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21/12/2020 Partos malogrados, muertes prematuras y cesáreas.

Notas sobre una real cédula de 1804, su recepción en Buenos Aires

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Débats | 2020

M. P C

Partos malogrados, muertes


prematuras y cesáreas. Notas
sobre una real cédula de 1804, su
recepción en Buenos Aires
Unsuccessful births, premature deaths, and caesarean sections. Notes on a royal certificate of 1804, its reception in
Buenos Aires
Naissances infructueuses, décès prématurés et césariennes. Notes sur un certificat royal de 1804, sa réception à
Buenos Aires
[15/12/2020]

Résumés
Español English Français
Nacer y morir en las sociedades tradicionales fueron fenómenos esencialmente domésticos, pero, en
especial el nacimiento, ocurría en una casa. No era raro, entonces, que el parto se produjera en
medio de condiciones asépticas y de conocimientos primarios que favorecían en no pocas
oportunidades, trágicos desenlaces. Así el parto era uno de los momentos más temidos en la vida de
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analizaremos collecteque
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su atención enpersonnelles
los embarazos yvous
partosconcernant.
malogrados: una Real Orden de 1804 emitida durante el reinado de Carlos IV de España,
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especificando como realizar una operación cesárea una vez muerta la grávida y que dos años más
(mise
tarde llegaría a la ciudad de Buenos Aires. à jour le 25en
Nos concentraremos juin 2018).
cinco aspectos: en primer término
daremos cuenta de nuestra posición epistemológica y metodológica para analizar estas
Enen
problemáticas, poursuivant
segundo lugarvotre navigation,
señalaremos vous
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históricos en el Arte dedes cookies.
Partear,
posteriormente daremos cuenta de la situación asistencial en la ciudad de Buenos Aires, más tarde
nos concentraremos en las problemáticas inherentes análisis de la fuente y por ultimo daremos
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cuenta de unas breves consideraciones finales como cierre del artículo.

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21/12/2020 Partos malogrados, muertes prematuras y cesáreas. Notas sobre una real cédula de 1804, su recepción en Buenos Aires
Being born and dying in traditional societies were essentially domestic phenomena, but especially
birth occurred in a home. It was not uncommon, then, for childbirth to take place in the midst of
aseptic conditions and primary knowledge that favored many times, tragic outcomes. Thus
childbirth was one of the most feared moments in the lives of women. We will analyze a document
that focuses its attention on failed pregnancies and deliveries: a Royal Order of 1804 issued during
the reign of Carlos IV of Spain, specifying how to perform a caesarean section once the pregnant
woman died and that two years later would reach the Buenos aires city. We will focus on five aspects:
first we will give an account of our epistemological and methodological position to analyze these
problems, second we will briefly point out historical milestones in the Art of Partear, later we will
give an account of the healthcare situation in the city of Buenos Aires, more later we will concentrate
on the problems inherent in the analysis of the source and finally we will give an account of some
brief final considerations as the closing of the article.

Naître et mourir dans les sociétés traditionnelles étaient essentiellement des phénomènes
domestiques, mais surtout la naissance avait lieu dans un foyer. Il n'était donc pas rare que
l'accouchement ait lieu au milieu de conditions d'asepsie et de connaissances primaires qui ont
favorisé des issues tragiques à de nombreuses reprises. L'accouchement était donc l'un des moments
les plus redoutés de la vie des femmes. Nous analyserons un document qui concentre son attention
sur les grossesses et les accouchements échoués: un ordre royal de 1804 émis sous le règne de Carlos
IV d'Espagne, spécifiant comment pratiquer une césarienne une fois la femme enceinte décédée et
que deux ans plus tard atteindrait le Ville de Buenos Aires. Nous nous concentrerons sur cinq
aspects: premièrement, nous rendrons compte de notre position épistémologique et méthodologique
pour analyser ces problèmes, deuxièmement, nous soulignerons brièvement les jalons historiques de
l'Art de Partear, plus tard nous rendrons compte de la situation sanitaire dans la ville de Buenos
Aires, puis, nous nous concentrerons sur les problèmes inhérents à l'analyse de la source et enfin
nous donnerons un compte rendu de quelques brèves considérations finales en conclusion de
l'article.

Entrées d’index
Mots clés : femmes enceintes, naissances, césariennes, décès, société, Buenos Aires
Keywords : pregnant women, births, caesarean sections, death, society, Buenos Aires
Palabras claves : grávidas, nacimientos, cesáreas, muerte, sociedad, Buenos Aires

Texte intégral

Introducción
1 Las mujeres que vivieron en las sociedades signadas por regímenes demográficos
propios del Antiguo Régimen, experimentaron, entre otros, dos temores: la esterilidad y el
parir un hijo muerto. Ambos nacieron del temor a no asumir la función reproductora que
les deparaba la sociedad, a romper el ciclo natural, a no asegurar la continuidad de la
familia. El parto era uno de los momentos más difíciles dados los riesgos que entrañaba,
así el auxilio de una matrona, una partera o un médico se mostraban como esenciales para
prevenir problemas. Sin embargo la ausencia o la deficiente preparación de estos
asistentes, en la práctica no siempre coadyuvaron a controlar la incertidumbre que pesaba
sobre la parturienta y sus seres cercanos.1
2 Los progresos producidos en la ginecología y la obstetricia – claramente desde fines del
siglo XVII – motivaron a que los médicos se interesaran más por conocer “los misterios”
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de la generación y las problemáticas inherentes al “arte de partear”. Se concentraron en la
Pour
mujerplus de précisions,
grávida nous yvous
recomendaciones invitons àsobre
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meses críticos
hasta el alumbramiento con las menores(mise àadversidades
jour le 25 juin 2018).
posibles. Se denunció la moda
urbana delEn corsé para ocultarvotre
poursuivant los embarazos;
navigation,se vous
aconsejó a las futuras
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reposar, hacer de la casa un lugar aireado y agradable, no respirar olores nauseabundos,
dormir bien, no beber alcohol en demasía, no tener relaciones sexuales, ni pensamientos
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lúgubres o pesimistas ya que estos propiciarían la eclosión de un mal que debía evitarse: la
melancolía. Idea generalizada era la de dar a las embarazadas cuanto deseen para evitar
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que el niño o niña naciera con antojos o, lo que es peor, con "conformaciones
monstruosas".2
3 El parto solía hacerse en la casa familiar, hacerlo en el Hospital de Mujeres de Buenos
Aires – al cual acudieron porteñas especialmente de los sectores populares, entrañaba
riesgos – contagios de patologías infecciosas – que en el hogar podían minimizarse. La
pieza común era el lugar generalmente elegido y esta era en ocasiones un espacio colmado
de interesados y curiosos. Era un acto público al que asistían especialmente mujeres,
algunas de las cuales era una matrona. Su propia historia de vida le indicaría como
proceder. Si el parto se tornaba especialmente difícil, se recurría al médico o si este no
estaba disponible a cualquier persona con cierta instrucción.3

