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Escuela Oficial de Entrenadores César Luis Menotti

5 - CLASE 2 DE RUBÉN ROSSI

¿LOS ENTRENADORES TAMBIÉN TIENEN OBLIGACIONES Y POSIBILIDADES?

Por supuesto, la posibilidad y la voluntad de aprender la tiene que tener permanentemente, es algo
que me enseñó también el ‘flaco’ Menotti, voy a aprender, si quiero, hasta el último día de mi vida,
si no voy a cometer el peor de los pecados que es creer que yo me las sé todas. Tengo guardado
un recorte de un reportaje de hace muchos años, cuando alguien que jugó con el flaco Menotti,
Antonio Ubaldo Rattín, decía que en el final de su carrera y después de 15 años en la primera de
Boca, cuando llegaba a jugar un partido, el utilero para cargarlo le decía: denle un té al pibe que
debe estar muy nervioso, y él decía en el reportaje -si supieran que estaba tan nervioso como cuando
debuté en la primera de Boca, por eso me mantuve 15 años en la primera, yo nunca llegue, siempre
estuve llegando-. La obligación del entrenador es nunca llegar, es estar siempre llegando, o sea, estar
siempre aprendiendo, pero aprendiendo sobre el juego, aprendiendo sobre cómo se desarrollan sus
conceptos, aprendiendo sobre futbolistas.

El fútbol tiene mucho más de arte que de ciencia, y al decir de Atahualpa Yupanqui -la ciencia pasa
por el maestro, el arte pasa por el alumno-. En fútbol para que aparezca el maestro primero tiene que
aparecer el alumno, yo no puedo enseñar a jugar a la pelota, si fuera así mi hijo que ahora tiene 12
años no haría taekwondo, sería el número 9 de algún equipo en Santa Fe.

Entonces el aprendizaje de la pelota por una parte, la formación conceptual por otra, la obligación
del entrenador o mejor dicho la aspiración, es prepararse permanentemente porque tiene una tarea
muy compleja. Y de una enorme responsabilidad, el formador tiene en sus manos los sueños del
niño, las ilusiones del chico, de la familia, no es una estupidez, y su obligación es prepararse día a
día, es tratar de no defraudar a ese individuo, es tratar de mejorarlo, de no traicionarlo, de generarle
principios y valores que tienen más que ver con el ejemplo que con la palabra.

Estoy cansado de escuchar a formadores, a coordinadores, a entrenadores, que tienen un discurso


muy lindo de que el chico tiene que jugar, tiene que aprender, que lo importante es el hombre, y
después uno lo ve en los partidos colgado del alambrado, insultándolo al árbitro, peleándose con
los rivales, diciéndole al pibe eufemismos, como por ejemplo “cortalo” que quiere decir “pégale al
adversario” cuando la pelota viene en el aire. Le dicen “de una”, que es un eufemismo de “tirala a
cualquier parte”, así, no le enseñan.

El fútbol, en su esencia, en su primigenia, transmite principios y valores morales y éticos.

En el barrio, donde yo aprendí a jugar, había un código casi de honor, un código de ética, no bastaba
con ganar, yo quería ganar porque éramos mejores, por eso cuando en mi barrio estábamos jugando
seis contra seis u ocho contra ocho y el partido era desparejo porque nosotros jugábamos mejor que

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los otros, se paraba el partido y se cambiaban los jugadores. Queríamos hacerlo parejo, queríamos
ganarle al mejor, vamos a darle rienda suelta al orgullo. El orgullo era ese, te gané porque soy mejor
que vos, no porque hice trampa, ni porque tuve suerte, ese compendio de ética que se desarrollaba
en el potrero y que tenía que ver con el orgullo, yo creo que en muchos casos se ha ido perdiendo,
porque se ha hecho una exacerbación del resultado y se dice que al chico hay que enseñarle a ganar
de temprano y no, al chico hay que enseñarle a jugar. El concepto mío es que en divisiones infanto-
juveniles se compite para aprender a jugar, no para aprender a ganar, entonces el niño y el futbolista
joven tienen que aprender a jugar al fútbol, la época de cosechar triunfos va a ser en otra posterior
cuando sea profesional, cuando ya va a tener otro tipo de obligaciones y responsabilidades. En las
edades infantiles la responsabilidad del niño está en la escuela, el juego es otra cosa, es el placer, es
lo libérrimo, es la felicidad, es la alegría.

