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Poesía visual y antipoesía. Lecturas liminales o de cuando las palabras toman cuerpo

Chapter · October 2017

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Carles Mendez Sabina Loghin


Universidad Autónoma de Ciudad Juárez Universidad Autónoma de Ciudad Juárez
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EC T U R A S
IMINALES
POESÍA DESDE EL PENSAMIENTO VISUAL

Carles Méndez Llopis y Eva Figueras Ferrer


Coordinadores
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA UNIVERSIDAD DE BARCELONA
DE CIUDAD JUÁREZ
Joan Elias i Garcia
Ricardo Duarte Jáquez Rector
Rector
Salvador García Fortes
David Ramírez Perea Vicerector D'Arts, Cultura i Patrimoni
Secretario General
Àlex Aguilar Vila
Manuel Loera de la Rosa Vicerector de Projecció i
Secretario Académico Internacionalització

Érick Sánchez Flores M. Dolors Tapias Gil


Director del Instituto de Arquitectura Degana de la Facultat de Belles Arts
Diseño y Arte
Roser Boix Tomàs
Ramón Chavira Degana de la Facultat d'Educaciò
Director General de Difusión Cultural y
‹˜—Ž‰ƒ…‹×‹‡–ÀƤ…ƒ
EC T U R A S
IMINALES
POESÍA DESDE EL PENSAMIENTO VISUAL

Carles Méndez Llopis y Eva Figueras Ferrer


Coordinadores

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE CIUDAD JUÁREZ / UNIVERSIDAD DE BARCELONA


Lecturas liminales. Poesía desde el pensamiento visual

D.R. © Coordinadores: Carles Méndez Llopis y Eva Figueras Ferrer


Autores: Carles Méndez Llopis, María Margarita de Haene Rosique, Mar Redondo,
Pere Freixa, Hortensia Mínguez García, Gustavo Vega Mansilla, Sabina Loghin, Glòria
Bordons, Eva Figueres Ferrer, Caterina Amengual Adrover, Lis Costa, Carlota Caulfield,
Bibiana Crespo Martín, Pilar Rosado Rodrigo, Ferran Reverter, Estel Marín Cos.
Poemas visuales: Miguel Ángel Achig, Ioulia Akhmadeeva, Caterina Amengual, Edu
Barbero, Byron Brauchli, Josep Cerdà, Jordi Clopés, Lis Costa, Josep M. Jordana, Bi-
biana Crespo, Margara De Haene, Eva Figueras, Sabina Loghin, Sandra March, Carles
Méndez, Hortensia Mínguez, Mar Redondo, Pere Freixa, Xavi Rodríguez, Pilar Rosado
Rodrigo, Cándido Valadez, Gustavo Vega.

© 2017 Universidad Autónoma de Ciudad Juárez,


Avenida Plutarco Elías Calles #1210,
Fovissste Chamizal C.P. 32310
Ciudad Juárez, Chihuahua, México
Tel : +52 (656) 688 2100 al 09

ISBN: 978-607-520-259-4
ISBN de la publicación en España: 978-84-697-7060-3

Primera edición, 2017


Impreso en México / Printed in Mexico
http://www2.uacj.mx/publicaciones/

Parte de este proyecto pertenece a la investigación "La poesia experimental cata-


lana (1959-2004): característiques, relacions internacionals i genèriques, recepció
entre els més joves" (FFI2013-41063-P), que ha sido apoyada por el Programa Es-
tatal de Fomento de la Investigación Científica y Técnica de Excelencia, Subpro-
grama de Generación del Conocimiento (Ministerio de Economía y Competitivi-
dad) a través de sus ayudas para proyectos de I+D."

La edición, diseño y producción editorial de este documento estuvo a cargo de la Direc-


ción General de Difusión Cultural y Divulgación Científica, a través de la Subdirección
de Publicaciones.

Diseño de portada e interiores: Karla María Rascón


Cuidado de la edición: Subdirección de Publicaciones
7 ĆėđĊĘĴēĉĊğ
Í ndice

Prólogo. Límites, fronteras y pliegues. De la imagen, la poesía visual y lectura liminar

A golpe de vista. Alegorías visuales de la sensibilidad contemporánea


21 ĆėŃĆĆėČĆėĎęĆĊ ĆĊēĊĔĘĎĖĚĊ

Surbanalisme, de Bernard Plossu: fotografía, relato visual y libro de autor


35 ĆėĊĉĔēĉĔĞĊėĊ ėĊĎĝĆ

‡Žƒ’‘‡•Àƒ‡…—ƒ†‡”ƒ†ƒƒŽƒ’‘‡•Àƒ–”‘’‘‰”žƤ…ƒǤDel éxodo de la retícula al pliegue


49 ĔėęĊēĘĎĆŃēČĚĊğ
ĆėĈŃĆ

El Simultaneísmo. Un recurso poético-visual


73
ĚĘęĆěĔĊČĆĆēĘĎđđĆ

Poesía visual y antipoesía. Lecturas liminales o de cuando las palabras toman cuerpo
87 ĆėđĊĘĴēĉĊğĞĆćĎēĆĔČčĎē

La poesía escénica de Joan Brossa, un lugar donde las fronteras genéricas se diluyen
121
đŗėĎĆĔėĉĔēĘ

Street poetry como herramienta de cambio: Propuestas artísticas postsituacionistas


137 ěĆ ĎČĚĊėĆĘ ĊėėĊė

Private Thoughts in a Public Bathroom: La socialización a través de la poesía visual de


los cubículos
153 ĆęĊėĎēĆĒĊēČĚĆđĉėĔěĊė
Poesía visual cinética en Cataluña
163 ĎĘĔĘęĆ

Corner (1998-2002) y la poesía experimental catalana


175 ĆėđĔęĆĆĚđċĎĊđĉ

El hiperlibro-arte, propiedades y estéticas emergentes


189 ĎćĎĆēĆėĊĘĕĔĆėęŃē

La “palabra visual”: sustrato para la poesía. Mejor mostrar aquello de lo que no se


puede hablar
205 ĎđĆėĔĘĆĉĔ Ğ ĊėėĆēĊěĊėęĊė

Boek Visual: altavoz integrador de poesía visual


219 ĘęĊđĆėŃēĔĘ

Poemas visuales
234 Miguel Ángel Achig
237 Ioulia Akhmadeeva
239 Caterina Amengual
240 Edu Barbero
242 Byron Brauchli
244 Josep Cerdà
245 Jordi Clopés
246 Lis Costa y Josep M. Jordana
247 Bibiana Crespo
249 ƒ”‰ƒ”ƒ‡ ƒ‡‡
251 Eva Figueras
254 Sabina Loghin
256 Sandra March
258 Carles Méndez
260 ‘”–‡•‹ƒÀ‰—‡œ
262 Mar Redondo y Pere Freixa
264 Xavi Rodríguez
265 Pilar Rosado Rodrigo
267 Cándido Valadez
268 Gustavo Vega
L
Límites, fronteras y pliegues.
De la imagen, la poesía visual
y lectura liminal

ĆėđĊĘĴēĉĊğ
E
l contexto actual de la cultura
visual es de una heterogenei-
dad inabarcable. La produc-
ción y consumo artístico es
totalmente ecléctico y media-
do, donde las demarcaciones y
contornos que regentaban las diversas disci-
plinas artísticas hace tiempo que desapare-
cieron en su borrosidad. La hibridez, mez-
colanza, pensamiento bricoleur y la creación
interdisciplinar están proporcionando rela-
ciones entre campos de conocimiento an-
tes impensadas, subvencionando continuos
trasvases, migraciones e interacciones entre
conceptos que difícilmente podrían plan-
tearse conjuntamente de otros modos. Ante
este escenario hemos de militar una mirada
limítrofe, tanto en la investigación como en
la representación del mundo, como agente
de tránsito entre estos territorios y domi-
‹‘•ǡ •‹ Ž—‰ƒ” ‡•’‡…ÀƤ…‘ǡ …‘‘ ƒ…–‹˜ƒ†‘”ƒ
transversal del conocimiento.

9
10 Carles Méndez

Precisamente, este volumen pretende montaje de las diversas capas comunicativas


alcanzar esta sapiencia interdisciplinar des- †‡Ž‘•Ž‡‰—ƒŒ‡•ƒƤ†‡…‘’”‡†‡”Ž‘•†‡•†‡
de el límite de la lectura, desde un lugar en otras perspectivas, soportes y fórmulas. Más
el que la frontera no funja de demarcación aún cuando “nuestro mundo utiliza un len-
utópica, sino de lugar habitable y practicable guaje rico y complejo, que poco o nada debe
en el que realizar dicha lectura del mundo a ya a la lengua escrita” (Millán en Sarmiento,
través de las creaciones artísticas. Si como ve- 1990, pp. 292-293), cuando las formas de
mos, ya no escribimos, dibujamos, pintamos escritura comparten el camino con la inte-
ni esculpimos como lo hacíamos un siglo gración de otras artes para eclipsar las limi-
atrás –ni siquiera como una década atrás–, taciones propias y reformar simbólica y con-
es de esperar que tampoco conservemos los ceptualmente los esquemas heredados. No
modos de ver del pasado. Nuestra otorgación todos los relatos, por tanto, nacen para ser
de sentido actual a través de las imágenes y leídos –al menos en su concepción habitual–,
†‡ Ž‘• –‡š–‘• Šƒ •‹†‘ ‹ƪ—‡…‹ƒ†ƒ ‹‡˜‹–ƒ- existen los que se asumen procesos genera-
blemente por una serie de acontecimien- tivos alternativos en sus relaciones con los
tos tecnológicos que –siguiendo a Berger códigos verbales y/o visuales. Aquellos que
(2010)– trae cualquier tipo de información pueden ser transformados una y otra vez
hacia nosotros. Ahora los relatos pueden ser por los diferentes vínculos provenientes del
diversos, presentados en cualquier soporte, acervo referencial de cada “lector”, abiertos
desplazados desde cualquier lugar y consu- a múltiples posibilidades narrativas y repre-
midos por quien sea alcanzado en su propa- •‡–ƒ…‹‘ƒŽ‡•ǡ†‡Ƥ‹†‘•’‘”Žƒ•—„Œ‡–‹˜‹†ƒ†ǡ
gación, por lo que nuestra comprensión del la experiencia y la producción singular como
—†‘•‡˜‡‘†‹Ƥ…ƒ†ƒǤŠ‘”ƒ‘•‘Ž‘”‡- estructura operacional. Así, no solo se volvió
gistramos verbalmente, sino mediante una autónoma la escritura –el hacer/mostrar–,
ƒ’Ž‹ƒ…‹× †‡ Žƒ• …‘Ƥ‰—”ƒ…‹‘‡• ’‘•‹„Ž‡• sino que también ha habido un proceso por
de los discursos, eufóricos de nuestra red el cual se ha emancipado la lectura –el ver/
globalizada de lectores-creadores. Es así que leer–, a partir de considerar las formas de
no solo se plantean nuevas herramientas contar como verdaderos espacios de crea-
con un alto potencial para la creación artísti- ción y experimentación alternativa de con-
ca, sino también se conciben nuevos modos tenidos (Millán y García, 1975).
de intercambio simbólico y de consumo cul- Alejados de la textolatría –expuesta
tural (Lipovetsky, 1996). por Barthes allá por el 1986–, y más acá del
Ya hace más de un siglo que inició, giro pictorial de Mitchell (2009), comprende-
desde todos los campos artísticos, una suer- mos estas creaciones híbridas como presen-
te de experimentaciones en la creación que cias que son capaces de tomar a la escritura y
no han podido detenerse. La versatilidad de la imagen como estructuras básicas de infor-
la interconexión en red, junto a la capacidad mación, pero que son en sí mismas fuentes
de reproducción de la imagen –tanto digital de polisemia, de cultivo visual redactado o
como analógica– y el texto no ha hecho más no, que viven en la incertidumbre y sin res-
que superarse una y otra vez a sí misma pro- –”‹……‹‘‡• ‡•’‡…ÀƤ…ƒ•Ǥ ‡• ‡•–ƒ …ƒ”‡…‹ƒ †‡
piciando estrategias de yuxtaposición y (des) impedimentos lo que hace que no basten

Carles Méndez Llopis y Eva Figueras Ferrer • Coordinadores


Límites, fronteras y pliegues. De la imagen, la poesía visual y lectura liminal 11

“ojos y manos para leer” sus contenidos; sus tento de conquista “de sensibilizar con nues-
propuestas perceptivas necesitan una impli- tro discurso” y la relación con su resistencia;
cación más sensitiva y emocional” (Rodrí- solo en la intelección de la barbarie –aquello
guez, Gracia y Murciego, 2008, p. 241). Sea incomprensible o todavía no civilizado como
la poesía experimental y todas sus variantes el texto lineal–, será que alcancemos a ilumi-
–incluyendo evidentemente la visual–, la nar el relato que emana de estas otras for-
‹ƒ‰‡ˆ‘–‘‰”žƤ…ƒ…‘…‡’–—ƒŽ‘‡ŽŽ‹„”‘Ǧƒ”- mas de contar. En ellas, nosotros los espec-
–‡ǡ –‘†ƒ• ‡ •— —Ž–‹ƒ””ƒ–‹˜‹†ƒ† ‡•’‡…ÀƤ…ƒ tadores, constructores, sujetos fronterizos
proponen caminos alternativos del relato. habitaremos en el límite de nuestro sentido
Las consideremos como palabras expandi- para convertirnos en narradores indirectos
das o como imágenes redactadas, su con- tras el intercambio simbólico: donde no pa-
tenido no es sostenido por el uso habitual rece leerse nada, se construirá una historia.
del lenguaje –menos en la relación de texto/ Nos obligará a situarnos allá donde lo co-
imagen homogeneizada–, por ello son nece- nocido entra en contacto con una realidad
sarias tanto “nuevas formas de aprehensión” hermética y amorfa por aprehender, porque
del relato como de “comportamiento hacia “situarse en el límite y hablar ‘en símbolos’
este por parte del espectador/lector” (Mín- sería el único modo de explicar lo inexplica-
guez y Méndez, 2012, p. 6). Es decir, para ble.” (Gómez, 2008/2009, p. 8). Solo culti-
leer en estos relatos será necesario pensar- vando ese espacio –al habitarlo–, podemos
los tanto en su modo de ser leídos como en su asaltar el caos y darle luz.
modo de ser contados, asumiendo sus oculta- ‡‡•–‡‘†‘ǡ’ƒ”ƒ†‡•ƒƤƒ”‡•–‡’‘-
mientos, ausencias, descontextualizaciones liedro desde una perspectiva heterogénea
y manifestaciones (a la vez) que propician el y multifacética que permita la extensión del
cuestionamiento de estas relaciones, tradi- relato, hacia esta compleja red que se en-
cionalmente lineales. trelaza, habremos de trazar un camino que
Y para ello, debemos irnos a las peri- explore diferentes universos de sensibilidad
ferias, a los límites de dichos códigos, para ˆ”‡–‡ ƒŽ •‹„‹‘–‡ “—‡ ’—‡†‡ •‹‰‹Ƥ…ƒ” ‡Ž
poder analizar las diversas formas de con- objeto de lectura en la actualidad. Un traza-
tar, para reconocer aquello que está frente do que necesitaremos para tomar concien-
ƒ‘•‘–”‘•Ȃ‡Ž”‡Žƒ–‘Ȃǡ›˜‡”—‡•–”‘”‡ƪ‡Œ‘ cia de sus posibilidades y evoluciones, sea
†‡•’Žƒœƒ†‘ › †‘–ƒ”Ž‘ †‡ •‹‰‹Ƥ…ƒ…‹×Ǥ ‡ desde la incertidumbre o desde la multipli-
este modo, el espacio limítrofe proporciona cidad.
—ƒה„‹–ƒ†‡”‡ƪ‡š‹×“—‡Šƒ†‡•‡”‡š’‡- Para el primer capítulo, nos ubicare-
rimentado: “Según Trías, en el límite entran mos en el mismo límite de visualidad y su
‡ …‘–ƒ…–‘ †‘• ‡•ˆ‡”ƒ• †‡ ‹ƪ—‡…‹ƒ•ǡ †‘• consumo con el escrito titulado “A golpe de
universos de sentido. En esa franja fronteri- vista. Alegorías visuales de la sensibilidad
za se darían cita los movimientos de presión contemporánea”, de María Margarita de
entre uno y otro: las tendencias de fuga de ƒ‡‡Ǥ±ŽǡŽƒƒ—–‘”ƒ‘•”‡…‹„‹”ž…‘–‘†‘
la periferia y las invasivas del elemento ex- el peso de las imágenes, y nos preguntará:
terno” (Gómez, 2008/2009, p. 4). Sin duda, ¿cómo nos afectan las imágenes actuales?
la lectura se produce en esa tensión, en el in- ¿Cuál es nuestra lectura de ellas? Y sobre

Lecturas liminales. Poesía desde el pensamiento visual


12 Carles Méndez

todo, ¿hasta dónde leemos/queremos leer? la fotografía surbanalista de Plossu –que se


‡ ƒ‡‡ •‡ „ƒŽƒ…‡ƒ ‡ Žƒ ƤÀ•‹ƒ ŽÀ‡ƒ convertiría en un libro singular en 1972–, los
colgante de la violencia contemporánea de ƒ—–‘”‡• ‘• ƒ›—†ƒ ƒ –‡•‹‘ƒ” › ƪ‡š‹‘ƒ”
Žƒ ‹ƒ‰‡ ˆ‘–‘‰”žƤ…ƒǡ ƒ“—‡ŽŽƒ “—‡ —•—ƒŽ- las fronteras de estas experimentaciones
mente es tomada como fragmento de reali- dadaístas y surrealistas que poco después
dad. Sin embargo, cuanta más realidad, ma- el mismo artista rechazaría. Sin embargo, su
yor será la pérdida de ilusión, y en un mundo recuperación ayuda tanto a evidenciar dicho
donde la imagen se expande y eleva a la periodo indagativo acerca de la narración
enésima potencia, la credulidad ante esta se de las imágenes en el renombrado fotógra-
apaga. El sujeto se protege del golpe de reali- fo, como a hacer hincapié en las distancias
dad, de la barbarie que le llega, del exceso de visuales y sus recorridos programáticos. Re-
realidad en la imagen trágica de un mundo dondo y Freixa desgranan las 21 secuencias
que comercia con la agonía. Y si ese mundo tomadas por Plossu en Surbanalisme, así
lo imaginásemos como un sainete antes de como los recursos cosméticos y discursivos
cualquier tercer acto, estaríamos ante esa “—‡’”‘’‘”…‹‘ƒ—ƒƒ—–±–‹…ƒƤŽ‘•‘ˆÀƒˆ‘-
“museografía de la realidad” que anotaría –‘‰”žƤ…ƒǡ —ƒ ‡’‹•–‡‘Ž‘‰Àƒ •—”‰‹†ƒ †‡•†‡
Baudrillard (1994), ante este escaparate de la crisis –o en el límite– del lenguaje fotográ-
violencia cultural que diariamente se integra Ƥ…‘Ǥ‘•ƒ—–‘”‡•‡šƒ‹ƒ”ž†‹…Šƒ••‡…—‡-
a nuestra visualidad. Pero sigamos: ¿cómo cias de imágenes como formato narrativo
se posiciona críticamente la fotografía ante que transforma el tradicional aislamiento de
esta situación? ¿Con más imágenes? El gol- la imagen al proponer nuevos estadios en el
pe es enérgico, pero es una búsqueda ur- relato de Plossu. El fotógrafo indaga desde
‰‡–‡Ǥ Ž –‡š–‘ †‡ ‡ ƒ‡‡ •‹‰‹Ƥ…ƒ •ƒŽ‹” Žƒ ‹•ƒ ’”ž…–‹…ƒ ˆ‘–‘‰”žƤ…ƒ ’ƒ”ƒ ƒ’Ž‹ƒ”
al encuentro de la ética visual en un intento los límites de su lenguaje y reconocerse des-
–o más bien en la misión– de encontrar esa de otras estructuras: juega con el tiempo,
comprensión implicativa de la mirada del su- con las cadencias, con lo efímero e instan-
jeto frente a la potencia –y neutralización a táneo y con las estrategias de gestionar un
la vez –de la imagen. A través de tres series relato atextuado, con los desplazamientos
de Alfredo Jaar, nos muestra aquello que la y las continuidades; también con resguardar
‹ƒ‰‡‘…—Ž–ƒȋ”‡Žƒ–ƒ†‘ȌǡƒƤ†‡“—‡‡Ž‡•- las fotografías bajo un par de palabras, que
pectador –con todo su acervo de violencia–, lo relacionan todo, y “determinan” aquel
complete la historia oculta a los ojos. Este momento decisivo que las imágenes no son
capítulo nos ofrecerá el silencio que nece- capaces de acotar, que ayudan a valorar los
sitamos ante la imagen, para que podamos vacíos y los viajes internos.
mirarla y diagnosticarnos, observar nues- De estas estrategias narrativas de las
tros síntomas en nuestra representación del ‹ž‰‡‡•ˆ‘–‘‰”žƤ…ƒ•ǡ…‹”…—˜ƒŽƒ”‡‘•’‘”
mundo. las posibilidades metafóricas en el lenguaje
Seguiremos el camino hasta llegar a poético y llegaremos al texto denominado
“Surbanalisme: fotografía, relato visual y li- “De la poesía encuadernada a la poesía tro-
bro de autor en Bernard Plossu”, de la mano ’‘‰”žƤ…ƒǤ ‡Ž ±š‘†‘ †‡ Žƒ ”‡–À…—Žƒ ƒŽ ’Ž‹‡-
de Mar Redondo y Pere Freixa. A través de ‰—‡dzǡ†‘†‡ ‘”–‡•‹ƒÀ‰—‡œ‘•…‘†—…‡