Elecciones y Formas del mirar


4 Las formas que podemos emplear para analizar las problemáticas inherentes a los
cuerpos ofrecen una amplia gama de posibilidades que por supuesto están condicionadas
en su empleo no solo por la ideología del analista sino también y fundamentalmente por la
naturaleza de las fuentes de que dispone. Nosotros para descomponer los problemas que
entraña el análisis de este documento judicial, pero atravesado por variables que van
mucho más allá de lo estrictamente jurídico, nos concentraremos en tres posiciones que
no solo consideramos válidas como complementarias. Consideramos que en esta
imbricación que auspiciamos podemos lograr hacer evidentes las complejidades de la
legislación, la medicina centrada en las mujeres grávidas, de la operación cesárea, de los
fetos y de las consideraciones religiosas sobre ellos. Estas tres posturas, pensamos nos
aportan beneficios en el análisis. Pretendemos ir más allá de un relato ordenado que
guarda utilidad para reconstruir el impacto de una patología o un problema médico. Sino
hacer hincapié en las condiciones socioeconómicas de las poblaciones que se vieron
afectadas. Ni tampoco solo concebir como esencial el papel desempeñado por la
comunidad médica o pensar, en este artículo, a las mujeres, desde una posición
secundaria, marginal o pasiva frente a procesos como el de la incipiente medicalización
que se dio en lugares, incluso de una modernidad lábil como fue la ciudad de Buenos
Aires. La Historia Sociocultural de la Enfermedad es así para nosotros una posición útil
para hacer evidentes los problemas que condicionaron la calidad de vida de las
poblaciones, de las estrategias empleadas por las sociedades para advertir y mitigar los
efectos de las patologías y evaluar en la medida de nuestras posibilidades la eficacia u
obstáculos que tuvieron estos procedimientos.4
5 En segundo término, estamos frente a los padecimientos que sufrieron esencialmente
los cuerpos de las mujeres. Cuerpos que deberían entenderse como, no solo complejas
estructuras biológicas que para los contemporáneos a las fuentes experimentaban
desajustes que los hacían anómalos – los cuerpos infectados o los cuerpos muertos – sino
para nosotros, como el producto de complejas construcciones histórico sociales que se
emplearon para clasificarlos. Estas arquitecturas de lo corporal son pensadas por medio de
la concepción desde la cual se entendió la salud y la enfermedad, la valoración que se tuvo
sobre la vida de los recién nacidos así como de la mujer grávida y puérpera. Nos preocupa
especialmente advertir las distintas posibilidades de concepciones de lo corporal desde el
punto de vista histórico, así como también las ideas resultantes en las propias
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investigaciones que afrontamos. Esta interrelación nos convoca a analizar los caminos, los
Pour pluspor
vectores, de los
précisions,
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fetos,
se ven directamente imbricadas con (mise à jour le 25yjuin
planificaciones 2018).
prácticas que denotan poder,
producciónEn depoursuivant
sentidos y sensibilidades sobre los
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un poder pleno, en
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ocasiones brutal. En las últimas décadas los cuerpos, tanto vivos como muertos han
despertado un gran interés desde las ciencias sociales: se han registrado los estados
Fermerpero también más allá de estos
patológicos y normales de los tejidos, de los órganos,
engranajes biológicos, las emociones, las sensibilidades, las angustias, los temores, y los
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estados resultantes frente a la exposición del fin de la inexorable existencia material. Esta
producción historiográfica no fue antojadiza. La modernidad, más allá de las
contradicciones que podemos advertir en su proyecto, nunca renunció a mensurar,
clasificar y ordenar todo fenómeno. Los cuerpos no escaparon a estas ambiciones y de
forma somera fueron objeto de una clasificación dual: sano – enfermo, normal-anormal –
benéfico-malsano, conservable-desechable5
6 Por último todas estas problemáticas que hemos señalados están atravesadas por
variables esenciales que podemos advertir en los estudios de género. Indudablemente las
sociedades patriarcales han impuesto un orden del que difícilmente los individuos puedan
quebrar y si lo hacen, se ven expuestos a distintos procedimiento de disciplinamiento. Las
prácticas y los discursos no siempre adoptan formas brutales, pero si comúnmente
estrategias muchos más sutiles pero que no renuncian a un sistema de sujeción, de
posesión y control. En los casos que analizaremos, se ve claramente la intervención más
notoria y brutal, la posesión del cuerpo femenino, tanto sano, como enfermo, vigoroso
como inerme. Cuerpos femeninos valorizados por su capacidad reproductora, cuerpos
desechados cuando el cuerpo hembra, fallaba, desfallecía o era anormal.6

Algunos hitos en el “Arte de Partear”


7 El siglo XVI fue testigo, del advenimiento de la obstetricia moderna, y Francia fue su
cuna. Las mujeres seguían a cargo del oficio – Arte de Partear – pero los varones – los
cirujanos – estaban crecientemente implicados en él. Ambroise Paré (1510-1590), revivió
la versión pelviana con gran extracción podálica, inventó un aparato mecánico para dilatar
el cuello uterino, recomendó la amputación del cuello por cáncer, suturó el periné lacerado
por el parto, en fin, puso en uso pinzas y ganchos para la extracción a pedazos de los fetos
que morían sin haber podido nacer espontáneamente. En las ciudades del Antiguo
Régimen – como fue el caso de Buenos Aires – las denuncias sobre el descubrimiento de
“pedazos de párvulos” en un descampado o en algún rincón de un campo santo fueron
muy comunes. A tal punto que el Virrey Juan José de Vertiz y Salcedo, fundo la Casa de
Expósitos de la ciudad conmovido por los testimonios que le hicieron llegar relevantes
vecinos, que daban cuenta del hallazgo de cuerpos de no natos o recién nacidos
despedazados por la acción humana o por los perros salvajes, cerdos y ratas que
abundaban en las calles porteñas. Las dificultades odistocias, que hacían penoso o
imposible el parto vaginal, eran indicación para que el cirujano fuera llamado a
resolverlas. Seguramente que éste debió sentirse frustrado por tener que actuar siempre
ante un feto muerto. Por eso se dio a la tarea de solucionar esas dificultades procurando
preservar la vida de la madre y la de la criatura por nacer.7
8 Fue especialmente notable en el siglo XVII la figura de Peter Chamberlen (1601–1683):
inventor de pinzas de extracción fetal de ramas apartadas, es decir que podían aplicarse
por separado y luego articularse. Chamberlen fue muy cuidadoso en no exponer
públicamente su instrumento lo que llevó a una explotación mercantilista inmisericorde.8
9 La criticable conducta de Chamberlen se hizo más criticable aún ante la sociedad, al
conocerse el comportamiento altruista de Jean Palfyn (1650–1730) quien, ya
septuagenario, recorrió en 1721 trescientos kilómetros a pie para entregar a la Academia
de Medicina de París un instrumento de su invención – Main de Palfijn –. El artefacto
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estaba compuesto de unas pinzas de ramas paralelas, con cucharas no fenestradas con
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el fórceps politiquePor
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su aceptación y difusión fueron rápidas. jour lesería
25 juin 2018). de las llamadas
el fundamento
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cuando el cirujano o la partera se encontraban con ciertas anomalías: como esos fetos
pegados uno al otro por alguno de sus planos o el de existir dos cabezas sostenidas por un
solo tronco. Nos hemos detenido brevemente en Fermer
la descripción de estos instrumentos ya

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que se habían convertido hacia fines del siglo XVIII, en el símbolo del obstetra, en su más
útil aliado. 9
10 Había circunstancias en que el fórceps no constituía tampoco una solución. Si se usaba,
como ocurría cuando la estrechez pélvica era muy acentuada, lo que se ejecutaba era una
basiotripsia o una craneoclasia en feto vivo, lo cual no era un triunfo sino una derrota para
el obstetra. Considerando esas claudicaciones, el cirujano mayor de Pamplona, Babil de
Garate, afirmó que eran más los perjuicios que las ventajas en extraer a los fetos con estos
instrumentos: para él, argumentar que el principio que más valía era salvar una vida antes
que mueran dos, era inaceptable. La utilización de estos instrumentos por las comadres o
los cirujanos para De Garate, los convertía en cómplices de infanticidios. Consideraba que
las obras de François Mauriciau, uno de los principales difusores de la utilización de
instrumentos de extracción fetal, solo eran útiles para “envolver manteca y especias de las
que se venden en las plazas antes que al público se distribuyera”. Mauriciau fue el autor de
una maniobra para el parto de nalgas consistente en la introducción de dos dedos del
obstetra en la boca del niño, a la vez que el cuerpo descansaba sobre el antebrazo y con la
otra mano sujetaba el cuello. William Buchan (1729–1805) influenció de forma decisiva en
la formación de comadronas y médicos en las sociedades castellanas, ya que sus obras
circularon, tanto en inglés como en traducciones, entre los médicos y comadronas
americanas. Obras que se encontraban en los repositorios institucionales –
Protomedicato, Escuela de Medicina de Buenos Aires – Tribunal de Medicina – como en
las bibliotecas particulares de algunos profesionales locales. Buchan también se mostró
contrario al uso de instrumentos en el parto. Fórceps, pinzas, tenazas, agarraderas y otras
invenciones, eran considerados por Buchan solo como “instrumentos de la muerte”. Para
obviar las dificultades que anteriormente se detallaron, Jean Renné Sigault, dio a conocer
en 1777 la intervención llamada "sinfisiotomía", que consiste en la sección de la
articulación pubiana con el objeto de obtener una separación momentánea de los dos
huesos iliacos y por consiguiente, un ensanchamiento de la pelvis.10
11 Los progresos dados por la medicina en el siglo XVIII fueron considerables, nació la
profilaxis, la hidrología, la medicina social, la medicina del trabajo y la medicina legal.
Hendrijk Van Deventer (1651-1724), por su parte, publicó en 1701 su libro “Nueva luz
para las parteras”, que se convirtió en el primer estudio completo de la anatomía de la
pelvis y sus deformaciones, así como de la relación entre éstas y el desarrollo del parto.
Durante 150 años la publicación de Van Deventer tuvo inmensa influencia en el ejercicio
obstétrico. En este siglo XVIII, la obstetricia avanzó considerablemente. Dado que los
recursos del fórceps y de la sinfisiotomía no eran suficientes para sortear con éxito las
dificultades observadas durante el curso del parto, la operación cesárea ocupó nuevamente
la atención de los médicos. La introducción por Lebas, cirujano francés, de la sutura de la
incisión uterina en 1769, modificó favorablemente los resultados de la intervención. Jean
Louis Baudelocque (1746-1810), famosísimo partero francés, señaló en 1790 sus
indicaciones, dándole prioridad a las deformaciones pélvicas, a la ruptura del útero y a los
tumores obstructivos., como recomendaba la cesárea en estos casos, fue calificado de
asesino, en razón de la alta mortalidad materna que tales prácticas ocasionaron.11
12 En su magna obra “Anatomía uteri humani gravidi”, William Hunter (1718-1783),
registró la independencia de la circulación materno fetal, mientras que William Smellie
(1697-1763) estableció las reglas para la aplicación del fórceps, una vez que se hizo público
este instrumento, en 1733. Es probable que tal hecho haya contribuido decididamente a
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que vio nacer la obstetriciavous
comoconcernant.
Pour
una plus de précisions,
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médica definida. invitons
En Francia à consulter
se destacó notre (1684-1766).
Jean Astruc politique Autorde confidentialité
de un manual de obstetricia para instruir a las comadronas y
(mise à jour le 25 juin 2018).de una muy conocida obra
sobre las enfermedades de las mujeres, curiosamente nunca asistió a un parto. Astruc tuvo
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singular influencia en el Rio de la Plata, ya que su nombre y sus obras fueron comúnmente
mencionados en los escritos médicos de los porteños. Especialmente en los estrados
judiciales, nombrar a Astruc fue útill para cerrarFermer
cualquier discusión, debido a la autoridad
que se le reconocía. En 1747 Andrés Levret (1703-1780), publicó en París su libro “L'art

