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ESCUELA DE POSGRADO
ASIGNATURA:
PROFESOR:
INTEGRANTES:
Ayacucho – Perú
2020
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ÍNDICE
INTRODUCCIÓN
CONCLUSIONES
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
2
Introducción
El presente trabajo titulado “Sistemas Tutoriales” busca explicar al lector sobre los
fundamentos, características , tipos , desafíos e importancia de esta estrategia metodológica
en el escenario de la educación universitaria.
La segunda parte del trabajo cubre el desarrollo de las sesiones de tutoría. Esta sección abarca
la tutoría como estrategia, nos habla de las nuevas tendencias como los sistemas de tutorías
inteligentes y la tutoría académica, De igual modo, explica brevemente los desafíos,
facilidades e importancia.
La ultima parte esta dedicada a las conclusiones finales del trabajo monografico donde se
presentan las ideas y analisis más relevantes producto del desarrollo del presente
investigación.
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1.- Marco de referencia de la Tutoría
El Ministerio de Educación (MINEDU), 2007, define la tutoría como “(…) una modalidad de
la orientación educativa.” (p.10)
Anuies (1998), define la tutoría como “(…) un proceso de acompañamiento de tipo personal
y académico a lo largo del proceso formativo para mejorar el rendimiento académico,
solucionar problemas escolares, desarrollar hábitos de estudio, trabajo, reflexión y
convivencia social.” (Mendoza et al., 2017, p.1)
Además, Rodríguez (2003) añade que “Es una forma de orientación individual que utiliza el
docente en el proceso educativo.” (p.20)
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Por otro lado, el Diseño Curricular Nacional lo define como “(…) un servicio de
acompañamiento socio afectivo, cognitivo y pedagógico de los estudiantes. Es parte del
desarrollo curricular y aporta al logro de los aprendizajes y a la formación integral, en la
perspectiva del desarrollo humano”. (MED-2005: 23) (como se cito en MINEDU, 2007, p.10)
Así mismo, señala como su finalidad principal “(…) orientar su proceso de desarrollo en una
dirección beneiciosa, previniendo las problemáticas que pudieran aparecer.” (MINEDU,
2007, p.10).
Por ellos, el MINEDU (2007) hace hincapié en la presencia constante de la tutoría y aclara
que “(…) la tutoría no se limita al desarrollo de la Hora de Tutoría, ni a la labor de los tutores
formales, puesto que la orientación es inherente a todo el proceso formativo.” (p.10)
En ese sentido Cano (2009) ha identificado seis momentos claves para realizar intervenciones
tutoriales.
5
Nota. Los seis momentos claves para realizar intervenciones tutoriales. Tomado de Cano,
2009, p.192
Para Cano (2009) Al identificar estos momentos “(…) se podrán adelantar algunas
intervenciones generales que habrán de concretarse en acciones específicas que estarán
definidas dentro de un plan de acción tutorial de carrera o titulación.” (p.192)
Así mismo, Cano (2009) menciona puntos clave que se deben tener en cuenta en estos
momentos. Además, menciona que estas deben “(…) prescritas en los planes de acción
tutorial diseñados por los profesores–tutores en corresponsabilidad directa con la comunidad
universitaria en su conjunto.” (p.193)
1.- “El estudiante es siempre el punto de referencia esencial.” (Cano, 2009, p.193)
3.- “El desarrollo armónico y equilibrado de sus capacidades de sus habilidades sociales”
(Cano, 2009, p.193)
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5.- “El desarrollo armónico y equilibrado de sus competencias profesionales han de ser
dimensiones que ocupen, globalmente, las expectativas” (Cano, 2009, p.193)
MINEDU (2007) divide el trabajo tutorial en dos modalidades de trabajo: grupal e individual.
1. Tutoría individual
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individual es un espacio de diálogo y encuentro entre tutor y estudiante.