Carles Méndez Llopis y Eva Figueras Ferrer • Coordinadores


Límites, fronteras y pliegues. De la imagen, la poesía visual y lectura liminal 13

Šƒ…‹ƒŽƒ•’”‘ˆ—†‹†ƒ†‡•Ƥ•‹‘Ž×‰‹…ƒ•†‡ŽŽ‹„”‘Ǥ Marinetti y Balla, y otros muchos como Kru-


A modo de cirugía, disecciona cada uno de cënych, Zdanevitch, Ezra Pound, Dos Passos
sus elementos para mostrarnos cómo han o Anthony Burgess. El autor postula la trasla-
proporcionado ciertos vicios y diversos ma- ción sistemática del simultaneísmo utilizado
nejos de la lectura. Unas licencias que cla- por Delaunay hacia a estos antecedentes de
ramente afectarán a las formas poéticas Žƒ’‘‡•Àƒ‡š’‡”‹‡–ƒŽ‡—ƒÀ–‹†ƒ”‡ƪ‡š‹×Ǥ
encuadernadas y sus representaciones, so- Si bien es cierto que el referente del simulta-
metidas a los designios utilitarios e impresos ‡À•‘ ‡• Žƒ –‡‘”Àƒ …‹‡–ÀƤ…ƒ †‡ ’‡”…‡’…‹×
del libro. Sobre todo en sus inicios, cuando la y estudio de los colores –con evidente én-
imagen se subordinaba a la palabra, porque fasis en el contraste simultáneo, de donde
la vida no era imagen, la imagen era ilusión Delaunay tomaría el término–, la migración
sagrada, y la palabra era el logos. Posterior- conceptual ocurre desde la consideración de
mente, Mínguez abordará la reforma poéti- Apollinaire de tomar la simultaneidad tempo-
ca llevada a cabo por los últimos simbolistas, ral como realidad compleja donde la dispari-
así como por las primeras vanguardias, don- dad se vuelve unicidad –algo que el cine y la
de aún girando alrededor de la palabra como música comparten desde su gestación–. En
estructura, despertó el deseo de musicali- esta novedosa tesitura, Vega nos recuerda la
zarla, esculpirla, jugarla: y el verso fue libre. necesidad simultaneísta de Barzun en su poe-
Mallarmé se encargó de elaborar poesías •Àƒ’‘Ž‹ˆ×‹…ƒ›Žƒ•…‘’‘•‹…‹‘‡•‘”Ƥ•–ƒ•ǡŽ‘•
absolutas al buscar en ellas la visualidad de poemas radiofónicos de Divoire, la explosión
las palabras. Es así como la autora llegará a poética del poema Zang Tumb Tuuum de Mari-
una retícula blanda y errante, liberada y mó- netti o el ruidismo de Tristan Tzara en sus libe-
vil, desde donde se conceptualizará el tropo raciones lingüísticas en simultaneidad. Vega
poético con la idea de pliegue y la realidad nos acompañará al siglo ĝĝ para mostrarnos
’‘Ž‹×”Ƥ…ƒǤ†‡•†‘„Žƒ‹‡–‘“—‡•‹‰‹Ƥ- “—‡†‹…Šƒƒ—–‘•—Ƥ…‹‡…‹ƒ’‘±–‹…ƒ”‡…—””‹”žƒŽ
cará nuevas perspectivas de la palabra para collage para mantener un simultaneísmo di-
la imagen, nuevas espacialidades y escena- reccionado a las conexiones entre elementos
rios temporales para la enunciación y la re- texto-visuales o a la complementación de len-
presentación. Mínguez nos hará ver cómo la guajes, incluso silencios, como materia prima
liberación de la retícula comprenderá otras para la producción de poesía visual. Muchos
articulaciones posibles de la metaforicidad, serán los poetas en su listado, incluso el mis-
que serán aprovechadas por los poetas para mo autor, que tendrán por objetivo reorgani-
abandonar la secuencialidad como recurso zar el caos de la enunciación bajo diferentes
impasible del relato. perspectivas.
En la misma senda, pero girando ha- Y llegados a la poesía visual realizare-
cia los procedimimientos creativos y dando mos una pequeña parada en el escrito “Poe-
vuelta en las primeras vanguardias, podre- sía visual y antipoesía. Lecturas liminales o
mos disfrutar “El Simultaneísmo. Un recurso de cuando las palabras toman cuerpo”, en el
poético-visual”, por Gustavo Vega. Capítulo que Carles Méndez y Sabina Loghin enfocan
que nos incursionará en la escritura en liber- el estudio poético desde la negación, desde
tad promulgada por Apollinaire, los futuristas la contraparte territorial considerada anti-

Lecturas liminales. Poesía desde el pensamiento visual


14 Carles Méndez

poesía y que inevitablemente toma la forma ’‘‡•Àƒ›‡•…‡‹Ƥ…ƒ…‹×Ǥƒ†‹•–ƒ…‹ƒ“—‡‡Ž


del contorno poético. El primer trazado que ’‘‡–ƒ–”ƒ„ƒŒƒ„ƒ”‡ˆ‘”—Žƒ†‘ǡƪ‡š‹‘ƒ†‘›
abordarán será recorrer la distancia entre quebrantando el lenguaje convencional, en
la poesía tradicional y la visual para presen- un intento de vivir en los límites entre esos
ciar la inauguración de los desplazamientos géneros, las diversas disciplinas y el mismo
textuales y la poesía sin necesidad de escri- proceder lingüístico. La autora discurrirá esta
tura. Una vez allí, analizarán los juegos lin- poesía escénica a lo largo de tres obras me-
güísticos que socavan las antinomias entre dulares donde acción y visualidad se vinculan
mostrar y nombrar, entre el mirar y el leer, literariamente: El cop desert (1944), Or i sal
teniendo a Mallarmé y a Magritte como alia- (1959) y Strip-tease i teatre irregular (1966-
dos en las sempiternas relaciones entre ima- 1967), en las cuales, gracias a Bordons, podre-
gen y texto. Y esta explicación del cómo es la mos apreciar la evolución y complejidad de
poesía visual servirá para que profundicen en Brossa. Así, podremos ver una primera ver-
cuál será su lectura si los parámetros habi- tiente de mezcolanza de géneros y medios de
tuales no encajan del todo. Un universo que, producción en una poesía experimental hacia
…‘‘•‡˜‡Àƒ˜‡‹”ǡ•‡†‹”‹‰‹”žƒŽ‘•…‘Ƥ‡• lo absurdo dadaísta, en la que se hace paten-
de la misma forma cotidiana de leer, donde –‡‡Ž…ƒ”ž…–‡”‹†‡Ƥ‹†‘†‡Ž—•‘Ž‹‰òÀ•–‹…‘†‡
ŽƒƤ‰—”ƒŠƒ…‡…‘Žƒ’•ƒ”ƒŽ˜‡”„‘ǡ›‡Ž–‡š–‘†‡- Brossa, más tendente a lo inconsciente que
limita las heterogéneas interpretaciones de a lo eminentemente comunicativo. Bordons,
la imagen. Y allí, en los límites de la lectura nos muestra una segunda fase más vinculada
y en la frontera del relato, Méndez y Loghin a su realidad circundante, menos intimista e
habitarán para dar cuenta de las formas an- inconsciente, pero del mismo modo anticon-
tipoéticas –tradicionalmente hablando–, que vencional –siguiendo la iconología de Dau al
en sus distorsiones, en sus abandonos, se Set–; por último, la autora nos mostrará su
olvidarán de soportes y de formas correctas producción al “límite del teatro”, con lengua-
para diseminar la incertidumbre y la inde- jes acelerados, transformistas y en constante
–‡”‹ƒ…‹×Ǥ ƒ”ƒ Šƒ„Žƒ” ƤƒŽ‡–‡ †‡ Žƒ trasvase con la experimentación visual de la
misma poesía, pero desde aquello que esta escena, donde trabajará con la sorpresa y lo
oculta, desde aquello que no tiene luz aun- inusual como estrategias dinamizadoras. Es
que esté ante nuestros ojos. Por último, los así como la autora, destejerá los textos para
autores tomarán el Panjuego de Xul Solar y la mostrarnos, en cada uno de sus actos, de qué
extensa actividad antipoética de Nicanor Pa- material son sus hebras, para iluminar el in-
rra, como víctimas discursivas que servirán a trincado camino de los diálogos, las interco-
ȋ‹Ȍ†‡Ƥ‹”…‘…”‡–ƒ›’Žž•–‹…ƒ‡–‡Žƒ•…‘- nexiones mitológicas y las estructuras com-
plejidades de dichas estrategias poéticas. plejas de Joan Brossa y su teatro incómodo y
Continuando con la travesía, divisa- desconcertante.
remos el texto “La poesía escénica de Joan Sin abandonar la ruta poética, nos
Brossa, un lugar donde las fronteras gené- trasladaremos del escenario a las calles con
ricas se diluyen”, de Glòria Bordons, quien el capítulo titulado “Street poetry como he-
nos recontextualizará la heterogeneidad rramienta de cambio: Propuestas artísticas
de géneros que Brossa combinaba entre la postsituacionistas”, de Eva Figueras. Donde

Carles Méndez Llopis y Eva Figueras Ferrer • Coordinadores


Límites, fronteras y pliegues. De la imagen, la poesía visual y lectura liminal 15

la autora expone a la urbe como otro espacio las letrinas –lo que llama latrinalia ‘ ‰”ƒƤ–‹
poético en el que desempeñar búsquedas de privado. Pero, ¿serán estos poemas desde
sentido: transformando la realidad del tran- lo escatológico?, o ¿serán lugares para for-
seúnte y condicionando sus modos de conce- mar otro tipo de ciudadanos? Amengual ha
bir y experimentar la ciudad. Remitiéndonos servido los interrogantes. Analiza la autora
a su origen siuacionista, Figueras nos mues- las posibilidades de los baños públicos para
tra diversas prácticas creativas en la poesía una gran diversidad de creaciones poéticas,
callejera, una poesía que embarga el espacio entendiendo que aquel lugar tiende, de por
público “capitalizado” para distorsionar su sí, a invisibilizar la práctica poética y defor-
uso tradicional. Tomar la urbe como lienzo, mar sensiblemente su razón primigenia de
implica trazarla sensible y emocionalmente ser. Sin embargo, su versatilidad y ambien-
por lo que la ciudad se construirá al caminar- te colaborativo, así como la posibilidad de
la, y la acción del caminante se integrará a la anonimato, ofrece potencias antes insospe-
ciudad y sus viandantes. De ahí que contra chadas para poetas que desearan dejar una
la tipografía publicitaria de mercado, la au- huella en su entorno. Como anota Amen-
tora subraya el surgimiento de la tipografía gual, la apropiación simbólica de este es-
como actitud, que fuera de los círculos legi- pacio público –sobre todo, desde el silencio
timadores como galerías y museos se “plan- de la privacidad– hace que allí puedan darse
ta” en el espacio público: mensajes poéticos enfrentamientos poéticos que difícilmente
a lo largo de la urbe que la construyen esté- pueden observarse en otros contextos, como
ticamente para alterar la vida ciudadana. De el contraste de mundos interno y externo, la
este modo, Figueras anotará las proyeccio- oposición de individuo a las normas sociales,
‡•’‘±–‹…ƒ•†‡ ‡› ‘Žœ‡”‘ ‹ƒ„‘”ǡ o luchas ideológicas en continuo desarrollo.
las críticas públicas de Robert Montgomery De este modo, el texto comprenderá cómo
y las intervenciones de Tim Etchells o Boa esta función catártica de la poesía de letrina
‹•–—”ƒǡƒƤ†‡†ƒ”…—‡–ƒ†‡Ž‘•—•‘•’‘±- no solo es capaz de “negar la ley” para acce-
ticos expandidos a pie de calle, en contra de der al ciudadano, sino que conoce a su públi-
la hegemonía visual corporativa de nuestras co (cautivo), la distancia y modos de lectura,
ciudades y proponer nuevos sentidos ciuda- hasta los temas de las diversas “conversacio-
danos dentro del espacio público a través de nes” discontinuas sin traducción posible.
la tipografía y los juegos del lenguaje. Después de esta parada necesaria,
Todavía situados en la ciudad como retomaremos de nuevo nuestra ruta para
centro neurálgico, veremos otra cara de las ‹‹…‹ƒ” —‡•–”ƒ ’ƒ”–‡ ƤƒŽ †‡Ž ‹–‹‡”ƒ”‹‘ …‘
“formas incorrectas” de la poesía en “Private los últimos trayectos, aquellos que se enca-
Thoughts in a Public Bathroom: La socializa- minan a la digitalización y la pérdida de los
ción a través de la poesía visual de los cubí- soportes físicos en toda esta experimenta-
culos”, de Caterina Amengual. Allí, su autora ción lingüística y sus modos de lectura. La
disolverá lo público de lo privado y lo pri- primera jornada llegará al capítulo “Poesía
vado de lo público en la integración de las visual cinética en Cataluña”, por Lis Costa,
artes, donde se puede socializar y rebelarse quien visualizará el terreno poético desde
desde lo íntimo: en las poesías visuales de los años cincuenta para resaltar la urgente

Lecturas liminales. Poesía desde el pensamiento visual


16 Carles Méndez

necesidad que habitaba en los creadores de tural y artístico, trascendió a ser una de las
incorporar, primero, un aspecto visual a sus primeras revistas digitales en establecer un
composiciones y, progresivamente, de inte- acervo visual relevante, multidisciplinario y
grar el movimiento. De esta forma, la autora multilingüístico. Tal y como describe la au-
nos acompañará por la lógica evolución de la tora, la contribución de esta publicación a
˜‹†‡‘’‘‡•Àƒ ƒ Žƒ …‹„‡”’‘‡•Àƒǡ ’ƒ”ƒ ƤƒŽ‹œƒ” la divulgación de la poesía experimental es
en el panorama actual del mundo digital y invaluable, sobre todo para la catalana. A
audiovisual, una poesía cinética que, como través de las vanguardias, pero sobre todo
Costa anota, se ha redimensionado con las a través de personajes como Juan Eduardo
capacidades y potencialidades de las herra- Cirlot o Joan Brossa, junto a muchas otras
mientas –cada vez más populares–, de edi- ƒ•‘…‹ƒ…‹‘‡•ǡ ‰”—’‘• › Ƥ‰—”ƒ• †‡ Žƒ …—Ž–—-
ción de texto o imagen (video, audio, etcé- ”ƒǡ‹ƪ—‹”Àƒ‡Žƒ‰”ƒ†‹ˆ—•‹×†‡Žƒ’‘‡•Àƒ
tera). Si ya no hay límites en la movilidad de experimental y visual catalana, en todos sus
’ƒŽƒ„”ƒ• ‡ ‹ž‰‡‡•ǡ ‘ ’‘†”‡‘• …‘Ƥƒ” formatos: performances, instalaciones, colla-
en la linealidad de las narraciones, pues la ge, arte-correo, acciones y eventos, video.
poesía en movimiento será consciente de su —‡”ƒ†‡Ž‘•…À”…—Ž‘•‘Ƥ…‹ƒŽ‡•ǡŽƒ’—„Ž‹…ƒ…‹×
temporalidad y será capaz tanto de multipli- mantuvo sus perspectivas críticas y auto-re-
car la cantidad de relatos como las formas ƪ‡š‹˜ƒ•ǡ“—‡…Žƒ”ƒ‡–‡•‡‡„‡„Àƒ–ƒ–‘
narrativas a utilizar: la hibridación toma la †‡ …‹‡”–‘ ”‡ƪ—Œ‘ †ƒ†ƒÀ•–ƒ …‘‘ †‡ ƒ…–‹–—†
batuta, y de planteamientos lineales pasa- ƪ—š‹•–ƒǤƒ—Ƥ‡Ž†”‡ƒŽ‹œƒ—”‡…‘””‹†‘…”‘‘-
mos a interactivos, con la interacción activa lógico en el que muestra la potencialización
del espectador que seleccionará su lectura a de esta revista para la expansión de poesías
través del hipertexto. Con una profusa docu- experimentales en diversidad artística, don-
mentación, la autora visibilizará los campos de los juegos del lenguaje elaborados permi-
de actuación cinética catalana donde los có- tían a la vez destruirlo desde dentro. Desmi-
digos textuales o visuales estáticos quedan –‹Ƥ…ƒ”Ž‘ › †‡•Šƒ…‡”Ž‘ǡ ’ƒ”ƒ ’‘•–‡”‹‘”‡–‡ǡ
superados por la inclusión simultánea de reconstruir con los fragmentos.
texto, sonido e imagen. La siguiente jornada, mantendrá este
La segunda jornada se estacionará en afán indagativo acerca de las nuevas tecno-
el escrito titulado “Corner (1998-2002) y la logías y la afección de estas en los modos de
poesía experimental catalana”, de Carlota producción y consumo de las prácticas poé-
ƒ—ŽƤ‡Ž†Ǥ Corner, an electronic online journal ticas, en el texto “El hiperlibro-arte, propie-
dedicated to the avant-garde, fue un proyec- dades y estéticas emergentes”, de Bibiana
to editorial catalán que se puso en marcha Crespo. La autora nos sumergirá en el e-li-
en California bajo el ímpetu de las nuevas bro-arte y el hiperlibro-arte como formatos
tecnologías de información y comunicación. narrativos surgidos en el mundo digital con-
La autora nos contextuliza esta publicación temporáneo que permiten lecturas fuera de
dentro de la literatura electrónica y dos de la lógica normativa y la dirección establecida
sus números en los cuales se divulga la poe- en los soportes tradicionales. Si usualmen-
sía experimental catalana. Así lo que surgió te es la secuencia el recurso armonioso que
como una plataforma de intercambio cul- otorga el espacio y el tiempo de la lectura,

