t e n -
cias q u e en Ultramar ocurran entre jueces inferiores o r -
dinarios y juzgados ó tribunales privativos ó privilegia-
dos, c o m o espresa la atribución 5. de las Audiencias en
a

el artículo 58 del repetido Reglamento vijente? ¿Y p o -


drán ser conjueces ó asesores los Sres. Magistrados en
esos mismos tribunales privativos c o m o el del B u r e o , el
de la Capitanía General, el de Artillería, el de I n g e n i e -
ros, 8cc., debiendo fallar sus encuentros jurisdiccionales
c o m o superiores? Es palpable la contradicción, y en el
Juzgado q u e yo asesoro con real título n o m e parece
acertado t o l e r a r l a . = S o y , p u e s , de parecer q u e V . E. se
sirva cortar de raiz los nombramientos de Sres. Oidores
de esta Audiencia Pretorial para Asesores acompaííados ó
solos del Juzgado del Pical B u r e o , y por consecuencia
nombrar en lugar del Sr. D. Jaime María de Salas otro
togado ó letrado q u e no tenga impedimento para aseso-
rar á V . E. en este p l e i t o , abundando en esta Capital
m u c h o s de relevante opinión y probidad acrisolada. H a -
bana y Marzo 31 de 1 8 4 1 . — Escmo. Sr. = Bernardo de
Hechavarría. — Pasó ante mí. = Martin de Ferrety.
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H a b a n a y Abril 2 de 1 8 4 1 . = M e d i a n t e á que nunca