(MINEDU, 2007, p.10)
Mientras que Álvarez et al., 2019, clasifican las tutorías teniendo en cuenta los diferentes
marcos de universidad
1. Modelo académico
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organizacional (tutor de empresa). En la última etapa, los cambios en cuanto a
las competencias profesionales, con el relanzamiento de las habilidades
personales o como elemento clave, ha llevado a una cierta atención hacia el
desarrollo personal del estudiante. (p.17)
Finalmente, Álvarez et al., 2019, mencionan que “(...) la mayor parte de los centros
universitarios definen como objetivo prioritario la atención a la dimensión personal del
estudiante.” (p.17)
Además, Álvarez et al. (2019) definen tres modalidades teniendo en cuente el nivel de
intervención en la acción tutorial.
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1.3.- Características
1.- Formativa:
2.- Preventiva:
3.- Permanente:
4.- Perzonalizada:
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El desarrollo humano es un proceso complejo en el que existen patrones
comunes y previsibles, junto a un sinnúmero de factores hereditarios,
ambientales y sociales que coniguran de manera única y particular a cada uno,
determinando múltiples posibilidades, elecciones y desarrollos distintos. Por
eso, debemos brindar atención personalizada a cada estudiante e interesarnos
por él o ella como persona, con sus características particulares. (MINEDU,
2007, p.13)
5.- Integral: “Promueve la formación integral de los y las estudiantes como personas,
atendiéndolos en todos sus aspectos: físico, cognitivo, emocional, moral y social.”
(MINEDU, 2007, p.13)
6.- Inclusiva:
7.- No terapéutica:
Por otro lado, Álvarez et al. (2019) definen las características de la tutoría universitaria
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En primer lugar, “Es una acción docente de orientación dirigida a impulsar y facilitar el
desarrollo integral de los estudiantes en su dimensión intelectual, afectiva, personal y social,
en línea con un planteamiento de calidad desde la perspectiva del estudiante.” (Álvarez et al.,
2019, p,22)
En segundo lugar,
En tercer lugar,
5.- Al facilitar este último objetivo, la tutoría permite la integración activa del
estudiante en la institución. No sólo porque facilita el acceso a la in-
formación, de una forma crítica y constructiva, sino porque estimula la
implicación y participación en todos los niveles organizativos. (Álvarez et al.,
2019, p.23)
MINEDU (2007) ha identificado como los pilares que sustentan el sistema de tutoria y la
orientación educativa tres elementos.
1.- El currículo:
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A lo largo de nuestra vida, las relaciones que establecemos con las demás
personas constituyen un componente fundamental de nuestro proceso de
desarrollo. Es también gracias a los otros que llegamos a ser nosotros mismos.
En este sentido, nuestros estudiantes requieren de adultos que los acompañen y
orienten para favorecer su desarrollo óptimo. Por ello, la tutoría se realiza en
gran medida sobre la base de la relación que se establece entre la o el tutor y
sus estudiantes. El aspecto relacional es, por excelencia, el que le otorga su
cualidad formativa. (MINEDU, 2007, p.11)
2.Area Académica:
Busca asesorar a los estudiantes en el ámbito académico, para que puedan obtener un pleno
rendimiento en sus actividades escolares y prevengan 0 superen posibles dificultades. EI tutor
ofrece al estudiante la posibilidad de conocer y desarrollar sus capacidades, facilitándole la
adquisición y construcción de aprendizajes significativos y funcionales. Es decir,
aprendizajes que combinan elementos cognoscitivos y afectivos, que el estudiante podrá
aplicar a su vida cotidiana. (MED-2005, p.26)
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3.Área Vocacional:
Busca promover la adquisición de estilos de vida saludable, es decir, formas de vivir que:
favorecen la salud, la que se entiende como un completo estado de bienestar físico, mental y
social, y no solo como la ausencia de enfermedad y dolencia. Se consideran aspectos de
cultura alimentaría, hábitos de higiene, actividad física y salud mental en los estudiantes.
Desde esta orientaci6n, se trata de fomentar en los estudiantes, desde sus primeros años de
escolaridad, actitudes y comportamientos responsables respecto a su salud integral, que les
permitan prevenir posteriores dificultades y, a la vez, promover la salud con las demás
personas. (Oliveros R.,2004, p.28).