Carles Méndez Llopis y Eva Figueras Ferrer • Coordinadores


Límites, fronteras y pliegues. De la imagen, la poesía visual y lectura liminal 17

en ellos se transforma, altera y metamorfo- lineal de lectura humano–, sino que también
sea en varios estratos multivalentes donde servirá a la creación de nuevas formas poéti-
conviven diferentes relatos con líneas dis- cas desde la visualidad contemporánea. Ro-
cursivas discontinuas y divergentes. Crespo •ƒ†‘ › ‡˜‡”–‡” ‘• ‹˜‹–ƒ ƒ‹†‡–‹Ƥ…ƒ” Žƒ•
muestra cómo esta multidireccionalidad nuevas reutilizaciones que puedan surgir de
será aprovechada para crear mundos para- las concurrencias de la agrupación de imáge-
lelos de sentido, que serán “descubiertos” y nes, del contenido visual, que ofrecerá una
seguidos por un espectador necesariamente gran versatilidad de montajes y estructuras.
participativo, para que el relato sea posible. Dicho sistema analizará tanto contenidos
De este modo, el “lector” podrá recorrer a ƒ„•–”ƒ…–‘•…‘‘Ƥ‰—”ƒ–‹˜‘•ǡ…‡–”ž†‘•‡‡
voluntad cada una de las sendas posibles, sin aquellas resonancias visuales que caracteri-
‡•–ƒ” ‘„Ž‹‰ƒ†‘ ƒ ‹‰—ƒ ‡ ‡•’‡…ÀƤ…‘Ǥ  zarían, en este caso, por ejemplo, el estilo re-
procesamiento multilineal de la lectura que lacional de un artista. Los autores nos mues-
genera por tanto, múltiples relatos en una tran cómo estos patrones que el sistema de
narrativa fragmentaria y multisecuencial. ˜‹•‹×ƒ”–‹Ƥ…‹ƒŽŽ‘…ƒŽ‹œƒǡ•‹”˜‡–ƒ–‘—‡˜ƒ•
La autora nos abre los ojos a la seducción creaciones y composiciones como al análisis
de estas intrincadas redes de relatos hilva- de las existentes: las relaciones comienzan
nados, a los recovecos y posibilidades de la a surgir, habrá algunas ya conocidas y otras
comunicación virtual en el universo digital, insospechadas. En este capítulo, podremos
donde se recuperan todos los tiempos y los observar el acercamiento matemático a la
contenidos se multiplican sin cesar. Allí don- estética, donde los descubrimientos en la
de las hibridaciones y la materia disponible •—’‡”Ƥ…‹‡ ‘ˆ”‡…‡”ž …”‹–‡”‹‘• ’‘±–‹…‘• Ž‹‰ƒ-
ƒƒ……‹‘ƒ”’—‡†‡•‡”‹Ƥ‹–ƒ•›Žƒ…‘‡š‹•–‹” dos tanto al origen de la imagen como a las
narraciones en simultaneidad. posibilidades de nuevas producciones, am-
Nuestra penúltima expedición nos lle- pliando nuestras concepciones de la poesía
va directamente a la aplicación de modelos visual y sus elementos latentes.
…‘’—–ƒ…‹‘ƒŽ‡• †‡ ˜‹•‹× ƒ”–‹Ƥ…‹ƒŽ ’ƒ”ƒ Žƒ Y llegaremos a la última parada de
generación de poesía visual en el escrito “La este viaje por diferentes posibilidades de
‘palabra visual’: sustrato para la poesía. Me- leer en el límite con la entrevista “Boek Vi-
jor mostrar aquello de lo que no se puede ha- sual: altavoz integrador de poesía visual”, de
blar”, de Pilar Rosado y Ferran Reverter. Aquí Estel Marín, en su recorrido por el blog Boek
los autores localizan en cualquier imagen di- Visual (2008) que ha fungido como platafor-
chas “palabras visuales” que componen su ma digital para la difusión de la poesía visual,
˜‘…ƒ„—Žƒ”‹‘ƒƤ†‡‰‡‡”ƒ”—•‹•–‡ƒ…‘- el arte-correo y experimental, así como edi-
prensivo que cree poemas computacionales. ciones de artista. Marín entrevista al poeta
Así, la imagen servirá al ordenador “como su- visual Edu Barbero, creador de este lugar de
’‡”Ƥ…‹‡†‡•‹‰‹Ƥ…ƒ†‘dzǡƒŽ‡š‹•–‹”—ƒ…‡”…ƒ- …‘ƪ—‡…‹ƒ ’ƒ”ƒ ‘–”‘• ’‘‡–ƒ•ǡ ƒ”–‹•–ƒ•ǡ ˆ‘-
miento de la poesía desde la estadística, que tógrafos, ilustradores, ensayistas, etcé, que
no solo proporcionará nuevas perspectivas resulta de referente fundamental dentro de
en el consumo del “texto visual” –recorde- la creación artística contemporánea. Estruc-
mos que la máquina no se rige por el sistema turada en dos bloques, la conversación inicia

Lecturas liminales. Poesía desde el pensamiento visual


18 Carles Méndez

con el desarrollo artístico del autor como Lo que sigue, por tanto es el esfuerzo
creador para atestiguar la maduración visual por mantener un rumbo que nos acerque a
obtenida a través de diversos procesos de cierta comprensión del fenómeno desde
investigación plástica; y continua con una perspectivas diversas, así la ordenación ca-
segunda parte en el que Marín se cierne so- pitular, aunque por esencia heterogénea ha
bre la creación de este mecanismo de difu- respetado un recorrido arterial de sentido:
sión de la poesía visual. Nos mostrará cómo En primer lugar, tenemos textos que han
Barbero da cuenta de la expansión que se le analizado la forma en la que las imágenes
ha dado a la poesía experimental desde di- nos relatan en la actualidad, para poste-
versos cauces precisamente por su hibridez riormente pasar a aquellos que estudian
y situación fronteriza y adaptable. El espacio la utilización poética de la imagen junto al
virtual sirve de herramienta y soporte con el texto, así como su liberación metafórica. En
cual profundizar y actualizar la información un tercer estadio, se concretan algunos de
de cierto tema, precisamente en una época los recursos poéticos de estas palabras en
totalmente visual, en la que se necesita de libertad, para asumir en otro de los textos,
mayores instrumentos pedagógicos para la las consecuencias en la lectura y el consu-
…‘ˆ‘”ƒ…‹× †‡ —ƒ ƤŽ‘•‘ˆÀƒ †‡ Žƒ ˜‹•—ƒŽ‹- mo estético de una (anti)poesía que habita
dad contemporánea. Barbero de este modo, el límite. De ahí, se partirá a la expansión de
nos compartirá esa necesidad de compartir la poesía en su progresivo abandono de los
un escenario una distribución colectiva y un formatos tradicionales: primero, en la ex-
aprendizaje en cooperación a través de los pansión espacial, desde la poesía escénica
canales virtuales. de Joan Brossa a la poesía tatuada en la piel
Como podemos observar, el trasla- urbana, así como la utilización de los baños
do no ha sido corto, pues pretender crear públicos para una poesía en rebeldía; para,
ámbitos de encuentro para que surja nuevo en segundo lugar, concluir en los últimos
conocimiento desde diversos ámbitos en in- cinco capítulos, con las consecuencias y po-
tersección (Bauman, 2007), no es tarea leve. sibilidades de su trasvase al universo virtual
Nuestra problemática sigue y persigue toda- desde múltiples facetas de la producción, re-
vía la aproximación al estudio de las formas cepción o alojamiento artístico.
visuales que poéticamente comprenden un La aspiración de habitar el límite para
–‹’‘†‡”‡Žƒ–‘‡•’‡…ÀƤ…‘‡Žƒ…—Ž–—”ƒ˜‹•—ƒŽ encontrar el sentido –y por tanto el relato–,
actual. Seguimos en la preocupación de esta es una voluntad de observar el dinamismo
lectura del y en el límite, de los límites de de dicha demarcación, como añadiría Saer
esta lectura como noción que afecta y atra- (1997), es el deseo de ubicarse en el lugar
viesa al heterogéneo mundo de la creación, donde se “transforma lo existente en imagi-
sea esta teórica o plástica. Aquí, la imagen, nario y lo imaginario en existente” (p. 226).
el texto o su combinación ha servido de es- De intentar acotar, de alguna manera, la
pacios ideológicos de sentido en los que si- participación humana en aquello que imagi-
tuar el intercambio simbólico, entre el mos- ƒ›ǡƒ•—˜‡œǡ‡†‹…Šƒ‡˜ƒ•‹×ǡ‹†‡–‹Ƥ…ƒ”Žƒ
trar y el ver, entre el contar y el leer, entre la autoridad de la realidad que la produjo. Los
pieza y el lector-espectador. campos de la creación artística desarrollados

Carles Méndez Llopis y Eva Figueras Ferrer • Coordinadores


Límites, fronteras y pliegues. De la imagen, la poesía visual y lectura liminal 19

en las páginas siguientes parten de una na- Millán, F., García, J. (1975). La escritura en
turaleza salvaje que, cuanto más oprimidos libertad. Antología de poesía experimen-
por el mismo lenguaje se perciben y cuanto tal. Madrid: Alianza Editorial.
más constreñidos por la socio-historia del in-
À‰—‡œǡ Ǥǡ±†‡œǡǤȋ͚͙͚͘ȌǤDzŽŽ‹„”‘Ǧƒ”–‡Ǥ
dividuo y su mundo se contemplan, más au-
De la lectura convencional a la poéti-
–‘‘Àƒ‡‹†‡’‡†‡…‹ƒƒ‹Ƥ‡•–ƒˆ”‡–‡
…ƒ†‡Žƒ‹Ž‡‰‹„‹Ž‹†ƒ†dzǤ ǤÀ‰—‡œ
a estos condicionantes. No pueden dejar de
(Coord.), Libro-arte/abierto. México:
‡‰ƒ” Žƒ …‘–‹†‹ƒ‹†ƒ† ’ƒ”ƒ ƒƤ”ƒ” •— …Žƒ-
Universidad Autónoma de Ciudad
destinidad y construir otros sentidos.
Juárez.

‡ˆ‡”‡…‹ƒ•„‹„Ž‹‘‰”žƤ…ƒ• Mitchell, W. J. T. (2009). Teoría de la imagen.


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Documental de la Sala Mendoza en ’ƒÓƒȀ‡ƒƤ‰ǤǤǤ ‘—”†‡…ƒ†‡•‘ˆƒ”–‹•–Ʋ•
Caracas. Recogida en Elementos. Revis- books and magazines in Spain. Barcelo-
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la moda y su destino en las sociedades
modernas. Barcelona: Anagrama.

Lecturas liminales. Poesía desde el pensamiento visual


86

Carles Méndez Llopis y Eva Figueras Ferrer • Coordinadores


87

P Poesía visual y antipoesía.


Lecturas liminales o de cuando las
palabras toman cuerpo

ĆėđĊĘĴēĉĊğĞĆćĎēĆĔČčĎē
Universidad Autónoma de Ciudad Juárez

Lecturas liminales. Poesía desde el pensamiento visual


88

Carles Méndez Llopis y Eva Figueras Ferrer • Coordinadores


“¿Pero no ves lo que tienes
ante los ojos?” Bueno, pues sí y no.
Nelson Goodman, Maneras de hacer mundos

P
ara trazar una senda que tran-
site desde la poesía visual
hasta la antipoesía, necesita-
remos primeramente esta-
blecer un punto de origen que
inicie este recorrido. Marcel
Raymond, en su libro De Baudelaire al su-
rrealismo (1983) asentaba la tarea del poeta
por su potencial en “reintegrar lo absoluto”,
porque actuaba “sobre lo real hasta el punto
de transformarlo, de superarlo” (p. 309). En
el caso del poeta visual, esto no solo se cul-
mina a través del verbo, sino por múltiples
vías que se incorporan al mundo de lo visible.
Quizás la distancia entre la poesía “tradicio-

89
90 Carles Méndez y Sabina Loghin

nal” y la “visual”1 resida únicamente en la di- tor. El azar se había introducido en la página,
˜‡”•‹Ƥ…ƒ…‹×†‡Ž‘•Ž‡‰—ƒŒ‡•›ˆ‘”ƒ–‘•‡ y a partir de Un Coup de dés (1897) ya no la
los que son presentadas, sin embargo, du- iba a abandonar: el poder de la combinato-
rante siglos la palabra y la imagen han sido ria sería en adelante el juego preferido des-
antagonistas en la historia de la producción de los caligramas de Guillaume Apollinaire,
y adquisición de conocimiento a partir de lo Tristan Tzara y sus textos encontrados, pa-
visible:2 “En la poesía visual, se someten los sando por las potencialidades del letrismo y
signos verbales a una serie de tratamientos las “hipergrafías” o la poesía concreta, hasta
‰”žƤ…‘•“—‡…‘–”‹„—›‡ƒƒ’Ž‹ƒ”‡Ž•‹‰‹Ƥ- la escritura automática o el Taller de Escri-
cado de las palabras más allá de sus asocia- tura Potencial (OuLiPo en francés);4 aunque
ciones convencionales” (Kac, 1997, p. 38). también se abrieron caminos al desarrollo
El desarrollo de la poesía visual3 no de las limitaciones impuestas para constatar
ha sido corto y se ha ido dimensionando a Žƒƪ‡š‹„‹Ž‹†ƒ††‡Ž’”‘’‹‘Ž‡‰—ƒŒ‡ǣ…‘‘Ž‘•
lo largo del último siglo tanto visual como poemas fónicos de Morgenstern o Man Ray,
textualmente (como uso de la letra o del las (con)fusiones de los poemas pintados de
mensaje escrito). Uno de sus orígenes lo po- —‹†‘„”‘ǡŽ‘•‹•‘•DzŽ‹’‘‰”ƒƒ•dz†‡OuLi-
dríamos situar en el intento vanguardista de Po –donde dejaban de utilizarse una o varias
diluir el concepto de autor iniciado por Ma- letras–,5 o incluso la hibridación, apropiación
llarmé al anunciar –en palabras de Barthes– y yuxtaposición por medio del collage, el cut-
que era el lenguaje el que hablaba, no el au- up6 o la escritura colectiva. Una diversidad
de posicionamientos, en los que las formas
de recibir –entender y consumir– la poesía
1 Entrecomillamos porque ni la tradicional, la
escrita, la ejercida solo por medio de la palabra,
tiene un sentido peyorativo o desactualizado
(pudiendo ser en su habitualidad transgresora),
ni la “visual” implica que sea diferente a la ante- 4 Acrónimo de Ouvroir de littérature potentielle,
rior –que también necesita visualizarse, aunque taller fundado en París por el escritor Raymond
podría ser meramente oral o sonora. Queneau y el matemático François Le Lionnais
2 Estas diferencias entre ver una imagen y ver a partir del Seminario de literatura experimen-
un texto, vienen ya desde la segmentación de la tal, en el que experimentaban, sobre todo, con
realidad articulada por el pensamiento racional, las formas literarias de escritura limitada. En el
diferenciando el contenido de las formas. A este ámbito hispánico hay también casos muy des-
respecto, Lamarca (2013) explica que: “En la pri- tacados: la novela epistolar en forma de baraja
mitivas formas de escritura, los pictogramas, no de Max Aub (Juego de cartas, 1964), los tableros
había diferencia entre la forma y el fondo, pero de Xul Solar y Julio Cortázar y los puzles de Jorge
poco a poco la imagen dejó de representar el Luis Borges.
objeto que designaba, había nacido la escritura 5 Un ejemplo de esto sería La dispatition (1969)
alfabética” (s. p.). donde se elimina la “e” de la narración. En su tra-
3 Aunque la poesía visual es tremendamente di- ducción al español se eliminó la “a” (El secuestro,
versa y heterogénea, en sus lenguajes y modos 1997).
de manifestación, trataremos aquí fundamen- 6 Alterando las premisas azarosas del poema
talmente aquella que combina de algún modo, dadaísta, dispuestas por Tristan Tzara, el escritor
las palabras con las imágenes, combinando dis- William S. Burroughs elaboró en los años sesenta
curso escrito y plástico en el mismo espacio. Por la técnica de recortes de una obra lineal y termi-
supuesto existe muchísima producción en poesía nada, para reorganizarlos en un nuevo texto con
visual que no necesita ya sea de texto o de ima- frases improvisadas. Técnica que posteriormente
gen, pero no será aquí centro de nuestro estudio. se reutilizaría también en música.

Carles Méndez Llopis y Eva Figueras Ferrer • Coordinadores


Poesía visual y antipoesía. Lecturas liminales o de cuando las palabras toman cuerpo 91

han ido más allá de la letra y la morfología imagen se vuelva texto (discurso) y el tex-
del léxico moderno.7 to se vuelva imagen (ícono): una apertura
Mallarmé inauguró una serie de suti- inestable, una relación que se cuestiona a sí
les operaciones encaminadas a que el pen- misma donde la imagen puede tener una re-
samiento atravesara a golpes la realidad ferencia lingüística pero no es equivalente a
y pudiera, de ese modo –con una tirada de ella, pues en ella reside menor arbitrariedad
dados–, comprenderla. La página en blan- que en la palabra (Ochoa, 1997).
co se propone así como abismo del mundo, Estos retazos son reorganizados de
donde las composiciones son posibilidades, forma sensible a través de la práctica artísti-
moldes que imprimen nuevas sensaciones y ca para una recepción estética entre “objeto
sentidos para fabricar otros presentes me- de lectura” y sujeto-lector, donde el sentido y
diante diversas ordenaciones subjetivas. el sinsentido ocurren contradictoria y simul-
Esta potencialidad literaria heredada por la táneamente para generar diversas energías
poesía visual, ha mostrado nuevas posibi- plásticas y mostrar otras presencias –inten-
lidades de lectura anteriormente insospe- sas– del mundo: los relatos. A este respecto,
chadas, con otras formas de advertirnos a Schirato y Webb (2004) no dudan acerca
nosotros mismos en esas particulares mez- de las posibilidades narrativas de la ima-
…‘Žƒœƒ•†‡Ƥ‰—”ƒ›–‡š–‘Ȃ‘‡•ƒŒ‡ȂǤ”‡- gen cuando anotan que “pictures, images
sencias de las que participamos a modo de and visual objects more generally are not
partitura de elementos donde las analogías just to be looked at, but contain a story, or
y diferencias entre la imagen y la palabra –en a body of information, which we can access
refuerzo complementario y en tensión lin- as we might access the content of a written
güística– opacan múltiples sentidos a la vez text” (p. 81).9 La poesía visual por tanto, será
que develan heterogéneos lenguajes; como custodia de un relato –entendiendo este al
si el poema fuera un objeto ininterrumpido momento en el que su lectura cobra sentido
que recobra fragmentos de representación o para el lector– que requiere de estrategias
pedazos de totalidad para “forzarnos” otras ‡•’‡…ÀƤ…ƒ•“—‡†‘‹‡•—”‡…‡’…‹×‡•–±–‹-
realidades. Un efecto-imagen en el que el
juego8 de interpretaciones provoca que la ±Ž‹–‡ ‹‹…‹ƒ†ƒǡ …‘‘ …‘ ƤƒŽ‹†ƒ†‡• Žï†‹…ƒ•ǡ ƒ
modo de esparcimiento literario. Relaciones con
el lenguaje que han sido estudiadas por ejemplo,
7 Por ejemplo, en México se han desarrollado di- tanto por el pensamiento del Ludwig Wittgens-
versas estrategias experimentales en esta tesitu- tein (1973) hermeneuta como por los análisis del
ra, como los Psicogramas de René Rebetex y Fe- lenguaje como agente estructurante de Jacques
lipe Ehrenberg para el Heraldo de México (1968), Derrida (1986).
las composiciones y objetos de Yani Pecanins, la 9 Trad. de los aa.: “fotos, imágenes y objetos vi-
poesía sistemática de Ulises Carrión (“Textos y suales en general no son solamente para ser con-
poemas”, en Pluralǡ͙͛͟͡ȌǡŽƒ•’‘•–ƒŽ‡•†‡ ‘Žƒ- templados, sino que contienen una historia o un
†ƒ†‡ƒ”–Šƒ ‡ŽŽ‹‘ǡŽƒ•„‹–ž…‘”ƒ•†‡ ƒ ‡- conjunto de información, a la cual podemos ac-
†”‹šǡ ’‘‡ƒ –‘’‘‰”žƤ…‘ ȋPoema urbano, 1981) ceder como podríamos acceder al contenido de
del grupo Março, entre muchas otras. un texto escrito”. Si bien es cierto, también vere-
8 Los juegos entre letras/palabras como los ana- mos cómo para poder acceder a este contenido,
gramas, las omisiones de los lipogramas o los los canales a utilizar para ello no son los mismos
retos pangramáticos han sido realizados por si- que con un texto escrito, y por tanto, la lectura
‰Ž‘•–ƒ–‘…‘‘„Œ‡–‹˜‘•…”‹’–‘‰”žƤ…‘•’ƒ”ƒ—ƒ comprende diferentes bases y recorridos.

