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TEMA CÉLULA, SEPTIEMBRE DE 2020

CONQUISTEMOS MUCHO MÁS QUE UNA TIERRA

Pídales a los miembros de su célula que cuenten experiencias donde han dedicado sus
esfuerzos a un noble propósito o a una loable causa (permita que varios compartan sus
experiencias).

Hay muchos hombres y mujeres que han dedicado sus vidas a nobles propósitos y loables
causas. La Biblia nos relata el ejemplo de un hombre cuya vida, sueños, luchas, esfuerzos
y grandes satisfacciones, estuvieron siempre ligadas a la conquista de una tierra: la tierra
prometida, la tierra de Dios, hoy vamos a detenernos en esa vida.

Aquel hombre fue Josué, discípulo y sucesor de Moisés, quien fruto de luchar toda la vida
por conquistar la tierra prometida, hizo su conquista más grande: la del corazón de Dios.

El mes anterior hablamos de hombres llenos del Espíritu que ensanchan, pero también
fueron hombres que como Josué, conquistaron el corazón de Dios.

Tanto Josué como los apóstoles fueron hombres que toda su vida la entregaron a una
causa, qué les llevó a conquistar más allá que una tierra o la gran comisión, una relación
cercana con Dios, veámoslo a través de la vida de Josué.

1. Desde niño aprendió a buscar a Dios y a vivir permanentemente en su Presencia (Éxodo


33:11). Nunca se apartaba de en medio del tabernáculo, es decir, buscaba a Dios como
modo de vida, no sólo en la necesidad o la angustia, lo hacía en todo tiempo.

2. Pudo ver la bendición que representaba la tierra que Dios había prometido a su pueblo y
dio los mejores informes de ella, entendiendo que el propósito de Dios no era otro que
prosperarles, y mostrarles su amor y su poder (Números 14:6-9).

No desacreditó, sino que alabó y bendijo a Dios por la tierra prometida, por lo cual Dios
le bendijo preservándole la vida (Números 14:36-38).

3. Fue elegido por Dios para conquistar la tierra de Canaán, asegurándole que estaría
siempre a su lado y dándole certeza sobre la victoria que obtendría, siempre y cuando
permaneciera fiel a sus preceptos (Josué 1:1-9).

4. Fue engrandecido por Dios delante de todo el pueblo, de la misma manera que lo había
hecho con Moisés (Josué 3:7, 4:14). Josué no buscó engrandecerse, Dios lo
engrandeció.

5. Aprendió a depender solamente de Dios y su Palabra (Josué 11:5-15). Dios era


suficiente para él

6. Se mantuvo siempre fiel a Dios por lo cual fue prosperado (Josué 24:15). Josué siguió el
ejemplo de su líder Moisés hizo todo conforme a lo que Dios le había transmitido a través
de él, sin quitar palabra de todo lo que Jehová le había mandado. Josué siguió la orden y
al visión.

7. Siempre mostró celo por su Dios y enseñó permanentemente al pueblo a guardar su


Palabra (Josué 23:1-16; 24:19-28), el primero que lo hizo fue él mismo y su familia.

8. Dios cumplió todo lo prometido a Josué sin que faltara una sola de sus palabras (Josué
11:23; 21:43-45; 23:14). Josué comprendió que las promesas de Dios son Sí y amén.
Aplicación teoterápica
También nosotros estamos llamados a amar y anhelar mucho más que la tierra de Israel (familia,
ministerio, trabajo, etc.), al Dios de Israel.

Solo el que se deja conquistar por su amor, puede experimentar la verdadera victoria. Solo el que
cree en su Palabra, disfrutará la verdadera prosperidad. Solo el que le conoce, puede realizar la
más grande conquista de su vida. Solo el que le obedece puede hacer suya la hermosa promesa
“Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu
Dios estará contigo en dondequiera que vayas.” (Josué 1:9)

Respecto a las 8 características en la vida de Josué,


¿Cómo está usted?
¿Cree que la conquista en su vida (en las diferentes áreas y roles que Dios le ha
dado) no se ha dado, porque falta alguna de ellas?
¿Qué hará para volver al camino y lograr la mayor de las conquistas como Josué?

En oración, llevar a los discípulos a presentar su vida delante de Dios,


reconociendo que les ha faltado para conquistar más que una tierra, ponerse de
acuerdo con Dios y apropiarse de sus promesas, como lo hizo Josué, para avanzar
y hacer la mayor de sus conquistas, y de esa manera ser testimonio para
conquistar las naciones (Mateo 28:18-20).

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