Busca que 1os estudiantes participen reflexivamente en acciones dirigidas a la búsqueda del
bien común. EI área de ayuda social motiva y compromete a los estudiantes en acciones que
les permiten participar activamente en el mejoramiento de las condiciones de vida del grupo y
de la comunidad a los que pertenecen. Para esto, los tutores promoverán actividades como:
proyectos de ayuda social, jornadas, campañas, pasacalles, etc. (Oliveros R.,2004, p.32).
Busca que el estudiante conozca y valore su cultura, reflexione sobre temas de actualidad,
¡involucrándose as! con su entorno local, regional, nacional e internacional. Se promueve que
valore sus raíces, tradiciones, costumbres, desarrollando sentimientos de pertenencia, as;
como también respeto y tolerancia a las diferencias culturales. Asimismo, se fomenta que
plantee interrogantes y exprese sus opiniones, que desarrolle una actitud reflexiva frente a los
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acontecimientos y nuevos contextos, que vive (en los que por ejemplo hay una mayor
presencia 0 influencia de los medios y tecnologías de comunicaci6n como la TV, radio,
Internet, entre otros). (Oliveros R.,2004, p.33).
7.Área De Convivencia
Hablar de tutoría en la educación superior implica aceptar la participación del aspecto social
en los procesos de construcción del conocimiento.
Desde este enfoque, los aprendizajes ocurren dentro del marco de lo social; la sociedad es un
producto humano y el hombre un producto social. Todo está mediado en el hombre, pero a su
vez, el hombre es un mediador. Al no existir proceso sin mediaciones, se reconoce la
importancia de la mediación pedagógica, como un amplio espacio de reflexión y de trabajo.
(UNAD, 2001).
Dentro de este marco, la tutoría según Raúl Calixto Flores. 2016, se concibe como un proceso
educativo referido a la socialización que involucra todos los elementos con los que interactúa
la persona: la familia, la escuela, la comunidad así contextos específicos de interacción social
en donde se construyen conjuntos de significados, representaciones y valores a través de los
procesos de mediación semiótica, sociocultural e interaccional. (p.2).
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proceso de conocimiento y, por otra parte, su interacción con este mundo, con esta realidad,
la cual necesariamente está mediada por la interacción con los otros. Experiencias y
contenidos en las que participa el sujeto ocurren en una compleja trama de relaciones
sociales.
Bajo esta perspectiva, puede entenderse que el aprendizaje se ubica en el campo de la
actividad social y las experiencias compartidas, en tanto el conocimiento no aparece por
generación espontánea ni se construye en solitario, sino gracias a la mediación, a la
interacción con otras personas y con distintos elementos. (p.12).
Los profesores, los tutores y los compañeros académicos se reconocen como mediadores del
acto de aprendizaje, así como también diversas instancias de mediación
involucradas en el proceso de enseñanza, como son la propia institución educativa, el plan
curricular, los medios instruccionales, las condiciones y contenidos para el aprendizaje y
todas las acciones pedagógicas a las que se tenga acceso, entre ellas, la tutoría. (p.13).
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implícitamente, manifiestan los padres, madres y profesores y profesoras sobre su
comportamiento, y la manera como estas son interpretadas por niños y niñas (Bisquerra
Alzina & Pérez Escoda, 2007).
Este componente se puede trabajar a través de las áreas de Personal social, Académica, Salud
corporal y mental de la Tutoría.
Los docentes tutores y tutoras que hemos contribuido al desarrollo de una autovaloración
positiva en nuestros estudiantes tenemos el terreno propicio para ayudarlos a vislumbrar su
visión de futuro. Cuando un estudiante es consciente de sus capacidades personales y tiene
seguridad en sí mismo para lograr lo que se propone, surge en él o ella una expectativa sobre
las metas que pueda lograr en la vida. (Bisquerra Alzina & Pérez Escoda, 2007).