Lecturas liminales. Poesía desde el pensamiento visual


92 Carles Méndez y Sabina Loghin

ca, no solo en su hibridez, como objeto limi- la imagen para “borrar lúdicamente las más
nal entre la escritura y la representación vi- viejas oposiciones de nuestra civilización al-
sual, sino entre esas relaciones-oposiciones ˆƒ„±–‹…ƒǣ‘•–”ƒ”›‘„”ƒ”ǢƤ‰—”ƒ”›†‡…‹”Ǣ
de las que hablamos entre el ver/mostrar y ”‡’”‘†—…‹”›ƒ”–‹…—Žƒ”Ǣ‹‹–ƒ”›•‹‰‹Ƥ…ƒ”Ǣ‹-
el leer/contar –sustentadas desde el modelo rar y leer” (Foucault, 1981, p. 34).
logocéntrico del lenguaje (civilizatorio). El giro pictorial profundizado por Mit-
Sin embargo, no será nuestro interés chell (2009) ya nos aboca a pensar en el aban-
situar la separación del fondo con la forma, dono –o alejamiento al menos– de la “texto-
o centrarnos en la frontera entre la imagen y latría”,11 al descubrir que…
las palabras, como tampoco dimensionar las
†‹•–ƒ…‹ƒ•‡–”‡‡ŽŽƒ•ǡ•‹‘…ƒ”–‘‰”ƒƤƒ”…׏‘ …la actividad del espectador (la vi-
su conjunción –hasta la propia negación con sión, la mirada, el vistazo, las prácti-
la antipoesía– es capaz de fabricar nuevos cas de observación, vigilancia y placer
presentes, trascendiendo el texto conven- visual) puede constituir un problema
cional10 y la cordialidad de las convenciones, tan profundo como las varias formas
para llegar a la poetización de la misma poe- †‡ Ž‡…–—”ƒ ȋ†‡•…‹ˆ”ƒ‹‡–‘ǡ †‡…‘†‹Ƥ-
sía, al análisis del lenguaje poético desde la cación, interpretación, etcétera) y que
misma práctica artística. Así, llegamos a un puede que no sea posible explicar la
lugar en el que el “texto” –o mejor, “aquello experiencia visual, o el “alfabetismo
legible”– desborda las potencialidades de la visual”, basándose solo en un modelo
contaminación entre caracteres e imágenes, textual (p. 23).
donde ni unos ni otras pueden contenerse
en su exterioridad. El sentido no reside en Por ello, es difícil negar en un presen-
Žƒ’—”ƒ•—’‡”Ƥ…‹‡ǡ•‹‘‡Žƒ–”ƒ‹…‹×…‘•—- te tecnológico abarrotado de imágenes –re-
mada por la experiencia del receptor; en la presentaciones sin discurso–, que el modelo
producción singular que este sea capaz de
trazar en esa “lectura sin texto” o a partir
11 Richard Rorty en su ensayo ƒ ƤŽ‘•‘ˆÀƒ › ‡Ž
de aquellas “imágenes de palabras” para –a
espejo de la naturaleza (1989) ya llamaba a este
través de estos desplazamientos– activar di- proceso de textualización “el giro lingüístico”, en
ferentes claves de legibilidad. Luego, para el cual varias disciplinas de las ciencias humanas
tomaban a la sociedad misma como texto y sus
†‘–ƒ”ƒ†‹…Š‘‘„Œ‡–‘†‡Ž‡…–—”ƒ†‡•‹‰‹Ƥ…ƒ-
representaciones diversos discursos estructura-
do se hará necesaria la intercomunicación, dos en un lenguaje común. Mitchell (2009) pro-
la interdependencia y el contagio ineludible pondrá al respecto un “giro pictorial”, en el que
seguirá los estudios de Charles Pierce y Nelson
entre la letra y la forma, que se distinguirá
Goodman acerca de los sistemas simbólicos no
del sentido de cada una de estas sustancias lingüísticos fundamentados en la experiencia vi-
por separado. Un juego que socava la posible sual y material del lenguaje: “lo que da sentido
al giro pictorial no es que tengamos una forma
unidireccionalidad del texto o univocidad de
convincente de hablar de representación visual
que dicte los términos de la teoría cultural, sino
10 No nos referimos aquí a la obsolescencia de la que las imágenes (pictures) constituyen un punto
“galaxia Gutenberg” ya anunciada por McLuhan, singular de fricción y desasosiego que atraviesa
sino de la reformulación de la lectura lineal como transversalmente una gran variedad de campos
generadora de metáforas y analogías. de investigación intelectual” (p. 21).

Carles Méndez Llopis y Eva Figueras Ferrer • Coordinadores


Poesía visual y antipoesía. Lecturas liminales o de cuando las palabras toman cuerpo 93

y las condiciones de interpretación e inter- demostrativo, el sentido de la palabra


…ƒ„‹‘ •‡ Šƒ ‘†‹Ƥ…ƒ†‘ǡ › Žƒ• –‡•‹‘‡• pipa, el parecido con la imagen), y que
entre representaciones visuales y verbales ‡•‹’‘•‹„Ž‡†‡Ƥ‹”‡Ž’Žƒ“—‡’‡”‹-
también se relacionan con el poder y la me- ta decir que la aserción es verdadera,
diación: “Pues si ya no se puede ver ni repre- falsa, contradictoria (pp. 31-32).
sentar como antes, tampoco se puede escri-
bir ni leer como antes (Martín-Barbero, 1994, Lo de Magritte fue una diablura –muy
pp. 3-4). De este modo, la soberanía de la propia del surrealismo si queremos–, de una
palabra sobre la imagen se ve cuestionada, •‹’Ž‡œƒ –‡””‘”ÀƤ…ƒ “—‡ –”ƒ‹…‹‘ƒ —‡•–”ƒ
pues si la letra ya no es la única estructura gran tradición retórica a tomar las substan-
conformadora de sentido, el enfoque tradi- cias –grafía e imagen– como diferentes, pero
cional sobre el lenguaje se desestabiliza. Y si ubicarlas en el mismo lugar. La aproximación
la lectura no reside ya en estas dominancias, ‡š–”‡ƒ†‡–‡š–‘›Ƥ‰—”ƒƒŽ‘Œƒ‡•ƒŒ‡•‡
será trasladada a las periferias, a las fases ‡Ž‡•’ƒ…‹‘‹…‘‘‰”žƤ…‘›‘„Ž‹‰ƒƒŽ–‡š–‘ƒŽƒ
intermedias de los dominios, morando en representación y viceversa:
límites permeables y en la forzosa ósmosis
entre las membranas que conforman el poe- Por un lado, alfabetiza el ideograma,
ma visual. lo puebla de letras discontinuas y hace
Veámoslo en un ejemplo: cuando Ma- hablar así al mutismo de las líneas
gritte en su serie de pinturas La traición de ininterrumpidas. Pero, a la inversa, re-
las imágenes (1928-1929) subraya la inscrip- parte la escritura en un espacio que ya
ción “Esto no es una pipa” (Ceci n’est pas une no tiene indiferencia, la abertura y la
pipe), investigaba el problema de la repre- blancura inertes del papel; le impone
sentación cuestionando la relación entre las distribuirse según las leyes de una for-
‹ž‰‡‡•›Žƒ•…‘•ƒ•†‡–”‘†‡ŽƒƤ‰—”ƒ…‹×Ǥ ma simultánea (Foucault, 1981, p. 33).
Este momento es seguido por Michel Fou-
cault (1981), cuando señala la débil ilusión Así, al tomar imagen y palabra como
existente en la relación entre las palabras y unidad –más allá de la mera representa-
las cosas: ción–, nos adentramos lúdicamente en la
†‹Žƒ–ƒ…‹×†‡Ž•‹‰‹Ƥ…ƒ†‘†‡–‡š–—ƒŽ‹†ƒ†›†‡
ǥŽ‘‡š–”ƒÓ‘†‡‡•ƒƤ‰—”ƒ‘‡•ŽƒDz…‘- visualidad, narrándonos a nosotros mismos
tradicción” entre la imagen y el texto a la vez que nos construimos como lectores
[…] ¿O acaso hay que decir: Dios mío, y elaboramos la otredad, negociando –como
qué estúpido y simple es todo esto; ese veremos más adelante– justo en las divisio-
enunciado es perfectamente verdade- nes entre una cosa y la otra (Abad, 2012):
ro, puesto que es evidente que el dibu- ‡ ‡•–ƒ ”‡ƪ‡š‹× ˆ‡‘‡‘Ž×‰‹…ƒ ‡–”‡ ‡Ž
jo que representa una pipa no es una yo enunciante y el otro observable. Sea lite-
pipa? Y, sin embargo, hay un hábito del ratura expandida o imagen alfabetizada, el
lenguaje […] Lo que desconcierta es caso es que la poesía visual deconstruye la
que resulta inevitable relacionar el tex- tradición de linealidad lectora para ubicar-
to con el dibujo (a lo cual nos invitan el se a sí misma como convergencia del con-

Lecturas liminales. Poesía desde el pensamiento visual


94 Carles Méndez y Sabina Loghin

ƪ‹…–‘‡Žƒ…‘•–”—……‹×†‡…׆‹‰‘•˜‹•—ƒŽ‡• cordar la distancia de esta con la poesía con-


y su producción de sentido. Es por eso que vencional –entiéndase escrita para ser leída
ƤŒƒ”‡Žƒ‹”ƒ‘–”ƒ•‘’…‹‘‡•ƒŽDzŽ‡‡”dz‘Dz•‡” tradicionalmente–, desde el mismo momen-
contado” proporcionan una multivalencia de to en que la primera necesita pensarse en su
•‹‰‹Ƥ…ƒ†‘•‡Žƒ‹–‡”’”‡–ƒ…‹×†‡Ž’‘‡ƒǤ modo de ser leída. Una distancia que ha de
mesurarse desde los heterogéneos regíme-
Poéticas de la mirada: de la palabra nes de referencialidad al objeto/mundo: el
a la imagen y de regreso juego lingüístico también ha de procesarse
para hacerse intelectivo, es decir que el poe-
Se trata de toda la diferencia que existe entre ma necesita despejarse en su modo de ser
hablarle a alguien (lo cual depende de la comu- contado para ser abordado. Es por ello, que
nicación) y hablar de algo (lo cual depende de la narrar con la manifestación visual favorece
simbolización) el cuestionamiento del escrito –si lo hubie-
Roland Barthes en ƒ‘””‡‹ơ‡ŽǤ ra– y de la propia imagen –aún formada por
Textos sobre la imagen letras–, tensando los códigos de consumo
naturalizado del texto para proponer otras
Pero, ¿cuál es este leer?, ¿qué lectura es la exploraciones sobre “lo contado”. Esto nos
poesía visual? Primeramente, sería conve- lleva a observar esta lógica asociativa de la
niente recordar que “un texto no es posible lectura –y no tanto deductiva–, en la que se
sin contexto” (Ramírez, 2009, p. 170),12 asu- “vincula el texto material con otras ideas,
miendo la lectura en sí como una práctica ‘–”ƒ•‹ž‰‡‡•ǡ‘–”ƒ••‹‰‹Ƥ…ƒ…‹‘‡•ǡ…‘‘
cultural.13 En segundo lugar, habremos de re- —ƒŽ×‰‹…ƒ“—‡†‹Ƥ‡”‡†‡Žƒ•”‡‰Žƒ•†‡Žƒ…‘-
posición” (Ramírez, 2009, p. 171). A través de
12 Según Freire, el acto de la lectura “no se agota ella se construyen otros universos de senti-
‡Žƒ†‡…‘†‹Ƥ…ƒ…‹×’—”ƒ†‡Žƒ’ƒŽƒ„”ƒ‡•…”‹–ƒ‘
do, se crean tensiones entre ese texto y la
del lenguaje, pues hay un más acá y un más allá:
un continuo que se anticipa y se prolonga en la realidad de quien lo lee, por lo que el signi-
inteligencia del mundo” (Ramírez, 2009, p. 170). Ƥ…ƒ†‘ ”‡„ƒ•ƒƒ Žƒ• ’”‘’‹ƒ• ’ƒŽƒ„”ƒ•Ȁ‹ž‰‡-
Un acto que Freire divide en tres momentos, el
nes para integrar(se a) otras dimensiones del
de la lectura de cosas del mundo del sujeto, la
Ž‡…–—”ƒ†‡Žƒ‘„”ƒǡ“—‡–”ƒ•…‹‡†‡ƤƒŽ‡–‡‡ individuo.
relectura y reescritura del mundo. Mediante la Lo visto y lo leído, lo visible y lo enun-
lectura crítica de Freire, se llega a renunciar a la
ciable se solapan para ser la misma cosa, para
inocencia y a entrar en el proceso de liberación.
Recordemos que la alfabetización es concebida
por Freire como “un acto cognoscitivo, creador pictorial, las que tienen “que ver con el mundo
y político, es un esfuerzo por leer el mundo y la de la imagen, desde el cómic hasta el videoclip,
palabra, por consecuencia un texto no es posible donde pasan todas las nuevas narrativas que es-
sin contexto” (Ramírez, 2009, p. 170). tán reinventando la literatura” (Martín-Barbero,
13 Tal y como describe De Certeau (1999) al aten- 2005, p. 3). Unas lecturas que no se extinguen en
derla como “una actividad, un modo de apro- Žƒ †‡…‘†‹Ƥ…ƒ…‹× ‡•…”‹–ƒ ‘ ‡ Žƒ …‘–‡’Žƒ…‹×
piación, de conciencia y una transformación del objeto, sino que responden a poéticas de la
personales (Guidard en De Certeau, 1999, p. 9). mirada donde el observar es reconocer (y vice-
Ya decía Freire (1981) que la “lectura del mundo versa) en las relaciones del sujeto con el mundo
precede a la lectura de la palabra… [porque]… y el texto, lo interno y la exterioridad, en la que
lenguaje y realidad se vinculan dinámicamen- se producirá cierto placer estético en los espacios
te” (p. 1). Son esas otras lecturas, las del giro de sensibilidad.

Carles Méndez Llopis y Eva Figueras Ferrer • Coordinadores


Poesía visual y antipoesía. Lecturas liminales o de cuando las palabras toman cuerpo 95

comprender un mismo discurso, en el que la Como vemos, todo texto se traduce15


legibilidad será practicada bajo un régimen e interpreta a un registro distinto que se dis-
de luz,14 que visibiliza –mostrando y develan- tingue del origen pero que no puede surgir
do– en un mundo inevitablemente lingüísti- sin él. Se trata de que el objeto de lectura
…‘ƒ–”ƒ˜±•†‡Žƒ‡†‹Ƥ…ƒ…‹×†‡Ž•—Œ‡–‘‡•— tiene la capacidad de “entrar en correlación
ver y hacer verǡ’—‡•ƤƒŽ‡–‡DzŽ‘˜‹•‹„Ž‡‡• con el lector y de ofrecerle justamente la in-
un invento” (Bosch, 2010, p. 7). Una ilumina- formación que necesita y para cuya percep-
ción que insiste en relacionar lo enunciado ción está preparado” (Lotman, 1988, p. 37),
y lo visible, lo contado y lo mostrado, den- y sobre la cual ese lector (se) proyecta. Pero
tro del sujeto ubicado en una determinada como decíamos, esta lectura que nos atañe:
visibilidad socio-históricamente construida la del poema visual –que podríamos llamar
(Chanquía, 1998). Esto no solo supone una entonces también lectura expandida– aun-
determinación a leer sino una disposición a que se estabilice sobre códigos comunes a
ampliar las fronteras de la realidad conocida su autor y lector, como “texto artístico” que
mediante una visualidad presentada como es, complejiza el intercambio al necesitar de
vínculo con el mundo, pues reside la inclina- —‘†‡Ž‘‡•’‡…ÀƤ…‘’ƒ”ƒ†‘–ƒ”Ž‡†‡•‹‰‹-
ción de “traer a la luz” aquello que está –o Ƥ…ƒ…‹×Ǥ‘•‘Ž‘’‘”“—‡‡•‡‹•‘‘„Œ‡–‘
parece estar– oculto al enfrentarlo al lengua- de lectura pueda estar bajo los dominios de
je. Tomar aquello invisible para desocultar la distintos códigos y niveles, sino porque esta
lectura a través de asociaciones cimentadas presentación conjunta y ordenación especí-
en nuestra vivencia y los vínculos con el obje- Ƥ…ƒ†‡ȋ—•—ƒŽ‡–‡Ȍ–‡š–‘‡‹ƒ‰‡ǡƒ’ŽÀƒ
to de lectura, en un lugar entre la experiencia Žƒ…ƒ’ƒ…‹†ƒ†•‡ž–‹…ƒ›ƪ‡š‹„Ž‡†‡ŽŽ‡‰—ƒ-
y la seducción. je en estas conexiones poéticas.16 Una rela-
ción que traiciona esta costumbre occidental
de separar la representación –imitación– de
su referencia lingüística –abstracción– y que
14 Para aproximarse a la visualidad occidental, propone regulaciones difusas y contamina-
Brea estudia los regímenes de creencia recupe-
das, en las que no queda claro qué substan-
rando de Derrida su análisis sobre los objetos y las
prácticas culturales titulado Historia de la menti- cia establece la normativa ni si existe alguna
ra: Prolegómenos (1997). Para él, la imagen “edu- ‡•’‡…ÀƤ…ƒǤ ž• „‹‡ǡ …‘‘ †‡…Àƒ‘• ƒ–‡-
ca –forma– nuestro modo de organizar la visión;
riormente, acorrala…
en aras de unas pretensiones añadidas de veraci-
dad que el relato que la ampara sentencia como
válidas: digamos que ella nos enseña un modo de 15 A este respecto, recordaremos a Iser (2005)
ver, de mirar, que corrige el puramente espon- cuando concibe que: “Toda interpretación trans-
táneo para tornarlo producto de conocimiento, forma algo en otra cosa. Por tanto, debemos dejar
modo construido –culturalmente enriquecido– de concentrarnos en las suposiciones subyacen-
de un saber adecuado” (Brea, 2010, p. 23). Por tes para atender el espacio que se abre cuando se
otro lado, es muy interesante revisar a Chanquía traduce algo a un registro distinto” (p. 29).
(1998) para quien a partir de la visibilidad en Fou- ͙͞ ‡•’‡…–‘ †‡ Žƒ ƪ‡š‹„‹Ž‹†ƒ† †‡Ž Ž‡‰—ƒŒ‡ǡ ‘–-
cault “lo visible es planteado como la manera de man (1988) establece diferencias entre el escrito
ver y de hacer ver” (p. 12), y esta “luminosidad” es ›‡ŽDz’‹–ƒ†‘dzȂ‡‡•–‡…ƒ•‘ȂǣDzŽƒƪ‡š‹„‹Ž‹†ƒ††‡Ž
gestionada en una relación determinante y recí- lenguaje (h2) se transforma en una cierta capaci-
proca entre lo enunciable y lo visible partiendo de †ƒ†…‘’Ž‡‡–ƒ”‹ƒ†‡•‹‰‹Ƥ…ƒ†‘ǡ…”‡ƒ†‘—ƒ
un mundo irremediablemente lingüístico. peculiar entropía del ‘contenido poético’” (p. 43).

Lecturas liminales. Poesía desde el pensamiento visual


96 Carles Méndez y Sabina Loghin

(re)conocimiento como de la importación,


…dos veces a la cosa de la que se ha- †‡ ”‡…—’‡”ƒ” Žƒ ”‡ƒŽ‹†ƒ† ’ƒ”ƒ †‡…‘†‹Ƥ…ƒ” ‡Ž
bla […]. Por su doble entrada, garan- objeto de lectura como de textualizarla para
tiza esa captura, de la que el discurso ampliarla y (re)construirla a partir de otro
por sí solo o el puro dibujo no son ca- lenguaje que no es ella.18 Por esta razón,
paces. Conjura la invencible ausencia cada lector conferirá al objeto de lectura de
sobre la que no llegan a triunfar las —ƒ•‹‰‹Ƥ…ƒ…‹× ‡•’‡…ÀƤ…ƒ Ž‹‰ƒ†ƒƒ•—• …×-
palabras, imponiendo en ellas, por las digos perceptivos y valoraciones, con cada
astucias de una escritura que actúa repertorio y experiencia externa (realidad
en el espacio, la forma visible de su extratextual).
referencia […] y de rechazo, la forma La organización de lo legible, y de
visible es surcada por las palabras que aquello narrable –el mundo– se enfrenta, se
la trabajan desde el interior, y, conju- combina, se complementa, se activa –como
rando la presencia inmóvil, ambigua, ƒ…–‹˜‹†ƒ†Ȃ‡Žƒ†‡…‘†‹Ƥ…ƒ…‹×›Žƒ‹–‡”’”‡-
sin nombre, hacen brotar la red de tación,19 por lo que las posibilidades inter-
•‹‰‹Ƥ…ƒ…‹‘‡•“—‡Žƒ„ƒ—–‹œƒǡŽƒ†‡- ’”‡–ƒ–‹˜ƒ•›•‡‹×–‹…ƒ••‡’‘–‡…‹ƒ‹†‡Ƥ-
–‡”‹ƒǡŽƒƤŒƒ‡‡Ž—‹˜‡”•‘†‡Ž‘• nidamente en un contínuum entre el objeto
discursos (Foucault, 1981, pp. 34-35).

