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LA ACCIÓN COLECTIVA Y LOS MOVIMIENTOS SOCIALES

La tesis del autor parte del siguiente problema: "Los movimientos afrontan un problema en
lo que se refiere a la acción colectiva, pero es de carácter social: cómo coordinar a
poblaciones desorganizadas, autónomas y dispersas de cara a una acción común y
mantenida. Los movimientos resuelven el problema respondiendo a las oportunidades
políticas a través del uso de formas conocidas, modulares, de acción colectiva,
movilizando a la gente en el seno de redes sociales y a través de supuestos culturales
compartidos" (Tarrow, p. 33, 1994).
El autor, por tanto, para ilustrar su análisis recurre a un ejemplo para identificar las
variables expuestas en su problemática. Dicho ejemplo se centra en la Marcha de
Washington, de la que destaca tres aspectos básicos de la teoría del movimiento social:
¿por qué actúa colectivamente la gente? ¿Por qué lo hace cuando lo hace? y, finalmente,
¿Cuáles son los frutos de la acción colectiva? Para desarrollar las respectivas respuestas,
se apoya de autores como Marx, Gramci y Lenin para sustentar que los "movimientos
dependen de su entorno exterior (y especialmente de las oportunidades políticas) para la
coordinación y mantenimiento de las acciones colectivas.
Así, pues, para Marx y Engels, el problema de la acción colectiva se encuentra
subyacente a la estructura social; para Lenin, es la organización quien da solución al
problema de la acción colectiva. Sin embargo para Gramci, la organización no es
suficiente para hacer una revolución, más bien era necesario desarrollar una consciencia.
Además, desarrolló dos teoremas sobre la solución de Lenin, "una tarea fundamental del
partido era crear un bloque histórico de fuerzas en torno a la clase obrera y, segundo, que
esto sólo podía ocurrir si en el seno de dicha clase se desarrollaba un cuadro de
intelectuales orgánicos para complementar a los intelectuales tradicionales del
partido" (Tarrow, p. 38, 1994).
Por otra parte, a la par del transcurso del tiempo se desarrolló el problema de cómo
era posible la acción colectiva en aras del bien común entre individuos que se guían por
mezquinos intereses personales (Tarrow, p.41, 1994). A lo que Olson desarrolló que
"cuanto más grande sea el grupo, tantos más gorrones preferirán aprovecharse de los
esfuerzos de los individuos cuyo interés en el bien común está lo suficientemente
arraigado como para inducirles a luchar por él" (Tarrow, p. 42, 1994), pero la dificultad no
radicaba en la presencia de gorrones –tal como lo dice Olson–, sino más bien radicaba en
la presencia de un problema de tipo social: coordinar, mantener y dotar de significado a la
acción colectiva (Tarrow, p. 47, 1994)
Así, el autor vuelve a su planteamiento principal, para decir que "la gente se suma a
los movimientos sociales como respuesta a las oportunidades políticas, y a continuación
crea otras nuevas a través de la acción colectiva" (Tarrow, p. 51, 1994) ¿pero a qué se
refiere con oportunidades políticas? Concretamente se refiere a los recursos exteriores al
grupo que aumenten el ánimo, o lo disminuyan, de la acción colectiva entre la gente.
Finalmente destaca que la difusión de la información pone a prueba los límites del
control social, puesto que los movimientos crean oportunidades para las élites y los
grupos de oposición y, por tanto, un estudio de los movimientos sociales puede iniciarse
con los determinantes de la acción colectiva individual.

Bibliografía:

Tarrow, Sidney, “El poder en movimiento. Los movimientos sociales, la acción colectiva y
la política”. Capítulo I: La acción colectiva y los movimientos sociales. Ed. Alianza, Madrid,
España, pp. 33-65, 1997.

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