Desde esta perspectiva, nuestro rol de docente tutor consiste en ayudar al estudiante a
construir su visión de futuro.
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Para contribuir a esto podemos utilizar diversas estrategias, que van desde hacer preguntas
sobre cómo se ve en el futuro, hacer pensar en la posibilidad de realizarse en alguna profesión
u otra actividad, hasta propiciar situaciones donde los y las estudiantes aprendan a mirar su
medio social y se imaginen mejores condiciones de vida para su familia, comunidad y país.
(Bisquerra Alzina & Pérez Escoda, 2007).
Fig.1
Nota. Modelo de plan de vida tomado de Bisquerra Alzina & Pérez Escoda, 2007.
Córdoba (1998) relaciona el concepto de tutoría con el genérico de tutela, y con el concepto
clásico de curador (cuidador). Se refiere entonces al tutor como quien ejerce el papel de
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“defensor, protector o director en cualquier línea. Así mismo la tutela o tutoría se confiere
para curar (cuidar) de la persona y los bienes de aquel que por minoría de edad o por otra
causa, no tiene completa capacidad civil.” En este sentido encontramos el papel del tutor en
el maestro de la antigua Grecia, concretamente en la mayéutica socrática. Sin embargo, se
han situado sus inicios, sus raíces y la tradición que ha conformado su práctica actual en la
universidad medieval.
Sin embargo, durante el siglo XIX la idea de un tutor moral comenzó a cambiar y a ejercer un
papel más académico. El papel del tutor se refería a “enseñar a los estudiantes cómo usar sus
mentes. A enseñar cómo pensar, no enseñar qué pensar” (Moore, 1968, citado por Doherty,
2002).
La tutoría individual, que otros llaman asesoría personal (o íntima personal), en la cual el
profesor-tutor pretende conocer la situación de cada alumno, lo ayuda personalmente y lo
orienta en la planificación y ejecución de sus tareas escolares. Uno de los puntos positivos de
la tutoría individual es trabajar la autoestima de los estudiantes, facilitar que asuman sus
responsabilidades y nuevos retos con entusiasmo y permitir que demuestren sus emociones.
Esta tutoría supone un compromiso más profundo tanto por parte del tutor como por parte del
estudiante ya que abarca temáticas de índole intelectual, afectivo, social, académico,
profesional, institucional, etc. (Tam, J., G. Vera y R Oliveros. 2008)
21
La tutoría de grupo, en la cual el profesor-tutor ayuda a los alumnos en la orientación del
currículo y en la participación activa en el centro educativo. Él colabora con los profesores
que intervienen en el grupo de alumnos y aporta a cada uno de los profesores del grupo la
información necesaria sobre cada alumno y grupo.
Otra estrategia es la tutoría de prácticas en empresas, en donde los tutores son los
responsables del control y seguimiento de las prácticas en las entidades en régimen de
convenio. Estas son las que realizan los docentes cuando supervisan las prácticas
profesionales de los estudiantes
Algunos modelos genéricos de tutoría son expuestos de manera esquemática por Hock,&
Pulvers, K. (2001), y a partir de esta clasificación pueden verse algunas implicaciones de la
aplicación de tutorías en medios educativos; sostienen los autores:
Las contradicciones permanentes que resultan de la relación entre tutoría y los programas
tutoriales postescolares generan múltiples problemas. Primero, existe el problema de la
definición del modelo tutorial. Algunos autores describen la tutoría como la situación ideal de
enseñanza debido a que incluye la instrucción uno-a-uno en los contenidos y las habilidades
presentadas por el tutor.
Bloom (1984), referenciado por Hock & Pulvers (2001) sostiene que la tutoría uno-a-uno
constituye una excelente oportunidad para docentes muy habilidosos, que enseñan destrezas,
estrategias y contenidos de conocimientos a un solo estudiante. Sostienen, además, que las
oportunidades que presenta la tutoría uno a uno puede optimizar el impacto de una variedad
de técnicas y prácticas de instrucción validadas tales como la instrucción directa, modelación
tutorial de conductas de pensamiento y solución de problemas, soporte y sustentación de
habilidades y estrategias de estudio y suministro de retroalimentación inmediata, positiva y
correctiva.