Así, aunque podamos disociar la grá- no necesariamente del objeto escrito, sino de
Ƥ…ƒ†‡Žƒ’Žž•–‹…ƒǡƒ„ƒ•‡š–‡”‹‘”‹†ƒ†‡••‘ cualquier signo. Así, el concepto de lectura se ha
ampliado puesto que el texto puede estar cons-
aquí fuerzas complementarias –no tanto
truido con otros lenguajes, y es la lectura lo que
opuestas– que se coextienden a la intelec- constituye la textualidad, sea musical, pictográ-
ción del mundo. Donde la imagen se convier- Ƥ…ƒǡ ‰‡•–—ƒŽǡ ‡–…±–‡”ƒǤ Ž …‘‘…‹‹‡–‘ “—‡ Žƒ
lectura brinda no es solo el que está cifrado en el
te en un líquido practicable para el espesor
texto, sino también el que se encuentra en el pro-
de la palabra, posibilitadora de un innume- ceso de la producción del texto” (Ramírez, 2009,
rable acervo de elementos invocados por el p. 179).
18 Ramírez (2009) a este respecto, abordará este
espectador-lector; y la palabra encadena la
fenómeno como una producción continua funda-
imagen a un lenguaje estructurado y a sig- mentada en “nuevos actos de lectura, en nuevas
‹Ƥ…ƒ…‹‘‡• ‡•’‡…ÀƤ…ƒ•ǡ ƒ …‹‡”–‘• ˆ”ƒ‰‡- condiciones, afectadas a su vez por nuevos tex-
tos; en suma: nuevas lecturas que son alimento
tos de la realidad que acoten la dispersión
de las que vendrán” (p. 164).
interpretativa de las imágenes “es decir, la 19 Recordemos que como dispositivos cultura-
’ƒŽƒ„”ƒ…‘†‡•ƒ‡Ž•‹‰‹Ƥ…ƒ†‘†‡Žƒ‹ƒ‰‡ les, tanto el objeto de lectura como el lector tie-
nen su propia historia y trayectoria. Como aclara
como inicio de todas las narraciones posi-
Chartier en su doble división de la lectura, existe
bles” (Abad, 2012, pp. 2-3). De este modo, “una individual, con carácter de acción dinámica
trascender lo predecible17 requerirá tanto del que responde a las solicitaciones del texto e im-
plica una labor de interpretación, y otra colectiva
(del orden cultural) relativa no solo a las sociabi-
17 Según Noé Jitrik en su Lectura y cultura (1998), lidades por donde circulan y varían los modos de
ŽƒŽ‡…–—”ƒ‘•‘Ž‘…‘Ƥ”ƒŽ‘…‘‘…‹†‘‡‹’‘”- acceder a determinados textos —sociabilidades
ta aquello nuevo, sino que “excede lo previsible entre el lector y el texto—, sino también a las ta-
de una intención o designio, […] la lectura no se reas conformadoras de las prácticas de lectura”
circunscribe al texto y recupera la textualidad (Ramírez, 2009, p. 182).

Carles Méndez Llopis y Eva Figueras Ferrer • Coordinadores


Poesía visual y antipoesía. Lecturas liminales o de cuando las palabras toman cuerpo 97

de lectura, la lectura del “mundo-vida”20 y la Esta herida abierta al mundo que supone el
creación simultánea del lector sobre ellos. poema visual, como relación orgánica con
ƒ†‘ ’‘” •‡–ƒ†‘ “—‡ Žƒ Ž‡…–—”ƒ ‡• ƤƒŽ- él y en coextensión a él, no solo implica el
mente la construcción de sentido por parte –”žƤ…‘ †‡ •À„‘Ž‘• › ”‡Žƒ–‘•ǡ •‹‘ –ƒ„‹±
de este lector (Larrosa, 2003), entonces “la ese empeño que tiene –y que venimos mar-
lectura no es atar un texto a un código ex- cando– de articular nuestra experiencia y
terior a él, sino suspender la seguridad de producción de sentido a sus límites. Para
todo código, llevarlo al límite de sí mismo, y adquirir ese “universo abierto” nos vemos
permitir su transgresión” (p. 42). Y en el caso obligados a trasladar las fronteras de re-
de la poesía visual, donde la palabra acota presentación e interpretación que creíamos
Žƒ•‡‡Œƒœƒ›ŽƒƤ‰—”ƒ…‘Žƒ’•ƒƒŽ˜‡”„‘ǡ‘ nuestras; y no en el sentido de “crear nuevos
sería extraño que su actividad fundamental sistemas, aportar nuevas ideas y ofrecer una
fuera precisamente esta aproximación con- teoría del mundo, sino de llevar el lenguaje
tinua al borde del lenguaje; como el margen ƒ•—•ŽÀ‹–‡•dzȋ
—ƒ•…Šǡ͚͘͘͜ǡ’Ǥ͝Ȍǡƒƪ‡š‹‘-
foucaultiano acerca de las discontinuidades nar la legibilidad hasta su máxima tensión
históricas cuando decía que “todo límite no †‡ •‹‰‹Ƥ…ƒ…‹× •‹”˜‹±†‘•‡ †‡ Žƒ• …‘‡š‹‘-
es quizá sino un corte arbitrario en un conjun- nes existentes y produciendo otras antes
–‘ ‹†‡Ƥ‹†ƒ‡–‡ ×˜‹Ždz ȋ ‘—…ƒ—Ž–ǡ ͙͡͞͠ǡ inhabitadas. Implicará entonces, como de-
p. 57), donde la cisura será sobre el mundo. cía Blumenberg (2000) “la aspiración de dar
Una incisión que permite otra visión. al mundo un contenido de sentido que, en
cuanto a apertura a la realidad, constituya
Vivir en la incisión. Habitando los para el hombre un valor-límite de su relación
límites del lenguaje con el mundo” (p. 14).
En este nomadismo se concreta en
El mismo acto que puede dar existencia a un tex- cierta construcción intelectual del mundo
to, extraer sus revelaciones, multiplicar sus signi- por parte del lector, en ese lugar fronterizo
Ƥ…ƒ†‘•ǡ”‡ƪ‡Œƒ”‡±Ž‡Ž’ƒ•ƒ†‘ǡ‡Ž’”‡•‡–‡›Žƒ• donde la interpretación elabora nuevos sig-
posibilidades del futuro, puede también destruir o ‹Ƥ…ƒ†‘•’ƒ”ƒŽƒ”‡ƒŽ‹†ƒ†›†‘†‡ŽƒŽ‡…–—”ƒǡ
tratar de destruir la página viva. el goce poético, no depende únicamente del
Alberto Manguel, Una historia de la lectura uso del lenguaje, sino de su capacidad trans-
formadora (Kristeva, 1981) y las alteraciones
que permita elaborar. Un espacio donde su-
jeto –lector– y objeto de lectura –poema–
…‘ƪ—›‡†‡•†‡•—•”‡•’‡…–‹˜ƒ•ƒ—–‘‘Àƒ•
20 En alemán, Lebenswelt, se usa para referirse a
la suma de todo fenómeno constitutivo de la vida para que surjan otros relatos: “En esa franja
del sujeto en su mundo corpóreo. Acuñado pri- fronteriza se darían cita los movimientos de
‡”ƒ‡–‡’‘” —••‡”ŽƒƤ†‡…”‹–‹…ƒ”Žƒ”ƒ…‹‘-
presión entre uno y otro: las tendencias de
nalización del mundo que excluía en su ordena-
miento la experiencia de los individuos (el mundo fuga de la periferia y las invasivas del ele-
˜‹˜‹†‘ȌǤ ƒ„‡”ƒ•Ž‘•‡’ƒ”ƒ”ž‡Žƒ…—Ž–—”ƒ›•—• mento externo” (Gómez, 2008/2009, p. 4).
pautas interpretativas, la sociedad y sus relacio-
Es cuando de la elasticidad producida por los
nes, y en la personalidad y el comportamiento de
los sujetos. continuos intentos de conquista territorial

Lecturas liminales. Poesía desde el pensamiento visual


98 Carles Méndez y Sabina Loghin

entre objeto y sujeto y sus resistencias, se al- enfrentamiento entre identidad y alteridad
canza la intelección del poema visual; ambos que despliega y construye el relato, toman-
•‡‹–‡”†‡Ƥ‡›‡Žƒœƒǡ’—‡•‡‡•–‡…ƒ•‘ do al poema visual, por un lado, como sus-
Ž‘‡š–‡”‹‘”†‡Ƥ‡–ƒ„‹±’ƒ”–‡†‡Ž‹–‡”‹‘”Ǥ pensión de la vida –discontinuidad–, y por
Y no nos referimos a que la visualidad deba otro, sucediendo en ella –simultaneidad–.
volcarse siempre sobre el recipiente lingüís- De este modo, la “narración” surgida de esa
tico –o a la inversa–, sino a que el lenguaje relación “permite al hombre pensarse y pen-
–cualquiera–, como dispositivo materiali- sar el mundo, enriqueciendo, gracias a las in-
zador del pensamiento, se amplía hacia los ‡•ƒ•‡‹Ƥ‹–ƒ•‡–žˆ‘”ƒ•22 que desarro-
bordes, y en ellos, se extiende a otras formu- lla a través de la narratividad, su universo de
laciones idiomáticas y simbólicas que no son •‹‰‹Ƥ…ƒ…‹×dzȋ
”‡‹ƒ•ǡ͙͘͡͠ǡ’Ǥ͚͚͚ȌǤ
…‘Ƥ‰—”ƒ†ƒ•…ƒ‡–‡ƒ–”ƒ˜±•†‡Ž–‡š–‘ Si como decía Merleay-Ponty (1994)
o de la imagen para desarrollar conceptos, “por estar en el mundo estamos condenados
•‹‘ ƒ ’ƒ”–‹” †‡ •—• …‘ƪ—‡…‹ƒ•ǣ Dz…—ƒ†‘ al sentido” (p. 19), como forma sensible, el
nos posicionamos frente a las imágenes y poema visual será valorado en su capacidad
las palabras como un ‘todo’, participamos en para proporcionar asociaciones metafóricas
un juego que aceptamos tácitamente para o conexiones con otros relatos, no necesa-
‡Žƒ„‘”ƒ” › ”‡‡Žƒ„‘”ƒ” ‡Ž •‹‰‹Ƥ…ƒ†‘ ‡š’ƒ- riamente “a la vista”, que permitan reducir la
dido de la textualidad y la visualidad, gene- distancia entre los mundos y habitar lo ina-
rando nuevas e inéditas narrativas del ‘yo’” prensible.23 La cosa es transformar el registro,
(Abad, 2012, p. 3). Así, podríamos pensar estirando su comprensión hacia nosotros:
que si nuestro universo –sea el verbo, sea la
imagen– es inabarcable, seremos nosotros Con la interpretación como causa, el
como lectores los que situaremos los límites espacio liminal va a ejercer una resis-
a dichas substancias, los que añadiremos di- tencia ante la traducción, resistencia,
ferentes constelaciones que reorganicen el no obstante, que alimenta el impul-
mundo a partir de los contenidos producidos so para sobreponerse a ella. De este
en esas demarcaciones.21 Una cooperación/ modo, la interpretación también se

21 Así, a diferencia del límite wittgensteiniano


ȋ͙͛͟͡Ȍǡ „ƒ•ƒ†‘ ‡ ‡Ž Ƥ †‡ Žƒ ’‘•‹„‹Ž‹†ƒ† Ȃ‡ ‡Ž 22 En este sentido, y siguiendo la idea de que con-
“hasta donde puedo conocer”–, esta intersección cepto (teoría), lenguaje (categoría) y experiencia
dinámica se habita como espacio simbólico para (cuerpo) son inseparables y fuente del pensa-
el diálogo. Este desplazamiento tropológico –sea miento, tomaremos la metáfora como “uno de
a partir de la sustitución, la combinación, la sus- los mecanismos conceptuales fundamentales
pensión, la apropiación, etcétera–, pasa de los por medio de los cuales representamos el mundo
procesos metonímicos de la percepción visual y lo expresamos en relativa concordancia con la
–en los que la sinécdoque y la parte por el todo manera en que lo expresamos” (Ramírez, 2006,
prima–, a la verbalización de dicha experiencia, p. 103).
donde la exposición de lo percibido es predomi- 23 Anota en este sentido Manguel (2014) que en
nantemente metafórico (Maldonado, 1977). Un conversación con Stan Presky, este le dijo: “En
deslizamiento que deambula de una posición a una ocasión que ‘por cada lector debe haber un
otra, continuamente de ida y vuelta, vertiendo lo millón de autobiografías’, dado que, en un libro
visible en lo enunciable y viceversa, en tareas de tras otro, creemos encontrar huellas de nuestra
traducción continua. vida” (p. 23).

Carles Méndez Llopis y Eva Figueras Ferrer • Coordinadores


Poesía visual y antipoesía. Lecturas liminales o de cuando las palabras toman cuerpo 99

convierte en un intento de estrechar prima inicialmente en el desplazamiento


el espacio mismo que produjo (Iser, hacia nuestra frontera, se va apaciguando al
2005, p. 29). ser nosotros el objeto a ser leídos y contados
por aquello que nos mira.
Es completamente entendible, pues si El de la lectura, por tanto, será un lí-
deseamos alguna –o algún grado de– lectu- mite a habitar. Tendrá el contorno que pro-
ra, no puede haber texto o imagen indepen- porcione la imaginación, al mostrar “cuál
diente de su espectador, para que este pue- es el grado de participación humana en lo
da afrontar las imágenes y los textos como imaginario y cuál es su grado de evasión de
discursos legibles y participar en el juego de lo real […] porque los de la imaginación26
la interpretación. Unas y otros tomarán sen- son grados a través de los cuales tratamos
tido –visibilizándose– en el espacio fronte- de reencontrar la experiencia, y porque al
rizo entre el querer leer –como actividad de mundo de la imaginación no accedemos más
búsqueda– y el querer contar –como objetivo que a través de la experiencia” (Saer, 1997,
del poema– alcanzando esa inteligibilidad p. 226). Iser en El acto de leer (1987) citaba
en la lectura misma, cuando el mundo del las palabras de Laurence Sterne en Tristam
objeto de lectura se introduce en el de su lec- Shandy cuando invitaba a respetar al lector
tor24 (Clemencia, 2010). Así, será en el límite dejándole imaginar por su cuenta el texto,
de la transferencia y la transformación, del pues al dar inicio el juego de la fantasía, la
intercambio y la dominación, de la experien- lectura debe ser productiva en la medida
cia y la seducción que sucederá la lectura, que el “texto ofrece una posibilidad de acti-
siempre condensada en determinado con- var nuestras capacidades” (p. 176), aunque
glomerado cultural. Así, el desasosiego25 que sepamos de antemano que esa relación será
inestable –pese al poder del anclaje univer-
sal y la referencia extratextual–, porque de
24 Un intercambio o transferencia que se da a tra-
vés de la mediación, que ocurre cuando “se está esos desequilibrios germinarán otras posibi-
ƒƤ”ƒ†‘“—‡Žƒƒ……‹×’‘”•À‹•ƒ‘’—‡†‡ lidades de sentido entre lo conocido y lo de-
contarse, que necesita de las formas simbólicas
seado. Por eso el poema, como articulación
para tomar la forma de una narración, para ser
representada en un discurso” (Clemencia, 2010, ordenada de diferentes sustancias, es otro
p. 139).
25 Ese desasosiego estaría fundamentalmente
erigido de lo que Ingarden llamó la interdemina- concretizará continuamente estos vacíos al ela-
ción o Iser denominó “espacios vacíos”, aquellos borar las relaciones no formuladas entre las pers-
lugares en los que el lector interviene porque lo pectivas, que aparecen de manera aislada. Así,
mostrado no acaba de decir y ha de completarse los espacios vacíos movilizan la imaginación para
con la experiencia, ha de llenarse accionando la producir el objeto imaginario como correlato de
‹ƒ‰‹ƒ…‹×†‡Ž•—Œ‡–‘ƒƤ†‡†‡–‡”‹ƒ”ƒ“—‡- la conciencia representativa” (p. 42).
llo que es borroso –la concreción ingardeniana–. 26 Cuando Saer (1997) habla de la literatura, está
Angélica Tornero (2011) partiendo de la teoría anotando importantes perspectivas acerca de
ingarderiana establece esos momentos “tex- aquello que ocurre en esa demarcación limítrofe
tuales” sin conexión o formulación que los ancle de la que venimos hablando, allí se “transforma
como la incertidumbre que mueve al lector a la lo existente en imaginario y lo imaginario en exis-
concreción de sus experiencias: “entonces surge tente” (p. 226), es donde ocurre el hasta dónde
un espacio vacío, que se produce por la indeter- podemos llegar†‡Ƥ‹†‘’‘”Ž‘‹–‡”‘›‡Ž’‘‡ƒ
minación de las perspectivas. El lector llenará o visual, para la revelación de una nueva realidad.

Lecturas liminales. Poesía desde el pensamiento visual


100 Carles Méndez y Sabina Loghin

para cada quien, que llenará “diferentes con- jeto de lectura, artefacto que traza los már-
notaciones individuales, literarias, cinema- genes de la interpretación del lector, mien-
–‘‰”žƤ…ƒ•ǡ ‡”—†‹–ƒ•ǡ ’‡”‘ ‡ …—ƒŽ“—‹‡” …ƒ•‘ tras este le da forma simultáneamente con
siempre subjetivas, arbitrarias, melancólicas su interpretación (Soní, 2002). Así, podemos
y efímeras, toda vez que su denotación obje- decir que si el mundo es una estructura em-
–‹˜ƒȂ•—ˆ—…‹×’”‹ƒ”‹ƒǡ•—•‹‰‹Ƥ…ƒ†‘ƒ–—- pírica, mental y también cultural, el poema
ral – ya no es accesible” (Pardo, 2010, p. 25). –como parte de él– deseará ser leído, pero
Posibilitar nuevos mundos enfren- en el juego de la resistencia, de las expec-
ta tanto la corrupción de la individualidad tativas, conexiones, ampliaciones y despla-
como la tendencia de universalidad, así, zamientos, en una lectura móvil que pone a
el ingreso del sujeto en el poema visual es prueba a la intuición (Manuel, 2010). Queda
siempre a través del entre-deux.27 Una línea el poema visual en la frontera de imagen y
†‹˜‹•‘”‹ƒ„‘””‘•ƒǡ—…‘ˆÀ‹†‡Ƥ‹†‘›Ž‹- palabra, en un afuera y un adentro, en un
güísticamente ambiguo, y ha de serlo, para ±š‘†‘†‡•‡–‹†‘•‹’ƒ”ž‡–”‘•‡•’‡…ÀƤ…‘•
ser descifrado en tantas lecturas como expe- †‡ Ž‡…–—”ƒǡ ‡–”‡ Ƥ……‹× › ”‡ƒŽ‹†ƒ†ǡ ’—‡• ‡•
riencias se acerquen a su límite. entender y experimentar la metáfora, to-
No nos centraremos, como decíamos, mando esta como cierta estructura de senti-
solo en el autor, en la obra o únicamente en do proyectándose hacia otra, una ausencia y
•— ‹–±”’”‡–‡ǡ •‹‘ ‡ Žƒ …‘ƪ—‡…‹ƒ †‡ •—• una visibilidad simultáneas que están ligadas
mundos interdependientes, donde la isoto- a la exterioridad.
pía de sus discursos –que anotaba Ricoeur a
diferencia de Iser–28 extraiga el sentido al ob- Otorgar sentido y extender los lími-
tes: Antipoesía
27 Delgado (1999) señala la paradoja última de
la frontera en De Certeau, cuando habla de que
Y este camino hacia la antipoesía, como ya
“todo lo que está separado está unido por aque-
llo que lo separa” (p. 123), y cita la respuesta del hemos observado, no estamos recorriéndo-
autor a la pregunta: “De los cuerpos en contacto, Ž‘…ƒ‡–‡‡Žƒ•—’‡”Ƥ…‹ƒŽ‹†ƒ†Ǥ‘•‘Ž‘
¿cuál de ellos posee la frontera que los distingue?
nos referimos, por ejemplo, a la e-poesía,
Ni uno ni otro” (De Certeau, 2000, p. 139). Sigue
Delgado: “La frontera, cualquier frontera, por de- como aquella que perdió el cuerpo, que fue
Ƥ‹…‹×‘–‹‡‡’”‘’‹‡–ƒ”‹‘ǡ’—‡•–‘“—‡‡•—’ƒ- ž• ƒŽŽž †‡Ž ’ƒ’‡Ž ’ƒ”ƒ …‘Ƥ‰—”ƒ”•‡ ‡ Žƒ
saje, un vacío concebido para los encuentros, los
pantalla en blanco como nuevo espacio de
intercambios y los contrabandeos. Toda frontera
es eso: un entre-deux”(1999, p. 123). Ya no habla- actividad poética; sino también a la poesía
‘•ǡ ”‡…‘”†‡‘•ǡ †‡Ž ŽÀ‹–‡ …‘‘ ‹•—Ƥ…‹‡…‹ƒ sonora como la etnopoesía y la polipoesía
sino como espacio habitable, frente al límite del
como formas de entender el lenguaje a par-
lenguaje wittgensteiniano, ahora “vemos que el
símbolo y el icono, la analogía, son un intento de tir de la oralidad, la danza, la teatralidad a
unir el decir y el mostrar, y con ello transgredir los partir del ruidismo, los efectos, la distorsión,
límites del lenguaje para tocar el mundo” (Beu-
los gestos, etcétera (Bellón, 2008); pasando
chot, 2002, s. p.).
28 Para Iser el texto es solo un estímulo que pro- por la preocupación de Eduardo Kac de su-
voca toda la construcción por parte del especta- perar los formatos impresos con desarrollo
dor, mientras que Ingarden y Ricoeur proponen el
de nuevas formas poéticas para la época di-
enfrentamiento de la objetividad del texto con la
subjetividad en la interpretación (Tornero, 2007).

