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Nuevo Éxodo

Me voy de mi vieja aldea


a la deriva de nada.
No hay tiempo humano que vea
ilusión abandonada.

Adiós amores y amigos,


nunca más ansiado sueño:
de mi casa ser el dueño
sin la sangre de enemigos.

El destino me separa
de la infancia siempre mía.
Que las risas, quién diría,
por la soledad cambiara.

Desmoronados los muros,


generaciones perdidas
y familias divididas
por esperpentos perjuros.

Cómo salvar la existencia


de esta cosa que batalla
contra la razón canalla
de la inútil resistencia.

Sobrante, trozo, fragmento,


era todo aquello que era,
presa por el pensamiento
de la muerte que me espera.

Quien busca el Paraíso,


buena suerte a su jornada:
el camino es indiviso
y promete retirada.

Mi espíritu de los cielos


solía ser desdeñoso,
en el campo silencioso
se secaron mis anhelos.

De amaneceres y arena
están colmados mis ojos,
llevo en el pecho despojos
y la duda de condena.

Agotados los caminos


y la ilusión del mañana,
dejo al azar el destino
en pos de tierra lejana.
Inútil es el regreso
y triste el tiempo restante.
Por el camino ignorante
voy bajo la sombra preso.

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