Los Sistemas Tutoriales Inteligentes, para Wenger (1987), son herramientas cognitivas. Estos
sistemas usan resultados de las ciencias cognitivas, teorías instruccionales, técnicas de
Inteligencia Artificial y computacionales para desarrollar sistemas que se adaptan al estado de
conocimiento del alumno y al estilo de enseñanza del tutor. Estos sistemas han demostrado
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ser efectivos en la enseñanza uno a uno (Murray, 1999; Chi et al., 2001). Actualmente, no
son solo herramientas de laboratorio, sino también han ingresado a las aulas y lugares de
trabajo.
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estudiantes y profesores. Asimismo, fue estudiado los tipos de conocimiento de dominios.
Falta colocar fuente según
Por ejemplo, se eligió los mapas conceptuales para (Jonassen et al., 1997) modelar el dominio
por considerarlos apropiados para alcanzar una representación flexible y re-usable. La
representación usa un grafo donde los nodos son conceptos y las relaciones entre ellos son los
arcos.
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modelo puede ser aplicado cuando el conocimiento experto puede ser fragmentado en
unidades pequeñas. Un registro es guardado con las habilidades que un estudiante
determinado ha alcanzado. Este registro se usa para decidir si el estudiante ha aprendido el
tópico o no.
El modelo del estudiante trata la caracterización del estudiante (datos personales y perfil del
estudiante), conocimiento (almacenamiento de los temas ya conocidos, objetivos
instruccionales adquiridos, equivocaciones cometidas y material didáctico usado) y
comportamiento (información de la última sesión). El modelo se ha organizado en dos
módulos principales: carácter del aprendiz y sesión del estudiante, el primero se refiere a las
características personales y la evolución del conocimiento del estudiante, el segundo se
refiere a la sesión en totalidad y su análisis posterior.
El módulo ha sido dividido en cuatro capas a fin de construir las estrategias tutoriales.
Cada una de las capas manipula diferentes niveles de adaptación. La capa de adaptación a
nivel macro depende tanto de los tópicos a enseñar y de los Objetivos Instruccionales a
alcanzar. Además, se ha incluido una teoría pragmática de instrucción: CLAI (Cognitive
Learning from Automatic Instruction) (Arruarte et al., 1996). En la capa intermedia de
adaptación, se fijan las características del grupo de estudiantes siguiendo las decisiones del
autor/instructor. En la capa micro de adaptación las estrategias tutoriales adaptan la
enseñanza según las características individuales de cada estudiante.
Además de estas estrategias independientes del dominio, el autor puede crear otras que se
adapten al desarrollo del estudiante teniendo en cuenta el tema del dominio. Se ha
considerado cuatro estrategias especializadas para ingeniería: uso de analogías, simulación
25
computacional de procesos, ejercicios creativos y resolución de problemas en equipos, a fin
de mejorar la adaptabilidad del sistema.
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identificar las soluciones a las problemáticas y/o necesidades de los estudiantes mediante
actividades o acciones dirigidas por el tutor. Finalmente, la evaluación, etapa en la que se
conocen los resultados alcanzados a partir de la intervención y se valora su efectividad para
realizar los ajustes o medidas preventivas necesarias.
Lucas (2000) describió ciertos beneficios que obtienen tanto tutorados como tutores de su
interacción. Entre los beneficios que reciben los primeros se encuentran: participar en
publicaciones, obtención de becas, colaboración en la investigación, soporte, protección,
conocimientos, consejos, altas probabilidades de éxito ocupacional y experiencia. Por otra
parte, Lucas divide los beneficios que reciben los tutores en extrínsecos e intrínsecos. A
través de los primeros, los tutores reciben asistencia e incrementan sus niveles de
productividad; los tutorados pueden fortalecer sus carreras generando nuevas ideas e
incrementando la profundidad del conocimiento; renuevan el sentido de entusiasmo por el
trabajo y contribuyen a realzar sus niveles de poder, estatus profesional e ingresos. Con los
segundos, los tutores pueden disfrutar del trato con sus alumnos y sentir satisfacción
personal, sabiendo que con la tutoría contribuyen al éxito de aquellos.