Serrat dice en una canción - como la alegría de un niño cuando sale de la escuela -. De eso se trata
esto, pónganse en la cabeza de un chico, lo llevamos a una institución deportiva a los 7 años, lo
obligamos a entrenar tres veces, como mínimo, por semana, a no faltar porque si no el técnico no te
va a poner el domingo. Entonces entrena tres veces por semana, el domingo va a jugar, además tiene
que jugar muy bien, y encima tiene que ganar para satisfacción fundamentalmente del entrenador y
de sus padres; que ese niño que empezó a los 7 años para jugar y divertirse y ser feliz y alegre, a los 15
años es un veterano de mil batallas, se cansó, lo agobiamos, entonces entre tantas responsabilidades
elige la menos exigente, ¿cuál es? abandono el juego, me dedico a estudiar.

¿EL CARÁCTER ES DETERMINANTE PARA LLEGAR A PRIMERA?

El carácter no se forja desde ese lugar, como tampoco la disciplina. Alguien dijo alguna vez -para
conocer a una persona profundamente me tengo que comer con ella una bolsa de sal- lo cual es
prácticamente imposible. Algo ha comprobado la psicología social en los últimos años, no es el
carácter de una persona lo que genera al líder, sino las circunstancias.

Entonces el niño al carácter, lo va a ir adquiriendo con los años. ¿Quién me forjó el carácter a mí?
¿Quién le forjó el carácter a Menotti? No hablo de Menotti entrenador, hablo de Menotti jugador.
Menotti fue goleador en Rosario Central, fue campeón en Racing, fue campeón en Boca, jugó en
el Santos de Pelé, cosa que muy pocos argentinos han hecho, no sé si hubo algún otro, creo que
Ramos Delgado. Entonces ellos, ¿Qué dicen?. Así volvemos siempre a lo mismo, los que hablan de
furia, de garra y de sacrificio no entienden de fútbol porque eso es lo más fácil de pedir, es mucho
más fácil pedirle a un futbolista que tenga garra, que tenga furia, que tenga sacrificio, que tenga
disciplina, que pedirle un jugador que gambetee a dos adversarios y meta un pase gol, eso no es
para cualquiera.

¿QUE IMPORTANCIA TIENE EL RESULTADO EN EL FÚTBOL AMATEUR?

El resultado deportivo nunca dije que no fuera importante, lo que digo es que en el fútbol infanto-
juvenil el resultado tiene que ser una recompensa, nunca un objetivo. Cuando los seres humanos
fijamos un objetivo, normalmente no vemos los medios que queremos o en muchos casos es así, lo

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cual para mí es nefasto. La recompensa quiere decir, es el premio que obtuvieron ustedes porque
fueron mejor que los otros, yo preparo a mi equipo en lo individual y en lo colectivo pero no lo
preparó para el partido del Domingo, yo preparo jugadores para un test-match que va a ser el día del
partido, nada más.

Yo no miro el equipo, yo miro futbolistas, y ese es el gran desafío del entrenador. Por dar un ejemplo
puntual: a mí me traen un chico, lo observo, lo incorporamos a la institución, ese chico tiene 6 puntos,
tiene cuatro virtudes y dos defectos, y lo ves a los tres meses y tiene cuatro virtudes y dos defectos,
seis meses lo mismo, y lo ves al año y lo mismo, es simple o no era el jugador que yo pensaba que era
o no tiene formador, no tiene entrenador.

La obligación del entrenador en mejorar al futbolista, eso antes que nada, capacitar al futbolista
para que aprenda a jugar lo mejor posible, en ningún sistema táctico, que aprenda a jugar al fútbol
en el sistema táctico que sea, siempre que haga cosas que no se contradigan con sus condiciones
naturales y que le den una formación que le permita después jugar en el sistema que quiera con el
entrenador que lo quiera desarrollar en primera división. Si el individuo sabe jugar al fútbol y fue
bien formado, le demandará entender un sistema táctico como mucho, tres semanas.

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