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RESUMEN
más allá del aspecto económico, puesto que las industrias culturales y particularmente
vida de una cultura dominante que prevalece sobre las otras. Por ello a pesar del auge de
El Tratado de Libre Comercio (TLC) recientemente celebrado con Estados Unidos fue
diversas industrias nacionales, pero fue muy poco lo que se mencionó respecto de sus
favorables para el país y para algunos gremios, totalmente perjudiciales. A través de las
distintas rondas de negociaciones, la opinión pública pudo conocer las posiciones tanto
de los defensores como de los detractores del tratado, pero con excepción de lo referente
a la propiedad intelectual, poco énfasis se hizo en materia de sus posibles efectos en las
industrias culturales.
materia, pareciera a primera vista que la regulación expedida con base en lo acordado en
de pantalla también disminuyó a raíz de la firma de sus respectivos tratados (Rey, 2005)
(Chaves, 2005).
Lo curioso es que aún en casos como el de México, donde el tema audiovisual no tuvo
nacionales de televisión?
audiovisual nacional?
Teoría Crítica (Horkheimer y Adorno, 1947), para llegar a una revisión del mismo a
para lo cual haremos una breve mención a los efectos de los TLCs de Estados Unidos y
METODOLOGÍA
la consulta de diversos tipos de documentos (Martínez López, 2004), técnica que resulta
partes pertinentes del tratado de libre comercio Colombia – Estados Unidos, las leyes
El término “Industria Cultural” acuñado por los teóricos Horkheimer y Adorno (1947),
entraña para ellos un contrasentido en tanto implica la unión de dos conceptos que
cultura, que proporciona a todas las partes bienes estandarizados para satisfacer las
demandas creadas por la misma industria, bienes que a su vez son diferenciados en su
forma para adecuarlos a los distintos tipos de consumidor, de manera que todos y cada
uno obtengan lo que desean y ninguno escape al sistema. Se comercializa de este modo
el arte como una simple mercancía, con lo cual se busca producir en el ser humano una
del sujeto, causada por su inmersión e integración dentro de un único sistema cultural y
de comunicación que, tal como lo plantearon Horkheimer y Adorno, no es más que una
para ello se necesita el beneficio capitalista, es decir, la aplicación de la lógica del libre
mercado, así como la participación de los sectores público y privado. Ahora bien, por
ser ésta una industria generadora de productos de consumo masivo, las diferencias
sociales aparentemente desaparecen, puesto que sus obras – productos - en los casos del
cine, radio y televisión, por ejemplo, son accesibles a un público de todas las clases
considerar que atrofia la inventiva y favorece estándares de baja calidad. (Morin, 1967).
cual circulan masivamente bienes de consumo y donde existen una serie de mecanismos
de control. En éste los consumidores no son pasivos, sino que interactúan con la
necesidades, tal como ocurrió durante las colonizaciones española y portuguesa, en las
Morin y Augustin Girard, entre otros), en la declaración final de las denominadas las
Jornadas del Desarrollo Cultural, en las que participaron el Consejo de Europa y otras
2011).
Para la misma época (1972) la UNESCO celebró en Helsinki la “Conferencia
Eurocult, en el cual se destaca que gracias al progreso técnico logrado se han creado
nuevos medios, los cuales están orientados a satisfacer las nuevas necesidades culturales
culturales: libro, prensa, audiovisual, teatro, museo, radio, disco, cine, televisión, las
cuales son a la vez un medio de acceso a los valores culturales universales y un medio
papel de los Estados Unidos como líder mundial exportador de cultura, hegemonía
“conjunto de procesos por los que una sociedad es introducida en el seno del sistema
correspondan con los valores y las estructuras del centro dominante del sistema o para
hacerse su promotor” (Schiller,1976 en Mattelart, 1997). Bernard Miège, por su parte,
analizó los problemas del capitalismo para producir valor a partir del arte y la cultura,
conjunto compuesto de elementos bien diferenciados, con sectores que tienen sus
Más allá del aspecto mercantil, Mattelart y Piemme consideran que la información, la
Finalmente, y sin que ello implique desconocer la validez de los distintos conceptos
acuñados por los diversos autores a través del tiempo, es pertinente mencionar la
logre, al menos en principio, un acuerdo conceptual sobre el tema, que a su vez servirá
con el mismo.