Lyons y Scroggins (1990) señalan que el estudiante no sólo recibe todos los beneficios, ya
que un tutorado prometedor favorece la carrera del tutor. Los estudiantes actúan como
catalizadores para construir eslabones nuevos entre colegas y contribuir al propio desarrollo
del tutor. Permiten liberarlos de las tareas más rutinarias (por ejemplo, trabajo de laboratorio)
para dar tiempo a cuestiones más creadoras. El tutor, al tomar interés por el progreso del
estudiante, puede mejorar su experiencia académica. Según los autores referidos, aquellos
estudiantes que se sienten tutorados son participantes más activos en el mundo profesional o
en la investigación.
Campbell y Campbell (2000) realizaron una investigación para identificar los beneficios que
perciben los participantes de la tutoría. El grupo de tutorados señaló como beneficios:
consejo, guía, información, amistad, apoyo, ayuda académica, así como en problemas
personales, confianza y oportunidades para conocer puntos de vista diferentes. Por su parte, el
grupo de tutores advirtieron como beneficios: interactuar de manera personal con estudiantes,
adquirir satisfacción y experiencia en lo compartido, sentirse en contacto con estudiantes y
aprender de ellos.
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Para Waldeck, Orego, Plax, y Kearney (1997), la tutoría puede favorecer al tutorado cuando
le proporciona información sobre la política del departamento o de la institución, así como de
las regulaciones y órdenes implícitas que imperan. Dichos autores enfatizan que el uso
apropiado de la tutoría puede ser crucial en el éxito futuro del tutorado en el terreno
académico.
En cuanto a los retos y dificultades de la tutoría, se encuentran: poca disponibilidad en cuanto
a tiempo por parte del tutor, problemas interpersonales, incompatibilidad de caracteres, falta
de compromiso y expectativas diferentes entre tutor y tutorado (Ehrich, Hansford y Tennet,
2003).
Sin embargo, en el mundo actual y las circunstancias que viven nuestros países, el cultivo de
otras dimensiones del individuo, principalmente en el contexto de la educación superior, es
de vital importancia. Podemos mencionar aquí la formación de actitudes pro sociales, de
capacidad de autogobierno, de creatividad en la búsqueda de solución de problemas, de
hábitos de vida saludables y eficaces, entre otros. Un programa de tutorías está entonces
dirigido a complementar la formación superior en aspectos como estos, que contribuirán a
incrementar las posibilidades de éxito de los egresados en su desempeño profesional.
Para que esto se realice se deben tener explícitas las políticas del programa de tutorías en la
universidad y hacer parte de su modelo pedagógico, de tal manera que sea una estrategia
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pedagógica que busque el desarrollo integral de los estudiantes para orientarlos en su
formación y se incrementen sus habilidades tanto personales como profesionales.
El informe de la Cepal-Unesco (1992), anota que se debe procurar una educación equitativa
con calidad y textualmente señala que
En este sentido la práctica pedagógica no es solamente instruir para que se realice una acción;
el desafío es una educación de calidad con equidad, con perspectiva para una educación para
la democracia, en donde se tenga en cuenta al sujeto educativo, no solamente desde el punto
de vista económico sino también como sujeto social, que pueda incorporarse en forma crítica
al medio, que tenga habilidades, valores y actitudes para vivir con dignidad y así pueda
contribuir a la calidad de vida (Magendzo, 2001).
Anota al respecto Orozco (1999) que la educación es, en consecuencia, educación en y para
la libertad, fomenta el crecimiento de la persona y la capacita para una vida útil y responsable
frente a sí mismo y frente a la sociedad global. La educación, si cumple con sus fines, forma
el carácter y la personalidad del individuo y contribuye a la generación de espacios de
eticidad en los que la vida humana se hace posible. Estos son los espacios que permiten las
interacciones entre los hombres.