f u é mi mente q u e la precedente instancia pasase al s e -
ñor D . Bernardo de Hechavarría, q u e desde u n princi-
pio dejó de intervenir c o n el carácter de Asesor titular
del Juzgado por hallarse i m p e d i d o , sino que espresa-
mente previne pasase c o m o era natural al Sr. O i d o r Ase-
sor de ella, q u e lo es el Sr. D . Jaime María de Salas,
habiendo el actuario redactado acaso por equivocación
en diverso sentido el decreto del veinte y dos del mes
próximo pasado, q u e suscribí fiado en la fe del escriba-
n o y en las circunstancias de acabar de indicarle la f o r -
ma referida; estrañ'ándose ademas q u e el Sr. Hechavar-
ría haya consultado en u n espediente en q u e no tiene
ni puede tener el carácter de Asesor titular, cuando d e -
biera haber manifestado su inhabilidad legal, pase todo
en el dia al Sr. Oidor Salas, Majistrado de esta A u d i e n -
cia, q u e se halla entendiendo en el asunto, para q u e
me consulte lo q u e corresponda. — Valde's. —Martin de
Ferrety. = ESCBIO. S R . = E1 Sr. D . José Pérez Alderete
en su instancia presentada en veinte y seis de marzo
último pide se sirva V . E . declarar, si y o , atendido el
carácter de q u e m e hallo revestido de Majistrado de
esta Audiencia Pretorial, p u e d o ó no continuar consul-
tando en esta causa, c o n el o b j e t o , según se dice, de
evitar nulidades en ella y los consiguientes recursos q u e
pudieran interponerse no precediendo esta declaratoria:
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no está m u y seguro ele mi incapacidad legal cuando no
solicita, c o m o debiera en ese caso, de una manera t e r m i -
nante mi separación; en los juicios las partes deben p e -
dir una cosa determinada; jamás pueden exigir q u e el
Juez diga q u e sí ó q u e no sobre una duda propuesta:
es por lo tanto improcedente é inusitada dicha solicitud,
atendidos los términos en que se h a c e ; es además inútil
y no llena el objeto q u e se propone el q u e la deduce,
p o r q u e si V . E. declara q u e n o m e hallo i m p e d i d o de
consultar, si efectivamente la ley me lo p r o h i b e , no por
eso perderá el derecho de decir de nulidad la parte á
quien le convenga. Baste esto en cuanto á la i m p r o c e -
dencia é inutilidad de la instancia, y respecto del m o d o
irregular c o n q u e se ha propuesto. P e r o se trasluce
claramente que la parte es de opinión q u e debo ser e s -
cluido de la consulta, por ser manifiesta mi incapacidad
legal, cuya opinión sostiene también en su n u l o d i c t a -
m e n del treinta y u n o del mismo Marzo el Sr. D . B e r -
nardo de Hechavarría, á q u i e n contra la mente de V . E .
y su prevención terminante al escribano se pasó la e s -
presada solicitud del Sr. Alderete, y es de necesidad q u e
y o en la presente consulta entre de lleno en esta c u e s -
tión , esponiendo cuantas resoluciones soberanas puedan
c o n d u c i r á su resolución. Aléganse por el Sr. Alderete
c o m o fundamento de su opinión las leyes en jeneral sin
determinar ninguna, y el Reglamento de Justicia, q u e
sin duda debe ser el provisional de veinte y seis de S e -
tiembre de mil ochocientos treinta y cinco; y por el Se-
ñor Hechavarría estas mismas soberanas disposiciones, el
decreto de erección de esta Audiencia Pretorial de diez
y o c h o de J u n i o de mil ochocientos treinta y ocho, y la
ley 1 1 , título 1 6 , libro 2.° de la Recopilación de es-
tos d o m i n i o s ; y se supone q u e tanto el citado R e g l a -
m e n t o c o m o las leyes en general y las particulares q u e
se mencionan, prohiben á los Majisirados de las A u -
diencias de América intervenir c o m o Asesores en los
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Juzgados privilegiados, y ejercer otras funciones p ú b l i -
cas q u e no sean las de administrar justicia en los res-
pectivos Tribunales á q u e pertenecen. Para probar q u e
las leyes no establecen dicha p r o h i b i c i ó n , bastará decir
á V . E. q u e , por el contrario, las mismas leyes llaman
á dichos Majistrados para c o m p o n e r la Junta superior
contenciosa de Real Hacienda, la superior de competen-
cias, las de Revisión para determinar las apelaciones de
los Juzgados de Artillería é Ingenieros, y para fallar las
causas sentenciadas en Consejo de Guerra y en la C o m i -
sión militar cuando el A u d i t o r n o estuviere c o n f o r m e
con las sentencias pronunciadas, para conocer de las
apelaciones q u e se interponen en las causas de los solda-
d o s , y á los Oidores decanos para Asesores de Cruzada
cuando existia este Juzgado particular: q u e S. M. c o m e -
te á los Magistrados en ejercicio los juicios de residencia
de los Vireyes y Presidentes; q u e por una Real orden
m u y reciente se ha mandado se encarguen al limo. S e -
ñor D . Manuel R e m o n Zarco del Valle, O i d o r de esta
Audiencia Pretorial, las comisiones q u e ocurran en el
Juzgado de Marina; y por último, q u e en Méjico, cuya
administración e a todos los ramos sirvió siempre de
m o d e l o por su legalidad á todas las provincias ultrama-
rinas, u n Magistrado de su Audiencia servia la A u d i t o -
ría de G u e r r a , otro la Asesoría de la Superintendencia,
y otro la del G o b i e r n o y Presidencia, lo cual no se h a -
bría verificado si hubiera existido dicha prohibición;
confiese pues el Sr. Hechavarría que el sublime sacer-
docio de la toga puede desempeñarse fuera de su templo,
que es la Audiencia, contra lo q u e c o n tanto énfasis
sostiene. E n cuanto á la disposición prohibitiva que e s -
tablece el Reglamento provisional de justicia, debiera
limitarme á manifestar q u e no rije en esta Isla, y que
es por lo tanto m u y p o c o feliz y oportuna la cita que
de él se hace, y n i n g u n o el apoyo q u e presta á la o p i -
nión del q u e lo cita. Y n o se diga en contra de esto
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q u e el artículo 7.° del mencionado Real decreto de
erección de la Audiencia Pretorial lo manda observar
en todo lo que sea adaptable, porque esto favorece mas
dicha aserción. S. M . , en el artículo espresado, dispuso
que las Audiencias de esta Isla establecieran las m o d i f i -
caciones que creyesen indispensables á dicho R e g l a m e n -
to , dándole cuenta para su aprobación: y esto mismo
recomienda el supremo G o b i e r n o en las instrucciones
q u e dio para la instalación de la Pretorial. Estas A u d i e n -
cias, pues, son la única autoridad competente para fijar
lo q u e sea adaptable á esta Isla de dicho R e g l a m e n t o , y
lo que no lo sea, ya porque asi se manda, y ya p o r q u e
el dejarlo al juicio de los particulares equivaldría á d e -
cir q u e esa soberana disposición rejia y no rejia á la
v e z , pues lo que fuera adaptable para unos n o lo sería
para otros, y resultarla una confusión. La Audiencia
Pretorial ha c u m p l i d o ya en parte c o n aquel precepto,
llevando á sus autos acordados todas aquellas disposicio-
nes del Pxeglamento q u e ha considerado adaptables, y
por consiguiente solo estas están en observancia c o n f o r -
m e á la voluntad soberana, y de n i n g ú n m o d o las d e -
más, entre las que se cuenta la q u e contiene su artícu-
lo 1.°, q u e es el q u e hace al propósito del Señor A l -
derete, y dice asi: " L a pronta y cabal administración
« d e justicia es el particular instituto y la primera o b l i -
« g a c i o n de los Majistrados y Jueces establecidos por el
« G o b i e r n o para ello, los cuales por tanto n o podrán t e -
« n e r n i n g ú n otro e m p l e o , comisión ni cargo público
» q u e les impida ó dificulte desempeñar bien las f u n c i o -
n e s j u d i c i a l e s . " = B i e n meditado el tenor de este artí-
c u l o , aun cuando hubiera sido refundido en los autos
acordados y se hubiera declarado adaptable, aun cuando
rijiera en esta Isla, nada favoreceria la intención del S e -
ñor A l d e r e t e : las Audiencias y Jueces, antes de dicho
R e g l a m e n t o , ejercían varias funciones gubernativas ade-
mas de las judiciales; del ejercicio de aquellas se les q u i -
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so privar para q u e quedasen esclusivamente dedicados á
adminislrar justicia, sin q u e respecto de esto se esta-
blezca ninguna limitación, c o m o bien claramente lo e s -
presa el artículo copiado. ¿ C ó m o , pues, se quiere c o n
tal fundamento privar á los Majistrados q u e la a d m i -
nistren en los Juzgados privilejiados con el carácter de
Asesores ó acompañados? R e p i t o pues q u e ese artículo
no está en observancia en esta Isla, p o r q u e á estarlo los
Sres. Tenientes de Gobernadores, que son Jueces de
primera instancia, no podrian ejercer las muchas f u n -
ciones gubernativas que están desempeñando en la a c -