Desde sus comienzos en 1954, la televisión nacional en Colombia fue concebida por el
Gobierno de la época como una herramienta educativa y cultural, por lo cual con mayor
propia del país (Bernal y Dávila, 1999), particularmente considerando que los precios
bajos costos, enfrentados a los de realizar sus propias producciones, por la vía del
Colombia a través del Acuerdo de Promoción Comercial celebrado con los Estados
pantalla para los canales nacionales. Esta norma generó una acalorada polémica en los
Conviene precisar que esta ley fue recientemente declarada inexequible por la Corte
gobierno espera subsanar a la mayor brevedad, por tratarse, como ya se dijo, de una ley
y pertinencia.
producciones nacionales a través de la televisión, durante los últimos 15 años han sido
reguladas por dos leyes principales: la ley 182 de 1995 y la ley 680 de 2001, esta última
aquellas de cualquier género realizadas en todas sus etapas por personal artístico y
de ellas:
DE LUNES A VIERNES:
De las 22:30 horas a las 24:00 horas N.A. 50% nacional Se mantiene igual
De las 0:00 horas a las 10:00 horas 100% libre 100% libre Se mantiene igual
De las 10:00 horas a las 14:00 horas 55% nacional 50% nacional Se mantiene igual
De las 14:00 horas a las 19:00 horas 40% nacional 50% nacional Se mantiene igual
Tenemos entonces que durante los fines de semana y festivos, realmente se está
porcentaje obligatorio del 50% al 30%, mientras que en los demás horarios, por el
contrario, se está estableciendo una cuota de pantalla del 30% donde antes no la había,
es decir, se favoreció a la industria nacional, sólo que se hizo en los horarios de menor
audiencia.
Conviene precisar que la norma como tal no implica la obligación de emitir programas
extranjeros en la proporción permitida, sino que deja en libertad a los distintos canales
fines de semana este porcentaje desciende al 72%, lo cual significa que hasta el
momento no han hecho uso del total de producciones extranjeras que les permite la ley.
exactitud, dado que muchos de éstos son películas de cine que ocasionalmente pueden
negociación del tratado con los Estados Unidos, los representantes de ese país
De otra parte, no hay que olvidar que esta normatividad sólo aplica para la televisión
abierta, puesto que la cuota de pantalla no rige para la televisión por suscripción, en la
norteamericano.
cultural, a partir de 1994 entró en vigencia el Tratado de Libre Comercio con América
del Norte – TLCAN (NAFTA, por su sigla en inglés). Esta desconfianza tuvo su origen
televisión, medio que aún continúa siendo bastante protegido (Martínez, García y
Menchaca, 2007).
Para Centroamérica, por su parte, Estados Unidos suscribió el CAFTA, dentro del cual
merece la pena comentar el caso de Costa Rica, donde los aspectos más cuestionados
grabados en el extranjero fue limitado al 60% del total de programas emitidos por día
Otra experiencia interesante fue la de Chile, país donde se negoció una reserva cultural,
gracias a la cual se definieron de antemano ciertos temas sobre los cuales el estado
conserva total autonomía, tales como el apoyo a las industrias culturales y la cuota de
pantalla (Rey, 2005). En virtud de esta última, se determinó que el Consejo Nacional de
Televisión pueda fijar un porcentaje general del 40% de producción chilena durante
Germán Rey (2005), ya que en ese país se creó una “Coalición por la Diversidad
Cultural”, integrada por editores, artistas, creadores audiovisuales, entre otros, que
Perú es otro de los países latinoamericanos que maneja la cuota de pantalla, en virtud de
horario comprendido entre las 5:00 y las 24:00 horas, en promedio semanal. (Gaceta del
CONCLUSIONES
Como puede observarse, con el transcurso del tiempo el concepto de industria cultural
que su carácter industrial prevalezca sobre el cultural, con las negativas consecuencias
sino también en las relaciones de poder existentes en cada sociedad o entre naciones;
son hoy en día uno de los sectores más rentables en la economía y por lo tanto inciden
en los sistemas políticos de cada país. Al igual que las demás industrias, y en ocasiones
con mayor frecuencia, las industrias culturales ejercen una gran influencia en las