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des accouchements”: recomendó tratar la placenta previa por la separación de esta de la


musculatura del útero y de su habilidad en la creación de instrumentos, se le debe la
aparición de un fórceps para casos obstétricos, a partir del cual se pudieron ir
abandonando los ganchos. Igualmente, el español José Ventura Pastor publicó en Madrid,
en 1789, su obra “Preceptos generales sobre las operaciones de los partos”. Tanto la obra
del francés como del español ejercieron acentuada influencia en la formación de los
médicos americanos ya que aparecieron, como fue el caso de Buenos Aires, como obras de
referencia en las instituciones formadoras de profesionales médicos durante la primera
mitad del siglo XIX .12
13 La investigación básica y la difusión de estas tuvieron por consecuencia la adquisición
de algunas certezas entre la comunidad académica inherentes al arte de partear. Así se
describieron en detalle: como eran los síntomas claros de la preñez, cuáles eran sus
manifestaciones de acuerdo al tiempo de gravidez y en general los peligros inherentes a los
embarazos difíciles. Una problemática que despertó creciente interés y preocupación se
centró en la operación cesárea: ¿Cuándo practicarla? ¿En qué tiempo de gravidez? ¿Cómo
certificar la muerte de la grávida? ¿Quién debería efectuar la operación? ¿Con que
instrumentos y técnicas proceder? Por último una cuestión de suma importancia en las
sociedades católicas ¿se debería bautizar a esa criatura no nacida de forma natural? frente
a la duda, ¿era admisible, por sus consecuencias teológicas, no bautizar a un ser quizás
vivo?.13

La situación en Buenos Aires


14 En Buenos Aires, la salud pública fue objeto de una temprana preocupación, aunque las
realizaciones fueron tardías y pobres. Si bien existió un precario Hospital de Hombres, las
mujeres no tenían donde atenderse. EL Hospital de Mujeres tuvo origen en el Colegio de
Huérfanas. En esta institución se creó una pequeña sala con trece camas que eran
insuficientes para atender la demanda de las mujeres que diariamente acudían en busca
de exilio, frente a lo cual muchas de ellas fueron rechazadas por no disponerse de espacio.
En 1759 se inauguró definitivamente el Hospital de Mujeres, sin embargo no tenemos
constancia que se hayan podido atender mujeres grávidas, ni en trabajo de parto, ni
puérperas. Frente a esta situación algunos notables vecinos de Buenos Aires recaudaron
dinero para procurar mejorar la atención de las mujeres. En estas condiciones comenzó a
funcionar a partir del 4 de julio de 1784 y se lo comenzó a llamar “Nuestra Señora de Los
Remedios” y desde 1794 trabajo allí Cosme Argerich, uno de los más destacados médicos
de la ciudad, que no ceso de reclamar mejores condiciones para ejercer su profesión.
Desde 1798 el Hospital contó con tres salas: Nuestra Señora de los Remedios, Santo
Tomás y San José. El 25 de Mayo de 1800, el cirujano Gerónimo de Aréchaga dejó de
prestar sus servicios: durante más de veinte años no había recibido retribución alguna e
incluso empleaba su propio dinero para adquirir los medicamentos que requirieron las
mujeres que atendió. El puesto dejado vacante fue cubierto por Agustín Eusebio Fabre, ci-
rujano médico que ejerció sus funciones hasta 1816 y que está considerado como el primer
profesor de obstetricia de Buenos Aires.14
15 Durante el gobierno del Virrey Juan José de Vertiz y Salcedo se fundó, con el fin de
fiscalizar el ejercicio de la medicina el Tribunal del Protomedicato, que procuro
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especialmente ejercer control sobre el accionar de parteras, comadronas y curanderas que
Pour plus“eldearte”
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Argerich y Fabre,de confidentialité
más
Michel O’ Gorman, médico de (mise origen àirlandés,
jour le 25 juin 2018).
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constituyeron
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durante las reformas llevadas a cabo durante el gobierno provincial del General Martin
Rodríguez e inspiradas por el ministro y posteriormente presidente de las Provincias
Unidas del Río de la Plata Bernardino Rivadavia.Fermer15

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16 Las parteras o comadronas recibieron en Buenos Aires disimiles consideraciones,


dependiendo su valoración o critica del sector que pueda analizarse. Esas mujeres fueron
descriptas en los procesos judiciales llevados a cabo contra ellas como: entrometidas,
viejas desaseadas y mulatas analfabetas que engañaban con más o menos sutiles astucias a
otras mujeres temerosas que sus embarazos y posteriores partos concluyeran en dolores y
muerte. Cuando sus intervenciones tuvieron un desenlace fatal muchas de ellas fueron
llevadas a la justicia. Sus informes y declaraciones fueron comúnmente cuestionados o
ignorados por fiscales y jueces, hasta las grandes reformas llevadas adelante en la etapa
rivadaviana donde su formación comenzó a ser reglamentada e institucionalizada. Mujeres
que constituían para la élite ilustrada local, la prueba de la ignorancia en la que se
encontraban imbuidos los sectores populares. Los grupos de la llamada “plebe porteña” no
consideraron en modo alguno peligroso entregarse a estas señoras que se decían
portadoras de un saber oculto y benéfico y por lo tanto depositarias de un conocimiento
popular no menos exitoso en sus frutos, que el otro, que el que se trataba de imponer por
los médicos, siempre escasos y que no lograron en su desempeño comúnmente mejores
resultados. Las sensibilidades de la época, en una sociedad regida por varones, hizo firme
la creencia que la mujer, causante del pecado original, no solo inducía a la lujuria, muy
castigada por la iglesia, sino que incluso algunas de ellas – comadronas y curanderas –
recibían sus saberes del maligno. Debemos recordar que en el periodo de caza de brujas el
Malleus Maleficarum de los inquisidores Kramer y Sprenger, que definía a la mujer como
el ser más apto para pactar con el diablo, y realizar maleficios y conjuros, consideraba a las
comadronas como un peligro para la Iglesia Católica y la comunidad toda, por los
conocimientos que poseían y por ser las primeras en recibir a niños y niñas por medio de
maniobras que se consideraban inspiradas por poderes maléficos.16
17 Estas mujeres que actuaron en Buenos Aires no tuvieron hasta la década de 1820
formación académica alguna y solo las habilitaba informalmente en el ejercicio de su
profesión. Comúnmente comenzaban su carrera al lado de una mujer ya veterana u
obligada por las circunstancias, atendiendo un parto que las tomaba por sorpresa y que les
sugería la idea de poderse ganar la vida acompañando y ayudando a las parturientas en
sus trances dolorosos o simplemente motivadas por obtener beneficios económicos que no
siempre fueron pecuniarios. Se las consideró como practicantes “menores”, por lo tanto las
exigencias establecidas para su ejerció eran muy elementales, ya que se suponía que estas
mujeres solo debían observar y esperar el momento en que el nacimiento del niño o niña le
diera el primer trabajo con la ligadura del cordón. Esta era una de las causas por la que
muchas curanderas se presentaban públicamente como parteras. Solo se les pedía que
certificaran haber atendido algunas mujeres sin que se registrasen incidentes graves y solo
esto era suficiente para conseguir una autorización que solo era revocada cuando
acontecía una muerte. Sin embargo en su consideración popular, eran mucho más que
asistentes menores, fundamentalmente por una serie de prácticas que iban más allá de los
físico, tenían al mismo tiempo un fuerte carácter mágico: al cortar el cordón umbilical, al
lavar o limpiar a las criaturas, cuando les abrían los orificios al recién nacido, los ojos, la
nariz, las orejas y el culo, al curar el ombligo, al elegir a la nodriza y el lugar donde habría
de criarse el niño, y al hacer los preparativos antes de la primera mamada.17
18 El establecimiento de una Universidad en la Buenos Aires del siglo XVIII concluyó en un
fracaso y los profesionales de la medicina que actuaron en la ciudad se habían formado
indefectiblemente fuera de ella. Uno de los más destacados de este periodo fue sin duda
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En los planes
de estudio de la escuela redactados por los doctores O´ Gorman y
(mise à jour le 25 juin 2018). Fabre, se estableció que
en el quinto, de los seis años de la carrera de medicina- Plan de estudios copiado
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textualmente del que regía en la Universidad de Edimburgo- se debía tratar de
operaciones y partos, procedimientos quirúrgicos en los que puede advertirse la influencia
de esos pioneros antes mencionados de la obstetriciaFermereuropea. Consideremos que médicos
graduados como O ´Gorman , Argerich o Fabre, se habían formado en Europa, conocían la