tualidad, c o m o la presidencia del Ayuntamiento, de los
teatros y demás espectáculos públicos, las consultas en
los asuntos de G o b i e r n o y en los de la Presidencia, c o -
m o confiesa el mismo Sr. Hechavarría, y otras infinitas
que no son funciones judiciales ; y que aun cuando es-
tuviera vijente no contravienen á e'l los Majistrados si
á la vez que administran justicia en la Audiencia lo h a -
cen en cualesquiera Tribunales privilejiados. = . Cierto
es que las leyes recopiladas de Castilla prohiben á los
Ministros de las Audiencias ser Asesores de Juzgado al-
g u n o , si no fuese por especial permiso ó n o m b r a m i e n -
to de S. M . : por esla razón, y no porque el R e g l a m e n -
to provisional de justicia lo haya prevenido , los Majis-
trados de las Audiencias de la Península se han absteni-
do de asesorar en los Juzgados especiales y privilejia-
dos, aun desde antes de la publicación de dicho R e g l a -
mento ; pero tampoco es menos cierto que jamás se ha
considerado estensiva aquella prohibición á los Ministros
de las Audiencias de Ame'rica, ni e'stos por lo tanto la
han observado en n i n g ú n t i e m p o , teniendo de ello c o -
nocimiento S. M . , y los fundamentos legales q u e ha
habido para esta inobservancia son bien patentes y sóli-
dos. N o se halla en la legislación de estos dominios c o n -
signada aquella terminante y general disposición de la
de Castilla; por el contrario, se encuentran infinitas leyes
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y resoluciones soberanas, q u e convencen hasta la eviden-
cia que no f u e la. voluntad de nuestros Reyes que en
estos paises se observara: tales son todas las que c o m e -
ten á los Oidores encargos de administrar justicia fuera
de la A u d i e n c i a , de asesorar, y otros de olra clase de
que arriba he informado á V . E. La Real cédula de
cuatro de noviembre de mil ochocientos diez y ocho es
el argumento mas c o n c l u y e m e de este c o n c e p t o : se e s -
pidió á consecuencia de queja dada por los Oidores de
Me'jico por la falta de igualdad con que se distribuían
por el V i r e y las comisiones entre los mismos: distin-
g u e en ella S. M. las comisiones fijas de las de t u r n o , y
establece el m o d o de repartir unas y otras, haciéndose
m e n c i ó n en la misma de algunas, que consisten en ase-
sorar en Juzgados privilegiados; en esto se ha fundado
sin duda la práctica constante y u n i f o r m e observada so-
bre este p u n t o en todas las provincias de A m é r i c a : los
emolumentos de estas comisiones se han considerado
c o m o el complemento del sueldo de los O i d o r e s , que
por sí no era suficiente para q u e pudieran sostener con
decoro y dignidad el alto carácter de su augusto minis-
terio. P o r esta razón el E x c m o . Sr. D . Joaquín E z p e l e -
ta, primer Presidente de esta Audiencia y d i g n o ante-
cesor de V . E., viendo q u e el sueldo asignado á las pla-
zas de la misma n o bastaba á llenar cumplidamente
aquel o b j e t o , fijando la vista en la práctica y costumbre
observadas en las demás Audiencias de América en los
tiempos de su mayor brillo y esplendor, y observando
q u e bastaban aquí otras comisiones productivas fijas ó
de turno de las q u e en Lima y Méjico se cometieron
siempre á los Oidores, desde l u e g o se propuso p r o p o r -
cionar á los de esta Pretorial alguna utilidad, n o m -
brándolos Asesores y Acompañados en los casos en q u e
podia verificarlo; y el E x c m o . Sr. Príncipe de A n g l o -
na, su sucesor, continuó haciendo lo mismo. = Con
m u y poca buena fe se cita por el Sr. Hechavarría Ja
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ley 1 1, título 1 6 , libro %° de la Recopilación I n -
diana; y digo con poca buena f e , porque n o se c o -
pian con fidelidad sus palabras, pudiendo solo asi ser-
vir de algún m o d o á su propósito; léanse si n o , y se
verá que favorecen mas bien la opinión contraria de
dicho Señor. Dice en su primera parte q u e los Oidores
obedezcan y cumplan las órdenes de los Presidentes
sin remisión alguna cuando les mandaren hacer a l g u -
na dilijencia en lo que toca al oficio de Presidente; y
en su segunda manda á los Presidentes q u e " n o sa-
» q u e n (y llamo la atención de V . E. sobre esta pala-
b r a ) de las Audiencias á los Jueces para comisiones y
»otras ocupaciones, si no fuere en casos de mucha
" i m p o r t a n c i a , &ic.:" de c o n s i g u i e n t e , cuando los O i -
d o r e s , cumpliendo las obligaciones de tales, n o son
sacados de las Audiencias y administran Justicia en otros
T r i b u n a l e s , n o puede decirse que se falte á dicha
ley: lo que esta prohibe es q u e los Presidentes los
hagan salir c o n alguna comisión fuera del punto d o n -
de reside la A u d i e n c i a , ó q u e con pretesto de algún
trabajo los dispense de asistir á ella, porque esto es lo
q u e quieren decir las palabras de la ley no saquen de
la Audiencia. =• Estraño es también que el Sr. H e c h a -
varría, mostrándose ignorante de que en esta Isla se halla
constituida recientemente una Junta superior de c o m -
petencias para dirimir las q u e se susciten entre J u z g a -
dos ó Tribunales que n o tienen u n Superior c o m ú n ,
y suponiendo falsamente q u e á la Audiencia es á
quien toca determinar las q u e ocurran entre los J u z g a -
dos ordinarios y privilegiados, use de este argumento,
que se funda en u n hecho falso, para convencer q u e no
pueden asesorar los Majistrados en los últimos, p o r q u e
se mhabilitarian muchas veces para poder decidir en la
Audiencia tales competencias. = Antes de concluir mis
reflexiones, y con el objeto también de justificar los
epítetos de nulo e' ilegal c o n q u e he calificado el dicta-
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men del Sr. Hechavarría , no puedo menos de manifes-
tar á V . E. q u e este Sr. ha incurrido en una gravísima
responsabilidad consultando á V . E. en esta causa, en la
que consta ha sido parte hasta el punto de tener en ella
una apelación pendiente en el Tribunal supremo de J u s -
ticia, siendo manifiesto que se versan directamente inte-
reses del m i s m o : tan celoso c o m o este Señor se muestra
en su ya referido dictamen por alejar toda nulidad en
este proceso, no ha advertido sin embargo la manifiesta
en que incurría al emitirlo, ni ha calculado la inmensa
responsabilidad que echaba sobre sí: ha sido, es y será
siempre u n impedimento invencible para asesorar en
una causa el ser parle ó tener u n directo interés en
ella. El principio de que nadie puede ser Juez en causa
propia jamás podrá derogarse ni modificarse mientras no
varíe la naturaleza de los h o m b r e s : V. E. no puede e x i -
jirle la responsabilidad por esto al espresado Sr. Asesor
titular de este J u z g a d o , pero sí puede y debe dar
cuenta al Tribunal supremo de Justicia superior i n m e -
diato de este, con testimonio de lo conducente á los
fines convenientes, asi c o m o también hacer la oportuna
prevención al Escribano para que en lo sucesivo sea mas
exacto en cumplir las órdenes de V . E. P o r todo lo es-
puesto, y no perdiendo de vista los términos i m p r o c e -
dentes de la solicitud del Sr. A l d c r e t e , sobre los que
llamé la atención de V . E. al principio, soy de sentir
que V . E. declare no haber lugar á hacer la declara-
toria que la misma contiene: pero considerando q u e la
parte al producir aquella solicitud muestra desconfian-
za de mí y deseos de q u e cese de intervenir en esta *
causa c o n el carácter de Asesor, por mas cjue haya q u e -
rido con salvedades inoportunas y conocidamente p o c o
sinceras alejar esta idea, mi delicadeza no me permite
continuar con dicho carácter, y r u e g o por tanto á V . E.
se sirva admitir mi separación absoluta, y nombrar en
mi lugar otro letrado á quien no r e p u g n e n las partes.
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Este es mi dictamen, salvo siempre el mas acertado de
V . E. Habana y Mayo doce de mil ochocientos cuarenta
y uno. = Escmo. Sr. = Jaime María de Salas. = Pasó
ante mí. — Marlin de Ferrely. z=z Habana trece de mayo
de mil ochocientos cuarenta y u n o . — D e conformidad
con el precedente dictamen, menos en la parte en q u e
pide se le exonere de la asesoría al Sr. Magistrado D o n
Jaime María de Salas, no ha lugar la declaratoria q u e se
solicita en la instancia producida por D . José Pérez de
Alderete en veinte y seis de Marzo último. Líbrese el
testimonio q u e se p r o p o n e , y se eleve con la esposicion
oportuna al supremo Tribunal de Justicia, hacie'ndose
al Escribano la prevención consultada; y fecho todo y
acreditado, vuelvan los autos al predicho Sr. Majistrado
para que se sirva continuar asesorándome en ellos. =
Valdés. —Martin de Ferrety.