Carles Méndez Llopis y Eva Figueras Ferrer • Coordinadores


Poesía visual y antipoesía. Lecturas liminales o de cuando las palabras toman cuerpo 101

gital, ideando la holopoesía.29 Estos y otros No se trata de abocarnos a la lectura


—…Š‘• …ƒ•‘• ‡Œ‡’Ž‹Ƥ…ƒ …׏‘ Žƒ• ‘–”ƒ• de una poesía sin texto, sino de estudiar la
formas de hacer poesía –como la poesía estructura de aquella que no utiliza única-
visual–, no solo ha enriquecido la palabra mente el alfabeto para producir sentido. Se
sino que ha trascendido el papel hacia otros trata de acercarnos a formas impostoras,
cuerpos y materiales. Al punto de preguntar- rupturistas y transgresoras, que puedan ocu-
nos: ¿cuánto afecta el sentido la salida de la rrir en cualquier ubicación –incluso dentro de
poesía del texto como soberano?, ¿y cuánto la cotidianidad, ya no exentas o separadas de
salirse del papel?, ¿y si intercambiamos pala- ‡ŽŽƒȂǡ›“—‡•—‹…‹†‡•—••‹‰‹Ƥ…ƒ†‘•†‡•—’‡”-
bras por imágenes e imágenes por objetos? Ƥ…‹‡’ƒ”ƒ“—‡‘–”‘•–‘‡•—Ž—‰ƒ”ǡƒ›—†ƒ†‘•
Así, un largo etcétera. o cercenados por el texto que le acompaña.
De este modo, si la poesía visual po- En este caso se activaría la lectura de la lec-
see una condición “textual” no es solo por tura: la metalectura que respondería a “un
atender y continuar con la esencia relatora y destello de ideas, de temores, de deseos, de
narrativa –individual y sociohistórica– desde goces y de opresiones, porque la lectura des-
un punto de vista literario, sino para conquis- borda a su objeto” (Ramírez, 2009, p. 172). Y
tar la visualidad sin cercarla con palabras. Es esa distancia que encontramos entre la teo-
decir, usurpar el lenguaje hasta el punto de rización y “textualización” de la lectura, será
contradecir su misma condición mimética, sobrepasada por la misma cosa-que-se-lee al
referencial y bidimensional, para conside- abordar la lectura misma a través del lector.
rarse una agresión a los códigos estáticos y Así, la antipoesía, será ese lugar liminal en el
asaltar con formas incorrectas:30 para con- que la lectura y la pertinencia de sus objetos
siderarse antipoesía y cuestionar el mismo se encuentran.
orden poético y los dominios relacionales de Similar a cuando Brushwood (1981)
lo visible. Pero, ¿es la antipoesía una nega- Šƒ„Žƒ„ƒ†‡Žƒ•‡–ƒƤ……‹‘‡•ȂƤ……‹‘‡•…‘•-
ción a la poesía? ¿Acaso se resiste al lenguaje …‹‡–‡• †‡ “—‡ ‡•–ž Ƥ……‹‘ƒ†‘ǡ › Šƒ„Žƒ
poético? †‡ Ƥ……‹×Ȃǡ ’‘†”Àƒ‘• …‘•‹†‡”ƒ” ‡ ƒŽ‰ï
modo las antipoesías como “narraciones,
29 Kac llama Holopoesía a un poema expuesto sí –narraciones que sirven para apreciar la
por medio de holografía, que será organizado de narración y a veces para perfeccionarla. Son
“una forma no lineal en un espacio inmaterial tri-
casos de narración pura, de narración por na-
dimensional y que va cambiando y transmitiendo
†‹ˆ‡”‡–‡••‹‰‹Ƥ…ƒ†‘•‹…Ž—•‘‹‡–”ƒ•‡ŽŽ‡…–‘” rración” (pp. 52-53), en las que el referente,
u observador lo mira” (1997, p. 34). más que provenir de la realidad extratextual,
30 Nos referimos a lo incorrecto, por ejemplo,
es el mismo concepto concebido por/para el
a su sentido de contar sin orden, de operar con
‘–”‘•‡†‹‘•‘•‹‰‹Ƥ…ƒ”‘–”‘–‹’‘†‡Š‹•–‘”‹ƒ•ǡ†‡ ’‘‡ƒǣ Žƒ ƒ–‹’‘‡•Àƒ ‡• ’‘‡•Àƒ ”‡Ƥ”‹±†‘•‡
pretender relatar con saltos espacio-temporales a esa misma poesía (o a ella misma), por lo
y a través de las experiencias. Será entonces en
que no será únicamente una manifestación
‡Ž•—Œ‡–‘“—‡•‡†‡Ƥ‡Žƒ‡š–‡”‹‘”‹†ƒ††‡Ž’‘‡ƒ
y viceversa: “al igual que no hay forma sin forma- de lectura con ciertas incertidumbres y am-
ción, no hay imagen sin imaginación” (Romero, bigüedades a concretar, sino que se muestra
2008, p. 1), pues esta última no puede reducirse a
como objeto de lectura afectivo que motiva
una facultad de desrealización del individuo, sino
a la de su conformación de sentido(s). Žƒ ”‡ƪ‡š‹× › ‡Ž †‡˜‡Ž‘ †‡ —‡•–”‘ —†‘Ǥ

Lecturas liminales. Poesía desde el pensamiento visual


102 Carles Méndez y Sabina Loghin

Por ello, llena nuestra determinación de va- el ámbito de la pintura, siendo que su pro-
…À‘• “—‡ Š‡‘• †‡ ˜‘Ž˜‡” ƒ †‡Ƥ‹”ǡ —‡˜‡ ducción se extiende a otros planos y dimen-
nuestra experiencia y amplía nuestro cono- •‹‘‡•–ƒŽ‡•…‘‘ŽƒŽ‹‰òÀ•–‹…ƒǡŽƒƤŽ‘•‘ˆÀƒ›
cimiento porque esos espacios desiertos tie- la metafísica. Sus creaciones fueron inasibles
nen una gran relevancia estética al propiciar en muchos sentidos, pues escapaban a sínte-
la colisión de representaciones a través de sis tradicionales o a estudios formalistas.
la interacción con el objeto de lectura (Iser, Podríamos decir que, precisamen-
͙͟͡͠Ǣ‘”‡”‘ǡ͚͙͙͘ȌǤ•‘•Š—‡…‘•†‡•‹‰‹Ƥ- te, la pieza que logra combinar todos estos
cación son los que se abren a otra cosa, per- aspectos, es el tablero de Panajedrez ȋƤ‰—-
mitiendo incontables permutaciones de la ra 1). Este juego –que no es simplemente
‹–‡”’”‡–ƒ…‹×‘Žƒ‹–‡…‹×†‡•‹‰‹Ƥ…ƒ…‹×ǣ ‡–”‡–‡‹‹‡–‘ǡ •‹‘ “—‡ –‹‡‡ — Ƥ ƒ-
no habrá lectura correcta, sino recepciones yor–, reúne en sí mismo distintos lenguajes
sensibles conscientes de su contaminación. expresivos basados en la “panlengua”31 y
‹Žƒ’‘‡•Àƒ˜‹•—ƒŽ•‡”‡•‹•–‡ƒ†‡…‘†‹Ƥ- en el zodiaco, lo cual lo hacía más compli-
carse, la antipoesía desea multiplicar aquella cado que el ajedrez tradicional por todas
incertidumbre e indeterminación de la que sus implicaciones espirituales. En él radica
hablábamos, apostando por la distancia es- la potencia de jugar como acto poético al
tética, por las posibilidades semánticas que mundo: cada movimiento, es una relación
caminan a la abstracción. Es así que podría- y posición nueva de las diversas piezas en el
mos encontrar en la antipoesía una voluntad tablero que responde a un universo de posi-
metapoética, una forma de conversar de la bilidades semánticas, lingüísticas y visuales.
poesía desde una faceta menos reservada y ƒ†ƒ Ƥ…Šƒ Ȃ‡š…‡’–‘ Ž‘• ’‡‘‡•ǡ “—‡ ‹…‘”-
hermética, un estudio desde la periferia o en poran números–, está marcada con una con-
el mismo contorno de aquella. sonante o símbolo, y las casillas del tablero
contienen combinaciones de vocales, de tal
El universo en un juego divino suerte que a según los movimientos van ger-
minando nuevas palabras y relaciones entre
En este apartado nos gustaría presentar el los elementos dispuestos. Al mismo tiempo,
tablero del poeta y artista Xul Solar, llamado
Panjuego o Panajedrez (h. 1930). Admirado 31 Belén Gache (2002) anota que el neocriollo
“parte de una suerte de lengua mixta españo-
por sus contemporáneos como un artista
la-portuguesa, a la cual Xul enriquece agregándo-
‹…Žƒ•‹Ƥ…ƒ„Ž‡ǡ ‹–‡Ž‡…–—ƒŽ › À•–‹…‘ǡ —Ž ˆ—‡ le palabras tomadas del alemán o el inglés” (s. p.).
considerado por Borges, su amigo cercano, Junto a este nace la panlengua, inventada por el
propio Xul Solar, creada sobre bases numéricas y
como un “ciudadano del cosmos”. Su interés
astrológicas que se escribía tal cual se pronuncia-
por la astrología y el tarot se plasmaban en ba, de raíces fonéticas sencillas que combinaba
sus obras como simbologías, muchas veces principios de distintos idiomas. Pan•‹‰‹Ƥ…ƒ—‹-
versal y Xul pretendía crear un sistema de signos
utilizando la pintura como un elemento co-
que fuera totalizador, de fonética sencilla, en la
municacional que puede transmitir un conte- que cada sonido tendría un sentido y cada conso-
nido espiritual y de difícil encasillamiento en ƒ–‡—ƒ…ƒ–‡‰‘”Àƒ…ƒŽ‹Ƥ…ƒ†ƒ’‘”˜‘…ƒŽ‡•Ǥ‘‘
si se tratara de una rehabilitación del “lenguaje
alguna de las vanguardias de su época. Pero
’ƒ”ƒŽ‘‰”ƒ”—ƒ–”ƒ•‹•‹×ž•‡Ƥ…ƒœ†‡‡-
sería errado hablar de Xul únicamente desde sajes” (Lindstrom, 1982, p. 244).

Carles Méndez Llopis y Eva Figueras Ferrer • Coordinadores


Poesía visual y antipoesía. Lecturas liminales o de cuando las palabras toman cuerpo 103

Figura 1.
Panajedrez (h. 1930), Xul Solar.
En “El palacio enciclopédico”,
la exhibición principal de la
55.º Bienal de Venecia (2013).
Imagen en Creative Commons
por Audiovisual Telam, disponible
en línea en la dirección: https://
www.youtube.com/watch?v=RIeF-
0Szjgw

las piezas vienen marcadas con la represen- Así, gracias a las permutaciones y las
tación de un planeta, y sus posiciones en el mismas normativas del lenguaje, la “jugada”
damero proyectan efemérides, signos del supondrá una transgresión de los límites de
zodíaco y constelaciones. El juego completo las asociaciones lingüísticas regladas y las
se compone de sesenta piezas (treinta por correspondencias entre percepciones senso-
jugador) –más otra compartida denominada riales, por lo que podrá utilizarse “para desa-
azar–, y en la misma casilla pueden apilarse rrollar ideas, estructurar poemas, componer
hasta tres, por lo que podemos entender que música o pintar cuadros”. Nadie gana o pier-
responde a toda una urgencia de reinven- de, pues el juego se erige como “una crítica a
ción del mismo lenguaje, de reemplazar los la noción misma de agon [contienda, desafío
…‘’ƒ”–‹‡–‘•Ǧ‡•–ƒ…‘ ’‘” Žƒ ƪ—…–—ƒ…‹× o disputa], presente en una mentalidad oc-
de sus diferentes capacidades de reformula- cidental, tendiente al éxito y al progreso, y
ción.32 que ha subyacido a la ciencia, a la economía
› Šƒ•–ƒ ƒ Žƒ ƤŽ‘•‘ˆÀƒ †‡•†‡ •—• …‘‹‡œ‘•dz
(Gache, 2011, s. p.).
͚͛–‹Ž‹œƒ”‡Ž–ƒ„Ž‡”‘ǡŽƒ•Ƥ…Šƒ•ǡŽ‘•†ƒ†‘•‘Ž‘•†‹-
versos elementos de cualquier juego para forta- Desde mucho antes, Xul Solar se ha-
lecer la concepción lúdica, de aleatoriedad y a la bía interesado en la creación de lenguajes
vez sistemática de la pieza, era un fenómeno en ƒ”–‹Ƥ…‹ƒŽ‡• “—‡ —‹Ƥ…ƒ”ƒ › —‹˜‡”•ƒŽ‹œƒ”ƒ
pleno desarrollo. En estos momentos, ya el anti-
guo oráculo chino I Ching o Libro de las mutacio- un lenguaje común (como el “neocriollo” y la
nes –que tanto gustaba a Solar y Borges– había “panlengua”), una visión que el juego com-
sido tomado como referencia estructural, incluso ’ƒ”–‡ƒŽ’‘†‡”•‹—Ž–ž‡ƒ‡–‡ƤŒƒ”—†‡•-
el mismo Duchamp había dejado como heren-
cia algunas concepciones, que posteriormente tino a través del horóscopo, recitar palabras
evolucionarán también gracias a John Cage o las en estos idiomas, componer versos, elaborar
heterogéneas incursiones en caja de Fluxus –so- –‡ƒ• —•‹…ƒŽ‡• ‘ ’‹…–‘‰”žƤ…‘•ǡ ”‡•‘Ž˜‡”
„”‡–‘†‘‡ŽƒƤ‰—”ƒ†‡
‡‘”‰‡”‡…Š–’‘†‡‘•
recordar su Universal Machine (1965) o Name Kit ecuaciones matemáticas, etcétera, en una
(1965).

Lecturas liminales. Poesía desde el pensamiento visual


104 Carles Méndez y Sabina Loghin

multiplicidad de lecturas inabarcable. Era Como anotábamos anteriormente, es-


amplio y versátil, siempre en vísperas de ser tas experimentaciones o expansiones poéti-
†‡Ƥ‹–‹˜‘Ȃ…‘‘†‡…Àƒ‘”‰‡•ǡ…‘“—‹‡—Ž cas evidencian las fronteras impuestas orto-
jugaba–, pues las reglas del juego eran modi- doxamente dentro del lenguaje, propiciando
Ƥ…ƒ†ƒ••‹…‡•ƒ”’‘”•—†‡‹—”‰‘ǡ‡Ž…”‡ƒ†‘” su crisis y planteando otros horizontes en las
de su propio mundo lúdico en transforma- relaciones del signo y el referente, más allá
ción y movimiento. El invento supone, jun- †‡ Žƒ …‘•ƒ„‹†ƒ †‹˜‹•‹× •‹‰‹Ƥ…ƒ†‘Ǧ•‹‰‹Ƥ-
to a otros más,33 una dedicación total a los cante. Al activar lúdicamente la multiplici-
sistemas: lenguajes, escrituras, estructuras, dad de lenguajes en unidad, no solo estamos
arquitecturas, juegos, etcétera, en continua ante posibles metapoesías, sino ante un ar-
”‡…‘Ƥ‰—”ƒ…‹× ƒ ”ƒœ× †‡ — —‹˜‡”•‘ †‡ tefacto de autoconsciencia poética (Linds-
nuevas analogías dentro de la experiencia trom, 1982): un tablero para la investigación
lingüística que sirven –mágicamente– para lingüística, en su más amplio espectro, que
domesticar y dominar a un mundo (descono- permitía tanto una escritura plástica como
cido e inefable). Todo se incorpora a un pro- —ƒ’Žž•–‹…ƒŽ‹–‡”ƒ”‹ƒ‡Žƒ…‘†‹Ƥ…ƒ…‹×†‡†‹-
ceso de simbolización poética que transgre- versos signos verbo-visuales.
de las regularizaciones sistematizadas del Códigos que Xul sistematizará como
lenguaje, y que inevitablemente conciencia Dz’‡•‹ˆ‘”ƒ•dz‘Dz‰”ƒˆÀƒ•’Žƒ•–‹ï–‹Ž‡•dzƒƤ†‡
de su utilización enseñándonos cómo apo- Šƒ…‡”ƤŽ‘•‘ˆÀƒ…‘Žƒ˜‹•—ƒŽ‹†ƒ†›‡–žˆ‘”ƒ•
derarnos de él para cambiarlo y reorientar- con el universo por damero. El único lugar
lo, a potenciar su innovación. De este modo, donde tendrán sentido esas permutaciones
su Panajedrez implica un enfrentamiento a y transformaciones de las reglas idiomáticas,
la manera que tenemos de leer el mundo, ya que dicha anarquía lingüística no se podrá
anestesiando directamente la lengua –ese desplazar fuera del juego: si no se está en-
vehículo inducido– con la que lo leemos. Es el-juego la (anti)poesía no tiene donde resi-
un desplante a su naturaleza y su sistema, dir. El tablero quedará así expuesto como un
una provocación a considerarlo siempre in- mundo para la posibilidad.34 De modo que, si
•—Ƥ…‹‡–‡ǡ › ƒ Žƒ ˜‡œǡ ‡ ‘˜‹‹‡–‘ › ‡ el juego es la analogía de la creación supre-
creación, como intento de debilitarlo como ma –así como el texto sagrado hindú del Ma-
elemento irreductible de transmisión comu- nava Dharma que explica Marechal–,35 en el
‹…ƒ–‹˜ƒ › †‡ DzƤ†‡Ž‹†ƒ†dz †‡Ž —†‘ Ȃ‘•-
trándolo intencional, ocioso, tramposo– a 34 Recordemos el poema de Borges (1974): “En el
Ƥ †‡ —Ž–‹’Ž‹…ƒ” •— —–ƒ„‹Ž‹†ƒ† › ’Žƒ•–‹…‹- ”‹‡–‡•‡‡…‡†‹×‡•–ƒ‰—‡””ƒȀ—›‘ƒƤ–‡ƒ–”‘
es hoy toda la tierra. / Como el otro, este juego es
dad lingüística.
‹Ƥ‹–‘dzȋ’Ǥ͙͛͠Ȍǡ†‘†‡‘•‘Ž‘”‡…—‡”†ƒŽƒ’”‘-
cedencia, sino la universalidad del espacio y la
33 Xul ideó, como hemos visto, nuevos sistemas inconmensurabilidad del tiempo que representa.
de escritura, lenguajes e idiomas universalistas, 35 Leopoldo Marechal (1967) hace una lectura
e incluso “originales sistemas de numeración interesante del juego al analizarlo desde la meta-
duodecimal –a partir de los doce signos del zo- física y textos sagrados hinduistas que hacen re-
díaco–, una nueva escritura musical basada en ferencia a la creación del universo, estableciendo
los diferentes colores, arquitecturas basadas en una analogía, donde lo lúdico tiene un propósito
correspondencias de colores o de letras, etcéte- mayor que aboga por el mejoramiento y retroali-
ra” (Gache, 2002, s. p.). mentación espiritual del jugador.