Por lo anterior es importante tener en cuenta el currículo que se maneja en las instituciones
educativas y que está promulgado en la Ley 115 de 1994 en donde se señala textualmente
que: “Currículo es el conjunto de criterios, planes de estudio, programas, metodologías y
procesos que contribuyen a la formación integral y a la construcción de la identidad cultural
nacional, regional y local, incluyendo también los recursos humanos, académicos y físicos
para poner en práctica las políticas y llevar a cabo el proyecto educativo institucional”
(Ministerio de Educación Nacional de Colombia, 1994).
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De acuerdo con lo expuesto se confirma que el sentido último de la educación es la formación
del sujeto democrático, autónomo, constructor de conocimiento, comprometido con la
transformación de la sociedad, formación que ha sido en muchas ocasiones relegada en el
currículum. Además, se conoce que al interior de una entidad educativa autoritaria, jerárquica
y dependiente es imposible formar un sujeto democrático. La creación de una cultura escolar
democrática es condición necesaria para la formación del sujeto democrático, por lo tanto, es
indispensable revisar el currículo ya que éste debería entregar los conocimientos y desarrollar
las habilidades, actitudes y competencias necesarias para vivir en sociedad.
Petrus (1998), anota que es evidente que existen otros valores, al margen de los
conocimientos, que deben tener una importante presencia entre los contenidos escolares. La
institución escolar no puede estar ajena a la problemática social, sino que debe estar
comprometida a dar respuesta a ello y no puede estar atenta únicamente a los conocimientos
científicos. Se deben tener presentes los principios educativos fundamentales para una
convivencia democrática, principios que no estén solamente escritos en el papel, sino que se
vivan cotidianamente en la escuela, tales como la participación, la solidaridad, solución
adecuada de los conflictos, diálogo, tolerancia, etc.
Estos temas los considera contenidos transversales que traspasan el ámbito de las asignaturas
o materias escolares que hacen referencia a problemas y conflictos que se dan de manera
cotidiana en la sociedad. De ahí que los principales objetivos de los contenidos transversales
sean tomar conciencia de los conflictos y adquirir competencias sociales.
Petrus (2000) considera que los contenidos transversales hacen referencia a determinados
contenidos educativos de base ética válidos para todos los educandos, prescindiendo de
creencias, ideas políticas o religiosas. Anota que los principios abiertos, dialogantes, los
valores que otorgan dignidad, no pueden tener fronteras; antes, al contrario, deben impregnar
todas las actividades escolares. Los contenidos transversales por su contenido social, no
deben tener un planteamiento excesivamente conceptual ni en horarios fijos, sino que son
contenidos que se comparten a través de todas las materias escolares.
Lo anteriormente expuesto tiene mucha relación con los programas de tutorías. Se observa
esta similitud a partir de diferentes funciones que se pueden ejercer de manera transversal en
el ambiente educativo y que podrán ser tema de análisis más profundo posteriormente. Una
función de ayuda que actúa como motivador para que el estudiante pueda prevenir y dar
31
respuestas efectivas y asertivas en su contexto; una función de intervención educativa porque
trabaja directamente aspectos como la conducta, los procesos de pensamiento, los factores
emotivos y la motivación académica y de la vida en general, técnicas concretas sobre
diferentes problemas como autoestima, métodos y hábitos para el éxito en el estudio, etc.
Función formativa porque proporciona, además de elementos informativos que pueden ser de
interés, orientación para formar actitudes y valores. Función evaluadora en dos sentidos, el
individual que ayuda a la persona a conocerse, y el general al examinar las necesidades,
actitudes y capacidades potenciales para poder ofrecer el mejor programa formativo posible.
Por último, la función de planificación porque diseña itinerarios educativos adecuados al
nivel y la motivación de cada “tutoriado”.
Además, como lo anotan Farrés y Obregón, citados por Díaz y Pinzón (2002), se debe
trabajar con los tutores en despertar la conciencia de que están participando en un proceso de
formación de recursos humanos, no en la generación de productos de investigación.
