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Sanchez - Chicanx Short Story - Final
Sanchez - Chicanx Short Story - Final
SPA 598
9 de mayo de 2020
Niñas-Goliaths que caminan por el barrio. Feminismo materialista chicano en “Bernie”, “Devil
First, a toast to all those whose lives inspired these stories, giants of their own times, Goliaths,
who have now vanished from the streets of Phoenix. They lived like shadows, like clouds of
vapor in the air, yet their palpitating hearts still tell stories amidst the city’s bustle and grime.
“We can no longer blame you, nor disown the white parts, the male parts, the pathological parts,
the queer parts, the vulnerable parts. Here we are weaponless with open arms, with only our
magic. Let’s try it our way, the mestiza way, the Chicana way, the woman way”
Niñas-Goliath
¿Quiénes son los “Goliaths” a los que se refiere Stella Pope Duarte en su dedicatoria?
¿Cabe la posibilidad de que estos monstruos todopoderosos sean algunas de sus niñas-personajes
que deambulan por el barrio en Phoenix? Siguiendo la lectura de tres cuentos pertenecientes al
libro Women who Live in Coffee Shops propongo un recorrido que coloque a estos personajes en
un espacio-tiempo marcado no por calles sino por una materialidad específica. Materialidad que,
según la dedicatoria de Pope Duarte, “desapareció” junto a las especificidades del barrio que la
contenía pero que también, gracias a la descomunal fuerza y particularidad de las niñas (son
Goliath, después de todo), permite reconstruir, siguiendo a Raúl Villa, “affective place-
Villa propone entender el barrio urbano como un ‘‘place of difference and a complex site
of material and symbolic production” (16) y Stella Pope Duarte pone en juego esta producción
material y simbólica a través de relatos en los que los cuerpos y vivencias de las mujeres y niñas
marcan el pulso de lo que ocurre y cómo ocurre en los barrios chicanos. En "Alley Turns into
Symbol of Love" da un ejemplo de esto al referirse al poder de una historia en cuanto símbolo
visión que se convirtió como en un ritornelo deleuziano en símbolo que “defied the world of
power and money” dándole al espacio (oscuro y destinado a la basura) un nuevo sentido de
pertenencia.
de Suzanne Bost, quien aplica las teorías interdisciplinarias pertenecientes a los disability studies
a la obra de Gloria Anzaldúa y Cherríe Moraga. Según esta autora, tanto la enfermedad física o
mental como la muerte y el duelo cambian lo que los “estados límites corporales” (corporeal
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boundary states) “have to offer in the place of identity politics” (342), o, dicho de otra manera, la
forma en que se puede recuperar desde la literatura un nuevo mapa de coaliciones en el barrio
chicano viendo más allá de categorías sociopolíticas existentes tales como la raza o el sexo. En
los tres cuentos de Stella Pope Duarte que revisaré a continuación, los cuerpos de los personajes
con los que las niñas-Goliath se relacionan están marcados en maneras que pueden ser analizadas
desde los disability studies en cuanto son “excentric to social expectations, legal constructs, and
marcan el recorrido de las “Goliath” que afectan y a su vez también se ven afectadas por estas
contact with the world” (362) propongo sumar a las nociones de raza, género y clase social
aspectos corporales que permiten crear nuevas redes de lectura en la literatura chicana y
visibilizar vínculos, coaliciones y, como reflexiona Pope Duarte, desafiar al status quo y a los
“Benny” comienza con una madre y su hija caminando por la calle Van Buren. Una larga
condición del ser mujer: desde el principio nos dice que su mamá le “martilló en la cabeza” que
las mujeres que caminan solas por las noches están buscando problemas y un mural
representando una leyenda azteca da lugar a que la niña descubra que su madre tiene el corazón
roto. Una prostituta, Valentine, es el primer símbolo que nos indica que esta primera niña-
At the corner, I spotted Valentine leaning on the passenger side of a late model
Cadillac. I saw her bottom first in tight stretch pants and the rest of her as we
edged past the car. She had poked her head into the open car window and was
talking to a man.