J u z g a d o de la R e a l Casa y P a t r i m o n i o de la isla de
C u b a . = E s c m o . S e ñ o r . = P o r dictamen del Sr. Oidor de
esta Audiencia D. Jaime María de Salas, recaido en el plei-
to sobre la coartación del n e g r o José entre el Sr. G c n -
til-Hombre de Cámara D. José Pérez Alderete y el S í n -
dico Procurador G e n e r a l , y sancionado p o r V . E. en
decreto de 13 del pasado, se manda dar cuenta al S u -
premo Tribunal de Juslicia con el testimonio c o n d u -
cente y esposicion oportuna, para que se m e exija la res-
ponsabilidad por haber consultado en pleito en q u e fui
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parte; y c o m o se ha querido mortificarme y fascinar á
V . E. para que su respetable autoridad cubra abusos
admirables , y para despojarme de mi prerogativa de
Asesor titular, preciso me es cuanto sensible entrar
en lid formal con el Sr. Oidor Salas, y presentarlo á
V . E. c o m o consultor y patrono al mismo tiempo de
su lucrativa ocupación en asesorías de juzgados i n f e -
riores, asi c o m o patentizar con los mismos autos y h a s -
ta la luz meridiana, que ni en ellos soy parte ni he
prestado consulta sino por especial decreto de V . E.
sobre un p u n t o jurídico en que el mismo Sr. Salas no
podia ministrarla á V . E . , por ser relativo á su perso-
n a , ni atañía en lo mas m í n i m o á lo principal del l i -
tijio; y la opinión del Sr. Salas y resolución c o n f o r m e
de V . E. causan una novedad m u y cstraña en el J u z -
gado, que es de mi incumbencia esclusiva ilustrar y c o n -
servar en su plañía. Necesaria es su historia c o m o p r e -
liminar ; óigamela V . E. en breves palabras.
Compré al Sr. G e n t i l - H o m b r e D . José Pérez A l d e -
rete en cantidad de 6 0 0 pesos el n e g r o criollo José
por escritura ante D . Francisco Valerio de 3 de E n e r o
de 1 8 3 9 . A pocos días se me f u g ó el siervo, y resul-
tó en depósito y amparado por el Síndico Procurador
D . A n t o n i o Pió Carrion, c o n la absurda doctrina, y
hasta incendiaria en nuestro pais, de que por el alivio
ó coartación de 50 pesos que hacia al n e g r o José D o -
ria Luisa Pérez Alderete, hermana de! Señor mi causan-
te, debia vendérselo á ella, despojándoseme de él á toda
prisa. Resistí semejante pretensión , y después de v a -
rias articulaciones, recusaciones y concurrencias, q u e
n o tuvieron éxito alguno, usé de la eviccion contra el
Sr. Alderete, que la aceptó gustoso; y totalmente r e -
tirado yo del litigio por mi escrito (de foja 5 0 ) , con
la consulta del Sr. Oidor Salas en auto de § 6 de Mayo
de 1 8 4 0 (foja 97 v u e l t a ) , entre otras cosas se p r o -
veyó : se ha por separado al segundo ( y o ) , según lo so-
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licita á su perjuicio, con la sola reserva de sus acciones
contra su causante. Se me participó ese proveído en 1."
de Junio siguiente, y desde enlonces ni lie sabido ni
intervenido en tales autos hasta que V . E . , por su d e -
creto de 27 de Marzo ú l i i m o , recaído á cscrilo del
Sr. Alderete r e p u g n a n d o la asesoría del Sr. Salas por
estarle prohibida en el Reglamento de Justicia y otras
leyes, dispuso su pase al Sr. Oidor Asesor general del
Juzgado para lo que corresponda; y traído á mí el e s -
crito por el Escribano sin los antecedentes, estendí mi
dictamen de 31 de Marzo, esiriclamenle ajustado al p u n -
to jurídico sobre la inhabilidad del Sr. Oidor Salas para
asesorar en tribunales inferiores, c o m o se ve de su t e -
nor lleno de comedimiento. E n providencia de V . E. de 2
de Abril, desentendiéndose de la consulta que me había
pedido, mandó V. E. volver los aulos al Sr. Salas, quien
al cabo de mas de cuarenta dias de demora asentó su
difuso y destemplado dictamen de 12 de Mayo, en que,
después de sostener su conducta con las razones suje-
ridas por el propio intere's, desfoga contra mí su mal
paliada venganza , p r o p o n i e n d o se me exija la r e s p o n -
sabilidad ante el S u p r e m o T r i b u n a l de Justicia por
haber consuliado en n e g o c i o de que fui parte. La c o n -
formidad de V . E., prestada, quizás por sorpresa, á tari
injurídico y parcial parecer, en su decreto del 13 ( f o -
ja 160 v u e l t a ) , es el te'rmino de mi relación. E n t r e -
mos ahora en la cuestión de mi responsabilidad soñada
ó inventada p o r el Sr. Salas, y en el examen de mi c o n -
sulta de 31 de Marzo, que es el pecado nefando e' i m -
perdonable, y de la del Sr. Salas de 12 de Mayo. R e c o j o
con bastante placer el guante que me ha tirado el
Sr. Oidor Pretorial: no podia presentárseme mejor c o -
yuntura de elevar al conocimiento del S u p r e m o T r i b u -
nal de Justicia una multitud de abusos que solo á f a -
vor de la distancia subsistirían aquí con desdoro de la
Majistratura.
1 6