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literatura médica producida allí, la incorporaron a las instituciones donde ejercieron y


tomaron como un ideal la atención hospitalaria que allí se brindó. Modelo de atención que
en Buenos Aires tardaría casi medio siglo en comenzar a implementarse debido a distintos
motivos, los más comunes de origen económico pero también por obra de la inestabilidad
política gubernamental que sufrió de la región. En una fecha tardía, considerando la
gravedad del problema, como 1824, por iniciativa de Bernardino Rivadavia, Ministro de
Gobierno en la Provincia de Buenos Aires, se creó la primera “Escuela de Parteras”. Las
necesidades de la población eran angustiantes y las comadronas que actuaban, como ya lo
mencionamos, solo tenían en el mejor de los casos conocimientos prácticos. En 1824 se
dispuesto que tanto los médicos como los boticarios extranjeros que desearan ejercer su
profesión debían rendir examen de reválida ante el Tribunal de Medicina, creado para
suplantar al Protomedicato. Esta disposición comprendió también a las parteras. Estas
debían presentar una solicitud de examen de reválida y acompañar su título, si el tribunal
no hallaba ninguna objeción se fijaba una fecha de reexaminación. La primera prueba que
se solicitó fue la de una mujer francesa llamada Verónica Pascal, quien solicitó exponer sus
títulos y someterse a la prueba de reválida.18
19 El 11 de mayo de 1827 Pascal aprobó sin inconvenientes. Madame Pascal había llegado a
Buenos Aires como consecuencia de las gestiones que el propio gobierno había hecho para
conseguir los servicios en Europa de una partera diplomada, por lo que suponemos que en
esos años no existía una mujer que pudiese exhibir título semejante. No tenemos mucha
información sobre Verónica Pascal, solo que presento un título de Paris y que por lo tanto
fue la primera partera diplomada en actuar en Buenos Aires, Madame Pascal, como fue
popularmente conocida, fue la partera de las mujeres de la élite porteña y quien tuvo el
desgraciado privilegio de ser la primera profesional en ser acusada judicialmente por mala
praxis.19

“Modo de hacer la operación cesárea


después de muerta la madre”
20 Esta cédula se remitió a la Real Audiencia de Buenos Aires el 22 de marzo de 1806 por
parte del Consejo de Indias. El documento enviado, durante el virreinato del Márquez de
Sobremonte tiene las rubricas del Doctor O´ Gorman y del Licenciado Benjamín Eusebio
Fabre, integrantes del Protomedicato que ya nombramos anteriormente. Este pliego es
especialmente interesante, entre otros motivos, por ser uno de los pocos documentos
oficiales en que los Soberanos de Indias demostraron interés en la vida de sus súbditos
americanos, ya que es una de las pocas cédulas y órdenes que tratan especialmente
cuestiones sobre la salud. 20
21 El origen de la operación cesárea se pierde en épocas muy antiguas y nos lleva a los
tiempos en que tuvieron nacimiento los mitos. Pero más allá de sus orígenes y técnicas
empleadas, existía cierta unanimidad en considerarla como una última opción, como una
maniobra desesperada por lo menos con el objetivo de intentar salvar aunque sea una de
las dos vidas en peligro. Dicha operación no debía hacerse sino en los casos extremos.21

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22 Un hombre que ejerció una gran influencia
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25 juin castellanos sobre las
2018).
condiciones e implicancias médicas, jurídicas y teológicas referidas a la operación cesárea
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fue el sacerdote napolitano Francisco Manuel Cangiamilla (1702-1763). A tal punto que lo
podemos considerar, como explicaremos más adelante, como el gran inspirador de la Real
Cédula que estamos analizando. Inquisidor en Fermer
Sicilia, Canónigo Magistral de Monreal y
Arcipreste de la iglesia madre de Palma de Montechiaro, publicó en 1745 su obra más

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21/12/2020 Partos malogrados, muertes prematuras y cesáreas. Notas sobre una real cédula de 1804, su recepción en Buenos Aires

importante, Embriología Sagrada. El libro estaba dirigido a todos aquellos que por
vocación, amor o parentesco estaban obligados a realizar una operación cesárea, la
principal preocupación del autor estaba en la salvación espiritual de esos niños que no
podían nacer por vía natural.”22
23 Cangiamila describió con detalle la intervención quirúrgica:

“Dos personas pondrán a la madre en el lugar y situaciones convenientes como es


sobre una mesa o una cama, tendida de espaldas, se la sujetara de la manera que el
Cirujano pueda maniobrar cómodamente… preferirá la incisión longitudinal a la
transversal o en cruz, para si acaso la muger vive todavía, sea más fácil cicatrizar la
herida. Antes de hacerlo es necesario conocer la situación del feto, ver si acaso esta en
las extremidades del vientre inferior, a fin de determinar la mayor o menor
profundidad de la herida. Empezara la incisión un poco más arriba del ombligo, á un
lado de él, para no estar obligado a afectar esta parte, que ordinariamente es dura. Y
la prolongara hasta la parte superior del pubis, se debe hacer bastante profunda, para
cortar no solo la piel, sino también los músculos rectos o la carne que está debajo de
la piel…después de haber cortado los tegumentos y los músculos, queda descubierto
el peritoneo, es esta una membrana del grueso de una tela delgada… lo cortara
ligeramente e introducirá en la abertura uno de los dedos de la mano izquierda , para
continuar la incisión con más comodidad, hecho esto y apartando a un lado los
intestinos con la mano, se descubre la matriz, como es de volumen muy considerado
por la preñez comprime la vejiga.”.23

24 Las situaciones descriptas parecen haber sido tan comunes y graves que Carlo VII de
Nápoles y Sicilia de la Casa de Borbón – futuro Carlos III de España – mandó a que se
respetara en todo el reino una Pragmática de 1749 tocante a la operación cesárea y a los
abortos, que esencialmente replicaba las precauciones recomendadas por Cangiamilla.
Este documento determinó que: la operación debía efectuarse prontamente, la intención
era que la realizara un Cirujano, en caso contrario las comadres, sangradores o cualquier
otra persona. Los practicantes de la operación no podrían pedirle pago alguno al marido o
parientes de la difunta cuando fuesen pobres, en caso contrario debían ser encarcelados, si
la difunta no tuviera marido, ni parientes, los vecinos debían dar cuenta a los oficiales de
justicia. Los rectores de todos los hospitales del reino estaban obligados a hacer practicar
la operación en todas las mujeres preñadas que muriesen en sus establecimientos, se debía
practicar la operación aunque hayan pasado veinticuatro horas de la muerte de la mujer,
los parientes so pena de detención no podían impedir la operación, no importaba que la
preñada lo fuese ilegítimamente, los párrocos no consentirán el entierro de una mujer
embarazada sin antes constatar que se hubiera realizado la operación cesárea. Se penaba
el aborto, y los que aconsejaban como practicarlo, los Oficiales de justicia cuidarían
atentamente que no se atentara contra la preñada ilegitima y su fruto, tomando todos los
recaudos necesarios, se debía examinar cuidadosamente el feto abortado para determinar
si estaba vivo, ninguno se debería atrever a matar al feto por deforme que sea ni
abandonarlo y por último se estableció que cualquiera que transgrediera esta Real
Pragmática sería considerado un homicida.24
25 Cuando Carlo VII acepto ser Carlos III de España, encargó a uno de sus principales
colaboradores italianos, el Marqués de Esquilache, que hiciera conocer en todos sus
dominios la necesidad de practicarle la operación cesárea a toda mujer que muriese
grávida. Así en 1761 se remitió una versión latina de la obra de Cangiamilla a los obispos
del reino para que la tuviesen presente de forma obligatoria en el ejerció de su labor
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que estos a su vez difundieran las prescripciones de la obra hasta en las más
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aldeas. Para facilitar su lectura y difusión la “Embriología Sagrada” fue traducida al
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castellano por un mandato expreso del rey. Sin embargo y más allá de estas intenciones las
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fueron
comunes. Frente a esto, ya gobernando Carlos IV, un Canónigo de la Iglesia Metropolitana
de Santa Fe el padre Juan Ignacio Gutiérrez, se Fermer
presentó al Real Colegio de San Carlos en
Madrid denunciando ante los facultativos: “Los muchos males espirituales y temporales se