“You mean at Valentine getting into that man’s car?” I asked. Valentine was one
of the girls who decorated Van Buren Street like ornaments dangling precariously
on a Christmas tree. She reminded me of a used-up Barbie doll, her body perfect
but her face old. She was called Valentine because of the three valentines she had
tattooed on her body, one on each wrist and another one somewhere under her
narradora. Ese cuerpo “eccentric to social expectations”, finamente descrito por la niña que la
incorpora a su “normalidad” a pesar del reto de la madre y de su pedido de que “de vuelta la
saludan y saben quién es) pero esta vez sí aparece una reacción física concreta:
He had on a brown beret, cocked to one side. He was taller than my mother, but
not by much. He was wearing a long-sleeved shirt, tucked into his Levi’s. He
didn’t move much; he just stared. I got goosebumps and wanted to leave. (9)
Ante el estremecimiento generado por una educación maternal que la condiciona a temer
la posibilidad probable de una violaación (‘“Haven’t you heard of rape?” I asked. “He could
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leave us like two dead leaves”’, dice la narradora a su amiga Elida ante la aparición misteriosa
del hombre) y la carga sentimental de imaginar a su padre y el deseo de encontrarlo, esta niña-
Goliath se mantiene firme, no da “vuelta la cara” y escucha. Una vez más, el cuerpo se hace
His hands were big, his fingers long and his nails ragged. He took hold of my
hand and put it up flat against the palm of his. Our hands were the same, except
“Just as I thought! Another piano player,” he said. “My mom gave me lessons
“I used to, but not anymore. The music got stuck in my pinkie finger,” he said,
lifting up the little finger on his right hand. “The other fingers forgot how to play
because the pinkie hogged up all the lessons.” He laughed and tousled my hair
again. “You better get home. I wouldn’t want your mom to worry.” He stood up
and wiped his nose with the back of his hand. (10)
A partir de este contacto entre las manos se da la posibilidad de la metáfora (el dedo
pequeño que se quedó con la música) y de la reconexión con el padre, quien no permanecerá en
el barrio y terminará dejando de ser uno de los personajes de Van Buren. La visibilización y el
contacto con el cuerpo del otro permite que la niña descubra dentro de sí un talento que permite
la entrada casi forzada de la música al espacio doméstico del barrio (“There was lots of
excitement in the complex because nobody had ever had a piano delivered to their apartment.
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My mom had to take the front door off its hinges so they could get it into the living room”, 16) y
financieros para poder demostrar su amor por la familia que tuvo que abandonar, amor que queda
integrado en el cuerpo de la niña quien se asegurará en el futuro de que todos sus dedos tengan
un “full workout”, metáfora que el relato deja abierta a interpretación como una herencia, una
esperanza y un aprendizaje.
“My first impulse was to straighten out his head, maybe put a pillow underneath it”, dice
la narradora de “Devil in the Tree”. Ante la visión traumática de un niño muerto que se ha caído
del árbol que siempre ve camino a su escuela, el “afecto” es inevitable y esa frase resume la
potencia de esta niña-Goliath y cuál será su vínculo con su comunidad. Atravesada por una
(“nobody noticed me”, 15) y una noción inconsciente de la experiencia traumática, la niña
desarrolla una relación de amistad con el hermano de la víctima, quien presenta síntomas de
depresión y una gran dificultad para atravesar un duelo, complicado aún más por padres
acusadores y desamorados:
Junior’s dad Lázaro was there, crying loudly and angrily wringing his hands. He
was mad at his other son Inocente who was older than Junior by three years. He
kept telling Inocente he should have watched Junior and that it was his fault
Junior had climbed the eucalyptus tree and broken his neck. (18)
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Frente a esto, la narradora insiste una y otra vez que ella no se ve afectada por la muerte
del niño (“I wanted to tell him I wasn’t crying for Junior, but I didn’t want to disappoint him, so I
only nodded”, 19) sino que está preocupada por Inocente, quien es culpado por no cuidar a su
hermano. Sin embargo, sus reacciones corporales indican que su conexión con el espacio que la
rodea ha cambiado:
It wasn’t until I had to pass by the eucalyptus tree by myself on my way to school
that I found out things weren’t the same. The hair on my arms stood up like
electricity had struck me, and I stared at the tree out of the corner of my eye as I
comienza a inclinarse hacia el tratamiento que recibe Inocente, quien, como el árbol de
los adultos acusadores (“I felt dizzy as I got out of the car”). Los síntomas y
manifestaciones físicas, además, son la manera que encuentra para comunicar su enojo
The more I dramatized, the more they felt they had to do something before
dice, registra un “small shock” cuando recuerda lo que sucedió. Su relación con
Inocente refleja los poros y grietas corporales a través de los cuales el barrio y el
espacio se inscriben en los cuerpos. Antes de irse a los Marines, Inocente invita a
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He was tall now, much taller than me, slender and muscular from the training
had seen the eucalyptus tree. My arms prickled with goose bumps. I wanted
There was nothing more luxurious than lying back in each other’s arms
with Junior safe in the eucalyptus tree, seeing over the tops of things, maybe
even round- ing the corner of the universe on Halley’s Comet. We’d see him
again in 2061, and, by then, the eucalyptus tree would only be a memory.
