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DEVOCIONAL: MÁS DE LA VIDA

*Leer Filipenses 3

Ninguna persona en la faz de la tierra desea que su vida sea mediocre. Por naturaleza todos
deseamos que nuestra vida esté llena de sentido y felicidad. De hecho, fuimos diseñados para una
vida abundante. Inclusive, éste fue uno de los dos propósitos por el cual Jesús vino a la tierra. Él
dijo,  "Yo he venido para que tengan vida y vida en abundancia". Desafortunadamente muchos de
nosotros nos envolvemos en los detalles de la vida que no tenemos tiempo para abrazarla.
Tenemos fechas límites que cumplir, problemas, prioridades, distracciones y obstáculos que nos
impiden lograrlo y aun cuando deseamos satisfacción en nuestras vidas parece que siempre nos
quedamos un paso corto.

El apóstol Pablo entendía perfectamente que tenemos que abrazar cada momento si queremos
tener días mejores. En Filipenses capítulo 3 describe su filosofía hacia la vida. Si seguimos su
ejemplo podremos abrazar cada día y vivir la vida al máximo sin importar que tan ajetreada sea.

El primer principio que debemos aplicar a nuestras vidas para experimentar días mejores
es definir nuestro propósito. Es imprescindible que cada persona tenga bien definido su propósito
si desea experimentar días mejores. De hecho, el primer paso para una iglesia, ministerio, empresa
u organización es definir su propósito. Una de las razones por las que las personas pueden tener
cierta tranquilidad "ficticia o superficial" es porque no saben hacia dónde van; simplemente se
dejan guiar por la corriente.

Déjame hacerte una pregunta: ¿Sabes cuál es tu rol en este mundo? ¿Sabes con claridad qué papel
juegas? La pregunta que nos debemos plantear es la siguiente: ¿Cuál es mi propósito primordial en
la vida? En otras palabras, ¿Cuál es la razón de tu existencia? Ve a tu alrededor, cada cosa que Dios
creó tiene un propósito bien definido y para que cualquier cosa o persona tenga éxito, debe
realizar su propósito.

Déjame te doy un ejemplo ¿Cuál es el propósito de un bolígrafo? La respuesta: escribir. Ahora


bien, un bolígrafo Mont Blanc de $300 dólares que no tiene tinta será muy atractivo, pero es un
fracaso como bolígrafo ya que no está desempeñando su propósito. Es inútil. No sirve de nada.
Cuando llegue el momento de endosar un cheque el Mont Blanc no te servirá de nada, ya que
una Bic  de 29¢ te sacará de apuros.

Así como un bolígrafo tiene una función principal, cada ser humano que Dios creó tiene un
propósito primordial y nuestro nivel de satisfacción y felicidad está íntimamente relacionado a
encontrar y satisfacer ese propósito nuestra razón de vivir.

El segundo principio que debemos aplicar es olvidar el pasado. Hay dos elementos que debemos
olvidar del pasado. El pasado malo y bueno. No importa que tan horrible haya sido tu pasado
debes olvidarlo de una vez por todas si deseas experimentar días mejores. Hoy tienes la opción de
vivir en tu pasado y los errores que cometiste y por consiguiente arruinar tus probabilidades de
experimentar días mejores u olvidarlo y seguir adelante.

Quizás tuviste malas experiencias o hiciste algo que hoy te lamentas. A lo mejor las memorias del
pasado continúan atormentándote por las noches. Simple y sencillamente debes olvidar el pasado.
El pasado ya quedó atrás, se terminó, se fue. Jamás te podrá lastimar. Y como ya no puedes hacer
absolutamente nada para cambiarlo; lo mejor que puedes hacer es olvidarlo y continuar con tu
vida. Dios está dispuesto a perdonarte y olvidar todos los errores que cometiste en el pasado y él
espera que tú hagas lo mismo. 

Isaías 43:25 dice: 

"Yo, yo soy el que borro tus transgresiones por amor a mí mismo y no recordaré tus pecados."

También hay que olvidar el pasado bueno. Muchas personas se concentran tanto en los triunfos y
éxitos del pasado que no aprovechan las oportunidades del presente. El pasado, aunque haya sido
bueno no es una garantía hacia días mejores. De hecho, el pasado bueno puede ser un
obstáculo que te impedirá experimentar días mejores.

El tercer principio que debemos aplicar si deseamos experimentar días mejores es enfrentar el
presente. Es fácil vivir en el pasado, es fácil soñar sobre el futuro, pero el desafío está en enfrentar
el presente. Vivir en el presente es esencial porque es ahí donde invertimos todo nuestro tiempo.
De manera que eso significa que no nos podemos dar el lujo de decir "un día de estos..." o "Una
vez que haya terminado..." El presente es lo que cuenta. No el ayer, ni el mañana, sino el hoy. Yo
me pregunto cuántas veces nos perdemos la magia del momento al vivir en el pasado y anhelar el
futuro. Así que comience hoy aplicando estos 3 principios y verás cómo Dios traerá felicidad,
sentido y satisfacción a tu vida.

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