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siguen de no practicar la operación cesárea”. Gutiérrez hizo imprimir a su costa un método


sencillo para practicar la operación cesárea concebido por el monje cisterciense Don
Alfonso José Rodríguez dado a conocer en el tomo IV de su “Aspecto de Teología Medico
Moral”, Rodríguez era Doctor en Teología y académico de las reales Academias Médica
Matritense y Portopolitana y socio de la Regia Sociedad de Sevilla. En esencia Rodríguez
siguió casi textualmente lo prescripto por el sacerdote napolitano. Las prescripciones que
se indican en el escrito, son especialmente básicas y elementales con el objeto que
pudieran ser seguidas por cualquier persona sin conocimiento anatómico alguno.
Analizaremos brevemente tres problemáticas centrales que se advierten en la lectura del
documento: las técnicas recomendadas para llevar adelante la operación, la condición de
vitalidad o no de la mujer y por último las cuestiones referentes a la vida temporal y
espiritual de la criatura que se pretendía extraer.25

Cortar a la madre
26 Las instrucciones en forma simplificada se limitaban a cortar a la madre, abrir el vientre
y descubrir el “envoltorio” de la criatura. Los instrumentos empleados para efectuarla eran
simples y eventualmente de fácil y rápida disponibilidad por ser comunes en gran parte de
las casas, incluso entre las gentes más humildes: consistían en un bisturí cortante por su
lado convexo, otro que termine en “botón” o en su defecto una navaja con cresta, todo lo
demás se resolvía utilizando los dedos o las manos. Una vez certificada la muerte de la
mujer, debía colocarse el cadáver en una cama o en un plano cómodo para actuar. El
cuerpo debía estar ladeado y no “descubrir más de lo necesario”. El vientre debía
comprimirse y se debía efectuar un corte de poco menos de tres pulgadas, abriendo piel,
músculos y peritoneo, procurando no herir entrañas, intestino y estómago. Después había
que efectuar una segunda incisión a dos dedos de las costillas inferiores y a cuatro del
ombligo.26
27 Luego debía abrirse la matriz para advertir el feto, después se descubrirían las
membranas secundinas metida dentro de la matriz las cuales envuelven la criatura. Todos
los fluidos, debían eliminarse por media una esponja o por paños de lana. Lo importante
era localizar el feto, para saber si gozaba de vitalidad o no. No constan indicaciones sobre
como suturar las incisiones efectuadas en el cuerpo de la mujer, esto ya no era esencial. Si
la mujer efectivamente estaba fallecida antes del inicio de la práctica- como se suponía- no
era perentorio ni necesario suturar las heridas y si por desgracia no estaba muerta, la
propia operación la hubiese matado.27

¿Los inequívocos signos de la muerte?


28 Antes de abrir el vientre se debía examinar si la mujer estaba con vida. En no pocas
ocasiones la muerte solo era aparente, de ahí que debían emplearse diversos
procedimientos para procurar tener certezas que se estaba frente a un cadáver. Estas
prácticas tuvieron, incluso para los contemporáneos, resultados de dudosa efectividad: “se
le aplicara en la boca, narices y ojos Álcali Volátil, un alfiler entre una y carne o se la
estimulará por otros medios”, refería la Real cédula. Si los síntomas podían resultar
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“enfermedades histéricas”, se dejara pasar 72 horas para certificar la muerte. Existía entre
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los especialistas una verdadera querella sobre la identificación y análisis de los signos
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irrefutables de la muerte. El español Miguel Barnadas se mostró especialmente interesado
en esta polémica sobre los signos distintivos de la muerte. Barnadas mencionó aquellas
causas conocidas como vulgares, esto es la faltaFermer
de movimiento, pulso y respiración. Pero
que indudablemente no eran por su naturaleza equivoca suficientes para evitar los

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comunes casos de enterramientos prematuros o de cruentas operaciones quirúrgicas que


se suponía se ejecutaban sobre mujeres muertas.28
29 Jean Jacques Bruhier (1686-1756) pionero de la medicina forense en su ensayo
“Disertaciones sobre la incertidumbre de los signos de muerte”, documentó 52 casos de
personas enterradas vivas y 72 certificados de defunción erróneos. Bruhier consideró que
el signo de la verdadera extinción de la vida se daba con la putrefacción del cuerpo que se
demostraba por el “hedor cadaveroso”. Como consecuencia de los aportes de Bruhier y de
Georg Christoph Lichtenberg (1742-1799) quien describió las figuras que llevan su nombre
y que fueron muy importante en el estudio de los cadáveres advirtiéndose en ellos signos
de fulguración, así hacia 1793 se crearon en Italia y los Estados alemanes cámaras
mortuorias de espera.29
30 Sin embargo para el padre Benito Jerónimo Feyjoó (1676-1764) no fue lo anterior
tampoco infalible para suponer la muerte de alguna desdichada mujer. Para tratar de
verificar la muerte de la grávida, Feyjoó reclamaba que las personas que cuidaban de ella
atendieran ciertos signos: la cara se desfiguraba, el color del rostro se tornaba amarillo, el
cuerpo ganaba una pesadez inusitada, una notoria frialdad, la inflexibilidad de los
miembros, la ausencia de circulación de la sangre, la laxitud y empañamiento de los ojos.
Se debía asimismo refrendar esto acercando una vela a las narices, hacer incisiones en el
cuerpo de la supuesta difunta, hablarle en voz baja o alta según ocasiones, exponerla al
espíritu de sal de amoniaco con una pluma en las narices, que se le apretará la punta de los
dedos pero fundamentalmente se les metiera por las narices todo lo que pueda inducirla a
estornudar. Las fuentes comúnmente daban cuenta de casos tenidos por milagrosos de
mujeres que creyéndolas muertas se revitalizaban por motivos desconocidos u otras que
después de hacerlo volvían a caer nuevamente en las tinieblas. Pero incluso se comenzó a
advertir un fenómeno solo estudiado desde fines del siglo XIX pero que especulamos pudo
haberse manifestado anteriormente. Es el llamado “Parto en el féretro”. Esta anomalía se
produce cuando debido a los gases producto de la putrefacción del cadáver de la mujer “…
se asomaba entre sus genitales un feto a término muerto”. Estos gases contenidos en la
cavidad abdominal, expulsaban el contenido de las vísceras huecas mediante compresión
de la sangre del corazón y de los grandes vasos hacia la periferia así como del contenido
gástrico, vesical y del feto que se halla en el claustro uterino.30

La vida del feto y el bautismo


31 Fuera cierta o no la muerte de la grávida lo importante era salvar la vida del feto, tanto
en su faz terrenal como asegurar su futuro espiritual. El ritual romano prescribía
formalmente que se debería abrir toda mujer que muriera estando embarazada, lo mismo
ordenaba la instrucción de San Carlos Borroméo sobre el bautismo. Este sacramento ha
sido considerado siempre he indiscutiblemente como necesario para la salvación
espiritual. Si no se podían seguir por impedimentos físicos las prácticas ordinarias cabía
sin embargo el privilegio de la santificación en el seno materno.31
32 El más allá de los niños
33 Las dificultades que entrañaba conocer fehacientemente si el feto estaba con vida o no,
provocó serias controversias entre los teólogos y moralistas, que si bien podemos inferir
que han estado siempre dispuestos para defender u urgir los derechos de los no natos y los
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allá de los niños y niñas, no nos referimos únicamente a los que
(mise à jour le 25 juin 2018). murieron sin bautismo
sino también a las posibilidades de condenación aún en los niños bautizados que fallecían
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antes de llegar al uso de la razón.32
34 Una obra que alcanzó gran difusión tanto en España como en las tierras americanas fue
el “Manual de Curas” del padre Covian quienFermer le otorgo una gran importancia a los
procedimientos que debería seguir el sacerdote frente a un parto peligroso. En primer

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lugar recomendaba la utilidad de la obra del padre Cangiamilla. Si el parto era difícil y
corría peligro la vida del niño: se debía administrar el bautismo introduciendo agua con
algún instrumento, utilizando una formula condicional: “si eres capaz yo te bautizo”33