(31)
“Vicki’s Thirteen”, la soledad de Vicki y el dolor se traducen en una narradora que grita, en un
narradora se expresa levantando la voz pero también corporalmente. El duelo por la pérdida de
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Vicki checked up on her mom who was curled up in bed complaining of stomach
pains. Nothing was right, and Vicki couldn’t tell her mom she had a terrible
toothache. One of her molars was black all the way to the gum. A huge cavity had
formed in her tooth that Vicki stuffed with bubblegum and aspirin to try to make
the pain go away. She was nervous about having to see Mando at school the next
day, but she couldn’t tell her mom. She was used to not telling her mom anything.
(38)
Cuando Bost analiza los trabajos de Moraga que tratan el tema de la maternidad,
apunta que se trata de uno de los roles más atesorados y que, al hablar de este rol de otras
maneras, las obras literarias “can be read as a recasting of motherhood free from
comodidad: con padres ausentes y una comunidad que no sostiene sino que acusa,
(excepto por un par de personajes que logran empatizar con la protagonista), no hay red
cuidado:
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BY THE TIME VICKI TURNED FOURTEEN , she was helping her mom raise
Venessa, Fabian’s baby. Vicki fussed over Venessa day and night. The girls slept
together and held onto each other all night, even though Venessa kicked Vicki
during the night. Vicki took charge of her. She didn’t want her to grow up without
someone touching her. She wanted Venessa to be sure of herself and to not have
convierte en el espacio disponible para que una nueva generación de mujeres crezca y se
desarrolle de una mejor manera. Más que como un Goliath sin como David, en un año en
Conclusión
“You’ve chosen to compose a new history and self. . . . Your ailing body is no
touch. Es tu cuerpo que busca conocimiento; along with dreams your body’s the
Suzanne Bost recupera esta cita de Gloria Anzaldúa, la cual considero pertinente para
leer el trabajo de Stella Pope Duarte. En estos relatos, se da lo que podemos llamar un “camino
de conocimiento” que tiene que ver con el conocimiento del propio cuerpo, con la relación con
otros cuerpos y con el entorno. Bost también recupera el concepto propuesto por Anzaldúa que
ella llamó “new tribalism” como una alternativa para las políticas identitarias. Pero sobre este
“Your identity has roots you share with all people and other beings—spirit,
feeling, and body make up a greater identity category. . . . The roots del árbol de
en un “nuevo tribalismo” posible en la obra de Stella Pope Duarte. Las conexiones entre los
personajes de Phoenix y las niñas que atraviesan cambios y su propio crecimiento en el particular
entorno del barrio chicano permiten ver a este espacio desde un nuevo punto de vista. Estos
cuentos permiten entrever lo que Anzaldúa denomina “cracks between worlds (that) serve as
gateways” (561, citada por Bost). Así, leer estos cuentos desde una materialidad corporal permite
ir y venir entre fronteras y límites, no solo entre territorios sino también entre cuerpos, géneros e
Works cited
Anzaldúa, Gloria E. Borderlands/La Frontera: The New Mestiza. aunt lute. 1987.
--- “now let us shift . . . the path of conocimiento . . . inner work, pub-lic acts.” en This Bridge
We Call Home: Radical Visions for Transformation (Gloria Anzaldúa y Ana Louise
Bost, Suzanne. “From race/sex/etc. to glucose, feeding tube, and mourning: the shifting
Pope Duarte, Stella. Women Who Live in Coffee Shops, Arte Público Press, 2010
Villa, Raúl Homero. Barrio Logos. Space and place in urban chicano literature and