Para barnizar c o n apariencias ele legalidad su acer-


ba animosidad contra m í , asienta el Sr. Salas que he
incurrido en una gravísima responsabilidad consultan-
do á V. E. en esta causa, en la que consta he sido par-
te. L u e g o ya no lo soy: luego cae el fundamento de la
tan decantada responsabilidad. ¡ Q u é pronto olvidó el
Sr. Oidor su auto de 2 6 de Mayo del ano próximo
pasado (foja 97 v u e l t a ) , el primero de S. S. en la
causa! Si en él me há por separado á mi perjuicio, sal-
ta la mayor contradicción de conceptuarme ó suponer-
me parte un año después; y salla (esto es peor) la ma-
la fe que inspira al Señor Salas el despropósito de mi
culpabilidad bajo un fundamento aéreo y desvanecido
en la ejecutoriada resolución de 2 6 de Mayo, c o n -
sultada por S. S. mismo. Sin e m b a r g o , esta causa no
ha sido poco lucrativa para S. S., y pudiera por lo mis-
m o tener muy presente su contenido. Ojee V . E. un
instante las pajinas del proceso, verá la exactitud de mis
citas y r e l a t o ; verá cobrar al Sr. Sülas 2 1 0 reales de
contado por su primera providencia, que es la citada de
foja 9 7 ; otra m e n o r en la tasación de la 132, y la ter-
cera de 2 0 0 reales al pie del diclamen de 12 de Mayo,
c o m o por despedida al esrusarse. El proceso apenas lle-
ga á 160 pajinas, y el Sr. Oidor Pretorial lucra 4 7 9
reales de piala fuerte. Sobra motivo á S. S. para d e f e n -
der aferradamente su habilidad ó privilejio de ejercer
asesorías en juzgados inferiores contra la terminante
prohibición de las leyes y del R e g l a m e n t o de Justicia
de veinte y seis de Setiembre de mil ochocientos trein-
ta y c i n c o , malhadado R e g l a m e n t o que el G o b i e r n o
S u p r e m o manda cumplir en lodo lo adaptable, pero
que el Sr. Salas contempla impolítico, inejecutable, p e r -
judicial en esto de ceñirse los togados al círculo j u d i -
cial demarcado en su artículo primero y otros m u c h o s ,
y de privarse de tantas medras asesoriales, asi en los
nombramientos saltuarios q u e se les h a c e n , c o m o de
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las que cobran en las revisiones ó segundas instancias
de Artillería é Ingenieros, d o n d e son jueces superiores,
y nunca, nunca pueden asociarse á los asesores priva-
tivos en primer grado. Esos e m o l u m e n t o s (según el S e -
ñor Salas) se han considerado como el complemento del
sueldo de los Oidores, que por sí no era suficiente para
que pudieran sostener con decoro y dignidad el alto
carácter de su augusto ministerio. El Sr. Salas sueña
todavía con el Dorado de los antiguos tiempos: valiera
mas que se considerase en el reinado constitucional de
Isabel I I , bajo su saludable reforma y la de ese R e g l a -
m e n t o q u e , mal grado suyo, es hoy la pauta de la ad-
ministración de justicia en todas las provincias españo-
las de allende y de aquende ; y si algunas escepciones
sufre en la Isla de Cuba , n o serán para crear ó a u t o -
rizar corruptelas, siempre prohibidas, y m u c h o menos
esas granjerias nada conciliables con el p u r o y estoico
sacerdocio de la Justicia. ISi es tampoco cierto c o m o d i -
ce el Sr. Salas, que en Méjico sus togados tuviesen esa
franqueza de asesorar: hacíanlo en causas y ramos m u y
demarcados y de cierta importancia, previa propuesta de
los Sres. Vireyes, y de espresa aprobación de S. M., y sin
mas e m o l u m e n t o s que los del sueldo de la l o g a , ó s o -
b r e s u e l d o , salvas algunas ayudas de costa para la ofici-
na ó secretaría respectiva.
U n instante p e r m i t o , sin c o n c e d e r l o , que algún
je'ncro de interés me fuese todavía en el pleito del Se-
ñor Alderete c o n su hermana y el Síndico sobre la coar-
tación del n e g r o José. Entre esta mezquina cuestión y
la idoneidad del Sr. Oidor Salas para consultar en j u z -
gados inferiores n o hay la mas remota analojía , y á
mí se me llevó por el Escribano del juzgado patrimo-
nial el escrito del Sr. Alderete objecionando al Sr. C o n -
sultor, con un decreto de V . E. para el de Oidor Asesor
jeneral del Juzgado y para lo que corresponda, sin acom-
pañarme los autos. E n t e n d í , c o m o debí e n t e n d e r , que
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tratándose del Sr. Salas y de u n p u n t o legal en el T r i -
bunal de que soy asesor nato y jcneral, V . E. se ajustaba
al tenor de la ley, que sin calificado i m p e d i m e n t o mío
no permite á V . E. prescindir de mi consejo sin una
visible nulidad, y menos todavia tratándose de u n par-
ticular que iba á causar estado y arraigar en el T r i b u -
nal de la Real Casa una novedad ó corruptela. A u n la
frase para lo que corresponda debió corroborar mi c r e e n -
cia, p o r q u e m e designaba lo circunscrito de la consulta
que V . E. m e pedia sobre la objeción opuesta al Señor
Salas; y asi la evacué sin la m e n o r reminiscencia del
asunto principal, y con la moderación é imparcialidad
que rebosa mi dictamen de treinta y u n o de Marzo.
¿Querría el Sr. Salas que á S. S. mismo se liubiese c o -
metido la decisión de su habilidad ó i m p e d i m e n t o de
llevar asesorías en juzgados inferiores? L o regular y lo
acostumbrado es oir á otro letrado; y teniendo el de la
Real Casa y Patrimonio su asesor rejio ó de Real n o m -
bramiento, que soy yo, o b r ó V . E. m u y legalmente en
pasarme el mencionado escrito, y n o h u b o ni de parte
del Escribano equivocación en t r a é r m e l o , ni mia en
cumplir mi deber y el decreto de V . E. q u e m e pedia
consejo. ¿A quién podrá persuadir que he incurrido en
la m e n o r responsabilidad, n o d i g o gravísima cual abul-
tadamente afecta S. S., por haber obedecido á u n p r e -
cepto de V . E., llenado mi deber de Asesor titular y
aconsejado á V . E. que arrancase de raiz c o m o ilegal
y aun degradante la bien moderna corruptela de n o m -
brarse al Sr. Oidor Salas, y á otros sus compañeros
de la Audiencia , para asesores acompañados ó solos
en Jos juzgados del B u r e o y demás de fuero especial?
Y ahora digo á V . E. c o n la franqueza hidalga de u n
h o m b r e de h o n o r , de un Majistrado que viste la mis-
ma toga que el Sr. Salas y se enorgullece de no m a n -
cillarla, q u e me h o l g u é en mi interior de poder llamar
la atención de V . E. sobre tan notable a b u s o , mal e n -
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cubierto por el Sr. Salas con tantos paralogismos, c o n -
fiando en que u n jefe c o m o V . E., que es Presidente de
las Audiendias de esta Isla, y que tanta pureza y aun
estoicismo acreditó siempre en sus altos destinos, h a -
bía de esforzarse para atajar ese m o n o p o l i o de aseso-
rías en mal hora introducido á favor de los Oidores
de esta Pretorial, que siendo en tan corto n ú m e r o ,
apenas podrán desempeñar sus vastas y urjenles aten-
c i o n e s , prescindiendo de mil otras razones de d e c o r o ,
de incompatibilidad y de pública conveniencia que ais-
lan sabiamente á los togados cuyas funciones están
circunscritas al culto superior del Santuario de Temis.
Querria yo saber en virtud de q u é ley ó decreto
soberano ha podido el Sr. Salas regular mi responsabi-
lidad, y regularla así tan de ligero y c o n tanta v o l u n -
tariedad. N o sé que se haya c o m u n i c a d o á esta isla ni
que rija en la península la suspirada ley de responsabi-
lidad judicial, cuya discusión en las Cortes tuvo ya
principio, pero n o tuvo c o m p l e m e n t o ni menos circula-
ción. T a m p o c o sé con qué autoridad me corta y enja-
mina el Sr. Salas esa antojadiza responsabilidad, y m e
prepara una papelada para el S u p r e m o Tribunal de
Justicia, y hasta me amaga con su informe ó esposicion
oportuna, c u y o objeto es fácil de inferirse. Pues sepa el
Sr. Salas que todavía n o está allanada la dificultad
pendiente sobre la apelación en los ramos del Real P a -
trimonio y Casa Real al S u p r e m o Tribunal de Justicia,
y que n o ha dos meses se ha comunicado á V . E., c o m o
Juez delegado de aquel ramo en esta Isla, una orden
superior de la Intendencia de la R.eal Casa, para que á
