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Alumna: Salma Danae Murillo González

Un lugar para volar

Personajes:

Choforito, niño de 7 años.

María, niña de 9 años.

Lugar: un pueblo invadido por pájaros. Los pájaros son la divinidad de aquel pueblo.

Escena 1:

María. - (Hablando para sí misma.) Este lugar pierde su encanto sin la presencia de
Choforito. Me pregunto en donde estará.

Choforito. - (Hablando al cielo.) ¡Oh! Señora ave que vives entre las nubes, cuida
mucho de María y de mi mamasita también. Son las personas que más quiero en
este mundo. Tú sabes bien porque me aleje, no es porque ya no las quisiera, sino
porque soy un niño muy travieso.

María. – (Intentando prender su walkie-talkie.) Un, dos tres, probando. Un, dos, tres,
probando. ¿Hola?, ¿me escuchas?, ¿Choforito?

Choforito. - (Asombrado y nervioso.) Ma… ma…María, justamente estaba pensando


en ti.

María. - ¡Al fin! Tenía mucho miedo de que no contestaras.

Choforito. – Es un poco difícil encontrar buena señal en este raro lugar.

María. - ¿Dónde estás?

Choforito. – Solo puedo decirte que en este lugar no hay pájaros.

María. – (Alarmada.) Pero que dices, los pájaros hacen que nosotros estemos
vivitos y coleando. Desde que te fuiste, Canela la paloma no ha dejado de llorar.
Alumna: Salma Danae Murillo González

Choforito. – Pues en este pueblo donde estoy, detestan a los pájaros. Aquí los que
mandan son los gatos, y si encuentran un ave a su alrededor se la comen o la dan
como regalo.

María. – ¡¿Qué?! No es posible, ¿Qué clase de lugar es ese? Tienes que volver, tu
madre te necesita, y no puedes habitar un mundo donde no adoren a los pájaros.
Recuerda que, si te portas bien, y te vuelves en un adulto de bien, ellos te darán el
don de volar.

Choforito. – Ya estuvo que nunca volé…

María. – Pero tú eres un buen niño. O sea si haces tus travesuras, pero no son
malas.

Choforito. - ¿Y qué dices de mi madre?

María. – Ya te dije infinidad de veces que ella no está enferma por tu culpa.
Entiéndelo.

Choforito. – Mira además aquí los gatos me darán el don de tener siete vidas.

María. – Eso es imposible. Mejor vuelve a tu pueblo, donde las aves te quieren y te
protegen como a nadie. Regresa al lugar donde podrás saltar de nube en nube. Tú
me habías prometido que tú y yo volaríamos.

Choforito. – Pero no puedo volver, yo no seré un buen adulto.

María. - ¿Quién dice eso?

Choforito. – Yo, y es verdad, las aves están muy molestas conmigo, porque ellas
son muy justas y no les gusta que haya causado la fea enfermedad de mi mamá.

María. – Pues la reina Loro me dijo que nadie está enojado contigo. Que necesitan
que vuelvas, que tu madre te extraña y pregunta siempre por ti.

Choforito. - ¿Hablas en serio?

María. – Te lo juro por mi dedo chiquito del pie. Además, hay alguien que te extraña
más que nadie, pero no puedo decirte el nombre.
Alumna: Salma Danae Murillo González

Choforito. - ¡Ay eso no se vale! Si me dices quien es, me regreso ahora mismo.

María. – Pues yo, menso.

Choforito. - ¿De verdad? Yo te extraño mucho más que tú. De una vez te digo que
me voy a casar contigo.

María. – A mí me gustaría mucho eso. Pero debo confesarte algo, te recuerdo que
ya dijiste que regresarías a pesar de lo que te voy a decir.

Choforito. – Ya dilo, juro que no cambiara lo que ya dije.

María. – Pues cuando vuelvas, yo ya me estaré mudando para otro lado muy lejano.

Choforito. - ¿Estás jugando? ¿Entonces para qué quieres que vuelva?

María. – Quiero que vuelvas para que estés en tu verdadero hogar a lado de mamá,
y para verte una última vez, quiero darte algo.

Choforito. – (Emocionado) ¿Algo? ¿Qué es? ¡Ya dime que es!

María. – Por eso tendrás que venir hasta aquí.

Choforito. – Me vas a convencer más si vinieras por mí.

María. – Pero no sé dónde estás.

Choforito. – Estoy cerca del río al que una vez te lleve. Deje un camino de cereal,
solo tendrías que seguirlo.

María. – ¿No crees que alguien ya se lo comió? Mejor te veo en el río mañana a las
nueve, ¿va?

Choforito. –Va. ¡Buenas noches, Mari! Espero soñar con un mundo donde tú y yo
volemos entre las nubes como los bellos pájaros de nuestro pueblo, esos que
abundan y que no nos dejan solos.

María. – Yo espero soñar que vamos por unos ricos helados de Don Fermín.

Choforito. – Allá te veo, en mis sueños. Hasta mañana.

(Los dos apagan sus walkie-talkies)


Alumna: Salma Danae Murillo González

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