Consideraciones Finales
35 La operación cesárea siguió siendo hasta las últimas décadas del siglo XIX una certeza
de muerte. La de la mujer grávida con seguridad, su hijo tendría alguna posibilidad de ser
extraído con vida solo si estaban en conjunciones favorables todas las variables
intervinientes en la operación. La mujer embarazada que perdía la conciencia y se la
consideraba fallecida no constituyo un caso excepcional. Certificar estos decesos
considerando los procedimientos empleados, fue una muestra de la endeble fiabilidad de
esas prácticas. Si se equivocaban y la mujer estaba con vida una vez iniciado el proceso
operatorio descripto morían indefectiblemente. Ahora, esto no significa como han
afirmado algunos autores, que no se valorizara la vida de la mujer grávida en estos últimos
años del siglo XVIII y primeras décadas del XIX. Pienso, que no debemos confundir
desvalorización con la aplicación de técnicas quirúrgicas que hoy sabemos erróneas.
Procedimientos técnicos que, si las cotejamos no solo con las de hoy día, sino con los que
comenzaron a emplearse en los últimos años del siglo XIX, estaban basados en un
conocimiento de la anatomía humana en general y de la mujer grávida en particular muy
deficientes. Pero, volviendo a lo anterior, sería un error confundir el desconocimiento de
técnicas operatorias exitosas con la ausencia de empatía hacia el sufrimiento femenino o lo
que es lo mismo, considerar que los intervinientes en estas prácticas no experimentaron
ningún tipo de empatía hacia esas mujeres sufrientes, incluso esto entendido en el marco
dado en sociedades indudablemente patriarcales.34
36 Nos resulta relevante como, en estas sociedades como la porteña y en otras que pueden
definirse como pre-modernas, los limites y campos propios de la medicina, la religión y la
ley, que en las sociedades actuales pueden distinguirse claramente otorgándoles cierta
autonomía, más allá de polémicas no cerradas en algunos casos- como la Argentina- en
relación a la interrupción voluntaria del embarazo por ejemplo. En la etapa por nosotros
analizada –medicina, religión y ley- estaban profundamente imbricadas a tal grado que las
características diferenciales que hoy las definen, eran en no pocas oportunidades
inexistentes o no visibles, sin desconocer que de forma incipiente, desordenada e incluso
no lineal, había comenzado un proceso de laicidad social, propio de sociedades
transitando hacia formas modernas, fenómeno que todavía no ha concluido en zonas
marginales de la Argentina y del resto del continente.35
37 La operación tampoco aseguraba la vida del feto. Esta vida material, comenzó a ser
claramente revalorizada por los gobiernos y círculos ilustrados del siglo XVIII y primeras
décadas del siglo XIX. Para estos, la grandeza de la patria solo podía lograrse contando
con una población numerosa y sana. La preservación de las mujeres grávidas y de los
niños y niñas constituía una labor que debía ser promovida por las instituciones y la
sociedad toda. La fundación de academias médicas, hospitales, asilos y casas de expósitos
así como la difusión de obras que predicaban la necesidad de proteger a la niñez y a la
mujer grávida son una muestra de ese interés. Propósito que se sostuvo claramente hacia
finales del siglo XIX y principios del XX, en sociedades como la porteña, donde le urgía a
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los sectores dirigentes y a los poderes económicos, contar con una abundante mano de
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de la Plata, notre politique
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un evolución
demográfica endógena muy débil. (mise Si bienà es
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innegable que2018).
en gran medida esto se
solucionó –Ennopoursuivant
sin contradicciones
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con una inusual-por su número-inmigración
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mayoritariamente mediterránea. El recién consolidado Estado nacional argentino,
favoreció también una segunda estrategia: impulsó medidas y prácticas que tuvieron por
fin preservar la vida de mujeres y niños, apelando Fermer
a instrumentos que no se contaban en
décadas pasadas. Una medicina basada en el paradigma microbiano, obras públicas de
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saneamiento, una estructura hospitalaria eficiente, leyes regulatorias del trabajo de la


mujer grávida y del niño, asilos, escuelas, lactarios y cursos de puericultura. El objetivo
final, quizás producto de cierta ensoñación: preservar las vidas de las mujeres y sus hijos
con el propósito de logar, una “raza” neolatina blanca, libre de patologías y destinada a
conducir a la ciudad y al país todo, a una hegemonía de carácter regional a la que el sector
dirigente consideraba como destino inexorable de la Nación.36