Carles Méndez Llopis y Eva Figueras Ferrer • Coordinadores


Poesía visual y antipoesía. Lecturas liminales o de cuando las palabras toman cuerpo 105

cual su creador da nombre y asigna las parti- palabras, objetos, acciones, etcétera, son en
cularidades a cada ser que lo compone, Xul sí posibilidades de aproximación a diversos
bautizó a cada ser, les otorgó un movimien- constructos que están por ocurrir, todo es
–‘›Ƥ‡•’‡…ÀƤ…‘ǡ›ƒ•‹‰×†‹•–‹–‹˜‘•ƒ…ƒ†ƒ cuestión –como decía Rousseau respecto de
’‡×ǡƒŽƤŽǡ–‘””‡‘…ƒ„ƒŽŽ‘‡•—’ƒŒ—‡‰‘Ǣ•‡ la historia de la escritura– de articulación: “El
convirtió en jugador, pero también en astró- devenir-lenguaje del grito es el movimiento
logo, matemático, artista y alquimista a la por cuyo intermedio la plenitud hablada co-
vez. Formó un sistema de sistemas alterna- mienza a devenir lo que ella es al perderse, al
tivo, y esto, como anota Derrida (1986), en ahuecarse, al quebrarse, al articularse. El gri-
algún momento: “Equivale, con todo rigor, a to se vocaliza comenzando a borrar el habla
destruir el concepto de ‘signo’ y toda su lógi- local” (Derrida, 1986, p. 339). La Panajedrez
ca. Sin lugar a dudas no es por azar que este vendría a “subsanar” esta borradura y susti-
desbordamiento sobreviene en el momen- –—…‹× “—‡ •‹‰‹Ƥ…× ‡Ž ’”‘‰”‡•‘ǡ ‡Ž †‡˜‡‹”
to en que la extensión del concepto de len- de la razón y la aparición de la consonante en
guaje borra todos sus límites” (p. 12). Y más nuestros gritos, nos devuelve a una conexión
cuando esta expansión no es únicamente a –a esta articulación– que la exactitud del len-
partir de la escritura o la forma, sino de todo ‰—ƒŒ‡ •‘Žƒ’ƒǤ ”‡–‡ ƒ ‡•–ƒ Ƥ†‡Ž‹†ƒ† Ȃ…—›‘
un complejo que rebosa de sí mismo como Ƥ‡•’”‘’‘”…‹‘ƒ”—Ž‡‰—ƒŒ‡‘Ǧ‡–ƒˆ×”‹-
un estudio lingüístico, planteando que “todo co–, el juego importa la metáfora originaria
’‘•‹„Ž‡•‹‰‹Ƥ…ƒ†‘‘‡•‘–”ƒ…‘•ƒ“—‡’—”‘ al pensamiento, induce poesía al acto poéti-
Œ—‡‰‘ǣ — ’—”‘ Œ—‡‰‘ †‡ •‹‰‹Ƥ…ƒ–‡•dz ȋ
ƒ- co. De este modo, todo puede inventarse de
che, 2002, nota 17, s. p.). Es un exceso poé- nuevo, por eso Xul se anunciaba con la excla-
tico que no puede tener ley, o al menos, no mación “¡Me haré un mundo!”, porque tal y
la misma legislación que la poesía tradicio- como opinaba Borges: “Tendemos a creer
nal, y mucho menos que la normatividad del que ese mundo complejo y en gran parte
lenguaje de la comunicación cotidiana; por- ajeno en que vivimos, es la realidad; pero Xul
que además se vehiculiza como alternativas •ƒ„Àƒ“—‡Žƒ”‡ƒŽ‹†ƒ†’—‡†‡‘†‹Ƥ…ƒ”•‡…‘-
idiomáticas –y en este caso, con pretensio- tinuamente, y creía que su misión consistía
nes universalizantes– presentado como pro- en esa revolución continua” (Goldenberg,
ductor de un sentido a otro. Un disparador 2004, s. p.).
de relaciones múltiples y simultáneas –pre o
postalfabéticas– para una visión metafórica
del mundo.
Xul inventó vías de escape, sabía que
Artefactos y “parracidios” poéticos
el ser humano se “ha envuelto en formas lin-
Sumamos aquí otro intento, más violento si
güísticas, en imágenes artísticas, en símbo-
queremos, de amalgamar diferentes ámbi-
los míticos o en ritos religiosos, en tal forma
–‘•ǡ‰±‡”‘•›ƒ–—”ƒŽ‡œƒ•ǡ‡•’‡…ÀƤ…ƒ‡–‡
que no puede ver o conocer nada sino a tra-
fuera de la poesía –tradicional–, y más ten-
˜±• †‡ Žƒ ‹–‡”’‘•‹…‹× †‡ ‡•–‡ ‡†‹‘ ƒ”–‹Ƥ-
cial” (Obiols, 1997, pp. 238-239). Nos devuel- dentes a la crítica cultural: la antipoesía de
Nicanor Parra. Elaboraciones híbridas enca-
ve a un estado mágico en el que imágenes,

Lecturas liminales. Poesía desde el pensamiento visual


106 Carles Méndez y Sabina Loghin

minadas a doblegar el canon literario, ata- bla el nerudiano yo heroico de la naturaleza


cando reaccionaria y agresivamente contra gestándose, sino el sujeto moderno, irónico
la poesía elitista, hermética y destinada a un y sarcástico, cuyo monólogo fragmentario
público privilegiado: “Tal vez en el método tiene la desnudez confesional de un docu-
de combate sea, después de todo, donde es- mento clínico y la elaboración intelectual de
tribe la diferencia entre poeta soldado y an- una sátira de los usos del habla formaliza-
tipoeta: el antipoeta se bate a papirotazos, da” (Vásquez, 2012, p. 214). El mensaje es
en circunstancias de que el poeta soldado tan claro, que la incertidumbre no se cierne
no da un paso sin su ametralladora portátil. sobre el “qué dice”, sino sobre la bofetada
Por razones de carácter personal el antipoeta poética, sobre el mismo acto de la poesía en
es un francotirador” (Rodríguez, 1997, s. p.). ese estado catártico: es la emancipación de
Cansado de pretender a la poesía artículo de la autonomía, es el regreso al mercado, a la
primera necesidad, como fue para los van- situación cotidiana, al gusto callejero como
guardistas y los profetas del arte, Parra aspi- concepción estética, es la expresión colo-
ra a sumergirse en la cultura popular actual quial llevada a pieza sensible. Una elevación
y su “habla”, apropiándose de sus tropos y que puede realizarse desde el suelo –o sub-
”‡…—”•‘•ƒƤ†‡†‡””‹„ƒ”Dzƒ˜‡”•‘Ž‹’‹‘dzŽƒ suelo–, y que se adhiere al desasosiego que
distancia y jerarquía entre alta y baja cultu- iniciaron las vanguardias con esa tradición
ra: “en la vulgaridad está la cosa”, reza uno por romper, con lenguajes contradictorios
de sus Artefactos. Parra hace tambalear los que exponen cosas de la más extrema serie-
modelos y cánones de la poesía literaria –de dad con la más radical de las travesuras, los
lo pedestre al pedestal (o al salón) y vicever- pensamientos más sutiles sobre el mundo
sa, por así decirlo– a través de la parodia, del recitados por un juglar cazurro del medie-
embrutecimiento del lenguaje metafórico y vo: dotando de crudeza y acidez al endulza-
de la contaminación entre lenguajes: la anti- miento poético.
poesía es híbrida, transtextual, deconstructi- De esta lectura del mundo en rena-
va, fronteriza y diversa. cimiento constante, nace Artefactos (1972)
Este francotirador –paciente– secues- ȋƤ‰—”ƒ• ͙ › ͚Ȍ ‡ …‘•‘ƒ…‹ƒ …‘ ‡•ƒ ‹†‡ƒ
tra a las palabras, manteniendo al texto de Parra de maximizar el enunciado con la
lineal y su lectura habitual como rehenes, cantidad mínima de elementos. Una caja de
†‡•ƒ…”ƒŽ‹œƒ†‘ › †‡•‹–‹Ƥ…ƒ†‘ Ž‘• ˜ƒŽ‘”‡• cartón –de 19 x 14.3 cm de base y 4.5 cm de
de la poesía elevada con “textos” que trau- altura–, encierra en dos bloques un total de
matizan cualquier comodidad y que estallan 242 tarjetas postales que portan un artefac-
frente aquellos que desean “leerlos”. Así, la to en su reverso, resultado de la colabora-
lectura de la antipoesía, se convierte en una …‹× †‡ƒ””ƒ…‘ ‡Ž†‹•‡Óƒ†‘”‰”žƤ…‘ —ƒ
actividad paradójica para con el lenguaje or- Guillermo Tejeda.36 El antipoeta conside-
todoxo, ya que se fundamenta en él hacien-
do lo posible por desmontarlo. Por ello, la 36 Tejeda recibía aquellas frases explosivas escri-
ƒ–‹’‘‡•Àƒ…‘‘’”‘›‡…–‘•‹‰‹Ƥ…ƒDz—…‘- tas en bolígrafo, para posteriormente componer
los poemas mayormente con collage y juegos ti-
tratexto, un contradiscurso lírico, de ento-
’‘‰”žƤ…‘•Ǥ‹‡„ƒ”‰‘ǡ•‡…‘˜‹‘…‘‡Ž‡†‹–‘”
naciones más bien urbanas, donde ya no ha- que las últimas tarjetas abandonaran la compo-

Carles Méndez Llopis y Eva Figueras Ferrer • Coordinadores


Poesía visual y antipoesía. Lecturas liminales o de cuando las palabras toman cuerpo 107

Figura 1 (izquierda). El mundo es lo que es (1972), de Nicanor Parra y Juan Guillermo Tejeda. Tarjeta postal perteneciente
Artefactos (1972), imagen de Creative Commons tomada por Eduardo Ojeda (abril, 2008), disponible desde: Š––’•ǣȀȀ™™™Ǥƪ‹…”Ǥ
com/photos/eadweardx/2404985955; Figura 2 (derecha). Reedición de Artefactos por la Municipalidad y Aguas Andinas (2014),
imagen de Creative Commons tomada por la I. Municipalidad de Santiago (agosto de 2014), disponible desde: Š––’•ǣȀȀ™™™Ǥƪ‹…”Ǥ
com/photos/munistgo/14879154969

raba estos mensajes explosivos del mismo Los Artefactos (1972) son la metra-
–ƒŽƒ–‡ “—‡ Žƒ Ž‹–‡”ƒ–—”ƒ ‡š’—‡•–ƒ ‡ ‰”ƒƤ- lla que queda tras el estallido antipoético:
tis, asociándolos por un lado, a su origen y “Resultan de la explosión del antipoema. Se
desenvolvimiento “mundano”, y por otro, al ’‘†”Àƒ†ƒ”—ƒ†‡Ƥ‹…‹×ƒŽ”‡˜±•Ǥ‡…‹”ǡ’‘”
carácter disidente y revolucionario que con- ejemplo, que el antipoema es un conglome-
tenían. Aquí, el primitivismo de Parra está rado de artefactos a punto de explotar” (Be-
relacionado con el regreso al instinto, al ale- nedetti, 2006). No queda nada del poeta, que
jamiento de las buenas formas adquiridas, se ha volatilizado en una frase popular, algo
‡ ŽƒŽ‹–‡”ƒ–—”ƒ› ‡Ž”‡Ƥƒ‹‡–‘Š‡”‡†ƒ†‘ǡ que ya “anda disuelto en el aire cultural que
que se sumen en el anonimato de lo popular. todos respiramos. Y el lenguaje que usa es el
Como vemos, el autor no soporta la pestilen- lenguaje de la colectividad, las frases hechas
cia de lo pomposo, es una forma nudista de de los anuncios de televisión y radio, de los
hacer poesía donde el uso de imágenes y pa- lemas políticos, de los carteles, las frases que
labras trabaja en contradicción, aliado con la ya no pertenecen al que las dijo por prime-
denuncia del abuso que les damos: “La anti- ra vez sino que son el patrimonio de todos”
poesía a la vez que asume una impronta ico- (Gottlieb, 1993, s. p.). Y pensemos además
noclasta, actualiza la tradición, valiéndose en el traje postal, en el que cada artefacto –o
de la sabiduría popular, de la oralidad y de la ensamble– indica una utilidad real, donde la
frase hecha, propia del discurso publicitario” poesía es instrumentalizada y destinada al
(Vásquez, 2012, p. 223). intercambio e interacción entre el público. Es
devuelta a la calle para poner de nuevo en tela
de juicio el orden, la autoridad del autor y las
•‹…‹×–‹’‘‰”žƤ…ƒ›Žƒ•‹ž‰‡‡•’ƒ”ƒƒ–‡‡” bases de la tradición: no es solo “una tarjeta
la caligrafía del propio poeta. Muchos fueron re- postal sino un antipoema y además antica-
tirados debido a la virulencia del mensaje en un
ambiente político delicado (Soto, 2014), y otros non, un antiestablecimiento, lo anticoloquial”
publicados años después. (Soo-Jie, 2006, p. 9). A Parra pocas cosas le

Lecturas liminales. Poesía desde el pensamiento visual


108 Carles Méndez y Sabina Loghin

“—‡†ƒ’‘”†‡•‹–‹Ƥ…ƒ”ǡ›‡ŽŽ‡‰—ƒŒ‡›Žƒ’‡”- Así, admitimos otra forma de lectura


sona que lo expresa no son ninguna de ellas. que no ha germinado desde pretensiones
Así que detrás de la ironía, de un ordena- literarias, sino desde la voluntad de desocul-
miento incendiario de las palabras, existe una tamiento que hablábamos con anterioridad:
“suerte de hai-kus urbanos, donde la síntesis es como la “poesía está en cualquier parte
crítica y el humor paradójico se unen en imá- menos en los versos de los poetas” (Gumu-
genes contrastantes, cáusticas y novedosas. cio, 2014, parr. 4), pues se ha de salir de la
Estos artefactos son como cargas explosivas poesía para construirla desde fuera. Por esa
ƒ…–‹˜ƒ†‘• †‡–”‘ †‡ Ž‘• ‡†‹Ƥ…‹‘• ”‡–×”‹…‘•dz razón, nunca acaba de ser del todo, siempre
(Vázquez, 2012, p. 225). se encuentra en construcción, fragmentada
Entenderemos a esta como una “poe- ‡š’Ž‘•‹˜ƒ‡–‡’ƒ”ƒ‘•‡”†‡Ƥ‹–‹˜ƒ‹–‡-
sía de letrina”, justo porque es aquella que se ‡” ƤƒŽǡ ’ƒ”ƒ ”‘’‡” …‘•–ƒ–‡‡–‡ Žƒ•
haría en la intimidad de un cuarto cerrado, reglas del juego: “Nosotros conversamos /
porque rechazaría la lejanía poética, porque en el lenguaje de todos los días / No cree-
es un verdadero sentir hecho propaganda mos en signos cabalísticos” (Binns, 2012,
surgido desde los ciudadanos. Todo en un parr. 24).
torrente lúdico y humorístico emitido desde En una de sus “Bandejitas...” (1994-
la naturalidad cotidiana. ͚͚͘͘ǡ˜±ƒ•‡Ƥ‰—”ƒ•͛›͜Ȍǡ38 Parra pregunta:
“¿Y qué es la antipoesía? / ¿Y tú me lo pre-
El artefacto no es solamente una re- guntas! –Responde un corazón con brazos y
ducción literaria de un aviso comercial, piernas– / Antipoesía eres tú”.
†‡ —ƒ ‡š…Žƒƒ…‹× ‘ †‡ — ‰”ƒƥ––‹ Si sus Artefactos (1972) fueron un re-
[sic]; es una poesía de límite como po- vulsivo para anestesiar la lectura elaborada
dría pensarse. Más que un arte de facto y componerla de otros modos, a golpes de
como su nombre parece indicar, es una analogía, veamos su trabajo (anti)poético en
alternativa dentro de la evolución de la lo que denomina Artefactos visuales (1952-
poesía. El artefacto es el hijo legítimo 2002), que como ya decía Ricardo Piglia “son
de la antipoesía; si con ella los poetas a la literatura en lengua española lo que la
bajaron del Olimpo, con los artefactos
los poetas salieron a la calle (Lerzundi,
de todos y cada uno”. Aunque Lerzundi expone
1972 citado en Gottlieb, 1993, s. p.).37
el 7 de mayo de 1972, otras fuentes datan la pu-
blicación del 2 de enero de 1969. Disponible en la
37 El mismo Lerzundi recuerda las pala- dirección electrónica: http://www.nicanorparra.
bras de Alexander Coleman para la nota “Two uchile.cl/estudios/viudas.html#1
Latin American Poets and a Antipoet” en el New 38 Son bandejitas de cartón utilizadas por las
York Times: “Donde hay poesía, hay antipoesía. pastelerías. Desde la década de los noventa, Pa-
Siempre ha habido un Villón, un poeta goliar- rra las ha utilizado para dibujar en ellas un cora-
do, un Brecht, un Catulo, un Corbiére o un Parra zón (en lugar del dulce) con “piernas y brazos”
para devolver la poesía a la calle y rompernos la que siempre aparece señalando algo como indi-
cabeza con ella. ¿Las armas? La ironía, lo bur- cándole al espectador alguna cosa empujada por
lesco, una severa barrera de clichés y frases en- el texto que le acompaña. Este corazón se trans-
contradas, todas yuxtapuestas en un revoltijo de forma en “hablante lírico”, por ejemplo: Respues-
dicciones que salen de una manera totalmente ta del oráculo / Hagas lo que hagas te arrepentirás.
original, dejando al descubierto la desesperación (Binns, 2012, s. p.).

Carles Méndez Llopis y Eva Figueras Ferrer • Coordinadores


Poesía visual y antipoesía. Lecturas liminales o de cuando las palabras toman cuerpo 109

Figuras 3 y 4. “Bandejitas de la Reyna” (1994-2002), perteneciente a los Artefactos visuales de Nicanor Parra. Figura 3
(izquierda). Imagen de Creative Commons tomada por Jorge Jorquera (septiembre de 2013), disponible desde: https://www.
ƪ‹…”Ǥ…‘Ȁ’Š‘–‘•ȀŒŒ‘”“—‡”ƒȀ͘͘͘͡͞͠͡͡͞͡Ȁ‹Ȁ’Š‘–‘Ž‹•–Ǧˆ–͜. Figura 4 (derecha). Imagen de Creative Commons tomada por
olenskapqb (septiembre de 2006), disponible desde: Š––’•ǣȀȀ™™™Ǥƪ‹…”Ǥ…‘Ȁ’Š‘–‘•Ȁ‘Ž‡•ƒ’“„Ȁ͚͙͙͛͛͘͜͠͝Ȁ‹Ȁ’Š‘–‘Ž‹•–Ǧ

obra de Duchamp ha sido para el arte con- apuesta por las ataduras del lenguaje tras
temporáneo” (2011, parr. 7). Estas elabora- la desaparición del libro, por permanecer
ciones resumen diferentes acciones poéticas atónitos frente al sepulcro de la página y las
que empezaron con “El Quebrantahuesos” apariciones de otros usos del lenguaje más
(1952) –láminas realizadas con recortes de heterogéneos junto con la deconstrucción
periódicos para cierta concreción de una de la poesía. Así, seremos testigos del des-
poesía urbana–, y se corporizaron en sus Tra- montaje –y vuelta a ensamblar– del lenguaje
bajos prácticos (1969-2002) a partir de una poético que nos lleva al desmantelamiento
serie de objetos cotidianos perpetrados con de la palabra y a la instauración de nuevos
—ƒˆ”ƒ•‡“—‡Ž‡•‘–‘”‰ƒ•‹‰‹Ƥ…ƒ†‘•‹‡•’‡- dispositivos que disparen nuevas relaciones
rados. Así, si los antipoemas de Artefactos irónicas de un pensamiento bricoleur, de una
(1972) permanecían todavía en las conver- construcción casera, de la serendipia en un
saciones bidimensionales y tenían el papel Do It Yourself: “Es el que trabaja con sus ma-
como soporte, ahora estos serían objetos nos, utilizando medios desviados por com-
ubicados en-frente del espectador. Piezas in- paración con los del hombre de arte […] es
cómodas que fatigan –tal y como agotaban el que obra sin plan previo y con medios y
los ready-made al alto mundo del arte–, e in- procedimientos apartados de los usos tec-
sensibilizan estéticamente el acto poético al nológicos normales. No opera con materias
permitir –y trascender– que todo el mundo primas, sino ya elaboradas, con fragmentos
pueda “construirse” uno. El objeto se textua- de obras, con sobras y trozos” (Lévi-Strauss,
liza así como el texto se objetualiza. 1997, p. 35). De lector pasaríamos a ser con-
En los Trabajos prácticos ȋƤ‰—”ƒ• ͝Ǧ͡Ȍ sumidor de estas fracciones, no solo porque
el juego semiótico entre objeto y texto su lenguaje contraste con lo que entendemos

Lecturas liminales. Poesía desde el pensamiento visual


110 Carles Méndez y Sabina Loghin

Figura 5 (izquierda). “Democracia & dictadura” (1969-2002), de Nicanor Parra, disponible desde: Š––’•ǣȀȀ™™™Ǥƪ‹…”Ǥ…‘Ȁ’Š‘–‘•Ȁ
huasonic/256997255; Figura 6 (derecha). “La izquierda & la derecha unidas jamás serán vencidas” (1969-2002), de Nicanor
Parra, disponible desde: Š––’•ǣȀȀ™™™Ǥƪ‹…”Ǥ…‘Ȁ’Š‘–‘•ȀŠ—ƒ•‘‹…Ȁ͚͙͚͘͘͟͝͝͠. Ambas piezas pertenecen a los llamados “Trabajos
prácticos” y son imágenes de Creative Commons tomadas por Cristian Labarca (septiembre de 2006).