la Mayordomía Mayor precisamente se remitan las a c -
tuaciones judiciales, y desde allí darlas el curso q u e
corresponde, por esa competencia ó embarazo q u e no
está resuelto. T a m p o c o en el R e g l a m e n t o de Justicia,
que no hace buena sangre al Sr. Salas, y que ad libitum
es o no aplicable aquí hasta en sus mas cardinales y
o
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dogmáticas disposiciones ( y que nunca sería la A u d i e n -
cia ó el Sr. Salas quien podria ponerlo en observancia
en el Juzgado especial de la Real Casa), se ha c o m p r e n -
dido ese fuero Patrimonial en la dependencia del S u -
premo Tribunal de Justicia. Debe S. S. saber lo q u e el
predicho R e g l a m e n t o previene en la decimatercia atri-
bución de aquel p r i m e r tribunal de la Nación. ^Dirimir
» ( e s su letra) las competencias de las Audiencias entre
» s í e n t o d o e l R e i n o , y también las que en la Península
» é islas adyacentes se susciten entre Audiencias y J u e -
»ces ordinarios, ó entre unas y otros c o n Tribunales ó
» J u z g a d o s especiales que n o sean de los de fuero m i l i -
otar de guerra ó de marina, ó de alguno de los ramos
»dc que conoce en apelación la lleal y Suprema Junta
» Patrimonial.' 1
El pleito c o n el Sr. G e n t i l - h o m b r e A l -
derete, en que accidentalmente asesora el Sr. Oidor
Pretorial, cursa en su f u e r o : allí mismo he consultado,
c o m o su Asesor n a t o , el p u n t o en que V. E. me pidió
c o n s e j o , que fué sobre la habilidad ó impedimento del
Sr. Majistrado Salas para asesorías, y por el testo p r e i n -
serto no sería el S u p r e m o Tribunal de Justicia donde
podria exijírseme la reponsabilidad, si tal responsabilidad
cupiese en dictaminar un Asesor titular sobre el aislado
particular de mero derecho en que V . E. me lo pide
por u n formal decreto , aunque no envolviese la i n t r o -
ducción de un abuso á favor de los Oidores. N o esquivo
por eso el emplazamiento , aunque sea tan irregular y
de tan irregular manera, y aun doy las gracias al Señor
Salas, porque en la alta palestra del S u p r e m o Tribunal
de Justicia se examinarán su conducta y la mia en este
a s u n t o , y se decidirá por las grandes lumbreras de la
Majistratura nacional cuál de los dos es el que ha i n -
currido en responsabilidad; yo consultando sobre un
punto de p u r o d e r e c h o , ajeno totalmente de u n pleito
en que fui parte, y escitado por u n mandato de V . E., ó
el Sr. Salas, Oidor en ejercicio é impedido de asesorar
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por el R e g l a m e n t o y las leyes, y m u c h o mas inhibido
por esas mismas l e y e s , por su propio decoro y por la
pureza de la Majistratura, para ser juez y parte, consul-
tor y abogado en su propio n e g o c i o , y n e g o c i o p e c u -
niario , c o m o son las asesorías que lucra en las causas
del B u r e o , de Guerra y otros Tribunales privilejiados.
Esta es en sustancia la cuestión ; la subsistencia de los
acompañamientos lucrosos y de otras comisiones de v a -
lía, que el Sr. Salas estima c o m o el complemento del sueldo;
y ahí, ahí, en esa llaga tan dolorida tuve yo la torpeza
de poner mi d e d o , aunque con tanto miramiento, en
mi diclamen de 31 de Marzo. Creí que el Sr. Salas o b -
servaría á fuer de escrupuloso Majistrado, lo que escri-
bía el célebre Parladorio á los de Valladolid. "Etiam
ex altari sacerdotes superiores justitice vivant; sed ex
congrua dotalione; nec hinc, illinc, causidicorum modo,
ex eorum concilio qucestum faciant," que quiere decir en
uuestro idioma : vivan también del altar los sacerdotes
superiores de la Justicia; pero sea de su congrua dotación,
y no, como los abogados, lucren prestando aquí y allá
sus consejos.
V o l v a m o s ya á la habilidad ó inhabilidad de los m i -
nistros de las Audiencias para asesorías particulares de
cualquier j é n e r o , que aunque tratada c o m o á la flor
solamente en mi dictamen de 31 de M a r z o , póneme el
mismo Sr. Salas en la necesidad de mas amplias alega-
ciones, ó mas bien refutaciones de los paralojismos y
corruptelas con que se esfuerza en sincerar la entablada
en la Habana por el Escmo. Sr. D . Joaquin de E z p e -
leta ( q u e n o sería de m o t u p r o p i o ) , para q u e los Señores
Ministros Pretoriales se auxiliasen con los proventos
asesoriales, c o m o si 4 5 0 0 duros tan puntualmente paga-
dos no bastasen á su decente si no opulenta subsisten-
cia. Cierto estoy de que si esta novedad se hubiera c o -
municado en su principio al G o b i e r n o de S. M., habria
descendido una Real orden reprobatoria , mas fuerte y
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desagradable que la recaída sobre la asesoría de la P r e -
sidencia que el E s c m o . Sr. Príncipe de A n g l o n a creó y
confirió al Sr. Oidor D . Pablo P a z , que V . E. puso en
ejecución apenas o c u p ó la silla; y hay gran diferencia
de esa suprimida asesoría, que era en un ramo delicado
de g o b i e r n o y para ilustrar á la autoridad presidencia],
q u e es la m a y o r , á las otras asesorías eventuales, p u r a -
mente mercenarias, que obtienen en el B u r e o , Guerra,
Artillería, Ingenieros y Marina los Sres. Pretoriales, y
n o pueden m e n o s que absorverles una gran parte de su
tiempo y atención. N o con énfasis, cual me critica el
Sr. Salas, sino con la fuerza de la convicción y de mi
dignidad de Majistrado dije y r e p i t o , que el sublime
sacerdocio de la loga no debia desempeñarse sino en
la Audiencia que es su templo. No saquen de la Au-
diencia los Presidentes (dice la ley undécima del tit. 16,
lib. 2 de la Recopilación indiana, que cité en mi primer
dictamen) á sus jueces para encargarles comisiones ni
otras ocupaciones, si no juese en casos de mucha impor-
tancia y que convenga no fiarlos de otras personas. De
esas graves comisiones y en casos eslraordinarios es de
las que puede y debe entenderse la Real orden que dice
el Sr. Salas haberse comunicado por el Ministerio de
Marina á la Comandancia general de este apostadero, á
favor del l i m o . Sr. Oidor D. Manuel R c m o n Zarco del
Valle; y si en otro sentido viniese se estrellarla esa
honorífica r e c o m e n d a c i ó n , bien merecida por S. S. I.,
en su propia dignidad, en el sagrado aislamiento de su
toga, y en la última ordenanza canónica de los T r i b u -
nales, que es el R e g l a m e n t o de Justicia de 1 8 3 5 , r e f o r -
ma provisional y preliminar de otra grande y general
que traerá la redacción del Código civil y criminal y de
procedimientos, que se trabaja y se espera c o m o c o n s e -
cuencia necesaria de la planta constitucional del G o b i e r -
n o y de su esencial división de poderes. N o es la mate-
rial salida de la Sala Pretorial ó del pueblo la que p r o -
25
hibe solamente á sus Magistrados la ley de Indias citada,
cual se aferra en persuadir el Sr. Salas: el sentido va
mas allá de su letra, y lo q u e c o m p r e n d e el b u e n juicio
de cualquiera sin ser letrado, es que no debe sacarse á
los Oidores del círculo de su administración de justicia
en segunda y tercera instancia para estrañas ó diferentes
ocupaciones, y menos para las asesorías que menoscaban
su prcstijio y ponen á los Majistrados superiores en c o n -
tactos ó conflictos humillantes para sí m i s m o s , y que
coartan la libertad de otros consultores y aun de los
abogados, así c o m o perjudican al pronto despacho de los
negocios y á esa noble y sacerdotal independencia, que
es u n o de los mas importantes y respetables atributos
de la Majistratura. Arróstreme, enhorabuena, el Señor
Salas poca buena fe en la cita y transcricion de la preale-
gada ley indiana; los Jueces s u p r e m o s , los A b o g a d o s , los
que alguna tintura tengan de la naturaleza y deberes
de la toga, que son los mismos en America que en Cas-
tilla, decidirán cuál de los dos la entiende mejor y en
mas honra del ministerio judicial.
M u y c o m ú n , m u y fructuoso, pero cada vez mas a b u -
sivo, es ese manoseado paralojismo de la diferencia de
leyes de Indias y de leyes de Castilla, que el Sr. Salas
invoca en apoyo de sus asesorías. ¡Cuántos jéneros de