Un programa de tutorías debe hacerse presente en las diferentes personas e instancias que
conforman la comunidad académica (estudiantes, docentes, administrativos). Además, es
relevante, como lo anotan Díaz y Pinzón (2002), que cada profesor se sienta tutor y
contribuya a orientar y asesorar al estudiante en la toma de decisiones sobre sus necesidades,
intereses y capacidades.
Es importante además crear políticas desde el ente central de la universidad para analizar
juiciosamente los planteamientos de las tutorías y así trazar el horizonte de renovación,
divulgación y expansión de las mismas.
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aprendizaje, es de gran importancia rescatar una multiplicidad de dimensiones vinculadas con
el concepto.
Las políticas aplicadas en los últimos tiempos a la educación superior no sólo conllevan la
pretensión de conseguir de la capacitación, a manera de producto, un individuo con las
capacidades para desempeñar una determinada función. La capacitación que un individuo
recibe debe conducirlo a un ser cada vez más integral, no sólo eficiente en su trabajo sino
creativo y participativo de la dinámica social y política de sus entornos mediatos e
inmediatos.
Un profesional que debe desempeñar su función en estrecha vinculación con personas, tanto
en lo individual como en lo social deberá contar no sólo con una capacidad técnica en su
trabajo, sino con un acervo de valores y un repertorio de actitudes acordes con la
responsabilidad que implica trabajar con seres humanos.
Entonces, sin lugar a dudas, una educación que no favorezca sólo el cultivo de los aspectos
técnicos en el individuo, es motor eficaz en el desarrollo. Una sociedad que de manera
consciente y decidida favorece la investigación, la creación y aplicación del conocimiento
multiplica continuamente sus recursos naturales (…) que soporta crecimientos cada vez
mayores (Sarmiento, 2000). Pero, además, el aumento de las capacidades que produce el
capital humano no sólo tiene que ver con la participación activa en la organización productiva
sino con el disfrute más profundo de mayores oportunidades (Sarmiento, 2000).
33
su futuro personal y de contribuir a perfilar el de su familia y el de su entorno
sociocultural. (p. 39).
El tutor debe ser capacitado no sólo en el cumplimiento de una función vinculada con el éxito
académico con miras a la promoción o a la obtención de calificaciones o títulos. Es preciso
generalizar entre los docentes tutores la actitud necesaria para que se constituyan en factores
determinantes de la formación humana integral de los educandos.
No sobra mencionar además la necesidad de que la institución brinde los espacios adecuados
para que esta actividad se desarrolle, como el disponer de cubículos aptos para adelantar
tutorías personales o para pequeños grupos; y que se viabilice la posibilidad de que los
programas cuenten con un seguimiento puntual y una capacitación permanente.
Sin embargo, un programa de tutoría es eficaz en la medida en que exista el nivel adecuado
de motivación en los participantes. En este aspecto la actitud del tutor es fundamental y
permite la posibilidad de que el estudiante perciba claramente los efectos positivos de la
actividad tutorial. Las investigaciones han establecido por ejemplo que el aprendizaje resulta
más productivo, cuando se realiza durante breves sesiones frecuentes antes que durante largas
sesiones ocasionales (Topping, 2002). Esta motivación juega un papel decisivo en momentos
como estos en los cuales la aplicación de la flexibilidad curricular requiere de un profesorado
comprometido y con disposición para cumplir los objetivos del programa.
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Conclusiones:
Es importante conocer los fundamentos teóricos de un sistema tutorial, ya que esto nos
permitirá ser capaces de aplicar e implementar el sistema de tutorías en los centros de
educación que pueden ir desde la educación básica regular hasta la educación superior
universitaria.
35
Finalmente, se debe mencionar que es importante incluir en los sistemas tutoriales la
participación de los miembros del Comité Directivo de los centros de estudios, docentes y
familias de los alumnos para lograr un trabajo articulado y en armonía con las necesidades
reales de los estudiantes.
BIBLIOGRAFIA
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