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La representación de la mujer en las

artes
Desde los curiosos ojos de nuestra Hipatia vamos a hablarles de la
representación de la mujer en las obras de arte. Los museos están llenos de
obras en las que su tema central es el cuerpo de la mujer, mientras que
pocas obras artísticas realizadas por mujeres han tenido ese privilegio. A
través de esas representaciones podemos conocer el papel que tenía
reservado la mujer en cada época. En el tiempo ha perdurado la concepción
de Vasari de que las mujeres artistas han sido algo excepcional en la
Historia del Arte. Por suerte este modelo vasariano ha quedado desmentido,
no sin muchas dificultades. Pero en el presente artículo nos centraremos en
las representaciones femeninas en el arte, partiendo quizás de las más
antiguas, la Venus prehistórica.

Bajo la denominación de Venus prehistóricas se denomina al numeroso


grupo de pequeñas esculturas femeninas de bulto redondo o relieves y de
pequeño tamaño encontradas en distintos yacimientos del Paleolítico
Superior, en Europa y Rusia. Son figurillas en las que los rasgos de los
rostros son muy esquemáticos, sin embargo los pechos, caderas, el
abdomen y vulva están muy destacados. Se cree que aluden a la fertilidad
de la mujer. Fechar estas esculturas es complicado, cada manual da unas
fechas, daremos las fechas aproximadas en que se encuadra el Paleolítico
Superior para que se hagan una idea de su antigüedad, sería entre los años
40-30000 al 12-10000 antes de nuestra era. Se cree que la más antigua es
la Venus de Dolní Vestonice de la República Checa. Otra de las más
conocidas es la Venus de Willendorf de Viena, o la Venus de Brassempouy
de París. Estas esculturas se relacionan con la continuidad de la especie,
rasgos que se mantendrán a lo largo de los años en otras representaciones
femeninas.

Las más numerosas sin ninguna duda son las que abordan temas religiosos
y mitológicos. La figura de la mujer se ha asociado a la moralidad, al vicio,
al pecado, a la santidad, a todo lo malo que pueda acontecer. Así Eva es la
tentación en todas las representaciones completamente desnuda, o con una
hoja que tapa su vulva. Es la que induce al mal, a través del ofrecimiento
de la manzana, es la que escucha a la serpiente, por lo tanto convierte a
Eva, la primera mujer en un ser sibilino por ende todas las mujeres lo son.
También las alegorías son mujeres, como es el caso de la Fe, la Virtud o la
Libertad. En la Edad Media hay pocas representaciones de mujeres, se ve
así la poca importancia que tenían, excluidas del ámbito público, encerradas
en el doméstico.
Es en el Renacimiento cuando empiezan a cambiar esas representaciones
de la mujer. Sobre todo en los temas de carácter mitológico, el desnudo de
la mujer es bastante más sugerente con cierta carga de erotismo, imagen
de la belleza. Que chocaba bastante con la moralidad de la contrarreforma
religiosa. Pero para que sea una mujer desnuda y nada más, todavía tendrá
que pasar algún tiempo. Hasta la llegada de las Vanguardias, aquí el cuerpo
desnudo de la mujer destila sexualidad a veces descarnadamente. Sirve
como denuncia, otras es una provocación directa, todo relacionado con los
cambios que se van produciendo en la sociedad con respecto al papel de la
mujer, y la relación que empieza a desarrollar con su propio cuerpo.
Pero mientras tanto qué pasa en nuestro país, sencillo, todo lo rige la
religión, por lo tanto el desnudo no aparece en muchas obras de arte
españolas. La figura femenina está muy vincula al mal. Los desnudos que
adquiría la corte, seguían la estela veneciana, como los de Tiziano. En esta
línea cobra importancia la obra de Velázquez La Venus del espejo (ca.1647-
1651), es una rareza de desnudo femenino. Establece un juego visual entre
el erotismo y voyeurismo. Es una alegoría de la belleza pero con algo de
narcisismo, pero no deja de ser una diosa. Es Goya el que marca la
diferencia con La maja desnuda (ca. 1790-1800). Es la primera vez que se
representa a una mujer desnuda, sin ninguna connotación mitológica o
religiosa. Pinta una mujer de verdad sin ningún tipo de idealización. Goya
pinta a las mujeres del pueblo en los Desastres de la guerra, a las madres,
las trabajadoras, las desesperadas, las luchadoras, las ancianas. También
pinta a las mujeres como brujas, mujeres con poder, a las burguesas, a las
campesinas, etcétera.

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