despotismo se han cubierto con la exajerada diferencia
de unas y otras! E n los primitivos tiempos de la c o n -
quista del N u e v o M u n d o se dictaron m u c h a s , entonces
buenas, humanas y gloriosas para la Nación, que d e s -
pués el cambio de los tiempos, de las instituciones y de
las costumbres han dejado en caducidad y de pura h i s -
toria. E n esta Isla siempre rijió casi en todo la lejislacion
de Castilla, porque ni duraron los repartimientos, ni
tuvo las doctrinas ó misiones, ni las minas, ni tantas otras
particularidades que se veian en los dos grandes V i r e i -
natos de Me'jico y del P e r ú , y necesitaron disposiciones
soberanas análogas, que compiladas después formaron el
24
Indiano Código. ¿ E n qué es hoy aplicable á la Isla de
Cuba? La Hacienda, que es la que mas sujeta se halla
á la ordenanza de Intendentes de Nueva España, jira
hoy aquí en mejor sistema por mil soberanos decretos
que han aprobado las loables y juiciosas reformas del
benemérito Esc.mo. Sr. Conde de Villanueva ; pero en
los ramos de Justicia, de G u e r r a , de Policía, de E s t u -
dios, de Marina, y hasta en el Eclesiástico, ¿cuántas leyes
de Indias podrían hoy traerse á ejecución sin desatino ó
sin ridiculez? Díjolo ya en el Congreso el elocuente
Majistrado Bcnavides. P o r eso se nos han ofrecido por
S. M . y las Cortes leyes especiales; pero n o por eso ha
de armarse el Sr. Salas de los prístinos usos ó abusos,
prácticas ó corruptelas, comisiones ó escesivas i n t e r v e n -
ciones que n o se encuentran en las leyes de Indias, y
en el día asi fueran al caso en la Isla de C u b a , c o m o las
del F u e r o J u z g o ó del Fuero viejo de Castilla para España
en las materias de ri'epios ó de señor-ios. E n los asuntos
de justicia la lejislacion indiana copió casi literalmente
la de Castilla, y se toca al simple cotejo de ambas; Y la
castellana fue siempre subsidiaria y obligatoria en A m é -
rica, fallándose por ella los pleitos y todas las cuestio-
nes mas importantes de G o b i e r n o , Concejiles y aun de
Guerra. Cuando el Sr. D . Carlos III, en la ley 1 1, tit. 1 \,
lib. 5 de la Novísima Recopilación , dijo que los Minis-
tros de las Audiencias no puedan ser Asesores de juzga-
do alguno, y (pie esta Real Cédula se hará colocar con
las ordenanzas de los Tribunales para que siempre se
tenga á la vista, y no se contravenga á su tenor en ma-
nera alguna; cuando D . F e r n a n d o el Católico, en la
ley 17, tit. 5, lib. § de la Recopilación, previno que de
aquí adelante ninguno de los dichos nuestros Oidores y
Alcaldes no se encargue de asesorías en pleitos eclesiásti-
cos ni se ocupen de cosa alguna de ello; c u a n d o Doña Isa-
bel II, en el R e g l a m e n t o provisional de Justicia y su a r -
tículo 1.°, ha repetido la prohibición de ocuparse los Jue-
26
ees y Majistrados en ningún otro empleo, comisión ni
encargo público que les impida ó dificulte desempeñar bien
las funciones judiciales, y aclarado y fijado mas ese i m -
pedimenlo de los Oidores en la Real orden de 2 2 de
Diciembre de 1835, mandándoles dejar las asesorías de
las comisiones militares que en algunas parles d e s e m -
peñaban, por considerar S. M. que hay incompatibilidad
entre aquel, servicio y la asidua y constante asistencia de
los Majistrados á su respectiva Sala, á que están obliga-
dos, y es su primera atención, y de cuya falta, que en
aquel caso debe ser muy frecuente, se siguen graves ma-
les á la administración de justicia y á los mismos liti-
gantes; c u a n d o , en fin, en 1odas épocas y gobiernos se
ha consagrado c o m o principio dogmático la absoluta es-
clusiva de los Ministros de las Audiencias para asesorías,
ora civiles ó seculares, ora eclesiásticas, ora militares,
c o m o acabo de comprobar, ¡todavía el interés ha podido
ofuscar la buena razón del Sr. Salas para sostener fus-
tibus et armis, que es decir, á fuego y s a n g r e , la i d o -
neidad ó capacidad legal de los togados para asesorar á
V . E. en los juzgados de la Real Casa ó B u r e o , de
Guerra y demás de fuero especial! ¡Auri sacra fames!
A h o r a sí que puedo yo volver al Sr. Salas lo que tan
intempestivamente me dice en su lamoso dictamen de
12 de Mayo: ha sido, es y será siempre un impedimento
para asesorar en una causa el ser parle ó tener un di-
recto interés en ella: el principio de que nadie puede ser
juez en causa propia, jamás podrá derogarse ni modifi-
carse mientras no varié la naturaleza de los hombres.
¿Está divinizada la del Sr. Oidor Salas? P u e s ¿ c ó m o
consulta la propia causa de sus asesorías? ¡Qué r e s p o n -
sabilidad, gravísima, e n o r m e , terrible no se ha labrado
con su enconoso y parcial dictamen en mi contra y en
pro de sus gajes asesoriales! Todavía se empeñará S. S.
en desconocerla mas que se esforzó en forjar al aire la
que me imputa p o r mi consulta de 31 de M a r z o , tan
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concretada á u n cuesito jurídico. La natural y necesaria
comparación que el Tribunal S u p r e m o hará de ambos
pareceres, será el termómetro de la impacialidad del
u n o y del otro Majistrado. Merced otra vez al Sr. Salas,
p o r q u e á la par nos van á depurar en el crisol de su
sabia justificación los altos y venerables logados del S u -
premo. TIccc mihi gloria ( d i r é c o m o Marco T u l i o á
Servio Sulpicio) ei máxima laus, si amplissimus ordo
Antonii, el meam in consulatu, el praeiura justi/iam, ve-
luti cum libripende, compare/, el ceslimel; que vertido
al castellano dice: esleí mi gloria y alabanza en que el
orden amplísimo de los Senadores compare y aprecie,
como en una balanza, mi justicia y la de Antonio (el
triumviro), asi en la pretura como en el consulado.
Añade el Sr. Oidor pretorial, que me muestro igno-
rante de hallarse establecida en esta Isla una Junta s u -
perior de competencias, y que supongo j alsámente que á
la Audiencia es á quien toca determinar (dirimir diria m e -
jor S. S.) las que ocurran entre los Juzgados ordinarios y
privüejiados, y que uso de un hecho jalso para conven-
cer que no pueden asesorar los Majistrados en los últi-
mos , porque se inhabilitarían muchas veces para poder
decidir en la Audiencia tales competencias. L o que es
una falsedad ó u n capcioso sofisma del Sr. Salas, es n e -
gar que los Sres. Ministros de la Audiencia, ora sean
solos en su. Sala, ora asociados de otros Majistrados c o -
m o los Sres. Auditores de Guerra y Marina y Asesor de
la Intendencia, son los jueces superiores de los e n c u e n -
tros jurisdiccionales; y el argumento de incompatibilidad
p o c o se desvirtúa, porque de una y otra manera dos de
los Oidores, cuando m e n o s , concurren á los fallos. " ¿ Y
« p o d r á n ( r e p e t i r é lo que escribí en 31 de M a r z o ) ser
«conjucces ó Asesores los Sres. Majistrados en esos m i s -
Minos Tribunales privativos, c o m o el del B u r e o , de la
«Capitanía g e n e r a l , de Artillería é Ingenieros, debiendo
«fallar sus encuentros jurisdiccionales c o m o superiores,"
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y cuando en los dos úi limos son miembros necesarios
de la Junta superior de sus apelaciones? El mismo Señor
Salas, por e j e m p l o , que c o m o Rc-jente interino por la
actual enfermedad del Señor propietario, ó como Decano,
asiste con otro de sus compañeros á la Junta de c o m -
petencias, ¿ n o se encontrará e m b a r a z a d o , si c o m o
Asesor al mismo tiempo en varias cansas de fueros
escepcionales, donde se levantan diariamente c o m -
petencias por error ó malicia de las partes ó de sus
patronos, tuviese que -intervenir en dirimirlas? E s c u -
saríase forzosamente S. S., y o l r o tanto baria el Señor
c o m p a ñ e r o , si hubiese asesorado en la misma c a u -
s a , según es hoy m u y posible en la reciente c o r r u p -
tela ; y he ahí justificado el tropiezo ó la i n c o m p a t i b i -
lidad legal , c o m o prudente y cautelosamente lo ha
querido evitar el R e g l a m e n t o de Justicia y la m e m o -
rada Real orden aclaratoria de 2 2 de Diciembre de
1 8 3 5 con respecto á las asesor/as de las comisiones m i -
s