homogeneización e imperialismo cultural, utilizadas por los teóricos que hemos venido
citando, reflejan el peligro real que la industrialización de la cultura entraña para los
las poderosas industrias culturales estadounidenses, y en este orden de ideas, sin duda
disminución de la cuota de pantalla (del 50% al 30%), la cual se torna mucho más
relevante, por cuanto afecta precisamente la franja horaria de mayor audiencia durante
Ahora bien, al revisar la variación que ha tenido este aspecto a través del tiempo,
desprevenidamente podríamos concluir que este cambio no hace sino continuar una
tendencia que venía desde el año 2001, sólo que en esta ocasión no existe la posibilidad
de revertirla autónomamente por parte del Estado Colombiano, comoquiera que se
hecho de incluirlas dentro de los temas objeto de una negociación netamente comercial
limitaciones legales preexistentes, reflejaba desde mucho antes del TLC con Estados
americanización del país pudo haber sido muy eficaz en 1920, pero en los 90, cuando se
empezó a negociar el tratado, resultaba una prevención póstuma”, para luego concluir
que finalmente el resultado no fue tan apocalíptico como se esperaba. (Monsiváis, 1993
entendida como un “proceso por el cual se transfiere una idea desde una fuente a un
alterar el conocimiento del receptor sobre una idea, crear o cambiar su actitud hacia la
idea, o persuadirlo para que adopte la idea como parte de su comportamiento normal”
permita la transmisión de sus valores, ideología, estilo de vida, etc. (Miller, 2005). Pero
proponérselo, se está llevando a cabo una eficaz “modernización” de los países menos
norteamericanos.
Ello no significa que debamos aceptar con resignación este estado de cosas, como
Unidos.
sectores de su economía, de los cuales las industrias culturales no son una excepción. A
manera de ejemplo podemos citar la negociación del GATT en 1993 en Bruselas, donde
Europa y Estados Unidos lograron conciliar las diferencias surgidas respecto a los temas
agrícola y textil, pero no pudieron llegar a ningún acuerdo sobre el sector audiovisual,
dado que los norteamericanos exigían la libre circulación de sus productos culturales,
mientras que el acta 301 de su Ley de Comercio les permitía establecer restricciones a
los productos culturales extranjeros (García Canclini, 1996). Algún tiempo después, en
el año 2003, Estados Unidos se quejó ante la UNESCO de que esa organización
pretendiese aislar la cultura de los acuerdos comerciales neoliberales (Fraser, 2003 en
Si ello es así en Estados Unidos, con mayor razón se requiere la protección estatal en el
exenciones tributarias, subsidios, etc., con base en políticas de fomento y estímulo para
las producciones nacionales. En Colombia, por ejemplo, la Ley 814/2003 (Ley de Cine),
continental negociada en América Latina, el cual podría ser viable creando un mercado
para las industrias culturales y un sistema de incentivos y subsidios a nivel regional, que
Yúdice, 1996).
En este sentido, el mismo autor en época más reciente afirmó que los efectos de la
Canclini, 2005), mientras que según Martín Barbero (2002), “si hay un movimiento
fronteras- es el que pasa por las industrias culturales de los medios masivos y las
tecnologías de información.”
cada día cobra mayor validez el planteamiento formulado en 2005 por Toby Miller,
según el cual Estados Unidos debe apoyar acuerdos regionales alternativos para la
producción cultural en los países del Sur, en lugar de desalentarlos, concluyendo que el
Ley 182 de 1995 Congreso de la República de Colombia. Diario Oficial No. 41.681 de
Enero 20 de 1995.
Ley 680 de 2001 Congreso de la República de Colombia. Diario Oficial No. 44.516 de
Agosto 11 de 2001.
Ley 1520 de 2012 Congreso de la República de Colombia. Diario Oficial No. 48.400 de
Abril 13 de 2012.
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Gaceta del Congreso de la República de Colombia No. 103, Año XXI de Marzo 26 de
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Miller, T. (2005). Antiamericanism and popular culture. Budapest: Center for policy
2012 Cámara. Gaceta del Congreso Año XXI - Nº 103. Bogotá, 2012.
Rey, G. (2005). La cultura en los tratados de libre comercio. Diez preguntas sencillas
enero-agosto.