por poesía, sino porque viene a conformar como objeto, subversiva y nómada, suspen-
nuestra experiencia a partir de las situacio- de los canales habituales de la comunicación
nes del mundo natural, tal y como lo vivimos. poética.
Así, si el mundo se detiene ante la potencia Tomar, como vemos, la antipoesía
de la pieza, es precisamente por la conexión como arma arrojadiza no es un mero acto de
y correspondencias que engrana Parra entre terrorismo poético, es poner en duda la ra-
el mensaje y el objeto, entre las palabras y cionalidad moderna, es sabotear el estatuto
la imagen, de lo callejero a lo metafórico. burgués y acorralar a la poesía tradicional.
Los Trabajos prácticos son “abandonos teó- Como hija ilegítima de la poesía de salón
ricos” que se apropian imaginativamente de está confeccionada para desorientar, para
textos y objetos, cruzando sus naturalezas ser anticonformista, obscena y provocado-
y esferas comunicativas en el medio social: ”ƒǤ ‡‘• †‡‘„•‡”˜ƒ”‡ ‡ŽŽƒŽƒ –”‡‡†ƒ
“El antipoeta actúa así como recolector de osadía de lograrse a partir del eslogan de un
diversos objetos y frases cotidianas, por lo producto cosmético, de hacer política con
cual la originalidad no reside en lo innova- — ƒ˜‹•‘ †‡ …Žƒ•‹Ƥ…ƒ†‘• ‘ …‹‡…‹ƒ …‘ —‘•
dor del objeto ni en la metáfora lingüística calcetines sucios. El proyecto antipoético es
ingeniosa, sino en la conjunción del objeto y —ƒ‹˜‡…–‹˜ƒ‹”א‹…ƒ›ž…‹†ƒ•‘„”‡‡ŽƤ†‡
la palabra, entre la realidad contextualizada la literatura como alta expresión de belleza,
y el lenguaje desviado perversamente en su como cúspide de las palabras; es un elabora-
función referencial” (Vázquez, 2012, p. 229) do discurso sobre la poesía de lo cotidiano,
Es así como la literatura viene a la vida y vi- sin recovecos o convenciones poéticas, que
ceversa, convertida en un grito anónimo en ahora serán sustituidas por retruécanos vita-
forma de cualquier producto de supermer- listas y asilvestrados. Como vemos, no surge
cado. Y la lectura debe por tanto acontecer de la sublimación de la naturaleza o la hi-
en unos estados de libertad insólitos, en me- pérbole voluntaria de fenómenos efímeros,
dio de asociaciones que superan tanto texto su realidad es la del lenguaje actual, la pro-

Carles Méndez Llopis y Eva Figueras Ferrer • Coordinadores


Poesía visual y antipoesía. Lecturas liminales o de cuando las palabras toman cuerpo 111

blematización de su uso. Es un experimento palabra, entre la realidad contextualizada y


poético sobre la cultura dominante, sobre el lenguaje desviado perversamente de su
nuestra misma forma de ver y saborear la función referencial. Nos vemos obligados,
poesía, y sobre qué posibilidades poéticas de esta forma, a releer el mundo que nos ro-
tiene el mundo, tal y como está, en esta tesi- †‡ƒǡ›ƒ“—‡‡Ž’‘‡–ƒŠƒ’—‡•–‘†‡ƒ‹Ƥ‡•–‘
tura tan degradante. Solo puede vivir en los nuevas relaciones entre los objetos, y entre
márgenes, porque se encuentra en el límite ellos y el sujeto de percepción” (Díez, Durá,
de lo plausible y el sinsentido, en el anclaje Rico y Mattalia, 2002, p. 16).
extremo. Y como poesía de supervivencia, Al observar estos Artefactos visuales
vive con elementos de desecho, callejeros y de Parra, esta amalgama de viejos objetos
paradójicos. y de enunciados francos y vulgares, visiona-
Evidentemente y como nos recordaba mos la ruina de la poesía de pelaje, donde el
Piglia (2011), vemos en estos Trabajos prác- modus operandi de lo políticamente correcto
ticos las reminiscencias de los ready-made es obstaculizado por prosaicas estrategias
o los objet trouvé, esos objetos sin interme- de renovación poética, por ejemplo: poner a
diarios que se vuelven autoevidentes sin ne- †‡„ƒ–‡‡Ž’‘†‡”†‡Žƒ˜‹•—ƒŽ‹†ƒ†›Žƒ•‹‰‹Ƥ-
cesidad de ser explicados. Pero que además cación o dislocar la más diaria de las habitua-
reúnen nuevas combinatorias a través de los lidades y convertirla en artefacto sensible.
textos simultáneos, para que el lector sea ¡Claro que hay un ensañamiento con las pa-
tanto espectador como intérprete del nuevo Žƒ„”ƒ•Ǩǡ•‡†‡•˜Àƒ›”‡†—…‡ƒ•—‡Ƥ…‹‡…‹ƒ
reciclaje que le incita a rebuscar en su expe- mínima, pero porque va más allá de un jue-
riencia. Y estas posiciones de reelaboración go de palabras o una frase hecha, “se trata
que generan otras producciones simbólicas de una verdadera metáfora, ya que su unión
acaban poetizando la vida, porque resultan con un objeto hace estallar la imagen poéti-
estar más cercanas a esta, prácticamente en ca, muchas veces sin que se produzca sobre
las fronteras indistinguibles que la separan la realidad o sobre el lenguaje” (Díez, Durá,
de la metáfora y los sujetos perceptivos. Se Rico y Mattalia, 2002, p. 14).
trata de la “feliz conjunción del objeto y la

Figura 7 (izquierda). “La máquina del tiempo” (1969-2002), disponible desde: Š––’•ǣȀȀ™™™Ǥƪ‹…”Ǥ…‘Ȁ’Š‘–‘•ȀŠ—ƒ•‘‹…Ȁ͚͙͘͘͟͜͝͠͠Ȁ;
Figura 8 (centro). “Mensaje en una botella” (1969-2002), disponible desde: Š––’•ǣȀȀ™™™Ǥƪ‹…”Ǥ…‘Ȁ’Š‘–‘•ȀŠ—ƒ•‘‹…Ȁ͚͙͝͞͡͡͡͡͡;
Figura 9 (derecha). “El insecto de Edison” (1969-2002), disponible desde: Š––’•ǣȀȀ™™™Ǥƪ‹…”Ǥ…‘Ȁ’Š‘–‘•ȀŠ—ƒ•‘‹…Ȁ͚͙͚͘͘͟͝͝͡.
Las tres piezas pertenecen a la serie Trabajos prácticos de Nicanor Parra. Imágenes de Creative Commons tomadas por Cristian
Labarca (Santiago de Chile, Centro Cultural de la Moneda, septiembre de 2006).

Lecturas liminales. Poesía desde el pensamiento visual


112 Carles Méndez y Sabina Loghin

Es de difícil asimilación, pues el lengua- en otros códigos lingüísticos híbridos. Como


je poético está en la realidad misma y aquello ƒ”–‡ˆƒ…–‘ǡ Ž‡ Š‡‘• ‘–‘”‰ƒ†‘ ‡Ž ‘Ƥ…‹‘ †‡
señalado por el artefacto ya estaba ahí antes recorrer los intersticios entre nosotros y el
que él, a la espera de encontrar quien junte y mundo, de habitar el pliegue, ese lugar sin
relacione las potencialidades del mundo: “Su …ƒ–‡‰‘”Àƒ• ‡•’‡…ÀƤ…ƒ•ǡ ˜‡”•ž–‹Žǡ —Ž–‹ˆ‘”‡ǡ
gran aportación ha consistido en exasperar la ƪ‡š‹„Ž‡›‡†‡•˜‹ƒ…‹×…‘•–ƒ–‡ǤŽ’‘‡ƒ
lógica combinatoria de las colisiones: de las visual resulta un artilugio que activa una nue-
palabras entre sí, de los objetos con los obje- va intelección plausible con líneas narrativas
tos, y de los textos antipoéticos con las cosas alternativas a lo usual, con otras estructuras
sublevadas de su servidumbre original” (Ra- semánticas que amalgaman el mundo que
mírez, 2001, s. p., citado en Parra, Edwards conocemos con singularidades de la otre-
y Cortés, 2002, p. 5). Los objetos se abren dad. Así, no solo es que exista el objeto en el
para (anti)instalarse como desmantelamien- sujeto, sino que su lectura desplaza nuestro
to de la tradición poética, desacralizando la centro de gravedad para precipitarnos ha-
dimensión cómoda del texto y el estatuto de cia la ampliación de nuestro conocimiento
realidad de las cosas. Se ubican en aquel lu- y comprensión del mundo (Lodge, 2002),
gar en el que la contradicción no es un ago- para precipitar relatos en nosotros según la
tamiento del lenguaje sino una energía de capacidad que dispongamos parar generar
transformación, en el límite, allá donde ver en aquel diferentes relaciones narrativas: el
y hablar, leer y contar o enunciar y mostrar, ’‘‡ƒ˜‹•—ƒŽ•‡”ž—ƒ”–‹Ƥ…‹‘Ž‹‹ƒŽǡ‡–”‡
”‡•‹†‡•‹…‘ƪ‹…–‘ǡ‘…—Ž–ž†‘•‡›”‡˜‡Žž- lo existente y lo pensable, lo revelado y lo
dose simultáneamente. oculto, etcétera, en el que cualquier inter-
pretación que sea analógicamente facilitada
(Anti)conclusiones. De visualidades •‡”ž’‘•‹„Ž‡Ǥƒ”–‹Ƥ…‹‘“—‡ˆ‡…—†ƒ‡•’‡-
y artefactos culaciones de forma multimodal y múltiple
en nuestras formulaciones y enunciaciones
Uno lee sobre algo porque no lo puede tener o de lo visible.
contemplar en sí mismo. La lectura, forma, deforma y trans-
ƒ•Ž—‡„‡”‰ǡLa legibilidad del mundo. forma en su constitución del sujeto que es
el que lee (Ramírez, 2009), por lo que no se
Es complejo poder concluir acerca de un trata de la producción de pensamiento “so-
tema que solicita quedar completamente bre el texto, sino sobre nosotros mismos”
abierto, pero aún así, podemos en esa aper- (p. 183), entendiendo que más que apro-
tura concretar algunas idas que nos permi- piarse de una realidad la produce, expande
tan seguir en el empeño. Después de este y altera.39 Solemos pensar que el sentido del
recorrido, hemos observado el empeño de
la poesía visual para llevarnos a los límites
39 Implica un “desprenderse de la relación que
del lenguaje conocido, a desplazarnos de se establece entre el ojo y el texto, suspender el
nuestros dominios –regentados por la tra- aprendizaje, hacer que el mundo interrumpa por
un instante su sentido y se abra a una posibilidad
dición escrita del relato– y transportarnos a
†‡ ”‡•‹‰‹Ƥ…ƒ…‹× ’ƒ”ƒ ƒ„”‹”•‡ ƒ Ž‘ “—‡ ‡Ž –‡š–‘
una discontinuidad histórica empaquetada tiene que decir cuando la lectura es construcción

Carles Méndez Llopis y Eva Figueras Ferrer • Coordinadores


Poesía visual y antipoesía. Lecturas liminales o de cuando las palabras toman cuerpo 113

objeto de lectura está fuera de él, aunque ellas reposaba, es cuando entendemos que
capturado en él, y lo que ocurre es… esta lectura no trata de entender el sentido
del “texto” –y menos en algún sentido es-
ǥ“—‡‡•‡ŽŽ‡‰—ƒŒ‡‡Ž“—‡†ƒ‡Ž’‡”ƤŽ› tricto– sino de suspender por un momento el
la presencia a las cosas en el mero acto sentido de nuestro universo para posibilitar
de nombrarlas, el que da el ser y la for- Žƒ”‡•‹‰‹Ƥ…ƒ…‹×ǣ–‡š–‘›•—Œ‡–‘Ȃ‡…‡•ƒ”‹ƒ-
ma a las ideas al enunciarlas, el que da mente– se autorreferencian.
el ser y la densidad al sujeto hablante Nos hemos ido aproximando a esa
‡ ‡Ž ‘†‘ …‘‘ ƤŒƒ •— ’‘•‹…‹×ǡ ‡Ž lectura que desborda al texto, no solo por
que da el ser y la entidad al contexto comprender lo “mostrado” sino por entrever
en el modo como lo hace brillar en el y experimentar lo que aún no se ha manifes-
trasfondo, el que da el ser y el valor a tado y sigue oculto o ausente en el objeto de
los valores al fabricar los criterios de lectura. Un trazado cuya curvatura nos re-
juicio (Larrosa, 2003, p. 43). mite a este sentido antipoético en el que es
más relevante la forma de decir que lo que
‡˜‡Žƒ” ‡Ž ‹•–‡”‹‘ › …‘Ƥ‰—”ƒ” —ƒ se dice, observar cómo cada signo –a través
historia a través de este intercambio sim- †‡ Žƒ ‹†‡–‹Ƥ…ƒ…‹×ǡ …‘’”‡•‹× › ’”‘›‡…-
bólico no es algo concreto y, pese al actual ción del lector–, se convierte en unidad jun-
bombardeo pictoral, tampoco responde a to a sus contextos de referencia (Iser, 1987).
algo habitual, sino más bien un leer-pen- Un relatar y ser narrado que responde a una
sar-diciendo que desoculta el caos del mun- poesía en búsqueda de las capacidades del
do. Porque esa conexión del mundo pue- lenguaje y de la forma en que individualiza-
de establecerse, como anota Blumenberg mos las cosas a partir de unidades de sig-
(2000) a partir de una interdependencia or- ‹Ƥ…ƒ…‹×Ǥƒ ’‘‡•Àƒ “—‡ ‹†ƒ‰ƒ ‡ …׏‘
gánica en la que “las cosas del mundo pue- estas estructuras alternativas o expandidas
dan ser signos de otras cosas del mundo” en posibilitan otros mundos: que sabe que alte-
lo que él llama una armonía preestablecida: rar la normatividad del lenguaje es alterar las
“Cosas heterogéneas pueden responder las normas del mundo.
unas por las otras, expresarse, presentarse, Mientras solemos introducirnos en el
representarse40 las unas a las otras” (p. 46). –‡š–‘ › —„‹…ƒ”‘• ˆ”‡–‡ ƒŽ ‘„Œ‡–‘ Ȃƒ Ƥ †‡
Ese es el momento en el que dichas “cosas” leerlos–, hemos observado tanto en el Pa-
pierden su certidumbre, la seguridad que en najedrez de Solar como en los proyectos
de Parra, que la conciencia del lector ha de
encontrarse en-frente del objeto de lectu-
de sentido y no una mera sujeción al sentido del
texto” (Ramírez, 2009, p. 184). ra, para que el pensamiento establezca sus
40 Es interesante el concepto de representación ideas con y desde el objeto, que no es repre-
en la analogía médica que Blumenberg (2000)
sentado sino representante de otra cosa, “la
realiza del síntoma, es decir, cuando “un deter-
minado estado de las cosas, empíricamente ac- ”‡ƒŽ‹†ƒ†dz •‡ ‘ˆ”‡…‡ ’ƒ”ƒ •‹‰‹Ƥ…ƒ” ‘–”‘ ’”‡-
cesible, hace referencia a otro, el propiamente dicado de la experiencia; lo ausente no es el
patológico, que se escapa a la percepción, sin
objeto sino que este hace presente otras au-
que este último pueda ser hecho, causalmente,
responsable del primero” (p. 46). sencias. Ahora objeto y sujeto se ubican en

Lecturas liminales. Poesía desde el pensamiento visual


114 Carles Méndez y Sabina Loghin

la “misma realidad”, o en el mismo estado que solo puede existir en enfrentamiento a


de las cosas, para salir de allí por medio de la misma poesía, para agrandar sus límites.
la interpretación, para cobrar distancia con Aquí es donde podemos articular la
Žƒ ‹ƒ‰‹ƒ…‹×Ǥ ƒ„”Àƒ “—‡ ’‡•ƒ” “—‡ Ž‘• lectura negativa o recepción excéntrica de la
‘„Œ‡–‘• †‡ Ž‡…–—”ƒ …—›ƒ •‹‰‹Ƥ…ƒ…‹× › —•‘ antipoesía junto a las posibilidades más ocul-
son unívocos y están social e históricamente tas del lenguaje poético: la experiencia poé-
condicionados, tampoco ignoran un desba- tica de consumir poesía. A su vez, este litera-
rajuste, un desbordamiento de sí mismos. Y turizar la vida también concluye el perverso
aunque ciertamente esto es vivir en el reino proyecto iniciado por Parra y sus artefactos:
de la ambigüedad, también es poner en tela como acabar con el soporte de culto, salir-
de juicio aquello que sirve para comunicar- se del libro o atar los objetos a las palabras
nos, es aceptar que el lenguaje es arbitrario –y viceversa– para empujarlos a un nuevo
‡‹’”‡…‹•‘ǡ‡†‹Ƥ…ƒ†‘•‘„”‡•‘„”ƒ•‡‹†‹- Ž—‰ƒ” “—‡ ƒ–‡• ‘ ‡š‹•–Àƒǡ ƒ—–‘•—Ƥ…‹‡–‡ ›
cios a descifrar por el lector (Manguel, 2014). autónomo. Cuando Parra anuncia que nunca
Cuando Xul Solar presenta su pan- fue autor de nada, porque siempre pescaba
juego, lo podemos entender más como un las cosas que andaban en el aire (Guerriero,
medio para hacer poesía que como poesía 2011), no solo está asesinando el concepto
en sí. Será antipoético no por negar la acti- tradicional de autoría, o colapsando el mani-
vidad de la poesía, sino porque en él el azar, do recurso de la originalidad, sino abogando
como decía Cage: “Interviene para darnos lo porque la más ociosa de las frases o el más
desconocido” (Branden, 2009, p. 210), por- ramplón de los objetos pueda convertirse en
que en él los idiomas se encuentran en beli- ‡Ž˜‡”•‘ȋƒ–‹Ȍ†‡Ƥ‹–‹˜‘ȋ‘•–‡Žƒǡ͚͙͛͘ȌǤ
gerancia, porque propone un lenguaje de la Con ellos, la antipoesía concuerda con
incomunicación, y porque no podremos ima- la función social de la experiencia estética, a
ginar a priori su contenido poético. El pan- ser un goce desinteresado que requiere de
juego –como la panlengua o el neocriollo–, una contemplación “a distancia del objeto” y
‡•—ƒžš‹ƒƤ…–‹…‹ƒ†‡‹–‡‰”ƒ…‹×ǡ‡•—ƒ de un observador que al disfrutarlo lo recree
proyección a futuro (Gil, 2012) que cuestio- como objeto imaginado. Para ello, cierta-
na el logocentrismo al proponer un carnaval mente iniciaremos negando el “mundo exis-
de lenguajes en conmemoración de las ne- –‡–‡†‡Ž‘•‘„Œ‡–‘•ǡƒƤ†‡’‘†‡”’”‘†—…‹”ǡ
cesidades anímicas del ser humano, “nece- ‡•—’”‘’‹ƒƒ…–‹˜‹†ƒ†ǡŽƒƤ‰—”ƒ†‡Žƒ’ƒŽƒ„”ƒǡ
sidades expresivas, lúdicas, decorativas y ri- de la imagen o del tono del objeto estético
tuales [con las que] se produciría un impacto irreal” (Manuel, 2010, p. 104). Sea la imagen
más global en la manera de concebir y de uti- o el objeto, las apariencias del mundo mues-
lizar el lenguaje” (Lindstrom, 1982, p. 242). tran y hacen accesible aquello que el texto
Una poesía conceptual que amalgama los complejiza, oscurece y enmascara. Una rela-
procesos metafóricos con los lógicos para ción entre imagen u objeto y discurso que es
trascender las manifestaciones língüísticas ’‘•‹„Ž‡’‘”“—‡‡Ž•‹‰‹Ƥ…ƒ†‘‘˜‹‡‡Ž‹‰ƒ†‘
tradicionales del lenguaje. Como vemos, no a ellos, sino a nosotros mismos.
estamos ante un poema particular, sino ante
una forma de concebir y utilizar la poesía

Carles Méndez Llopis y Eva Figueras Ferrer • Coordinadores


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Lecturas liminales. Poesía desde el pensamiento visual


271

Lecturas liminales. Poesía desde el


pensamiento visual, se terminó de imprimir
en octubre del año 2017 en los talleres de
Lazer Quality Prints, Av. Pedro Rosales de
León, número 6599, Colonia Villahermosa,
Ciudad Juárez, Chihuahua, México.

Tiraje: 250 ejemplares

Lecturas liminales. Poesía desde el pensamiento visual


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