litares. No me muestro ignorante de que existe una J u n -


ta de Competencias, aunque verdaderamente n o debia
subsistir desde que se crijió la Audiencia de la Habana;
y en ella está la facultad de decidirlas todas, c o m o c s -
presamente lo dispone para l ¡tramar la atribución 5. a

del artículo 58 del R e g l a m e n t o de Justicia por mí c i -


tado en el dictamen de 31 de Marzo. ¡ Y acá en U l t r a -
mar n o ha de cumplirse ese R e g l a m e n t o que en tan-
tos artículos se contrae á nosotros! ¿lis celo, ó q u é es
lo que se acredita con su manifiesla violación? Valiera
mas que se hubiese ya plantificado en casi su totalidad,
c o m o se puede y u r g e , y se ha querido por el G o b i e r -
no S u p r e m o , si ha de haber arreglo de Tribuuales.
Gracias mil á V . E. que los juicios conciliatorios han
empezado á celebrarse, y han parecido convenientes des-
de su ingreso en el mando. P e r o ya que hemos de cote-
jar las Audiencias de Ultramar con las de la P e n í n s u -
la, ¿será cierto q u e haya entre ellas una diferencia c a -
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paz de autorizar el sistema de que aquí asesoren los M a -
jistrados, y no así en Sevilla, en B u r g o s ó en Barcelona?
Los tribunales en Europa constan de mayor n ú m e r o
de ministros, no conocen de casos de C o r t e , ni sus
ministros pertenecen á Juntas de hacienda, ni clesem- -
peñan juzgados de bienes de difuntos, ni revecn p r o -
cesos militares , ni se emplean en comisiones de resi-
dencia. T o d o esto prueba á los ojos del Sr. Salas, que
los Majistrados de Ultramar están mas espeditos para
asesorar en primera instancia; empero á mi pobre j u i -
cio la circunstancia de ser menores en n ú m e r o y de
estar mas ocupados, no prueba sino todo lo contrario;
y V . E. es demasiado ilustrado y perspicaz para que se
Je o c u l t e , que harto se da á la necesidad y harto se fia
de la debilidad humana viéndose por dos y por tres
Majistrados causas que por su naturaleza exijirian la
concurrencia de tres ó cinco jueces, sin agregar á t a -
maño mal los resultados necesarios de su ocupación
en asesorar. La buena fe del Sr. Salas n o podrá n e -
g a r , que el despacho de los negocios peculiares de la
Audiencia no solo es tardío sino muy t a r d í o , p o r q u e
de público y notorio se sabe que algunos pleitos v i s -
tos en este Tribunal no han podido resolverse en los
tres meses siguientes. Deduzca V . E. la consecuencia
q u e naturalmente se infiere, para saber si los Majistra-
dos de la Habana lienen mas vagar que los de la P e -
nínsula ; y mas también que los de P u e r t o - R i c o y
P u e r t o - P r í n c i p e , que aunque empleados en el N u e v o
M u n d o se limitan esclusivamente á desempeñar las e l e -
vadas funciones de Majistrados Superiores.
Rebatidas las imputaciones y pobrísimas razones del
Sr. Salas , asi sobre mi responsabilidad c o m o sobre su
capacidad para asesorar, n o obstante su cualidad de
Oidor en ejercicio, V . E. se dignará escuchar con su b e -
névola imparcialidad la objeción que en guarda de mi
empleo y sus atribuciones d e b o formalizar contra los
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dos decretos improcedentes de V . E. de 2 de A b r i l y
13 de Mayo ú l t i m o s ; el primero i n c o n s u l t o , y el s e -
g u n d o que no tiene ejemplo en la parte dispositiva de
exijírseme la responsabilidad, y de elevarse al S u p r e m o
Tribunal testimonio y esposicion conducentes, á mis
espaldas, y bajo la consulta de un asesor inhábil. Des-
pués que V . E. lea esta esposicion , los lugares del
proceso que cito , la resolución judicial ejecutoriada
-

que consultó el propio Sr. Salas á folio 97 dándome


por separado, y compare mi dictamen de 31 de Marzo
y el del Sr. Pretoria] de 12 de M a y o , p o n g a V . E. la
mano en su pecho , siempre n o b l e , siempre franco y
honrado , y V . E. no se avergonzará de conocer su e q u i -
vocación y de confesarla, atribuyendo la culpa á quien
ha sugerido á V . E. tal proveido. A V . E. se presen-
taron para deslumhrarlo las primeras pajinas de la a c -
tuación d o n d e hay escritos m i o s ; y c o m o n o es fácil ni
posible á V . E . , en el c o n t i n u o a h o g o de tantas y
tan graves ocupaciones, registrar por dentro las papela-
das forenses, se tuvo la destreza de inflamar el justifi-
cado carácter de V . E . , y de esa influencia lleva el s e -
llo el decreto de 2 de A b r i l , que sin fundamento ó
bajo un error me mortifica. El de 13 de M a y o , q u e
sanciona, c o n buena fe sin d u d a , los absurdos, la par-
cialidad y la venganza del Sr. Salas , es solo un triunfo
efímero del Sr. Oidor, que un p o c o mas tarde no q u e r -
ría haber alcanzado, y q u e hasta cierto p u n t o lo es
también m i ó , p o r q u e nos va á constituir en franca é
igual lid ante el S u p r e m o Tribunal , y solo de su alto
) poderoso criterio podrá resultar cuál de ambos ha i n -
r

currido en tremenda responsabilidad y aun prevaricato.


N o está en manos de V . E. ni de juez lego n i n g u n o
desatender, c o m o lo hace V . E. en su decreto de 2 de
A b r i l , los consejos del asesor Real que S. M . pone á su
lado c o m o parte integrante del T r i b u n a l : cumplió V . E.
su deber pasándome con el de 27 de Marzo la sola instan-
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cía del Sr. Alderete sobre la habilidad ó i m p e d i m e n -
to del Sr. Oidor Salas, que ni á cien leguas toca á la
materia del pleito; y cuando el Escribano me la trajo
con su eficacia acostumbrada ¿ podria yo imaginarme,
y o , asesor nato del Juzgado q u e debo resolver todas sus
d u d a s , e impedir innovaciones ilegales y perniciosas en
sus actuaciones, que habria de desconocerse mi legal y
necesaria intervención , y aun increpárseme en los tér-
minos del decreto inconsulto de 2 de Abril ? T o d o esto
sea dicho en mi natural defensa, en la de los derechos
de mi empleo y en la de mi personal delicadeza, q u e
está mas adentro que mi asesoría, mi toga y mis otras
ínfulas, para que el S u p r e m o T r i b u n a l no eche de ver
mi silencio , que argüiría ó culpa ó m e n g u a de espíritu
sin haberlas.
Merezca de Y . E. alguna i n d u l j e n t e consideración,
si en la fuerza de mi sentimiento, y del escozor que
han debido causarme la animosidad, imputaciones y
descomedimientos del Sr. Salas , se ha deslizado de mi
pluma alguna frase ó especie vehemente. Como asesor
titular del Juzgado de la Real Casa y Patrimonio en
esta Isla, y bajo mi responsabilidad, he consultado á
"V. E . , no ya para un caso particular, sino en abstrac-
to y por p u n t o jeneral, que este juzgado n o e s t i m ó l e -
gal el n o m b r a m i e n t o de Oidores efectivos para aseso-
rar en primera instancia. E n los mismos términos j e -
nerales y ajenos de toda pasión debo repetir á V . E., que
si mi dictamen no convence su ánimo y le parece o p o r -
t u n o dejar de sancionarle, ora por propia o p i n i ó n , ora
p o r q u e los argumentos del Sr. Salas pesen mas en su
juicio , el orden regular es dar cuenta á S. M. por c o n -
ducto de la Mayordomía Mayor para la resolución que
proceda, siendo deber mió cerciorar á V . E. de que todo
otro procedimiento se aparta de la norma legal. Y pues-
to que bajo de otra consulta haya de elevarse al T r i b u -
nal Supremo de Justicia un informe tendente á que se

me exija responsabilidad , ó á cualquiera olro esfrcmo;
espero de V . E. se digne mandar incluir en el tesfimo-
nio que se libre esta esposicion con lodos los anteceden-
tes, y con la formal protesta que me es fuerza añadir, ya
porque en la cuestión ventilada se ha creido autorizado
el Sr. Salas para abrogarse el derecho de consultar, que
csclusivamenle me compete , ya p o r q u e de Oidor e f e c -
tivo se ha convertido en abogado particular, único c a -
rácter con que puede tomar la investidura de asesor v o -
luntario; y ya en fin p o r q u e , n o contento con estas
metamorfosis, ha cumplido á su dignidad constituirse en
mi acusador, porque estimo en mas la l o g a , y p o r q u e
lleno mi deber sin contemplación ni debilidad , atacan-
do u n complemento de sueldo que n o veo en las leyes,
en los diplomas de los Majisfrados, ni en la pública
conveniencia.
Dios guarde á V . E. m u c h o s años. Habana 15 de
Junio de 184-1. = Escmo. Sr. = E 1 Asesor titular de la
R.eal Casa y Patrimonio, Bernardo de Iiechavarría.-=.
Una rúbrica. = Escmo. Sr. Capitán general, Juez dele-
gado de la Pieal Casa y Patrimonio en esta Isla.

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