Notes
1 Una excelente obra de referencia es: García Galán, S- Medina Quintana, S-Suárez Suárez, C,
Nacimientos bajo control. El parto en las edades Moderna y Contemporánea, Gijón, Ediciones
Trea, 2014. Sobre la construcción del ideal de la maternidad Knibiehler, Y, Historia de las madres y
de la maternidad en Occidente, Buenos Aires, Nueva Visión, 2001. Sobre la consideración de la
mujer como esencial en la reproducción biológica de las familias, solo daremos cuenta de algunas
obras que consideramos esenciales para entender su posición en sociedades patriarcales,
especialmente para el Río de la Plata. Una fuente que recoge costumbres ancestrales es Martin, A,
“Del instinto”, en Martin, A, La educación de las madres de familia. O de la civilización del linaje
humano por parte de las mujeres, Barcelona, Verdaguer, 1850 p. 125-129, Giberti, E, “La mujer ante
el parto: Saber + temor”, en Tiempos de mujer, Buenos Aires, Sudamericana, 1998, p. 115-129.
Cowen, M. Pablo, “Nacimientos, partos y problemas de la primera infancia”, en Moreno, J.L, La
política social antes de la política social, Buenos Aires, Trama Editorial Prometeo Libros. 2000.
p. 47-88. Ghirardi, M-Irigoyen López, A, Nuevos tiempos para las familias, familias para nuevos
tiempos. De las sociedades tradicionales a las sociedades burguesas: perspectivas comparadas
entre Argentina y España, Córdoba, del Boulevar, 2016, p. 198-216.Augustins, G,” La perpetuación
de las familias y la perpetuación de los destinos personales”, en Barbagli, M, Historia de la familia
europea II. La vida familiar desde la Revolución Francesa hasta la Primera Guerra Mundial,
Barcelona, Paidos, 2003, p. 463-495. Barrancos, D, “Inferioridad jurídica y encierro doméstico” en
Gil Lozano, F-, Pinta, V- Ini, M, Historia de las mujeres en la Argentina, colonia y siglo XX, Buenos
Aires, Taurus, p. 111-129.Cicerchia, R, Historia de la vida privada en Argentina, Buenos Aires,
Troquel, 1998, p. 222-226 y 241-263. Socolow, S, “Conyugues aceptables: la elección del consorte en
la Argentina colonial 1778-1810”, en Lavrin, A, Sexualidad y matrimonio en la América Hispánica,
siglos XVI-XVII, México, Grijalbo, 1991, p. 229-270. Welldon, E, “El poder del útero”, en Welldon,
E, Madre, virgen, puta, Buenos Aires, Temas de hoy, 2006, p. 44-45 y 67-89.
2 Leroi, A.M, Mutantes, De la variedad genética y el cuerpo humano, Barcelona, Anagrama,
2007.Twinam, A, Vidas públicas, secretos privados. Género, honor, sexualidad e ilegitimidad en la
Hispanoamérica colonial, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2009, p. 99-136.
3 Una excelente síntesis sobre los orígenes de la obstetricia y la ginecología en Buenos Aires sigue
siendo Llames Massini, J.C, “Historia de la Obstetricia en Buenos Aires. Conferencia inaugural de
la Cátedra de Clínica Obstétrica del segundo año de la Escuela de Obstetricia”, La Semana Médica,
1932, N° 37. Esas personas con cierta instrucción en varias oportunidades fueron sacerdotes
católicos.
4 Armus, D, Cuando los enfermos hacen huelga 1900-1940, Estudios Sociales, N° 20,2011 p. 54-
55. Armus, D “Memoria individual e Historia sociocultural de la Enfermedad”, Revista Electrónica
de Psicología de Iztacala. México, Facultad de Estudios Superiores, Universidad Autónoma de
México, vol. 16, N° 4 p. 1449-1462, 2013
5 Bound Alberti, Fay (ed.), Medicine, Emotion and Disease, 1700-1950, Basingstoke, Palgrave,
2006... Laqueur, T., Making sex: body and gender from the Greeks to Freud, Cambridge/London,
Harvard University Press, 1990. Schiebinger, L., Nature’s Body. Gender in the Making of Modern
Science, New Brunswick, Rutgers University Press, 2004
6 -Davis, S. y Greenstein, T, Gender ideology: xomponents, prdictors and conseguences. Annual
Review of Sociology, 35,2009, p. 87-105... Schiebinger, L., Nature’s Body. Gender in the Making of
Modern Science, New Brunswick, Rutgers University Press, 2000. Lock, M. y Farquhar, J. (Eds.),
Beyond the Body Proper, Durham/London, Duke University Press, 2007. Laqueur, T., Making sex:
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Freud, des informations
Cambridge/London, Harvardpersonnelles vous
University Press, 1999.concernant.
Pour plus de précisions, nous vous invitons à consulter notre politique deUna
Correa, M.J -Gómez y Romané Landaeta Sepúlveda, « América Latina, s. XVII-XXI. confidentialité
aproximación hacia la historia de los cuerpos y el ejercicio de las violencias », Nuevo Mundo
Mundos Nuevos, Debates, 2009, [En(mise línea],à jour
Puestole en
25 línea
juin 2018).
el 02 febrero 2009. URL:
http://nuevomundo.revues.org/53403. Consultado el 20 julio 2010.
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7 Œuvres complètes Paré, d'Ambroise, Revues et collationnées sur toutes les éditions, avec les
variantes : ornées de 217 planches et du portrait de l'auteur : accompagnées de notes historiques et
critiques : et précédées d'une introduction sur l'origine et les progrès de la chirurgie en Occident du
Fermer
VIe au XVIe siècle, et sur la vie et les ouvrages, d'Ambroise Paré, Paris, par J.-F. Malgaigne by J.-B.
Baillière, H. Baillière, 1840. Sobre el descubrimiento de restos despedazados de fetos y neonatos son
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21/12/2020 Partos malogrados, muertes prematuras y cesáreas. Notas sobre una real cédula de 1804, su recepción en Buenos Aires
elocuentes los testimonios que constan de La Revista de Buenos Aires. Historia Americana,
Literatura y derecho. Buenos Aires, Imprenta y Librería de Mayo, año XIII, N° 91, 1870, p. 321-359.
También ver Salas, A M, Población y sociedad en Buenos Aires rural: Arrecifes 1615-1765, Buenos
Aires, Torre de Hércules, p. 95-122. Muro De Nadal, M; "Asistencia Social", segunda parte, en
García Belsunce, César, director; Buenos Aires 1800-1830. Educación y Asistencia Social. Tomo 3,
Buenos Aires, Edición del Banco Internacional y Banco de Inversión, 1978, p. 362. En la ciudad de
Buenos Aires las prácticas abortivas fueron frecuentes: el descubrimiento de fetos muertos y en
ocasiones despedazados así como la existencia de sustancias abortivas a las cuales se podía acceder
fácilmente como la popularmente conocida Revienta Caballos (Solalum Sisymbrii Folium) que se
empleó asiduamente hasta fines del siglo XIX, ver Schávelzon, D, Arqueología de Buenos Aires,
Buenos Aires, Emecé, 1999, p. 188. Una eminente obra sobre el aborto analizado desde una visión
histórica es el trabajo de Araya, A “Violación, aborto y embriones. Las fronteras del Estado laico y
de una sociedad de derechos en perspectiva histórica” en Coloquio Violación y Aborto: historia,
justicia y derechos en Chile, Santiago, Universidad de Chile 6-11
8 Furdell, E, Publishing and Medicine in Early Modern Englan, Rochester, University Rochester
Press, 2000. Hibbard, Bryan M, the Obstetrician´s Armamentarium. Historical Obstetric
instruments and their inventors, San Anselmo, California, Norman Publishing, 2002.
9 Una excelente descripción de estos instrumentos puede encontrarse en Elementos de obstetricia
especialmente redactados para los alumnos del Colegio de Medicina y Cirugía del Reyno por un
profesor de la Facultad Médico Quirúrgica, Barcelona, Imprenta de B. Esposa. 1841, p. 232-236.
10 Sigault, M, Mémoire de M. Sigault du 3 et du 6 décembre 1777 [sur l'opération de la section de
la symphyse faite à la femme Souchot ...], Paris, Quillau, 1777. Sobre la circulación de ideas y
literatura científica en el Río de la Plata Ver Asúa. Miguel de, La Ciencia de Mayo. La Cultura
científica en el Río de La Plata, 1800-1820, Buenos Aires, F.C.E, 2010.
11 H. A Gabert – M. Bey, "History and developmente of cesarean operation". Obst. And Gynecol.
Clin. Of North America. 1988.
12 Sobre la obra de estos grandes medicos: Castells, J, Diccionario de Medicina. Paris, de Rosa y
Bouret. 1860. Una excelente obra sobre el desarrollo en la modernidad es Russell, K. F, British
anatomy, 1525-1800: a bibliography of works published in Britain, America and on the Continent.
2nd ed. Winchester, Hampshire, St. Paul's Bibliographies, 1987.Es muy interesante para el caso
mexicano Ávila Cisneros, I- Padrón Puyou, F (coordinadores) Historia de la Pediatría en México,
México, Fondeo de Cultura Económica, 1997, p. 225-305
13 Hunter, William, Anatomia uteri humani gravidi tabulis illustrata. Printed at Birmingham: by
John Baskerville; Sold in London by S. Baker [and five others], 1774.Spallanzani, Dissertations
relative to the natural history of animal and vegetables. London printed for J. Murray, Vol. I,
MDCCLXXXIV. Sobre la doctrina Cristiana Católica y el bautismo, Claret, A, Doctrina Cristiana,
Barcelona, Librería religiosa, 1853, p 317.En materia médica Capurron, J, Tratado de las
Enfermedades de los niños hasta la pubertad, Madrid, Imprenta de Verges, 1832 p. 13-41. El
ejemplar de esta obra utilizado por nosotros perteneció al Dr. Estanislao Díaz, uno de los primeros
pediatras bonaerenses que actuaron desde principios del siglo XIX en el área norte de la provincia de
Buenos Aires.
14 Llames Massini, J. C, “Historia de la Obstetricia en Buenos Aires”, La Semana Médica. Año
XXXIX, N° 37, septiembre 15, 1932, p. 706. Livacich, Serafín, Buenos Aires. Paginas históricas para
el primer centenario de la Independencia. Compañía Sud-Americana de Billetes de Banco 1907,
p. 176. Lartigue, J, “Consideraciones sobre los hospitales coloniales”, Quirón, 12 N°1981, p. 147-153.
Ruiz Moreno, A, Historia del hospital de Mujeres desde su fundación hasta 1852. Buenos Aires.
1941. Son muy valiosas las fuentes documentales existentes en el Archivo General de la Nación de
Buenos Aires que dan cuenta de la situación del hospital después de la destitución del Gobernador
Rosas “Facultad de Ciencias Médicas. Escuela de Medicina. Hospital General de Mujeres- Octubre-
diciembre de 1853, 6 de marzo de 1855, 20 de diciembre de 1859, 3 de agosto de 1860”
15 Visillac, E. F, Pioneros de la Salud. Olmo, 2017. Sobre el Hospital de Mujeres y sus
profesionales Sala IX. 33-1-15. p. 34. Archivo General de la Nación. Beltrán, J. R, Historia del
Protomedicato de Buenos Aires. El Ateneo, 1937. Ruiz Moreno, A - Risolía, V, Los primeros estudios
médicos en Buenos Aires. Buenos Aires, Revista de la Universidad de Buenos Aires, 1958.
16 Sobre el accionar de los curanderos y curanderas que actuaron como asistentes en algunos
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del Protomedicato al Tribunal de Medicina”, en Epistemología e Historia de la Ciencia.
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Volumen 7, N° 7. 2001. Sobre la consideración que recibieron las parteras por parte de la justicia y
(mise àinteresante
de la sociedad en general es particularmente jour le 25 juin 2018).
analizar la “Causa contra María del
Rosario Alvarado por ejercicio ilegal de la medicina”, cuerpo 34, anaquel 3, legajo 45, expediente
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53, 1822, Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires. Sobre la formación de las parteras en
los años posteriores por nosotros analizados ver “Decreto Reglamento para la Escuela de Partos 8
de enero de 1824”, en Recopilación de las leyes y decretos promulgados en Buenos Aires desde el 25
de mayo de 1810 hasta el fin de diciembre de 1835., Fermer
Buenos Aires, Imprenta del Estado, 1836.
Kramer H., Sprenger J, Malleus Maleficarum, 1645.

https://journals.openedition.org/nuevomundo/82727 14/16
21/12/2020 Partos malogrados, muertes prematuras y cesáreas. Notas sobre una real cédula de 1804, su recepción en Buenos Aires
17 Le Roy, Medicina curativa o purgación dirigida contra las enfermedades. Nueva traducción
española. Valencia, Idelfonso Mompié, 1829, p. 245-262. Esta traducción de La Roy circulo entre los
médicos porteños y fue muy consultada por lo menos hasta las décadas de 1860-1870. Le Roy
describió minuciosamente la labor de las parteras y recomendó los ejercicios necesarios para evitar o
solucionar los problemas que en los partos y en las horas subsiguientes podían desatarse. Una visión
eminentemente europea de la labor de las parteras Pecker A- Roulland, H, L´Accouchement Au
Cours Des Siècles. París, Roger Dacosta, 1958. Sobre los aspectos mágicos centrados en el cordón
umbilical, Gutierre Tibón, La Triade Prenatal: Cordón, Placenta, Amnios. Supervivencia de la
Magia Paleolítica, F.C.E.1992. Es especialmente interesante como analizo la profesionalización de
las parteras, Goethe, J. W, De mi Vida. Poesía y Verdad. Prólogo de Ernest Robert Curtius. Porrúa,
1963, p. 5. La literatura centrada en las comadronas, parteras y nacimientos en el periodo colonial
iberoamericano es realmente importante. Entre las contribuciones más notorias Araya Espinoza, A,
“Cuerpos en el cuerpo. Molas, fetos y embriones en textos religiosos y médicos del siglo XVIII” en
Zamorano Paulina (dir) “Vencer la cárcel del seno materno”. Nacimientos y vida en el Chile del
siglo XVIII, Santiago, Universidad de Chile, 2011. La autora analizó en este artículo de forma
magistral la “Embriología Sagrada” del padre Cangiamilla y otros autores relevantes del periodo, sin
embargo no hay referencia alguna a la Real Orden que analizaremos posteriormente.
18 Llames Massini, R (1915) La Partera de Buenos Aires y la Escuela de Parteras, p. 38. Cowen,
M. Pablo, El caso Verónica Pascal. Medicina y Mala Praxis en la Buenos Aires Rivadaviana.
Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. 2008.
Sobre las biografías de estos pioneros de la medicina porteña ver Coutolo, V, Nuevo diccionario
biográfico argentino (1750-1930), Buenos Aires, Editorial Elche, 1968. Recordemos que el Río de la
Plata estuvo en casi permanente guerra civil así como con conflictos armados internacionales hasta
las últimas décadas del siglo XIX, etapa signada asimismo por recurrentes problemas económicos
debido al endeudamiento externo, corrientes déficit fiscales y recurrentes crisis internacionales que
golpearon muy duramente a esta economía periférica.
19 Cowen, M. Pablo, El caso Verónica Pascal. Medicina y Mala Praxis en la Buenos Aires
Rivadaviana. V Jornadas de Sociología de la UNLP. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de
Humanidades y Ciencias de la Educación. Departamento de Sociología, 2008
20 “Operación Cesárea. Para que se ejecute en la forma que previene la instrucción que se
acompaña”. Real Audiencia 7.4.4.72, 1804. Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires. Coni
Bazán, F.A sfe Bibliografía Pediátrica Argentina 1780-1821. Buenos Aires, Librería Las Ciencias,
p. 25-26. Estas autoras realizaron un eminente análisis de las problemáticas de la operación cesárea
y el tratamiento de los cuerpos Sidy, B y Gilligan, C”Muerta la madre. Maternalizacion y gobierno en
el periodo tardío Colonial”, en Martin, J y Valdivia, F (eds.) Mujeres, aborto y religiones en
Latinoamérica. Debates sobre política sexual, subjetividades y campo religioso, Lima, CMP Flora
Tristán, UNMSM, 2020, p. 177-2001.
21 Boley, J.P, "The History of Cesarean Section," Canadian Medical Association Journal, vol. 145,
No 4, p. 319-322. 1991. Martin, Emily, The Woman in the Body: A Cultural Analysis of
Reproduction, Boston, Beacon Press.1987. Sobre la mujer y su concepción de ser reproductivo en las
sociedades patriarcales ver Smith- Rosemberg, S y Rosemberg, Ch, “El animal hembra. Puntos de
vista médicos y biológicos sobre la mujer y su función en la América del siglo XIX”, en Nash, M,
Presencia y Protagonismo. Aspectos de la Historia de la mujer. Barcelona, Del Serbal, 1984, p. 341-
372.Vergara Quiróz, S, ¿Relevancia o subordinación? La mujer en la familia colonial
Hispanoamericana, en Knecher, L y Panaia, M, La mitad del país. La mujer en la sociedad
argentina, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1994, p. 48-62. Una obra muy útil para
conocer históricamente las distintas concepciones sobre la concepción y el parto es la de Hutter
Epstein, R, ¿Cómo se sale de aquí? Una historia del parto. Madrid, Turner, 2010.
22 Cangiamilla, F, Embriología Sagrada o Tratado de las obligaciones que tienen los curas,
Confesores, médicos, Comadres y otras personas, de cooperar a la salvación de los niños que aún no
han nacido, de los que nacen al parecer muertos, de los abortivos, de los monstruos. Contiene varias
prevenciones muy oportunas para las urgencias espirituales y corporales que suelen ocurrir, así a las
madres como a sus frutos. Va inserto un tratado sobre el modo de restituir las funciones vitales a los
ahogados. Madrid, Imprenta de Pantaleón Aznar. 1785, p. 74
23 Cangiamilla, F, Óp. Cit. p. 72.
24 Es muy interesante por su análisis de las mujeres con problemas de salud en la mediterránea
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córdoba del siglo XVIII, Córdoba, Universitas, 2004, p. 72-78.
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25 Rodríguez, A, J, Nuevo aspecto de teología medico moral y ambos derechos o paradoxas físico
(mise à jour le 25 juin 2018).
teológico legales. Obra práctica provechosa a párrocos, confesores y profesores de ambos derechos y
Enfilósofos
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Benito Cano. 1788, p.des cookies.
20-40
26 Estas indicaciones fueron extraídas de la Real Cédula llegada a Buenos Aires en 1806.
Documento sin foliar. AHPBA.
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27 Sobre la exhibición de cuerpos muertos fundamentalmente con fines de análisis anatómicos
ver Pardo-Tomás, J-Zarzoso, A-Sánchez Menchero, M, (2019), Cuerpos Mostrados. Régimen de
https://journals.openedition.org/nuevomundo/82727 15/16
21/12/2020 Partos malogrados, muertes prematuras y cesáreas. Notas sobre una real cédula de 1804, su recepción en Buenos Aires
exhibición de los Humano. Barcelona y Madrid siglos XVII-XX. México, Siglo XXI.
28 Barnadas, Óp. Cit.
29 Bruiher, J. J, Ou l'on fait voir la necessite d'examiner les Corps des Femmes mortes sans
accoucher, afin de connoitre si la Sage-Femme a ete la cause de la mort de la Mere, & de l'Enfant, &
ou l'on donne des Avis importans a tous le Maris qui s'interessent a la conservation de leurs
Femmes, & de leurs Enfants. AbeBooks Seller Since October 8, 2009. Reprinted from 1733 edition.
30 Feijoo, B, A, Theatro critico universal o Discursos varios en todo género de materias para
desengaño de errores comunes. Madrid, Pérez de Soto, tomo VIII. 1753. Sobre un caso de parto en el
féretro, Mariani, F, “Sobre un caso de un parto en el féretro”, en Jornadas Médico Legales y
Criminológicas. 3, Tucumán. 1964
31 Cangiamilla, F, Óp. Cit. p. 57
32 López Martínez, N, El más allá de los niños. Problemas escatológicos de la infancia, Burgos.
1955
33 Covian, A, Manual de curas o breve compendio de ministerio parroquial. Obra utilísima a los
párrocos y sus tenientes, Granada, Imprenta Nueva de Valenzuela. 1815
34 Nos referimos a Araya Espinoza, A, “Cuerpos en el cuerpo: molas, fetos y embriones en textos
religiosos y médicos del siglo XVIII “quien afirmo que la muerte de las mujeres no fue objeto de
preocupación humanitaria sino parte “del paisaje”, p. 112, nota 226.
35 Recalde, H, La salud de los trabajadores en Buenos Aires (1870-1910). A través de las fuentes
médicas, Grupo Editor Universitario, S.A.E. Una obra sintetizadora de las polémicas referentes al
aborto legal en la Argentina es la de Ramóm, M y Bergallo, P (Comp.), La reproducción en cuestión.
Investigaciones y argumentos jurídicos sobre el aborto, Buenos Aires, EUDEBA, 2018.
36 Cowen, M Pablo: “Anatomía del niño deseado. Los congresos científicos y la construcción de
las infancias en la ciudad de Buenos Aires (C.1900-C.1920)”, Cicerchia, R- Chacón Giménez, F,
Construyendo identidades y analizando desigualdades. Familias y trayectorias de vida como
objeto de análisis en Europa y América. Siglos XVI-XXI, Barcelona, Centre d'Estudis Demogràfics.
2018, p. 370-390

Pour citer cet article


Référence électronique
M. Pablo Cowen, « Partos malogrados, muertes prematuras y cesáreas. Notas sobre una real
cédula de 1804, su recepción en Buenos Aires », Nuevo Mundo Mundos Nuevos [En ligne], Débats,
mis en ligne le 15 décembre 2020, consulté le 21 décembre 2020. URL :
http://journals.openedition.org/nuevomundo/82727

Auteur
M. Pablo Cowen
Programa de Estudios de las Formaciones Familiares / Red Internacional de Estudios de Familias-
Centro de Historia Argentina y Americana / Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias
Sociales / Comisión Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas- Facultad de Humanidades
y Ciencias de la EducaciónUniversidad Nacional de La Plata

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